diciembre 03, 2010

Mensaje del Gobernador de Buenos Aires, Juan Manuel de Rosas, al abrir las sesiones de la Legislatura de su provincia (1844)

MENSAJE
DEL
GOBERNADOR
Juan Manuel de Rosas
AL ABRIR LAS SESIONES DE LA LEGISLATURA DE LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES
EL 27 DE DICIEMBRE DE 1843

¡Viva la Confederación Argentina!
¡Mueran los salvajes unitarios!
___

El Poder Ejecutivo
Palermo de San Benito, Diciembre 27 de 1843.
Año 34 de la Libertad, 28 de la Independencia
y 14 de la Confederación Argentina.
A la Honorable Representación de la Provincia
SEÑORES REPRESENTANTES:
Os saludo al inaugurar vuestra soberana misión,
Perseverantes, pero vanos, han sido los crímenes de los salvajes unitarios para privar a la República de este momento solemne. Os colma inmarcesible gloria, y os corresponde un renombre inmortal. El Omnipotente, ilustrando vuestros soberanos consejos, os ha concedido sublimes virtudes. La Confederación brilla con espléndido honor. Victoriosa y tranquila sobre el juicio de las naciones civilizadas, defiende heroicamente su libertad. Un acto de perfidia e inhumanidad horrenda, y complicaciones dolosas se han interpuesto a impedir el anhelado beneficio de la paz. Sus resultados acerbos son de la responsabilidad inmensa de los enemigos de la razón. La justicia ha prevalecido sobre sus combinaciones sangrientas, y vuestra sabiduría Y enérgica virtud han preparado victorias ilustres. Hay acontecimientos que, sobreviviendo a todos los recuerdos, inmortalizan el nombre de la nación a que pertenecen. Habéis llegado a este día feliz, y me humillo con gratitud profunda ante los favores infinitos de la Divina Providencia. Os felicito, Honorables Representantes, penetrado de humilde reconocimiento a la protección del Todopoderoso. Sumiso estoy a vuestra soberanía.
DEPARTAMENTO DE RELACIONES EXTERIORES
La Confederación Argentina, fiel a los principios de paz y estricta, neutralidad en los negocios internos de otros Estados, estrecha relaciones de buena armonía y perfecta benevolencia con las naciones amigas.
Os he dado cuenta, Honorables Representantes, de un suceso inesperado que exige vuestras altas meditaciones.
El comodoro D. Juan Brett Purvis, comandante de las fuerzas navales de S. M. B. sobre la costa oriental de Sudamérica, adherido a los enemigos de la Confederación en Montevideo, coopera a su triunfo. Ha inferido a la República agravios enormes. A sus intimaciones depresivas de la soberanía nacional unió el público insulto al pabellón argentino. En menosprecio de la ley de las naciones, de la fe de los tratados, dilata la guerra entre copiosa efusión de sangre, e inmensa pérdida de fortuna. En las explicaciones que sin dilación pidió el gobierno, y de que estáis instruidos, exigió la debida satisfacción y reparación por tan acerbos ultrajes.
Las seguridades oficiales, terminantes, amistosas, que dio el Ministro de S. M. en ésta, han sido renovadas por las declaraciones de la Corte de Londres. He sometido mi conducta a vuestro fallo soberano, y os habéis dignado acordarle vuestra entera aprobación.
Aunque el gobierno de S. M. B. reconoció el bloqueo del puerto de Montevideo, el mismo comodoro británico ha dado recientemente el nuevo escándalo de desconocerlo por segunda vez, a pretexto de haber el Presidente legal del Estado Oriental mandado cerrar para el comercio el puerto de Maldonado.
Tan desagradable suceso ha tenido lugar a los pocos días que el ministro británico informó a este gobierno haber recibido orden de S. M. para hacerle saber que, en cuanto a los procederes del comodoro británico en Montevideo, el gobierno de S. M. había enviado al comandante de sus fuerzas navales en el Río de la Plata instrucciones que aseguraban el debido respeto de su parte a los derechos beligerantes de la República Argentina.
El comodoro británico por este otro singular atentado ha reagravado los irritantes avances con que ha invadido los principios universales reguladores de la guerra y de la neutralidad. Ha atacado los derechos territoriales de la autoridad legal del Estado Oriental del Uruguay, y los beligerantes de las Repúblicas Argentina y Oriental. Ha echado sobre sí, y las fuerzas navales de S. M. B. bajo su mando, una inmensa responsabilidad ante ellas, ante la América, y el mundo civilizado. El Gobierno mira con profundo desagrado la inaudita obstinada conducta del jefe naval británico, contraria a la marcha amistosa y digna del ministro de S. M. Confiadamente espera obtener del gabinete de la Gran Bretaña la cumplida satisfacción, y reparación. S. M. y los gobiernos amigos verán en esta sinceridad y moderación, la prueba más significativa del constante amor a la paz. Es del estricto deber del gobierno no consentir jamás en la mengua de la soberanía, libertad, honor y dignidad de la Confederación. Oportunamente os dará cuenta del resultado, y someterá su conducta en este delicado asunto a vuestra soberana resolución.
El gobierno de la Gran Bretaña se dignó comunicar al de la República el sensible fallecimiento de S. A. R. el Duque de Sussex, muy amado tío de S. M. la Reina Victoria. La Confederación se asoció al duelo de S. M. Los empleados civiles y militares llevaron el luto de costumbre.
Anunció el venturoso nacimiento de una princesa que le concedió la Divina Providencia. El Gobierno felicitó a S. M. con íntima complacencia.
Por la indisposición en la salud del Gobernador de la provincia, no ha podido tener lugar la presentación de la Real Carta en que S. M. participa el casamiento de S. A. R. la princesa Agustina Carolina Elizabet María Sofía Luisa, hija mayor de S. A. R. el Gran Duque hereditario de Mecklemburg. Se complacerá el Gobierno en recibirla así que cese aquel inconveniente, y en expresar a S. M. sus cordiales felicitaciones.
El Gobierno confía que el de S. M. B., por un acto honorable de justicia, acerque el momento de atender los derechos de la República al territorio de las Islas Malvinas.
Las agresiones del comodoro Purvis alentaron parte de la población francesa en Montevideo a levantarse en armas contra la Confederación. El Ministro Plenipotenciario de S. M. el Rey de los Franceses cerca de este gobierno, con una marcha honrosa y recomendable, ha consignado y sostiene una explicita y alta reprobación de este incidente. El gobierno ha lamentado con intenso pesar tan extraño suceso. Las órdenes urgentes de S. M. no han alcanzado hasta hoy a terminarlo.
El Gobierno siente los males presentes, y prevé su perniciosa influencia en el porvenir. Íntimamente persuadido de la buena política de S. M., espera la evite por medidas de previsión y justicia.
Grato fue al Gobierno anunciaros que el de S. M. el Rey de los Franceses había aprobado la conducta de su Ministro Plenipotenciario en esta República sobre el reconocimiento del bloqueo puesto al puerto de Montevideo.
Consecuente a esta resolución, y a la política elevada que el gobierno de S. M. sostiene, el de la Confederación observa complacido, en la conducta honorable, pacífica y neutral de los agentes de S. M. , el grato resultado de la justicia de que está animado el gobierno de Francia en la actual guerra de la República contra Rivera.
S. M. ha retribuido con penetrante benevolencia el voto sincero que nos unió a su acerbo duelo por la muy dolorosa pérdida de S. A. R. el Duque de Orleans. Los empleados civiles y militares de la Confederación han llevado por dos días el luto de costumbre.
Un grave peligro amenazó a SS. MM. el Rey y la Reina, a S. A. R. la Duquesa de Orleans, y al Conde de París. La Divina Providencia, propicia a la Francia, se dignó preservarlos. El gobierno ha expresado a S. M. su contento y sinceras congratulaciones por este acontecimiento feliz.
El mismo Ministro de S. M. el Rey de los Franceses ha presentado las bases para el establecimiento de una línea de vapores que se ocupe de la correspondencia entre la Europa y la América. El gobierno con vivo placer las ha admitido, con las condiciones que creyó conveniente proponer.
Así que lo permita el estado de la salud del Gobernador de la Provincia le será grato recibir la Real Carta con que S. M. lo favorece, noticiándole el matrimonio de S. A. R. .la princesa Clementina de Orleans con el Príncipe de Sajonia Coburg Gotha, y felicitar a S. IL con sincero interés.
Os he dado cuenta que los ilustrados gobiernos de S. M. B. y de S. M. el Rey de los Franceses haciendo la debida justicia al de la Confederación, han aprobado las contestaciones de sus ministros plenipotenciarios en esta República, reconociendo el bloqueo del puerto de Montevideo. En la correspondencia con sus ministros en ésta, se halla consignada su reprobación colectiva de los actos del Comodoro Purvis.
La República de Brema ha ratificado el reconocimiento de la independencia de la Confederación, que, en nombre del Senado de aquella república, hizo el cónsul de Hamburgo en ésta.
El Gobierno mantiene sus relaciones de fraternal amistad con los Estados americanos. Observa invariable respeto a su independencia y estricta neutralidad en sus contiendas domésticas. Íntimamente desea su paz interior y exterior.
El Gobierno confía que el ilustre gabinete de los Estados Unidos de la América del Norte llegará a penetrarse de la justicia de nuestras reclamaciones.
Habéis sido instruidos, Honorables Representantes, de la correspondencia que ha tenido lugar con el ministro brasileño en esta República, con motivo de los procedimientos avanzados del Ministro residente en Montevideo sobre el desconocimiento del bloqueo de aquel puerto, y de la resolución que el Gobierno se vio forzado a tomar para la conservación de la paz con el imperio y salvar los altos respetos debidos a la dignidad de la República. Aprobasteis su conducta y le habéis prescripto altos deberes. Congratulase al considerar que el gabinete del Brasil, animado de una política amistosa y sincera, no desoirá las justas reclamaciones del Ministro argentino acreditado cerca de S. M., después de haber desaprobado la conducta de sus ministros en esta República y en Montevideo.
Gratos han sido al Gobierno los triunfos de las armas imperiales en la provincia de San Pedro en el Río Grande. Sinceramente desea que la connivencia del cabecilla Rivera con los rebeldes, no aleje la paz venturosa del imperio.
S. M. I. se dignó anunciar el casamiento de la Serenísima Princesa Doña Francisca Carolina, su muy amada hermana, con S. A. R. el Príncipe de Joinville, hijo de S. M. el Rey de los Franceses. El Gobierno felicitó a S. M. con acendrado placer.
Circunstancias notorias y bien conocidas de los Señores Representantes, no han permitido al Gobierno expedirse sobre algunos asuntos concernientes a las relaciones con el de la República de Chile, y retardado la salida del Ministro argentino. Así que sea posible lo hará con el espíritu de fraternal benevolencia que siempre le ha demostrado.
Una conspiración horrenda, alentada por los designios atroces del enemigo de la América, inquietó la paz y felicidad de Bolivia. Los asesinos han expiado su crimen. El Gobierno felicitó al ilustre Presidente de aquella República, por el favor especial con que le salvó la Divina Providencia.
El de Bolivia, animado de amistosos sentimientos hacia este país, ha acreditado un Encargado de Negocios, que el de la Confederación se ha complacido en reconocer.
Dispuesto se halla a vigorizar las amigables relaciones establecidas con aquella República, y a efectuar la misión que tiene anunciada. La República Oriental del Uruguay ha destruido el humillante predominio de un usurpador inhumano. Rige en la mayor parte de su territorio la autoridad legal restablecida por el voto y el denuedo de los orientales y de los argentinos. Próximo está el día feliz en que por la desaparición de elementos extranjeros y de los restos de las hordas del desertor americano, renazca la paz con las dos repúblicas del Plata, y cada una de ellas consolide su respectiva absoluta gloriosa independencia.
INTERIOR
Las provincias de la Confederación defienden su libertad con espléndida gloria. Sus gobiernos, leales al juramento sagrado de la independencia nacional y al pacto federal de la República, esclarecidamente cumplen su alta misión. Con perseverante decisión se manifiestan dispuestos a descargar el exterminio sobre los restos del bando de salvajes unitarios, y a sostener los sagrados derechos de la soberanía de la Confederación y de la América.
El Gobierno se complace en hospedar al Gobernador y Capitán General de Salta. Le acredita cordiales distinguidas consideraciones. Merece vuestra fina estimación.
El gobierno del Paraguay ha solicitado de éste el reconocimiento de la independencia de aquella provincia. El de la Confederación siente no haber podido prestar su aquiescencia. Le manifestó con espíritu de fraternal franqueza los gravísimos inconvenientes, y le ofreció enviar y acreditar cerca de aquel gobierno, luego que se lo permitiesen las atenciones urgentes de que se halla rodeado, un agente confidencial, encargado de hacer las explicaciones convenientes a este importante objeto.
El Gobierno, en testimonio de su amistosa sincera disposición y de sus vivos deseos por la prosperidad del pueblo paraguayo, sintió el placer de asegurarle que cualquiera que fuese la influencia que pudiera producir en el del Paraguay la relación de los poderosos motivos que justifican la resolución del de la Confederación, jamás las armas de ésta turbarían la paz y tranquilidad de aquel país, que le son cordialmente amadas, y en cuya conservación perdurable se interesa íntimamente.
La provincia de Entre Ríos, haciendo sacrificios inmensos, mantiene un ejército heroico incorporado al de operaciones de la Confederación. Siente esta benemérita provincia la grata satisfacción de hospedar al digno gobernante legal de Corrientes, y demás distinguidas personas de aquella administración.
La de Corrientes, desolada por una horda de salvajes unitarios, sufre acerbos males. El Gobierno prepara elementos que la sacarán de su infortunio, y restituirán al goce de la libertad que respiran los pueblos de la República.
Este es, Honorables Representantes, el cuadro de las relaciones exteriores y de las provincias de la Confederación. El Omnipotente ha fortalecido a la República en sus gloriosos peligros. Ilustrando vuestros consejos, y animando el valor de sus defensores, le depara una paz digna del honor argentino y de los altos hechos consignados para la historia de la libertad.
GOBIERNO
La provincia de Buenos Aires, fiel a su gloria denodada y heroica, inmortaliza sus virtudes. Ha celebrado regocijada las espléndidas victorias de la Confederación y de los orientales fieles defensores de la libertad.
Las premiosas atenciones de la guerra y altos asuntos del Estado han insumido todos los emolumentos del Gobierno. Negocios de gravedad le han impuesto asiduas meditaciones e inmensas tareas. Se complace en manifestaros que en medio de esta solicitud constante por el éxito feliz de la contienda de que pende la suerte de la República, no ha desatendido en lo posible el sistema interno de la provincia. Con los beneficios del orden y de la seguridad prospera y se engrandece.
Próvida y virtuosa concurre a fijar el fundamento sólido de su libertad civil. Ofrece al mundo las elocuentes lecciones que los infortunios de la anarquía habían hecho necesarias; y me habéis honrado inmensamente, Honorables Representantes, cuando me considerasteis capaz de presidir esta obra de reparación y salud.
Las largas y profundas discusiones que habéis consagrado a preservar la independencia nacional y los principios tutelares de la sociedad forman la más venturosa garantía de que con el mismo acierto, lealtad y sabiduría, llenareis en oportunidad otras gloriosas tareas.
La cultura social del país resalta en la desaparición de los delitos en la ciudad y campaña. Su población ha acrecido con asombro. Las buenas costumbres y hábitos laboriosos se consolidan, ofreciendo esperanzas felices a la libertad y porvenir de la patria.
El culto sagrado resplandece con dignidad.
Las instituciones de caridad, de beneficencia y de educación de ambos sexos llenan notablemente su objeto, auxiliadas por la piedad de un pueblo virtuoso ilustrado. El Gobierno en oportunidad les dedicará una especial atención.
Se ha instituido un nuevo importante establecimiento de educación, pública. Su progreso es satisfactorio y ofrece prósperos resultados.
El tribunal erigido para conocer de los recursos de nulidad e injusticia notoria, los Tribunales de Justicia, el Departamento de Policía, el Tribunal de Comercio, la Defensoría General de Pobres y Menores, los Juzgados de Paz en la ciudad y campaña, la Sociedad de Beneficencia, la Academia de Jurisprudencia, la Inspección General de Escuelas, la Administración de la Biblioteca, la de Correos, el Departamento Topográfico, el de Serenos, las Comisiones Administradoras del Hospital de Hombres y de Mujeres, la de Vacuna, y los empleados públicos en los diversos ramos de la administración, cumplidamente llenan sus deberes. Me complazco en reproduciros, Honorables Representantes, la grata convicción de que son dignos, como sus magistrados, presidentes, directores y demás funcionarios públicos, de vuestro elevado aprecio, del Gobierno y de sus conciudadanos.
Os habéis dignado consagrar al cinco de Octubre de 1820 una elevada distinción. Os rindo mi profundo reconocimiento por este honor a los valientes virtuosos ciudadanos que a mi lado alcanzaron la victoria de la ley. Muy encarecidamente os suplico sea esta la última. Ellos y yo nada más hicimos, como ciudadanos hijos de esta tierra, que llenar uno de nuestros primeros deberes.
Debía a vosotros, Honorables Representantes, a mis compatriotas, y a los amigos de la libertad republicana, la supresión que decreté de los títulos, honores y distinciones que me prodigaba en unos y continuaba en otros la excesiva benevolencia de mis conciudadanos. He borrado toda la pompa de estos recuerdos. Vuestra y de los argentinos es la inmensa gloria con que brilla la Confederación.
Dócil a vuestra voluntad soberana y soldado ciudadano de la libertad, no reservo en mi corazón otro orgullo que el de la gratitud a Dios, a mi patria, y a mis conciudadanos; ni deseo otro premio que vuestra ilustre, honorable, elevada aprobación.
Mirad, ahora, señores Representantes, la excelsa virtud y alta gloria del ejército.
GUERRA
Los rebajados y licenciados en diversas épocas, y los de la feliz campaña a los desiertos en los años 1833 y 34 prosiguen sus servicios, penetrados de entusiasmo y brío militar. Los voluntarios enganchados y los destinados han aumentado el ejército. Sirven con valor y ardiente decisión. La milicia activa combate virtuosa sobre el campo de! honor con timbres inmortales. La pasiva rinde recomendables servicios de fervoroso patriotismo.
Los hacendados auxilian por generosas patrióticas donaciones y merecen el distinguido aprecio del gobierno.
La comisión de caballos, el Parque de Artillería, la Comandancia del Puerto, las de los pueblos de la frontera y de Martín García, cumplen satisfactoriamente sus deberes con activo celo y honor.
El ejército sobre las fronteras, al que pertenecen las numerosas tribus de fieles indios amigos, sobrelleva con perseverante virtud los rigores e intemperie del desierto. En triunfos gloriosos ha vencido a los indios enemigos que el hambre precipitó sobre aquéllas.
¡Señores Representantes! Los ejércitos de línea y milicia y la escuadra de la Confederación, brillantes por el más esclarecido valor y virtuosa perseverancia, han acrisolado su amor a la libertad de la patria. Con lealtad sublime, subordinación heroica y glorioso denuedo, corresponden a su renombre y al voto de los libres. El cielo, galardonando su noble virtud y magnánimos sacrificios, les ha concedido victorias espléndidas.
La injusticia obstinada en privarle de un resultado feliz, no ha fatigado su constancia, ni abatido su denuedo. Jornadas inmortales se entrelazan ya a su favor, radiantes de esclarecida gloria. El desertor americano huyó de encontrarse con los vencedores en tantas jornadas de honor. En su fuga ha sentido el peso de sus lanzas victoriosas. Los reductos de Montevideo guarecen a enemigos innobles. El valor ardoroso del ejército se ha detenido ante los clamores de la humanidad y las esperanzas del mundo civilizado. Merecen, Honorables Representantes, los generales, jefes, oficiales y tropa, vuestras congratulaciones, vuestro augusto reconocimiento y el alto aprecio de la Confederación. Penetrado de íntima complacencia y honor en comandados, encarecidamente os recomiendo todas sus glorias, todas sus virtudes y fervoroso ardor americano.
El presidente del Estado Oriental, ilustre Brigadier don Manuel Oribe, presidiendo una serie de esplendorosos triunfos, brilla sobre los campos en que consignó los primeros timbres de su esclarecido valor y alta fama. Con inmenso honor ha colmado los votos de su patria y las esperanzas de la Confederación. El esclarecido Gobernador de Entre Ríos, General don Justo José de Urquiza, a la cabeza de un heroico ejército de la provincia, que dignamente manda, reluce con espléndidos lauros y heroico denuedo sobre el campo de la gloria.
El esclarecido General don Ángel Pacheco ha enaltecido su acreditado valor, su fama y su renombre.
El ínclito Brigadier don Guillermo Brown pertenece a los defensores ilustres de la libertad.
Comp1aceos, Honorables Representantes, en tan alta inmensa gloria, que la posteridad recordará con esplendor.
Es íntimamente grato para mí daros cuenta ahora de la hacienda pública.
HACIENDA
A vuestro patriotismo y sabiduría debe la hacienda pública estar asociada a los timbres de la patria. En conflictos dilatados y profundos habéis superado todas las dificultades. El poder de la virtud y del orden ha influido en tan satisfactorio resultado. El gobierno os dirige su elevado intenso reconocimiento.
Subsiste pendiente el arreglo y acomodamiento sobre el solemne compromiso en el empréstito de Inglaterra. No lo aleja de su vista el gobierno. Notorias son e insuperables las circunstancias que lo han retardado. Desea íntimamente la oportunidad de realizarlo de modo que en si mismo lleva la garantía de su puntual cumplimiento.
Los derechos exteriores y los impuestos interiores recaudados, han producido las sumas calculadas, sin notables diferencias.
Por no cumplir su encargo en la época de la ley algunas comisiones reguladoras de los capitales, han dilatado hasta fin del año la recaudación de la contribución directa.
El Fondo Público y Caja de Autorización se distingue por la marcha inalterable y honrosa que sostiene su crédito.
Las atenciones de la guerra no han impedido al gobierno consagrar la atención posible al fomento de la agricultura.
Nuestros fértiles campos, la guarnición de la frontera y la tranquilidad de la provincia, por el favor de la Divina Providencia, han acrecentado el número;" de sus ganados. Con actividad se mueven los capitales invertidos en empresas rurales. El gobierno no olvida para su oportunidad la amortización de la deuda clasificada.
El estado general de la Caja de Depósitos os instruirá del movimiento anual de tan útil establecimiento. Las oficinas de contabilidad, recepción, contribución y Casa de Moneda, desempeñan cumplidamente sus deberes. Dignos son sus jefes y empleados de vuestro aprecio, del gobierno y del público.
Recomendable es el patriotismo de los corredores de número en la formación del estado demostrativo de los precios corrientes de toda clase de efectos. Se publica con la regularidad posible.
La contabilidad sigue prestando la mejor garantía de la fiel administración de las rentas, por el sistema claro, veraz y público de su fiel inversión. Altamente grato es al gobierno presentaros y someter a vuestro examen, las cuentas de la provincia en 1843.
Pronunciad, Honorables Representantes, el fallo de vuestra conciencia, porque en la parte relativa a la administración del caudal público, os repito que jamás me consideraré investido con la suma del poder.
Se complace el gobierno en presentaros el Registro Oficial del mismo año. En el orden cronológico acostumbrado se han consignado en él vuestras honorables sanciones, los decretos gubernativos y todos los estados parciales y generales referentes a la administración del caudal público.
Los ingresos, gastos y suma presupuesta, presentan los resultados siguientes:
Las entradas ordinarias y extraordinarias, reducido el metálico a moneda corriente, suman treinta y ocho millones, setecientos cuarenta y dos mil, ochocientos treinta y un pesos, siete y cuarto reales (38.742.831 7 ¼).
De esta suma se rebaja la existencia en Tesorería que pasa a 1844, en metálico, moneda corriente y letras de aduana, para que resulte lo desembolsado en 1843, con arreglo al presupuesto. Importa, reducido el metálico a moneda corriente, tres millones, doscientos nueve mil, ciento quince pesos, tres y cuarto reales (3.209.115 3 ¼).
Resulta haberse desembolsado en 1843, treinta y cinco millones, quinientos treinta y tres mil, setecientos dieciséis pesos, cuatro reales (35.533.716 4).
Agréguese a esta cantidad veinte millones, cuarenta y cinco mil, seiscientos pesos, cinco reales que importa la deuda particular exigible, para demostrar el total de los gastos ordinarios y extraordinarios con arreglo al presupuesto de 1843 (20.045.600 5).
Son cincuenta y cinco millones, quinientos setenta y nueve mil, trescientos diez y siete pesos, un
real (55.579.317 1).
El presupuesto de 1843, incluso el de la Honorable Junta de Representantes, suma sesenta y ocho millones, trescientos veintiún mil, ochocientos ochenta y cuatro pesos, dos y medio reales, inclusa la deuda particular exigible (68.321.884 2 ½).
Queda demostrado haberse gastado en 1843, inclusa la deuda, doce millones, setecientos cuarenta y dos mil, quinientos sesenta y siete pesos, uno y medio reales, menos de la suma que votasteis (12.742.567 1 ½).
En los desembolsos que no han tenido lugar, por no haber entrado la suma del déficit, ni aun parte de ella en tesorería, en las bien notables economías en los gastos de la guerra, y en el cálculo sobre la duración de esta, encontrará Vuestra Honorabilidad el motivo de esa disminución.
Grato es, Honorables Representantes, que nuestro sistema de hacienda tenga tan sólida base, sencillez y claridad.
La ley del presupuesto impone al Gobierno el deber que se complace cumplir. Consolidada está tan preciosa garantía. Os presenta el de 1844. Examinadlo, y pronunciad vuestra soberana sanción.
Presupuesto general de sueldos y gastos para el año de 1844, inclusos los extraordinarios, reducido el metálico a moneda corriente.
Honorable Junta de Representantes: Cuarenta y siete mil setecientos veintiséis pesos (47.726).
Gobierno: Dos millones, trescientos veintidós mil, doscientos treinta y seis pesos cuatro reales (2.322.236 4).
Relaciones Exteriores: Un millón, cuatrocientos veintiocho mil, setenta y dos peso (1.428.072).
Guerra: Treinta y un millones, ochocientos diecinueve mil, trescientos cuarenta y ocho pesos, dos reales (31.819.348 2).
Hacienda: Incluso la deuda particular exigible veintiocho millones, ciento ochenta y un mil, quinientos veintiún pesos un real (28.181.521 1).
Importa: Sesenta y tres millones, setecientos noventa ocho mil, novecientos tres pesos siete reales (63.798.903 7).
Cálculo de recursos para 1844
Existencia en tesorería en letras y moneda corriente, reduciendo a esta el metálico: Tres millones, doscientos nueve mil, ciento quince pesos, tres y cuarto reales (3.209.115 3 ¼).
Colecturía
Por derechos de entrada y salida marítima y terrestres, de puerto, correos, pregonería, grados, alquileres, arrendamientos, intereses, corrales, saladeros y policía: Treinta y cuatro millones, cuatrocientos setenta y un mil, novecientos veintisiete pesos, dos reales (34.471.927 2).
Contribución directa: Dos millones (2.000.000).
Papel sellado, patentes y boletas de registro de marcas: Un millón ochocientos mil pesos (1.800.000).
Tesorería
Entradas extraordinarias: Un millón (1.000.000).
Venta de cueros: Ochocientos mil pesos (800.000).
Id. de fondos públicos existentes: Ocho mil ciento veintidós pesos uno y medio reales (8.122 1 ½).
Total de recursos: Cuarenta y tres millones, doscientos ochenta y nueve mil, ciento sesenta y cuatro pesos, seis y tres cuartos reales (43.289.164 6 ¾).
Déficit: Veinte millones, quinientos nueve mil, setecientos treinta y nueve pesos, y un cuarto de real (20.509.739 ¼).
Total de recursos, incluso el déficit: Sesenta y tres millones, setecientos noventa y ocho mil, novecientos tres pesos, siete reales (63.798.903 7).
A vuestras ilustradas deliberaciones sobre las medidas que proponga la administración que me suceda, pertenece proveer al déficit para mil ochocientos cuarenta y cuatro.
¡HONORABLES REPRESENTANTES!
Os he presentado el cuadro fiel de la administración. La Divina Providencia se ha dignado favoreceros en la preservación de los altos derechos e intereses de la patria. Inmensa es la gloria de la Confederación. Vuestros conciudadanos os rodean penetrados de ardiente gratitud. El gobierno os dirige intensas felicitaciones y profundo reconocimiento. La América os contempla; y el mundo admira la constancia virtuosa con que sostenéis los principios de la razón y los fueros de la libertad.
¡Legisladores! He consumado todos los sacrificios. Nuestra patria querida está libre, soberana, independiente. Os recuerdo todos mis pesares domésticos. Os intereso en los acerbos quebrantos de mi corazón, y en los padecimientos de mi debilitada salud.
No puedo más con un peso tremendo, ni abandonar los principios republicanos de toda mi vida. Dignaos, Honorables Representantes, admitir mi dimisión del mando supremo, que tantas veces, y con tan sobrada encarecida justicia he solicitado.
Siente emociones penetrantes al saludaros por la última vez en este recinto de espléndida gloriosa libertad. Me inclino ante Dios Nuestro Señor con humilde gratitud. El Omnipotente, sin cuyo favor es efímera la gloria, y frágil la virtud, corone, Padres de la Patria, vuestros trabajos con su propicia protección y vuestra obra con la ventura perdurable y feliz de la República.
JUAN MANUEL DE ROSAS

¡Viva la Confederación Argentina!
¡Mueran los salvajes unitarios!

El Poder Ejecutivo
Palermo de San Benito, Diciembre 30 de 1843.
Año 34 de la Libertad, 28 de la Independencia,
y 14 de la Confederación Argentina.
A la Honorable Representación de la Provincia
¡HONORABLES REPRESENTANTES!
En cumplimiento del superior decreto de 21 de Diciembre de 1837, en que se ordena que el mensaje que el Gobierno presente a la Honorable Junta de Representantes el 1° de Enero de cada año, designado para la solemne apertura de sus sesiones ordinarias, quede cerrado y datado en 27 de Diciembre del año anterior, y que cualquier suceso digno del conocimiento de la Honorable Representación de la Provincia, que tenga lugar desde el 28 de Diciembre hasta el 1° de Enero, le sea transmitido por una comunicación oficial, el infrascrito tiene el honor de dirigirse a los Honorables Representantes para darles cuenta que, por no haber sido aprobada la conducta del Comodoro Purvis en el nuevo desconocimiento del bloqueo de los puertos de Montevideo y Maldonado, por el Excmo. Sr. Ministro Plenipotenciario de S. M. B. en ésta, ha abandonado aquella medida hostil, que adoptó por sí solo, que intimó al Comandante General en Jefe de la escuadra de la Confederación Argentina en 20 del presente, y notificó en 21 del mismo al Cónsul General de S. M. B. en Montevideo; haciendo saber en su virtud a dicho cónsul, en 25 del que corre, que en consecuencia de la decisión del Excmo. Sr. Ministro Británico en Buenos Aires, considerase sin efecto el contenido de la de 21, relativamente a la suspensión del reconocimiento del bloqueo por los buques que llevasen la bandera inglesa.
Este suceso espectable, Honorables Representantes, por sí solo viene a confirmar el desafuero y arbitrariedad con que el Comodoro británico interviene en la guerra de esta República contra Rivera; el desacuerdo de su marcha hostil con las órdenes e instrucciones de su Gobierno; su injustificable decisión a entorpecer la marcha regular y decisiva de la guerra, y prolongar sus desastres; y el ardiente tenaz empeño en que se ha constituido contra la Confederación, protegiendo por todos los medios imaginables al Gobierno refractario de Montevideo, al que se ha aliado, y a los salvajes unitarios que lo secundan.
La humanidad se resiente dolorosamente de que el jefe de la fuerza naval de una nación amiga de la Confederación, con tan caprichosa terquedad fomente y haga arder la guerra en estos países, infringiendo los deberes de la naturaleza y de la civilización, colocándose en las filas del agresor, autor de la guerra, y constituyendo en una posición penosa a los gobiernos de la Gran Bretaña y de la Confederación en la conservación de las relaciones de perfecta inteligencia que felizmente los une.
Dios guarde a V H. muchos años.
JUAN MANUEL DE ROSAS

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