noviembre 08, 2010

"Solo Sandino representa a Nicaragua" Manuel Ugarte (1928)

SOLO SANDINO REPRESENTA A NICARAGUA [1]
Manuel Baldomero Ugarte
[Abril de 1928]

El patriotismo ha consistido a menudo, en ciertos países, en negar las realidades. Es patriota quien sostiene que la intervención extranjera no importa limitación de soberanía. Es patriota quien arguye que la nacionalidad queda intacta aunque se hallen las aduanas en poder de otro país. Es patriota quien cultiva la confianza jactanciosa de las naciones débiles. Así han creído algunos suprimir los peligros, negándose a mirarlos; así han disimulado las derrotas, no fingiendo verlas; así nos han traído hasta esta situación de vasallaje económico y político que los directores de la opinión en nuestras repúblicas no advirtieron nunca, no denunciaron y que pone hayal borde del abismo la existencia autónoma de Centro y Sud América.
Rechazamos, a la vez, la politiquería que desquició nuestro porvenir y la disimulación, a veces interesada, que envenenó nuestra atmósfera. Querernos afrontar las realidades, por penosas que ellas sean, con los ojos puestos en la Patria Grande del futuro.
La crisis de Nicaragua deriva de tres factores evidentes: Primero la ambición de la plutocracia de los Estados Unidos, ansiosa de acentuar su irradiación imperialista. Segundo, la indiferencia de los gobiernos oligárquicos de la América nuestra, incapaces de comprender los problemas del Continente. Tercero, la exigüidad de visión de los políticos nicaragüenses, afanosos de llegar al poder aunque sean con desmedro de los intereses de la patria.
Esta comprobación bastaría para dictamos una actitud frente al problema de Nicaragua.
Invadido como se halla gran parte del territorio de esa república por tropas extranjeras, imposibilitados como están para votar los elementos patriotas que forman en las guerrillas defensoras de la tierra natal, toda tentativa de elección resulta una injuria para la dignidad de ese pueblo.
Que la masa incontaminada de nuestras repúblicas no se deje engañar por una rivalidad de avideces entre dos bandos tradicionalmente sujetos a la influencia de los Estados Unidos. No nos deslumbra el sofisma de unas elecciones triplemente falseadas, por la presencia de tropas de desembarco, por el sometimiento de los dos grupos a los intereses del invasor y por el mutismo a que se hallan condenados los elementos más dignos de respeto. Fiscalizar esas elecciones o discutir sobre ellas, sería darles apariencia de legalidad y conceder jerarquía a minorías c1audicantes que se disputan el poder amparadas por el enemigo nacional.
El caso de Nicaragua no se puede resolver electoralmente. No hay más que dos divisiones en aquel país: de un lado los que aceptan la dominación extranjera, del otro, los que la rechazan. Como estos últimos no pueden votar, no cabe engañar a la opinión con vanos simulacros.
No admitamos, pues, diferencia entre liberales y conservadores, y hagamos bloque contra los derrotistas, contra los Presidentes y los candidatos ungidos por la Casa Blanca, contra todas las encamaciones que toma el mísero egoísmo de los caudillos subalternos.
El único que merece nuestra entusiasta adhesión es el general Sandino, porque el general Sandino representa, con sus heroicos guerrilleros, la reacción popular de nuestra América contra las oligarquías infidentes y la resistencia de nuestro conjunto contra el imperialismo anglosajón.
La sangre nuestra fue derrochada hasta ahora en luchas civiles estériles que sólo trajeron ventaja para los tiranos o para las oligarquías. La acometividad, el valor, el espíritu de sacrificio de nuestros pueblos, todo lo que tiene de grande el alma iberoamericana se malogró en agitaciones suicidas, que ora pusieron frente a frente a dos fracciones dentro del mismo país, ora devastaron a dos o más repúblicas limítrofes. Si fuera posible reunir en un haz de heroísmos todas las inmolaciones inútiles, habría fuerza para nivelar las montañas. Pero los hombres que tuvieron en sus manos ese tesoro popular, en vez de emplearlo en favor del bien común, lo malgastaron al servicio de sus egoísmos personales. Por la primera vez desde hace largas décadas corre esa sangre al margen de las ambiciones mezquinas y en beneficio de todos. Por eso estamos con Sandino, que al defender la libertad de su pueblo, presagia la redención continental.
MANUEL UGARTE

[1] Escrito en Niza, en abril de 1928, fue publicado en julio de ese mismo año en Amanta, revista dirigida por José Carlos Mariátegui en Lima, Perú. Y reproducido en diversos periódicos latinoamericanos. Archivo General de la Nación Argentina.

No hay comentarios:

Publicar un comentario