febrero 24, 2012

Mensaje del Jefe de Gobierno Aníbal Ibarra, en la apertura de sesiones de la Legislatura (2005)

MENSAJE
DEL
JEFE DE GOBIERNO DE LA CIUDAD AUTONOMA DE BUENOS AIRES
Aníbal Ibarra
AL ABRIR LAS SESIONES EN LA LEGISLATURA
EL 1° DE MARZO DE 2005

Señoras legisladoras y señores legisladores: hoy vengo a exponer ante ustedes lo que hizo, lo que está haciendo y lo que hará mi gobierno a lo largo del año 2005.
En otras oportunidades describí también ante ustedes sucesivos cambios de escenarios: la superación de lo peor de la crisis primero, la recuperación luego; finalmente, el despegue y la posibilidad de pasar a una decisiva avanzada estratégica que nos permitiera transformar la Ciudad de Buenos Aires. Cuando teníamos la mira puesta en el aumento de la recaudación que nos llevaba a encarar niveles inéditos de inversión pública, en pleno desarrollo de múltiples operatorias y de nuevos programas, cuando estábamos sencillamente trabajando por una Buenos Aires mejor en todos los barrios, en esta ciudad ocurrió una tragedia que nos sacudió absolutamente a todos.
El año político abrió el 30 de diciembre pasado de manera trágica. Por eso dije y sigo diciendo que esa tragedia debe convertirse en un punto de inflexión en la historia de nuestra ciudad, que debe marcar un antes y un después en la Ciudad de Buenos Aires. Que esta tragedia ha depositado en la agenda política una demanda imperativa que es necesario escuchar. Esa demanda no suprime ni posterga la que veníamos ejecutando, pero se suma, se abre paso y se instala de modo urgente.
Quiero comenzar entonces esta intervención expresando dos cosas centrales. Quiero expresar nuevamente mi dolor y mis condolencias a los familiares de las 193 personas fallecidas en la tragedia de Cromañón. Quiero decirles que estoy absolutamente convencido de que la tragedia demanda de todos –de todos nosotros– no sólo seguir con las obras y con los objetivos estratégicos planteados desde la salida de la crisis: la tragedia exige que nos aboquemos también –y lo digo otra vez: todos– a la construcción imperativa de un mejor Estado y de un mejor sistema institucional para la Ciudad de Buenos Aires.
Manifiesto, entonces, mi compromiso ante ustedes para llevar a cabo esa doble transformación y les pido, idénticamente, el mismo compromiso y la mayor generosidad política. El asumir un compromiso generoso, sereno, constructivo y responsable es lo mínimo a lo que nos obliga esta tragedia.
Señores legisladores, señoras legisladoras: dije que ratifico los objetivos estratégicos que nos trazamos para la Ciudad de Buenos Aires; sostengo la voluntad política de llevarlos adelante. No hay proyecto transformador sin voluntad política y esa voluntad política nuestra aparece claramente representada en el presupuesto que sancionó esta Legislatura, en cuya composición, el 48 por ciento, señores legisladores y señoras legisladoras, está dedicado a la inversión en educación, salud y en políticas sociales. Pero ese mismo presupuesto triplica –reitero, triplica– los coeficientes históricos de la inversión pública en la Ciudad de Buenos Aires y focaliza el grueso del esfuerzo en la zona Sur de la ciudad. Prometimos hace tiempo saldar la deuda con esa zona de la ciudad, y lo estamos haciendo.
Pero me interesa fundamentalmente resaltar la dimensión reactivadora de ese presupuesto. Las obras previstas en infraestructura, muchas de ellas en plena ejecución, son obras que integran territorial, social y culturalmente a la ciudad. Son obras destinadas a reparar desigualdades territoriales crónicas; son obras pensadas para que la ciudad tenga un mejor soporte productivo; son obras de infraestructura, de escuelas, de hospitales, viviendas, centros culturales; son obras concebidas para un mejor entorno urbano y para la recuperación de los espacios públicos.
Y cuando hablamos de desarrollo inclusivo, hablamos de igualdad de derechos, de inversión estratégica, de una sociedad integrada y hablamos también de la creación de fuentes de trabajo. Según mediciones oficiales cruzadas con nuestros propios estudios, la creación de 110 mil nuevos empleos vía reactivación económica incidió de modo fundamental en la disminución, a la mitad, de la indigencia y a la reducción en un 36,2 por ciento de los hogares pobres de esta ciudad.
Lo reitero de otro modo: el índice de desocupación en la Ciudad de Buenos Aires pasó del 17,4 por ciento en el primer trimestre de 2003 al 9,7 por ciento en el mismo período del año pasado. Estamos por debajo de los dos dígitos. Y si hacemos una comparación entre ese tercer trimestre de 2003 y el tercero de 2004, hay una caída del desempleo de un 25,4 por ciento.
Es cierto que esa recuperación tiene que ver con lo que pasa a nivel nacional; pero aquí, en la Ciudad de Buenos Aires, los datos son más alentadores que en cualquier otro distrito. Y un cálculo más prudente nos indica que, merced a nuestro plan de inversiones de 1.200 millones de pesos, estamos generando nada menos que 30 mil puestos de trabajo permanentes en la Ciudad de Buenos Aires.
Voy a hacer una breve referencia a ese plan de obras simplemente con títulos a modo indicativo para tener una dimensión de lo que se está llevando a cabo.
En el 2004, invertimos 195 millones de pesos en el nuevo sistema de mantenimiento urbano, de grandes obras de infraestructura y otras intervenciones urbanas: reitero, 195 millones de pesos durante el 2004. Para este año, esa inversión crece a casi 500 millones de pesos: para los planes de pavimentación están destinado 205 millones de pesos; en construcciones, más de 400 sumideros, más de 8.300 metros lineales de conductos que incrementarán la capacidad de captación pluvial; sistema de alumbrado público plurianual con un monto de 156 millones de pesos; plan de veredas y vados –2005-2008–, 2 millones de metros cuadrados de veredas en reparación; en grandes obras de infraestructura, 241 millones de pesos –hablo de subterráneos y obras hidráulicas–; en el Corredor Verde del Oeste, que está adjudicado y la mejora del área central, destinaremos 51 millones de pesos.
Pero lo fundamental de esto es que hay una estrategia en esta inversión que, como decíamos, tiene como objetivos la integración y modernización de la ciudad. Y hacia el lado sur de la Avenida Rivadavia es a donde va el 72 por ciento de nuestras inversiones.
Una pequeña referencia a lo que se está haciendo de manera integral en el centro de la Ciudad de Buenos Aires, el corazón económico, laboral y turístico de nuestra ciudad: este mismo año habremos finalizado un conjunto amplio de obras; reunificación y remodelación de la Plaza San Martín; obras en Diagonal Norte; en las calles Uruguay, Lavalle, Avenida Corrientes, el Pasaje Santos Discépolo y el Parque Lineal Bullrich.
Pero lo central no sólo es en sí la mención de obras, sino la concepción en la que promovemos la peatonalidad para tener una ciudad más humana, más tranquila, más segura, menos contaminada. La puesta en valor de piezas estructurales de gran valor arquitectónico e histórico, la integración del centro tradicional con Puerto Madero, la superación de la fragmentación espacial que genera en esta ciudad la Avenida 9 de Julio.
Voy a hacer una pequeña mención a lo que tiene que ver con la recuperación de espacios verdes. Más de 80 espacios verdes, parques y plazas, serán intervenidos este año con una inversión aproximada de 50 millones de pesos. Hago referencia a algunas obras centrales, como el Parque Los Andes, las plazas Alemania y 25 de Agosto, el nuevo espacio verde en Darwin y Córdoba –por lo que significa emblemáticamente en nuestra ciudad, por lo ocurrido allí–, la forestación del Parque de los Niños y, especialmente, las obras del Parque Centenario.
En materia cultural, todos sabemos de la fuerza que tiene la Ciudad de Buenos Aires, tanto en el sector público como en el sector privado. Pero quiero decirles que estamos trabajando muy fuertemente, y también con esta Legislatura y con muchos sectores de la cultura, para seguir siendo absolutamente rigurosos en el cumplimiento de las normativas de seguridad, pero sin atentar contra la dinámica propia de este sector, que también está ligado con la actividad turística y con la producción.
Así como el año pasado pusimos en marcha el Programa de Fomento de la Cultura, de la misma manera estamos aplicando mecanismos, incluyendo subsidios y subvenciones, para que ninguna actividad cultural se vea resentida.
Quiero hacer una especial mención al Anillo Vial. Todos ustedes lo conocen. Es para que Buenos Aires disponga de una red jerarquizada de autopistas y vías urbanas, para que el tránsito pasante, sobre todo el pesado, no ingrese en la ciudad. Esto generará muchísimos efectos positivos en la Ciudad de Buenos Aires. Tiene que ver con las obras del Aeroparque Jorge Newbery, tiene que ver con el Paseo Costanera; nos vinculará tanto con la costa de nuestro río como con la región metropolitana. Es una obra central que en cinco años prevé más de 300 millones de pesos de inversión.
Quiero decirles que para mí y para mi gobierno es central la aprobación de la ley del Anillo Vial. Para esto les pido un tratamiento profundo, por cierto, pero, sobre todo, rápido para implementar ese marco de inversiones. Para ello necesitamos la sanción de la ley.
También quiero hacer una breve referencia a las obras que se realizan para mitigar el problema de las inundaciones. Hace muy poco finalizamos la extensión del canal aliviador del arroyo Vega a un costo de 21 millones de pesos. Durante el año 2004, para finalizarlo, construimos 1.100 metros más de túnel, con una inversión de más de 11 millones de pesos. Nos comprometimos en el año 2004 a concluirlo a comienzos de este año, y así lo hicimos. Esta obra ya fue puesta a prueba con importantes lluvias que tuvo la Ciudad de Buenos Aires durante estos últimos meses. Hasta ahora, no tuvimos, a pesar de esas importantes lluvias, un sólo problema con agua de superficie. Esto demuestra el acierto de esa obra que, insisto, fue encarada, no suspendida en el medio de la crisis y concluida en el plazo que habíamos anunciado a fines del año pasado.
Con respecto a la complementación de las obras de toda esta zona de Belgrano, que son las compuertas del arroyo Vega y la red pluvial del barrio River, que es afectada por la sudestada, por el ingreso de agua a la ciudad cuando se producen sudestadas, en poco tiempo más estas obras estarán adjudicadas y esto permitirá iniciar las obras, que en el caso de la red pluvial tiene un plazo de ejecución de 12 meses y de 10 meses en el caso de las compuertas.
Insisto: estas obras tienen plazo de ejecución de 10 y 12 meses a partir del comienzo de las obras que están por ser adjudicadas. Con ellas complementamos las obras contra inundaciones en la zona de Belgrano, que tuvo su punto central este año con la culminación del canal aliviador del arroyo Vega.
En toda la Ciudad de Buenos Aires, para el nuevo sistema de mantenimiento de sumideros, estamos destinando más de 70 millones de pesos. Este sistema también fue puesto a prueba con las lluvias en este año y la verdad es que se obtuvo un resultado excelente en cuanto al comportamiento de la absorción de agua por parte de la red pluvial de la Ciudad de Buenos Aires.
Quiero hacer mención a la obra más importante en el tema hidráulico, que también tiene que ver con esta Legislatura. Me refiero a las obras que queremos poner en marcha en el arroyo Maldonado, bajo la Juan B. Justo. Estoy hablando de la zona de la Ciudad más vulnerable a las inundaciones. El monto de la inversión total es de 190 millones de dólares, de los cuales 130 millones dependen de un crédito del Banco Mundial. La Legislatura tiene bajo estudio la ley que autoriza la toma de ese crédito y que también nos autoriza el comienzo de las obras. Ustedes saben –porque lo hemos hablado– la importancia que tiene para el Gobierno la sanción de esta ley. Durante el mes de abril el directorio del Banco Mundial se reunirá para tomar la decisión de otorgar este crédito. Necesitamos la ley para obtener ese crédito y empezar la obra más importante en materia de inundaciones en la Ciudad Buenos Aires.
También quiero hacer una breve referencia a la expansión de la red de subterráneos. Hemos avanzado sin detenernos en la Línea H. Llamamos a licitación pública internacional para la provisión de cincuenta coches eléctricos. Tenemos asesoramiento internacional vinculado no sólo con la construcción, sino también con la operación del subterráneo. Este año prevemos llamar a licitación para el tramo Once-Corrientes y el tramo Hospitales. También esperamos finalizar este año la construcción de las primeras cinco estaciones de la nueva Línea H, el tramo que va de Caseros a Once.
El año pasado concurrí a la Legislatura y hablamos de la extensión de la Línea A. Hoy podemos decir que ya es un hecho.
El 22 de abril pasado se iniciaron las obras y a fines de 2007 otra línea, la B, contará con dos estaciones nuevas, que se sumarán a las dos que ya inauguramos. Es decir que dentro de unos días la Ciudad de Buenos Aires, en forma inédita, tendrá en construcción tres líneas de subterráneos: la nueva Línea H, la ampliación de la Línea A y la ampliación de la Línea B.
Respecto del área de salud, quiero hacer referencia a las obras en centros de salud y hospitales. Asignamos una inversión de 310 millones de pesos hasta 2007. Un eje de gestión del área de salud es la recuperación edilicia de la red sanitaria de la Ciudad, como el mejoramiento de pabellones, la instalación de nuevos grupos electrógenos, dotar de mejor tecnología a nuestros centros de salud, a sus laboratorios y hospitales. Desde 2004 no hay, prácticamente, hospitales o centros de salud que no estén en algún grado de obra.
El 10 de marzo próximo se realizará la apertura de la licitación para la construcción del nuevo edificio del SAME, que estará ubicado en Almancio Alcorta y Monasterio, detrás del Hospital Muñiz. Se trata de un edificio de 3.600 metros cuadrados, que se construirá con sistemas informáticos y de comunicaciones de última generación.
En cuanto a la atención primaria de salud –cuya importancia para la Ciudad y para el país conocemos–, inauguraremos –tal como lo hicimos hace pocos meses con el Centro de Salud 5– siete centros de salud, cinco de los cuales estarán en la zona sur.
Quiero hacer referencia a los objetivos que también nos propusimos en el área de Educación. Ustedes saben que el año pasado nos planteamos fuertemente el Plan Deserción Cero. Ayer, con muchos sectores vinculados con la educación y con los medios de prensa, estuvimos ratificando para este año el Plan Deserción Cero, que el año pasado significó el reingreso de 3.600 jóvenes al sistema educativo. Hubo un compromiso general para la construcción de escuelas, con iniciación de escuelas de reingreso, que tienen un régimen más flexible y que a muchos chicos con conflictividad les permite terminar el secundario. Este año abrimos cuatro escuelas de reingreso, más cuatro centros de estudios secundarios para adultos.
Con esto, que se suma a las becas, a la construcción de escuelas, al apoyo institucional para los jóvenes que deben rendir exámenes, a los promotores de educación en centros de gestión y participación, estamos volviendo a poner un esfuerzo en este objetivo de deserción cero, para que todos los chicos en edad de concurrir a la escuela media estén en el sistema educativo y que no haya uno solo afuera; que no sólo sigan los que estén y que no abandonen, sino que aquellos que no están, reingresen. La verdad es que es uno de los objetivos que sostenemos orgullosos y que además hemos podido advertir que, con el esfuerzo del Estado, hubo una respuesta de miles y miles de jóvenes, de miles y miles de familias, que han apoyado a sus hijos para que terminen el colegio secundario, porque entendemos y estamos convencidos de que el mejor lugar para que estén los jóvenes es la escuela.
Señoras legisladoras y señores legisladores: nada de todo lo que llevo expuesto será suficiente si no impulsamos una transformación a fondo en materia de calidad institucional. Las obras de infraestructura son imprescindibles. El objetivo de lograr eliminar la deserción escolar, así como la indigencia en la Ciudad de Buenos Aires –objetivo que también nos hemos propuesto con el programa “Indigencia Cero en la Ciudad”– son desafíos centrales.
Profundizar el desarrollo de la red de atención primaria de la salud es una cuestión clave. Las políticas de desarrollo social que sostuvimos durante y después de la crisis son también un eje importantísimo de nuestro gobierno.
La construcción de viviendas, la transformación de las villas en barrios son objetivos que buscan la igualdad social y una mejora en la calidad de vida de los vecinos más necesitados de la ciudad; pero la calidad institucional no puede ir por otro sendero. La calidad institucional incluso condiciona lo que ya se está haciendo y lo que se intenta hacer.
La calidad institucional para el Gobierno de la Ciudad tiene relación con una infinidad de asuntos. De lo que se trata es de avanzar fuertemente en la autonomía, porque la autonomía de la ciudad quedó consagrada en la Constitución Nacional, en la última reforma de 1994, pero no hemos concluido, ni de lejos. Y no avanzar y no terminar el proceso de autonomía significa deteriorar la calidad institucional de la Ciudad de Buenos Aires; es quitarle herramientas a la Ciudad de Buenos Aires para su mejor gobierno y administración pública. Se trata de eso, y no solamente de eso.
También tenemos que avanzar en la modernización de la legislación de esta ciudad; legislación que en muchos casos tiene décadas y tiene que actualizarse; y esto también significa modernizar la ciudad y mejorar la calidad institucional de la ciudad. Significa producir reformas estructurales en su sistema político y en su sistema electoral; significa profundizar la descentralización administrativa y política.
Todo esto, y muchas cosas más, están englobadas en la calidad institucional que tenemos que conseguir y lograr para la Ciudad de Buenos Aires, porque de nada sirve –y hablo en un período de gobierno o en un período legislativo– que podamos decir que transformamos en infraestructura a la Ciudad de Buenos Aires, que conseguimos el objetivo de numerosas obras, que tenemos buenas políticas educativas y de salud, si a la par no hemos mejorado la calidad institucional de nuestra ciudad.
Insisto: esto abarca muchas cosas. Es autonomía, pero no sólo autonomía; es sistema electoral, pero no sólo eso; es reforma política, pero no sólo reforma política o descentralización. Todo esto lo tenemos que hacer en conjunto, lo tiene que hacer el Ejecutivo junto con el Legislativo, junto con toda la sociedad, porque si no, tampoco será viable ni tampoco será suficiente.
Por eso, los convoco a dejar de lado posicionamientos políticos secundarios para avanzar juntos en pos de una mayor autonomía de la ciudad. Y cuando hablo de autonomía, no me refiero sólo a la Policía y a la Justicia. Hablo también de una competencia sobre el transporte, sobre los subterráneos, sobre el puerto, sobre los registros inmobiliarios, de tantas cosas sobre las que hoy la ciudad no tiene la competencia que debiera tener. Y no es una cuestión de doctrina política o lo es, de concepción política; pero es una cuestión que tiene directa relación con la calidad institucional, como decía, y también con la vida cotidiana de los ciudadanos.
Necesitamos una Ley de Reforma Electoral; la necesitamos ya, porque quienes estamos aquí fuimos capaces de poner en crisis la bipolaridad partidaria y el funcionamiento tan cuestionado por la sociedad de los partidos políticos. Pero, sin embargo, no supimos dar un nuevo sistema electoral que condujera esa crisis institucional, que condujera al fin de ese sistema de partidos políticos tan cuestionado, a buen puerto. Hoy estamos a mitad de camino, y la atomización legislativa, la falta de participación vecinal y la convivencia de un sistema viejo con criterios nuevos son las consecuencias de no haber llegado a fondo en esa transformación, y quedarse en el medio es el peor de lugares.
No sólo necesitamos una nueva Ley Electoral, sino que también precisamos una Ley de Partidos Políticos; necesitamos también un nuevo Código Electoral y, fundamentalmente, necesitamos la demorada Ley de Comunas, para avanzar en la descentralización política y administrativa.
Esta Legislatura dio un paso muy importante durante el año 2004 en este sentido, y éste es un reconocimiento que debemos hacer. También es necesario que durante el año 2005, se concluya la sanción de la ley para lograr la puesta en marcha de un proceso que ya lleva varios años. Por lo que tiene que ver con el Poder Ejecutivo, me comprometo –y también ante ustedes– a fortalecer los centros de gestión y participación para que construyamos una mejor transición hacia el proceso de comunas, para que este proceso de transición sea más eficaz y menos burocrático y para que tenga una base sobre la cual asentarse. Por eso seguiremos transfiriendo más y más competencias a los centros de gestión y participación.
Vuelvo a insistir: tenemos que hacer más; tenemos que hacer que los vecinos de cada barrio tengan incidencia directa en la propuesta, en la gestión y en el control. Tenemos que seguir buscando nuevas formas de manejo de la cosa pública; insisto, no quedarnos a mitad de camino: que acerquen la gestión a las necesidades de los habitantes de la ciudad.
Entonces, es necesario avanzar en una reforma a fondo de todo el sistema político administrativo de la Ciudad de Buenos Aires. No alcanza con acercar la gestión a la gente; es necesario que la gente sea parte de esa gestión. Y decimos con énfasis –y lo hemos dicho siempre y muchas veces lo han dicho ustedes– que todo aquello que pueda resolverse a nivel local, debe resolverse a nivel local. Pero también, como he dicho en otras oportunidades, decimos con la misma fuerza que debemos ser muy cuidadosos para evitar que este proceso consolide, por ejemplo, las desigualdades de los diferentes barrios y que, por el contrario, sea un proceso que ayude a achicar o eliminar esas desigualdades. Evitar con este proceso que se multiplique, a escala barrial, la burocracia central. Éste es uno de los riesgos que hemos advertido y que seguimos sosteniendo para que tengamos las prevenciones –y sé que los legisladores la tienen– en todo este proceso de descentralización. Y sé claramente de lo que se está hablando tanto en estos días acerca del Estado y de los controles del Estado. Lo conozco muy bien, porque siempre he sostenido de manera sistemática, pública y muchas veces a contramano de los tiempos y exitismos políticos, la necesidad de fortalecer y de reconstruir el Estado.
Asumí mi lugar como Jefe de Gobierno de esta Ciudad prometiendo dar batalla contra ese estado de cosas, y la seguiré dando. Pero debe entenderse y asumirse que la existencia de Buenos Aires como Ciudad Autónoma es una creación absolutamente reciente en términos históricos. Debe entenderse, entonces, que nosotros no sólo estamos gobernando una ciudad, sino que estamos afrontando un doble desafío. Y cuando digo “nosotros”, no hablo del Ejecutivo: hablo de los poderes del Estado. Estamos creando simultáneamente una ciudad autónoma. Estamos en ese proceso. Y también en el proceso de creación de un nuevo Estado para esa ciudad autónoma.
Asumí el rol de Jefe de Gobierno reivindicando un nuevo modo de concebir y de practicar la política. Asumí la necesidad de regenerar la relación entre sociedad y política, en un país todavía acostumbrado a la cultura política de los aparatos, de los encierros, de los verticalismos, de los clientelismos. Sigo insistiendo y levantando esa bandera de una política abierta a la participación, a la creatividad y a la autonomía social.
Señores legisladores y señoras legisladoras: a la agenda de trabajo con la que venimos actuando la vamos a profundizar y le daremos mucha más potencia aún.
A los compromisos y a los anuncios que hice ante ustedes en marzo de 2004, quiero decirles que los estamos cumpliendo. Ahora, dramáticamente, se ha sumado una agenda que, como dije al principio, no excluye, no posterga la que venimos ejecutando, sino que se suma, y se suma de manera urgente. Y hablo de la autonomía de la ciudad; hablo de la reforma del Estado; hablo de la reforma política; hablo de la descentralización.
Los invito a ustedes a involucrarse en este proceso y en este nuevo tiempo. Este año tendremos múltiples oportunidades para acortar la distancia entre política y sociedad y para mejorar las instituciones.
Insisto en trabajar en conjunto para apurar el tratamiento de leyes que son fundamentales; he mencionado algunas de ellas.
Generemos, entonces, entre todos, un hito en la historia de esta ciudad. Hagamos que ese hito represente el comienzo definitivo de la construcción de un nuevo Estado y el definitivo final del espíritu impune, individualista y destructivo de recientes décadas. Estaré al frente de esa ofensiva de transformación.
Una vez más les pido que no confundamos el sentido de la batalla: no es entre nosotros que debemos dar pelea; es por nuestra ciudad y por nuestra gente. Voy a estar dando esta batalla. Les pido que la demos juntos. Les pido que lo hagamos con y por todos y cada uno de los habitantes de la Ciudad de Buenos Aires.
Los mensajes de las tragedias no se discuten. Son imperativos. Nos ponen ante la inmediatez de la acción. Como dijo el Presidente de la Nación, Néstor Kirchner: “Hacia atrás, justicia; hacia delante, nunca más”. Espero contar con ustedes. (Aplausos)
ANIBAL IBARRA

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