noviembre 07, 2010

Renuncia de Manuel Ugarte a su candidatura a Diputado para las elecciones de 1906 (1906)

RENUNCIA A LA CANDIDATURA A DIPUTADO PARA LAS ELECCIONES DE 1906, A CELEBRARSE EN BUENOS AIRES [1]
La representación obrera
Manuel Baldomero Ugarte
[1906]

Muy estimado compañero:
Agradezco profundamente el honor que me hace el Centro Socialista de la Circunscripción 20° al elegirme como candidato para las próximas elecciones legislativas y aprecio en lo que vale la nueva prueba de estimación que me dan los correligionarios. Enemigo de la injusticia social, estoy dispuesto a ser útil al proletariado en todas las circunstancias, pero por razones que vaya exponer sucintamente, me veo obligado a rogar a ustedes que renuncien a sostener mi candidatura.
Cuando un hombre nacido dentro de la burguesía se apercibe de que son abusivos los privilegios de su clase, y comprendiendo los dolores de la masa popular, va hacia ella, atraído por un gran ideal de reparación y de concordia igualitario, debe hacerlo como simple soldado y no como jefe.
Al renunciar a los beneficios que le procura una organización social caprichosa, renuncia también al privilegio de gobernar y vuelve a entrar en las filas.
Si conservase, aunque de una manera indirecta, sus prerrogativas de clase y siguiese siendo director en el nuevo medio elegido por él, los malintencionados podrían hacerle el reproche de que su conversión no fue leal y de que la consumó con el fin ambicioso de apoderarse de una fuerza inexplotada y abrirse ruta al abrigo de la competencia.
Además, los obreros deben defenderse de la excesiva bondad que les mueve a colmar de favores a los recién llegados y a seguir confiando sistemáticamente la dirección de sus asuntos a hombres nacidos fuera de su clase social cuando ya tienen ellos la reparación y la responsabilidad necesarios para conocer sus exigencias y traducirlas.
El socialismo sería una ficción si, bajo otro nombre y con modificaciones de lenguaje, el poder y la influencia siguieran en manos de una minoría y si, con pretexto de aptitud, continuaran presidiendo los mismos.
Claro está que se hallan más preparados para gobernar los que han gobernado siempre, pero si el proletariado abriga el propósito irreductible de emanciparse, sólo lo conseguirá afrontando al fin la responsabilidad de conducir sus propios asuntos.
Bien sé que hay hombres valiosos por su habilidad y su resolución y desde aquí aplaudo y sostengo sus candidaturas. Pero al lado de estos intelectuales, deben figurar algunos proletarios, iniciando así su aprendizaje político.
Mi deseo sería que nuestra circunscripción fuese representada en la Cámara por un obrero que, sencillamente, con la fresca audacia de la sinceridad, revelase a los pudientes, los sufrimientos y las aspiraciones de sus compañeros.
Los desertores de la burguesía no deben ser el lujo del partido, sino sus servidores más humildes, y yo tengo placer y orgullo en ceder el puesto de honor a uno de esos héroes de la labor diaria.
Como escritor y como ciudadano, he dicho cuanto he podido en favor de la causa que creo justa, pero cumplir con un deber no es hacerse acreedor a una recompensa.
Cuando haya una dificultad que vencer, una opinión que dar, una fatiga, un conflicto, acuérdense ustedes de mí, pero olvídenme en los honores. Convencido de que el escritor debe ser un ciudadano, continuaré difundiendo en mis crónicas, en mis libros, en mi labor tenaz de publicista y de poeta, nuestro alto programa de transformación social y difundiendo las verdades que deben hacer de nuestra vida torpe el alegre jardín de todos los sueños. Aunque pueda parecer ambicioso, sólo aspiro a una alta recompensa: ver en tomo menos desigualdad y menos injusticias dolorosas.
Sea usted, mi estimado compañero, el intérprete de mis sentimientos de fraternidad social y diga a los amigos de la circunscripción que les acompaño en sus luchas y que dispongan de mí en cuanto pueda serles útil.
MANUEL UGARTE

[1] Reproducida en El arte y la democracia. F. Sempere y Cía. Editores, España, 1906.

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