MENSAJE
DEL
JEFE DE GOBIERNO DE LA CIUDAD AUTONOMA DE BUENOS AIRES
Aníbal Ibarra
AL ABRIR LAS SESIONES EN LA LEGISLATURA
EL 1° DE MARZO DE 2004
Señoras y señores legisladores, representantes del pueblo de la Ciudad de Buenos Aires, representantes de organizaciones y fuerzas sociales, vecinos de la ciudad: con enorme satisfacción me presento hoy antes ustedes, ante una Legislatura renovada y en un contexto absolutamente opuesto al que marcó el fin de siglo argentino y el principio del siglo XXI.
En mis últimas intervenciones en esta Legislatura intenté encuadrar mis palabras en los sucesivos contextos que fuimos viviendo. Es que veníamos de años muy difíciles, años de desolación, de desesperanza; veníamos de atravesar una excepción en la historia. Es que sólo pueden calificarse como excepcionales los períodos históricos en los que las naciones confrontan con el fantasma de la propia disolución.
Argentina se paró hace sólo un par de años ante un espejo: vio empobrecimiento masivo –y lo sigue viendo–; vio dolor –y lo sigue habiendo–; vio corrupción estructural, impunidad estructural; vio concentración de la riqueza y discursos frívolos y palabras vacías. Argentina vio ante el espejo la posibilidad intolerable pero verosímil de ser vaciada de futuro. Hubo sacudones, broncas, rupturas, cinco presidentes, la historia que ustedes bien conocen. Vale tenerlo en cuenta muy fielmente; hace apenas un par de años que ocurrió. Fue un momento excepcional, como también es excepcional este otro momento que nos asombra a nosotros y que también asombra al mundo. Hablo de este giro vertiginoso, de esta recuperación de la esperanza, de esta sencilla situación que muchos creían clausurada de volver a ver el futuro con ojos tan distintos.
Fuimos en parte hacedores de esta transición; somos en parte constructores del fin de una época tanto como de lo nuevo; somos parte de la nueva apuesta en la que está empeñado el país; hoy estamos en una nueva situación que no vamos a desaprovechar.
Vengo aquí a presentar los lineamientos estratégicos de todo lo que vamos a hacer por Buenos Aires. Este acto, por la historia de la que venimos y por la historia en la que estamos situados, trasciende ampliamente los aspectos rituales que estas ceremonias suelen tener. Sabemos todo lo que tuvimos que pasar; sabemos lo que pudimos lograr cuando trabajamos juntos; pudimos con la crisis, y vamos a poder construir un futuro. Ese es el sentido de nuestra presencia aquí.
Subrayé la idea de estar hablando ante una Legislatura renovada: lo hice porque la existencia misma de esa renovación habla de una vitalidad política y cultural renacida de nuestra ciudad. Porque todos nosotros deberemos trabajar muy seriamente para darle el mejor sentido posible a nuestro rol de representantes del pueblo; porque venimos de lo que venimos; porque nos necesitamos, pero más necesita la gente lo mejor de nuestro trabajo común.
Subrayé también el giro histórico en el que estamos inmersos. Al cabo de nuestro primer mandato, fuimos creíbles cuando dijimos: "Lo peor ya pasó; viene el tiempo del despegue".
No hubo equivocación en el anuncio ni promesas falsas. El tiempo del despegue es hoy y está aquí. Buenos Aires se recupera en sintonía con lo que sucede en el país. Aún cuando la implosión en Argentina dejó secuelas sociales gravísimas, Buenos Aires se recupera.
Y en lo que a este Gobierno se refiere, ya estamos trabajando en una nueva fase. Es una nueva fase, pero con los mismos objetivos y valores de siempre: aquellos por los que batallé desde mi primera gestión y desde antes también. Sólo a partir de las últimas elecciones presidenciales, aparecen instalados a escala nacional esos valores que mi gobierno siempre defendió.
Alguna vez estuvimos más solos, y remando contra corriente; pero ya no. Felizmente, poco tienen que ver esos valores y objetivos renacidos, con los que predominaron en la década de los '90.
Déjenme decirles que me produce orgullo haber estado del lado en el que estuve. El haber sido reelegido por encarnar un mensaje vigente y por sintonizar hoy mismo con el tiempo que vive la Argentina.
Unos cuantos de los que pocos años atrás se hacían los sordos, hoy se acomodan a los nuevos tiempos. Los que demonizaron al Estado; los que apostaban por cualquier cosa, pero nunca por la sociedad; los que silenciaron la corrupción; los que engrasaron la maquinaria de la fábrica de pobres en que convirtieron al país; los que despreciaron a los más vulnerables, a los que no recibían justicia, a los que apenas tenían voz.
Señoras y señores legisladores: la historia tiene tiempos implacables. Tiene también esos momentos excepcionales a los que me referí. Momentos en los que se galvanizan ciclos completos; en los que se recuperan sentidos, orígenes, dolores, caminos posibles y también memorias.
Quiero, en este acto, señores legisladores, hacer un primer anuncio que tiene que ver con este momento excepcional de nuestra historia. Sean, por favor, ustedes, lo suficientemente generosos como para que, por sólo un instante, les hable desde una historia personal que, como la de todos ustedes, fue atravesada por la otra historia, la importante.
Hace pocos días, recorrí el Parque de la Memoria, junto al Alcalde de la Ciudad de Roma. Como ustedes saben, este es un espacio que quiero particularmente. Y como ustedes deben saber, es muy común que me relacione con los organismos que, desde la última dictadura hasta hoy, tanto han hecho por denunciar las violaciones a los derechos humanos y por preservar la memoria de lo que ocurrió en la Argentina. Gracias a la labor de los organismos, somos una sociedad bastante más digna que la que se quiso diseñar a sangre y fuego en 1976, o que prosiguió en la década de los '90.
Les decía que hace pocos días recorrí el Parque de la Memoria. Y recorriendo el parque, me detuve a ver la enorme bandera con las imágenes de nuestros desaparecidos. Por azar –o porque los pasos me llevaron hasta allí–, de pronto me encontré con la imagen de una prima mía, Sara, también ella desaparecida.
Quienes pasamos por esa historia sabemos qué mecanismos se disparan cuando emerge el primer recuerdo. Me conmoví, por supuesto. Y pensé en el centenar de desaparecidos del colegio secundario en el que estudié; en todos los chicos desaparecidos de mi promoción, la más castigada, la que egresó en 1976. Pensé en los que debían egresar en 1976, y no lo hicieron.
Desde este exacto momento de recuperación de la memoria, de recuperación de los proyectos, de recuperación de los sentidos, quiero anunciarles, señores legisladores, que este gobierno que encabezo asumirá en absoluta plenitud el manejo y el destino futuro del predio y de los edificios en donde funcionó el más horroroso y emblemático campo de concentración puesto a funcionar por la última dictadura militar: hablo de la Escuela de Mecánica de la Armada. Hablo del lugar por donde pasaron… (Aplausos) …cinco mil víctimas de esa dictadura. Hablo del sitio desde donde se desplegaban los vuelos de la muerte. Hablo de las mujeres embarazadas, secuestradas, torturadas. Hablo del lugar en donde robaron a sus bebés.
Como Jefe de Gobierno, digo ante esta Legislatura, que me comprometo a recuperar para esta ciudad y su gente las instalaciones de la Escuela de Mecánica de la Armada. (Aplausos) Esto nos permitirá mantenerlo como un espacio de preservación de la memoria, como un espacio de diálogo y de aprendizaje, como un sitio de reflexión plural sobre nuestra historia.
En línea con anteriores resoluciones de mi Gobierno y de esta Legislatura, a partir de la decisión presidencial de recuperar el predio, acordamos con autoridades del Gobierno Nacional la necesidad de elaborar un convenio entre la Ciudad y el Estado Nacional para que se destine el predio de la ESMA a la memoria de los crímenes cometidos por el terrorismo de Estado.
Como lo hicimos siempre, vamos a abrir todas las consultas que sean necesarias, especialmente con los organismos de Derechos Humanos, antes de decidir qué uso exacto le dará esta Ciudad al predio de la ESMA. Asimismo, preservaremos celosamente el predio para que se inicien todas las investigaciones judiciales o forenses que sean necesarias.
Señoras y señores legisladores: estos siguen siendo tiempos difíciles de vivir, pero son los mejores tiempos para hacer. El país sigue afrontando inmensos desafíos. La dura renegociación por la deuda y la exclusión social estructural son seguramente las dos caras del desafío que nuestra Nación tiene por delante.
Deuda y exclusión: la una es generadora de la otra, dramática y sistemáticamente. No podrá haber futuro posible si no se alivia la carga de la deuda. Aun ante un escenario dinámico, donde las negociaciones con los acreedores externos podrán cambiar, nosotros sabemos también en este tema de qué lado estamos.
Asombran las voces, ya tan gastadas, de quienes sostienen que cuanto más paguemos, mejor nos irá. Nosotros sabemos perfectamente qué es lo que está en juego. Sabemos de las imposibilidades de atender el sufrimiento social cuando los recursos no alcanzan. Venimos de ahí.
Todavía hoy padecemos las consecuencias de la desintegración social. Hablo de las consecuencias brutales de ese orden desintegrador y aniquilador de los ’90, al que me referí la última vez que hablé ante ustedes. Hablo de fragmentación, de pobreza, y en lo que tiene que ver con la gestión de la Ciudad, hablo de deterioro del espacio público.
Así que entendemos muy bien de qué se trata el desafío que afronta la Argentina. También nosotros, cuando nos tocó superar el reto de gobernar en el estrecho margen de un desfiladero, elegimos la opción de priorizar lo social, de contener a los más castigados por la crisis, de aguantar con lo propio para salir después, mejor armados, hacia adelante.
Nos tocó de cerca ese desafío y lo superamos. Nos pedían buen manejo fiscal: lo demostramos cuando todos los números volaban por los aires. Nos pedían eficacia, cuando defender al Estado era pecado mortal: posicionamos al Banco de la Ciudad como nunca había sucedido, y en plena crisis de la convertibilidad y del corralito.
Prometimos transparencia: la tuvimos. Se debía acortar la brecha política entre la política y la sociedad: abrimos los cauces de la participación popular. Veníamos de un tiempo de política generadora de fragmentación social: impulsamos políticas integradoras desde la educación, la salud, el desarrollo social y económico y la obra pública.
Emergimos de la crisis con los sistemas públicos de educación y salud intactos y fortalecidos. Emergimos de la crisis con una deuda renegociada, pero sin descuidar a los más débiles.
Hoy estamos lanzados de lleno hacia el futuro. Iniciamos este nuevo proceso en un contexto absolutamente distinto al que signó y limitó el inicio de nuestra primera gestión. En aquel entonces, la economía argentina ya arrastraba dos años de estancamiento y una dura tendencia depresiva, necesidad creciente de financiamiento externo, precios relativos que atentaban contra la producción de bienes y la generación de empleo y, fundamentalmente, un Estado atado de manos a la hora de sostener políticas públicas en cualquier sector.
Hoy estamos en presencia de un esquema macroeconómico opuesto. Hoy el Estado tiene a su disposición los instrumentos necesarios para desarrollar políticas activas. Los precios promueven la producción de bienes y la generación de empleo.
La dinámica de las cuentas públicas tanto de la Nación como de la Ciudad muestran un comportamiento virtuoso, es decir, crecimiento, aumento de recaudación tributaria, mayor capacidad del Estado para desplegar políticas activas y mayor crecimiento.A esta situación, se le suman las expectativas positivas de la población respecto de la evolución de la economía.
El manejo responsable de las cuentas públicas nos permite hoy aprovechar esta coyuntura favorable sin tener que destinar recursos para resolver los problemas financieros que dejó la crisis.
Durante el año 2003, las finanzas de la ciudad se vieron robustecidas, lo que se traduce en una mayor capacidad de gestión y en la posibilidad de planificar los próximos cuatro años sin condicionamientos extremos desde el punto de vista financiero.
Nuestra situación, desde el punto de vista de las finanzas públicas es sólida. Hace un año terminamos de reestructurar nuestra deuda externa. Obtuvimos mejoras sustanciales en las condiciones de repago de los títulos públicos emitidos con anterioridad, al inicio de nuestra primera gestión.
Cumplimos con nuestra palabra sin comprometer nuestra capacidad de gestión. Hoy podemos reiniciar tratativas con los organismos multilaterales de crédito para obtener nuevo financiamiento para obras estratégicas de gran envergadura.
La deuda pública equivale a sólo un 3 por ciento del Producto Bruto geográfico de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y su stock total representa, aproximadamente, el 50 por ciento del Presupuesto de este año.
Todos estos factores hacen que la deuda de la ciudad se encuentre mejor calificada hoy que antes de la crisis, a fines del año 2001.
Las últimas noticias son elocuentes. El jueves último, una consultora internacional de primerísimo rango volvió a subir la calificación de la ciudad al nivel de grado de inversión. El dato no es un artificio; significa que la ciudad vuelve a ser sujeto de crédito internacional. Basamos nuestro planeamiento con un horizonte plurianual, apoyado en estos datos sólidos, incontrastables. Nuestros bonos tienen las mejores paridades medidas en dólares del total de títulos públicos en circulación.
Pero también asumimos la necesidad clave de sostener una política anticíclica que garantice la posibilidad de programar erogaciones de capital sin depender exclusivamente de la evolución del ciclo económico, en el futuro.
Por eso nos creen cuando decimos que queremos acelerar la expansión del subte; porque ya demostramos que, en lo peor de las crisis, la priorizamos. Cumplimos con nuestros contratistas, les pagamos; y porque cumplimos es que hoy logramos los mejores precios de los mejores contratistas del país en la licitación de la Línea A.
Señores y señoras legisladoras: hoy puedo decir que estamos concretando la asistencia financiera del B.I.D. por 150 millones de dólares para equipar y terminar la Línea H hasta Retiro. Podemos decir que para cuando termine nuestra gestión, los porteños vamos a estar viajando en la Línea H, entre Pompeya y el barrio de Once.
También podemos decir que estamos cerrando un préstamo directo con el Banco Mundial por 150 millones de dólares, para las obras de investigación de inundaciones en el Arroyo Maldonado, debajo de la Avenida Juan B. Justo.
Y miramos mucho más allá. No nos quedamos en la Línea A ni en la B; ni siquiera en la cada vez más cercana Línea H. Con enorme satisfacción les puedo anticipar que el proyecto integral de expansión de nuestra red de subterráneos no sólo sigue en pie sino que crece y crece más.
Les decía que no vamos a dejar pasar la oportunidad y no lo vamos a hacer. A las obras de prolongación del Subte B, a la reconversión y continuación de la Línea A y a los trabajos que pusimos en marcha hace dos años en la Línea Transversal H, sumaremos tres líneas de subterráneos más. No se concluirán, por supuesto, en mi mandato, pero tengan la certeza de que su finalización será posible a partir de lo que hagamos en esta gestión, que será de proyección estratégica hacia el futuro.
Anuncio entonces que próximamente estaremos llamando al asesoramiento financiero y legal para que la concesión de las líneas F, G e I se pongan en marcha. Se trata de la construcción de 22 nuevos kilómetros de la red y vamos a poder financiarlos; vamos a poder hacerlo gracias a la solidez financiera actual y a la posibilidad de acceso al crédito.
Que quede claro: no son falsas proyecciones, sabemos cuidar los recursos. Sepan que para emprender estas megaobras no nos financiamos de manera desmedida. Según nuestras proyecciones de recursos y gastos, el 75 por ciento de las obras de nuestro plan de inversiones 2004-2006 se financiará con recursos propios.
Estos primeros anuncios que hago señalan el camino y marcarán mi exposición de hoy. Toda gestión de gobierno debe atender innumerables frentes de batalla. Pero mi gobierno elige un horizonte claro al que llegar: ese horizonte es el de la integración en sus múltiples dimensiones. Y si me obligaran a elegir prioridades que caractericen la que será esta segunda etapa de mi gobierno, no tengo dudas, elijo la educación como continuidad y eje de mi primera gestión y elijo la obra pública como el instrumento de la nueva gestión. (Aplausos).
En este discurso estoy en condiciones de anunciar con el sustento que dan los datos macroeconómicos y fiscales, el modo en que abordaremos los problemas de la gente, de la desinversión urbana que históricamente padece la Ciudad de Buenos Aires.
Este plan de obras que anuncio hoy ante ustedes busca recuperar progresivamente la tasa de inversión pública en el cuatrienio 2004-2007 hasta cubrir las necesidades de recuperación del activo existente e iniciar nuevas obras de largo alcance, a nuestro juicio, necesarias.
Esto supone elevar la inversión pública hacia un promedio de 500 millones de pesos anuales, de los cuales 120 millones de pesos se corresponden a la recuperación del sistema de mantenimiento urbano en general y el resto a la intervención de obras de infraestructura y desarrollo urbano debatidas durante el último trienio.
Vamos a avanzar con una política que acerque la inversión en mantenimiento urbano hacia lo óptimo: pavimento y alumbrado público son demandas básicas para la reconstrucción del espacio público en términos de seguridad y de tránsito, pero también impactan en la valuación inmobiliaria de las distintas zonas de la ciudad.
El esfuerzo que hicimos al haber sostenido, a pesar de la crisis fiscal, el gasto en estos rubros claves de mantenimiento urbano nos permite comenzar desde más adelante; para el nuevo período, la distancia hacia lo óptimo, es más corta.
Durante el 2003, acumulamos intervenciones urbanas en un total de mil cuadras. La suma, las mil cuadras, es superior al trienio precedente. En este verano, iniciamos más obras en otras casi 300 cuadras que se sumaron al trabajo de nueva iluminación, a partir de este mes, en quince de los dieciséis centros de gestión y participación.
Este impulso vigoroso a los trabajos de pavimentación e iluminación que en años anteriores no podíamos asumir porque los recursos necesariamente debían cubrir la emergencia social, define la marcha acelerada de recuperación de un aspecto importante del mantenimiento de la ciudad.
Sin embargo, todo este esfuerzo será mayor e integral. Hemos puesto en revisión el conjunto del sistema de pavimento y mantenimiento de alumbrado eléctrico con el objetivo de dotar a la ciudad de un sistema moderno y sistémico de mantenimiento urbano. Con esta meta, proyectamos una inversión cuatrienal 2004-2007 cercana a los 310 millones de pesos corrientes para ambos rubros.
Un aspecto más complejo lo conforma el trabajo de reparación de veredas en el cual hay responsabilidades compartidas. En ese sentido, el gobierno planea recuperar en cuatro años el casi millón de metros cuadrados de veredas dañadas que se encuentran bajo su responsabilidad a razón de 250 mil metros cuadrados anuales.
Ya he dicho que apuntamos a recuperar el coeficiente de inversión de la ciudad. Hay, por lo menos, dos grandes frentes en los que hay que trabajar. Las obras de integración dentro de la ciudad y con el área metropolitana, y la recuperación de zonas degradadas, a través de la inversión pública directa y de la orientación de los desarrolladores privados.
Ya mencioné un proyecto estratégico central de este gobierno, la expansión de la red de subterráneos. Es la obra de integración por excelencia y cuenta con un formidable consenso de la sociedad; incide directamente en el problema del tránsito y en la mejora de la calidad de vida en general. Para la expansión de red de subtes destinaremos una inversión para el período 2004-2007 de 500 millones de pesos corrientes. Esta inversión abarcará prioritariamente la puesta en funcionamiento de la primera línea nueva de subte en los últimos 60 años, la Línea H, cuyo primer tramo Once-Avenida Caseros y segundo tramo Once-Avenida Corrientes impactará fuertemente en el desarrollo de la Avenida Jujuy y en el acceso de todos los trabajadores residentes en la zona sur al núcleo más importante de actividad económica de la ciudad, que es el macrocentro.
Con respecto a la extensión de la Línea A, cuyo tramo hasta Nazca acelerará el proceso de integración del oeste de la ciudad, hemos concretado el mes último la apertura de la oferta económica.
Por último, la continuidad de la extensión de la Línea B hasta Villa Urquiza mejorará la conectividad de la zona.
Del mismo modo en que hemos consolidado a Subterráneos de Buenos Aires del Estado como una unidad de planificación y ejecución estatal reconocida internacionalmente, es imprescindible que la empresa Autopistas Urbanas recupere la capacidad de ejecutar obra vial estratégica. En los próximos cuatro años invertiremos 328 millones de pesos en infraestructura vial, que será complementaria de la extensión de la red de subtes, en un adecuado equilibrio entre transporte público y tránsito privado.
Aún tomando en cuenta la excepcionalidad estadística de algunas de las tormentas que azotaron a la ciudad de Buenos Aires en los últimos años, el problema de las inundaciones evidencia como pocos ejemplos el nivel de desinversión estructural que padece nuestra ciudad desde hace, por lo menos, medio siglo. Nuestro plan plurianual de inversiones contempla invertir más de 613 millones de pesos corrientes en obra hidráulica durante el período 2004-2007. El objetivo central es aumentar en las zonas anegables de la ciudad de Buenos Aires la capacidad de resistir precipitaciones muy intensas.
La convergencia de falta de inversión y de toma de conciencia de que la ciudad puede ser sacudida por una catástrofe climática con una recurrencia mayor que en el pasado, exige la responsabilidad del gobierno de encarar y acelerar las obras que mitiguen el impacto del fenómeno.
También es necesaria la toma de conciencia de la población que habita las zonas anegables, de respetar un conjunto de medidas a adoptar frente a la emergencia.
En cuanto a las obras, digo que por primera vez en las últimas seis décadas vamos a encarar obras estructurales y no sólo de mejoras en el arroyo Maldonado. Reitero el dato histórico porque es coincidente con lo sucedido con los subtes. Pasaron sesenta años sin que ningún gobierno iniciara obra pública estratégica en estos dos sectores.
Estoy anunciando, entonces, el inicio de los procesos licitatorios y de adjudicación a lo largo del corriente año para la construcción de dos canales aliviadores, uno en la calle Godoy Cruz y otro bajo la avenida Juan B. Justo, en la zona más castigada por las inundaciones. La función esencial de estos canales será la conducción del exceso de agua provocado por las precipitaciones. Ambas obras reducirían fuertemente el anegamiento de la zona tanto en su extensión como en su frecuencia.
En segundo lugar, en el transcurso de este mismo año, el 2004, vamos a construir el canal aliviador sobre el arroyo Vega. Daremos comienzo a las obras de compuertas sobre dicho canal y a los reservorios de esa cuenca. El 15 de este mes vence el plazo para recibir ofertas con relación a este conjunto de obras. También se contempla la conclusión de las obras de defensa costera y estaciones de bombeo del área La Boca–Barracas.
En el segundo trimestre de este año esperamos haber concluido la licitación de la primera etapa del Corredor Verde del Oeste, que implica techar el tramo actual en trinchera del ex Ferrocarril Sarmiento. Otra vez estamos hablando de integración, de articular más fuertemente un extenso tejido en los barrios de Almagro y Caballito, y de la modernización del sistema de tránsito y transporte.
Quiero subrayar de nuevo que así sea que hablemos de la expansión de la red de subtes, de emprender obras contra las inundaciones o de eliminar obstáculos urbanísticos aberrantes, como el de la traza de un ferrocarril, lo que está en juego es el proyecto integrador que impulsamos. Y quiero que quede más claro todavía: a su vez, la integración no involucra escalas sociales y territoriales más o menos abstractas. Los 25 millones de pesos que invertiremos en el proyecto del Corredor Verde del Oeste impactarán en calidad de vida, impactarán en la dinámica inmobiliaria, impactarán en el desarrollo del área intervenida y cada intervención obra del mismo efecto en la zona que le corresponde.
La decisión de recuperar el coeficiente de inversión en el contexto fiscal que he descripto cumple un rol absolutamente estratégico para la ciudad. ¿Por qué afirmo esto? Porque la realización de las grandes obras de infraestructura eleva las condiciones de la ciudad para abordar el nuevo escenario económico definido por la ruptura del régimen de convertibilidad; porque en ese marco el sector de la construcción se encuentra en una situación inmejorable para liderar el proceso de recuperación del país; porque es un socio estratégico ineludible del distrito absolutamente urbano que gobernamos.
Conjuntamente con el turismo, la construcción privada, estimulada por nuestro programa de inversión pública, se convertirá en uno de los principales componentes de la demanda agregada de nuestra ciudad, con el consiguiente efecto benéfico sobre el nivel del empleo. Porque el coeficiente de inversión, en relación a las distintas zonas de la ciudad, revelan una clara intención de corregir las fallas del mercado en la asignación de recursos. Un total del 72 por ciento de todas las inversiones millonarias que fui repasando impactará de lleno en la zona sur y oeste de la ciudad.
Dije el año pasado que mi primer gobierno tenía una deuda que pagar: la de la recuperación e integración de las obras postergadas, especialmente las del sur de la ciudad. Anuncio aquí, ante esta Legislatura: mi gobierno empieza a pagar esa deuda.
Y digo más respecto del sur de la ciudad. Vamos a impulsar la puesta en marcha de un Polo Farmacéutico en el barrio de Soldati, invirtiendo para su construcción alrededor de 75 millones de pesos. El Polo Farmacéutico será un centro de manufactura y distribución de especialidades medicinales. En él se desarrollarán actividades productivas, de investigación y de innovación. Calculamos que las primeras empresas que se instalen generarán 600 nuevos puestos de trabajo directos.
Nuestro plan de infraestructura implica obras para todas las áreas del gobierno. En todos los casos se apunta a ofrecer más servicios más cerca de los vecinos, con criterios de agilidad y calidad. En pocos casos resulta tan crucial la necesidad de cercanía y agilidad como en el caso de salud.
Informo cuáles serán esas obras. En mi primer mandato duplicamos la cantidad de centros de salud y centros médicos barriales. Hoy aseguro que para fines del período contaremos con más de 90 centros de atención primaria. La cifra con lo que arrancamos, al final del período, habrá sido triplicada. Invertiremos más de 125 millones de pesos en los hospitales de agudos y monovalentes; 104 millones serán destinados a los establecimientos materno-infantiles. Seguimos avanzando con las obras de ampliación y reequipamiento del Hospital Elizalde. El monto involucrado es de 26 millones de dólares.
Remodelaremos quirófanos e iniciaremos obras importantes en el Hospital Gutiérrez, en las guardias del Pirovano y el Penna. 40 millones de pesos serán destinados a los hospitales de salud mental.
También contemplamos la construcción de un nuevo laboratorio para la producción de medicamentos genéricos.
Anuncio ahora, señores legisladores, el programa de infraestructura escolar para este año 2004. Para este año esperamos seguir ejecutando, y concluir próximamente, 169 obras de mantenimiento que empezamos en el verano. Esto supone actuar sobre el 25 por ciento de los edificios existentes.
Tenemos previsto licitar y contratar más de 180 obras para el resto del año, con una inversión de más de 22 millones de pesos en obras menores de mantenimiento y en obras de mantenimiento preventivo con recursos descentralizados.
Rehabilitaremos y pondremos en valor 53 edificios existentes con problemas severos mediante licitaciones públicas. Licitaremos 30 obras para edificios nuevos, contando los cinco que ya están en ejecución.
En lo que se refiere a la proyección total del período, quiero hacer una referencia especial sobre la propuesta novedosa de los polos educativos.
Los polos afianzarán nuevos espacios educativos. Involucran inversiones a varios años, porque incorporan varios niveles de la educación. Son más que una extensión de las políticas educativas. Su valor es claramente integrador por el impacto social y urbano que conllevan.
Los anunciamos seis meses atrás, y ya ahora los estamos comenzando a construir. Son los siguientes: polo educativo Barracas, en Villa 21. La inversión total será de casi 4 millones de pesos. Abarca 1.810 alumnos, y en estos días se inaugura la primera etapa de la escuela primaria, y ya comienza la segunda. Polo educativo Lugano, en Villa 20; la inversión prevista es de 12 millones de pesos; estudiarán allí más de 2.500 alumnos; licitaremos a mediados de este año; contrataremos y se empezará en el último trimestre de este año. Polo educativo Casa Amarilla: inversión total 5.500.000 pesos; abarca a 1.200 alumnos. Es un emprendimiento elaborado en estrecha vinculación con la comunidad. Hoy las tierras que conforman Casa Amarilla comienzan a tener un futuro no librado al azar por la fuerza del mercado. (Aplausos).
Será un futuro planificado desde las obras públicas y la articulación de las demandas de la comunidad. Las obras se licitan en este año y finalizarán en el año 2005.
Polo educativo Saavedra: el más ambicioso de todos; 27 millones de pesos de inversión total. Abarcará a más de 3.000 alumnos. Es el emprendimiento de mayor impacto urbano, económico y social con proyección metropolitana, y largamente esperado por la comunidad. Esperamos licitarlo este año e iniciar la construcción de las escuelas que allí van a instalarse.
Desde la Secretaría de Cultura, éstas son las obras previstas: puesta en marcha del Plan Maestro para la recuperación del Teatro Colón con una inversión BID de 7.800.000 pesos; finalización del Centro Cultural Julián Centella y Carlos Gardel; remodelación del Centro Cultural General San Martín con una inversión BID de 10 millones de pesos. La ejecución de la obra del Museo de Arte Moderno, con inversión BID de 11 millones de pesos. Todas ya están en proceso de licitación. También culminaremos las obra en el Centro Metropolitano del Diseño, lo mismo respecto de la instalación definitiva de la Feria del Diseño en el Mercado de Dorrego.
Señoras y señores legisladores: también hemos trazado un ambicioso plan de reforestación urbana que contemple el arbolado de calles, parques y plazas, que forman parte de un plan integral de recuperación de los grandes parques de la ciudad. Así como intervinimos en la recuperación y mejora integral del Parque Rivadavia, de la misma manera continuaremos trabajando en los parques Los Andes, Centenario, ex Warnes, Congreso, Giordano Bruno, entre otros.
El desarrollo sustentable de la ciudad implica atender de manera prioritaria las cuestiones ambientales. En este ámbito una de nuestras tareas pendientes era el mejoramiento del sistema de recolección de residuos de higiene urbana. Por eso, me resulta especialmente grato anunciar que ha entrado en su fase final la licitación de esos servicios. A partir de la adjudicación, la ciudad quedará dividida en seis zonas, cinco de las cuales estarán a cargo de prestadores privados, mientras que en la sexta el servicio seguirá siendo gestionado por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires a través del Ente de Higiene Urbana.
Con relación a la recuperación de los espacios públicos y a la elevación de la calidad de vida de la ciudad, estamos multiplicando esfuerzos para, entre otras cosas, fortalecer el poder de policía y de control. Recordarán que meses atrás debí disolver una dirección completa ligada a las tareas de inspección y control. En ese sentido, vamos a seguir haciendo esfuerzos aún cuando debamos luchar contra nichos de ineficiencia o sospechados de corrupción y vamos a seguir capacitando y profesionalizando a nuestros cuerpos de inspectores.
Seguiremos avanzando en el control de ascensores, de fachadas, de instalaciones sanitarias y de habilitaciones en general, con el concurso de una serie de instituciones profesionales. Es absolutamente reciente en términos históricos la campaña que emprendimos contra la venta irrestricta y sin límites de bebidas alcohólicas. Continuaremos con esa campaña con toda firmeza.
Hace pocas semanas hemos dado un paso enorme en materia de seguridad, con la creación del Cuerpo de Policía comunitaria al que se incorporarán 500 efectivos. Es la ciudad la que le paga sus salarios con sus recursos; es la ciudad la que les dice por qué calle y esquina andar, qué es lo que hay que proteger, dónde se debe prevenir.
Respecto del plan de prevención del delito estamos implementando el “Plan de Espacios Verdes Seguros”, con un sistema de vigilancia durante las 24 horas en veinte espacios verdes y en las adyacencias de las treinta y dos estaciones ferroviarias. Se fortalecerá el programa de senderos seguros con la ampliación de tres zonas más. Con la puesta en marcha de otros diez senderos seguros; el número de alumnos beneficiados, tanto de las escuelas públicas como privadas, llegará a 30 mil.
El proyecto de ciudad integrada al que aspiramos, es necesariamente el de una Buenos Aires mejor articulada, con recursos humanos, una Ciudad de Buenos Aires culturalmente potente. En ese sentido venimos trabajando en lo que tiene que ver con el desarrollo económico de la ciudad; venimos trabajando muy fuertemente, y lo seguiremos haciendo, en poner toda la energía del Estado y toda la inteligencia posible para fortalecer el tejido productivo y, por consiguiente, la generación de empleo y de condiciones de vida digna para los ciudadanos. Por eso generamos, aún cuando tuvimos que remar contra la corriente adversa de la convertibilidad, instrumentos de gestión para apoyar a nuestras PyMEs: brindamos asistencia financiera, ayudamos a expandir sus exportaciones, favorecimos la sustitución de importaciones, la modernización productiva y el desarrollo tecnológico. A su vez, favorecimos la asociatividad, a fin de que las PyMEs ganasen competitividad y escala. Realizamos misiones comerciales conjuntas; contribuimos a la difusión de oferta de bienes y servicios. Como resultado, en su conjunto las empresas de la red incrementaron sus exportaciones en más de un 170 por ciento, aprovechando los beneficios de la asociatividad y la nueva coyuntura cambiaria. Los excelentes resultados obtenidos en las misiones comerciales durante el 2003, nos impulsan a ampliar el alcance de las mismas. En el 2004, está previsto realizar catorce nuevas misiones que incluirán destinos como Europa, Estados Unidos, Medio Oriente y África, al tiempo que se profundizará el trabajo en Latinoamérica. Queremos que más y más empresas accedan a la red para llegar con más productos a más mercados.
El fuerte desarrollo que ha tenido el turismo a partir del cambio del escenario económico, ha hecho evidente la proyección estratégica presente y futura de esta actividad, de cara al desarrollo económico y cultural de la Ciudad. El peso del sector en la generación de divisas y empleos directos e indirectos, convierte al turismo en uno de los motores fundamentales del despegue de la economía local. Impulsar el desarrollo sostenido de la actividad turística es, por lo tanto, una obligación irrenunciable, y esto supone trabajar en tres líneas fundamentales: atender la promoción y el marketing estratégico; promover, controlar y fiscalizar los servicios turísticos para garantizar estándares de calidad adecuados, generar políticas de recursos humanos y promover una mayor conciencia turística por parte de la población. En la primer línea de trabajo, este gobierno está elaborando un plan de marketing turístico de la Ciudad que apunte a consolidar a Buenos Aires como destino turístico internacional altamente calificado.
Señoras y señores legisladores: pocos párrafos atrás hablé de un Estado y una Ciudad en articulación mutua y culturalmente potentes. Entonces, en lo que refiere al Estado, deseo subrayar la importancia estratégica que asignamos a aquellas líneas de trabajo que aspiran a modernizar los procesos administrativos y de gestión; la creación de un sistema de inversión pública; el nuevo proyecto de Ley de Compras que pretendemos presentar ante ustedes en poco tiempo más y la creación de la carrera administrativa. Desde la promulgación de la Ley 70, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires ha asumido el compromiso de adoptar criterios técnicos y financieros que permitan ordenar los proyectos en función de sus méritos dentro del plan plurianual de inversiones. Con eso, se procura facilitar la formulación, evaluación y selección de las iniciativas presentadas por las diferentes áreas, adjudicando los recursos presupuestarios en función de una jerarquización que atienda las prioridades sociales y económicas de las inversiones.
En segundo término, la creación y el ordenamiento de la carrera administrativa apunta a transparentar una política de recursos humanos basada en el reconocimiento de la labor de los trabajadores públicos, en la necesidad de una mejor motivación y capacitación. De lo que se trata, es de apuntar también en este aspecto a una gestión de mayor calidad, a estimular la mejor relación entre el Estado y la ciudadanía, a asegurar pautas de transparencia y equidad para los trabajadores de la ciudad, con el objetivo de mejorar los niveles de calidad y profesionalización en la gestión pública.
La tercera innovación que impulsamos para mejorar los mecanismos administrativos es el nuevo proyecto de Ley de Compras. La propuesta propicia mayor transparencia y agilidad en la gestión, y se funda en los principios de descentralización operativa y centralización normativa.
Y también es la misma estrategia en el área de Salud. La atención en Salud requiere de tecnología y mano de obra intensiva. Estamos desarrollando nuevas estrategias en el campo de los recursos humanos. A fines de este período, las jefaturas y los cargos de ingreso en el sistema, serán cubiertos por concursos abiertos, y se implementarán mecanismos para la evaluación de la calidad del desempeño. La formación de técnicos en las distintas disciplinas ocupa el centro de nuestra atención, ya que son pocas las ofertas educativas para estos grupos laborales de auténtica necesidad del sistema.
La Secretaría de Descentralización continuará trabajando en el objetivo fundamental de construir un Estado y un Gobierno más cercano a la gente, que escuche las demandas de los vecinos y asegure respuestas de manera ágil y eficiente.
Hay que avanzar en la sanción de la Ley de Comunas, promoviendo, además, la discusión de las leyes que la Constitución indica aprobar como marco normativo. Avanzaremos en el camino de la descentralización real y concreta la que permita incrementar la capacidad de gestión de los centros de Gestión y Participación, aumentando sus responsabilidades y brindándoles, a la vez, las herramientas que permitan acercar las políticas de gobierno a los barrios.
Señoras legisladoras y señores legisladores: nuestro sistema de salud tiene una doble responsabilidad. Por un lado, la de brindar atención integrada e integral a nuestra población. Por el otro, la de ser referencia obligada para la solución de los problemas de salud que no puedan resolverse en otros distritos.
Las más de diez millones de prestaciones anuales que produce nuestra ciudad da una prueba definitiva de ello. Casi un tercio de los argentinos confían en nosotros para su atención. Especialmente, cuando sus problemas son complejos o es imposible solucionarlos en su lugar de origen.
Como dijimos, es imposible solucionar los problemas de nuestro sistema de salud sin una integración programática, al menos, con los municipios que constituyen el Conurbano. Por eso, avanzaremos en el proceso de articulación de políticas sanitarias con otras jurisdicciones y, en especial, con la Provincia de Buenos Aires.
En lo que hace a nuestra ciudad, tenemos la responsabilidad de mejorar la accesibilidad para los porteños, mediante el aseguramiento de una puerta de entrada al sistema que conjugue calidad en la atención, eficacia en la solución de problemas y eficiencia en los costos a asumir.
Ya dije que, para fines del período, tenemos previsto contar con más de 90 centros de atención primaria. Tres veces más que los que había cuando asumimos nuestro primer período de gobierno.
En una dirección similar, para fines de esta gestión, habremos duplicado la cantidad de vacunatorios, y ampliaremos la red de centros gerontológicos, en especial, para los adultos mayores sin obra social.
Continuaremos la política de entrega de medicamentos gratuitos en los programas "Protegido" y de "Descuentos Especiales" para todos los vecinos que han perdido su obra social o prepaga. Profundizaremos la política iniciada VIH SIDA y, para el próximo período, seguiremos trabajando prioritariamente para disminuir al mínimo la transmisión vertical, y para garantizar la oferta de testeo y consejería a todas las mujeres embarazadas y sus parejas.
Quiero ilustrar someramente qué impacto han tenido nuestras políticas sobre el VIH SIDA, con apenas tres cifras elocuentes. La primera: este gobierno hizo que la distribución gratuita de preservativos pasara, en esta ciudad, de 50 mil a 3 millones al año. La segunda: durante nuestra primera gestión, los casos de SIDA pediátrico disminuyeron el 79 por ciento. La tercera: a lo largo de nuestro primer mandato la tasa de transmisión madre-hijo cayó un 61 por ciento.
Señoras y señores legisladores: en nuestro país, en los últimos años, fue mucho lo que se dijo y se declamó acerca del deterioro de la educación. En la Ciudad de Buenos Aires, posiblemente, se haya hablado mucho; pero es mucho más lo que se hizo, lo que se hace y lo que se hará.
Para un gobierno como el mío, cuya estrategia básica –y no me cansaré de repetirlo– es la de la búsqueda de la integración, la educación es un asunto absolutamente crucial. La educación constituye una herramienta poderosa en la construcción de una sociedad justa e igualitaria; favorece la participación ciudadana plena; transmite saberes para comprender la complejidad de la sociedad actual; la educación forma personas comprometidas solidariamente en la resolución de numerosos problemas sociales.
La educación mejora las condiciones para el ingreso y permanencia en el mercado de trabajo. Lo vengo diciendo en los últimos tiempos, lo repito y lo seguiré reiterando: “deserción escolar, 0; calidad educativa, 10”.
Durante la primera gestión de Gobierno, nos ocupamos permanentemente de la mejora de la escuela secundaria. Ante un nivel cuya historia tendía a la segmentación y en el que era esperable que el 40 por ciento de los chicos desertara y que muchos repitieran, nosotros salimos a sostener que esos chicos tenían que seguir en la escuela, pero no simplemente para permanecer. Dijimos que tenían que estar en la escuela para aprender.
Ahora decimos algo más ambicioso: decimos que quienes se fueron de la escuela media, pueden y deben volver; decimos que el Estado trabaja para que esos chicos puedan volver a la escuela. Nunca nadie en la historia de la escuela media salió a decirle a la sociedad y a quienes dejaron la escuela que en ella tienen su lugar, que pueden volver, que estamos preparados para sostener su derecho de finalizar la escuela secundaria. (Aplausos)
Según datos del Censo 2001, son casi 16 mil los adolescentes y jóvenes de entre 13 y 18 años que no están escolarizados. Las escuelas secundarias no cuentan hoy con la flexibilidad necesaria para albergar esta población potencial que el Estado debe incluir en cumplimiento de la Ley 898 de Escolaridad Secundaria Obligatoria.
Las escuelas ofrecen planes de estudio con numerosas materias en simultáneo de cursada obligatoria, sin opciones para los estudiantes y con escasa oferta de actividad en forma complementaria. Por eso, diseñamos una escuela adecuada a esta población, que es prioritaria para la política educativa de mi Gobierno.
En el ciclo lectivo 2004, crearemos cinco nuevas escuelas secundarias; todas ellas estarán en zonas de la Ciudad con déficit de cobertura de los servicios de educación media. Se trata de cinco escuelas que serán novedosas, porque están concebidas y adaptadas al universo de jóvenes que queremos reinsertar, porque se ajustan y flexibilizan los planes de estudio, reconociendo los realizados en otros establecimientos, porque también el régimen académico será distinto en cuanto a la forma de cursar y promover materias.
Para apoyar este programa, “De Vuelta a la Escuela”, en pocos días más estaremos lanzando la necesaria campaña de información pública acerca de una nueva red de información y servicios para volver a la escuela.
Esta red es vital para hacer eficaz el programa de reinserción del que estoy hablando. Funcionará a nivel de cada Centro de Gestión y Participación y está organizado en forma conjunta por la Secretaría de Educación y la de Descentralización. ¿En qué consiste? Lo que estamos haciendo es crear en cada centro un espacio de servicio para informar, orientar, asesorar y facilitar la gestión de trámites vinculados con la enseñanza secundaria.
El programa al que me acabo de referir es sólo una de las diez herramientas articuladas en el concepto “deserción escolar, 0; calidad educativa, 10”.
Se me ocurre decir que esa consigna trasciende incluso a las políticas educativas, porque apunta a un plano superior, hacia el despegue ofensivo en el que estamos lanzados. Decir “deserción escolar, 0; calidad educativa, 10” es afirmarnos en la siguiente idea: pasamos lo peor de la emergencia; entramos en la fase de la recuperación y la reinserción.
La crisis nos tiró con todo lo que pudo en nuestra ciudad, pero en los últimos años son más los chicos que estudian y menos los chicos que abandonan la escuela secundaria en la Ciudad de Buenos Aires. Cuando termine mi mandato aseguro que estaremos educando a muchos más chicos y de la mejor manera. De manera que seguiremos, continuaremos, haremos más.
En cuanto a la consigna "deserción cero" vamos a seguir con los programas de tutoría en las escuelas secundarias; vamos a extender el programa de becas para estudiantes secundarios; vamos a llevar las becas a un total de 35 mil con fondos propios y casi 8 mil con fondos nacionales; vamos a construir durante el año 2004 –e inaugurar en el 2005– cuatro nuevas escuelas secundarias para albergar a más alumnos; vamos a construir los polos educativos; vamos a construir más escuelas.
En cuanto a la consigna "calidad diez" seguiremos promoviendo la diversificación de la oferta y los programas de intensificación. Llegaremos, en los próximos cuatro años, al momento en que cada distrito escolar de esta Ciudad de Buenos Aires tenga por lo menos tres escuelas con intensificación en algún área. Sólo en esta ciudad existe esta diversificación. Diversificación que alcanza a las lenguas extranjeras, a la educación física, a la informática, a las artes o a las actividades científicas.
Anuncio también que este mismo año convertiremos en realidad un proyecto del que hablamos durante la campaña electoral. En este período lanzaremos el Plan de Empleo Joven, que estará destinado a jóvenes desempleados que no hayan finalizado el secundario. Arrancaremos con un presupuesto de 8 millones de pesos dedicados a un universo de 3800 beneficiarios, de 16 a 26 años. El plan trabajará en una doble perspectiva que será obligatoria: los jóvenes deberán completar su escolaridad secundaria y deberán adquirir también capacitación laboral, en sintonía con las demandas en el mercado de trabajo.
Los beneficiarios del programa recibirán una beca para sus estudios y realizarán pasantías en empresas, a modo de entrenamiento.
Señoras y señores legisladores: los docentes seguirán estando en el centro de la preocupación de nuestra gestión. Como ya dije, vamos a continuar con los programas que apoyen y profesionalicen su labor, y vamos a concretar un programa de blanqueo salarial.
Durante la década de 1990 existió una suerte de "carnaval de adicionales" que perduró en el tiempo sin incorporarse al sueldo básico. Los adicionales fueron una muestra más de una política de precarización laboral. Le vamos a decir adiós a las consecuencias de esas políticas; vamos a terminar con esa porción no remunerativa del sueldo en un programa de recuperación salarial de cuatro años. Comenzamos hace un año con el pase a "remunerativo" que otorgó esta gestión al estímulo docente de 35 pesos; continuaremos el año próximo con la incorporación del adicional del Fondo Educativo al sueldo básico; en 2006 y 2007 incluiremos el adicional "suma fija" al sueldo básico.
Señoras y señores legisladores: quiero retomar un concepto del que venimos hablando desde hace tiempo: el de Buenos Aires, Capital Cultural de Latinoamérica.
Posicionar a Buenos Aires como capital Cultural de Latinoamérica es un horizonte que nos trazamos desde la Secretaría de Cultura durante la primer gestión, y que continuamos ahora. Es la idea objetivo que articula las políticas culturales que desarrollaremos durante la gestión. Nosotros proponemos proyectar a la ciudad como polo de irradiación cultural, como laboratorio para las nuevas tendencias en las artes y las ciencias y como exponente de una democracia en acción.
Desarrollaremos un conjunto de acciones para garantizar el derecho humano básico de acceso a la cultura. Destaco algunos: reformularemos programas culturales de barrios para ampliarlos a todos los puntos, a toda la ciudad; vamos a abrir nuevos centros culturales barriales; vamos a capacitar a sus docentes y ampliar los talleres; vamos a ganar en formación de ciudadanos.
Pondremos en marcha el Programa Promoción de Emprendimientos Artísticos y Culturales, que vamos a apoyar con subsidios y con capacitación.
Vamos a tener dos nuevas orquestas infantiles y juveniles; vamos a instalar bibliotecas comunitarias en barrios carecientes, a través del programa “Bibliotecas para armar”. Vamos a seguir avanzando en la tarea de la descentralización de la acción cultural, porque descentralizar es democratizar, es acompañar los cambios en los hábitos sociales, es jerarquizar las diferentes zonas de la ciudad, es rescatar la identidad de los barrios.
Reimpulsaremos las giras barriales del Complejo Teatral de Buenos Aires. Abriremos nuevos teatros y centros culturales en distintas zonas de la ciudad. Seguiremos con una serie de programas: “En mi barrio” y “En el club”, “La carpa cultural itinerante”, “El tren cultural”.Recuperaremos el teatro al aire libre en los barrios. Vamos a seguir publicando guías barriales. Vamos a seguir poniendo en valor los edificios, vamos a preservarlos y vamos a hacerlos conocer a través de programas de visitas guiadas.
La incidencia económica y social de las industrias culturales de la Ciudad de Buenos Aires duplican la que tiene a nivel nacional. Nuestras industrias culturales aportan el 6 por ciento del Producto Bruto Geográfico contra un 3 por ciento del PBI nacional. En la ciudad, las industrias culturales generan alrededor del 4 por ciento del empleo contra poco más del 2 por ciento del empleo a nivel país. La articulación de las industrias culturales con el turismo potenciarán el impacto.
En conjunto, estamos hablando del 10 por ciento del Producto Bruto Geográfico y del 8 por ciento del empleo en la ciudad. Una muestra de este potencial está dado por el siguiente dato: cuatro de cada diez extranjeros que asistieron al V Festival Internacional del Tango –año 2003– tuvieron como motivo de visita al país el propio festival. Los festivales de tango, cine, teatro, danza, Campeonato Mundial de Tango, entre otros, no sólo movilizan y estimulan la producción cultural, también actúan como focos de difusión de la ciudad en el exterior y como potentes instrumentos de captación de flujo turístico.
Permítanme retomar ahora unos pocos conceptos relacionados con el contexto económico que mencioné al principio. Tal como dije al principio de este discurso, este gobierno se siente orgulloso de haber ratificado convicciones durante la gestión. No somos de decir una cosa para luego hacer otra. Y tal como lo señalé anteriormente, no sólo supimos superar la crisis, no sólo fuimos eficaces y transparentes en el manejo de las cuentas públicas –fuimos eficaces, sí y fuimos transparentes– sino que además, fuimos transformadores. En el país del cambio, todavía se escuchan de manera reiterada afirmaciones –en mi opinión– inconsistentes y falsas acerca de presuntas voracidades fiscales por parte del Estado.
Yo digo que este gobierno no cree que la presión fiscal sea excesiva. Nosotros siempre dijimos que el que tiene más debe dar más y accionamos en ese sentido, tal como ocurre en los países con mejores índices de desarrollo urbano.
¿Cómo verificar el sentido de nuestra política fiscal? Simple. Si bien los recursos de la ciudad se han incrementado nominalmente, es necesario destacar que su composición ha variado significativamente en términos cualitativos. La participación de los grandes contribuyentes en el total de impuestos recaudados viene creciendo desde el inicio de nuestra gestión, a la vez que hemos impulsado exenciones impositivas para los sectores de la población y empresas con menor capacidad contributiva. Los grandes contribuyentes que hacia el año 2000 aportaron el 42 por ciento de los ingresos, ahora aportan el 55 por ciento.
Queda claro de qué lado estamos cuando se habla de regresividad o progresividad fiscal.
En materia de recursos, avanzamos y pelearemos por más. Me refiero ahora a nuestros justos planteos en materia de coparticipación. Si bien hemos obtenido sensibles mejoras en el tratamiento que recibimos desde la administración nacional, todavía nos falta avanzar. Basta como ejemplo señalar que los vecinos de la ciudad aportan poco más de 12 mil millones de pesos a la masa de recursos coparticipables, y sólo reciben 1.250 millones de pesos, incluyendo el gasto que hace el Estado Nacional en justicia y en seguridad.
El conjunto de datos macroeconómicos y fiscales a los que me referí en este discurso no nos hace olvidar el conjunto del cuadro. La recuperación a la que estamos asistiendo está todavía lejos de ser capaz de cerrar la brecha de desigualdad que padece nuestra sociedad. Las víctimas del desempleo, del subempleo y el empobrecimiento siguen necesitando de políticas públicas de contención activa. La exclusión continúa siendo una de las principales causas del deterioro social y de la degradación del espacio urbano. Ahora, los tiempos son distintos y los recursos otros. Entramos a partir de esta segunda gestión en otra etapa. Entramos en una fase cualitativamente superadora. Vamos a impulsar políticas sociales más activas, mejor integradas y que no apunten sólo a la necesaria contención sino también, y especialmente, a la reinserción laboral y a la regeneración de los tejidos sociales y culturales.
De lo que estoy hablando, entonces, es de un plan de economía social y desarrollo local. Este plan promueve la conformación de emprendimientos productivos y sociales que contribuyan a la creación de empleo y posibilitan la inserción laboral de personas en situación de vulnerabilidad.
La articulación de las áreas de desarrollo económico y desarrollo social a la hora de un impulso activo de las políticas de desarrollo local es fundamental. Por eso, constituiremos una mesa económica y social en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Vamos optimizar un conjunto de programas de distintas áreas y los vamos a poner en una misma dirección y en un mismo sentido. Convergerán en la estrategia común de la promoción del empleo, en la formación y en la capacitación; pondrán todo el crédito que sea necesario al servicio de asociaciones de trabajadores, personas físicas y emprendedores individuales; organizarán grupos de trabajo mixto, mutuales en empresas recuperadas, en sindicatos y cámaras para el desarrollo de políticas sectoriales.
Aún apostando a una mayor articulación de los programas de las diversas áreas en todo lo que estoy describiendo respecto de nuestras políticas sociales, hay claras continuidades con lo hecho. Pero quiero anunciar respecto de esas continuidades la extensión paulatina y planificada del Vale Ciudad en reemplazo del Apoyo Alimentario a Familias. (Aplausos).
Esto no sólo fortalecerá el ingreso familiar en cuanto a la adquisición de alimentos sino que también promoverá el desarrollo comercial de los pequeños y medianos comercios barriales. Esto ha quedado bien demostrado en el Centro de Gestión y Participación N° 3, en el que los comercios adheridos al Vale aumentaron en un 70 por ciento su facturación.
La extensión del Vale Ciudad se hará de acuerdo a un plan trianual a toda la población de la ciudad bajo la línea de indigencia. La población asistida se sumará así a las 7 mil familias que reciben hoy esta prestación.
También queremos dar un nuevo impulso al área de desarrollo social, a las políticas que promuevan soluciones habitacionales grupales en articulación con el Instituto de la Vivienda para reducir paulatinamente la emergencia habitacional y, particularmente, para reducir la población alojada en hoteles.
Quiero anunciar las principales líneas que desarrollaremos: políticas de vivienda transitoria a partir de convenios con organizaciones sociales para las familias sin techo. De lo que se trata es de permitirles a esas familias una salida transitoria digna en el proceso de asignación de créditos, previsto por la Ley 341. Fomentaremos las modalidades de compra, alquiler y reciclado de inmuebles propios a fin de mediante convenios, alquilarlos o cederlos a familias en situación de emergencia habitacional.
Ampliaremos la red de atención para la tercera edad, apuntando al concepto de residencia, de atención integral para adultos mayores que no pueden vivir con su familia y no tengan acceso a la vivienda.
Señoras y señores legisladores: comencé la lectura de este discurso situándome en el contexto histórico tan absolutamente singular en el que vivimos. Dije que éste es un tiempo de recuperación y también de regeneración. Por convicciones que son enteramente mías, y que comparto con quienes me acompañan en el gobierno, pero también por todos los compromisos que asumí en estos años, hablé de nuestra historia, una más lejana y otra absolutamente reciente. Por esas convicciones y por respeto a esos compromisos es que creí importante aludir al dolor de lo que vivimos y aludí también a las necesidades y las demandas absolutamente legítimas y urgentes a las que debemos responder.
Dije que estamos lanzados al desafío de construir el futuro y expliqué con qué proyecto lo haremos y desde qué sustento real podemos anunciar lo que anunciamos. Dije que vamos a trabajar por las demandas del presente y por las generaciones que vienen. Hablé –hace tiempo vengo hablando de esto– de la construcción de una ciudad integrada, más articulada, más potente, más solidaria, más justa, más humana; una ciudad en la que sencillamente sea bueno vivir; una ciudad para pasearla y disfrutarla; una ciudad de convivencia, de encuentro y también de fiesta en las calles, como la fiesta que estamos viviendo en estos días con el Festival de Tango.
Vamos a hacer esa ciudad; vamos a hacer esa ciudad porque supimos mantenernos fuertes en el timón de la nave, mientras que otros, los que se creían dueños de la verdad, sólo asomaron cuando lo peor de la tormenta había pasado. Vamos a hacer esa ciudad porque supimos gobernar en las malas, porque el sustento real de esta nueva etapa de ofensiva no es un regalo de los dioses, sino el fruto de mucho trabajo que invertimos en años que no fueron nada fáciles. Vamos a hacer esa ciudad porque estamos haciendo otro país, un país que se planta de otra manera ante el mundo, que no se resigna a decir siempre que sí a todo con el argumento falaz de que el sí es la única alternativa sensata; un país que ya no acepta de manera pasiva los simplismos ciegos y brutales del pensamiento único universal, pensamiento que no tolera colores y matices, que no tiene sensibilidad, que escasamente tiene racionalidad y que sencillamente no tiene que ser el nuestro. Me refiero a ese pensamiento económico y político hoy cuestionado desde todas partes por sus fracasos; a ese pensamiento y a ese modo de hacer política que nos degradaba, nos entrampaba, nos encorsetaba, nos fosilizaba, nos vaciaba y que sólo consiguió que Argentina estallara en medio de la peor catástrofe institucional que hayamos conocido en la historia contemporánea. Contuvimos la catástrofe, nos levantamos, estamos volviendo a construir el futuro.
La historia que vivimos no la vivimos en vano. Estamos recuperando la confianza en nosotros mismos a la hora de avanzar por nuevos caminos, pero teniendo memoria, mucha memoria. Estamos en esa nueva construcción, que debe ser construcción en común. Necesitamos el aporte, el trabajo y el compromiso honesto de todos ustedes. Lo vamos a hacer y lo vamos a hacer con la sociedad; lo vamos a hacer porque es urgente y porque es necesario; lo vamos a hacer porque es lo justo y porque es lo ético; lo vamos a hacer porque estamos acá –ustedes y yo– simplemente para hacerlo. Les pido que nos ayudemos; les pido que hagamos memoria y que hagamos otra política, de colaboración, de calidad y de futuro. Les pido que lo hagamos juntos.
Muchas gracias. (Aplausos). Señoras y señores legisladores, representantes del pueblo de la Ciudad de Buenos Aires, representantes de organizaciones y fuerzas sociales, vecinos de la ciudad: con enorme satisfacción me presento hoy antes ustedes, ante una Legislatura renovada y en un contexto absolutamente opuesto al que marcó el fin de siglo argentino y el principio del siglo XXI.
En mis últimas intervenciones en esta Legislatura intenté encuadrar mis palabras en los sucesivos contextos que fuimos viviendo. Es que veníamos de años muy difíciles, años de desolación, de desesperanza; veníamos de atravesar una excepción en la historia. Es que sólo pueden calificarse como excepcionales los períodos históricos en los que las naciones confrontan con el fantasma de la propia disolución.
Argentina se paró hace sólo un par de años ante un espejo: vio empobrecimiento masivo –y lo sigue viendo–; vio dolor –y lo sigue habiendo–; vio corrupción estructural, impunidad estructural; vio concentración de la riqueza y discursos frívolos y palabras vacías. Argentina vio ante el espejo la posibilidad intolerable pero verosímil de ser vaciada de futuro. Hubo sacudones, broncas, rupturas, cinco presidentes, la historia que ustedes bien conocen. Vale tenerlo en cuenta muy fielmente; hace apenas un par de años que ocurrió. Fue un momento excepcional, como también es excepcional este otro momento que nos asombra a nosotros y que también asombra al mundo. Hablo de este giro vertiginoso, de esta recuperación de la esperanza, de esta sencilla situación que muchos creían clausurada de volver a ver el futuro con ojos tan distintos.
Fuimos en parte hacedores de esta transición; somos en parte constructores del fin de una época tanto como de lo nuevo; somos parte de la nueva apuesta en la que está empeñado el país; hoy estamos en una nueva situación que no vamos a desaprovechar.
Vengo aquí a presentar los lineamientos estratégicos de todo lo que vamos a hacer por Buenos Aires. Este acto, por la historia de la que venimos y por la historia en la que estamos situados, trasciende ampliamente los aspectos rituales que estas ceremonias suelen tener. Sabemos todo lo que tuvimos que pasar; sabemos lo que pudimos lograr cuando trabajamos juntos; pudimos con la crisis, y vamos a poder construir un futuro. Ese es el sentido de nuestra presencia aquí.
Subrayé la idea de estar hablando ante una Legislatura renovada: lo hice porque la existencia misma de esa renovación habla de una vitalidad política y cultural renacida de nuestra ciudad. Porque todos nosotros deberemos trabajar muy seriamente para darle el mejor sentido posible a nuestro rol de representantes del pueblo; porque venimos de lo que venimos; porque nos necesitamos, pero más necesita la gente lo mejor de nuestro trabajo común.
Subrayé también el giro histórico en el que estamos inmersos. Al cabo de nuestro primer mandato, fuimos creíbles cuando dijimos: "Lo peor ya pasó; viene el tiempo del despegue".
No hubo equivocación en el anuncio ni promesas falsas. El tiempo del despegue es hoy y está aquí. Buenos Aires se recupera en sintonía con lo que sucede en el país. Aún cuando la implosión en Argentina dejó secuelas sociales gravísimas, Buenos Aires se recupera.
Y en lo que a este Gobierno se refiere, ya estamos trabajando en una nueva fase. Es una nueva fase, pero con los mismos objetivos y valores de siempre: aquellos por los que batallé desde mi primera gestión y desde antes también. Sólo a partir de las últimas elecciones presidenciales, aparecen instalados a escala nacional esos valores que mi gobierno siempre defendió.
Alguna vez estuvimos más solos, y remando contra corriente; pero ya no. Felizmente, poco tienen que ver esos valores y objetivos renacidos, con los que predominaron en la década de los '90.
Déjenme decirles que me produce orgullo haber estado del lado en el que estuve. El haber sido reelegido por encarnar un mensaje vigente y por sintonizar hoy mismo con el tiempo que vive la Argentina.
Unos cuantos de los que pocos años atrás se hacían los sordos, hoy se acomodan a los nuevos tiempos. Los que demonizaron al Estado; los que apostaban por cualquier cosa, pero nunca por la sociedad; los que silenciaron la corrupción; los que engrasaron la maquinaria de la fábrica de pobres en que convirtieron al país; los que despreciaron a los más vulnerables, a los que no recibían justicia, a los que apenas tenían voz.
Señoras y señores legisladores: la historia tiene tiempos implacables. Tiene también esos momentos excepcionales a los que me referí. Momentos en los que se galvanizan ciclos completos; en los que se recuperan sentidos, orígenes, dolores, caminos posibles y también memorias.
Quiero, en este acto, señores legisladores, hacer un primer anuncio que tiene que ver con este momento excepcional de nuestra historia. Sean, por favor, ustedes, lo suficientemente generosos como para que, por sólo un instante, les hable desde una historia personal que, como la de todos ustedes, fue atravesada por la otra historia, la importante.
Hace pocos días, recorrí el Parque de la Memoria, junto al Alcalde de la Ciudad de Roma. Como ustedes saben, este es un espacio que quiero particularmente. Y como ustedes deben saber, es muy común que me relacione con los organismos que, desde la última dictadura hasta hoy, tanto han hecho por denunciar las violaciones a los derechos humanos y por preservar la memoria de lo que ocurrió en la Argentina. Gracias a la labor de los organismos, somos una sociedad bastante más digna que la que se quiso diseñar a sangre y fuego en 1976, o que prosiguió en la década de los '90.
Les decía que hace pocos días recorrí el Parque de la Memoria. Y recorriendo el parque, me detuve a ver la enorme bandera con las imágenes de nuestros desaparecidos. Por azar –o porque los pasos me llevaron hasta allí–, de pronto me encontré con la imagen de una prima mía, Sara, también ella desaparecida.
Quienes pasamos por esa historia sabemos qué mecanismos se disparan cuando emerge el primer recuerdo. Me conmoví, por supuesto. Y pensé en el centenar de desaparecidos del colegio secundario en el que estudié; en todos los chicos desaparecidos de mi promoción, la más castigada, la que egresó en 1976. Pensé en los que debían egresar en 1976, y no lo hicieron.
Desde este exacto momento de recuperación de la memoria, de recuperación de los proyectos, de recuperación de los sentidos, quiero anunciarles, señores legisladores, que este gobierno que encabezo asumirá en absoluta plenitud el manejo y el destino futuro del predio y de los edificios en donde funcionó el más horroroso y emblemático campo de concentración puesto a funcionar por la última dictadura militar: hablo de la Escuela de Mecánica de la Armada. Hablo del lugar por donde pasaron… (Aplausos) …cinco mil víctimas de esa dictadura. Hablo del sitio desde donde se desplegaban los vuelos de la muerte. Hablo de las mujeres embarazadas, secuestradas, torturadas. Hablo del lugar en donde robaron a sus bebés.
Como Jefe de Gobierno, digo ante esta Legislatura, que me comprometo a recuperar para esta ciudad y su gente las instalaciones de la Escuela de Mecánica de la Armada. (Aplausos) Esto nos permitirá mantenerlo como un espacio de preservación de la memoria, como un espacio de diálogo y de aprendizaje, como un sitio de reflexión plural sobre nuestra historia.
En línea con anteriores resoluciones de mi Gobierno y de esta Legislatura, a partir de la decisión presidencial de recuperar el predio, acordamos con autoridades del Gobierno Nacional la necesidad de elaborar un convenio entre la Ciudad y el Estado Nacional para que se destine el predio de la ESMA a la memoria de los crímenes cometidos por el terrorismo de Estado.
Como lo hicimos siempre, vamos a abrir todas las consultas que sean necesarias, especialmente con los organismos de Derechos Humanos, antes de decidir qué uso exacto le dará esta Ciudad al predio de la ESMA. Asimismo, preservaremos celosamente el predio para que se inicien todas las investigaciones judiciales o forenses que sean necesarias.
Señoras y señores legisladores: estos siguen siendo tiempos difíciles de vivir, pero son los mejores tiempos para hacer. El país sigue afrontando inmensos desafíos. La dura renegociación por la deuda y la exclusión social estructural son seguramente las dos caras del desafío que nuestra Nación tiene por delante.
Deuda y exclusión: la una es generadora de la otra, dramática y sistemáticamente. No podrá haber futuro posible si no se alivia la carga de la deuda. Aun ante un escenario dinámico, donde las negociaciones con los acreedores externos podrán cambiar, nosotros sabemos también en este tema de qué lado estamos.
Asombran las voces, ya tan gastadas, de quienes sostienen que cuanto más paguemos, mejor nos irá. Nosotros sabemos perfectamente qué es lo que está en juego. Sabemos de las imposibilidades de atender el sufrimiento social cuando los recursos no alcanzan. Venimos de ahí.
Todavía hoy padecemos las consecuencias de la desintegración social. Hablo de las consecuencias brutales de ese orden desintegrador y aniquilador de los ’90, al que me referí la última vez que hablé ante ustedes. Hablo de fragmentación, de pobreza, y en lo que tiene que ver con la gestión de la Ciudad, hablo de deterioro del espacio público.
Así que entendemos muy bien de qué se trata el desafío que afronta la Argentina. También nosotros, cuando nos tocó superar el reto de gobernar en el estrecho margen de un desfiladero, elegimos la opción de priorizar lo social, de contener a los más castigados por la crisis, de aguantar con lo propio para salir después, mejor armados, hacia adelante.
Nos tocó de cerca ese desafío y lo superamos. Nos pedían buen manejo fiscal: lo demostramos cuando todos los números volaban por los aires. Nos pedían eficacia, cuando defender al Estado era pecado mortal: posicionamos al Banco de la Ciudad como nunca había sucedido, y en plena crisis de la convertibilidad y del corralito.
Prometimos transparencia: la tuvimos. Se debía acortar la brecha política entre la política y la sociedad: abrimos los cauces de la participación popular. Veníamos de un tiempo de política generadora de fragmentación social: impulsamos políticas integradoras desde la educación, la salud, el desarrollo social y económico y la obra pública.
Emergimos de la crisis con los sistemas públicos de educación y salud intactos y fortalecidos. Emergimos de la crisis con una deuda renegociada, pero sin descuidar a los más débiles.
Hoy estamos lanzados de lleno hacia el futuro. Iniciamos este nuevo proceso en un contexto absolutamente distinto al que signó y limitó el inicio de nuestra primera gestión. En aquel entonces, la economía argentina ya arrastraba dos años de estancamiento y una dura tendencia depresiva, necesidad creciente de financiamiento externo, precios relativos que atentaban contra la producción de bienes y la generación de empleo y, fundamentalmente, un Estado atado de manos a la hora de sostener políticas públicas en cualquier sector.
Hoy estamos en presencia de un esquema macroeconómico opuesto. Hoy el Estado tiene a su disposición los instrumentos necesarios para desarrollar políticas activas. Los precios promueven la producción de bienes y la generación de empleo.
La dinámica de las cuentas públicas tanto de la Nación como de la Ciudad muestran un comportamiento virtuoso, es decir, crecimiento, aumento de recaudación tributaria, mayor capacidad del Estado para desplegar políticas activas y mayor crecimiento.A esta situación, se le suman las expectativas positivas de la población respecto de la evolución de la economía.
El manejo responsable de las cuentas públicas nos permite hoy aprovechar esta coyuntura favorable sin tener que destinar recursos para resolver los problemas financieros que dejó la crisis.
Durante el año 2003, las finanzas de la ciudad se vieron robustecidas, lo que se traduce en una mayor capacidad de gestión y en la posibilidad de planificar los próximos cuatro años sin condicionamientos extremos desde el punto de vista financiero.
Nuestra situación, desde el punto de vista de las finanzas públicas es sólida. Hace un año terminamos de reestructurar nuestra deuda externa. Obtuvimos mejoras sustanciales en las condiciones de repago de los títulos públicos emitidos con anterioridad, al inicio de nuestra primera gestión.
Cumplimos con nuestra palabra sin comprometer nuestra capacidad de gestión. Hoy podemos reiniciar tratativas con los organismos multilaterales de crédito para obtener nuevo financiamiento para obras estratégicas de gran envergadura.
La deuda pública equivale a sólo un 3 por ciento del Producto Bruto geográfico de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y su stock total representa, aproximadamente, el 50 por ciento del Presupuesto de este año.
Todos estos factores hacen que la deuda de la ciudad se encuentre mejor calificada hoy que antes de la crisis, a fines del año 2001.
Las últimas noticias son elocuentes. El jueves último, una consultora internacional de primerísimo rango volvió a subir la calificación de la ciudad al nivel de grado de inversión. El dato no es un artificio; significa que la ciudad vuelve a ser sujeto de crédito internacional. Basamos nuestro planeamiento con un horizonte plurianual, apoyado en estos datos sólidos, incontrastables. Nuestros bonos tienen las mejores paridades medidas en dólares del total de títulos públicos en circulación.
Pero también asumimos la necesidad clave de sostener una política anticíclica que garantice la posibilidad de programar erogaciones de capital sin depender exclusivamente de la evolución del ciclo económico, en el futuro.
Por eso nos creen cuando decimos que queremos acelerar la expansión del subte; porque ya demostramos que, en lo peor de las crisis, la priorizamos. Cumplimos con nuestros contratistas, les pagamos; y porque cumplimos es que hoy logramos los mejores precios de los mejores contratistas del país en la licitación de la Línea A.
Señores y señoras legisladoras: hoy puedo decir que estamos concretando la asistencia financiera del B.I.D. por 150 millones de dólares para equipar y terminar la Línea H hasta Retiro. Podemos decir que para cuando termine nuestra gestión, los porteños vamos a estar viajando en la Línea H, entre Pompeya y el barrio de Once.
También podemos decir que estamos cerrando un préstamo directo con el Banco Mundial por 150 millones de dólares, para las obras de investigación de inundaciones en el Arroyo Maldonado, debajo de la Avenida Juan B. Justo.
Y miramos mucho más allá. No nos quedamos en la Línea A ni en la B; ni siquiera en la cada vez más cercana Línea H. Con enorme satisfacción les puedo anticipar que el proyecto integral de expansión de nuestra red de subterráneos no sólo sigue en pie sino que crece y crece más.
Les decía que no vamos a dejar pasar la oportunidad y no lo vamos a hacer. A las obras de prolongación del Subte B, a la reconversión y continuación de la Línea A y a los trabajos que pusimos en marcha hace dos años en la Línea Transversal H, sumaremos tres líneas de subterráneos más. No se concluirán, por supuesto, en mi mandato, pero tengan la certeza de que su finalización será posible a partir de lo que hagamos en esta gestión, que será de proyección estratégica hacia el futuro.
Anuncio entonces que próximamente estaremos llamando al asesoramiento financiero y legal para que la concesión de las líneas F, G e I se pongan en marcha. Se trata de la construcción de 22 nuevos kilómetros de la red y vamos a poder financiarlos; vamos a poder hacerlo gracias a la solidez financiera actual y a la posibilidad de acceso al crédito.
Que quede claro: no son falsas proyecciones, sabemos cuidar los recursos. Sepan que para emprender estas megaobras no nos financiamos de manera desmedida. Según nuestras proyecciones de recursos y gastos, el 75 por ciento de las obras de nuestro plan de inversiones 2004-2006 se financiará con recursos propios.
Estos primeros anuncios que hago señalan el camino y marcarán mi exposición de hoy. Toda gestión de gobierno debe atender innumerables frentes de batalla. Pero mi gobierno elige un horizonte claro al que llegar: ese horizonte es el de la integración en sus múltiples dimensiones. Y si me obligaran a elegir prioridades que caractericen la que será esta segunda etapa de mi gobierno, no tengo dudas, elijo la educación como continuidad y eje de mi primera gestión y elijo la obra pública como el instrumento de la nueva gestión. (Aplausos).
En este discurso estoy en condiciones de anunciar con el sustento que dan los datos macroeconómicos y fiscales, el modo en que abordaremos los problemas de la gente, de la desinversión urbana que históricamente padece la Ciudad de Buenos Aires.
Este plan de obras que anuncio hoy ante ustedes busca recuperar progresivamente la tasa de inversión pública en el cuatrienio 2004-2007 hasta cubrir las necesidades de recuperación del activo existente e iniciar nuevas obras de largo alcance, a nuestro juicio, necesarias.
Esto supone elevar la inversión pública hacia un promedio de 500 millones de pesos anuales, de los cuales 120 millones de pesos se corresponden a la recuperación del sistema de mantenimiento urbano en general y el resto a la intervención de obras de infraestructura y desarrollo urbano debatidas durante el último trienio.
Vamos a avanzar con una política que acerque la inversión en mantenimiento urbano hacia lo óptimo: pavimento y alumbrado público son demandas básicas para la reconstrucción del espacio público en términos de seguridad y de tránsito, pero también impactan en la valuación inmobiliaria de las distintas zonas de la ciudad.
El esfuerzo que hicimos al haber sostenido, a pesar de la crisis fiscal, el gasto en estos rubros claves de mantenimiento urbano nos permite comenzar desde más adelante; para el nuevo período, la distancia hacia lo óptimo, es más corta.
Durante el 2003, acumulamos intervenciones urbanas en un total de mil cuadras. La suma, las mil cuadras, es superior al trienio precedente. En este verano, iniciamos más obras en otras casi 300 cuadras que se sumaron al trabajo de nueva iluminación, a partir de este mes, en quince de los dieciséis centros de gestión y participación.
Este impulso vigoroso a los trabajos de pavimentación e iluminación que en años anteriores no podíamos asumir porque los recursos necesariamente debían cubrir la emergencia social, define la marcha acelerada de recuperación de un aspecto importante del mantenimiento de la ciudad.
Sin embargo, todo este esfuerzo será mayor e integral. Hemos puesto en revisión el conjunto del sistema de pavimento y mantenimiento de alumbrado eléctrico con el objetivo de dotar a la ciudad de un sistema moderno y sistémico de mantenimiento urbano. Con esta meta, proyectamos una inversión cuatrienal 2004-2007 cercana a los 310 millones de pesos corrientes para ambos rubros.
Un aspecto más complejo lo conforma el trabajo de reparación de veredas en el cual hay responsabilidades compartidas. En ese sentido, el gobierno planea recuperar en cuatro años el casi millón de metros cuadrados de veredas dañadas que se encuentran bajo su responsabilidad a razón de 250 mil metros cuadrados anuales.
Ya he dicho que apuntamos a recuperar el coeficiente de inversión de la ciudad. Hay, por lo menos, dos grandes frentes en los que hay que trabajar. Las obras de integración dentro de la ciudad y con el área metropolitana, y la recuperación de zonas degradadas, a través de la inversión pública directa y de la orientación de los desarrolladores privados.
Ya mencioné un proyecto estratégico central de este gobierno, la expansión de la red de subterráneos. Es la obra de integración por excelencia y cuenta con un formidable consenso de la sociedad; incide directamente en el problema del tránsito y en la mejora de la calidad de vida en general. Para la expansión de red de subtes destinaremos una inversión para el período 2004-2007 de 500 millones de pesos corrientes. Esta inversión abarcará prioritariamente la puesta en funcionamiento de la primera línea nueva de subte en los últimos 60 años, la Línea H, cuyo primer tramo Once-Avenida Caseros y segundo tramo Once-Avenida Corrientes impactará fuertemente en el desarrollo de la Avenida Jujuy y en el acceso de todos los trabajadores residentes en la zona sur al núcleo más importante de actividad económica de la ciudad, que es el macrocentro.
Con respecto a la extensión de la Línea A, cuyo tramo hasta Nazca acelerará el proceso de integración del oeste de la ciudad, hemos concretado el mes último la apertura de la oferta económica.
Por último, la continuidad de la extensión de la Línea B hasta Villa Urquiza mejorará la conectividad de la zona.
Del mismo modo en que hemos consolidado a Subterráneos de Buenos Aires del Estado como una unidad de planificación y ejecución estatal reconocida internacionalmente, es imprescindible que la empresa Autopistas Urbanas recupere la capacidad de ejecutar obra vial estratégica. En los próximos cuatro años invertiremos 328 millones de pesos en infraestructura vial, que será complementaria de la extensión de la red de subtes, en un adecuado equilibrio entre transporte público y tránsito privado.
Aún tomando en cuenta la excepcionalidad estadística de algunas de las tormentas que azotaron a la ciudad de Buenos Aires en los últimos años, el problema de las inundaciones evidencia como pocos ejemplos el nivel de desinversión estructural que padece nuestra ciudad desde hace, por lo menos, medio siglo. Nuestro plan plurianual de inversiones contempla invertir más de 613 millones de pesos corrientes en obra hidráulica durante el período 2004-2007. El objetivo central es aumentar en las zonas anegables de la ciudad de Buenos Aires la capacidad de resistir precipitaciones muy intensas.
La convergencia de falta de inversión y de toma de conciencia de que la ciudad puede ser sacudida por una catástrofe climática con una recurrencia mayor que en el pasado, exige la responsabilidad del gobierno de encarar y acelerar las obras que mitiguen el impacto del fenómeno.
También es necesaria la toma de conciencia de la población que habita las zonas anegables, de respetar un conjunto de medidas a adoptar frente a la emergencia.
En cuanto a las obras, digo que por primera vez en las últimas seis décadas vamos a encarar obras estructurales y no sólo de mejoras en el arroyo Maldonado. Reitero el dato histórico porque es coincidente con lo sucedido con los subtes. Pasaron sesenta años sin que ningún gobierno iniciara obra pública estratégica en estos dos sectores.
Estoy anunciando, entonces, el inicio de los procesos licitatorios y de adjudicación a lo largo del corriente año para la construcción de dos canales aliviadores, uno en la calle Godoy Cruz y otro bajo la avenida Juan B. Justo, en la zona más castigada por las inundaciones. La función esencial de estos canales será la conducción del exceso de agua provocado por las precipitaciones. Ambas obras reducirían fuertemente el anegamiento de la zona tanto en su extensión como en su frecuencia.
En segundo lugar, en el transcurso de este mismo año, el 2004, vamos a construir el canal aliviador sobre el arroyo Vega. Daremos comienzo a las obras de compuertas sobre dicho canal y a los reservorios de esa cuenca. El 15 de este mes vence el plazo para recibir ofertas con relación a este conjunto de obras. También se contempla la conclusión de las obras de defensa costera y estaciones de bombeo del área La Boca–Barracas.
En el segundo trimestre de este año esperamos haber concluido la licitación de la primera etapa del Corredor Verde del Oeste, que implica techar el tramo actual en trinchera del ex Ferrocarril Sarmiento. Otra vez estamos hablando de integración, de articular más fuertemente un extenso tejido en los barrios de Almagro y Caballito, y de la modernización del sistema de tránsito y transporte.
Quiero subrayar de nuevo que así sea que hablemos de la expansión de la red de subtes, de emprender obras contra las inundaciones o de eliminar obstáculos urbanísticos aberrantes, como el de la traza de un ferrocarril, lo que está en juego es el proyecto integrador que impulsamos. Y quiero que quede más claro todavía: a su vez, la integración no involucra escalas sociales y territoriales más o menos abstractas. Los 25 millones de pesos que invertiremos en el proyecto del Corredor Verde del Oeste impactarán en calidad de vida, impactarán en la dinámica inmobiliaria, impactarán en el desarrollo del área intervenida y cada intervención obra del mismo efecto en la zona que le corresponde.
La decisión de recuperar el coeficiente de inversión en el contexto fiscal que he descripto cumple un rol absolutamente estratégico para la ciudad. ¿Por qué afirmo esto? Porque la realización de las grandes obras de infraestructura eleva las condiciones de la ciudad para abordar el nuevo escenario económico definido por la ruptura del régimen de convertibilidad; porque en ese marco el sector de la construcción se encuentra en una situación inmejorable para liderar el proceso de recuperación del país; porque es un socio estratégico ineludible del distrito absolutamente urbano que gobernamos.
Conjuntamente con el turismo, la construcción privada, estimulada por nuestro programa de inversión pública, se convertirá en uno de los principales componentes de la demanda agregada de nuestra ciudad, con el consiguiente efecto benéfico sobre el nivel del empleo. Porque el coeficiente de inversión, en relación a las distintas zonas de la ciudad, revelan una clara intención de corregir las fallas del mercado en la asignación de recursos. Un total del 72 por ciento de todas las inversiones millonarias que fui repasando impactará de lleno en la zona sur y oeste de la ciudad.
Dije el año pasado que mi primer gobierno tenía una deuda que pagar: la de la recuperación e integración de las obras postergadas, especialmente las del sur de la ciudad. Anuncio aquí, ante esta Legislatura: mi gobierno empieza a pagar esa deuda.
Y digo más respecto del sur de la ciudad. Vamos a impulsar la puesta en marcha de un Polo Farmacéutico en el barrio de Soldati, invirtiendo para su construcción alrededor de 75 millones de pesos. El Polo Farmacéutico será un centro de manufactura y distribución de especialidades medicinales. En él se desarrollarán actividades productivas, de investigación y de innovación. Calculamos que las primeras empresas que se instalen generarán 600 nuevos puestos de trabajo directos.
Nuestro plan de infraestructura implica obras para todas las áreas del gobierno. En todos los casos se apunta a ofrecer más servicios más cerca de los vecinos, con criterios de agilidad y calidad. En pocos casos resulta tan crucial la necesidad de cercanía y agilidad como en el caso de salud.
Informo cuáles serán esas obras. En mi primer mandato duplicamos la cantidad de centros de salud y centros médicos barriales. Hoy aseguro que para fines del período contaremos con más de 90 centros de atención primaria. La cifra con lo que arrancamos, al final del período, habrá sido triplicada. Invertiremos más de 125 millones de pesos en los hospitales de agudos y monovalentes; 104 millones serán destinados a los establecimientos materno-infantiles. Seguimos avanzando con las obras de ampliación y reequipamiento del Hospital Elizalde. El monto involucrado es de 26 millones de dólares.
Remodelaremos quirófanos e iniciaremos obras importantes en el Hospital Gutiérrez, en las guardias del Pirovano y el Penna. 40 millones de pesos serán destinados a los hospitales de salud mental.
También contemplamos la construcción de un nuevo laboratorio para la producción de medicamentos genéricos.
Anuncio ahora, señores legisladores, el programa de infraestructura escolar para este año 2004. Para este año esperamos seguir ejecutando, y concluir próximamente, 169 obras de mantenimiento que empezamos en el verano. Esto supone actuar sobre el 25 por ciento de los edificios existentes.
Tenemos previsto licitar y contratar más de 180 obras para el resto del año, con una inversión de más de 22 millones de pesos en obras menores de mantenimiento y en obras de mantenimiento preventivo con recursos descentralizados.
Rehabilitaremos y pondremos en valor 53 edificios existentes con problemas severos mediante licitaciones públicas. Licitaremos 30 obras para edificios nuevos, contando los cinco que ya están en ejecución.
En lo que se refiere a la proyección total del período, quiero hacer una referencia especial sobre la propuesta novedosa de los polos educativos.
Los polos afianzarán nuevos espacios educativos. Involucran inversiones a varios años, porque incorporan varios niveles de la educación. Son más que una extensión de las políticas educativas. Su valor es claramente integrador por el impacto social y urbano que conllevan.
Los anunciamos seis meses atrás, y ya ahora los estamos comenzando a construir. Son los siguientes: polo educativo Barracas, en Villa 21. La inversión total será de casi 4 millones de pesos. Abarca 1.810 alumnos, y en estos días se inaugura la primera etapa de la escuela primaria, y ya comienza la segunda. Polo educativo Lugano, en Villa 20; la inversión prevista es de 12 millones de pesos; estudiarán allí más de 2.500 alumnos; licitaremos a mediados de este año; contrataremos y se empezará en el último trimestre de este año. Polo educativo Casa Amarilla: inversión total 5.500.000 pesos; abarca a 1.200 alumnos. Es un emprendimiento elaborado en estrecha vinculación con la comunidad. Hoy las tierras que conforman Casa Amarilla comienzan a tener un futuro no librado al azar por la fuerza del mercado. (Aplausos).
Será un futuro planificado desde las obras públicas y la articulación de las demandas de la comunidad. Las obras se licitan en este año y finalizarán en el año 2005.
Polo educativo Saavedra: el más ambicioso de todos; 27 millones de pesos de inversión total. Abarcará a más de 3.000 alumnos. Es el emprendimiento de mayor impacto urbano, económico y social con proyección metropolitana, y largamente esperado por la comunidad. Esperamos licitarlo este año e iniciar la construcción de las escuelas que allí van a instalarse.
Desde la Secretaría de Cultura, éstas son las obras previstas: puesta en marcha del Plan Maestro para la recuperación del Teatro Colón con una inversión BID de 7.800.000 pesos; finalización del Centro Cultural Julián Centella y Carlos Gardel; remodelación del Centro Cultural General San Martín con una inversión BID de 10 millones de pesos. La ejecución de la obra del Museo de Arte Moderno, con inversión BID de 11 millones de pesos. Todas ya están en proceso de licitación. También culminaremos las obra en el Centro Metropolitano del Diseño, lo mismo respecto de la instalación definitiva de la Feria del Diseño en el Mercado de Dorrego.
Señoras y señores legisladores: también hemos trazado un ambicioso plan de reforestación urbana que contemple el arbolado de calles, parques y plazas, que forman parte de un plan integral de recuperación de los grandes parques de la ciudad. Así como intervinimos en la recuperación y mejora integral del Parque Rivadavia, de la misma manera continuaremos trabajando en los parques Los Andes, Centenario, ex Warnes, Congreso, Giordano Bruno, entre otros.
El desarrollo sustentable de la ciudad implica atender de manera prioritaria las cuestiones ambientales. En este ámbito una de nuestras tareas pendientes era el mejoramiento del sistema de recolección de residuos de higiene urbana. Por eso, me resulta especialmente grato anunciar que ha entrado en su fase final la licitación de esos servicios. A partir de la adjudicación, la ciudad quedará dividida en seis zonas, cinco de las cuales estarán a cargo de prestadores privados, mientras que en la sexta el servicio seguirá siendo gestionado por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires a través del Ente de Higiene Urbana.
Con relación a la recuperación de los espacios públicos y a la elevación de la calidad de vida de la ciudad, estamos multiplicando esfuerzos para, entre otras cosas, fortalecer el poder de policía y de control. Recordarán que meses atrás debí disolver una dirección completa ligada a las tareas de inspección y control. En ese sentido, vamos a seguir haciendo esfuerzos aún cuando debamos luchar contra nichos de ineficiencia o sospechados de corrupción y vamos a seguir capacitando y profesionalizando a nuestros cuerpos de inspectores.
Seguiremos avanzando en el control de ascensores, de fachadas, de instalaciones sanitarias y de habilitaciones en general, con el concurso de una serie de instituciones profesionales. Es absolutamente reciente en términos históricos la campaña que emprendimos contra la venta irrestricta y sin límites de bebidas alcohólicas. Continuaremos con esa campaña con toda firmeza.
Hace pocas semanas hemos dado un paso enorme en materia de seguridad, con la creación del Cuerpo de Policía comunitaria al que se incorporarán 500 efectivos. Es la ciudad la que le paga sus salarios con sus recursos; es la ciudad la que les dice por qué calle y esquina andar, qué es lo que hay que proteger, dónde se debe prevenir.
Respecto del plan de prevención del delito estamos implementando el “Plan de Espacios Verdes Seguros”, con un sistema de vigilancia durante las 24 horas en veinte espacios verdes y en las adyacencias de las treinta y dos estaciones ferroviarias. Se fortalecerá el programa de senderos seguros con la ampliación de tres zonas más. Con la puesta en marcha de otros diez senderos seguros; el número de alumnos beneficiados, tanto de las escuelas públicas como privadas, llegará a 30 mil.
El proyecto de ciudad integrada al que aspiramos, es necesariamente el de una Buenos Aires mejor articulada, con recursos humanos, una Ciudad de Buenos Aires culturalmente potente. En ese sentido venimos trabajando en lo que tiene que ver con el desarrollo económico de la ciudad; venimos trabajando muy fuertemente, y lo seguiremos haciendo, en poner toda la energía del Estado y toda la inteligencia posible para fortalecer el tejido productivo y, por consiguiente, la generación de empleo y de condiciones de vida digna para los ciudadanos. Por eso generamos, aún cuando tuvimos que remar contra la corriente adversa de la convertibilidad, instrumentos de gestión para apoyar a nuestras PyMEs: brindamos asistencia financiera, ayudamos a expandir sus exportaciones, favorecimos la sustitución de importaciones, la modernización productiva y el desarrollo tecnológico. A su vez, favorecimos la asociatividad, a fin de que las PyMEs ganasen competitividad y escala. Realizamos misiones comerciales conjuntas; contribuimos a la difusión de oferta de bienes y servicios. Como resultado, en su conjunto las empresas de la red incrementaron sus exportaciones en más de un 170 por ciento, aprovechando los beneficios de la asociatividad y la nueva coyuntura cambiaria. Los excelentes resultados obtenidos en las misiones comerciales durante el 2003, nos impulsan a ampliar el alcance de las mismas. En el 2004, está previsto realizar catorce nuevas misiones que incluirán destinos como Europa, Estados Unidos, Medio Oriente y África, al tiempo que se profundizará el trabajo en Latinoamérica. Queremos que más y más empresas accedan a la red para llegar con más productos a más mercados.
El fuerte desarrollo que ha tenido el turismo a partir del cambio del escenario económico, ha hecho evidente la proyección estratégica presente y futura de esta actividad, de cara al desarrollo económico y cultural de la Ciudad. El peso del sector en la generación de divisas y empleos directos e indirectos, convierte al turismo en uno de los motores fundamentales del despegue de la economía local. Impulsar el desarrollo sostenido de la actividad turística es, por lo tanto, una obligación irrenunciable, y esto supone trabajar en tres líneas fundamentales: atender la promoción y el marketing estratégico; promover, controlar y fiscalizar los servicios turísticos para garantizar estándares de calidad adecuados, generar políticas de recursos humanos y promover una mayor conciencia turística por parte de la población. En la primer línea de trabajo, este gobierno está elaborando un plan de marketing turístico de la Ciudad que apunte a consolidar a Buenos Aires como destino turístico internacional altamente calificado.
Señoras y señores legisladores: pocos párrafos atrás hablé de un Estado y una Ciudad en articulación mutua y culturalmente potentes. Entonces, en lo que refiere al Estado, deseo subrayar la importancia estratégica que asignamos a aquellas líneas de trabajo que aspiran a modernizar los procesos administrativos y de gestión; la creación de un sistema de inversión pública; el nuevo proyecto de Ley de Compras que pretendemos presentar ante ustedes en poco tiempo más y la creación de la carrera administrativa. Desde la promulgación de la Ley 70, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires ha asumido el compromiso de adoptar criterios técnicos y financieros que permitan ordenar los proyectos en función de sus méritos dentro del plan plurianual de inversiones. Con eso, se procura facilitar la formulación, evaluación y selección de las iniciativas presentadas por las diferentes áreas, adjudicando los recursos presupuestarios en función de una jerarquización que atienda las prioridades sociales y económicas de las inversiones.
En segundo término, la creación y el ordenamiento de la carrera administrativa apunta a transparentar una política de recursos humanos basada en el reconocimiento de la labor de los trabajadores públicos, en la necesidad de una mejor motivación y capacitación. De lo que se trata, es de apuntar también en este aspecto a una gestión de mayor calidad, a estimular la mejor relación entre el Estado y la ciudadanía, a asegurar pautas de transparencia y equidad para los trabajadores de la ciudad, con el objetivo de mejorar los niveles de calidad y profesionalización en la gestión pública.
La tercera innovación que impulsamos para mejorar los mecanismos administrativos es el nuevo proyecto de Ley de Compras. La propuesta propicia mayor transparencia y agilidad en la gestión, y se funda en los principios de descentralización operativa y centralización normativa.
Y también es la misma estrategia en el área de Salud. La atención en Salud requiere de tecnología y mano de obra intensiva. Estamos desarrollando nuevas estrategias en el campo de los recursos humanos. A fines de este período, las jefaturas y los cargos de ingreso en el sistema, serán cubiertos por concursos abiertos, y se implementarán mecanismos para la evaluación de la calidad del desempeño. La formación de técnicos en las distintas disciplinas ocupa el centro de nuestra atención, ya que son pocas las ofertas educativas para estos grupos laborales de auténtica necesidad del sistema.
La Secretaría de Descentralización continuará trabajando en el objetivo fundamental de construir un Estado y un Gobierno más cercano a la gente, que escuche las demandas de los vecinos y asegure respuestas de manera ágil y eficiente.
Hay que avanzar en la sanción de la Ley de Comunas, promoviendo, además, la discusión de las leyes que la Constitución indica aprobar como marco normativo. Avanzaremos en el camino de la descentralización real y concreta la que permita incrementar la capacidad de gestión de los centros de Gestión y Participación, aumentando sus responsabilidades y brindándoles, a la vez, las herramientas que permitan acercar las políticas de gobierno a los barrios.
Señoras legisladoras y señores legisladores: nuestro sistema de salud tiene una doble responsabilidad. Por un lado, la de brindar atención integrada e integral a nuestra población. Por el otro, la de ser referencia obligada para la solución de los problemas de salud que no puedan resolverse en otros distritos.
Las más de diez millones de prestaciones anuales que produce nuestra ciudad da una prueba definitiva de ello. Casi un tercio de los argentinos confían en nosotros para su atención. Especialmente, cuando sus problemas son complejos o es imposible solucionarlos en su lugar de origen.
Como dijimos, es imposible solucionar los problemas de nuestro sistema de salud sin una integración programática, al menos, con los municipios que constituyen el Conurbano. Por eso, avanzaremos en el proceso de articulación de políticas sanitarias con otras jurisdicciones y, en especial, con la Provincia de Buenos Aires.
En lo que hace a nuestra ciudad, tenemos la responsabilidad de mejorar la accesibilidad para los porteños, mediante el aseguramiento de una puerta de entrada al sistema que conjugue calidad en la atención, eficacia en la solución de problemas y eficiencia en los costos a asumir.
Ya dije que, para fines del período, tenemos previsto contar con más de 90 centros de atención primaria. Tres veces más que los que había cuando asumimos nuestro primer período de gobierno.
En una dirección similar, para fines de esta gestión, habremos duplicado la cantidad de vacunatorios, y ampliaremos la red de centros gerontológicos, en especial, para los adultos mayores sin obra social.
Continuaremos la política de entrega de medicamentos gratuitos en los programas "Protegido" y de "Descuentos Especiales" para todos los vecinos que han perdido su obra social o prepaga. Profundizaremos la política iniciada VIH SIDA y, para el próximo período, seguiremos trabajando prioritariamente para disminuir al mínimo la transmisión vertical, y para garantizar la oferta de testeo y consejería a todas las mujeres embarazadas y sus parejas.
Quiero ilustrar someramente qué impacto han tenido nuestras políticas sobre el VIH SIDA, con apenas tres cifras elocuentes. La primera: este gobierno hizo que la distribución gratuita de preservativos pasara, en esta ciudad, de 50 mil a 3 millones al año. La segunda: durante nuestra primera gestión, los casos de SIDA pediátrico disminuyeron el 79 por ciento. La tercera: a lo largo de nuestro primer mandato la tasa de transmisión madre-hijo cayó un 61 por ciento.
Señoras y señores legisladores: en nuestro país, en los últimos años, fue mucho lo que se dijo y se declamó acerca del deterioro de la educación. En la Ciudad de Buenos Aires, posiblemente, se haya hablado mucho; pero es mucho más lo que se hizo, lo que se hace y lo que se hará.
Para un gobierno como el mío, cuya estrategia básica –y no me cansaré de repetirlo– es la de la búsqueda de la integración, la educación es un asunto absolutamente crucial. La educación constituye una herramienta poderosa en la construcción de una sociedad justa e igualitaria; favorece la participación ciudadana plena; transmite saberes para comprender la complejidad de la sociedad actual; la educación forma personas comprometidas solidariamente en la resolución de numerosos problemas sociales.
La educación mejora las condiciones para el ingreso y permanencia en el mercado de trabajo. Lo vengo diciendo en los últimos tiempos, lo repito y lo seguiré reiterando: “deserción escolar, 0; calidad educativa, 10”.
Durante la primera gestión de Gobierno, nos ocupamos permanentemente de la mejora de la escuela secundaria. Ante un nivel cuya historia tendía a la segmentación y en el que era esperable que el 40 por ciento de los chicos desertara y que muchos repitieran, nosotros salimos a sostener que esos chicos tenían que seguir en la escuela, pero no simplemente para permanecer. Dijimos que tenían que estar en la escuela para aprender.
Ahora decimos algo más ambicioso: decimos que quienes se fueron de la escuela media, pueden y deben volver; decimos que el Estado trabaja para que esos chicos puedan volver a la escuela. Nunca nadie en la historia de la escuela media salió a decirle a la sociedad y a quienes dejaron la escuela que en ella tienen su lugar, que pueden volver, que estamos preparados para sostener su derecho de finalizar la escuela secundaria. (Aplausos)
Según datos del Censo 2001, son casi 16 mil los adolescentes y jóvenes de entre 13 y 18 años que no están escolarizados. Las escuelas secundarias no cuentan hoy con la flexibilidad necesaria para albergar esta población potencial que el Estado debe incluir en cumplimiento de la Ley 898 de Escolaridad Secundaria Obligatoria.
Las escuelas ofrecen planes de estudio con numerosas materias en simultáneo de cursada obligatoria, sin opciones para los estudiantes y con escasa oferta de actividad en forma complementaria. Por eso, diseñamos una escuela adecuada a esta población, que es prioritaria para la política educativa de mi Gobierno.
En el ciclo lectivo 2004, crearemos cinco nuevas escuelas secundarias; todas ellas estarán en zonas de la Ciudad con déficit de cobertura de los servicios de educación media. Se trata de cinco escuelas que serán novedosas, porque están concebidas y adaptadas al universo de jóvenes que queremos reinsertar, porque se ajustan y flexibilizan los planes de estudio, reconociendo los realizados en otros establecimientos, porque también el régimen académico será distinto en cuanto a la forma de cursar y promover materias.
Para apoyar este programa, “De Vuelta a la Escuela”, en pocos días más estaremos lanzando la necesaria campaña de información pública acerca de una nueva red de información y servicios para volver a la escuela.
Esta red es vital para hacer eficaz el programa de reinserción del que estoy hablando. Funcionará a nivel de cada Centro de Gestión y Participación y está organizado en forma conjunta por la Secretaría de Educación y la de Descentralización. ¿En qué consiste? Lo que estamos haciendo es crear en cada centro un espacio de servicio para informar, orientar, asesorar y facilitar la gestión de trámites vinculados con la enseñanza secundaria.
El programa al que me acabo de referir es sólo una de las diez herramientas articuladas en el concepto “deserción escolar, 0; calidad educativa, 10”.
Se me ocurre decir que esa consigna trasciende incluso a las políticas educativas, porque apunta a un plano superior, hacia el despegue ofensivo en el que estamos lanzados. Decir “deserción escolar, 0; calidad educativa, 10” es afirmarnos en la siguiente idea: pasamos lo peor de la emergencia; entramos en la fase de la recuperación y la reinserción.
La crisis nos tiró con todo lo que pudo en nuestra ciudad, pero en los últimos años son más los chicos que estudian y menos los chicos que abandonan la escuela secundaria en la Ciudad de Buenos Aires. Cuando termine mi mandato aseguro que estaremos educando a muchos más chicos y de la mejor manera. De manera que seguiremos, continuaremos, haremos más.
En cuanto a la consigna "deserción cero" vamos a seguir con los programas de tutoría en las escuelas secundarias; vamos a extender el programa de becas para estudiantes secundarios; vamos a llevar las becas a un total de 35 mil con fondos propios y casi 8 mil con fondos nacionales; vamos a construir durante el año 2004 –e inaugurar en el 2005– cuatro nuevas escuelas secundarias para albergar a más alumnos; vamos a construir los polos educativos; vamos a construir más escuelas.
En cuanto a la consigna "calidad diez" seguiremos promoviendo la diversificación de la oferta y los programas de intensificación. Llegaremos, en los próximos cuatro años, al momento en que cada distrito escolar de esta Ciudad de Buenos Aires tenga por lo menos tres escuelas con intensificación en algún área. Sólo en esta ciudad existe esta diversificación. Diversificación que alcanza a las lenguas extranjeras, a la educación física, a la informática, a las artes o a las actividades científicas.
Anuncio también que este mismo año convertiremos en realidad un proyecto del que hablamos durante la campaña electoral. En este período lanzaremos el Plan de Empleo Joven, que estará destinado a jóvenes desempleados que no hayan finalizado el secundario. Arrancaremos con un presupuesto de 8 millones de pesos dedicados a un universo de 3800 beneficiarios, de 16 a 26 años. El plan trabajará en una doble perspectiva que será obligatoria: los jóvenes deberán completar su escolaridad secundaria y deberán adquirir también capacitación laboral, en sintonía con las demandas en el mercado de trabajo.
Los beneficiarios del programa recibirán una beca para sus estudios y realizarán pasantías en empresas, a modo de entrenamiento.
Señoras y señores legisladores: los docentes seguirán estando en el centro de la preocupación de nuestra gestión. Como ya dije, vamos a continuar con los programas que apoyen y profesionalicen su labor, y vamos a concretar un programa de blanqueo salarial.
Durante la década de 1990 existió una suerte de "carnaval de adicionales" que perduró en el tiempo sin incorporarse al sueldo básico. Los adicionales fueron una muestra más de una política de precarización laboral. Le vamos a decir adiós a las consecuencias de esas políticas; vamos a terminar con esa porción no remunerativa del sueldo en un programa de recuperación salarial de cuatro años. Comenzamos hace un año con el pase a "remunerativo" que otorgó esta gestión al estímulo docente de 35 pesos; continuaremos el año próximo con la incorporación del adicional del Fondo Educativo al sueldo básico; en 2006 y 2007 incluiremos el adicional "suma fija" al sueldo básico.
Señoras y señores legisladores: quiero retomar un concepto del que venimos hablando desde hace tiempo: el de Buenos Aires, Capital Cultural de Latinoamérica.
Posicionar a Buenos Aires como capital Cultural de Latinoamérica es un horizonte que nos trazamos desde la Secretaría de Cultura durante la primer gestión, y que continuamos ahora. Es la idea objetivo que articula las políticas culturales que desarrollaremos durante la gestión. Nosotros proponemos proyectar a la ciudad como polo de irradiación cultural, como laboratorio para las nuevas tendencias en las artes y las ciencias y como exponente de una democracia en acción.
Desarrollaremos un conjunto de acciones para garantizar el derecho humano básico de acceso a la cultura. Destaco algunos: reformularemos programas culturales de barrios para ampliarlos a todos los puntos, a toda la ciudad; vamos a abrir nuevos centros culturales barriales; vamos a capacitar a sus docentes y ampliar los talleres; vamos a ganar en formación de ciudadanos.
Pondremos en marcha el Programa Promoción de Emprendimientos Artísticos y Culturales, que vamos a apoyar con subsidios y con capacitación.
Vamos a tener dos nuevas orquestas infantiles y juveniles; vamos a instalar bibliotecas comunitarias en barrios carecientes, a través del programa “Bibliotecas para armar”. Vamos a seguir avanzando en la tarea de la descentralización de la acción cultural, porque descentralizar es democratizar, es acompañar los cambios en los hábitos sociales, es jerarquizar las diferentes zonas de la ciudad, es rescatar la identidad de los barrios.
Reimpulsaremos las giras barriales del Complejo Teatral de Buenos Aires. Abriremos nuevos teatros y centros culturales en distintas zonas de la ciudad. Seguiremos con una serie de programas: “En mi barrio” y “En el club”, “La carpa cultural itinerante”, “El tren cultural”.Recuperaremos el teatro al aire libre en los barrios. Vamos a seguir publicando guías barriales. Vamos a seguir poniendo en valor los edificios, vamos a preservarlos y vamos a hacerlos conocer a través de programas de visitas guiadas.
La incidencia económica y social de las industrias culturales de la Ciudad de Buenos Aires duplican la que tiene a nivel nacional. Nuestras industrias culturales aportan el 6 por ciento del Producto Bruto Geográfico contra un 3 por ciento del PBI nacional. En la ciudad, las industrias culturales generan alrededor del 4 por ciento del empleo contra poco más del 2 por ciento del empleo a nivel país. La articulación de las industrias culturales con el turismo potenciarán el impacto.
En conjunto, estamos hablando del 10 por ciento del Producto Bruto Geográfico y del 8 por ciento del empleo en la ciudad. Una muestra de este potencial está dado por el siguiente dato: cuatro de cada diez extranjeros que asistieron al V Festival Internacional del Tango –año 2003– tuvieron como motivo de visita al país el propio festival. Los festivales de tango, cine, teatro, danza, Campeonato Mundial de Tango, entre otros, no sólo movilizan y estimulan la producción cultural, también actúan como focos de difusión de la ciudad en el exterior y como potentes instrumentos de captación de flujo turístico.
Permítanme retomar ahora unos pocos conceptos relacionados con el contexto económico que mencioné al principio. Tal como dije al principio de este discurso, este gobierno se siente orgulloso de haber ratificado convicciones durante la gestión. No somos de decir una cosa para luego hacer otra. Y tal como lo señalé anteriormente, no sólo supimos superar la crisis, no sólo fuimos eficaces y transparentes en el manejo de las cuentas públicas –fuimos eficaces, sí y fuimos transparentes– sino que además, fuimos transformadores. En el país del cambio, todavía se escuchan de manera reiterada afirmaciones –en mi opinión– inconsistentes y falsas acerca de presuntas voracidades fiscales por parte del Estado.
Yo digo que este gobierno no cree que la presión fiscal sea excesiva. Nosotros siempre dijimos que el que tiene más debe dar más y accionamos en ese sentido, tal como ocurre en los países con mejores índices de desarrollo urbano.
¿Cómo verificar el sentido de nuestra política fiscal? Simple. Si bien los recursos de la ciudad se han incrementado nominalmente, es necesario destacar que su composición ha variado significativamente en términos cualitativos. La participación de los grandes contribuyentes en el total de impuestos recaudados viene creciendo desde el inicio de nuestra gestión, a la vez que hemos impulsado exenciones impositivas para los sectores de la población y empresas con menor capacidad contributiva. Los grandes contribuyentes que hacia el año 2000 aportaron el 42 por ciento de los ingresos, ahora aportan el 55 por ciento.
Queda claro de qué lado estamos cuando se habla de regresividad o progresividad fiscal.
En materia de recursos, avanzamos y pelearemos por más. Me refiero ahora a nuestros justos planteos en materia de coparticipación. Si bien hemos obtenido sensibles mejoras en el tratamiento que recibimos desde la administración nacional, todavía nos falta avanzar. Basta como ejemplo señalar que los vecinos de la ciudad aportan poco más de 12 mil millones de pesos a la masa de recursos coparticipables, y sólo reciben 1.250 millones de pesos, incluyendo el gasto que hace el Estado Nacional en justicia y en seguridad.
El conjunto de datos macroeconómicos y fiscales a los que me referí en este discurso no nos hace olvidar el conjunto del cuadro. La recuperación a la que estamos asistiendo está todavía lejos de ser capaz de cerrar la brecha de desigualdad que padece nuestra sociedad. Las víctimas del desempleo, del subempleo y el empobrecimiento siguen necesitando de políticas públicas de contención activa. La exclusión continúa siendo una de las principales causas del deterioro social y de la degradación del espacio urbano. Ahora, los tiempos son distintos y los recursos otros. Entramos a partir de esta segunda gestión en otra etapa. Entramos en una fase cualitativamente superadora. Vamos a impulsar políticas sociales más activas, mejor integradas y que no apunten sólo a la necesaria contención sino también, y especialmente, a la reinserción laboral y a la regeneración de los tejidos sociales y culturales.
De lo que estoy hablando, entonces, es de un plan de economía social y desarrollo local. Este plan promueve la conformación de emprendimientos productivos y sociales que contribuyan a la creación de empleo y posibilitan la inserción laboral de personas en situación de vulnerabilidad.
La articulación de las áreas de desarrollo económico y desarrollo social a la hora de un impulso activo de las políticas de desarrollo local es fundamental. Por eso, constituiremos una mesa económica y social en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Vamos optimizar un conjunto de programas de distintas áreas y los vamos a poner en una misma dirección y en un mismo sentido. Convergerán en la estrategia común de la promoción del empleo, en la formación y en la capacitación; pondrán todo el crédito que sea necesario al servicio de asociaciones de trabajadores, personas físicas y emprendedores individuales; organizarán grupos de trabajo mixto, mutuales en empresas recuperadas, en sindicatos y cámaras para el desarrollo de políticas sectoriales.
Aún apostando a una mayor articulación de los programas de las diversas áreas en todo lo que estoy describiendo respecto de nuestras políticas sociales, hay claras continuidades con lo hecho. Pero quiero anunciar respecto de esas continuidades la extensión paulatina y planificada del Vale Ciudad en reemplazo del Apoyo Alimentario a Familias. (Aplausos).
Esto no sólo fortalecerá el ingreso familiar en cuanto a la adquisición de alimentos sino que también promoverá el desarrollo comercial de los pequeños y medianos comercios barriales. Esto ha quedado bien demostrado en el Centro de Gestión y Participación N° 3, en el que los comercios adheridos al Vale aumentaron en un 70 por ciento su facturación.
La extensión del Vale Ciudad se hará de acuerdo a un plan trianual a toda la población de la ciudad bajo la línea de indigencia. La población asistida se sumará así a las 7 mil familias que reciben hoy esta prestación.
También queremos dar un nuevo impulso al área de desarrollo social, a las políticas que promuevan soluciones habitacionales grupales en articulación con el Instituto de la Vivienda para reducir paulatinamente la emergencia habitacional y, particularmente, para reducir la población alojada en hoteles.
Quiero anunciar las principales líneas que desarrollaremos: políticas de vivienda transitoria a partir de convenios con organizaciones sociales para las familias sin techo. De lo que se trata es de permitirles a esas familias una salida transitoria digna en el proceso de asignación de créditos, previsto por la Ley 341. Fomentaremos las modalidades de compra, alquiler y reciclado de inmuebles propios a fin de mediante convenios, alquilarlos o cederlos a familias en situación de emergencia habitacional.
Ampliaremos la red de atención para la tercera edad, apuntando al concepto de residencia, de atención integral para adultos mayores que no pueden vivir con su familia y no tengan acceso a la vivienda.
Señoras y señores legisladores: comencé la lectura de este discurso situándome en el contexto histórico tan absolutamente singular en el que vivimos. Dije que éste es un tiempo de recuperación y también de regeneración. Por convicciones que son enteramente mías, y que comparto con quienes me acompañan en el gobierno, pero también por todos los compromisos que asumí en estos años, hablé de nuestra historia, una más lejana y otra absolutamente reciente. Por esas convicciones y por respeto a esos compromisos es que creí importante aludir al dolor de lo que vivimos y aludí también a las necesidades y las demandas absolutamente legítimas y urgentes a las que debemos responder.
Dije que estamos lanzados al desafío de construir el futuro y expliqué con qué proyecto lo haremos y desde qué sustento real podemos anunciar lo que anunciamos. Dije que vamos a trabajar por las demandas del presente y por las generaciones que vienen. Hablé –hace tiempo vengo hablando de esto– de la construcción de una ciudad integrada, más articulada, más potente, más solidaria, más justa, más humana; una ciudad en la que sencillamente sea bueno vivir; una ciudad para pasearla y disfrutarla; una ciudad de convivencia, de encuentro y también de fiesta en las calles, como la fiesta que estamos viviendo en estos días con el Festival de Tango.
Vamos a hacer esa ciudad; vamos a hacer esa ciudad porque supimos mantenernos fuertes en el timón de la nave, mientras que otros, los que se creían dueños de la verdad, sólo asomaron cuando lo peor de la tormenta había pasado. Vamos a hacer esa ciudad porque supimos gobernar en las malas, porque el sustento real de esta nueva etapa de ofensiva no es un regalo de los dioses, sino el fruto de mucho trabajo que invertimos en años que no fueron nada fáciles. Vamos a hacer esa ciudad porque estamos haciendo otro país, un país que se planta de otra manera ante el mundo, que no se resigna a decir siempre que sí a todo con el argumento falaz de que el sí es la única alternativa sensata; un país que ya no acepta de manera pasiva los simplismos ciegos y brutales del pensamiento único universal, pensamiento que no tolera colores y matices, que no tiene sensibilidad, que escasamente tiene racionalidad y que sencillamente no tiene que ser el nuestro. Me refiero a ese pensamiento económico y político hoy cuestionado desde todas partes por sus fracasos; a ese pensamiento y a ese modo de hacer política que nos degradaba, nos entrampaba, nos encorsetaba, nos fosilizaba, nos vaciaba y que sólo consiguió que Argentina estallara en medio de la peor catástrofe institucional que hayamos conocido en la historia contemporánea. Contuvimos la catástrofe, nos levantamos, estamos volviendo a construir el futuro.
La historia que vivimos no la vivimos en vano. Estamos recuperando la confianza en nosotros mismos a la hora de avanzar por nuevos caminos, pero teniendo memoria, mucha memoria. Estamos en esa nueva construcción, que debe ser construcción en común. Necesitamos el aporte, el trabajo y el compromiso honesto de todos ustedes. Lo vamos a hacer y lo vamos a hacer con la sociedad; lo vamos a hacer porque es urgente y porque es necesario; lo vamos a hacer porque es lo justo y porque es lo ético; lo vamos a hacer porque estamos acá –ustedes y yo– simplemente para hacerlo. Les pido que nos ayudemos; les pido que hagamos memoria y que hagamos otra política, de colaboración, de calidad y de futuro. Les pido que lo hagamos juntos.
Muchas gracias. (Aplausos).
ANIBAL IBARRA
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