septiembre 06, 2010

Mensaje del Presidente de la Confederación Argentina, Santiago Derqui, al abrir las sesiones del Congreso Legislativo Federal (1860)

MENSAJE
DEL
PRESIDENTE DE LA CONFEDERACIÓN ARGENTINA
Santiago Derqui
AL ABRIR LAS SESIONES DEL CONGRESO LEGISLATIVO FEDERAL
EN 17 DE MAYO DE 1860
En la Ciudad del Paraná, capital provisoria de la Confederación

SEÑORES SENADORES Y DIPUTADOS:
Un deber constitucional os reúne aquí, y es cumpliendo con el mío que voy a dirigiros la palabra y diseñaros la situación general del país.
Grandes sucesos consumados durante vuestro receso, han venido a prepararos una nueva situación que vuestra prudencia, ilustración y patriotismo sabrán hacer fructificar.
Cuando en el año que ha concluido terminaron vuestras sesiones, os separasteis de este recinto en medio de la agitación que precede siem¬pre a la lucha y dejasteis al Gobierno empeñado en el propósito de dar cima a la misión que le confiasteis por vuestra ley de 20 de Mayo. Hoy volvéis aquí bajo los auspicios de la paz, que mi- ilustre predecesor ha sabido asegurarnos, y encontráis más robustecida vuestra autoridad por el prestigio de un nuevo triunfo que debiera envaneceros, si no fuera alcanzado sobre hermanos.
Yo os saludo, pues, señores Senadores y Diputados, con el ferviente entusiasmo que tales acontecimientos me inspiran, y os invito a la gloriosa labor que ellos nos imponen.
La situación general del país es próspera y feliz, por más que hayan venido a combatirla penosas contrariedades. Cuarenta anos de guerra civil han formado, por decirlo así, la educación de dos generaciones; no era posible esperar entonces que el corto periodo que llevamos de vida constitucional fuese bastante a extirpar los malos hábitos y las funestas propensiones que nos legara aquella época. Sin embargo, el pueblo argentino, que tiene hambre y sed de justicia, que ansia la paz y el progreso, se radica cada vez más en el culto de sus instituciones.
Fiando en esa seguridad, mi gobierno se encuentra animado de muy lisonjeras esperanzas y ha acometido con entusiasmo y con fe las tareas de la administración.
A pesar de la penuria del erario nacional, reagravada por las erogaciones extraordinarias que ha sido necesario hacer, todos los puertos principales de los ríos Paraná y Uruguay son visitados ya por paquetes a vapor desde Corrientes y Concordia hasta Buenos Aires y Montevideo.
En medio de la paz que estamos llamados a sostener y cultivar, el gobierno está empeñado en la completa ocupación y colonización del Chaco, para dejar en poder de la Nación este rico y extenso territorio, y a las provincias del Norte de la Confederación, en inmediato contacto con el rúa Paraná. Mi Ministro, secretario en el Departamento del Interior, os instruirá oportunamente de las medidas que al efecto se han tomado y de la facilidad de realizar ese pensamiento al menor esfuerzo de la Nación.
La navegación regular del Río Bermejo va a realizarse, después de los ensayos y esfuerzos que se han hecho para establecerla; una expedición con buques aparentes está ya en marcha y es de esperar que muy luego tocaremos sus resultados.
Mi gobierno se ocupa hoy de abrir y establecer un camino recto desde la ciudad de Santa Fe hasta la de Córdoba, el cual en muy pocos meses más quedará cómodamente practicable. Se han hecho trabajos y se continúan haciendo para mejorar el camino de las provincias de Cuyo al Rosario. Este propósito demanda mayores gastos y sólo puede adelantar en proporción de los medios con que cuenta el Gobierno.
El pensamiento de ferrocarril, que algunos creyeron imposible, tiene hoy más que nunca probabilidades de realizarse; él ha despertado un nuevo interés en los capitalistas más notables de Inglaterra, y no creo exagerar cuando os digo que ese pensamiento ha tomado tales proporciones que, realizado, será uno de los acontecimientos más notables del presente siglo. Hoy se trata de llevarlo hasta la costa del Pacifico, abriendo así una nueva vía que ha de operar una revolución en el comercio del mundo y muy en breve conoceréis los medios y las probabilidades con que contamos realizarlo. Entretanto, ya no extrañaría si estas palabras fuesen recibidas con la indiferencia que la incredulidad inspira; porque es natural mirar con cierto desaliento tan colosal idea; pero no tomo menos del Congreso, que ha de juzgar por si mismo en el asunto do que os hablo. De todos modos, si en los designios de la Providencia está resuelto que a nosotros no nos sea permitido dar cima a tan gran proyecto, es seguro al menos que no ha de negarnos el poder de realizarlo en la proporción mas modesta en que fue iniciado.
La Confederación Argentina, fiel al cumplimiento de los tratados que ligan a las potencias de América y Europa se mantiene en paz con todas las naciones. Mi anhelo mas ardiente es el de estrechar nuestras relaciones internacionales y poder fundar en ellas, así como en el desarrollo de una política justa y liberal, la prosperidad de la República.
Inglaterra, y la Francia continúan dando al Gobierno Argentino las más apreciables demostraciones de amistad. La Inglaterra ha sido constante en reconocer con alta justicia y previsión, la unidad de nuestra soberanía exterior. Igual política han observado los Estados Unidos, la Prusia, Portugal, Cerdeña y Bélgica, Si la Francia creyó revestido de la suficiente autoridad al Gobierno de Buenos Aires, ante el derecho de gentes, para nombrar ministros públicos, admitiendo un carácter diplomático un agente de aquella fracción de la República, me persuado que las declaraciones del convenio de 11 de Noviembre, decidirán al Gobierno de S. M. Imperial a considerar en todo su fuerza y vigor el principio de indivisibilidad en la representación de la nacionalidad argentina. Al reconocimiento de este principio que establece la integridad de la República, contribuyeron del modo más generoso, facilitando con sus buenos oficios un arreglo entre las partes disidentes, los plenipotenciarios del Paraguay, de Francia y de Inglaterra, influyendo especialmente el primero en tan feliz resultado.
También el Brasil ofreció en la misma época su interposición amistosa, que circunstancias especiales dejaron sin efecto y que el Gobierno argentino ha sabido apreciar debidamente.
El tratado con España aprobado por el Congreso, al mismo tiempo que corona el triunfo de nuestra emancipación política, restablece, bajo los mejores auspicios, nuestras antiguas relaciones con la madre patria.
Es un motivo de grata satisfacción para mí recordar en ocasión tan solemne este acontecimiento que promete resultados tan felices.
Fue ha poco acreditado un Ministro residente de Bélgica, cerca del Gobierno de la Confederación. Con él celebró la administración anterior un tratado de amistad, comercio y navegación, del cual se ocupa con interés el actual Gobierno.
El Gobierno de Bolivia se ha opuesto hasta el presente a la reserva con que fue aprobado por el Congreso el tratado concluido con aquella República. Sin embargo, espero que considerando el asunto cederá cm beneficio de los intereses de ambos países, a una condición equitativa destinada tan sólo a poner a salvo un derecho que la Confederación no ha abandonado nunca.
Nuestro Ministro Plenipotenciario cerca de la Santa Sede, encargada de negociar un concordato que determine con precisión las relaciones entre la Iglesia y el Estado, ha vuelto de su misión sin haber conseguido llenar todos los objetos encomendados a su reconocida inteligencia. La situación de Roma, en estos momentos es probable que haya influido poderosamente en el mal éxito de una negociación tan importante, sin abandonar la esperanza de que el Gobierno argentino llegue más tarde a entenderse can el de Su Santidad sobre los puntos que han impedido con el más profundo pesar de los conflictos que afligen actualmente al magnánimo corazón de Pío IX. Nacido en la fe católica, mis votos más íntimos son porque la sabiduría de los hombres, iluminada por la Providencia, encuentre un medio de armonizar el decoro y el poder de la Iglesia con lo que se debe a la libertad y a la independencia de los pueblos.
Por el Ministerio correspondiente se os instruirá en sus detalles del estado de nuestras relaciones diplomáticas.
Por la memoria que ha de presentaros mi Ministro Secretario en el Departamento de Hacienda, os impondréis también del estado de este importante ramo de la administración.
Con ese documento se os presentarán cuadros y explicaciones que os hagan conocer nuestra verdadera situación rentística. Ella, ciertamente, no es muy lisonjera, pues las exigencias de la guerra han excedido a los recursos que el Gobierno pudo proporcionarse por operaciones de créditos y otros arbitrios. Entretanto, es notable ver que a pesar de la paralización mercantil que es consiguiente del estado de guerra, la exportación del país ha sido mayor que en los altos anteriores. Esto prueba el desarrollo de nuestra riqueza y que la confianza no había abandonado a los especuladores.
Para cubrir el déficit producido por los gastos de la guerra, en la renta del ejercicio, me propongo hacer algunas economías y dar tal ensanche a las operaciones del crédito, que me permita marchar can más desahogo a la administración, y muy en breve se os presentarán varios proyectos en el sentido indicado.
La agitación de la Justicia Federal, tan necesaria para mantener el equilibrio entre los poderes públicos que constituyen el Gobierno, y para hacer efectivas las garantías individuales que la Constitución ha consagrado, ha llamado muy preferentemente mi atención.
No es fácil establecer desde luego todo el sistema de administración judicial que ha planteado la ley de su organización; pero he comprendido que por ahora era indispensable, al menos, la instalación de la Suprema Corte, que por si sola tiene funciones privativas que desempeñar. Os anuncio, pues, que muy pronto ese alto tribunal quedará instalado y sucesivamente las cortes inferiores de distrito.
El culto católico que la Constitución impone al Gobierno el deber de sostener, es atendido con preferencia aun en medio de las dificultes que ha sido necesario vencer para subvenir a los gastos generales de la administración.
El Gobierno comprende bien la poderosa influencia que tiene en la sociedad el culto externo que se tributa a Dios; así es que al consagrarse con preferencia al propósito de sostenerlo, no sólo obra con la conciencia fría del deber, sino también con el entusiasmo que sus propias creencias le inspiran, y en la convicción de que alimentando el espíritu religioso en el país, fomenta un elemento poderoso de perfeccionamiento social.
Es próspero y halagüeño el cuadro que nos presentan los establecimientos de educación que la nación costea; muy poco tiempo más y la Confederación tendrá ya nuevos hombres en la juventud inteligente que hoy se educa. Algunas reformas es necesario hacer para perfeccionar el sistema de los estudios mayores y regimentar mejor la disciplina de los establecimientos de instrucción superior; tan luego como ellas se hayan podido formular en proyectos, os serán presentados por el Ministerio correspondiente.
Recién desembarazado de una guerra que ha absorbido toda la atención del Gobierno, todos los recursos del país, y que ha puesto en movimiento la mayor parte del ejército, los esfuerzos de la actual administración han tenido que limitarse ahora a la reorganización de las fuerzas colocándolas en sus diversas guarniciones y volviéndolas a su estado normal.
El cambio constitucional de administración ha sucedido tan inmediatamente después de la conclusión de la guerra, que el Gobierno que ha concluido no ha tenido tiempo material para volver al ejercicio, a su pie de paz y continuar el sistema de organización progresiva que había iniciado.
La actual administración, en el corto periodo transcurrido desde que tomó la dirección de los negocios públicos, no ha podido ni continuar el sistema de organización a que me he referido, ni menos desarrollar los diversos proyectos de reformas útiles y se necesarias para el ejército que, aunque obvias y conocidas por el Ejecutivo, exigen tiempo y, sobre todo, circunstancias fáciles de erario, para su plantación y desenvolvimiento.
Ha sido nombrado General en jefe del ejército y armada, el Excmo. Capitán General D. Justo José de Urquiza. El fundador de nuestra organización constitucional, el ilustre General que acaba de entregar la primera magistratura del país, era el más a propósito para continuar la organización que él mismo había planteado, prestando su cooperación al Gobierno.
La cantidad del material de guerra reunido para la última lucha era considerable, y au conservación se presentaba al momento como objeto de atención. Esto ha dado lugar a la fundación del Parque Nacional sobre un pie modesto, pero que rendirá el servicio que se le demarca.
Se ha organizado bajo un pie nuevo el personal de las dos oficinas principales del Departamento: el Ministerio y la Inspección General de Ejército; se ha aumentado un poco el número de empleados en ellas, pero como se designa para llenar las vacantes jefes y oficiales del ejército que gozan sueldo en actividad, la medida viene a ser una verdadera economía en la lista militar, agregándose a esto la incalculable ventaja de que nuestros jefes y oficiales adquieran nociones de administración militar que hasta ahora las estado tan atrasado entre nosotros.
Muy pronto estarán instaladas en esta capital las academias teórico-prácticas de las tres armas que se han mandado establecer bajo jefes superiores muy competentes. En la imposibilidad, por el momento, de establecer una escuela militar para la educación de la juventud que se dedique a la carrera de las armas, es indudable que estas academias de oficiales llenaran en algo ese vacío.
El estado de ha fronteras-y sus medios de defensa llaman muy seriamente la atención del Ejecutivo. La línea sobre el Chaco que, a consecuencia de la guerra y consiguiente absorción de recursos, había languidecido en su planeación, ha sido objeto de un cuidado preferente, y el Comandante general ha marchado hace pocos días abundantemente provisto de los recursos necesarios para continuar y llevar a cabo esa grande empresa.
En este momento el Departamento se ocupa de los medios de establecer una línea de frontera combinada y eficiente, desde la confluencia de las líneas de Santa Fe y Buenos Aires hasta los Andes, línea que, bajo un solo sistema uniforme, asegure la defensa de toda la línea Sur de la frontera de la República.
En la Memoria que os presentará el Ministro del ramo, encontrareis las piezas oficiales que prestan los conocimientos detallados de estas a que ligeramente me he referido. Esa misma memoria desarrollará los diversos proyectos de ley que se os presentarán para complementar nuestra organización militar.
Una consecuencia de la ultima guerra, es tener marina, aunque diminuta y con una organización muy perfecta; pero la experiencia nos ha mostrado que es preciso tenerla y organizarla aunque en bien pequeña escala, y no esperar un momento de lucha para armar de prisa malos, peor organizados y con sacrificios imponderables del erario. Esto es una consecuencia inevitable de no tener marina permanente y bajo un pie de organización regular.
El estado naciente de nuestra marina no me permite extenderme mas sobre ella, y para la apreciación de la necesidad y medios de contenerla, os refiero a la Memoria del Ministro del ramo.
He ahí, señores Senadores y Diputados, el cuadro de nuestra situación actual, trazado con la lealtad que cumple a mi deber. Vosotros que venís aquí de todos los pueblos de la Confederación, debéis conocer mejor que yo su pensamiento y sus deseos. Debéis saber también cuales son las necesidades y cuales los elementos de prosperidad que la mano del Gobierno puede explotar en favor de ellos. Ese conocimiento os pone en aptitud de herir las dificultades que ofrezca la situación, y entonces vuestras deliberaciones tendrán doble prestigio: el de la autoridad y el del acierto,
Tal es d deseo con que os saludo al declarar que están abiertas las sesiones del Congreso.
Paraná, Mayo 17 de 1860.-
SANTIAGO DERQUI

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