noviembre 07, 2010

"Sobre la Neutralidad - [Declaraciones durante la 1° Guerra Mundial]" Manuel Ugarte (1917)

SOBRE LA NEUTRALIDAD [1]
(Declaraciones durante la 1° Guerra Mundial)
Manuel Baldomero Ugarte
[1917]

A “El Universal” de México, el 3° de mayo de 1917:
Debe saberse de una vez por todas que no tengo en la guerra más partido que el que deriva de los intereses de mi América. Si los Estados Unidos se hubieran inclinado del lado de Alemania, yo hubiera estado contra Alemania. Si Alemania lastimara mañana en cualquier forma nuestra soberanía, yo lucharía contra ella. Pero en los momentos actuales, los intereses son paralelos y no habrá campaña que acalle mi expresión de verdad, porque si mi vida entera es garantía de honradez, también es garantía de firmeza.
A “El Tarapacá”, de Chile, el 25 de julio de 1917:
Hasta que los Estados Unidos se mantuvieron neutrales, nadie puso en tela de juicio en nuestros países la neutralidad. ¿Cómo se explicaría, qué excusa daríamos si empezáramos a discutirla ahora a raíz de la entrada de Estados Unidos en la guerra? No sería ésta la confirmación del sutil y secreto protectorado que ninguna nación latinoamericana puede aceptar honradamente. Para decidir nuestra actitud, no debemos levantar los ojos hacia el Norte, sino consultar nuestras propias necesidades y conveniencias. Es más: debemos aprovechar la circunstancia feliz para" desligamos del engañoso panamericanismo que ha hecho de las repúblicas libres fundadas por Bolívar, San Martín y O'Higgins, una anodina sucesión de ceros. La neutralidad es realmente indispensable. La América Latina debe permanecer irreductiblemente neutral, sobre todo desde el momento en que encima de ella se dejan sentir presiones incompatibles con su inalienable autonomía.
A “El Universitario” de Santiago de Chile, el 14 de agosto de 1917:
Los choques entre los pueblos han sido originados siempre por intereses materiales de orden económico o territorial que han tomado la forma o apariencia de reivindicaciones de justicia o de instintos generosos, pero esta forma ostensible ha sido sólo la fachada con que se ha tratado de alcanzar la simpatía de los de afuera, ocultando los verdaderos móviles que llevaban a la acción. Que los listados Unidos proclamen su respeto a las nacionalidades débiles y su apasionamiento por la justicia en los propios momentos en que pisotean la libertad y la autonomía de naciones ultradébiles como Santo Domingo, Haití y Nicaragua, en los propios momentos en que presionan abusivamente sobre México, me parece realmente una ironía y un sarcasmo.
De La Patria Grande:
Cuando estalló la guerra, fui hispanoamericano ante todo. Defendí la integridad de Bélgica porque vi en ella un símbolo de la situación de nuestras repúblicas. Pero no me dejé desviar por un drama dentro del cual nuestro continente sólo podía hacer papel de subordinado o de víctima, y lejos de creer, como muchos, que con la victoria de uno de los dos bandos se acabaría la injusticia en el mundo, me enclaustré en la neutralidad, renunciando a fáciles popularidades, para pensar sólo en nuestra situación después del conflicto. Algunos juzgaron, en el apasionamiento de aquellas horas, que porque los Estados Unidos intervenían en favor de los aliados, la política imperialista se purificaba retrospectivamente y olvidaron la situación de Nicaragua, el separatismo de Panamá, las invasiones a México, la agonía de Puerto Rico, cuanto nos hiere en nuestra propia carne. Yana lo olvidé, porque sabía que mientras los imperialistas defendían en Europa la justicia y el derecho de" los pueblos débiles, continuaban en América la política de dominación. Para subrayarla, el 15 de mayo de 1916, mientras la opinión mundial soñaba con una equidad permanente, desembarcaron tropas en Santo Domingo y arrasaron cuanto quedaba de la autonomía de aquel país. El acontecimiento pasó inadvertido en nuestros pueblos que olvidaban sus propias reivindicaciones para defender las de Europa. Pero con ese motivo, aprovechando una invitación de la Universidad de San Carlos salí, pocos meses después, para Las Antillas y México.
Atento sólo a los intereses de la América de habla hispana, continué en plena guerra mi prédica de 1900, de 1911, ele 1913, de toda mi vida. A mí no me tocaba averiguar si el imperialismo estaba desarrollando en Europa una acción benéfica o no, lo que me concernía era la acción y el reflejo de esa política, en el Nuevo Mundo, y como todo continuaba siendo fatal para nuestras autonomías, combatí otra vez, sin cuidarme de problemas extraños, ya que los extraños se han cuidado en todo tiempo tan poco de nosotros".
MANUEL UGARTE

[1] Archivo General de la Nación Argentina.

No hay comentarios:

Publicar un comentario