MENSAJE
DEL
JEFE DE GOBIERNO DE LA CIUDAD AUTONOMA DE BUENOS AIRES [1]
Enrique Olivera
EN EL ACTO DE TOMA DE POSESION DEL CARGO
EL 9° DE DICIEMBRE DE 1999
Señor vicepresidente primero de la Legislatura, señores legisladores, amigas y amigos: no se me escapa la circunstancia histórica que estamos viviendo.
En primer lugar, quiero saludar al pueblo de la Ciudad de Buenos Aires, a ese pueblo que nos votó en 1996, a ese mismo pueblo que el 24 de octubre pasado plebiscitó la tarea de gobierno desarrollada por el Jefe de Gobierno saliente y presidente electo de los argentinos, doctor Fernando de la Rúa.
Ésta es la primera vez que en la Ciudad de Buenos Aires, por intermedio de procedimientos democráticos, un gobernante es reemplazado por otro, en este caso integrante de una misma fórmula electoral. Esto es manifiestamente auspicioso, porque muestra que las instituciones de nuestra ciudad están funcionando.
Este reemplazo, este cambio en la Jefatura de Gobierno, se da por las más altas razones: el Jefe de Gobierno ha sido elegido presidente de los argentinos. Por eso, quiero subrayar la coincidencia entre el funcionamiento de las instituciones en la Ciudad de Buenos Aires y lo que está ocurriendo en el plano nacional.
Es la cuarta vez que un presidente sucede, constitucional y democráticamente, a otro presidente. Estoy convencido de que, cuando el presidente saliente le coloque la banda presidencial al presidente entrante, se habrá escrito una página histórica en la moderna democracia de los argentinos.
En 1996 diseñamos con Fernando De la Rúa un programa de gobierno tendiente a mejorar la calidad de vida de los porteños y de todos aquellos que conviven con nosotros. Decidimos y ejecutamos un sistema de gobierno transparente, eficaz, descentralizado y participativo. El ejercicio de la transparencia nos ha permitido equilibrar las cuentas públicas: hoy, la ciudad tiene un ligero superávit, y -lo que es más importante- el superávit corriente permite financiar la obra pública con recursos genuinos. Ha sido un gobierno eficaz, porque ha asignado eficientemente sus recursos y ha realizado un atinado control de gestión para verificar que esos recursos atiendan las necesidades prioritarias de la gente. Ha sido un gobierno descentralizado, porque ha llevado el gobierno a los barrios y ha estado más cerca de la gente, ya que estamos convencidos de que quien conoce más un problema, es quien está más cerca de él. Y ha sido un gobierno participativo, poniendo en alto las instituciones de la Constitución de la Ciudad. En esta tarea, esta Legislatura ha tenido un rol predominante.
A la par de equilibrar las cuentas públicas, el gobierno al que pertenezco realizó un programa de obras y de servicios largamente esperado por la gente de Buenos Aires.
Por ejemplo, las obras en el subterráneo. Hacía muchos años que no se inauguraban estaciones nuevas: nuestro gobierno ya ha inaugurado varias, y en abril de este año vamos a completar la línea que va a Belgrano. Cuando finalice este período, en agosto de 2000, van a estar activas las obras de prolongación de la Línea B, estará licitada la Línea H, que unirá Pompeya con Retiro se trata de una vieja aspiración de los porteños, y se habrá instado a que el concesionario del Gobierno Nacional cumpla con sus obligaciones, extendiendo la Línea E por debajo de Leandro N. Alem, uniendo la Plaza de Mayo con Retiro.
El Gobierno está ejecutando el Programa “Buenos Aires y el Río”, que tiene la honda significación de reconciliar a la gente de Buenos Aires con su río. Hace pocas semanas hemos inaugurado dieciocho hectáreas en la Costanera Norte, en el límite con Vicente López. Se trabaja para fijar definitivamente las defensas costeras. En el próximo período vamos a inaugurar las obras detrás de la Ciudad Universitaria, incorporando treinta hectáreas más, también sobre el río. Se han replanteado y ejecutado obras en la Costanera Norte y en la Costanera Sur: se continuaron esas obras porque entendemos que, a la par de permitir el disfrute del río a la gente de Buenos Aires, allegan nuevos espacios verdes a nuestra Ciudad.
Hacía sesenta años que estaban postergadas las obras del Plan Hidráulico. Se completaron las obras en La Boca y Barracas justo es reconocer que la primera puntada de esas obras, fue dada por el Gobierno que nos precedió; se entabicó el Arroyo Maldonado, mejorando su capacidad de escurrimiento; se está trabajando en el anteproyecto del aliviador del Arroyo Maldonado; se está trabajando también en el Arroyo Vega, y se impulsan las obras para el Arroyo Medrano.
En todas la villas de emergencia se están abriendo y pavimentando las calles centrales para permitir que ingresen las ambulancias, que ingresen los bomberos, la policía en definitiva, los servicios públicos y, de esa manera, que las ex villas se transformen en barrios, como ya está ocurriendo en algunas de ellas.
Se han hecho obras en el casco histórico de la Ciudad. Se han completado las del eje de la calle Balcarce y también las del Parque Lezama. Se trabaja activamente sobre la Plaza Dorrego y sus alrededores. Para nosotros, las obras del casco histórico no son corrientes, sino que tienen el valor de contribuir a recordar los orígenes y la identidad de nuestra Ciudad; y, al mismo tiempo, de arrimar los recursos que aporta el turismo.
Este Gobierno se ha caracterizado, y continuará trabajando en esa línea, por la recuperación de espacios públicos. Algunos de ellos han tenido trascendencia nacional, como es el caso de la actual Plaza Puerto Argentino, que reemplazó un lugar de diversiones. Cuando finalicemos nuestro período, cien hectáreas –y posiblemente algo más habrán sido incorporadas como nuevos espacios públicos; la mayor parte de ellos, espacios verdes.
Había conflictos tradicionales en algunos barrios de Buenos Aires; conflictos que venían extendiéndose desde muchas décadas atrás. Tal es el caso del ex Albergue Warnes. Hoy, en el predio del ex Albergue Warnes, siete hectáreas han sido donadas al Gobierno de la Ciudad para un parque público. Se está construyendo una escuela, a cargo de los ex propietarios del inmueble, y se están haciendo obras de vivienda y un centro comercial.
Algo parecido ha ocurrido en el barrio del Abasto, durante mucho tiempo alejado de la mano de Dios. Hoy un centro comercial, un conjunto de viviendas y un programa de urbanización del barrio han mejorado la calidad de vida de quienes habitan en él.
Este gobierno se ha caracterizado por el respeto a las políticas públicas preexistentes que han significado mejoras en la calidad de vida de la gente. Me estoy refiriendo, por ejemplo, al caso de Puerto Madero. El Gobierno de la Ciudad contribuyó al rediseño y a la transparencia de ese proyecto. Hoy, el noventa por ciento de las tierras están vendidas y un parque de cuarenta hectáreas comienza a trabajarse.
Estamos convencidos de que una Ciudad no es solamente sus obras; no es solamente sus parques, por lindos que nos parezcan; no es su infraestructura, su puerto o aeropuerto. Una Ciudad es, fundamentalmente, su gente. Por eso, hemos puesto énfasis en los programas de contenido social.
En el área de Salud, el Programa de Médicos de Cabecera alcanza a 80.000 beneficiarios, que anteriormente no tenían cobertura médica. La mayor parte de los hospitales generales de la Ciudad han sido reconvertidos y, en muchos de ellos, el horario ha sido ampliado.
El SAME, que atiende las emergencias, ha cuadruplicado su flota disponible. Hoy es corriente decir que tarda menos de diez minutos en llegar al lugar donde hubiera ocurrido una emergencia.
Se han desarrollado tareas y amplias campañas de prevención por aquello tan valioso en la vida, pero especialmente en la salud, de que: “más vale prevenir que curar”.
En el ámbito de la Educación está vigente el programa Adultos 2000, para todos aquellos que no han podido completar el secundario. Cuando finalice nuestro mandato, 40.000 personas, entre inscriptos y egresados, habrán participado de este programa.
La infraestructura escolar está mejorando e incrementándose. En los próximos ocho meses vamos a inaugurar cerca de treinta escuelas; veinte recicladas íntegramente y diez nuevas. La mayor parte de ellas, en el sur de Buenos Aires, que es donde más se necesitan.
Ha habido una reedición de las canciones patrias, incorporándoseles los tonos compatibles con los nuevos gustos de los jóvenes. Hoy podemos decir con orgullo que estas canciones patrias son tarareadas frecuentemente en los patios de las escuelas.
En materia social, hemos inaugurado un programa creativo de nuevos roles laborales, apuntando al drama de la desocupación; programas para atender la mayor vulnerabilidad que tiene la mujer en las áreas urbanas; programas para la tercera edad y programas creativos -y sin antecedentes- para los “sin techo” y para los “chicos de la calle”.
En materia cultural, son conocidas las actividades de difusión masiva; quizás menos conocidas, pero tanto o más importantes, son aquellas que contribuyen a afirmar la identidad cultural de cada uno de los barrios de la Ciudad, y que recogen esa aspiración tan sentida por los porteños, de identidad con sus propios barrios.
La característica de nuestro gobierno va a ser la continuidad, porque el programa iniciado en 1996 requiere de una nueva etapa, que estaba previsto para completarse en agosto del 2000. Pero, por lo menos, habrá dos características singulares: en primer lugar, la profundización, la prioridad a la descentralización de la tarea de gobierno, para que el gobierno esté en los barrios cerca de la gente y satisfaga mejor las necesidades que plantean los vecinos; y, por otro lado, vamos a trabajar para concretar una aspiración y una necesidad de esta ciudad: vamos a convenir con el Gobierno nacional que la Superintendencia de Seguridad Metropolitana, de la que dependen las 53 comisarías de Buenos Aires, junto con sus organismos de apoyo, dependan también del Jefe de Gobierno de Buenos Aires. Entendemos que, de esa manera, llevaremos mayor tranquilidad a los hogares porteños.
Nuestro gobierno tiene claro que Buenos Aires convive en un mundo cada vez más de grandes ciudades; un mundo en el cual las grandes ciudades cooperan entre sí me consta personalmente, pero también compiten entre sí para radicar en ellas recursos humanos y de capital que permitan mejorar su oferta de calidad de vida. Estamos convencidos de que un adecuado posicionamiento de Buenos Aires en este mundo de grandes ciudades contribuirá, entre otras cosas, a atenuar el drama del empleo.
La concentración económica, el reemplazo de mano de obra por tecnología y la incorporación de nuevos sectores sociales a la demanda laboral profundizan la tasa de desocupación. Es indispensable que estas actividades nuevas provenientes del mundo internacionalizado recalen en nuestra ciudad para compensar la expulsión, a menudo absolutamente involuntaria, de mano de obra que realizan las actividades tradicionales.
Para que el posicionamiento de Buenos Aires sea permanente, es necesario que el conjunto de las ciudades del mundo -en definitiva el mundo- perciba que nuestras políticas públicas son duraderas; que el mundo perciba que Buenos Aires es y será una ciudad sustentable, no sólo en el impacto ambiental condición imprescindible, de más está decir , sino también en el plano social. No pueden convivir en el largo plazo en una ciudad sustentable la extrema riqueza y la extrema pobreza. De aquí la importancia de una adecuada distribución del ingreso (Aplausos). Y para que todo esto ocurra es imprescindible gobernar con generosidad y con la mira bien alta, desprendiéndose de cuestiones sectoriales y fundamentalmente partidistas, decidiendo en función del interés general del pueblo de la ciudad. Ésta va a ser la línea de trabajo; una línea de trabajo y un trabajo en el cual confío colaborarán las instituciones, los miembros de las instituciones y el pueblo de la ciudad.
Quiero agradecer muy especialmente a los legisladores aquí presentes. Para mí ha sido un alto honor presidir esta Legislatura. Una Legislatura que, me consta, está haciendo los mejores esfuerzos para convertirse en la institución legislativa que Buenos Aires necesita.
Quiero agradecerles también a los colegas del equipo de trabajo del Gobierno de la Ciudad. Yo sé que por la dedicación, por el empeño y por la creatividad que ha demostrado este gobierno puede exhibir los resultados, las obras y el trabajo a que me he referido.
Quiero agradecerles a todos los trabajadores del Gobierno de Buenos Aires; desde el primero hasta el último, porque con su empeño y con su trabajo pudieron satisfacerse las necesidades que la gente de Buenos Aires reclama.
Señor Vicepresidente, señores legisladores, señoras y señores: se ha hecho mucho en Buenos Aires, pero falta mucho más por hacer. Confío en que en el próximo haremos muchas cosas. Pero la tarea fundamental va a depender de la acción de los próximos gobiernos. Estoy seguro de que el pueblo de Buenos Aires sabrá discernir y elegir a aquellos que realicen mejores propuestas para el interés de la Ciudad.
Hace unos minutos dijimos que una ciudad es su gente. La ciudad es el ámbito donde la gente sufre y goza, donde la gente llora y ríe, donde la gente ama y odia. Julio Cortázar decía que un puente no es un puente, hasta tanto haya un hombre o una mujer cruzándolo. Estoy convencido de que si tenemos absolutamente claro que el norte de un gobierno es mejorar la calidad de vida de la gente, habremos encontrado ese puente que une los sueños con la realidad.
Muchas gracias. (Aplausos).
ENRIQUE OLIVERA
[1] Reemplaza al Dr. Fernando de la Rua, hasta entonces Jefe de Gobierno, por haber renunciado al cargo para asumir como Presidente de la Nación Argentina, conforme el mensaje de renuncia que transcribimos:
“Mensaje 183-99. Al señor presidente de la Legislatura Ciudad Autónoma de Buenos Aires, doctor Enrique Olivera.
Señor presidente: tengo el agrado de dirigirme al señor presidente y, por su intermedio, a ese cuerpo legislativo, en mi carácter de Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, con el propósito de poner en su conocimiento que, en virtud del mandato popular expresado el día 24 de octubre próximo pasado, asumiré, a partir del 10 de diciembre de 1999, el cargo de Presidente de la Nación Argentina.
Ahora bien, de conformidad con lo establecido por el Artículo 92° de la Constitución Nacional, el presidente de la República Argentina no puede ejercer otro empleo, ni recibir ningún otro emolumento de la Nación, ni de provincia alguna durante el período de su mandato.
En tales condiciones, y ante la imposibilidad de continuar en el ejercicio de esta Jefatura de Gobierno, a partir del citado 10 de diciembre próximo, remito el presente mensaje a esta Legislatura, a los fines previstos en el Artículo 99° de la Constitución de la Ciudad de Buenos Aires.
Sin otro particular, saluda a usted atentamente. Doctor Fernando de la Rúa, Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires”.
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