diciembre 03, 2010

Mensaje del Gobernador de Buenos Aires, Juan Manuel de Rosas, al abrir las sesiones de la Legislatura de su provincia (1846)

MENSAJE
DEL
GOBERNADOR
Juan Manuel de Rosas
AL ABRIR LAS SESIONES DE LA LEGISLATURA DE LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES
EL 27 DE DICIEMBRE DE 1845

¡Viva la Confederación Argentina!
¡Mueran los salvajes unitarios!
___
El Poder Ejecutivo
Buenos Aires, Diciembre 27 de 1845.
Año 36 de la Libertad, 30 de la Independencia
y 16 de la Confederación Argentina.
A la Honorable Representación de la Provincia
SEÑORES REPRESENTANTES:
Os saludo y congratulo ardientemente al iniciar vuestras sesiones augustas. Comenzáis otra era del orden legal. Este acontecimiento feliz corona los votos del país, vuestros sacrificios gloriosos y mis íntimos deseos.
La República sostiene una posición elevada a que la han conducido singulares sucesos. Se han desenvuelto injustísimas enormes agresiones contra su independencia, soberanía y dignidad. La suerte de las naciones no depende del abuso de los fuertes. La justicia de un pueblo y la opinión moral de los demás poderosamente defienden la libertad. El denuedo de la Confederación Argentina se nivela a esta situación solemne, gloriosa y célebre. Merece las simpatías americanas y se hace digna de los aplausos de todas las naciones. La moderación dirige al gobierno en tan expectables sucesos. La Nación Argentina lo secunda con la confianza del valor y con la nobleza de su carácter. El gobierno reconoce en vuestro patriotismo y sabiduría el origen de esta gloria ilustre. El Omnipotente premia vuestras virtudes y sacrificios heroicos. La Confederación, defendiendo su independencia y su renombre, repele enérgicamente el deshonor nacional; sin temer la suerte de los acontecimientos. Sus ejércitos han conseguido nuevas victorias, espléndidas y memorables. Los gobiernos y pueblos confederados sostienen la dignidad e independencia nacional con la virtud sublime de sus decisiones y la concurrencia unánime de su denuedo y de sus armas. La República entera presenta un cuadro digne de la grandeza de un pueblo independiente. Os felicito íntimamente por esta elevación nacional, y tributo al Todopoderoso mi más humilde intenso reconocimiento. Altamente complacido al veros reunidos por la elección y confianza del pueblo, voy a daros cuenta del estado de los negocios públicos, sometiendo los actos de mi administración y vuestro soberano fallo.
DEPARTAMENTO DE RELACIONES EXTERIORES
El gobierno conserva solícitamente las relaciones de la Confederación con los Estados amigos. Graves sucesos han perturbado las que lealmente sostiene con los gobiernos de la Gran Bretaña y de la Francia.
S. M. B. llamó cerca de sí a su Ministro Plenipotenciario don Juan H. Mandeville, y acreditó un nuevo Ministro. El gobierno lo reconoció.
El Ministro cesante consignó en su audiencia de despedida testimonios inequívocos de aprecio al país y de alta justicia a la política amistosa del gobierno hacia el de la Gran Bretaña y sus súbditos.
En mi mensaje anterior os dí cuenta que el Comodoro de las fuerzas navales de S. M. B., don Juan B. Purvis, atacó los derechos de beligerante de la Confederación Argentina, insultó su pabellón, habilitó a sus enemigos vencidos y rompió la neutralidad declarada por el gobierno de S. M. Estos procedimientos, y el armamento extranjero en la ciudad de Montevideo, han prolongado las calamidades de la guerra que dichosamente finalizaba.
La cesación del Comodoro Purvis en el mando de la estación naval de Inglaterra en el Río de la Plata, ordenada por el gobierno de S. M., no removió tan deplorable situación.
El Comandante británico Sir Thomas Sabino Pasley, prosiguió el ataque a los derechos beligerantes de la Confederación, desconociendo el bloqueo de Montevideo.
El gobierno, obedeciendo vuestra soberana resolución, ha reclamado, por su Ministro en la Corte de Londres, del gobierno de S. M. B. entera satisfacción y reparación por tan enormes ofensas. En el desgraciado caso que no sea atendida esta justa reclamación, fundada en la ley pública y en la fe de un tratado, el Ministro argentino pondrá a salvo el honor y derechos soberanos de la República.
Aun confía el gobierno que el gabinete de S. M. se inspire del espíritu pacífico de que no se ha desviado en sus declaraciones oficiales, y por actos de justicia y reparación salve la magnanimidad y rectitud de S. M. y el honor del pueblo británico.
Se inclina asimismo a esperarlo por las solemnes declaraciones de los Ministros de la Corona, de que estáis instruidos Honorables Representantes, análogas a las reglas de justicia internacional, y en entero desacuerdo con las violencias cometidas en el Río de la Plata contra el derecho de gentes, y contra las prerrogativas de soberanía e independencia de la Confederación Argentina.
S. M. anunció al gobierno el fallecimiento de S. A. R. la Princesa Sofía Matilde, hija de S. A. R. el Duque de Gloucester, Guillermo Henrique. Tomó parte el gobierno en el duelo de S. M.
Perseverantemente atiende el gobierno los incontestables derechos perfectos de la República al territorio de las Islas Malvinas.
S. M. el Rey de los Franceses acreditó un Encargado de Negocios cerca de la Confederación. El Gobierno se complació en reconocerlo.
Las seguridades que dio del respeto del Gobierno de S. M. a los derechos beligerantes de la República no terminaron la violación con que eran atacados por el contralmirante comandante de las fuerzas navales de Francia en el Río de la Plata. Este jefe, disintiendo del representante de su gobierno en la Confederación, insistió en su previo desconocimiento del bloqueo de Montevideo por la escuadra argentina.
En consecuencia del desconocimiento del bloqueo de los puertos de Montevideo y Maldonado, por los jefes de las fuerzas navales de S. M. B. y de S. M. el Rey de los Franceses, el Gobierno cerró los puertos argentinos a los buques con procedencia de Montevideo o que tocasen allí. Aquel desconocimiento hizo exigente y necesaria esta medida. Los perjuicios que han sufrido los intereses comerciales son imputables y de entera responsabilidad de los jefes navales de las estaciones de Inglaterra y Francia que, atacando injustamente los derechos beligerantes de la República, provocaron ese acto legítimo de defensa.
El Gobierno, cumpliendo vuestra soberana resolución, ha mandado a su Ministro en la Corte de París, reclame del gobierno de S. M. la debida satisfacción y reparación por la ofensa que el jefe naval de Francia en el Río de la Plata ha hecho al honor e independencia de la República. Espera que S. M., con su elevada rectitud y previsión, reconozca la justicia de la Confederación. El Gobierno se persuade que su moderación significativa de la lealtad en cultivar las relaciones de paz restablecidas por la Convención de 1840 hallará reciprocidad en el de S. M. En cualquier éxito los derechos de la soberanía de la Confederación serán firmemente preservados.
S. M. anunció al Gobierno el matrimonio de S. A. R. el Duque de Aumale con la Princesa de las Dos Sicilias María Carolina Augusta. El Gobierno felicitó a S. M. por tan próspero suceso.
Acreditó con espíritu amistoso y pacífico al Barón Deffaudis en el carácter de Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario en misión especial. El Gobierno lo reconoció en ese carácter.
Os he instruido, Honorables Representantes, de la correspondencia con los Ministros de la Gran Bretaña y de Francia. Desviándose de la misión de paz y amistad, para la que únicamente los acreditaron sus Soberanos por sus Reales Letras, han adoptado una cruel intervención armada.
Sus intimaciones violentas, la provisión y refuerzo a los enemigos de la Confederación, el sitio de la escuadra argentina durante las negociaciones, su captura en medio de la paz, la sanción del armamento extranjero, la ocupación de Montevideo, la Colonia y Martín
García, el bloqueo de los puertos orientales y de la provincia de Buenos Aires y las agresiones a los ríos interiores de la Confederación, son hechos de inaudita intervención que pesan muy seriamente sobre aquellos ministros.
En medio de ellos el Gobierno no ha cesado de procurar la conservación de la buena armonía con la Gran Bretaña y la Francia. El derecho y el honor de la República no le han permitido sacrificar la dignidad, la independencia y libertad de la nación para alejar con un profundo oprobio una guerra cruel que de ningún modo ha provocado, y que el país resiste con ardiente resolución y gloria.
El Gobierno, antes de establecido el bloqueo de los puertos de esta provincia por los Ministros de Inglaterra y Francia, prohibió la comunicación con los buques de guerra de las escuadras combinadas de Francia e Inglaterra en el Río de la Plata. No era posible evitar de otro modo muy desagradables consecuencias ni convenir la presencia de sus oficiales y tripulaciones en el territorio argentino con la dignidad y ardiente clamor nacional.
Sabéis, Honorables Representantes, que la intervención armada de los Ministros de Francia y de Inglaterra es inconciliable con la decisión del primer Ministro de S. M. B. en el Parlamento que ha declarado inexistente en la ley pública tal derecho, y con la del Ministro de Negocios Extranjeros de S. M. el Rey de los Franceses, que declaró no haber tenido por un momento la menor idea de intervenir en los negocios interiores de la Confederación.
El Gobierno ha opuesto a la inflexibilidad de los Ministros de Inglaterra y Francia un espíritu sinceramente conciliador, y los más constantes actos de moderación. Aceptó cordialmente una invitación privada y confidencial del Encargado de Negocios de Francia para que le indicase algún arbitrio conducente al restablecimiento de la paz. En el que le presentó el Gobierno confidencial y privadamente se concilian el honor e intereses de la Inglaterra, de la Francia y de la Confederación. Los ministros lo han repelido, reiterando sus injustas exigencias.
Sobre ellos pesa la responsabilidad de un estado de cosas afligen te a la humanidad, ofensivo a los derechos de las dos repúblicas, Oriental y Argentina, gravoso al comercio, y alarmante para los Estados americanos.
Habéis aprobado, Honorables Representantes, la conducta del Gobierno, prescrítole altos deberes, y acordádole un voto de gracias. Os rindo por éste mi profundo reconocimiento.
Los Ministros argentinos en Londres y París tienen órdenes de reclamar enérgicamente las reparaciones y satisfacción honorables a que ti ene derecho la Confederación; y en ningún coso sufrirá mengua el honor e independencia nacional. Espera el Gobierno, que no será vana su confianza en la rectitud y previsión de los de la Francia y de la Gran Bretaña.
El Encargado de Negocios de Francia se ha retirado en consecuencia de haberse perturbado las relaciones de amistad que ardientemente ha deseado conservar. Por su conducta sabia y moderada merece del Gobierno y del pueblo argentino, el más alto aprecio; y se recomienda a la consideración de su Gobierno, de su país y de la humanidad,
La Confederación en todos sus pueblos y campos está firmemente preparada para sostener su libertad y honor nacional. El Gobierno se halla resuelto a defender el territorio argentino y su pabellón independiente. Excepto esta actitud defensiva, no ha adoptado ninguna hostilidad ni prescripto represalias contra los gobiernos de Francia y de la Gran Bretaña ni contra sus súbditos. Persevera en garantir las personas y propiedades de éstos, y en acreditar a aquéllos la confianza que los gobiernos civilizados ponen en sus seguridades y compromisos públicos. Cualquiera que fuere su resolución, el de esta República se complace en haber salvado las conveniencias internacionales y los benéficos preceptos de la civilización, en favor de los derechos de la Confederación, y de la humanidad.
Varios buques neutrales mercantes de diversos pabellones, asociándose a las fuerzas navales francesas e inglesas invasoras de los ríos interiores de la Confederación, han agredido el territorio argentino y la soberanía de la República, penetrando en el río Paraná. El Gobierno pidió explicaciones a los agentes diplomáticos y consulares de sus respectivas naciones. Estos le han declarado que aquellos buques proceden bajo su entera responsabilidad, en contradicción a las órdenes de sus gobiernos. En su virtud ha decretado el Gobierno que tales buques, si se apresaren, sean confiscados como sus cargamentos; y sus capitanes y tripulaciones juzgados y condenados sumariamente como piratas.
Los Cónsules de Dinamarca y de Prusia y el Procónsul de Hamburgo, han representado que consideran a los expresados buques infractores de las leyes argentinas, más no piratas, en el sentido usual y común de ladrones en la mar. El Gobierno les ha demostrado que su reclamación es infundada. El decreto del Gobierno se funda en las propias declaraciones previas de los agentes diplomáticos y consulares, y en la acepción que, según los principios del derecho de gentes, tiene asimismo la palabra pirata, aplicable también a los individuos que, sin autorización pública del Gobierno de que dependen, y en medio de la amistad, bajo su sola responsabilidad atacan los derechos, la propiedad o el territorio de un Estado con el que el Gobierno de aquéllos está en paz.
El comandante de las fuerzas navales de S. M. el Rey de Cerdeña en el Río de la Plata desconoció el bloqueo de Montevideo, creyéndose autorizado para proceder así en consecuencia del desconocimiento del mismo bloqueo por los jefes navales de la Gran Bretaña y de Francia. El Gobierno ha reclamado del de S. M., por medio de su Ministro en la Corte de Londres, satisfacción y reparación por un procedimiento tan ofensivo a la soberanía e independencia de la República, y tan contrario a la justicia y al derecho de gentes. Espera confiadamente de S. M. Sarda la debida satisfacción y reparación.
S. M. el Rey de Prusia ha reconocido la independencia de la Confederación por medio de su Ministro en Londres.
S. M. el Rey de Suecia y Noruega mandó a su Ministro en Londres informase al de la Confederación en aquella Corte, para que lo trasmitiera al Gobierno Argentino, que S. M. había desaprobado con desagrado la conducta de su Cónsul nombrado para esta República. El Ministro de Suecia, en nombre de su gobierno, dio honorables explicaciones que muestran la política recta de S. M., que el de la Confederación altamente ha estimado.
S. M. ha confiado sus plenos poderes al Capitán Enrico Gustavo de Klint para reconocer la independencia de esta República, y estrechar cordiales relaciones de amistad.
El Senado de la ciudad Anseática y República de Hamburgo ha ratificado la declaración del reconocimiento de la independencia de la Confederación. Esta ratificación se ha canjeado en forma pública.
El Gobierno conserva fraternal amistad con los Estados americanos. Guarda estricta neutralidad en sus negocios interiores; y les da constantes testimonios de cordial benevolencia.
La rectitud del Gobierno de los Estados Unidos, y sus sinceros deseos de estrechar las relaciones de amistad con la Confederación Argentina se han manifestado distinguidamente en el honroso resultado del desagradable asunto ocasionado por el Capitán don Felipe J. Woorhes. El Gobierno de Washington acogió favorablemente las justas reclamaciones de la Confederación. El Gobierno aprecia altamente ese testimonio de la buena política y fina amistad del ilustrado Gobierno de los Estados Unidos. Las dos Repúblicas del Plata aplauden tan digna Y honorable conducta.
El Encargado de Negocios de los Estados Unidos ofreció generosamente sus amigables oficios para aproximar la pacificación sólida y honrosa de estos Estados. El Gobierno los aceptó con íntima complacencia. Aunque la estimable interposición de aquel distinguido diplomático ha sido contrariada por los ministros de la Gran Bretaña y de Francia, la Confederación y el Gobierno reconocerán siempre con elevado aprecio en el de los Estados Unidos este testimonio de amistosa benevolencia y de sincera humanidad. Espera confiadamente el Gobierno sean atendidas las reclamaciones de la República pendientes ante el Gabinete de Washington.
S. M. el Emperador del Brasil anunció al Gobierno el dichoso nacimiento de su hijo primogénito el Príncipe Imperial. Participando el Gobierno del contento y felicidad de SS. MM. II, y del júbilo del Brasil, felicitó íntimamente a S. M. el Emperador.
El Ministro Argentino en la Corte del Janeiro no ha obtenido del Gobierno Imperial una solución conveniente de las justas reclamaciones de la Confederación de que os instruí en mi anterior mensaje. Pende otra reclamación sobre el desconocimiento del bloqueo de Montevideo por el Comandante de las fuerzas navales de S. M. en el Río de la Plata, fundándose en el que hicieron los jefes de las escuadras británica y francesa. La justicia esclarecida de S. M. y la consideración del compromiso de los intereses mutuos amenazados por la intervención francesa y británica, inducen a esperar una solución recíprocamente conveniente y honorable. Los actos del nuevo Gabinete brasileño y sus órdenes represivas concernientes a los revoltosos enemigos de la Confederación refugiados en el Imperio, muestran querer aproximarse a una correspondencia justa de la perseverante leal amistad y sincera benevolencia de la Confederación hacia el Brasil. El Gobierno no cesa de esperar que el de S. M. torne la posición que le indican los sucesos, haciendo valer sus derechos con relación a la suerte del Estado Oriental, y sus prerrogativas para la seguridad del Imperio
El Gobierno ha mandado a su Ministro en la Corte del Janeiro sostenga los derechos perfectos de la Confederación sobre la Provincia del Paraguay en respuesta a la contraprotesta del gobierno de S. M. I., equivocada en sus fundamentos, e inadmisible.
Las ilustres Cámaras del Brasil y la nación simpatizan noblemente con la causa que sostienen estas Repúblicas. Una política sabia, y un sentimiento unánime de honor americano, han distinguido las deliberaciones de las cámaras y el voto del país. En la tribuna, y por la prensa toda del imperio, se ha reprobado enérgicamente la intervención de los ministros de Francia y de la Gran Bretaña contra las Repúblicas del Plata. El Brasil está pronunciado por la verdadera política en armonía con los derechos de la América, e intereses y dignidad de la nación brasileña. Este pronunciamiento glorioso da a su gobierno la posibilidad feliz de sostener sus prerrogativas y derechos.
El Gobierno se ha complacido altamente por el restablecimiento de la paz interior y consolidación de la integridad del Imperio. Las armas imperiales han ofrecido a S. M. y al Brasil el fruto de su fidelidad y de sus victorias ilustres. También el completo triunfo del victorioso ejército de orientales y argentinos ha privado a la rebelión del incentivo que la prolongaba.
El Ministro Argentino acreditado cerca del Gobierno de la República de Chile fue debidamente reconocido. La conducta de los rebeldes enemigos de la Confederación refugiados en aquel Estado es contraria a las reglas internacionales del asilo, y perjudicial a los mutuos importantes intereses. El Gobierno se complace en anunciaros que se ha entablado ya correspondencia entre aquel Gobierno y el Ministre Argentino sobre los importantes objetos de su misión. Nada omitirá el Gobierno para vigorizar las relaciones de sincera amistad que ligan. a ambas repúblicas.
El pueblo chileno no es indiferente a la intervención británica y francesa en el Río de la Plata.
El Presidente de Bolivia notició su instalación constitucional. El Gobierno sinceramente lo felicitó con amistosa y distinguida consideración.
Este grato acontecimiento parecía ofrecer a la Confederación, como anunció el gobierno de Bolivia, garantías eficaces para la conservación de la perfecta armonía y amistad. Siente el gobierno manifestaros que no se han realizado. Los emigrados salvajes unitarios, sosteniendo siempre impunemente por la prensa, y por correspondencias conspiradoras, sus atroces maquinaciones, invadieron de nuevo el territorio argentino. El gobierno ha reclamado del de Bolivia la reparación y satisfacción que prescriben las leyes internacionales, el decoro e interés de su país y su propia dignidad. Espera obtenerlas tan positiva y explícitamente como requiere la gravedad del caso. Al sostener los derechos y honor de la Confederación no se ha desviado de la benévola amistad que profesa al gobierno y a la República de Bolivia.
El Ministro argentino acreditado cerca del gobierno de Bo1ivia seguirá oportunamente desde Córdoba a aquella República, y será prevenido de reproducir esta justa reclamación.
La República Oriental, aliada de la Confederación, gloriosamente defiende su independencia y la autoridad legal. Desapareció de su territorio libre el funesto Rivera por resultado de una memorable victoria de las armas de orientales y argentinos, La Asamblea General Legislativa del pueblo oriental, presidiendo su heroica defensa, ha acordado honoríficas e importantes sanciones que la colman de gloria inmortal. El ilustre Presidente del Estado Oriental, Brigadier don Manuel Oribe, depositario de la confianza de aquel país y de sus Representantes, sostiene su dignidad e independencia nacional con la fama de su acreditado valor y la sabiduría de sus actos. Se dignó conceder honoríficas distinciones y premios al General en jefe de los ejércitos de la Confederación Argentina, a los esclarecidos Generales Urquiza, Pacheco, Brown, y a los jefes, oficiales y soldados de las divisiones auxiliares argentinas, y marinos de la escuadra de la Confederación. El gobierno en nombre de todos, sin aceptar los premios ni distinciones, estimó cordialmente tan elevado honor y benévolos recuerdos. Conservará siempre el más alto aprecio por aquella generosa demostración eminente.
Las fuerzas navales inglesas y francesas, unidas a una horda de aventureros italianos, han llevado a las costas del Estado Oriental la desolación, el pillaje y la muerte. Los orientales valientemente les resisten, y muestran que su patria es inconquistable.
La República del Uruguay, sus ilustres Cámaras y su gobierno legal merecen, Honorables Representantes, el elevado aprecio de la Confederación Argentina. La América y las naciones todas del mundo, los ven coronados de gloria defendiendo sus leyes, su independencia, sus más caros derechos y su honor.
El gobierno argentino no ha retrocedido ante las intimaciones de la fuerza para desistir de un empeño de deber, de seguridad y de honor. El abandono de tan fiel y valeroso aliado y de su necesaria independencia política, hubiera envilecido para siempre a la Confederación.
Las naciones volverán sus ojos con interés hacia la heroica República Oriental, que, defendiendo su independencia, sostiene el principio de libertad de los Estados del mundo.
INTERIOR
Los gobiernos y provincias de la Confederación, tienen la alta satisfacción de no haber provocado la prolongación de la guerra, después de haber triunfado en ella contra los salvajes unitarios. Unánimemente repelen la intervención británica y francesa. Todos se han armado en defensa del indisoluble pacto federal, del honor e independencia de la República. El gobierno recibe ardientes testimonios de esta decisión heroica.
La impotencia de los salvajes unitarios es tan completa como execrable su traición. Sus tentativas han sido destruidas y los agobia la indignación de la República.
Uno de sus miserables cabecillas envanecido con los favores del extranjero, se precipitó de sorpresa sobre la provincia de Santa Fe.
Los valientes santafecinos, en unión a fuerzas de Buenos Aires luego lo escarmentaron. Aturdido el traidor, buscó en la fuga la salvación de su vida. Alcanzado en los desiertos del Chaco, fue completamente derrotado. Pérfido y degenerado del valor argentino arrastró hasta Corrientes el oprobio de su derrota y la ignominia de haber evitado presentarse en el campo del combate.
El esclarecido Gobernador de Santa Fe, Brigadier don. Pascual Echagüe, que dirigió aquella gloriosa victoria, es digno del reconocimiento nacional. Las valientes tropas de esa provincia y las auxiliares de ésta se han coronado de gloria al mando de aquel denodado General.
La alevosa incursión de los salvajes unitarios a la frontera del Norte de la República, desde Bolivia, fue inmediatamente repelida. Los invasores buscando ilusoriamente simpatías, hallaron el odio profundo de aquellas provincias, y fueron escarmentados por los valientes jujeños y salteños. Los dignos gobiernos de Salta y de Jujuy, por su patriotismo, capacidad y denuedo, han colmado las esperanzas de la Confederación.
Los gobiernos de Córdoba, de Santiago y Tucumán, dignos y patrióticos, con motivo de las tentativas de los salvajes unitarios sobre Santa Fe y Jujuy, tomaron también una actitud enérgica y militar que altamente los recomienda.
La provincia de Entre Ríos es altamente recomendable por sus virtudes, sacrificios patrióticos y heroico denuedo. Conserva un valiente ejército en su territorio; y sostiene el que estaba incorporado al de operaciones que denodadamente ha triunfado en jornadas inmortales.
Continúa hospedando al benemérito Gobernador legal de Corrientes, a los funcionarios de su administración, a su comitiva y emigración.
Todos los gobiernos mencionados, y los de Mendoza, San Juan, San Luis, Catamarca y la Rioja, han consignado un pronunciamiento enérgico en sostén de la independencia y honor nacional. Sus ciudadanos y sus ejércitos se han puesto a la disposición del Encargado de las Relaciones Exteriores. Las armas con que adquirieron la independencia brillan en sus manos para conservarla sin mancha.
Con satisfacción inmensa presento, Honorables Representantes, a vuestra distinguida consideración, este voto libre, solemne y glorioso de los gobiernos y provincias de la Confederación.
El Brigadier don José Félix Aldao, Gobernador de Mendoza, dejó de existir en medio del duelo nacional. El gobierno le acreditó hasta sus últimos instantes, el elevado aprecio que merecía sus importantes servicios a la Confederación en la guerra y en la paz.
Se persuade el gobierno que el de la provincia del Paraguay, desviándose de las tentativas de los salvajes unitarios para envolverla en calamidades inexplicables, comprenderá que sus verdaderos intereses y prosperidad lo conducen a la unión con la Confederación, y son inseparables de la causa americana. La convención ilegal que celebró aquel gobierno con los rebeldes de Corrientes, ofendiendo los primeros derechos de la Confederación, a que había adherido el gobierno paraguayo, y faltando a la justicia y neutralidad que había declarado, ha obligado al gobierno a interdecir la navegación al Paraguay, mientras subsista aquel pacto ofensivo e impolítico. No se ha alterado por esto el espíritu fraternal y pacífico de la Confederación. El gobierno está sinceramente dispuesto a dar al del Paraguay nuevas pruebas de amistad cesando las dificultades e inconvenientes producidos por aquel injusto y desacordado convenio.
La provincia de Corrientes detesta la execrable esclavitud que le imponen los salvajes unitarios acaudillados por un vil traidor, reducido a menguada y peligrosa posición.
Este es, Honorables Representantes, el estado de las relaciones exteriores y de las provincias de la Confederación. Dios Nuestro Señor benignamente protege la causa de la justicia. La República se encamina gloriosamente, resistiendo la injusticia y el abuso del poder, a consolidar su independencia, y obtener con honor inmenso la sólida y dichosa paz que ya le habían adquirido sus victorias.
GOBIERNO
La provincia de Buenos Aires ha acrisolado el juramento santo de la independencia nacional. Su ardiente pronunciamiento contra la intervención británica y francesa, y todos sus ciudadanos en armas en la ciudad y campaña, manifiestan su resolución heroica. El gobierno recibe continuas inequívocas pruebas de estos sentimientos, y mira con alto aprecio este glorioso entusiasmo.
El poder público que me confiasteis, vigoroso por la ley, lo es aun más por la voluntad de los ciudadanos. No ha sido necesaria su acción porque el sentimiento del país poderosamente sostiene a la autoridad.
El culto público debido a la Majestad Divina se desempeña con celo piadoso por nuestro Ilustrísimo Obispo Diocesano, por el venerable Cabildo Eclesiástico, y por el clero secular y regular. El gobierno lo atiende y conserva con esplendor.
El sistema interior garante a nacionales y extranjeros el orden y la seguridad. Los esfuerzos del gobierno para vencer la influencia de una crisis tan irritante han producido resultados felices, que ofrecen una excepción gloriosa en honor del país.
La administración de justicia y la policía han llenado celosa y activamente sus deberes para el descubrimiento y castigo de los perpetradores de algunos crímenes atroces.
El Tribunal de Medicina ofreció sus servicios y de los médicos para la asistencia gratuita de todos los individuos del ejército de línea y milicia y de sus familias. El gobierno ha aceptado sus patrióticas ofertas.
Las instituciones de beneficencia y de caridad son generosamente auxiliadas por el público.
Los empleados civiles y militares en los diversas departamentos de la administración cumplen dignamente sus deberes, y merecen vuestra alta estimación, la del gobierno y de sus conciudadanos.
Considerad, ahora, Honorables Representantes, las virtudes y espléndida gloria del ejército.
GUERRA
El ilustre General D. José de San Martín, ínclito héroe de la República, ha expresado al gobierno su aprecio y gratitud por los merecidos recuerdos que le dedicó.
Los rebajados de diversas épocas, los individuos de la milicia activa y pasiva, todos los ciudadanos, han acudido a la defensa del honor e independencia nacional en la ciudad y campaña. El gobierno ha arreglado sus ejercicios militares. Rinden servicios importantes. Su ardiente entusiasmo y su armamento es digno de vuestra elevada consideración.
Los hacendados y labradores continúan auxiliando con generosas, donaciones patrióticas que el gobierno distinguidamente aprecia.
¡Señores Representantes! Un acto de injusticia sin ejemplo y supremacía de la fuerza privó a la República de su débil, pero gloriosa escuadra. La fidelidad de su ínclito comandante, jefes, oficiales y tripulaciones, despreció la seducción del enemigo, y es un timbre de la gloria nacional.
Los ejércitos de línea y milicia leales y virtuosos, han obtenido victorias ilustres. Donde no alcanzó el poder de sus lanzas, han combatido con celebridad y honor inmenso.
El traidor Rivera sufrió su última estrepitosa derrota en los campos de la India Muerta, glorioso para los orientales y los argentinos.
Algunas tropas del ejército de esta provincia marcharon en auxilio de la de Santa Fe, y cooperaron valientemente a la esclarecida victoria obtenida en el paso de San Jerónimo.
Otra división al mando del benemérito denodado General Mansilla, se ha inmortalizado combatiendo con brillante y heroico denuedo contra fuerzas mayores navales combinadas de la Inglaterra y de la Francia en el Río Paraná,
El ejército sobre la frontera conserva su superioridad. Los indios ladrones, temerosos de sus lanzas, no han osado atacar ninguna de las diversas divisiones que la guarnecen. Obligados a robar por el hambre han penetrado varias ocasiones en pequeñas partidas por el Norte, y una últimamente por el Sur, huyendo rápidamente con el robo en el acto de la incursión, sin cometer las atrocidades que en otras épocas en sus incursiones tenían de costumbre. El gobierno ha dispuesto y dispone lo conveniente para escarmentarlos, y no olvida el establecimiento de una guardia y algunos fortines más.
Las numerosas tribus de fieles indios amigos enristran sus lanzas para defender el territorio nacional.
Las armas de los ejércitos brillan con gloria ilustre. Los generales, jefes, oficiales y soldados merecen altamente vuestras congratulaciones, vuestro noble reconocimiento y el distinguido aprecio de la Confederación, Muy complacido y penetrado del honor de comandarlos, os presento este cuadro de gloria luminosa, e íntimamente os recomiendo sus espléndidos hechos, virtudes heroicas y glorioso denuedo americano.
El ilustre presidente del Estado Oriental, Brigadier D. Manuel Oribe, ha correspondido a la celebridad y renombre de sus esclarecidos antecedentes. Ha presidido victorias memorables y acreditado alta capacidad. Las dos repúblicas le tributan íntima gratitud y elevado aprecio. Sus campañas gloriosas pertenecen a las páginas ilustres de la historia americana.
El esclarecido Gobernador de Entre Ríos, General D. Justo José de Urquiza, con habilidad e intrépido valor ha obtenido una victoria inmortal. Al frente del heroico ejército de su mando se ha coronado de gloria.
El esclarecido General D. Ángel Pacheco ha inmortalizado su nombre. Llegó a esta ciudad precedido de la gloria de sus hechos ilustres. El gobierno se ha complacido en darle testimonios distinguidos de fino aprecio. El pueblo argentino ha honrado sus virtudes y acreditado denuedo.
El ínclito Brigadier D. Guillermo Brown fue recibido con merecida distinción. Congratulaos, Honorables Representantes, de que la República atacada de dos poderes fuertes se hace respetar por la sublime ardiente decisión de sus defensores, y por la justicia de su causa. Paso a daros cuenta de la hacienda pública.
HACIENDA
El gobierno tiene la satisfacción de expresaros, Honorables Representantes, su reconocimiento por la cooperación con que habéis atendido a la hacienda pública. Estaban superadas las dificultades pe un período extraordinario, cuando fuertes e injustas agresiones extranjeras han venido a paralizar en el ramo de rentas este progreso honorífico al país.
Sabéis que el crédito público se ha enaltecido, y que está extinguida la deuda, muy aproximadamente, en las dos terceras partes de su monto total
El injusto bloqueo establecido por los ministros de Francia e Inglaterra ha detenido, con perjuicio de todos, la prosperidad comercial.
Los productos del país aumentan. Los campos de la provincia superabundan en ganados; se sostiene la agricultura.
El Gobierno desea sinceramente, como siempre, la oportunidad para el arreglo y acomodamiento sobre el solemne compromiso, en el empréstito de Inglaterra. Habéis aprobado la suspensión del pago de la mensualidad asignada en cuenta. Muy sensible ha sido al Gobierno verse obligado a suspenderla en fuerza solamente de las circunstancias del erario creadas por las injustas agresiones de los ministros de la Gran Bretaña y de la Francia.
La recaudación de la contribución directa en la ciudad y campaña se aproxima al período prefijado por la ley. El Gobierno no desatiende la adopción de medidas convenientes para que las comisiones reguladoras concluyan su encargo en el término designado.
El producto de la contribución directa, del derecho de patentes y registros de marcas tienen una disminución proveniente de la exoneración del pago justamente concedida en premio a los fieles defensores y empleados del Estado.
La Contaduría General examinó las cuentas de la administración de la casa de moneda pertenecientes al año de 1844. Informó sin reparo alguno. El Gobierno, en lo que le corresponde, las aprobó y mandó publicar.
No olvida la deuda clasificada. La atenderá oportunamente cuando le sea posible.
Se ha pagado puntualmente el interés de los billetes de tesorería. Los acreedores de número prestan el recomendable servicio de formar el estado de los precios corrientes.
El Gobierno, para aliviar la situación actual del comercio, permitió provisionalmente el depósito de las mercaderías secas por el término de un año.
Para prevenir cualquiera alza artificial en el metálico, podría convenir os ocupaseis de acordar una medida justa y conveniente.
La fiel inversión de las rentas continúa garantida por la contabilidad y su publicación.
Con los ingresos realizados se han atendido las - necesidades más urgentes del año. El injustificable bloqueo extranjero ha privado al erario de percibir una parte de los derechos de importación y exportación. Estos y los impuestos no han llenado el cálculo de recursos.
El monto de la deuda particular pasa al año anterior.
El Gobierno os presenta las cuentas de la provincia de 1845. Examinadlas, Honorables Representantes y fallad. En la administración del caudal público no me considero investido de la suma del poder.
El Registro Oficial que os presento contiene cronológicamente vuestras honorables sanciones, los decretos gubernativos, y los estados de la administración del tesoro público.
Los ingresos, gastos y suma presupuesta presentan los resultados siguientes:
Las entradas ordinarias y extraordinarias, reducido el metálico a moneda corriente, suman treinta y tres millones, novecientos sesenta y un mil novecientos ochenta y tres pesos cuatro y medio reales (33.961.983 4 ½)
De esta suma se rebaja la existencia en tesorería que pasa a 1846 en metálico, moneda corriente y letras de aduana, para que resulte lo desembolsado en 1845 con arreglo al presupuesto. Importa, reducido el metálico a moneda corriente: un millón setenta y ocho mil ciento ochenta y tres pesos seis y tres cuartos reales (1.078.183 6 ¾).
Resulta haberse desembolsado en 1845, treinta y dos millones, ochocientos noventa y tres mil setecientos noventa y nueve pesos, cinco y tres cuartos reales (32.893.799 5 ¾).
Agregase a esta cantidad diecinueve millones setecientos cincuenta y tres mil novecientos quince pesos uno y medio reales que importa la deuda particular exigible, para demostrar el total de los gastos ordinarios y extraordinarios con arreglo al presupuesto de 1845 (19.753.915 1 ½).
Son cincuenta y dos millones seiscientos cuarenta y siete mil setecientos catorce pesos, siete y cuarto reales (52.647.714 7 ¼).
El presupuesto de 1845, incluso el de la Honorable Junta de Representantes, suma cincuenta y nueve millones setecientos setenta y seis mil cuatrocientos veintidós pesos, cuatro y medio reales, incluso la deuda particular exigible (59.716.422 4 ½).
Queda demostrado haberse desembolsado en 1845, incluso la deuda, siete millones ciento veintiocho mil setecientos siete pesos cinco y cuarto reales menos de la suma que votasteis (7.128.707 5 ¼).
En los pagos que no se han realizado por no haber tenido entrada en tesorería una parte de la suma calculada, ni la del déficit ni parte de ella, en el referente a la duración de la guerra, en el vigor del crédito, en la subordinación y ardiente patriotismo, hallará V. H. la causa de esta diferencia.
El sistema de hacienda conserva y consolida su simplicidad, exactitud, claridad y cuenta pública.
Es grato al Gobierno cumplir con la ley de presupuesto, presentándoos el de 1846. Examinadlo y deliberad.
Presupuesto general de sueldos y gastos para el año de 1846, incluso los extraordinarios y reducido el metálico a moneda corriente.
Honorable Junta de Representantes: Cuarenta y siete mil setecientos veintiséis pesos (47.726).
Gobierno: Dos millones setecientos cincuenta y siete mil ochocientos setenta y seis pesos seis reales (2.757.876 6).
Relaciones Exteriores: Un millón setecientos ochenta y un mil setecientos sesenta y ocho pesos (1.781.768).
Guerra: Veintiocho millones trescientos setenta y siete mil sesenta y nueve pesos dos reales (28.377.069 2).
Hacienda, inclusa la deuda particular exigible: Veintisiete millones doscientos setenta y dos mil ochocientos cinco pesos cinco y medio reales (27.272.805 5 ½).
Importa: Sesenta millones doscientos treinta y siete mil doscientos cuarenta y cinco pesos, cinco y medio reales (60.237.245 5 ½).
Cálculo de recursos para 1846.
Existencia en tesorería en letras y moneda corriente, reducido a ésta el metálico: Un millón sesenta y ocho mil ciento ochenta y tres pesos seis y tres cuartos reales (1.068.183 6 ¾).
Colecturía
Por derechos de entrada y salida marítima y terrestre, de puerto, correos, pregonería, grados, alquileres, arrendamientos, intereses, corrales, saladeros y policía: Dos millones trescientos treinta y cuatro mil setecientos treinta y siete pesos cuatro y tres cuartos reales (2.334.737 4 ¾).
Contribución Directa: Novecientos treinta mil setecientos sesenta y cuatro pesos, cinco y medio reales (930.764 5 ½).
Papel sellado, patentes y boletos de registro de marcas: Un millón cuatrocientos noventa y seis mil ciento veintitrés pesos dos reales (1.496.123 2).
Tesorería
Entradas extraordinarias: Trescientos mil pesos (300.000).
Venta de cueros: Cuatrocientos mil pesos (400.000).
Total de recursos: Seis millones quinientos veintinueve mil ochocientos nueve pesos, tres reales (6.529.809 3).
Déficit: Cincuenta y tres millones setecientos siete mil cuatrocientos treinta y seis pesos, dos y medios reales (53.707.436 2 ½).
Total de recursos incluso el déficit: Sesenta millones, doscientos treinta y siete mil doscientos cuarenta y cinco pesos, cinco y medio reales (60.237.245 5 ½).
El Gobierno considera podría atender a las exigencias públicas si además de los seis millones quinientos veintinueve mil ochocientos nueve pesos tres reales que se presuponen en el cálculo de recursos, le votáis el ingreso en tesorería de dos millones cada mes durante el bloqueo, y en cada uno de los tres meses después de terminado éste. El déficit, más o menos que resultare del de los cincuenta y tres millones, setecientos siete mil cuatrocientos treinta y seis pesos dos y medio reales a fin del entrante año 1846, pasaría al de 1847.
Si votaseis menos suma que la de dos millones en cada mes, se expediría con ella el Gobierno según le fuese posible. Y, si no pudiereis arbitrar ninguna, sabéis, Honorables Representantes, que es del estricto deber del Gobierno, de vuestro soberano mandato, y del voto del país, sostener sin mengua el honor e independencia nacional. El Gobierno lo llenará en todos casos, cualesquiera que fueren con entera confianza en el ardiente, subordinado y heroico patriotismo de los empleados, de los ejércitos y de todos los ciudadanos.
El Gobierno en su personalidad moral os hace esta manifestación. En cuanto a mí, instan con redoblado poder los elevados motivos que no me permiten continuar en el mando. Sabéis cuanto deseo vivamente, como todos los ciudadanos, en cumplimiento de nuestro solemne y honorífico deber, consagrar sin ninguna reserva, mi persona y mis bienes, a la defensa de la libertad y honor de la República. Mas mi receso de la administración es alta exigencia de los principios republicanos que profeso. Ni me es posible superar aun más una fatiga inmensa en medio del quebranto de mi salud. Espero de vuestra esclarecida justicia, no dilatéis por más tiempo adherir a mis constantes sinceros deseos. Al llamamiento de la independencia nacional todos los argentinos se han consagrado a la causa pública. Los más venerables patriotas están prontos a todos los sacrificios. Elegid la persona que deba sucederme en el gobierno.
HONORABLES REPRESENTANTES:
Os he dado cuenta- fiel de mi administración. La Divina Providencia protege visiblemente el valor y virtud de la Confederación en la gloriosa defensa de su justa causa. Vuestras deliberaciones y actos tienen celebridad inmortal. El reconocimiento público ardientemente os aclama. Se ha salvado el honor y el porvenir nacional.
Os toca preservar y trasmitir esta gloria sin mancha. Os presento encarecidamente el homenaje de mi admiración y profundo reconocimiento.
En vuestras manos está la suerte de la patria como os es debida su inmensa gloria. Humildemente reconozco la inefable bondad del Omnipotente, y le tributo mi ferviente gratitud. El premio propiciamente las virtudes y sacrificios heroicos de la Confederación con el tranquilo goce de su independencia, libertad y honor inmarcesible.
JUAN MANUEL DE ROSAS

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