diciembre 03, 2010

Mensaje del Gobernador de Buenos Aires, Juan Manuel de Rosas, al abrir las sesiones de la Legislatura de su provincia (1843)

MENSAJE
DEL
GOBERNADOR
Juan Manuel de Rosas
AL ABRIR LAS SESIONES DE LA LEGISLATURA DE LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES
EL 27 DE DICIEMBRE DE 1842

¡Viva la Confederación Argentina!
¡Mueran los salvajes unitarios!
___

El Poder Ejecutivo
Buenos Aires, Diciembre 27 de 1842.
Año 33 de la Libertad, 27 de la Independencia
y 13 de la Confederación Argentina
A la Honorable Representación de la Provincia
SEÑORES REPRESENTANTES:
Os saludo complacido en la espléndida solemnidad con que iniciáis una era gloriosa. Propicio el Omnipotente ha ilustrado vuestras deliberaciones. Bajo su protección tutelar brillan el honor y libertad de la Confederación. Destruida la obra maléfica que la agitaba en su interior, y sometidos los sucesos al juicio tranquilo de la razón, resplandecen la dignidad y la elevación nacional. Esclarecidas victorias realzan la inmensa gloria de la Confederación. Los salvajes unitarios al promover execrables infidencias e ineficaces revueltas, obcecados se precipitaron a un terrible escarmiento. Anonadados han sido por el poderío de la justicia y actitud firme de la República, los horrendos avances con que pretendieron fascinar la humanidad para sostener un plan de sangre, desolación y barbarie. Vuestra sabiduría ha destruido sus maquinaciones aleves. Ante vuestra virtud enérgica se han quebrantado sus armas. Os dirijo, HH. Representantes, mis íntimas felicitaciones; y penetrado de viva complacencia, elevando mi corazón al Cielo, llego sumiso a someter mis procedimientos ante vuestro soberano fallo.
DEPARTAMENTO DE RELACIONES EXTERIORES
La Confederación Argentina, conducida siempre por los principios de una política eminentemente pacífica y neutral en los negocios domésticos de las naciones amigas, conserva con todas la más perfecta armonía. S. M. la Reina Victoria anunció al gobierno la plausible noticia del feliz nacimiento de un príncipe, con que el Supremo Autor del mundo le favoreció. El gobierno la felicitó, expresándole con sincero interés sus íntimos votos y los de la Confederación porque el cielo continúe los beneficios que dispensa a S. M., a su augusto esposo, real familia y a la nación británica.
Un feroz asesino atentó alevosamente contra la existencia importante de S. M. El Cielo justo la salvó y el gobierno complacido ha ofrecido a S. M. sus más cordiales felicitaciones por aquel fausto acontecimiento.
Nuestro Ministro en la Corte de Londres, perseverante en reclamar nuestros derechos a las islas Malvinas, ha sostenido dignamente la justicia de la Confederación. El gobierno espera que una resolución equitativa y honorable terminará amistosamente esta cuestión tan luminosamente esclarecida.
El feliz restablecimiento de las relaciones de amistad y perfecta inteligencia con S. M. le Rey de los Franceses ha proporcionado al gobierno la alta satisfacción de ver en la Confederación un representante de elevado carácter de aquel soberano. El ilustre Conde de Lurde ha merecido la alta y delicada confianza de ser acreditado su Ministro Plenipotenciario en esta República. El gobierno se ha complacido en reconocerlo: en recibir por persona tan recomendable la ratificación de la convención de paz y la Real Carta en que S. M. contestó la felicitación que le dirigió por haber la Divina Providencia preservado los días de sus amados hijos de un atentado contra su preciosa existencia.
Verificado el canje de aquel importante pacto, el gobierno acreditó cerca del de S. M. un Ministro Plenipotenciario, que fue recibido con fina benevolencia. En su honorífica misión nada omite para llenar con lealtad los votos de la Confederación, por unir intereses y relaciones que jamás debieron dividirse.
Profundo ha sido el pesar del gobierno por el sensible fallecimiento de S. A. R. el príncipe heredero de la corona de Francia. Le fueron rendidos honores fúnebres por nuestra escuadra, en el mismo día que lo hizo la estación naval francesa. El gobierno ha dirigido a S. M. una carta de pésame, acompañándole en su justo dolor.
Habéis sido instruidos de la alta mediación ofrecida por SS. MM., la Reina de la Gran Bretaña y el Rey de los franceses, para la terminación de la guerra contra Rivera. He sometido a vuestra acertada deliberación la correspondencia con sus Ministros Plenipotenciarios. Imperiosas razones no os han permitido prestar vuestra aquiescencia a aquellas estimables oficiosidades, en medio de vuestros sentimientos pacíficos, de vuestra íntima gratitud a los altos poderes mediadores y de vuestra viva disposición de abundar hacia ellos en pruebas de fina benevolencia.
Habéis aprobado la conducta del gobierno y acordádole un voto de gracias. Os rindo por esto, Honorables Representantes, mi más profundo reconocimiento.
Ha sido reconocido Cónsul de Dinamarca el ciudadano de aquel Estado que interinamente desempeñaba ese destino. El gobierno conserva sus relaciones fraternales y amistosas con los Estados americanos. Desea fervientemente su paz interior y exterior. Respeta la independencia de todos y de cada uno de ellos. Observa la más perfecta neutralidad en sus cuestiones domésticas y ha recibido con placer las cordiales felicitaciones que le han dirigido por la honrosa convención de paz con la Francia, que les comunicó después de ratificada por S. M.
El Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de la Confederación en los Estados Unidos de la América del Norte continúa en su misión. El gobierno espera que aquel ilustrado gabinete no desoirá al fin nuestras justas reclamaciones.
S. M. Don Pedro II participó al gobierno haber sido reconocida en calidad de Princesa Brasileña la señora doña María Amelia, su augusta hermana. El gobierno felicitó a S. M. por este feliz acontecimiento.
Nuestro Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario en la Corte del Brasil sigue cultivando las relaciones de amistad que, felizmente, existen entre ambos gobiernos.
S. M. el Emperador tuvo a bien llamar cerca de su real persona a su Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario. Animado siempre de amistosos sentimientos hacia esta República, ha acreditado un nuevo distinguido Ministro, que el gobierno se ha complacido en reconocer.
Ha sido recibido igualmente un Cónsul General del Brasil en esta República.
Sensible es al gobierno observar que aun continúe la prolongada contienda que agita la provincia de San Pedro en Río Grande, y hace votos sinceros por la prosperidad y paz del imperio, turbadas en aquella parte por la ominosa influencia del caudillo de la discordia en la República del Uruguay.
Los embarazos de que se hallaba rodeado el gobierno por las vitales exigencias de la guerra, han retardado el envío del Ministro Plenipotenciario anunciado cerca del de la República Chilena. Marchará así que sea posible. El gobierno espera se arregle de un modo recíprocamente honroso y satisfactorio, los puntos convenientes para la conservación de las fraternales y amigables relaciones entre ambos Estados.
El gobierno de Bolivia comunicó al de la Confederación con fina amistad, la paz de aquella república con la del Perú. Complacido íntimamente, lo felicitó. La misión cerca de aquel gobierno, retardada por las atenciones de la guerra, confía vigorizará estas amigables relaciones; y que un acuerdo amistoso y sincero entre ambos, arreglará los verdaderos intereses de dos repúblicas vecinas y amigas.
La República Oriental del Uruguay, oprimida y agobiada por los salvajes unitarios que comanda el vil desertor de la causa americana, divisa ya el término de sus padecimientos acerbos. Este cabecilla, para llevar a efecto sus inicuas combinaciones, tuvo la osadía de invadir nuevamente el territorio argentino, saquear y desolar los pueblos y campaña de la provincia de Entre Ríos, despoblar nuestras costas del Uruguay, arrancar con nefanda crueldad las familias inocentes de sus hogares y patrio suelo, pasarlas al territorio oriental y promover la usurpación de dos provincias de la Confederación. Sabéis, HH. Representantes, como se ha explicado la justicia del Cielo, el abismo en que ha sido sumergido aquel miserable y los esclavos que acaudillaba.
INTERIOR
Las provincias de la Confederación, cubiertas de dignidad y honor, han rendido sacrificios heroicos en defensa de la libertad. Invadidas nuevamente por los salvajes unitarios asilados en las repúblicas de Chile y Bolivia, han aumentado la serie de sus inmarcesibles glorias.
Sus gobiernos, ardientes en entusiasmo nacional, siempre fieles al juramento santo de nuestra independencia, han colmado las esperanzas de la patria.
Las victorias obtenidas en las jornadas gloriosas que le cupo la honra de comandar y dirigir al Gobernador de San Juan y demás importantes triunfos, testimonios esclarecidos son de la perseverante decisión con que han sido sostenidos los sagrados derechos de la República.
Se hospeda entre nosotros el Gobernador y Capitán General de Salta. La provincia lo ha recibido con demostraciones expresivas de fina benevolencia. Sus servicios lo hacen digno de vuestro aprecio. Grato es al gobierno tributarle cordiales, distinguidas consideraciones.
Las provincias de Santa Fe y Entre Ríos han recobrado su entera libertad. Presididas se hallan por esclarecidos argentinos. Dignas son por sus heroicos servicios del alto aprecio de la Confederación.
El espíritu fraternal y amistoso entre la Confederación y la provincia del Paraguay se ha robustecido. Ineficaces han sido las alevosas maquinaciones con que el impávido rebelde ha procurado desligar los vínculos que siempre han unido la gran familia argentina.
Los distinguidos servicios del ilustrado gobierno del Paraguay realzan sus virtudes eminentes. El de la Confederación le desea una prosperidad perdurable y se congratula al considerar haya penetrado los pérfidos insidiosos manejos de un aventurero ominoso, en desacuerdo con los intereses y derechos de los pueblos de la Confederación.
La provincia de Corrientes arroja el maléfico poder de un pérfido desertor amotinado. Empieza el término de su baldón, de su esclavitud humillante.
Concluye el gobierno, HH. Representantes, el cuadro de Relaciones Exteriores y de las provincias de la Confederación. La visible protección que la Providencia Divina ha dispensado a nuestra causa santa, colma nuestros votos y prepara a la república una paz honorable, digna del esclarecido nombre argentino y de su gloria.
GOBIERNO
Dedicado el gobierno sin interrupción a los vitales negocios de la guerra y a los delicados de Estado, no ha podido extender sus tareas sobre algunas otras exigencias. Al presentaros la provincia libre, triunfante y gloriosa, me congratulo por los beneficios del orden y seguridad que goza. Leal y heroica en los más acerbos casos, ha consagrado su sangre y sus tesoros a la libertad y gloria de la República. Dignamente ha correspondido a su renombre, al voto de la Confederación y de los libres del mundo.
A las espléndidas victorias en los campos y sobre las olas, contra los salvajes unitarios, ha dedicado regocijada prominentes demostraciones de honor.
Altamente recomendable son las suscripciones voluntarias en la ciudad y campaña para auxiliar al gobierno en los gastos de la guerra. Elocuente testimonio son de acendrada ardiente decisión con que defiende la provincia la libertad y dignidad nacional. El gobierno ha suspendido la matanza de nutrias hasta la conclusión de la guerra. Así, justo es que los ciudadanos armados disfruten a su tiempo de aquel valioso beneficio que el gobierno destina, entre otros, a uno de los premios del ejército.
Señores Representantes: A vuestra esclarecida generosidad debo una elevada distinción. Habéis transmitido mi nombre a la posteridad en una compilación de documentos eminentemente honrosa para mí. Por tanta benevolencia os dirijo mi fina íntima gratitud. En oportunidad os dará cuenta el gobierno de lo concerniente al "Monumento de Gloria" que acordasteis con inmenso honor a la Confederación.
El culto sagrado resplandece con solemne esplendor y dignidad. Los establecimientos de caridad, de beneficencia y de educación de ambos sexos, se conservan con regularidad. Son auxiliados por la generosa piedad de personas benéficas. El gobierno dedicará a su tiempo subsidios proporcionados a tan laudable objeto.
El tribunal erigido para conocer de los recursos de nulidad e injusticia notoria, los Tribunales de Justicia, el Departamento de Policía, el Tribunal de Comercio, la Defensoría General de Pobres y Menores, los Juzgados de Paz en la ciudad y campaña, la Sociedad de Beneficencia, la Academia de Jurisprudencia, la Inspección General de Escuelas, la Administración de la Biblioteca, la de Correos, el Departamento Topográfico, el de Serenos, las Comisiones Administradoras del Hospital de Hombres y de Mujeres, la de Vacuna y los empleados públicos en los diversos ramos de la administración, desempeñan satisfactoriamente sus deberes.
Dignos son, os lo repito, HH. Representantes, como sus magistrados, presidentes, directores y demás funcionarios públicos de vuestro alto aprecio, el del Gobierno y de sus conciudadanos.
Os rindo mi profundo reconocimiento por la sanción benéfica con que honrasteis la victoria de la ley en cinco de Octubre de 1820. Vuestra voz honorable ha resonado en el corazón de los valientes que combatieron por las leyes, orden y ventura de la patria.
Fijad ahora, Señores Representantes, vuestra atención en la virtud sublime, en la espléndida gloria del ejército.
GUERRA
Los rebajados y licenciados en distintas épocas, los de la gloriosa campaña a los desiertos en los años 1833 y 34 rinden servicios siempre inflamados en vivo ardor marcial.
Los voluntarios enganchados y los destinados han acrecido las filas del ejército. Sirven con fervoroso entusiasmo. La milicia activa ha continuado combatiendo virtuosa con heroísmo en jornadas de gloria inmortal.
La pasiva sigue rindiendo con ardoroso entusiasmo patriótico recomendables servicios.
Los hacendados oblan auxilios y donaciones generosas. Dignos son del distinguido aprecio del gobierno.
El Parque de Artillería, la Comandancia del Puerto y la guarnición de Martín García desempeñan cumplidamente sus deberes con actividad y honor.
El ejército que acantonado en diversas divisiones guarnece la frontera y de que son parte las numerosas tribus de los fieles indios amigos, soporta con perseverancia virtuosa las penurias del desierto y la severidad del clima. En jornadas de honor ha perseguido de muerte a los indios enemigos que, obligados por el hambre, han aparecido a robar en la frontera.
Señores Representantes: Los ejércitos de línea y milicia y la escuadra de la Confederación han encadenado la gloria al realce de esclarecidos triunfos. El Cielo ha bendecido sus magnánimos esfuerzos y coronado sus inmensos sacrificios.
Brillan sobre un dilatado campo de laureles, por su acendrada lealtad, acrisolada subordinación y heroico inmortal denuedo en la lid de la libertad. Perseverantes y virtuosos regocíjanse en la severa rigidez de la intemperie en las prolongadas fuertes privaciones y fatigas. Ante sus victoriosos estandartes humilló su cabeza el desertor americano, alevoso enemigo de la Confederación. En el hondo y estrepitoso desastre de sus desoladoras huestes huyó espantado de sí mismo. Los fastos de la libertad se abren para grabar con letras de oro en cifras inmortales las ínclitas victorias de los ejércitos Y de la escuadra de la República. Dignamente merecen todos vuestros encomios, toda vuestra elevada gratitud y el alto aprecio de la Confederación.
A honra tengo comandados, Honorables Representantes, y volver a recomendaros su ardor americano y los esplendorosos lauros de su virtud marcial.
El ilustre Brigadier D. Manuel Oribe, Presidente del Estado Oriental con altos timbres ha encumbrado su fama. Ha colmado las esperanzas del gobierno y correspondido a los fervientes votos de su patria, de la Confederación y de la América.
Brilla con esplendor el esclarecido General D. Ángel Pacheco. En el campo de la gloria ha engrandecido su nombre. Sosteniendo con invencible intrepidez el pabellón argentino el ínclito Brigadier D. Guillermo Brown ha acreditado que pertenece a los héroes ilustres de la libertad.
Congratulaos, HH. Representantes, por este cuadro glorioso, inmortal para la Confederación, para la historia. Me es grato ahora pasar a daros cuenta de la Hacienda pública.
HACIENDA
La hacienda pública reluce entre las glorias de la patria. A vuestro patriotismo y sabiduría pertenece este timbre en medio de una lucha fatigosa y profunda. Vuestra importante cooperación para vigorizarla no ha sido menos eficaz y activa que en las sesiones precedentes. El Gobierno os rinde, HH. Representantes, el homenaje de su alto reconocimiento.
Los gastos más urgentes han sido cubiertos según lo han permitido las entradas realizadas y los multiplicados donativos que el magnánimo patriotismo de los ciudadanos ha destinado en auxilio a los gastos de la guerra.
La Colecturía ha retardado los trabajos relativos a la entera recaudación de la contribución directa. Exige ésta la contracción del gobierno y oportunamente nuestras meditaciones y tareas. Susceptible es de considerables mejoras y adelantos. Grande es la utilidad y conveniencias que resulta del conocimiento periódico de los precios corrientes de toda clase de efectos, a virtud del decreto expedido en 13 de Agosto último. Muy satisfactorio es el celo patriótico y la asidua contracción con que los corredores de número rinden este importante, recomendable servicio.
La Agricultura, tan íntimamente ligada a la prosperidad de los pueblos, ha ocupado la atención del gobierno aun en medio de las circunstancias de la guerra.
La campaña, fértil en su vasta extensión, aumenta considerablemente sus ganados.
Circunstancias notorias invencibles han retardado la oportunidad de un acomodamiento satisfactorio sobre el solemne compromiso en el empréstito de Inglaterra.
Sin embargo, aun sin haber cesado aquéllas, el gobierno ha empezado a ocuparse de él, deseando poder arribar a un arreglo que en sí mismo lleve la garantía de su puntual cumplimiento.
El fondo público y Caja de Amortización no se ha desviado de la marcha inalterable que lo distingue y mantiene su crédito.
Las oficinas de contabilidad, recepción, distribución y Casa de Moneda cumplen satisfactoriamente sus deberes. Dignos son sus jefes y empleados de vuestro aprecio, el del gobierno y del público.
Por el estado general de la Caja de Depósitos os instruirías del movimiento anual de tan proficuo establecimiento. Puntualmente se atiende al interés de la deuda flotante representada por los billetes de Tesorería.
El gobierno se ocupará oportunamente en la amortización de la deuda clasificada.
La fiel inversión de las rentas resalta por un sistema de contabilidad claro, veraz, y por su cumplida publicidad. Se complace el Gobierno en presentaros y someter a vuestro severo examen las cuentas de la provincia en 1842. Pronunciad, HH. Representantes, el fallo de vuestra conciencia, porque en este punto os lo reitero con encarecimiento, jamás me consideraré investido de la suma del poder.
Grato es al Gobierno presentaros el Registro Oficial correspondiente a 1842. Por orden cronológico se han consignado en él vuestras honorables resoluciones, los decretos gubernativos, y todos los estados parciales y generales referentes a la administración del caudal público.
Los ingresos, gastos generales y suma presupuesta, presentan los resultados siguientes:
Las entradas ordinarias y extraordinarias, reducido el metálico a moneda corriente, suman treinta y siete millones, ochocientos ochenta y un mil, setecientos cincuenta y siete pesos, tres reales (37.881.757 3).
De esta suma se rebaja la existencia en Tesorería que pasa a 1843 en metálico, moneda corriente,
letras de aduana y tierra para que resulte lo desembolsado en 1842 con arreglo al presupuesto. Importe reducido el metálico a moneda corriente, un millón, trescientos veintidós mil trescientos cuarenta y seis pesos, cuatro y un cuarto de real (1.322.346 4 ½).
Resulta haberse desembolsado en 1842, treinta y seis millones quinientos cincuenta y nueve mil cuatrocientos diez pesos seis y tres cuartos reales (36.559.410 6 ¾).
Agréguese a esta cantidad, diecinueve millones, novecientos diez y seis mil cuatrocientos veinticinco pesos, dos y medio reales, que importa la deuda particular exigible, para demostrarse el total de los gastos ordinarios y extraordinarios con arreglo al presupuesto de 1842 (19.916.425 2 ½).
Son cincuenta y seis millones, cuatrocientos setenta y cinco mil, ochocientos treinta y seis pesos, uno y cuarto (56.475.836 1 ¼).
El presupuesto de 1842, incluso el de la H. Junta de Representantes, suma cincuenta y seis millones, trescientos ochenta y cinco mil trescientos veintiún pesos, cinco y tres cuartos reales, inclusa la deuda particular exigible (56.385.321 5 ¾).
Queda demostrado haberse gastado en 1842, inclusa la deuda, noventa mil quinientos catorce pesos tres y medio reales, más de la suma que votasteis 90.514 3 ½).
En las extraordinarias atenciones de la guerra, y en la deuda particular exigible para 1843, encontrará V. H. el fundado poderoso motivo de este aumento de gastos sobre la suma sancionada.
Es lisonjero, HH. Representantes, que nuestro sistema de hacienda repose sobre una base clara, sólida y sencilla.
La ley de presupuesto impone al Gobierno el deber que le es altamente grato cumplir. Consolidada esta tan preciosa garantía, os presenta el de 1843. Examinadlo y pronunciad vuestra soberana sanción.
Presupuesto general de sueldos y gastos para el año de 1843, incluso los extraordinarios, reducido el metálico a moneda corriente:
Honorable Junta de Representantes: Cuarenta y siete mil, setecientos veintiséis pesos (47.726).
Gobierno: Dos millones doscientos veintitrés mil, ochocientos veinte pesos, cuatro reales (2.223.820 4).
Relaciones Exteriores: Un millón, quinientos setenta y nueve mil quinientos ochenta y un pesos (1.579.581).
Guerra: Treinta y seis millones, cuatrocientos once mil trescientos ochenta y cuatro pesos, cuatro reales (36.411.384 4).
Hacienda: Inclusa la deuda particular exigible: veintiocho millones, cincuenta y nueve mil trescientos setenta y dos pesos dos y medio reales (28.059.372 2 ½ ).
Importa sesenta y ocho millones, trescientos veintiún mil ochocientos ochenta y cuatro pesos dos y medio reales (68.321.884 2 ½).
Cálculo de recursos para 1843
Existencia en tesorería en letras Y moneda corriente, reduciendo a ésta el metálico, un millón trescientos veintidós mil trescientos cuarenta y seis pesos, cuatro y un cuarto reales (1.322.346 4 ¼).
Colecturía
Por derecho de entrada y salida marítima y terrestre, de puerto, correos, pregonería, grados, alquileres, arrendamientos, intereses, corrales, saladeros y policía, treinta y cuatro millones, seiscientos cuarenta y un mil cien pesos (34.641.100).
Contribución directa
Dos millones (2.000.000).
Papel sellado y patentes
Un millón quinientos mil pesos (1.500.000).
Tesorería
Entradas extraordinarias: Tres millones (3.000.000).
Venta de cueros
Ochocientos mil pesos (800.000).
Total de recursos: Cuarenta y tres millones, doscientos sesenta y tres mil cuatrocientos cuarenta y seis pesos cuatro y un cuarto reales (43.263.446 4 ¼).
Déficit: Veinticinco millones cincuenta y ocho mil cuatrocientos treinta y siete pesos seis y cuarto reales (25.058.4376 ¼).
Total de recursos, incluso el déficit: Sesenta y ocho millones trescientos veintiún mil ochocientos ochenta y cuatro pesos, dos y medio reales (68.321.884 2 ½).
A la administración que me suceda y a vuestras ilustradas deliberaciones, conciernen las medidas para llenar el déficit en 1843.
Os he dado cuenta fiel, HH. Representantes de la administración.
La Divina Providencia se ha dignado concederos una excelsa gloria. Complaceos en los ilustres timbres con que victoriosa la "Confederación ha sostenido su libertad, su honor y su renombre.
SEÑORES REPRESENTANTES:
Permitidme reiteraros el intenso anhelado voto de mi corazón. Terminado está con exceso el período de la delicada misión que me confiasteis. Con Íntimo encarecimiento os reproduzco mis fervorosas súplicas. Después de una áspera carrera fatigosa se han disminuido mis fuerzas y debilitado mi salud. Ni me es posible continuar por más tiempo forzado contra mis invariables principios republicanos, ni sostener tan ponderosa confianza en medio de mis acerbos infortunios domésticos. Colmados están todos mis sacrificios. Dignaos, HH. Representantes, elegir la persona que deba sucederme.
Saludándoos por la última vez, humildemente me inclino ante Dios Nuestro Señor para tributarle mi rendido profundo reconocimiento. A vosotros dirijo la viva expresión de mi ardiente gratitud. ¡Venturosa la patria que en este recinto augusto de las leyes contempla brillante sus glorias y enaltecidas sus esperanzas!
JUAN MANUEL DE ROSAS

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