DISCURSO PRONUNCIADO EN EL LOCAL DEL CENTRO N° 17 DEL PARTIDO SOCIALISTA, EN BUENOS AIRES, REPUBLICA ARGENTINA [1]
“Imperialismo y Socialismo”
Manuel Baldomero Ugarte
[26 de Agosto de 1935]
Con verdadera emoción vuelvo a levantar la voz en un mitin de nuestro partido. Simple hombre de estudio y de pluma, sin pretensiones oratorias, con todos los recuerdos, con todo el fervor de los primeros años, traigo para los militantes que me escuchan y para los que no están aquí, jóvenes y viejos, para los que fueron mis compañeros en las épocas heroicas y para los que han venido más tarde, mi saludo más efusivo y más cordial.
Vengo luchando desde aquella época en que una parte de nuestra América empezó a ver sus territorios temporalmente ocupados por tropas extrañas en México, Nicaragua, Cuba, Santo Domingo, mientras los gobiernos de las demás repúblicas latinoamericanas se encogían de hombros y dejaban hacer, rindiendo culto al espíritu localista y pequeño, azote de nuestras repúblicas. Que lo quieran o no, hoy todas ellas forman en el Nuevo Mundo un organismo superior que se disminuye con la disminución de cada una de sus partes. Porque siendo la América Latina un cuerpo -casi un cuerpo humano- si se enferman las piernas o el corazón, ¿de qué servirán los brazos que quedan indemnes sino para extenderlos a la puerta de la Sociedad de las Naciones, pidiendo la limosna de la libertad? La mano o la cabeza que quedan sanas sólo pueden salvarse si se salva el organismo entero.
Lejos de debilitarse, el imperialismo ha seguido prosperando en estos años y hoy nos encontramos frente a tres corrientes: la del imperialismo norteamericano, la del imperialismo inglés y la del imperialismo, naciente, pero ya peligroso, del Japón.
Tenemos que combatir más que nunca los excesos del imperialismo porque ha llegado acaso una encrucijada histórica en la que sólo se salvarán los grupos humanos que tengan la firme voluntad de vivir. Nuestro partido socialista puede afrontar el problema del imperialismo sin que le ciegue la pasión o el interés. Porque el imperialismo no es, después de todo, una ley ineludible de la especie: es un fenómeno que fluye de la organización social. La felicidad de unas porciones de humanidad no puede estar condicionada por la desgracia de otras porciones de humanidad. Para que unos pueblos sean felices no es indispensable que otros pueblos sean desgraciados. Hay seguramente un punto -y aquí oigo y coreo los acentos emocionados de nuestra Internacional hay seguramente un punto, en que ha de ser posible, conciliar los intereses opuestos, dentro de una reconciliación de las almas, en el momento más alto de la humanidad".
MANUEL UGARTE
[1] Fuente: Archivo Gral. de la Nación Argentina.
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