VERSION TAQUIGRAFICA
Cámara de Diputados de la Nación Argentina
Declaración sobre la cuestión de las Islas Malvinas
Reunión N° 2ª, Sesion: 2° - Ordinaria
[21 de Marzo de 2012]
-Apertura de la Sesión-
[…]
- 10 -
SOBERANÍA DE LA REPÚBLICA ARGENTINA
SOBRE LAS ISLAS MALVINAS, GEORGIAS DEL SUR, SANDWICH DEL SUR Y LOS ESPACIOS
MARÍTIMOS CIRCUNDANTES
[…]
AQUÍ ORDEN DEL DÍA N° 188
Sr. Presidente (Domínguez).- En consideración.
Tiene la palabra el señor diputado por Mendoza.
Sr. Carmona.- Señor presidente: como miembro
informante de la Comisión
de Relaciones Exteriores daré cuenta, en primer término, del camino que hemos
seguido en el marco de la
Comisión de Relaciones Exteriores para llegar al tratamiento
y posterior aprobación de este proyecto de declaración.
Antes de entrar de lleno en las consideraciones jurídicas, políticas y
ambientales de esta iniciativa quiero hacer especial referencia a un tema que
ha estado presente en la discusión que tuvimos en el seno de la comisión, vinculada
con la lectura que sus integrantes tenemos con respecto a la actuación de la
dictadura en todo lo relativo a la
conducción política y militar del conflicto de Malvinas.
Ayer se planteó en la comisión –creo que con un sentido de oportunidad
enorme- la importancia de dejar claro que el enfoque desde el cual hemos
generado esta declaración de Ushuaia nada tiene que ver con la ponderación,
reivindicación o valoración positiva de los hechos llevados adelante por la
dictadura militar.
En ese marco quiero recordar que
el 30 de marzo de 1982 se produjo en la Argentina una importante movilización popular
convocada por la CGT-Brasil ,
liderada por Saúl Ubaldini. Ese 30 de marzo los compañeros del movimiento
obrero, dirigentes políticos y sociales bajo la consigna de paz, pan y trabajo,
decidieron reclamar el cese de la dictadura militar y la apertura democrática.
En la provincia de Mendoza, mi provincia, esta movilización popular
comenzó a desarrollarse a partir del mediodía y tuvo un resultado que debemos
ponderar adecuadamente en torno a la cuestión Malvinas.
Ese día, mientras un grupo de aproximadamente 300 militantes gremiales,
políticos y sociales intentaban llegar a la casa de Gobierno de la provincia y
mientras se entonaba el Himno Nacional, un grupo de integrantes de la Gendarmería Nacional
acompañados por personal del Ejército disparó contra los manifestantes
produciendo como saldo las lesiones y heridas de cinco manifestantes y
lamentablemente el fallecimiento dos días después, el 3 de abril, del compañero
José Benedicto Ortiz, secretario general de la Asociación Minera
Argentina en la provincia de Mendoza.
Traigo a colación este hecho no sólo para que quede claro nuestro
repudio al accionar de la dictadura militar hacia los militantes populares sino
también para ponderar la situación de muerte de un dirigente gremial, un
dirigente del peronismo, que no tenemos ninguna duda en considerar que fue la
primera víctima de la guerra de Malvinas, porque en ese momento ya se
encontraba en marcha la decisión militar de avanzar en la invasión de las
islas, acelerada sin ningún lugar a dudas por estos hechos de protesta social.
José Benedicto Ortiz junto con cinco compañeros heridos más sufrieron el mismo maltrato que
pocos días después padecieron en las islas soldados argentinos sin la
suficiente preparación militar, en la mayoría de los casos en situación de
absoluta indefensión.
Nuestro reconocimiento y recuerdo afectuoso a José Benedicto Ortiz y a
todos los militantes populares que en ese momento reclamaban por democracia y
por paz ante una dictadura que no sólo era genocida sino además tenía un
incomprensible e irresponsable sentido belicista.
Vaya también nuestro reconocimiento y recuerdo a los 649 muertos en
combate en Malvinas así como a quienes habiendo combatido sufrieron situaciones
de vida luego del conflicto militar que los llevaron al suicidio. Se estima
entre 350 y 400 combatientes y ex combatientes que desde el año 1982 se vieron
empujados al suicidio por el hecho de haber vivido una guerra traumática.
En este sentido queremos hacer de este debate de la cuestión Malvinas en
la Cámara de
Diputados también un momento propicio para el reconocimiento, el recuerdo y
elhomenaje.
La cuestión Malvinas fue tratada por la Comisión de Relaciones
Exteriores apenas se constituyó, fundamentalmente porque teníamos la
convocatoria de la gobernadora de Tierra del Fuero, Fabiana Ríos, a participar
de una reunión conjunta de las comisiones de Relaciones Exteriores de las
Cámaras de Senadores y de Diputados.
Inicialmente se nos presentó el desafío de consensuar una declaración
que pudiera ser tratada en la reunión conjunta que se realizaría en la
provincia de Tierra del Fuego. Y tuvimos una dificultad inicial, que era la de
compatibilizar posiciones respecto del contenido de esa declaración.
Quiero destacar que la búsqueda de acuerdo, la búsqueda de consenso se
realizó convocando a representantes de todos los bloques que integran la Comisión de Relaciones
Exteriores de nuestra Cámara y a representantes de los bloques que integran la Comisión de Relaciones
Exteriores del Senado.
Esta dificultad inicial que teníamos de lograr un texto consensuado se
vio modificada por tres cuestiones fundamentales. En primer lugar, se priorizó
desde una perspectiva institucional y política la consideración como marco
jurídico para la declaración de lo establecido por la Constitución Nacional ,
en su cláusula primera de las disposiciones transitorias, y se colocó
textualmente en el primer punto de la declaración esta consideración: “Por lo
tanto, hemos declarado la legítima e imprescriptible soberanía de la República Argentina
sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios
marítimos circundantes, tal como lo establece la disposición transitoria
primera de la
Constitución Nacional , en su condición de partes integrantes
del territorio nacional".
En relación con este aspecto creo que es importante ponderar lo que fue
sostenido en la
Convención Constituyente de 1994 por parte del miembro
informante en este asunto, que decía: “El texto que hoy estamos proponiendo,
señores convencionales, no necesita
muchas explicaciones. Por una parte ratificamos la legítima e imprescriptible
soberanía de la
República Argentina sobre las Islas Malvinas, Georgias del
Sur y Sandwich del Sur y los espacios marítimos e insulares correspondientes,
por ser parte integrante del territorio nacional. No es esta una mera
declaración voluntaria ni una declaración rutinaria; se trata de una expresión
genuina y legítima del pueblo argentino a través de su máxima instancia
legislativa, como lo es esta Convención Constituyente”.
En la segunda parte continúa así: “Decimos que la recuperación de dichos
territorios y el ejercicio pleno de la soberanía respetando el modo de vida de
sus habitantes, y conforme a los principios del derecho internacional,
constituye un objetivo permanente e irrenunciable del pueblo argentino”.
Y aquí viene una cuestión que creo que es central, porque mientras
nosotros discutíamos en conjunto con los senadores el texto que tendría la
declaración, había manifestaciones de personas autodenominadas intelectuales,
que sostenían que debía respetarse el derecho de autodeterminación de los
kelpers.
Según lo informado por el miembro informante de la Convención Constituyente
al hacer referencia a que se fijaba como objetivo irrenunciable del pueblo
argentino la recuperación de esos territorios de acuerdo con los principios del
derecho internacional y respetando el modo de vida de sus habitantes, la
posición quedaba clara: que de ninguna manera adscribía a un pretendido derecho
de autodeterminación, que rechazamos clara y categóricamente.
Esa coincidencia en torno a la cuestión constitucional también se vio
acompañada por una marcada coincidencia respecto al rol que los gobiernos
democráticos argentinos han tenido en la posición frente a Malvinas: categórica
y concreta, apuntando fundamentalmente a resolver la cuestión de la soberanía y
a que el Reino Unido lo haga por la vía pacífica de la negociación y el
diálogo.
En ese sentido, queremos reconocer la enorme tradición política que en la Argentina tenemos en
cuanto a una posición pacífica, con una opción diplomática para ponderar el
criterio sostenido en este mismo Congreso por el entonces senador Alfredo
Palacios, del Socialismo, quien mantuvo una clara posición en cuanto a la
reivindicación de la soberanía nacional y la adopción de vías pacíficas para
encontrar una solución al conflicto.
Del mismo modo ponderamos la intervención que tuvo el gobierno del
doctor Illia, mediante su canciller Miguel Ángel Zavala Ortiz. La Argentina venía
manteniendo una clara posición en el marco de las Naciones Unidas, que dio como
resultado que en 1965 en la
Asamblea efectuada el 16 de diciembre de ese año se aprobara la Resolución 2065, por
medio de la cual se reconoce la existencia de una disputa por la soberanía
entre la Argentina
y el Reino Unido y se invita a ambos países a negociar para encontrar una
solución pacífica a la controversia.
También debo destacar el enorme compromiso y aporte del presidente Juan
Domingo Perón, fundamentalmente en su último mandato, ya que se avanzó en el
proceso de negociación.
Lamentablemente, la muerte de nuestro líder no permitió que llegáramos a
una situación que iba a implicar un claro avance de la posición argentina en
torno a Malvinas. Al respecto, deseo recordar las palabras de un diplomático
argentino que fue actor importante en esa instancia.
Carlos Ortiz de Rozas hace una clara referencia de la versión del
entonces canciller Alberto Vignes, quien sostuvo que Perón, con todo su
pragmatismo, le dijo: “Hay que aceptar la propuesta de administración
compartida”. Es lo que en ese momento proponía el Reino Unido de Gran Bretaña.
Agregó Perón: “Una vez que pongamos los pies en las Malvinas, al poco tiempo
tendremos la soberanía plena”.
Vaya también nuestro reconocimiento a los gobiernos de la democracia
reinaugurada en 1983.
Jorge Taiana, nuestro ex canciller, ha sostenido que durante la
presidencia del doctor Alfonsín –en un período de posguerra donde prácticamente
no existían las relaciones diplomáticas bilaterales con el Reino Unido-, la Argentina avanzó en
acciones que buscaron canalizarse principalmente en los ámbitos multilaterales.
Al respecto, afirma el doctor Taiana que durante el gobierno del doctor
Alfonsín el principal logro democrático fue consolidar el reconocimiento de la
comunidad internacional de la existencia de la disputa de soberanía y la
necesidad de que las dos partes reanuden a la mayor brevedad las negociaciones
para alcanzar una solución justa, pacífica y duradera.
También valora el ex canciller Taiana el desempeño del gobierno del
doctor Menem en la década del 90, cuando planteó la conocida “Teoría del
paraguas”, y la adopción de una serie de entendimientos bilaterales y
provisionales con dicha fórmula, referidos a la cooperación sobre aspectos
prácticos en el Atlántico Sur.
Señala el ex canciller Taiana que esa cuestión implicaba básicamente que
la Argentina
debía comportarse bien para obtener un gesto del Reino Unido. Dice lo
siguiente: “Sin entrar en juicios valorativos, el resultado concreto de esta
política de seducción –así llamada en el momento- no fue exitosa”.
Estamos en un tiempo en el que mantenemos el mismo espíritu de
cooperación, de apertura, de diálogo y de actitud negociadora por parte del
gobierno nacional. Pero lo hacemos desde una posición de firmeza, que busca
crear condiciones internacionales y regionales para que el Reino Unido cumpla
con las resoluciones de las Naciones Unidas, deje de violar el Derecho Internacional
y se siente a la mesa de las negociaciones.
Al respecto, dice el ex canciller Taiana que desde la asunción del ex
presidente Kirchner se puede afirmar que esa perspectiva -la implementada en la
década del 90- ha cambiado y se ha iniciado una política distinta. Nosotros la
llamamos una política de firmeza, que consiste en reiterar, tanto a nivel
bilateral como multilateral, los legítimos derechos de soberanía argentina
sobre las islas Malvinas, Georgias del Sur, Sandwich del Sur y los espacios
marítimos circundantes.
- Ocupa la Presidencia la señora
vicepresidenta 1ª de la
Honorable Cámara , doña Norma Amanda Abdala de Matarazzo.
Sr. Carmona.- La disputa de soberanía
continúa pendiente de solución. Además, hay un llamamiento vigente de la comunidad
internacional para reanudar el diálogo bilateral sobre la cuestión de fondo.
Con esto no se puede cumplir, porque a pesar de la permanente disposición
argentina, el Reino Unido se resiste a sentarse a la mesa de negociaciones, con
la agravante de ser uno de los actores que desde el Consejo de Seguridad
debería asegurar lascondiciones de paz y de armonía internacional.
En nuestra declaración hay una clara referencia a la temática de los
recursos naturales. En esta materia, quiero recordar que en la primera
Conferencia Internacional sobre el Medio Ambiente, celebrada en Estocolmo en el
año 1972, se dictó la
Declaración sobre el Medio Humano, haciendo una clara
referencia a la vinculación entre las políticas anticolonialistas, es decir,
aquellas a favor de la descolonización, y las políticas ambientales.
Dice la Declaración
de Estocolomo que las políticas que promueven o perpetúan el apartheid, la
segregación racial, la discriminación, la opresión colonial y otras formas de
opresión y dominación extranjera, quedan condenadas y deben limitarse.
De la misma manera, en esta materia de recursos naturales y protección
del ambiente, la Convención
de Río del año 1992 establece que deben protegerse el medio ambiente y los
recursos naturales de los pueblos sometidos a opresión, dominación y ocupación.
Estas declaraciones cobran especial sentido para nosotros dada la
proximidad de la siguiente Conferencia de Río, a realizarse en junio, en la que
también tendremos la oportunidad de llevar desde el Parlamento nacional la
posición argentina. En la declaración debe quedar claramente establecida una
reafirmación de este criterio en contra de las políticas coloniales de las
grandes potencias.
En nuestra declaración también se denuncia la situación de
militarización, y en ese marco queremos señalar que la República Argentina
ha aportado ante las Naciones Unidas, junto con las denuncias de
militarización, elementos de prueba que no han sido descalificados ni
cuestionados por el Reino Unido.
Esta es una posición que viene destacando nuestra Cancillería y,
particularmente, el ministro Timerman, porque tiene que ver con la posición de la Argentina de mantener el
océano Atlántico Sur como un espacio de paz.
También hacemos un claro y decidido agradecimiento a los países
latinoamericanos y del resto del mundo que han apoyado la posición
argentina. La gestión
del gobierno nacional presidido por Cristina Fernández de Kirchner ha
conseguido distintos respaldos regionales e internacionales. Hemos denunciado
la militarización y se ha convocado a la construcción de una política de
Estado. Esta oportunidad es un paso fundamental para lograr nuestros objetivos,
y por ello hoy nos encontramos aquí, en un amplio marco de coincidencias.
Se ha propuesto la instauración de una política de memoria, verdad y
justicia en torno de la cuestión Malvinas y, fundamentalmente, se han adoptado
medidas prácticas para mantener la vigencia ‑desde el
ejercicio pleno de la soberanía‑, de los legítimos e
irrenunciables
derechos de la Argentina
sobre las Islas Malvinas. (Aplausos.)
Sra. Presidenta
(Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.
Sr. Alfonsín.- Señora presidenta: solicito
que permita que el señor diputado Aguad y yo compartamos el término que ha sido
asignado, y que sea él quien inicialmente haga uso de la palabra.
Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- No
hay inconveniente, señor diputado.
Tiene la palabra el señor diputado por
Córdoba.
Sr. Aguad.- Señora presidenta: sin duda, la Declaración de Ushuaia
es una manifestación de unidad nacional. “Las Malvinas son argentinas”, señala
dicha declaración, firmada prácticamente por todos los partidos políticos
nacionales. Se trata de un proyecto de políticas consensuadas que constituye la
unidad de la Nación , y el Congreso
lo transformará en una ley que ratificará tal voluntad.
Cabe a oficialistas y opositores transitorios guardar fidelidad a lo que
habremos de votar, y la mejor manera de lograrlo es siendo eficientes con el
patriotismo enunciado.
La política exterior de un país es el reflejo de su proyecto de Nación,
del modo en que se cohesiona su interior, de la pujanza de sus políticas para
consolidar su perfil productivo, su entramado social y cultural. Esa identidad
y su potencialidad permiten escalar relevancias en el escenario global, donde
actúan Estados, bloques regionales, organismos multilaterales y corporaciones
transnacionales.
En ese complejo y competitivo ruedo sacan ventajas, aprovechan
oportunidades, utilizan contradicciones en su beneficio y fortalecen sus
posibilidades de desarrollo aquellos países que, por su confiabilidad,
habilidad y acierto en elegir herramientas adecuadas, entrelazan intereses que
mejoran la vida de sus pueblos.
Por ello, esta plataforma declarativa debe constituir un peldaño no para
la confrontación insustancial sino para operar desde la realidad. Descuento la
continuidad del reclamo, pero apelo a observar las coordenadas del poder para
no quedarnos anclados en la legitimidad retórica.
La resolución 2065, el apoyo del Mercosur y los antecedentes invocados
constituyen un respaldo argumental formidable. Los hechos también deben ser
tenidos en cuenta. El retroceso posguerra de 1982, ocasión en que compatriotas
perdieron su vida; el reconocimiento que muchos hacen respecto de la situación
de facto –entre ellos, Estados Unidos-; la admisión en la cartografía de la Unión Europea ; los
intereses de empresas privadas, tanto petroleras como pesqueras; los intentos
de disfrazar una posibilidad de autodeterminación; la animosidad de los
isleños, y tantas otras cuestiones, merecen de parte de nuestro país una
política que contrarreste tales acciones. Esto es lo que reclamamos: una
política para el tema Malvinas.
Como compartimos el objetivo, cabe a la presidenta –que conduce la
política exterior- y a quienes ejecutan dicha política el diseño de las
acciones que nos acerquen al objetivo, sabiendo que aun las indicadas requieren
tiempo, coherencia y coyunturas para su maduración. Hace falta una diplomacia
discreta y, sobretodo, profesional.
No creo que la agitación verbal, la respuesta a las provocaciones
británicas, las contradictorias actitudes que viran desde la seducción al
bloqueo de impedir los viajes de turistas a promover vuelos, sea un camino
conducente. Los golpes de efecto pueden conmover a la opinión pública interna,
pero dejan como saldo nuevas frustraciones.
Más bien me inclino por comprometer con hechos reales a quienes nos
acompañan, que son muchos, antes que sus propios intereses se diluyan ante
semejante colaboración.
Señalo como ejemplo, para que se entienda: si estuviésemos explorando
nuestra plataforma continental con ahínco y tuviésemos una política petrolera
que atrajera a empresas de todo el mundo al Atlántico, o si se coparticipara
con Petrobras para buscar bajo el mar lo que tanto se necesita para ejercer
nuestra autodeterminación energética, seguramente comprometeríamos y
entrelazaríamos lazos con esos países, sobre todo con Brasil, que serían
indestructibles.
Para que lo tengamos más claro, quienes creen que Estados Unidos puede
destruir su alianza estratégica con Inglaterra, no saben de qué hablan. Estados Unidos tiene con Inglaterra una
alianza cultural, social, militar y económica indestructible. Cuando dice
“discutan la soberanía, pero reconozco el poder de hecho de Inglaterra” lo está
diciendo todo: el que tiene el poder de hecho es el que resuelve.
Para dar un ejemplo más claro, en estos días Estados Unidos e Inglaterra
están deliberando sobre liberar la reserva estratégica de petróleo de ambos
países por el alto valor que el crudo tiene en el mercado; es decir, el valor
estratégico del petróleo los mancomuna. Van a salir a buscar petróleo por todas
partes, incluidas las Malvinas. Esos son
los intereses que se entrelazan y no se destruyen.
Hay que atraer países y empresas, conseguir acuerdos, entrelazar
intereses, que no sean solamente apoyos emocionales. Todos nuestros apoyos son
emocionales y tenemos que lograr entrelazarlos con intereses estratégicos y
económicos.
Aquí están en juego dos cuestiones fundamentales: los minerales que hay
debajo de las islas y la pesca, y algo mucho más importante, que es el paralelo
a la Antártida ,
motivaciones que, seguramente, inspiran a Inglaterra y a Estados Unidos. En la Antártica probablemente
está la reserva de gas y petróleo más extraordinaria que tiene el planeta.
Hacia allí confluyen los intereses de las grandes potencias. Tenemos que
contrarrestar estas políticas, y sólo lo haremos si tenemos coherencia,
decisión, coraje y políticas de mediano y largo plazo que no sirvan sólo para
la coyuntura. (Aplausos.)
Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).-
Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.
Sr. Alfonsín.- Señora presidenta:
efectivamente, el 25 de febrero pasado nos reunimos en la provincia de Tierra
del Fuego los miembros de distintos bloques de la Comisión de Relaciones
Exteriores para sesionar y firmar una declaración conjunta que, como fue dicho,
pretende reivindicar los derechos de la Argentina sobre las Islas Malvinas.
Se trata de un documento que veníamos discutiendo con alguna anticipación
y no fue demasiado difícil ponernos de acuerdo al respecto.
No voy a insistir sobre su contenido porque ya fue explicitado por el
miembro informante del bloque oficialista y, en parte, también por el diputado
Oscar Aguad.
Simplemente quiero destacar algunas ideas fuerza que revelan el ánimo y
el espíritu con los que desde nuestro bloque concurrimos a esas sesiones y
elaboramos el documento.
Simplemente quiero decir que no nos anima o impulsa sentimiento alguno
de hostilidad o rencor contra el pueblo inglés; mucho menos contra los
habitantes de las Islas Malvinas, que son hombres, mujeres y niños nacidos, en
definitiva, en tierra argentina.
Nuestra propia Constitución, en la primera de sus disposiciones
transitorias, cuando afirma los derechos de la Argentina sobre las
Malvinas, señala que seremos respetuosos de la forma de vida y la cultura de
los habitantes de las islas; y, por supuesto, extendemos a todos ellos los
derechos, las libertades y las garantías que están consagradas en la Constitución Nacional ,
sin los cuales no se puede vivir con dignidad, porque nosotros queremos vivir
en un mundo en el que no se agravie la dignidad del hombre.
En consecuencia, nuestro conflicto no es con un pueblo. Nuestro conflicto
es con el imperialismo y el colonialismo como formas anacrónicas de
relacionamiento internacional fundadas en la fuerza y el autoritarismo, propias
de etapas que no se compadecen con el progreso que ha venido registrando la
humanidad en términos de derecho y moral internacionales.
No sólo nos interesa reivindicar las Malvinas, no sólo nos interesa el
destino, sino también el camino. Somos de los que pensamos que el fin no
justifica los medios sino que los medios justifican los fines. En consecuencia,
nos afirmamos en la justicia, en la razón y en el diálogo, y no en la fuerza,
para reivindicar nuestros derechos.
En su momento condenamos lo que se estaba haciendo, y uno de los
dirigentes de la Unión
Cívica Radical fue uno de los pocos que en aquella ocasión,
frente al cepo patriótico, se atrevió a decir que era una locura lo que
estábamos haciendo los argentinos.
Desde ese espíritu es que solicitamos que se actúe con mucha seriedad y
con mucha responsabilidad, cuidando la causa y sin incurrir en actitudes que
pueden complicar nuestras chances de reivindicar la soberanía sobre el
territorio. Pero también reclamamos al Reino Unido que se avenga a resolver, a
través del diálogo, la institucionalidad y el derecho internacional, el
conflicto o las diferencias que tenemos en relación con las Malvinas.
Por último, señora presidenta, quiero señalar algo en este
Parlamento, aclarando que no soy el
primero en hacerlo sino que ya lo han señalado hombres del oficialismo; me
parece oportuno volver a hacerlo frente a las declaraciones que acaba de hacer
el canciller Timerman con respecto a los recursos naturales hidrocarburíferos
que el Reino Unido está pretendiendo explotar de manera ilegítima en las Islas
Malvinas.
Lo que quiero señalar es que en
el año 2008 –si mal no recuerdo‑ se sancionó la ley 26.686, que establecía la
prohibición a las empresas que tienen permiso de pesca en la Argentina de tener
relación económica, comercial o de beneficio con empresas o barcos que estén
pescando en las Malvinas sin autorización argentina.
Todos sabemos que existen serias y fundadas sospechas en el sentido de
que hay empresas que pescan aquí que incumplen con esta ley, porque tienen
algún tipo de relación con los barcos o las empresas que pescan en Malvinas. No
se por qué se actúa de manera diferente en el caso del petróleo que en relación
con el recurso ictícola de las Malvinas, que es importante y es argentino.
La ley que establecía la prohibición y las sanciones para quien la
incumplía ha sido desvirtuada por la resolución 514 de la Secretaría de Pesca,
entonces a cargo del actual ministro de Agricultura, porque introdujo en la
reglamentación un matiz que está ausente en la norma.
Tal como ya lo han denunciado algunos diputados y senadores del
oficialismo, en lugar de atenerse a lo que dice la ley, la reglamentación
establece que está prohibido tener relación de beneficio económica o comercial
directa con empresas que estén pescando sin autorización. Ese concepto no
figura en la ley y reduce su alcance.
Deberíamos pedir al canciller Timerman y al ministro de Agricultura que
nos informen por qué se dictó semejante reglamentación, que desnaturaliza una
ley sancionada por los representantes del pueblo de la Nación. Pedimos al
oficialismo que nos acompañe en este reclamo. (Aplausos.)
Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).-
Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.
Sr. Asseff.- Señora presidenta: aprendí a
amar a las Malvinas leyendo a Alfredo Palacios en mi adolescencia. Por eso me
congratulo de que el presidente de la comisión y miembro informante de la
mayoría –en rigor, de la unanimidad que firma el dictamen‑
haya recordado a este insigne argentino.
En primer término deseo rendir homenaje a tres argentinos que tuvieron
una intervención fundamental para que hoy esté vivo en el derecho internacional
este reclamo de siempre por nuestras islas Malvinas, nuestro Atlántico Sur y la Antártida : el presidente
Arturo Illia, el canciller Miguel Zavala Ortiz y el embajador en las Naciones
Unidas, diplomático de carrera, José María Ruda.
Deseo realizar una breve referencia a la etapa de los noventa, que fue
sobrevolada en este debate. Efectivamente, la idea del paraguas parecía
atractiva: se discute de todo menos de la soberanía, para llegar a debatir
sobre ella después de haber acordado todo.
Pero hete aquí que no acordamos nada en los hechos. Gregorio Marañón, un
pensador insigne e ilustre, dice que el saldo de la acción de los hombres
públicos ineluctablemente son sus resultados. Y el resultado de la cooperación
que se intentó en los noventa –incluyendo la seducción y el regalo de ositos,
que no por anecdótico deja de ser recordable‑
lamentablemente ha sido un saldo harto negativo. Tanto es así que, por ejemplo,
en septiembre de
1995 firmamos con Gran Bretaña un acuerdo para cooperar en la exploración
hidrocarburífera en la cuenca de las Malvinas, y en octubre de ese mismo año,
solo un mes después, de manera unilateral Inglaterra llamó a una licitación
para esos mismos fines.
¿Qué dijo Inglaterra, astuta, vieja, que no porque se haya terminado su
imperio deja de tener los aires de tal? Al débil jamás voy a respetarle el viejo
adagio de pacta sunt servanda; solamente se lo respeto a quien se hace
respetar.
Esta política de cooperación –también vale rememorarlo‑
se dio a raíz de un consejo de un político muy influyente por entonces en el
escenario internacional: el político español Felipe González, quien dijo a
Menem en la primera entrevista que tuvo con él ‑creo que antes de que
asumiera‑:
“Si quieres entrar en el campo internacional con el pie derecho, arregla con
Londres.” Lo primero que hizo Menem fue arreglar con Londres. En febrero de
1990 ya estaban reestablecidas las
relaciones, pero los resultados
son los que acabamos de señalar.
Quiero referirme brevemente a algunos datos inquietantes también
sobrevolados en el informe del señor diputado Carmona, porque él tenía
abundantes temas y sabía que nosotros completaríamos su exposición.
Me preocupan enormemente los llamados intelectuales. Me refiero, con
nombre y apellido, a Beatriz Sarlo, Santiago Kovadlof, Jorge Lanata y tantos
otros. ¡Por favor! Si son intelectuales, piensen. Si han pensado mal,
re-piensen. No pueden entregarnos con las manos atadas a nuestro adversario en
este conflicto, porque todo lo que sea la autodeterminación es sencillamente la
independencia ficcional de las islas Malvinas, objetivo supremo de Inglaterra
que desea recrear en el siglo XXI lo que ella supo hacer con maestría en los
siglos XVIII, XIX y XX en los escenarios mundiales. Me refiero a un Estado
tapón en el atlántico sur, que bajo la cobertura de una ficción de
independencia, seguirá siendo miembro de la Comunidad Británica
de Naciones y será la garantía de la continuidad, ahora con ropaje neocolonial,
del viejo y anacrónico colonialismo que sufrimos.
Pido al ex vicecanciller y al ex secretario de Planeamiento de Menem que
sean cuidadosos con lo que dicen. Necesitamos aunar criterios, llegar a la
anhelada política de Estado de Malvinas. No puede ser que el ex secretario de
Planeamiento, con impostada solemnidad exprese por doquier y ante toda radio
que lo consulta que la novedad es que hay tres partes en el conflicto de las
islas Malvinas. En dicho conflicto sigue habiendo dos partes: Gran Bretaña, usurpadora,
y la Argentina ,
reclamadora con sobrados derechos de todo tipo de soberanía sobre ese
territorio y todos los circundantes.
Hay otras cuestiones que voy a omitir en aras de que la señora
presidenta no me diga la fatídica frase “se terminó su tiempo”. La base militar
inglesa nuclearizada en el Atlántico Sur es una amenaza para toda América del
Sur. El primero que vio esto es el más sabio –lo digo con respeto y a lo mejor
con envidia‑ de los países de la región en materia
diplomática: Brasil. Por ello, este país se ha asociado fervientemente –y en
hora buena‑ a nuestros reclamos, y gracias a Dios, a
la política internacional y a la situación de estos tiempos será la mano con la
que iremos hacia la
recuperación de las Islas Malvinas. Estoy seguro de que junto con Brasil, con
América del Sur toda, lograremos dicho objetivo.
Está muy bien lo que decía el señor diputado Alfonsín. Hay que aplicar
la ley 26.386. Los argentinos debemos
ocupar lo que yo denomino “la
Pampa mojada”, es decir, el inconmensurable mar argentino.
Realmente no entiendo por qué no se hace. No podemos reclamar algo si no lo
ocupamos. Esa ocupación se tiene que dar a través del otorgamiento de permisos
de pesca a nuestros pesqueros y también a los pesqueros internacionales;
tenemos que ocuparlo con plataformas exploración y explotación de
hidrocarburos. En definitiva, tenemos
que ponernos de frente a nuestro mar y quererlo, porque esa es la mejor forma
de retenerlo.
Sinceramente no comprendo por qué reclamamos tanto y todavía no hemos
otorgado una sola concesión de exploración hidrocarburífera en el Mar
Argentino. Por eso, repito que debemos estar ahí ocupando nuestro mar.
Por otro lado, desde mi posición patriótica y malvinense que es conocida
por todos –esto seguirá siendo así hasta mi sepultura‑
creo que debemos cooperar con los habitantes de las islas Malvinas. Ellos se encuentran a un paso de ser
argentinos nativos; basta con que pidan el DNI, porque así lo prevé nuestra
legislación. Entonces, ¿cómo no abrir
un abanico de colaboración en materia de educación, transporte, cultura y
deportes? A pesar de que todavía tienen
animosidad hacia nosotros y de que nos siguen diciendo que no, los argentinos,
con paciencia –ese es uno de los artes de la política‑,
debemos seguir insistiendo. Nadie nos tendría que decir que bloqueamos las medicinas y los alimentos frescos de los
malvinenses. Eso es un bochorno para
todos los argentinos.
Tal como lo señaló el señor diputado Aguad, tenemos que ser inteligentes
y astutos en todo lo que tenga que ver con esta cuestión. De ninguna manera debemos dar pábulo a lo que
nos plantea Inglaterra, porque es la primera en remarcar cualquier traspié que podamos cometer. Por eso, es la primera en decir que estamos
bloqueando un pueblo.
En mi opinión –esto se lo transmitiré personalmente al presidente de la Honorable Cámara ‑
tendríamos que invitar a los integrantes de la asamblea de Malvinas a esta Honorable cámara. Para que
no queden dudas, aclaro que esa invitación es a la asamblea de una comunidad
integrada por personas que para nosotros son nativos de la Argentina , ya que no le
reconocemos ninguna otra entidad política. Estoy seguro de que tarde o temprano
lograremos la confraternidad que existe entre compatriotas.
Por otra parte, si realmente queremos a las Malvinas empecemos a pensar
en refederalizar la
Argentina. Busquemos
el camino para que del federalismo tullido que hoy tenemos pasemos a un
federalismo renacido. No podemos pensar que las Malvinas volverán a ser
argentinas con este federalismo.
Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Se ha agotado el tiempo del que disponía para
hacer uso de la palabra, señor diputado.
Sr. Asseff.- Señora presidenta: finalizo
diciendo que este tema no puede ser utilizado ni sobreactuado con fines
políticos, pero dejo asentado también que votaré afirmativamente el dictamen
que firmé sobre la declaración de Ushuaia. (Aplausos.)
Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por Santa
Fe.
Sr. Zabalza.- Señora presidenta: en nombre
del Interbloque del Frente Amplio Progresista venimos a adherir a esta
declaración unánime en defensa de nuestra soberanía.
Rescato el informe presentado por
el presidente de la Comisión
de Relaciones Exteriores y Culto de esta Cámara y ese intento serio de hacer un
hilo conductor de unidad de lo que ha sido institucionalmente en democracia la
causa por la reivindicación de la soberanía sobre las Islas Malvinas, Georgias
y Sandwich del Sur y los espacios marítimos circundantes, que es una lucha
indisoluble de los argentinos y que se vincula con a la esencia de nuestra
nacionalidad.
Creo que la idea de este voto está en la misma dirección del análisis
realizado en el sentido de no mirar lo pequeño sino mirar los trazos gruesos y
determinantes de la posición argentina en defensa de un territorio que fue
claramente usurpado allá lejos en 1833 y como bien decía el señor diputado
preopinante esto fue desnudado con total claridad por un hombre como José María
Ruda en Naciones Unidas, quien a través de su doctrina impidió que Gran Bretaña
pudiera esbozar la legalidad del principio de autodeterminación.
Teniendo en cuenta que nuestro tiempo también es bastante corto, quiero
decir que la declaración habla por sí sola en todos los aspectos que toca.
Comprendemos que estamos en un mundo global, donde a pesar de las
contradicciones que acontecen y que todos los días nos impactan vemos que las
ideas de democracia y de libertad se profundizan y avanzan, y obviamente
también las ideas de participación ciudadana.
Digo esto a pesar de hechos –quiero recordarlo especialmente- como lo
ocurrido hace dos días en Francia. Nosotros estábamos en Rosario participando
de un acto de homenaje junto a la colectividad judía, por los 30 años del
atentado a la embajada. Fuimos impactados por esa noticia terrible de Francia,
repudiamos el hecho por lógica circunstancia y también nos solidarizamos con el
pueblo israelí, nuevamente castigado.
Reitero que a pesar de eso, estas ideas de participación ciudadana
avanzan y dentro de estas ideas están cada vez más ausentes y son cada vez más
minoritarias, y obviamente tienen cada vez menos legitimidad, las posiciones de
ex potencias como Gran Bretaña que intentan justificar la existencia de
enclaves coloniales en el mundo y que hoy son efectivamente repudiadas.
Si hoy Naciones Unidas –esta es parte
de nuestra batalla, también pensando en lo global y en su modificación-,
tuviera la posibilidad de que los países votaran democráticamente sobre la
existencia o no de enclaves coloniales, creo que esas otrora potencias no
tendrían ninguna posibilidad de sobrevivir con este concepto de enclave
colonial.
Por otra parte, quiero reivindicar también desde nuestro punto de vista,
algo que tiene que ver con estas interpretaciones a veces superficiales que se hacen
de los temas. Nosotros creemos que no está perimido el concepto de soberanía,
de soberanía territorial, de soberanía política, a pesar obviamente de las
teorías de quienes manejan la globalización fundamentalmente en el campo de la
economía y en defensa de determinados intereses, que nos plantea que cada vez
más las fronteras se difuminan y cada vez tienen menos posibilidades de
existencia.
Este es uno de los fenómenos que trae aparejados la globalización, el
otro es la necesidad de afirmarnos a nuestra tierra, a nuestros valores, a
nuestra cultura, porque si hay algo que define la existencia de una nación son
valores culturales comunes. Nosotros podemos tener diferencias pero para el
pueblo argentino las Malvinas son, por obra y gracia de la comprensión de
nuestra gente, profunda y totalmente argentinas.
Además, como nos asiste la razón, tenemos otra fuerza, que es la fuerza
del diálogo en las relaciones internacionales para superar las controversias,
no aceptando las provocaciones.
Quiero rescatar la labor desarrollada por el gobierno nacional en las
últimas etapas en el tema del Mercosur y de la Unasur , porque
verdaderamente han permitido llevar adelante un proceso de consolidación de la
unidad de los pueblos de América Latina. Creo que es sumamente importante
porque América Latina es un continente con una gran perspectiva de futuro;
mientras los viejos continentes no logran encontrar, a pesar de sus riquezas
materiales, un camino de consolidación de sus procesos democráticos y
participativos, en América Latina venimos recorriendo un camino inverso, que es
tener ubicada a la desigualdad como el eje esencial de nuestra batalla para
mejorar las condiciones de vida de nuestros pueblos, y fundamentalmente
entender cada vez con más claridad que somos un pueblo que necesita actuar en
común en defensa de la paz. Por eso nos oponemos a la militarización y actuamos en defensa de
nuestros recursos naturales, y en esto también nos oponemos a esta pretendida
utilización unilateral de Gran Bretaña, violando todos los acuerdos de Naciones
Unidas.
Esa es nuestra fuerza. En ese sentido reivindicamos y agradecemos la
última actitud de nuestros hermanos peruanos, que se han olvidado del desastre
diplomático que hicimos cuando nos metimos en la guerra entre Ecuador y Perú,
en esa época terrible de lo que fue el neoliberalismo en la Argentina.
También valoramos enormemente, porque vemos la presión a que está siendo
sometido, la posición de nuestro pueblo hermano de Chile. Gracias a los
parlamentos argentino y chileno superamos nuestras distancias y pudimos
encontrar acuerdos limítrofes definitivos. Ahora estamos yendo a un reencuentro
de posiciones comunes en defensa de nuestras soberanías, que tiene mucho valor.
Es muy importante que nos planifiquemos y no cerremos ninguna puerta.
Hoy Gran Bretaña está en una posición de debilidad frente a lo que es la
estructura de la Unión
Europea , porque está fuera de los últimos acuerdos. Esto
también debemos valorarlo nosotros y es parte del diálogo que quisiéramos tener
con nuestra Cancillería, como parte de un trabajo común para la recuperación de
las Malvinas. No tengo ninguna duda de que va a ser un trabajo largo pero creo
que va a ser exitoso porque nos asiste la razón.
Deberíamos entrevistar a todas
las delegaciones parlamentarias de todo el mundo. Yo creo que deberíamos ir a
Europa, a Estados Unidos y a todos lados porque nos asiste la razón y tenemos
la posibilidad de que con el diálogo dejemos a esta potencia que alguna vez fue
en lo que verdaderamente hoy es: un país que puede vivir en paz en sus
fronteras y sin el mantenimiento de enclaves coloniales.
Este tema lo estamos discutiendo en un momento que nos retrotrae a
treinta años, en memoria de nuestros soldados muertos, por los padres y los
familiares de los caídos y por los que no han podido superar los traumas
psíquicos y también por los que han sido mutilados, porque este es un asunto
del pueblo argentino. Este no es asunto de ningún gobierno, y esto es muy
importante que lo comprendamos al votar una declaración en común.
Malvinas es un sentimiento nacional. Permítanme que trate de explicarles
en pocas palabras qué quiere decir “sentimiento nacional”. Cuando hablo de
“sentimiento nacional” estoy haciendo referencia a que está en el corazón de
todos los argentinos, de todas las edades y de cualquier idea política. Esto lo
equiparo al sentimiento por la bandera nacional.
Nosotros hemos visto cómo se ha desplegado esta bandera en Rosario el 27
de febrero, fecha en la que se convirtió en el emblemático proyecto “Alta en el
Cielo”.
Hemos visto a abuelos, padres y chicos abrazados a esa bandera,
llevándola a lo largo de barrios y determinados lugares de la ciudad de
Rosario. Incluso vimos gente que traía retazos de la bandera argentina de
distintos lugares del país. La llevaban con lágrimas en los ojos. Se sentían
felices de trasladarla.
Esa misma gente, con esas lágrimas, era aplaudida por los ex
combatientes de Malvinas. Ellos también, con
lágrimas en los ojos, aplaudían como parte esencial de todos los
desfiles patrios, debemos seguir haciendo esos desfiles, con la participación
de los ciudadanos y las ciudadanas que todos los días construyen este país. Con
esas mismas lágrimas se aplaudió y aplaude siempre a los ex combatientes de
Malvinas. Para mí esto es sentimiento nacional. Nosotros debemos ser fieles a
ese sentimiento, llevando adelante la causa de Malvinas frente al mundo.
(Aplausos.)
Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).-
Tiene la palabra el señor diputado por la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires.
Sr. Pinedo.- Señora presidenta: se cumplen
treinta años de la recuperación de las Malvinas. Pero no fue la primera vez que
esto sucedió.
Muchos años antes también los ingleses un buen día decidieron
desembarcar en uno de los islotes cercanos a las islas principales de Malvinas.
Pusieron un asentamiento e izaron su bandera en ese lugar. Después de que lo
hicieron, una fuerza armada de la potencia que era la titular de la soberanía
en el archipiélago, tomó ese islote, bajó la bandera inglesa y los desalojó. La
fuerza armada era española. Los ingleses efectuaron las quejas del caso. Casi
plantearon un casus belli, llegando finalmente a un acuerdo con España que tenía
cláusulas públicas ysecretas. Por las cláusulas públicas, los españoles
permitieron que los ingleses volvieran a izar su bandera en el islote sin
ningún tipo de confrontación inglesa al respecto, pero no en todas las
Malvinas, porque España mantuvo su posición en lo que tiene que ver con Puerto
Argentino. O sea que la soberanía española sobre el archipiélago no fue
discutida ni siquiera en ese momento.
Por su parte, mediante la cláusula secreta los ingleses se
comprometieron a retirarse en silencio, sin hacer reclamos de soberanía y
dejando a los españoles instalados en las islas, lo cual cumplieron. Esto marcó
de alguna manera a quién correspondía el derecho en este aspecto.
Después, en 1833, cuando tuvieron un nuevo arranque de espíritu
colonialista, en un momento de confusión y dificultades, los ingleses volvieron
a ocupar las Malvinas revirtiendo su compromiso con España. Esto es lo que
estamos discutiendo.
- Ocupa la Presidencia el señor
presidente de la
Honorable Cámara , don Julián Andrés Domínguez.
Sr. Pinedo.- El fin del colonialismo tuvo
lugar de manera muy marcada luego de la Primera Guerra.
Cuando terminó la
Primera Guerra Mundial, el presidente de los Estados Unidos,
un idealista que se llamaba Woodrow Wilson, expuso una serie de puntos sobre
los que se tenía que basar la paz mundial. Esto lo hizo después de aquella
guerra que fue tremenda.
Wilson expuso en esa ocasión dos principios como guías para establecer
el nuevo mapa mundial, las nuevas nacionalidades, la retirada del colonialismo
y la paz del mundo. Esos dos principios eran el de la autodeterminación de los
pueblos colonizados y la integridad territorial de las naciones.
Sobre esa base se tenía que construir el nuevo mapa mundial, cosa que no
se hizo porque en muchos casos primaron los intereses por sobre los principios,
como suele suceder en política exterior. Entonces, el resultado de esos
acuerdos un tanto torcidos fue ni más ni menos que Hitler y la Segunda Guerra
Mundial, tras lo cual se profundizó el camino de descolonización.
Los propios ingleses aceptaron la descolonización como criterio general,
y así se produjo la evolución pacífica de los últimos años.
Cuando hablamos de la autodeterminación de los pueblos colonizados, queda
claro que no nos referimos a los pueblos colonizantes, que es lo que en este
momento pretende esgrimir Gran Bretaña en esta discusión bastante absurda.
Hace poco hice un comentario en la ciudad de Ushuaia, que algunos
tomaron como algo gracioso. Dije que había que aplicar el principio de la
autodeterminación, pero ese principio es el que tienen que tener los argentinos
para gobernar su propio territorio, incluidas las Malvinas.
Esto no es un juego de palabras, sino la realidad. Si los ingleses
hubiesen desembarcado en Chubut, ¿nosotros hubiéramos perdido el derecho de
autodeterminación para gobernar esa provincia y ahora el gobierno de Chubut
debería ser autodeterminado por algunos gendarmes ingleses?
Por lo tanto, me parece que hay que analizar de manera compatible los
distintos derechos, como siempre lo indica el derecho. En este caso, lo que hay
que compatibilizar es el principio de integridad territorial argentina -que es
indiscutible por razones físicas e históricas- con el principio de
autodeterminación de los argentinos sobre su territorio.
De todas maneras, es necesario buscar un acuerdo. No se trata aquí de un
juego de nacionalismo negativo para agredir al otro; no es un juego de
patoterismo. Este es un trabajo serio de búsqueda de consenso, y hay que hacer
todo lo que sea necesario para que el acuerdo se concrete y para que los
ingleses se sienten a la mesa de negociaciones.
A mi modo de ver, todas las medidas –aunque tengan aspecto patriótico, nacionalista
o patriotero- que lleven a lo contrario, esto es, a que no se produzca se
acercamiento, son contrarias al interés nacional.
No me parece razonable que ciudadanos de todo el mundo que vayan en
barco a Tierra del Fuego sean expulsados de allí. No creo que eso ayude a que
esos ciudadanos de todo el mundo colaboren con la Argentina en la búsqueda
de una negociación con Gran Bretaña.
- Manifestaciones en un
palco bandeja.
Sr. Presidente
(Domínguez).- ¡Por favor, silencio!
- Manifestaciones en un
palco bandeja.
Sr. Presidente
(Domínguez).- ¡Por favor, silencio!
Le pido al señor que está gritando que se
retire del recinto.
- Manifestaciones en un
palco bandeja.
Sr. Presidente (Domínguez).- Nos extraña su
comportamiento, señor. Nuevamente, lo invitamos a que se retire; si no lo
hace, procederán a hacerlo los agentes
de seguridad.
Continúa en el uso de la
palabra el señor diputado por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Sr. Pinedo.- Señor presidente: para
finalizar, deseo señalar que la senda está marcada por la Constitución Nacional ,
pues nos abre un camino importante de acuerdo y negociación. La Carta Magna prevé que la Argentina respetará el
modo de vida de los habitantes de las islas Malvinas, pero esto no quiere decir
que ellos sean parte de la discusión.
Nosotros nos hemos comprometido a respetar su modo de vida, y eso nos
conduce a diseñar una política hacia los isleños tendiente a generar una
negociación pacífica; pero no nos confundamos. En esta discusión no somos los
malos, sino los buenos; los que queremos ir por el lado de la paz, de la
negociación, de la razón y del respeto de los principios sobre los que deben
apoyarse las naciones; es decir que debemos acudir con políticas públicas que
afirmen nuestra presencia sudamericana en el Atlántico Sur y en la Antártida Argentina.
(Aplausos.)
Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la
palabra el señor diputado por Santa Fe.
Sr. Comi.- Señor presidente: desde la Coalición Cívica
venimos a esta sesión a ratificar nuestra firma en la Declaración de Ushuaia
‑que
oportunamente suscribimos en ocasión de viajar a esa ciudad invitados por la señora
gobernadora Fabiana Ríos‑ y a compartir la construcción –en este
tiempo, tan lleno de desencuentros- de una mirada común y un documento
compartido. Cabe destacar que, a medida que fuimos elaborándola, mechamos en esa declaración cada una de las
cuestiones que la Argentina
ha venido planteando a lo largo de la historia en torno de las islas Malvinas.
Éste es el espíritu que nos mueve.
Por supuesto, nos preocupa algún grado de sobreactuación, pues ésta
nunca es buena consejera en materia de política internacional. Asimismo, nos
preocupa algún grado de improvisación que se ha visto en ciertos pasos dados,
aunque desde hace un tiempo hemos aprendido cuál es la diferencia entre lo
principal y lo secundario. Lo principal es mantener la unidad de los partidos
políticos argentinos y de los representantes del pueblo, en la defensa de la
posición histórica de nuestro país en su reclamo de soberanía en la causa
Malvinas.
El tema en análisis, sobre el que bien
se han referido el señor miembro informante, presidente de la comisión, y otros
señores diputados, tiene una historia, un desarrollo anterior y posterior a la
ocupación, prácticamente, desde el primer día que llegó a Buenos Aires la
noticia de la ocupación británica.
Imaginemos el mundo en 1833. Inmediatamente laArgentina comenzó a
reclamar frente al gobierno inglés, en la persona del agregado de ese país en
este lugar, y así sostuvo ese reclamo durante todo el siglo XIX hasta llegar en
1884 a
pedir un arbitraje internacional que dirimiera la cuestión.
A lo largo de la primera parte del siglo XX seguimos reclamando en cada
oportunidad, cada vez con mucha mayor intensidad. Hago mías las palabras del
diputado Pinedo, que se refirió a aquella breve ilusión de la Sociedad de las Naciones,
donde la Argentina
tuvo un rol protagónico al no concurrir.
Imagínense el peso del país que si la Argentina no estaba en
un foro internacional causaba su fracaso.
Pero ése es otro debate.
El reclamo se retoma con mucha más fuerza a partir de la posguerra de la Segunda Guerra
Mundial y la creación de las Naciones Unidas.
Quiero volver a citar algo que ya se ha mencionado, para mostrar hasta qué
punto está unida la historia de los partidos populares en la Argentina y la causa
Malvinas, señalando dos grandes hitos.
Sr. Rogel.- ¿Me permite una interrupción,
señor diputado, con permiso de la Presidencia ?
Sr. Comi.- Sí, señor diputado.
Sr. Presidente (Domínguez).- Para una
interrupción, tiene la palabra el señor diputado por Entre Ríos.
Sr. Rogel.- Señor presidente: sinceramente,
creo que la voluntad puesta de manifiesto en Ushuaia debe verse reflejada en la
presencia de un mayor número de legisladores.
Sugiero que a través de la presidencia de todos los bloques se invite a
los legisladores a acercarse. No puede
ser que tratemos este tema con 166 diputados ausentes y 92 presentes.
Sr. Presidente (Domínguez).- Continúa en el
uso de la palabra el señor diputado por Santa Fe.
Sr. Comi.- Señor presidente: hago mía la
sugerencia del señor diputado.
Decía entonces que quería marcar dos hitos: la resolución 2065 de
Naciones Unidas del año 1965, durante la presidencia de Illia y su canciller
Miguel Ángel Zavala Ortiz, que obligó a las partes a sentarse a negociar, y la
resolución del año 1973, durante la tercera presidencia de Perón, que
logró un triunfo abrumador, sin votos en
contra, en la asamblea general de la
ONU , donde se vuelve a instar a Gran Bretaña a sentarse a
discutir.
Lo que vino después es historia conocida: la guerra, la locura de la
dictadura, utilizar esta causa que está en el corazón y en el sentimiento de
todos nosotros para querer mantener en el poder a una dictadura que hacía agua
por todos lados y que dos días antes había sufrido una movilización
impresionante en todas las ciudades del país, incluida la mía.
Después vinieron todos estos años de democracia, los reclamos y demás.
Todo esto nos lleva a acompañar este reclamo y que la voz del Parlamento
sea unívoca, que no haya puntos diferentes, en respeto y homenaje a todos los
argentinos que en aquella guerra demencial honraron su compromiso con la
patria, defendiendo la bandera nacional, especialmente a los que cayeron, pero
a todos, incluso –quizás no sea simpático decirlo‑ también
a quienes eran oficiales y suboficiales e hicieron lo que tenían que
hacer. Después, si otros aprovecharon
para humillar a nuestros soldados, la historia y la justicia se encargarán de
ellos alguna vez.
Y por supuesto quiero recordar
también a nuestros ex combatientes, aquellos chicos –que eran pibes, algunos de
los cuales volvieron y otros no‑ que la dictadura los mandó
con un arma a enfrentar un ejército como el inglés. Quiero recordar especialmente a los 65
santafesinos muertos en Malvinas. Quiero honrar su memoria y abrazar a sus
madres, como dijimos en Ushuaia.
Quiero mencionar a Alberto Marcelino Aguirre, Sergio Raúl Desza, Daniel
Osvaldo Esturel, Juan Luis Domingo Gregory, Saverio José Maragliano, Aldo Oscar
Patrone, Héctor Miguel Rolla y Alfredo Jorge Vasquez, todos ellos jóvenes
rosarinos que fueron y no volvieron, y a cuyas madres también quiero abrazar.
Termino haciendo una breve reflexión acerca del colonialismo. La verdad
es que nos ha dolido a todos ‑y particularmente a
nosotros‑
esta reflexión, esta forma de revisionismo histórico ‑desconociendo
además el derecho internacional público y las resoluciones de la ONU , que establecieron bien
claro cuáles son los límites
de la autodeterminación de los pueblos‑, pretendiendo introducir
en la discusión el derecho que puedan tener los isleños.
La verdad es que el colonialismo está vivo, y ese fabuloso destructor que
ya se encuentra en las islas Malvinas o está rumbo a ellas es la prueba más
cabal de que los métodos y las formas siguen siendo los mismos.
Para terminar, señor presidente, quiero citar una frase del gran Eduardo
Galeano, quien en su lucidez nos explica lo que es para él el colonialismo y
dice: “El colonialismo visible te mutila sin disimulo, te prohíbe decir, te
prohíbe hacer y te prohíbe ser. El colonialismo invisible, en cambio, te
convence de que la servidumbre es tu destino y la impotencia, tu naturaleza. Te
convence de que no se puede decir, de que no se puede hacer y de que no se
puede ser.” (Aplausos.)
Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la
palabra el señor diputado por Buenos Aires.
Sr. Raimundi.- Señor presidente: quiero
respaldar el documento que hemos firmado en el marco de una serie de medidas
que se están tomando desde el gobierno nacional y por iniciativa de nuestra
presidenta. Me voy a referir puntualmente a algunas de ellas.
La señora presidenta ha instruido a las autoridades pertinentes a
negociar mayor cantidad de vuelos para
mejorar el contacto con los isleños. Esto me parece bien, sobre todo porque se
trata de nuestra aerolínea de bandera y los vuelos van a salir desde nuestro
territorio y no desde Chile.
Por otro lado, nuestro
canciller ha anunciado un plan de acciones legales contra las actividades
ilícitas de exploración y explotación de hidrocarburos en el área de las islas.
Esto, como todo otro acto que hostilice los intereses del imperio, es positivo,
y creo que hay que seguir avanzando en ese sentido.
Pero también ha anunciado dos medidas que me parecen muy profundas desde
el punto de vista de la batalla cultural. Una es la desclasificación del
informe Rattenbach. Algunos me dirán que eso ya está dicho, que ya hay libros
publicados y que ya se ha roto el secretooriginal de ese informe. Sin embargo,
una cosa es cuando es editado en forma privada y otra distinta cuando la verdad
desnuda se presenta a partir de una decisión política reparadora del Estado. Me
parece que así adquiere una categoría y una dimensión sustantivamente distinta.
La otra medida es la creación del museo histórico de Malvinas nada menos
que en el Espacio para la
Memoria. Junto con todo el proceso de los juicios por los
crímenes de lesa humanidad, a los cuales luego se añadió la dimensión de la
participación civil en los hechos de la dictadura, y lo que pasó en el país
tanto con las decisiones políticas de la dictadura como con la actitud de una
parte importante de la sociedad civil, esto termina de completar el circuito de
la memoria, lo cual resulta fundamental como cierre de un capítulo que nos
permita empezar a escribir el futuro con mucha mas fuerza.
Algunos sectores han desvalorizado esta intensidad que fue tomando el
tema de Malvinas. Incluso algunos se han expresado desde cierta pretensión de
intelectuales. Y cuando se analiza la realidad exclusivamente desde ese punto
de vista a veces se cae en una especie de exceso de racionalidad y se pierde de
vista una dimensión muy importante de la realidad, que es el sentido y el
sentimiento de pertenencia.
Mi hijo más chico, que todavía está en la escuela primaria, está
convencido de que las Malvinas son argentinas; siempre las va a defender sobre todo
por los valores que hay detrás de esa convicción: proteger lo que es de uno, no
dejar que nos dominen y humillen, preservar los recursos que servirán a toda la
humanidad. Conoce mucho más eso que el nombre de la fragata Fitz Roy o el
número de la correspondiente resolución de las Naciones Unidas. Eso lo sabrá
más adelante, pero se le impregna el sentimiento de pertenencia, de soberanía y
de ser parte como ciudadano de una Nación desde una dimensión que a veces es
mucho más profunda que la puramente intelectual.
Otro de los argumentos que se ha expuesto es el de no exacerbar el
nacionalismo, lo que también merece algún comentario. Es cierto que
históricamente el nacionalismo fue la bandera de los regímenes autoritarios y
totalitarios en contra de las ideas libertarias, y también que desde el
marxismo, que sostiene que el capitalismo es una doctrina y un sistema
internacional, es necesario internacionalizar al proletariado como única manera
de combatirlo desde su propia dimensión.
Eso estuvo muy presente en las guerras que ha vivido la humanidad
durante el siglo XX. Se decía que eran guerras donde en definitiva los
proletarios iban al frente de batalla a pelear y dar la vida para defender los
intereses de los burgueses nacionales que después terminaban arreglando con los
burgueses de las otras naciones. Desde ese punto de vista estoy en contra del
nacionalismo.
Pero hay una dimensión del nacionalismo que tiene que ver con la lucha
anticolonial, porque el capitalismo trasciende el nivel de las economías
nacionales, necesita expandirse internacionalmente y forma colonias. Y si
históricamente no fuera loable la lucha de algunas naciones contra la
dominación colonial, qué tendríamos que decir de lo que fue el proceso de lucha
del pueblo argelino contra la dominación francesa o de este nacionalismo, tal
como lo estoy planteando, llevado a su
máxima expresión en la lucha de Mahatma Gandi por la independencia de la India contra el colonialismo
británico. Por lo tanto, es ahí, en esta categoría de nacionalismo, donde se
juntan los ideales de la Nación
con los de la democracia y los de los sectores populares.
No hay soberanías parciales. Es imposible encontrar políticas internas
de debilidad y después terminar siendo fuertes en el reclamo de Malvinas. No
existe eso. Podemos ser fuertes en el reclamo de Malvinas, porque hay un marco integral de políticas de recuperación
de la soberanía, y eso es lo que marca la diferencia con la dictadura.
Como sociedad estamos en deuda con nuestros soldados, en parte porque
nos cuesta mucho mirarnos y hurgar en lo más profundo de nosotros mismos, ya
que durante mucho tiempo no fuimos capaces de admitir que hubo una parte
importante de nuestra sociedad que respaldó la decisión de defender o
reivindicar la soberanía territorial, cuando al mismo tiempo se había violado
la soberanía política y popular. Con las medidas de política económica de
aquella dictadura se estaba entregando la soberanía económica y financiera de
nuestro país. Esto es lo que marca la diferencia central con la defensa de
soberanía de nuestros días.
Me parece bien –y estoy de acuerdo- que se diga que estamos agradecidos
a los pueblos hermanos. Sin embargo, los pueblos hermanos no apoyan solamente
esta causa por una cuestión humanitaria o solidaria sino porque hubo políticas
que fortalecieron la unidad de la región. Si la Argentina , a partir de
la conducción de la UNASUR
por parte del ex presidente Kirchner, no hubiera tenido un rol activo en la
defensa contra el golpe de Bolivia o en el intento de golpe de Paraguay o en el
conflicto de fronteras entre Ecuador y Colombia, esos pueblos hermanos hoy no
estarían apoyando a la
República Argentina de la misma manera.
Cuando otros países importantes como Rusia o China u otros países de
nuestra región ponen en riesgo sus propios intereses resistiendo presiones muy
fuertes de los británicos al no dejar entrar buques de bandera o evitando el
aprovisionamiento de los vuelos hacia Malvinas sin tocar nuestro continente, no
lo hacen gratuitamente. Eso se hace porque hubo políticas soberanas vinculadas
con la soberanía energética, la protección y el control del comercio exterior,
de nuestras industrias y de las divisas, y con la recuperación del rol del
Estado en la orientación del sistema financiero.
Sería imposible avanzar en este tema si no fuera por el marco general de
políticas soberanas que están llevando a cabo nuestro país y nuestro continente. (Aplausos.)
Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la
palabra el señor diputado por Buenos Aires.
Sr. Sola.- Señor presidente: este pequeño
bloque que conduzco en este momento está básicamente de acuerdo con las
políticas llevadas adelante por el gobierno nacional en relación con la
cuestión de Malvinas. Me refiero a la denuncia de agresión, de ruptura, de violación de pactos; denuncia
de agresión al medioambiente real y/o intensiva, que impide el crecimiento de las inversiones,
la búsqueda de petróleo en la zona y las inversiones pesqueras.
Estamos de acuerdo en plantear el tema de Malvinas como una cuestión
nacional y al mismo tiempo, nobeligerante; estamos de acuerdo en separar el
nacionalismo beligerante de lo que nos indica la historia y nuestros derechos
territoriales, que son inalienables e imprescriptibles; estamos de acuerdo con
la declaración de Ushuaia.
Con respecto a esta última es muy importante que el Parlamento argentino
se exprese sobre la cuestión Malvinas. Esto es más importante incluso de lo que
muchos creen, porque en el exterior se le da mucha mayor importancia a los
pronunciamientos parlamentarios sobre políticas que pueden ser perdurables que
a los pronunciamientos de los poderes ejecutivos; es al revés de lo que uno
podría suponer si viviera en la Argentina. Lo que acabo de señalar confirma la
alternación en las condiciones de financiamiento que tienen las empresas
privadas que operan en Malvinas bajo concesión del Reino Unido.
Hay un viejo precepto inglés que está en el escudo de armas del rey, que
viene de la época de la guerra contra Escocia, con la que se buscó impedir que
los escoceses lograran la liberación. Ese precepto señala: Nemo me impune
lacessit, que quiere decir: “Nadie me ofende impunemente”. Creo que la política
no beligerante de la
Argentina hacia las islas Malvinas tiene que tener como
fundamento la no violación de los tratados, como el de Londres y el de Madrid.
Además, nadie desconoce las resoluciones de la Asamblea General
de las Naciones Unidas, lo que ha señalado el Comité de Descolonización y que
hay una comisión de límites de las plataformas continentales en Naciones Unidas
que ya ha determinado lo que le corresponde a cada uno de manera gratis y sin
respuesta.
Sinceramente me parece un excelente lema: “Nadie me ofende impunemente”.
Para eso hay que tener una capacidad de
respuesta basada en la unidad de conciencia ‑que ya
la tenemos‑ y en la unidad de acción. Si esto último
todavía no lo hemos logrado, debemos ser amplios al apoyar las acciones en ese sentido.
Celebramos los alcances del texto de este documento, que cabe aclarar
que no menciona a Perú porque es muy reciente la decisión que tomó ese país
de no dejar ingresar a sus puertos a un
barco de bandera inglesa. También
celebramos la actitud de nuestros hermanos latinoamericanos, porque se juegan
mucho por algo ajeno que en realidad no sienten tan ajeno.
Más allá de todo eso recuerdo a mis colegas que son las acciones de tipo
económico las que nos pueden acercar la posibilidad de que el Reino Unido se
siente a negociar con la Argentina. Viene a mi memoria un
ejemplo, que consta de dos palabras: “calamar illex”. Este calamar se encuentra en el sur
argentino. Es un recurso anual;
podríamos decir que es como una cosecha de maíz o de soja, con el perdón de la
palabra “soja”. Se trata de un recurso
que viaja, porque nace y se cría en el Mar Argentino, dentro de la zona
económica exclusiva de nuestro país,
pero a partir de febrero se traslada hacia el sureste, es decir, hacia
la zona circundante de las Islas Malvinas, que es una zona en poder de
Inglaterra y en la que también se
otorgan concesiones pesqueras.
Hace aproximadamente veinte años la Cancillería le pidió a
la Secretaría
de Agricultura, que estaba a mi cargo, que diseñara la forma de presionar sobre
la captura del calamar de manera tal que Inglaterra tuviera menos recursos que
capturar. Reconozco que el calamar se
comporta de manera demasiado nacionalista en su migración. Además, como el
Instituto de Investigación y Desarrollo Pesquero nos había informado de que no
siempre había la misma cantidad de calamar, se resolvió efectuar una
exploración en forma anual para saber qué potencial de calamar había cada año.
Como consecuencia de ello la Argentina no podía tener una flota permanente
para la captura del calamar, dado que el recurso evolucionaba cada año más
menos un 20 por ciento. Entonces, se nos ocurrió tener determinada cantidad de
flota fija sobre la base de lo que podría ser seguro capturar más lo que se
llamó el charteo a casco desnudo de aquellos que eran llamados por Inglaterra o
por las autoridades malvinenses, que eran taiwanenses, japoneses, en algunos
casos peruanos, coreanos, etcétera. Se llamaba a esos buques calamareros o
poteros y se les decía que por una temporada la Argentina les daba una
concesión.
Se les daba esa concesión, para agotar la cosecha de calamares de ese
año antes de que fueran contratados por Malvinas. Ese charteo a casco desnudo
tenía sus problemas: tripulación extranjera, ventajas en los puertos
argentinos, etcétera, pero tenía el objetivo que no era la exportación de
calamar centralmente aunque eso le generaba a la Argentina por supuesto
divisas, sino el objetivo de la batalla económica contra el Reino Unido.
Esta cuestión duró poco porque hubo problemas con los sindicatos: a
pesar de que eran unos 30 barcos y no había argentinos pescando, sí había
aproximadamente unos 70 barcos que tenían permanente permiso y también
capturaban calamares.
Esta acción hizo que Inglaterra se sentara a firmar lo que hoy pensamos
que no nos conviene. Si pensamos que no nos conviene, creo que tenemos que
tratar de encarecer de alguna manera las acciones de las empresas petrolíferas,
en especial, las que son privadas y actúan por concesión en el área de
Malvinas.
Para encarecerlas tenemos que crearles inseguridad jurídica, con
denuncias y con comunicación de todo lo que hagamos políticamente desde aquí y
desde este Parlamento hacia las bolsas del mundo, que es donde se financian
esas empresas.
Hay un trabajo de un centro de pensadores nacionales de Córdoba –no sé
si lo han recibido muchos señores diputados, yo sí lo recibí y me pareció
interesante- que muestra cómo evolucionan las acciones de la principal empresa
en función de las decisiones desde el año 2009 hasta ahora. Se trata de las
decisiones de la Argentina ,
del Poder Ejecutivo o del Poder Legislativo, y también las decisiones de
Inglaterra.
Por ejemplo, suben las acciones y hay financiamiento más barato y más
abundante para esas empresas cuando Inglaterra viola el espacio aéreo, con
cuatro cazas, violando el tratado de paz.
Por su parte, bajan las acciones cuando el Parlamento argentino se
pronuncia. Hay que ver el gráfico, para ver cuánto bajan y cuánto suben según
la estabilidad jurídica, porque el capital es histérico y sensible. Si nosotros
obligamos a que esas empresas tengan cada vez un costo mayor y un riesgo
jurídico mayor con políticas pensadas en ese sentido, vamos a generar que algún
día sea el Estado inglés el que tenga que poner la plata en riesgo de
exploración y de búsqueda e investigación del petróleo, es decir perforación.
La realidad es que hoy el Estado inglés tiene problemas hasta para mantener la
educación y está en crisis.
Entonces, no dejemos que ellos
transformen su crisis en nuestra crisis y en el brillo bélico. Hagamos al
revés: volvamos de la crisis para que no puedan tener brillo bélico.(Aplausos.)
Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la
palabra el señor diputado por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Sr. Solanas.- Señor presidente: desde
Proyecto Sur consideramos a la
Declaración de Ushuaia suscripta el 25 de febrero por las
comisiones de Relaciones Exteriores y Culto de ambas cámaras como muy positiva
porque refleja la dimensión y complejidad de la cuestión Malvinas, pese a que
el instrumento sólo tiene un valor testimonial como expresión del Congreso en
el marco del 30° aniversario de la guerra del Atlántico Sur.
Debemos recordar, haciendo un breve análisis, que durante estas décadas
se ha venido operando con un tratamiento reduccionista sobre el principal
asunto de nuestra política exterior, desconociendo la mayor complejidad
intrínseca y la pluralidad de dimensiones que integran a la cuestión Malvinas.
Toda acción encaminada a la apertura de la negociación con el Reino
Unido se ha visto frustrada al menos desde la derrota militar de 1982 por la
asimetría argentina en diversos aspectos ante la política británica. En ese
sentido, la cuestión Malvinas, bien definida como una disputa de soberanía,
debe ser comprendida y abordada como un conflicto integrado por diversos
aspectos. Es un conflicto diplomático, jurídico, económico, geoestratégico,
militar y cultural.
La política de seducción comenzó a cambiarse en el año 2005 con las
medidas que el gobierno del ex presidente Néstor Kirchner tomara para denunciar
el acuerdo pesquero firmado, y también con los decretos del 2007 y el 256 del
2010, del gobierno de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, por el cual
se exigía los permisos de la autoridad argentina para la explotación en el
Atlántico sur.
Debemos decir que el Reino Unido está operando sobre la complejidad
total en términos del conflicto integral, y no se limita sólo al campo
diplomático jurídico. Nosotros, en cambio, actuamos sólo en este campo, a la
saga de los acontecimientos generados por el Reino Unido, en una actitud
reactiva más que proactiva.
Hoy estamos en un escenario mundial muy diferente al de hace tres
décadas. Hoy estamos ante la guerra de los recursos, la geopolítica de los
recursos. Estamos asistiendo a cruentas guerras por la lucha por el petróleo y
los recursos naturales.
Si analizamos el cuadro de las asimetrías vamos a ver que mientras
Argentina ha logrado avances muy claros en la solidaridad continental, en lo
jurídico y en el diplomático, en lo económico el Reino Unido está explotando
ilegalmente los hidrocarburos en Malvinas. En lo geoestratégico, esto le
permite el acceso a los tres océanos, al Atlántico, al Pacífico y al Índico.
Ha europeizado la base de Malvinas proyectándola hacia la Antártida. En lo
militar, el Reino Unido ha desarrollado la más importante base militar en el
hemisferio sur, con una posible nuclearización del área. Ha europeizado la base
de Malvinas, que es campo de entrenamiento de la OTAN.
En contrapartida, la
Argentina ha venido reduciendo la presencia armada en el
Atlántico sur y desarmando su capacidad de defensa nacional.
Deberíamos considerar que el mayor error que la dirigencia puede cometer
es pensar que si se innova por fuera de estos niveles diplomáticos jurídicos no
habrá otra opción que la militar. Esta es una buena cortina de humo para no
intentar una estrategia diferente y válida.
Es la presión económica sobre los intereses británicos más ligados a la
metrópoli que a los kelpers la que debe lograr que los costos de la ocupación
aumenten y se hagan absolutamente inviables.
Vamos a recordar que la estructura jurídico política de la relación con
el Reino Unido continúa prácticamente intacta pese al deterioro de las
relaciones bilaterales. Recordemos que está vertebrada por los acuerdos de
Madrid del 89 y del 90, que han recompuesto la relación con Londres bajo el
paraguas de la soberanía.
Desde entonces, esa ficción jurídica generó otros instrumentos que
continúan vigentes y que poco tienen que ver con la recuperación de una
política soberana. Al amparo de ese paraguas se han producido acuerdos
perjudiciales para el interés nacional y otros que son inconducentes para
recuperar soberanía. Los menciono. Por una parte, está la ley de protección
recíproca de inversiones con Gran Bretaña, que establece la cláusula de Nación
más favorecida, por la cual Argentina no podrá acordar a ningún otro país
condiciones más favorables que las firmadas con Gran Bretaña. No puede haber
nacionalización ni expropiación de bienes británicos. Establece la repatriación
irrestricta de utilidades y dividendos.
Por otra parte, están vigentes los acuerdos de Madrid I y II, y el
Acuerdo de Cooperación Militar de 1998.
En definitiva, sin dar de baja –que de hecho ya los están- los acuerdos
de Madrid I y II y el Tratado de Protección Recíproca de Inversiones, así como
el Acuerdo de Cooperación Militar, estamos en un mundo de ficciones. Estos
acuerdos han sido burlados por el Reino Unido, como también las recomendaciones
de Naciones Unidas.
Es imprescindible la reglamentación de la ley 26.659, que fuera votada
por unanimidad por ambas cámaras de este Parlamento. Está vigente desde el 13
de julio de año pasado. La norma no está reglamentada.
Como bien decía el general Perón, la víscera más sensible de los hombres
pasa por el bolsillo. Es necesario compensar el latrocinio petrolero que el
Reino Unido está efectuando en Malvinas con la aplicación de sanciones mediante
la aplicación de la ley 26.659. (Aplausos.)
Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la
palabra la señora diputada por el Neuquén.
Sra. Comelli.- Señor presidente: el bloque
del Movimiento Popular Neuquino va a apoyar esta iniciativa.
Estuvimos presentes en Tierra del Fuego dando testimonio DE lo que vamos
a reconocer con la
Declaración de Ushuaia, que hoy va a ratificar este cuerpo.
La causa de Malvinas es una de las pocas causas nacionales que ha
logrado aunar voluntades no solamente en el ámbito político, sino en la
sociedad toda.
Me parece que se trata de una realidad que no se puede desconocer ni negar
ni mucho menos minimizar. Es una reacción positiva de un pueblo que ha sabido
formar a su gente en el sostenimiento de un valor indispensable de los estados
modernos: el de la inviolabilidad de su territorio.
Malvinas se erige para la
Argentina como una política de Estado. Es algo que vemos,
reconocemos y venimos acompañando desde la misma Comisión de Relaciones
Exteriores y Culto, con los distintos pasos que en este sentido va dando
nuestro país. Desde ya que esto no se puede reducir a una mera cuestión
histórica ni testimonial. Es verdaderamente una cuestión prioritaria para el
pueblo argentino y, por ende, para nosotros que somos –ni más ni menos- que los
representantes de ese pueblo.
A esta altura de la sesión ya se ha hablado mucho de la incursión del
Reino Unido en 1833, de este implante artificial de población y de estas
actividades que no son más que resabios de prácticas corsarias que terminan a
la larga en la búsqueda de los recursos naturales, utilizando como herramienta
el colonialismo tan conocido para ellos.
La recuperación de nuestro territorio, y el ejercicio pleno de nuestra
soberanía, respetando la forma de vida de los habitantes conforme a los
principios del Derecho Internacional, es uno de los objetivos prioritarios.
Pero el hecho de respetar el modo de vida de los habitantes de la isla,
de ningún modo significa que los isleños puedan tener derecho alguno a la
autodeterminación.
Sin hacer toda una revisión, que ya se hizo en esta discusión, desde
1960 con la resolución 1514 de la
ONU se dispuso velar por los pueblos sometidos a un poder
colonial. O sea que en aquel momento se instaura el principio de
autodeterminación. Esto fue tomando fuerza, pero también fijaba su propio
límite, que es el principio de la integridad territorial, por el cual cualquier
intento que existiera de querer quebrar total o parcialmente esa integridad
territorial era incompatible con el anterior principio, y prevalece este
último.
Señor Presidente, solicito la inserción de todos estos antecedentes, ya
que siempre es importante la versión taquigráfica, ya que es la que da cuenta
de la postura en determinado momento de todo el pueblo representado por sus
diputados.
Señor presidente: hoy son fuertes los estertores que se viven en Europa
como consecuencia de la crisis que están atravesando, y parecería que esas
consecuencias de las políticas que se han sabido dar se quieren sofocar con la
vuelta a una discusión de alto tono o con acciones tales como la presencia del
príncipe en las islas y la militarización de la zona por parte del Reino Unido
de Gran Bretaña.
Todo esto no se da por parte de nuestro país. La Argentina ha sostenido
de una manera constante la firme posición de salvaguardar su soberanía y su
jurisdicción sobre las islas y espacios marítimos a través de canales
diplomáticos y sin utilización de violencia. Ningún país puede escudarse en
decisiones de gobiernos de facto, que no fueron elegidos por el pueblo, para
negarse a cumplir todas estas resoluciones y posturas de distintos países que
no hacen más que tratar de recrear un ámbito de diálogo en esta controversia
entre el Reino Unido y la
Argentina.
Queda claro que mientras nuestro país apunta a lograr una solución
consensuada mediante el diálogo y la ley –algo propio de cualquier sociedad
moderna-, el gobierno británico no tiene mejores armas que sacar a relucir que
la idea casi darwiniana de que vale el más fuerte o quien tiene mayor poder
bélico. Esto es lo que hasta ahora hemos visto que han sido sus acciones en el
territorio.
Lo novedoso del tiempo que estamos transitando es el apoyo internacional
a la política de Estado que lleva adelante nuestro país sobre el tema Malvinas,
a diferencia de las primeras sesiones en las que abordamos este tema, hoy nos
encontramos –como decía aquí algún diputado- con un apoyo, con un
acompañamiento, con una solidaridad y con un bloque regional cohesionado. La
situación es de una gran fortaleza, distante de cualquier desmesura como a
veces puede observarse de Inglaterra.
Por estos motivos vamos a acompañar con total satisfacción esta
resolución.
Finalmente, quiero traer el recuerdo siempre presente, la memoria activa
para con nuestros veteranos héroes de Malvinas, que por muchos años debieron
sufrir el oprobio del silenciamiento, del vacío y de la falta de
reconocimiento. Pero creo que eso ya no se puede ocultar más, no se puede tapar
el sol con las manos: ¡A los héroes de Malvinas, salud! (Aplausos.)
Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la
palabra el señor diputado por La
Pampa.
Sr. Robledo.- Señor presidente: Malvinas es
un sentimiento que anida en el corazón de cada uno de los argentinos. Es un
sentimiento inculcado por nuestros abuelos, por nuestros padres, en el colegio,
y que nosotros seguimos transmitiendo a nuestros hijos. Cuando experimentamos
ese sentimiento realmente tenemos la añoranza y las ansias de recuperar ese
territorio alejado de las costas de nuestro continente. Se trata de una
política de Estado que va más allá de las banderías políticas.
En ese sentido, quiero resaltar que en nuestra provincia, el Poder
Ejecutivo, representado por el gobernador Mario Oscar Jorge, legisladores
nacionales del Partido Justicialista –entre ellos, la senadora María de los
Ángeles Higonet, las diputadas Cristina Regazzoli y María Luz Alonso, y quien
habla-, de manera conjunta emitimos una declaración en respaldo de la posición
asumida por el gobierno y los legisladores nacionales en aquella Declaración de
Ushuaia.
Así, nuestra provincia expresa el repudio a las declaraciones del primer
ministro inglés, quien intentó confundir a la opinión pública internacional
tildando a nuestro país de “colonialista”. Además, rechazamos la inocultable
militarización de las islas con fines disuasivos y apoyamos las denuncias
llevadas a cabo por el gobierno de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner
ante Naciones Unidas.
Por otro lado, respaldamos la posición de nuestro gobierno en el sentido
de solicitar y aceptar la mediación del secretario general de la ONU , Ban Ki-Moon, y del
presidente de la
Asamblea General.
Valoramos el apoyo de países de América Latina respecto de las medidas
adoptadas por el Mercosur y Chile, en cuanto impiden atracar en sus puertos a
barcos con bandera colonial de las islas. Recientemente, el gobierno del Perú
evitó el amarre de una nave de la flota inglesa; ésta es una decisión que
aplaudimos y agradecemos.
Por otro lado, apoyamos la firme decisión política de la presidenta
Cristina Fernández de Kirchner en el sentido de elegir el camino de la
diplomacia para la resolución del diferendo, y reivindicamos nuestra firme
convicción de que la recuperación de las islas Malvinas, Georgias del Sur y
Sandwich del Sur, y los espacios marítimos circundantes, constituyen una
política de Estado y un derecho irrenunciable del pueblo de la Nación Argentina.
(Aplausos.)
En razón de que comparto el término de exposición con la señora diputada
Regazzoli, dejo a ella en uso de la palabra.
Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la
palabra la señora diputada por La
Pampa.
Sra. Regazzoli.- Señor presidente: las
Malvinas están en el ADN de todos los argentinos. La Declaración de Ushuaia
sintetiza el sentir nacional de todo el pueblo argentino respecto de la
legítima e indiscutible soberanía de la Argentina sobre las islas Malvinas, Georgias del
Sur y Sandwich del Sur, y los espacios marítimos circundantes.
Se trata de un hecho histórico que reivindica nuestra soberanía y
nuestro reclamo pacífico y sostenido, que ha sumado voces desde distintas
naciones, aun las más lejanas, como China.
Sin lugar a dudas, hoy la causa Malvinas adquiere una nueva dimensión.
Nuestros reclamos ya no son individuales sino que en ellos también nos
acompañan países que, como el nuestro, están ubicados en una región donde hay
crecimiento sostenido e importantísimas reservas naturales.
Por eso, cuando analizamos la cuestión Malvinas aparecen dos aspectos
para destacar. Por un lado, los recursos naturales, que ante el aumento de la
población mundial en forma geométrica adquieren significativa importancia. Por
otro lado, la envidiable ubicación estratégica de las islas Malvinas y su entorno las convierten en un polo geopolítico
de fundamental importancia, tanto en materia económica como estratégica.
La vinculación de los dos océanos, su proximidad con el sector antártico
y su biodiversidad convierten el sector en una zona sumamente codiciada que
requiere de una máxima protección, tanto de nuestro país como de la región y
del concierto de las naciones, en cumplimiento de los principios de la Carta de las Naciones
Unidas.
La solidaridad y el apoyo incondicional manifestado por los países
hermanos –como Chile, Brasil, Paraguay, Venezuela y Uruguay‑
son una muestra cabal de que no estamos solos en nuestro reclamo. La región se ha fortalecido ya
que está mirando hacia adelante en términos de integración económica y
productiva, con un nuevo concepto de defensa.
El concepto de defensa en los tiempos de la Unasur tiene que ver,
justamente, con la defensa de los recursos naturales, pues seguramente a
mediano plazo van a venir por ellos desde distintas latitudes.
Es por ello que ninguna duda puede caber que la militarización de la
zona tiene justamente como objetivo seguir depredando, explorando y explotando
las riquezas naturales de nuestra plataforma continental.
Por eso hoy queremos acompañar desde nuestro bloque y en forma conjunta
con la mayoría de las fuerzas políticas el rumbo adoptado por la señora
presidenta de la Nación.
Para terminar, quiero expresar un reconocimiento hacia los veteranos de
guerra. (Aplausos.)
Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la
palabra la señora diputada por Tierra del Fuego.
Sra. Fadul.- Señor presidente: antes de
introducirme en el tema Malvinas, permítame recordar y conmemorar la hazaña que
justamente hoy, hace 61 años, consolidaba la presencia argentina en la Antártida continental,
cuando por mandato del presidente Juan Domingo Perón, el entonces coronel
Hernán Pujato, jefe de la primera expedición científica argentina a la Antártida continental,
junto a prohombres como Jorge Mottet, Luis Roberto Fontana y otros valientes,
inauguraba aquel 21 de marzo de 1951 la base antártica San Martín, primera base
continental y polar argentina y, por entonces, la más austral del mundo.
Ahora sí, adentrándome al tema que nos ocupa, quiero reafirmar una vez
más que estamos frente a una potencia colonialista que intenta retrasar o
impedir todo acercamiento que se presente para solucionar el conflicto;
potencia que desoye las numerosas resoluciones de las Naciones Unidas que
instan a retomar el diálogo y requieren no tomar decisiones de forma unilateral
con respecto a los territorios que ha ocupado a través del uso de la fuerza.
El Reino Unido de Gran Bretaña, no tengo dudas, busca perpetuarse en la
ilegítima ocupación de las islas Malvinas y avanza decididamente sobre la
exploración y explotación de nuestros recursos naturales.
Nuestros territorios se
encuentran en una posición geopolítica privilegiada. Las islas del Atlántico sur están
posicionadas de cara al estrecho de Magallanes, el paso interoceánico Atlántico‑Pacífico,
y representan en sí mismas una notoria y trascendente proyección antártica.
En este sentido, debemos recordar que la proyección antártica argentina
se basa, entre otras cosas, en apoyar nuestro límite Este, meridiano 25 Oeste,
en las islas Sandwich del Sur, y que la Línea de Convergencia Antártica pasa al norte de
dichas islas.
Malvinas representa también –lo han dicho numerosos diputados
preopinantes‑ una riqueza ictícola importante y una
potencial riqueza hidrocarburífera y mineral inconmensurable.
Afirmo con total seguridad que las islasMalvinas, Georgias y Sandwich
del Sur y los espacios marítimos e insulares correspondientes pertenecen a la República Argentina.
El argumento que Gran Bretaña pretende utilizar como piedra angular, esto es,
el derecho a la libre determinación de los pueblos, receptado por las Naciones
Unidas en la resolución 1514 ‑a la que se refiriera hace
instantes la señora diputada del Movimiento Popular Neuquino‑,
no es de ninguna manera aplicable al caso.
Señor presidente: es cierto que en el año 1960 Naciones Unidas dicta la
resolución 1514, piedra fundacional y columna vertebral de la lucha contra el
colonialismo. Proclama como fin o principal objetivo poner fin rápida e
incondicionalmente al colonialismo, y reconoce a todo pueblo que se encuentre
bajo explotación, subyugación o dominación extranjera el derecho a la libre
determinación de los pueblos.
- Ocupa la Presidencia la señora
vicepresidenta 1ª de la
Honorable Cámara , doña Norma Amanda Abdala de Matarazzo.
Sra. Fadul.- Los usurpadores hoy, señora
presidenta, parecen cambiar su forma de defender lo indefendible. Es paradójico
que una potencia colonial, que es responsable de diez de los dieciséis
anacrónicos enclaves coloniales que persisten en la actualidad, pretenda
defender, en este caso, el derecho a la autodeterminación de los pueblos.
Señora presidenta: este argumento que pretenden utilizar no coincide con
el derecho internacional vigente. Ello es así por cuanto la resolución defiende
pueblos dominados, no potencias invasoras ni poblaciones implantadas. Como
vemos, es una situación que nada tiene que ver con el espíritu y la letra de la
resolución 1514 de Naciones Unidas.
También quiero hacer referencia a la situación de los isleños, y aquí
debo expresar que somos y hemos de ser respetuosos de la resolución 2065 de
Naciones Unidas y de la primera de las Disposiciones Transitorias de nuestra
Constitución Nacional. Quiero decir firme y claramente que el respeto al modo
de vida de los habitantes de las islas es perfectamente compatible con el
legítimo reclamo de nuestro imprescriptible derecho soberano.
Como vemos, señora presidenta, los intereses no son menores; y, como
sabemos, los usurpadores son poderosos. La militarización que denunciamos no
solamente tiene que ver con el último destructor o el príncipe que vino con el
uniforme militar; tiene que ver con denuncias que ya hemos hecho desde este
mismo Parlamento con respecto a los poderosos aviones Taifon, que llegaron a
las islas hace más de dos años, o el buque de guerra Clive, que realizaba
operaciones en la zona de la cuenca de Malvinas. Todas estas operaciones también
fueron denunciadas ante esta Cámara de Diputados.
Quiero expresar aquí nuestro infinito reconocimiento y recuerdo a
aquellos combatientes que dejaron su sangre en nuestras islas. También quiero
expresar nuestro eterno reconocimiento y agradecimiento a aquellos veteranos de
guerra que hoy viven y que también arriesgaron su vida por nuestra Patria.
Para terminar, señora presidenta, quiero decir que no debemos claudicar
ante la ilegítima ocupación. Se avecinan tiempos de cambio. El apoyo regional
es importante, fuerte y explícito. Hemos presenciado acciones efectivas de
nuestros hermanos latinoamericanos en defensa de nuestros derechos soberanos.
También quiero decir que hace aproximadamente dos años, en esta Cámara
de Diputados votamos un primer proyecto por el cual peticionábamos a la señora
presidenta de la Nación
que pidiera a sus pares del Mercosur que sus países no prestaran, a través de
sus puertos y aeropuertos, apoyo logístico a aquellas empresas que estaban
explorando y pretendían explotar ilegítimamente nuestros recursos,
principalmente hidrocarburíferos, en la zona de la cuenca de Malvinas.
La razón nos asiste y el recuerdo de nuestros héroes nos empuja. Así
que, más tarde o más temprano, se hará justicia y nuestro glorioso pabellón
flameará nuevamente sobre nuestras islas. (Aplausos.)
Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).-
Tiene la palabra el señor diputado por Santa Fe.
Sr. Favario.- Señora presidenta: las
restricciones del tiempo seguramente me ayudarán a no repetir argumentos
expuestos en este largo debate.
Malvinas tiene el efecto extraordinario de generar una convocatoria a la
unidad nacional que constituye de por sí un fenómeno de excepción en una
sociedad que es naturalmente pluralista. Nos permite superar enfrentamientos y
disidencias, como si nos convocara a un quehacer superior. De ahí las
coincidencias en esta declaración que seguramente aprobaremos por unanimidad,
no obstante mi respetuoso disenso con su redacción. Existen algunas omisiones,
ciertos párrafos exagerados y determinados errores de sintaxis que no me
satisfacen, pero eso no tiene importancia.
Malvinas tiene el poder de magnetizar nuestras vocaciones patrióticas,
que están por encima de nuestras pertenencias partidarias, y que precisamente
por ello debemos relegar para anteponer un interés superior.
Ese interés superior nos obliga a dejar de lado nuestras propias
contradicciones y a consolidar estrategias nacionales que definan políticas de
Estado que se prolonguen en el tiempo, porque precisamente para eso deben ser
políticas de Estado. Malvinas requiere una estrategia común de los argentinos y
no una estrategia adoptada por el gobierno de turno.
Después de haber vivido aventuras insensatas debemos recuperar la
seriedad en el ejercicio de nuestras pretensiones. Por eso rescato las
manifestaciones de la señora presidenta de la Nación en el sentido de que en el futuro nuestra
acción en favor de la recuperación de Malvinas continuará por la vía de la diplomacia
y en el campo de la paz. Yo me permitiría agregar la necesidad de una
diplomacia seria, con menos habladores y más inteligencia y, como dijo el
diputado Aguad, con una diplomacia estrictamente profesional.
Creo que hay un llamado de la historia. Están las tumbas anónimas, cuyas
identidades debemos recuperar, porque es una carga y una responsabilidad que
venimos arrastrando en el tiempo; están los héroes vivos de Malvinas, los
mutilados que recordaba el señor diputado Zabalza, y todo ello nos impone un
imperativo de conciencia para seguir redoblando los esfuerzos en la
reivindicación de la soberanía de las islas Malvinas, Georgias del Sur,
Sandwich del Sur, y los espacios marítimos circundantes.
Con este espíritu, no obstante las reservas manifestadas, vamos a votar
afirmativamente esta declaración que, seguramente por unanimidad, aprobará la Cámara de Diputados esta
tarde. (Aplausos.)
Sra.
Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado
por Santa Fe.
Sr. Forconi.- Señora presidenta:
recientemente las comisiones de Relaciones Exteriores y Culto de la Honorable Cámara
de Diputados y de la
Honorable Cámara de Senadores de la Nación se reunieron en
Ushuaia para redactar el documento que hoy da origen al tratamiento de esta
resolución. Allí se dejan en claro las razones históricas, geográficas y
jurídicas que dan razonabilidad y sustento a la causa de Malvinas para nuestro
país, así como también el rechazo al colonialismo del imperio inglés.
Hoy, como ayer durante el conflicto, vemos cómo los países hermanos de
Latinoamérica vuelven a darnos un ejemplo; nuevamente se embanderan con la
causa argentina, y hoy podemos decir sin temor a equívocos que Malvinas es la
causa de los pueblos y gobiernos latinoamericanos contra los resabios del
imperialismo inglés propio de siglos pasados.
No solo los países latinoamericanos sino de otros continentes apoyan a la Argentina en su reclamo,
como queda en claro por las reiteradas resoluciones de las Naciones Unidas que,
a través de los años, insta a Gran Bretaña a buscar una solución pacífica a la
disputa por la soberanía de las islas Malvinas.
Desde que recuperó la democracia nuestro país, a través de los sucesivos
gobiernos, no dejó de batallar ‑como bien dice el documento
redactado en Ushuaia‑ en todos los organismos y foros
internacionales. En ese sentido, quiero destacar que por estos días se reunió
en México la COPPAL ,
organismo que agrupa a más de sesenta partidos políticos, para elaborar un documento
de apoyo a la posición del gobierno argentino. Ya en el año 2009 este organismo
regional, junto a la
Conferencia de Partidos Políticos Asiáticos, había expresado
el apoyo y el tratamiento en los foros internacionales de la disputa sobre la
soberanía de las islas del Atlántico Sur.
Así queda en claro que no solo para la Argentina la causa
Malvinas es una cuestión de Estado, que va más allá de las naturales divisiones
partidarias de la democracia y de la vida interna, sino también para otros
países que ven en los resabios del colonialismo la injusticia y la ofensa para
los pueblos libres del mundo.
Desde hace casi doscientos años la Argentina viene batallando en los organismos
internacionales por su soberanía sobre las islas. Este reclamo, como toda
causajusta, no es mensurable en el tiempo. El mundo lo sabe y nuestros
adversarios también: algún día –cercano o no‑ nuestra
bandera celeste y blanca volverá a flamear por medios pacíficos en nuestras
islas Malvinas.
Por otra parte, quiero destacar a los jóvenes y no tan jóvenes que
fueron a cumplir con su compromiso con la patria sin miramientos. Recordamos a
los caídos y a los que regresaron –hoy veteranos‑ del
conflicto del Atlántico Sur. Son jóvenes argentinos, suboficiales y oficiales
que fueron dispuestos –en muchos casos lo hicieron‑ a dar lo más sagrado que
tiene el ser humano: su propia vida. Estos patriotas enfrentaron a una de las
potencias militares más fuertes del mundo y a las inclemencias del tiempo. Así
y todo su honor, temple e hidalguía fue reconocido hasta por los propios adversarios.
Sin justificar el mesianismo militarista del proceso militar, debemos
decir que cuando estos ciudadanos fueron llamados para ir a Malvinas eran
argentinos anónimos que desde distintos puntos del país acudieron a defender
una causa que, sin ninguna duda, es una causa nacional.
En ese punto me quiero detener. Muchas veces vemos cómo desde distintos
sectores –algunos interesados‑ nos quieren hacer creer
las debilidades de pueblo argentino para enfrentar su futuro. Como diría el gran Arturo
Jauretche: “Nos quieren desmoralizados y tristes”. Ahí radica la enseñanza de
los héroes de Malvinas. Ellos son el ejemplo de entrega y sacrifico de lo que
el pueblo argentino en su conjunto es capaz de hacer por las causas justas.
Ese sacrificio y entrega trascienden la causa nacional por las islas Malvinas,
Georgias del Sur, Sándwich del Sur y sus mares circundantes. Esto nos tiene que servir a los argentinos
para envalentonarnos y así encarar entre todos, en forma armónica, pacífica y
solidaria, los grandes desafíos que nos presenta nuestro porvenir, para lograr
una patria cada día más justa, más libre y más soberana.
Por todas estas razones, adelanto nuestro apoyo al proyecto de
declaración en consideración. (Aplausos.)
Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por
Córdoba.
Sr. Fortuna.- Señora presidenta: en primer
término quiero expresar la adhesión de nuestro bloque al proyecto de
declaración que estamos tratando en esta Cámara de Diputados, cuyo texto fue
producto del amplio consenso al que arribamos entre todas las fuerzas que
integran el Congreso de la
Nación y que recientemente se reunieron en la ciudad de
Ushuaia.
- Ocupa la Presidencia el señor
vicepresidente 2° de la
Honorable Cámara , doctor Mario Raúl Negri.
Sr. Fortuna.- La cuestión de la soberanía
nacional sobre las islas Malvinas puede abordarse desde diferentes ópticas. Si
lo hacemos desde la perspectiva histórica, tendríamos que resaltar diversos
hechos y derechos que se sucedieron a lo largo de los siglos. Así, a título de
ejemplo, podemos mencionar el descubrimiento de las islas, en 1520; el
denominado Tratado Americano, suscripto entre España e Inglaterra en 1670; el
Tratado de San Lorenzo del Escorial, de 1790; la designación de gobernadores
efectuada por los primeros gobiernos patrios, en 1820; el dictado de
legislación sobre recursos pesqueros y de concesiones territoriales de la misma
época y, por supuesto, el despojo efectuado por la fuerza colonial de Gran
Bretaña en 1833.
Mirando esto estrictamente desde el punto de vista normativo, debemos
recordar que en nuestra Carta Magna se ratifica la soberanía sobre nuestros
territorios, siendo la recuperación de los mismos un objetivo permanente del
pueblo argentino.
Desde la mirada geopolítica debemos sostener que es evidente la
situación colonial de las islas Malvinas, sujeta también a una militarización
creciente, a la explotación pesquera sin autorización y a las ilegítimas
actividades de exploración de hidrocarburos llevadas adelante por Gran Bretaña.
La comunidad internacional no está al margen de esta problemática, ya
que desde el 2004 la cuestión de las Malvinas figura en la agenda permanente de
la Asamblea General
de las Naciones Unidas.
En ese sentido, es de resaltar el respaldo a la posición argentina
proveniente del Mercosur y de Estados asociados, de la OEA , de la UNASUR , del ALBA, del Grupo
de los Países Árabes, del Grupo de los 77 y de China, entre otros.
Por supuesto, hay que resaltar el reciente gesto de nuestros hermanos
peruanos con respecto al arribo de la nave militar inglesa. Es decir, que a
Malvinas la podemos valorar y la podemos abordar desde la historia, desde el
derecho, desde la geopolítica, desde la comunidad internacional y desde
diversos puntos de vista sobre los cuales se manifestaron quienes me
precedieron en el uso de la palabra.
Pero en esta oportunidad quiero resaltar otro aspecto, el de la
identidad nacional que genera Malvinas, ya que por sobre todas las cosas esta
cuestión involucra mecanismos profundos de la misma condición de nación,
haciendo que todo lo relacionado con su soberanía sea percibido por los
argentinos de un modo que no tienen otros asuntos de interés nacional.
En este sentido, este conflicto iniciado mediante una usurpación
contraria al derecho internacional, así como la reiterada desatención a los
reclamos y a la guerra de 1982, alimentan un sentimiento de agravio al pueblo
argentino que se ha convertido en parte medular de nuestra conciencia
colectiva.
Por lo tanto, este reclamo de soberanía que une sin distinción a todos
los argentinos, dejando de lado las disidencias ideológicas, políticas y
partidarias, convierte en ineludible el tratamiento de esta cuestión como una
política de Estado sustentada en el diálogo y la paz.
Sólo una política de Estado que sea patrimonio de todas las fuerzas
políticas y que trascienda todos los gobiernos garantizará la firmeza y la
permanencia de este legítimo reclamo hacia su definitiva concreción.
En este reclamo, como en ningún otro momento de nuestra historia, el
país no está solo. Existe un acompañamiento e identificación de los demás
países latinoamericanos con la posición argentina, con la exigencia de respeto
hacia la integración territorial, con el resguardo de nuestros recursos
naturales y con la protección del medio ambiente.
Quiero destacar la acción permanente y decidida de todos los gobiernos
democráticos y, obviamente, resaltar la acción del Poder Ejecutivo nacional,
que se pone en evidencia por los resultados obtenidos en estos últimos años.
Por ello, se vuelve impostergable instar al Reino Unido de Gran Bretaña
e Irlanda del Norte para que den cumplimiento a la resolución adoptada por la Asamblea General
de las Naciones Unidas, respetando los principios de descolonización dispuestos
por esa asamblea y sin olvidar los derechos de los habitantes de las islas.
Finalmente, vaya nuestro reconocimiento y homenaje sincero a los héroes y a los
veteranos de la guerra de Malvinas y a quienes dieron su vida por esta causa
nacional.
Es nuestra obligación seguir pugnando por el cumplimiento de los
instrumentos que edifican y sostienen la soberanía argentina en todo el
territorio nacional. (Aplausos.)
Sr. Presidente (Negri).- Tiene la palabra la
señora diputada por Río Negro.
Sra. García Larraburu.- Señor presidente:
hoy nos encontramos tratando el proyecto de la Declaración de Ushuaia
en esta Honorable Cámara de Diputados. Su tratamiento y aprobación representa
una acción significativa que pone de relieve el reclamo indeclinable de la Argentina en torno a la
soberanía sobre las Islas Malvinas.
Días atrás el proyecto fue aprobado por la Cámara de Senadores con el
acompañamiento de todos los senadores y bloques políticos, lo cual da cuenta
del amplio consenso existente en relación con la cuestión Malvinas.
Creemos que la aprobación de esta declaración por parte de los
representantes del pueblo argentino en el ámbito del Congreso de la Nación , constituye una
instancia constructiva y necesaria que apunta a ratificar la posición del país
y a continuar reafirmando por todas las vías pacíficas posibles, nuestra
soberanía sobre las Islas Malvinas, Georgia y Sandwich del Sur.
Recordemos que desde el fin de la guerra la relación bilateral se
mantiene en un estado de tensión debido a que el Reino Unido se niega a
dialogar con nuestro país y a cumplir la resolución 2065 de Naciones Unidas, de
sentarse a negociar para poner fin al enclave colonial en el Atlántico Sur.
En ese marco nos parece importante recalcar que la Argentina desde 1983
viene instando a los distintos gobiernos británicos, de manera consecuente y
coherente, a negociar pacíficamente la solución definitiva de la disputa por la
soberanía de las islas.
Y en ese sentido cada uno de los presidentes constitucionales de nuestra
República ha llevado adelante políticas siempre claras y consistentes al
respecto, lo que demuestra una posición unívoca.
En especial quisiéramos destacar las acciones llevadas adelante por el
ex presidente Néstor Kirchner y por la actual mandataria Cristina Fernández de
Kirchner, quienes han trabajado
enérgicamente mediante una política internacional activa con respecto a este
tema, apostando a la construcción de lazos de solidaridad entre los países
latinoamericanos, tanto en el ámbito del Mercosur como de la Unasur.
En este marco, es claro que el reclamo de nuestro país en torno a la
soberanía sobre las islas Malvinas excede la posición argentina para
transformarse en una reivindicación regional, insertada en un proceso de
construcción de identidad regional.
Es así que nos parece relevante poner en valor el compromiso asumido por
los países latinoamericanos de impedir el ingreso a sus puertos de barcos
identificados con la bandera ilegal de las islas Malvinas, en defensa de la
posición argentina con respecto a las islas.
Con referencia a la declaración, queremos recalcar el enfático repudio a
las acciones de Gran Bretaña en materia hidrocarburífera así como el incremento
de su presencia militar en la zona.
En este sentido, la defensa de los recursos naturales, la protección del
medio ambiente y, por otro lado, la seguridad global constituyen cuestiones
centrales que el gobierno de la
Argentina busca garantizar mediante sus políticas.
La presentación realizada ante el Consejo de Seguridad de Naciones
Unidas a raíz de la creciente militarización en las islas, así como el plan de
acciones judiciales que ha anunciado el gobierno nacional contra aquellas
empresas involucradas en la exploración hidrocarburífera en el Atlántico Sur,
dan cuenta del compromiso de nuestra presidenta con la defensa de nuestros
derechos.
El próximo 2 de abril se cumplen 30 años del comienzo de la guerra entre
la Argentina
y Gran Bretaña por la soberanía de las islas Malvinas. Sin dudas, la cuestión
Malvinas constituye una causa nacional que une a todos los argentinos más allá
de sus diferencias y banderías políticas; causa que a su vez comienza a
trascender los límites territoriales y se convierte en una causa de
Latinoamérica.
Con la convicción de que debemos reafirmar de manera constante e
inquebrantable, por todas las vías pacíficas posibles, nuestra soberanía sobre
las Islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur, celebro el tratamiento del
presente proyecto de declaración en esta Cámara. (Aplausos.)
Sr. Presidente (Negri).- Tiene la palabra el
señor diputado por Entre Ríos.
Sr. Barrandeguy.- Señor presidente: el
escaso tiempo que el reglamento me concede, seguramente ha de conspirar contra
la idea de exponer con fidelidad el sentimiento que a mi modo de ver en este
momento anima a mi pueblo de la provincia de Entre Ríos.
Lo primero que quisiera destacar es que en este aniversario se nos
impone señalar, con la misma precisión que lo dijo la señora presidenta de la Nación , doctora Fernández
de Kirchner, en la apertura de las sesiones ordinarias en la última Asamblea
Legislativa, que una cosa es soberanía nacional y otra soberanía popular.
Lo que he manifestado tiene que ver con el hecho de que la
reivindicación irrenunciable de esta gesta no sea tergiversada por algún oyente
confundido con la defensa de algún tramo de aquel episodio nefasto de la
institucionalidad argentina: la última dictadura militar.
Con esa aclaración, y con tres razones que con mucha brevedad voy a
enunciar ahora, venimos a rendir homenaje a nuestros héroes, a nuestros
hermanos, a nuestros compatriotas y también a los mártires caídos en el
conflicto del Atlántico Sur, conflicto que un periodista prestigioso designó
como la última batalla de la tercera guerra mundial.
En primer lugar, quiero rendir homenaje al Escuadrón Fénix, que fue un
grupo formado en la II
Brigada Aérea de Paraná, donde estaban asentados los
Canberra, que eran unos bombarderos muy viejos que debían llegar al objetivo
militar. Estaban acompañados por aviones de uso civil como fueron los Learjet
LR-35 A ,
los que tenían el propósito de acercarse a los radares de la Union Flag y distraer a
los ingleses con estas naves de gran velocidad para que los bombarderos
pudieran cumplir con su objetivo militar. Lamentablemente, esas aeronaves no
permitían a los pilotos eyectarse ni tenían artillería para defenderse.
También queremos rendir un homenaje a los pilotos del Learjet LR35 A,
que perdieron la vida un 7 de junio en una incursión sobre la Bahía San Carlos.
Entre los tripulantes se encontraban el vicecomodoro Rodolfo Manuel de la Colina , nacido en Buenos
Aires; el mayor Juan José Falconier, ascendido post mortem a vicecomodoro,
nacido en Entre Ríos, en la ciudad de Paraná; el capitán Marcelo Pedro Lotufo,
nacido en Salta; el suboficial ayudante Francisco Tomás Luna, de la provincia
de Córdoba; y el suboficial auxiliar Guido Antonio Marizza, también
entrerriano.
Perdieron la vida en Bahía San Carlos, cayendo en el Norte en una isla
llamada Bordon. Seguramente cuando vuelva a flamear nuestra bandera en las
Malvinas a esa isla la deberemos rebautizar con el nombre “Grupo Fénix”.
También tuve el privilegio de disfrutar la amistad del mayor Juan José
Falconier, padre de cinco hijos. No pudo conocer a la última de sus hijas,
dejando una carta conmovedora que no voy a leer, pero que nos lleva a
preguntarnos y a tratar de respondernos qué cosa es la patria y qué el
patriotismo.
Finalmente, quería destacar la previsión contenida en la Constitución
reformada en la provincia de Entre Ríos en 2008, ya que su artículo 34 expresa
lo siguiente: “La recuperación de las islas Malvinas y demás espacios insulares
y marítimos es una causa nacional legítima, permanente e irrenunciable a la que
la provincia honra y adhiere.”
Dejo cumplida esta obligación de entrerriano de rendir homenaje a los
mártires. ¡Gloria eterna a los caídosen la guerra de Malvinas! (Aplausos.)
Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la
palabra el señor diputado por Tierra del Fuego.
Sr. Garramuño.- Señor presidente: dentro de
pocos días se cumplen treinta años de uno de los hechos que marcó a la Argentina moderna, un
hecho con grandes claroscuros, con una alegría popular enorme por la
recuperación de nuestras Islas Malvinas seguida de la frustración por el
resultado del conflicto y el enorme retroceso diplomático que dicha acción
generó.
Quiero evocar esos difíciles y emotivos momentos desde una óptica
personal, desde la óptica de quien vivió en Tierra del Fuego los
acontecimientos y contar muy sucintamente algunos momentos que quedaron
grabados en mi memoria.
Me acuerdo de esa fría mañana del 2 de abril cuando nos levantamos con
la sorpresa y alegría por la recuperación y la triste noticia del fallecimiento
del capitán Giachino, y también me acuerdo cuando tomando unos mates con mi
esposa, nacida y criada en Río Gallegos, y por lo tanto, conocedora de la
idiosincrasia de los ingleses, me comentaba del error conceptual y la esperanza
de que la ocupación fuera simbólica y se continuara por las vías diplomáticas.
Ojalá mi señora hubiese estado dentro de los círculos decisorios de poder.
Me acuerdo cuando una mañana muy temprano iba a la obra con un
compañero, ya que trabajaba en relación con Vialidad Nacional, cuando estaba
zarpando del muelle de combustibles de YPF el crucero General Belgrano, con su
tripulación en cubierta. Nos quedamos mirando la maniobra y pensando su
destino. Pocos días después, muchos de ellos quedaron en las frías aguas del
Atlántico Sur, y a los que regresaron los trataron como delincuentes, ya que no
les permitieron tomar contacto con los habitantes de Ushuaia, que los querían
ayudar y acompañar. Los encerraron en la base aeronaval y los derivaron luego
hacia el norte. Creo que en ese momento comenzó la etapa de desmalvinización.
Me acuerdo de las jornadas que pasábamos en la oficina de la radio del
24° Distrito de Vialidad Nacional hablando con nuestros compañeros que estaban
en Malvinas. Con cariño vienen a mi memoria el ingeniero Gaffuri, el colorado
Cogorno, el maquinista Tolaba y el mecánico Marrone, que nos contaban en vivo y
en directo los acontecimientos que sucedían. Porque hubo también muchos civiles
que hicieron patria en nuestras islas y quiero brindarles el reconocimiento que
se merecen.
Me acuerdo de cómo se sacaban de noche los aviones del aeropuerto de río
Grande y los llevaban a la ruta para evitar posibles atentados de comandos; de
los rumores de la cercanía de la flota inglesa, que estaban a 20 ó 30 millas de la costa,
que podían bombardear, que Chile podía aprovechar el momento, la caída de
helicópteros con comandos. Muchos rumores, muchos nervios, mucha
desinformación.
Y entre tantas otras cosas, me acuerdo, resumidamente, de los operativos
de oscurecimiento, de los jefes de manzana, del incendio del hotel Albatros en
Ushuaia, si era accidente –como fue- o atentado, buscar en la radio por onda
corta informaciones de Chile o Uruguay para escuchar otras campanas del
conflicto distintas de las que teníamos a través de los comunicados oficiales.
Tantos recuerdos y anécdotas que se vivieron en la Patagonia Sur. Por
eso celebro las palabras de la señora
presidenta y creo que son compartidas por la inmensa mayoría de los argentinos,
en el sentido de que es innegociable la soberanía de las Islas Malvinas y la
búsqueda de su recuperación por la vía pacífica y ante una constante acción en
los foros mundiales.
Por eso es importante que ante la comunidad internacional quede
perfectamente en claro que a un proceso de escalada militar y discursos
agresivos por parte de Gran Bretaña, la Argentina responda con más democracia, con más
diálogo, con la activa presencia y participación de las distintas fuerzas
políticas a través de sus representanteselectos por el voto popular, como lo es
la Declaración
de Ushuaia, que hoy será ratificada como demostración de que las Malvinas
constituyen una causa nacional de todos los sectores de nuestra sociedad.
Qué ejemplo sería que este tema, con los debates correspondientes, se
transformara en una política de Estado que trascendiera los gobiernos y fuese
un norte constante en nuestra política exterior. Seguramente así, nuestras
islas estarían mucho pero mucho más cerca.
Finalmente, quiero expresar el reconocimiento permanente a nuestros
caídos en combate. Como dice el hermoso poema del padre Cini, “a los que
dejaron sus huesos en Malvina y Soledad...” ‑a lo que
yo agrego “las aguas del Atlántico Sur”- “...como raíz enterrada que un día ha
de brotar”.
Vaya mi homenaje a nuestros ex combatientes, tanto aquellos que están
presentes como a los que nos dejaron. Destaco al Batallón de Infantería de Marina
N° 5, bajo el mando del capitán Robaccio, y a los civiles que estuvieron en el
teatro de operaciones.
Sumo mis respetos a los habitantes de la Patagonia Sur , que
vivieron este conflicto con intensidad, después de lo que casi significa una guerra
con Chile en 1978, en el conflicto por las islas Picton, Lenox y Nueva, pues
ellos participaron activamente de la contienda.
Quizá por eso se ha producido algo que crece año tras año como un hecho
popular, sin que medien decretos ni leyes; me refiero a la vigilia del 2 de
abril, en nuestras ciudades, de la que participan cada vez más jóvenes
asegurando un proceso de malvinización creciente. En tal sentido existe un
proyecto de ley en esta Cámara por el que se designa la ciudad de Río Grande
como “Capital de la Vigilia ”,
que espero sea sancionado a la brevedad.
Tal vez por ello, como decía días pasados, en el Sur el Himno se canta
más fuerte. (Aplausos.)
Sr. Presidente (Negri).- Tiene la palabra el
señor diputado por La Rioja.
Sr. Martínez (J.C).- Señor presidente: en
nombre de nuestro bloque venimos a apoyar la declaración consensuada en
Ushuaia. Creemos que la causa de Malvinas tiene que ser una cuestión de Estado
al margen las especulaciones políticas tanto de la oposición como del gobierno.
Nadie debe sobreactuar en estos temas sino que debemos ser consecuentes
a lo largo del tiempo, como lo hemos sido en ocasión de que nuestro partido
tuviera la responsabilidad de gobernar.
En esta oportunidad, queremos repudiar la militarización de las islas, a
las que han arribado aviones y fragatas con armamentos de última generación,
que dudamos no sean nucleares.
Ha llegado a las islas el príncipe, pero no de paseo ni para conocerlas
ni en visita protocolar, sino para realizar prácticas militares, lo cual –a
nuestro juicio- constituye una agresión más. A ello debemos sumar las
declaraciones de Cameron y tantas otras cosas que están sucediendo.
Por otro lado, deseamos rendir homenaje a los soldados veteranos de las
Malvinas, pues son ellos los verdaderos héroes de esta historia. Me refiero
tanto a quienes han dejado su vida como a aquellos que han regresado y hoy son
nuestros veteranos; sin embargo, también deseo expresar mi reconocimiento a
todos aquellos que fueron movilizados hacia el Sur y estuvieron bajo bandera en
sus cuarteles, ya que no tengo dudas de que absolutamente todos hubiesen estado
dispuestos a dar su vida por la patria.
Desde el año 1833, cuando se produjo el despojo, nuestro país llevó a
cabo una política internacional diplomática cuyo punto máximo estuvo dado por
la resolución 2.065 de 1965 ‑durante la presidencia de don Arturo Illia‑,
que ha sido el triunfo y el logro más importante en la diplomacia internacional
en relación con el tema de Malvinas. A partir de allí, se ha logrado reiterarlo
en distintas oportunidades por parte de las Naciones Unidas y su comité de descolonización.
Ante la falta de argumentos, lo único que se le ocurre al imperio
británico es pedir la autodeterminación de los pueblos, lo cual en este caso no
es válido –en otros sí‑, porque ellos mismos se han encargado de
dar a los ciudadanos
de Malvinas el carácter de ciudadanos británicos iguales a los londinenses a
través de distintas resoluciones y protocolos internos.
Por eso creemos que este argumento no es válido. Existen en el mundo dieciséis enclaves
coloniales, de los cuales diez son de Inglaterra, como Malvinas, las islas
Caimán, el peñón de Gibraltar, en España, y otros lugares que están siendo
sometidos por ese imperio, y sólo tienen como argumento la autodeterminación de
los propios invasores o intrusos que están viviendo en esos lugares. Por eso creo que ese argumento no es válido y
debe ser rechazado.
Me queda poco tiempo y voy a pedir autorización para insertar mi
discurso en el Diario de Sesiones.
Pero antes de terminar quiero decir que sufrí una gran desilusión cuando
supe que Perú iba a recibir en el puerto de El Callao a una fragata inglesa,
pero sentí una gran sorpresa y alegría cuando ese país decidió no recibirla.
Creo que eso es lo que debemos esperar de nuestros vecinos y aliados de la UNASUR , el Mercosur y el
ALBA, que no deben servir sólo para la foto sino para cuestiones reales a la
hora de manifestar el apoyo, como hicieron Uruguay, Brasil y Chile, que no
recibieron en sus puertos a fragatas o barcos ingleses con la bandera de
Malvinas.
Quiero expresar mi preocupación frente a una política errante de este
gobierno frente al tema Malvinas, porque a la vez que plantea sanciones,
propone vuelos y diálogo; a la vez que plantea sanciones, propone darle el
manejo y la coordinación de los bonistas al banco Barclays, que tiene intereses
en las empresas que están explorando hidrocarburos en Malvinas. A la vez que
denuncia a las empresas petroleras que están usurpando en la zona en litigio
–estamos de acuerdo con el canciller Timerman que dice que va a denunciar a
estas empresas‑, el gobierno mira para otro lado dentro
del país cuando no se cumple la ley 26.659, que establece que deben ser
denunciadas y no pueden ser contratadas por el Estado nacional, provincial o municipal las empresas que
tienen intereses, filiales o grupos o inversores en común con aquellas que
están explorando hidrocarburos en Malvinas.
Es el caso de Osisco, que fue contratada por el Estado provincial de La Rioja , a través de EMSE,
para explorar y explotar el Famatina; o el caso de la Barrik Gold. Ambas empresas tienen intereses en común con
las hidrocarburíferas de Malvinas.
Por eso, vamos a ir hasta las últimas consecuencias, y junto con la
diputada Brizuela y Doria hemos denunciado en el juzgado federal de La Rioja el convenio con Osisco
por el incumplimiento de la ley 26.659 y de la ley de protección de los
glaciares.
Por eso vamos a ir hasta las últimas consecuencias, porque en el valle
del Famatina hay un pueblo que soberanamente se autodeterminó y no quiere este
tipo de explotación, porque para ellos el agua es más importante que el oro, el
Famatina no se toca y por ese territorio no pasarán. (Aplausos.)
Sr. Presidente (Negri).- Tiene la palabra el
señor diputado por Salta.
Sr. Kosiner.- Señor presidente: el
tratamiento de la problemática de Malvinas, después de 179 años de conflicto
desde el despojo y el acto de colonialismo de una nación integrante de la comunidad
internacional, encuentra hoy a la
Argentina en un momento diferente.
El tema Malvinas tuvo distintos
momentos a lo largo de la historia argentina. Hubo un momento de reclamos
unilaterales de la
República Argentina frente a organismos internacionales.
Un momento clave fue el dictado de la resolución 2065 de la ONU , ya que claramente define
que en el tema Malvinas hay una disputa de soberanía, insta a una negociación
para la solución rápida del conflicto, reconoce solo dos partes y dice que ello
implica eliminar toda posibilidad de aplicar la teoría de autodeterminación de
los pueblos.
Pero en esta historia de Malvinas hemos vivido momentos de pretendidas
soluciones militares, que pretendieron ocultar definitivamente la crisis de uno
de los momentos más oscuros de la historia argentina, como fue la última
dictadura militar.
Esa fue la verdadera razón del concepto de la ideada salida militar. De
ahí nuestro reconocimiento a los verdaderos héroes de Malvinas, a aquellos
hombres que sin haber sido preguntados sobre el destino de sus vidas se los
mandó a pelear por nuestra Nación y por las Malvinas.
Pero evidentemente esa solución militar iba a fracasar porque en ese
momento no estaba en el corazón ni en la esencia del pueblo argentino como la
solución querida.
Luego vino otra etapa: el proceso de desmalvinización. Aquellos que
llevaron a nuestros jóvenes a Malvinas lo ocultaban. Ese fue otro momento
triste de la historia argentina.
Otra estrategia fue la de las relaciones carnales, la de la seducción
permanente, la de pensar que por tener lazos sólidos con las principales
potencias del mundo sin cuestionar nada, las Malvinas podían volver a ser
argentinas. Esa estrategia también falló.
Y hoy a mi entender nos encontramos en el
momento más importante de la política internacional argentina. La presidenta ha
definido que Malvinas es hoy una causa global, una causa de América latina, y
esto ha sido construido a partir de confiar en América latina. Hoy América
latina confía en esta causa de Malvinas, porque si bien nosotros la definimos
como una causa de soberanía nacional, es una causa de soberanía de América
latina.
Y esto tiene antecedentes, señor presidente: la Conferencia Interamericana
de Bogotá de 1948, donde se planteó que la emancipación americana no estaba
concluida mientras existieren en el continente regiones sujetas al régimen
colonial; la Conferencia
de Caracas de 1954; lo expresado por el general Perón en la IV Conferencia de
Países no Alineados de 1973; lo planteado por Néstor Kirchner el 9 de diciembre
de 2006 durante la II Cumbre
de Jefes de Estado de la Comunidad Sudamericana de Naciones, donde se
emitió una declaración en la que se reafirmaron los derechos soberanos de la Argentina ; y lo
expresado por el ex presidente Néstor Kirchner el 17 de abril de 2007 en la Primera Cumbre
Energética Sudamericana de Jefes de Estado en Venezuela.
Y obviamente es el mismo concepto expresado por la actual presidenta de la Nación ante la UNASUR el 4 de mayo de
2010, donde se plantea claramente la importante contribución que pueden ofrecer
las organizaciones regionales y subregionales a la solución pacífica de las
controversias.
Pocos días atrás, el 17 de marzo, por medio de la declaración de
ministros de Relaciones Exteriores de UNASUR, creyendo en la Argentina a partir de un
proyecto político que decidió confiar en América del Sur, todas las naciones de
América latina decidieron respaldar los derechos legítimos de nuestro país
sobre Malvinas; tomar medidas para impedir el ingreso a buques de bandera
ilegal de islas Malvinas, definiendo por primera vez como ilegal la bandera de
Malvinas; denunciar el incumplimiento del mandato de descolonización; destacar
la actitud de diálogo de nuestro país; resaltar la participación de la
presidenta de la Nación
en el próximo Comité de Descolonización; repudiar la presencia militar del
Reino Unido y las actividades unilaterales de exploración y explotación de los
recursos, que son de la
República Argentina , y llamar a negociar al Reino Unido. Por
eso, señor presidente, celebremos que hoy Malvinas es una causa de América
latina. (Aplausos.)
Sr. Presidente (Negri).- Tiene la palabra el
señor diputado por Buenos Aires.
Sr. Ferrari.- Señor presidente: la historia
social y liberal que nos ha interpretado a lo largo de los años una cantidad de
hechos históricos en muchos aspectos pretendió cuestionar al brigadier general
don Juan Manuel de Rosas también con Malvinas. Lo ha criticado notablemente
respecto de una idea que el brigadier tuvo siendo gobernador de la provincia en
el sentido de canjear el empréstito de la Baring Brothers
por las islas Malvinas.
Fermín Chávez y José María Rosa demostraron que esa argumentación de una
supuesta falta de defensa de la soberanía por parte de Rosas era un error. ¿Qué
había detrás de ese planteo? La posibilidad de que Inglaterra aceptara este
canje y luego la
Legislatura de la Provincia de Buenos Aires lo rechazara, pero así
estaba reconocida la soberanía sobre las islas Malvinas.
¿Qué había detrás de esta idea del brigadier general don Juan Manuel de
Rosas? Una estrategia que intentaba demostrar algo. Efectivamente, esto es lo
que nos diferenciará a lo largo de la historia si todos, oficialismo y
oposición, contribuimos a construir una estrategia en el caso Malvinas.
A nadie escapa que una política de Estado coherente, ordenada y seria
nos puede dar un lugar en el mundo respecto de la posibilidad de obtener apoyos
en esta causa. En este punto manifiesto la postura de nuestro bloque de
colaborar con el gobierno nacional en la pretensión de defender las otras
soberanías que contribuyen a la defensa de las islas Malvinas: las de los
espacios que están destinados a la explotación de los hidrocarburos; la
protección de nuestra plataforma continental, y la posibilidad de que aumente
el presupuesto en defensa, que ha disminuido tanto, para procurar que sean
defendidos nuestros derechos soberanos, no solamente sobre nuestro mar sino
también sobre la Antártida.
Ciertamente nosotros queremos colaborar con el gobierno para procurar
que haya una política coherente, y no estemos un día aplaudiendo la decisión de
la presidenta de la Nación
de facilitar los vuelos a las islas Malvinas y al siguiente no entendiendo las
políticas beligerantes, la aplicación ‑a veces no ordenada a un
fin‑
de una ley no reglamentada. Por lo menos hay que elegir una estrategia. Si
efectivamente es bueno –y realmente lo es- que un músico inglés venga a Buenos Aires y cante para
todos los argentinos, también lo es que los comerciantes de una provincia
reciban a un crucero y tengan la posibilidad de venderle elementos importantes
para su sustento. Eso es incoherencia. Entonces, para procurar esto, vamos a
ser activos respecto de nuestras propuestas en la Comisión de Relaciones
Exteriores y Culto.
Por mi parte, participo de la necesidad de considerar a los isleños como
extranjeros que viven en territorio argentino. Como tales, debemos proveerlos
de los mismos derechos que tienen otros extranjeros que viven en el territorio
continental. Por ejemplo, estamos proponiendo –lo hemos presentado ayer‑
la posibilidad de que la
Universidad de Buenos Aires otorgue becas a los estudiantes
de las islas que quieran
venir al territorio. En el día de hoy hemos presentado un proyecto por el que
se pretende implementar un puente sanitario para que desde el continente se
ofrezca permanentemente la alternativa de que si un isleño sufre una crisis o
presenta algún problema pueda atenderse en distintas especialidades de los
hospitales argentinos. Además, propiciamos otra iniciativa a fin de que en
algún capítulo del Mercosur se incluya la medida de comenzar a trabajar ya
sobre la política de la
Antártida , así como también otros proyectos vinculados con el turismo y la radiodifusión
para lograr una relación más fluida.
Ciertamente este es el homenaje a los héroes de Malvinas, a todos
aquellos que lucharon por la soberanía, pero también a aquellos de la Vuelta de Obligado, que
soportaron el bloque anglo-francés, y a los que ingenuamente creímos y luchamos
en el año 1982 entendiendo que esta causa justa debía defenderse de cualquier
manera. Muchos nos equivocamos, pero no seamos hipócritas; una cantidad de personas
estuvo tratando de alentar la posibilidad de que las islas Malvinas sean
nuestras. (Aplausos.)
Sr. Presidente (Negri).- Tiene la palabra la
señora diputada por Buenos Aires.
Sra. Mendoza (M.S.).- Señor presidente:
pensar en Malvinas como un hecho aislado es desconocer nuestra propia historia.
Los argentinos hemos luchado durante años contra la colonización, pero
la colonización no se expresa solamente a través de un conflicto bélico. Hemos
luchado contra la colonización económica de los países hegemónicos. ¿Quién
puede decir que esperar que el FMI apruebe una medida para luego ser
implementada en nuestro país no es sinónimo de colonización?
Hemos luchado contra la colonización cultural, social y política que nos
han impuesto durante años aquellos que creían tener la verdad absoluta. Esto ha
cambiado, no por suerte ni por azar; ha cambiado por la voluntad manifiesta y
la decisión política de un hombre que se llamó Néstor Kirchner, que en el año
2003 asumía la presidencia de la
Nación. Él nos empezó a hablar de Estado, no de mercado; nos
habló de pueblo, no de corporaciones; nos habló de justicia, no de indultos;
nos habló de patria, no de colonia.
Fue así como poco a poco comenzamos a transitar el camino de sentirnos
argentinos, de recuperar la autoestima, de creer que podemos ser los forjadores
de nuestro propio destino. Sabemos que es posible una Argentina de los
argentinos. Aprendimos del gaucho Rivero y Dardo Cabo, pasando por San Martín,
Belgrano, Rosas, Yrigoyen, Perón, Eva Perón, todos los héroes anónimos de la
historia argentina y los 30 mil compañeros desaparecidos.
Estos hombres y mujeres viven en el corazón de miles y miles de jóvenes
que, como yo, volvieron a creer en la política de la mano de Néstor Kirchner;
volvieron a tener conciencia y a defender sus convicciones. Vuelve a tener
sentido el sentirnos soberanos.
Malvinas es un paso más que tenemos que dar en pos de nuestra soberanía,
quizás el más importante como patria, no por el hecho de tener un territorio
más sino por recuperar lo que es nuestro, de todos y cada uno de los
argentinos.
Más importante aun es demostrar a la humanidad que este siglo XXI nos
debe encontrar unidos y organizados en búsqueda de la paz. Convocamos a todos
los que no se hacen cargo de esta causa nacional a que revisen la historia.
Estamos convencidos de que llegarán a la conclusión de que Malvinas fue una
guerra sin sentido de una dictadura en retirada.
Debemos recordar y replicar la lealtad, el valor, el patriotismo y el
sacrificio generoso de todo un pueblo que ya no está solo, porque hoy nos
gobierna Cristina Fernández de Kirchner que siente, al igual que nosotros, que
la nacionalidad no se puede recuperar de rodillas. La nacionalidad se recupera a través de la
paz, del diálogo, del amor y de la dignidad, defendiendo los valores y la
integración nacional de nuestra tierra.
Nuestra presidenta, con un mensaje claro, sencillo y contundente, ha
conmovido en lo más profundo a los pueblos latinoamericanos y al resto del
mundo. Por eso hoy podemos decir
orgullosos que Argentina no está sola en este legítimo reclamo. Hoy nuestra
patria también es la patria grande.
Sin más armas que el diálogo y el amor elevamos las banderas más puras
que podemos hacer flamear: la recuperación de nuestro país, porque el pueblo
argentino tiene memoria y busca la verdad con justicia y en democracia por
nuestra soberanía. (Aplausos.)
Sr. Presidente (Negri).- Tiene la palabra el señor diputado por la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires.
Sr. Lozano.- Señor presidente: haciéndome
eco de las palabras pronunciadas al inicio de esta sesión por nuestro
compañero, el señor diputado Juan Carlos Zabalza, vengo a plantear desde el bloque Unidad Popular,
que integra el Frente Amplio Progresista, que cuando repudiamos el golpe de
Estado lo hacemos repudiando el terrorismo de Estado y los treinta mil
desaparecidos, las secuelas del endeudamiento externo y la destrucción
productiva, pero lo hacemos también repudiando la aventura irresponsable que
supuso la guerra de Malvinas, porque no sólo nos hizo retroceder posiciones
importantes que se habían ganado en el concierto internacional en la pelea por
su recuperación, sino que a su vez significó la inmolación de miles de jóvenes
que dieron la vida en ese lugar y de otros miles que frente a la incomprensión y el desdén de
buena parte de las instituciones en
muchas ocasiones terminaron suicidándose o en crisis familiares profundas.
Desde esa concepción venimos a decir que compartimos la Declaración de Ushuaia
que estamos considerando en este momento. Lo hacemos porque resume
adecuadamente el conjunto de las principales claves que han sido la
característica de la política exterior de los gobiernos democráticos de la Argentina en términos de
la reivindicación de nuestra soberanía, de garantizar nuestra integralidad
territorial y de la denuncia de carácter colonial de la política imperialista
de Gran Bretaña.
Hecha esa aclaración quiero agregar que nuestro respaldo apunta también
a seguir dando batalla para comprometer una política exterior en esta materia
que garantice la obtención de determinados elementos que luego puedan incidir
en el logro del objetivo que todos estamos buscando, que es obligar al Reino Unido
a discutir lo que no quiere, es decir, la soberanía argentina sobre las islas
Malvinas.
En ese sentido, entendemos que es imprescindible avanzar en una
estrategia que nos permita superar lo que es la presentación de los planteos en
el plano del derecho y de los distintos foros internacionales. Esto hay que
seguir haciéndolo, pero al mismo tiempo debemos plantearnos la necesidad de
desarrollar una estrategia integral y sistémica que se pueda hacer cargo en
forma absoluta del conjunto de los problemas que se presentan en torno a la
discusión sobre Malvinas.
Es en ese punto en el que nos debemos replantear de qué manera empezamos
a revisar la relación con el capital extranjero y trasnacional en general. Es en ese punto en el que debemos empezar a
revisar la política que hemos llevado a cabo en materia de recursos naturales,
básicamente pesca, minería y petróleo.
Es también en ese punto en el que nos debemos plantear la necesidad de
una propuesta estratégica en materia de defensa nacional y de desarrollo de la
industria naval, a efectos de elevar el costo de la presencia de los ingleses
en Malvinas. Por ello, entendemos que también es importante ubicar el tema
Malvinas en el centro del debate latinoamericano.
Podría sintetizar en dos consignas lo que estoy señalando: por un lado,
las Malvinas son Argentinas y, por el otro, Malvinas en realidad debe ser
pensada como territorio latinoamericano.
Podríamos hacernos algunas preguntas simplemente. Podríamos preguntarnos
si las políticas que estamos aplicando sobre el capital británico en nuestro
país en lo que hace a nuestras relaciones comerciales, financieras, productivas
y de inversión son consistentes con el reclamo de Malvinas que nos estamos
dando.
También podríamos preguntarnos si en realidad no deberíamos estar
discutiendo el papel de la
British Petroleum dentro de nuestro país. También podríamos
estar discutiendo, luego de la denuncia hecha por el canciller Timerman, el
tema de que uno de los accionistas de la British Petroleum
forma parte de la petrolera BlackRock, que en realidad forma parte de las
exploraciones que se llevan adelante en Malvinas.
Asimismo, podríamos preguntarnos sobre el papel de la Barrick Gold que
tanto hemos discutido sobre la minería a cielo abierto, ya que en realidad la Barrick Gold tiene el
33 por ciento de la petrolera Rockhopper que también está explorando en
Malvinas. Tiene el 25 por ciento de la Desire Petroleum
y el 37 por ciento de la
Falkland Oil.
Podríamos discutir sobre el papel del banco Barkley en el canje de deuda
reciente de la
Argentina. Lo que estoy tratando de decir es que es hora de
que lo que aprobamos en este Congreso, que fue la ley 26.659, tenga correlato
concreto para poder darle consistencia a buena parte de lo que la declaración
que estamos aprobando hoy está señalando y sosteniendo.
Nos estamos preguntando también qué impide que nosotros pongamos en
marcha las inversiones para desarrollar la industria naval que necesitamos,
para poder cubrir nuestras fronteras marítimas, y cómo podemos pensar el tema
de una política nacional que involucra por ejemplo la cuestión de la
radarización de la
Patagonia.
Para decirlo en la consigna: las Malvinas son argentinas y la Argentina también. Y
termino con el último punto, que se refiere a las Malvinas como territorio
latinoamericano.
Estamos en un mundo diferente. Así como la Unión Europea le dio
status de territorio europeo de ultramar a las Islas Malvinas en función del
acuerdo con Gran Bretaña, nosotros debemos promover una nueva institucionalidad
en el marco de la UNASUR ,
que nos permita discutir una pelea conjunta en cuanto al tema de las Malvinas
en el Atlántico Sur.
Esa pelea conjunta debe involucrar no sólo a los sentimientos sino
también poner en conjunto los recursos ictícolas, hidrocarburíferas, mineros y
toda la proyección antártica y la biodiversidad en el marco de una plataforma
de integración regional.
Nosotros estamos convencidos de que las Malvinas volverán a ser
argentinas el día en que también sean territorio soberano de 400 millones de
sudamericanos. (Aplausos.)
Sr. Presidente (Negri).- Tiene la palabra el
señor diputado por Jujuy.
Sr. Llanos.- Señor presidente: esta
Declaración de Ushuaia reafirma una vez más la voluntad irrenunciable de este
Congreso de la Nación ,
tanto de los senadores que representan a las provincias como de los diputados
que representamos al pueblo argentino, a un derecho irrenunciable e
imprescriptible de la soberanía sobre las Islas Malvinas e Islas del Atlántico
sur.
Realmente, cada vez que surge este tema y se lo plantea con fuerza
demostramos que este es un tema que anida en el espíritu argentino y con mucha
fuerza reivindicamos todo el trabajo que se ha hecho por los distintos
gobiernos tratando de sostener lo que nos corresponde.
Lo único que no reivindicamos es una dictadura asesina, que cuando veía
que se caía a pedazos trató de sujetarse a una causa nacional y llevó a cientos
de jóvenes argentinos a perder la vida en el archipiélago del sur.
Pero vemos con preocupación que una clase argentina, que se autodenomina
intelectual, busque como siempre congraciarse con los poderes foráneos en
detrimento de los intereses nacionales. Vemos cómo tratan de justificar que
debemos sentarnos a negociar con los ingleses en una situación clara de
inferioridad y nos hablan de derecho de autodeterminación.
El imperio colonial británico ha tenido siempre la idea de un dominio
ecuménico. Hace siglos que pergeñó una estructura para poder dominar todos los
pasos marítimos importantes y estratégicos. En una cuestión geopolítica se
apropió por la fuerza de muchos de los enclaves que hoy todavía sostiene y hay
otros que ha ido perdiendo paulatinamente a medida que el imperio británico se
fue desintegrando y fue perdiendo la supremacía como primera potencia en el
mundo.
No es casual que haya colonias como Hong Kong, Singapur, India,
Australia, Sudáfrica y las Islas Malvinas, todas geopolíticamente muy bien
colocadas, para tratar de dominar todo lo que es el espacio y el transporte
marítimo mundial.
Hemos escuchado cómo el gobierno británico, ya sin argumentos, porque no
tiene razones ni geográficas ni historias, ha tratado inclusive a la Argentina como un país
colonialista. Y vemos cómo una clase argentina simpatiza con esta posición
británica simplemente para quedar bien, y nos hablan de que los ingleses tienen
razón o que diplomáticamente son más correctos que nosotros.
Son los mismos que nos tratan de decir que todo lo que sea europeo es
más refinado, intelectualmente superior, y que todo lo que sea latinoamericano
es de segundo orden o de segunda calidad.
- Ocupa la Presidencia la señora
vicepresidenta 1ª de la
Honorable Cámara , doña Norma Amanda Abdala de Matarazzo.
Sr. Llanos.- También se ha dicho que el
gobierno necesita una estrategia clara para poder sostener sus reclamos sobre
Malvinas. Este gobierno tiene una estrategia clara. No es casual que los
gobiernos latinoamericanos estén apoyando la posición argentina. Esto se debe a
un trabajo de la diplomacia argentina en estos últimos años, que ha consistido
en abrazar las causas latinoamericanas, acercarnos a nuestros hermanos
latinoamericanos, revalorizar nuestra cultura, nuestra historia, nuestra
geografía, y entender ‑como decía un compañero preopinante‑
que la causa de Malvinas para poder culminar con éxito, o sea que sean
reintegradas al territorio nacional, tiene que ser una causa latinoamericana.
El mundo viene cambiando a pasos agigantados. Los países
latinoamericanos otrora de segundo orden, otrora periféricos en un mundo en que
la industrialización cobraba mayor valor, hoy tienen una posición privilegiada
como proveedores de materias primas a las potencias de China e India que se
abren al mercado.
Necesitamos seguir reforzando esta política, necesitamos seguir
acompañando al gobierno nacional que tiene una estrategia inteligente, una
política clara sobre el tema de Malvinas.
Nosotros vamos a seguir trabajando y considero que esta declaración que
hará el Congreso de la Nación
reafirmará una vez más ‑repito‑ nuestra
voluntad inquebrantable de seguir trabajando en todos los foros y por todos los medios para
recuperar algo que nos corresponde. (Aplausos.)
Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).-
Tiene la palabra la señora diputada por Neuquén.
Sra. Guzmán.- Señora presidenta: el próximo
2 de abril se cumplirán treinta años de la guerra cuyo triste final sembró un
hondo sentimiento de dolor e impotencia en los corazones de millones de
argentinos.
Lo que comenzó como una gesta patriótica que todos y cada uno de
nosotros sentimos como una causa propia, terminó enlutando a la Nación toda bajo un
pesaroso clima de derrota por lo que no pudo ser, y de profundo desconsuelo por
los héroes que dejaron allí su ilusión y su sangre.
Un sinfín de acontecimientos de índole diversa se sucedieron desde aquel
pasado hasta este presente, todos ellos factores que produjeron sustanciales
cambios en la configuración política, económica y social del país. Pero si hay
una cuestión que no ha experimentado modificación alguna en el sentir nacional,
es el deseo de recuperar pacíficamente lo que nos fue arrebatado, de defender
nuestra integridad territorial en su totalidad, de que nuestro pabellón
nacional vuelva a flamear en aquel terruño lejano pero jamás olvidado que
constituyen nuestras Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur.
Amparados en nuestras convicciones, así como en las recomendaciones de
la comunidad internacional en su conjunto, los argentinos deseamos reencauzar
por vía diplomática las negociaciones para recuperar de hecho aquello que por
derecho constituye, desde el inicio mismo de nuestra historia independiente,
parte inapreciable de nuestro patrimonio nacional.
Y es sumamente importante resaltar que abogaremos por la restitución de
la soberanía sobre dichos territorios de forma pacífica, privilegiando –una vez
que nos sean devueltos- el respeto por el modo de vida y las costumbres de las
familias británicas afincadas allí, lo que sin duda constituirá la piedra basal
para una convivencia armoniosa con el resto de los ciudadanos argentinos.
A los caídos en aquella confrontación armada innecesaria, les rendimos
homenaje cada día por su valor y coraje demostrados. Es una de las causas que
más pasión despierta en nuestro pueblo. Sus vidas deben ser honradas con una
profunda reflexión acerca de la necesidad de anteponer la paz a cualquier intento
de Gran Bretaña de agitar las aguas para obtener un rédito político del
conflicto.
Hoy más que nunca la
Argentina debe efectuar una demostración de madurez y altura
para no ingresar en el terreno de las declaraciones y acciones descalificadoras
en lo que a la disputa respecta. Esto puede llevarnos por el riesgoso,
lamentable y conocido camino del conflicto armado, sin perjuicio de mantener
vivo, firme y bien en lo alto el reclamo por la legítima soberanía por nuestras
islas.
Siento orgullo por los cientos de soldados que dejaron sus vidas en
defensa de nuestra patria. Jamás olvidamos ni olvidaremos nuestros derechos
sobre aquellas tierras. Por el peso de la historia que debe ser aleccionadora,
es que no debemos claudicar en nuestro pacífico reclamo, para que de una vez
por todas se haga justicia.
Los varios proyectos que desde mi espacio político he impulsado en torno
a esta causa, así como este documento que nos aprestamos a ratificar cuya
extrema importancia se ve exaltada por el apoyo unánime que ha recibido por
parte de todos los diputados, son claras muestras de que tal como reza nuestra
solemne y emotiva Marcha de las Malvinas: “Tras su manto de neblinas, no las
hemos de olvidar.” (Aplausos.)
Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).-
Tiene la palabra la señora diputada por Tucumán.
Sra. Gallardo.- Señora presidenta: hace
pocos días, más precisamente entre el 6 y el 8 de marzo, se realizó en San José
de Costa Rica la XXIV
Reunión del Comité Ejecutivo de la Confederación Parlamentaria
de las Américas.
Para interiorizarnos lo que es COPA –tal es su sigla- permítanme decirle
que se trata de una organización que
reúne a los Congresos y a las Asambleas Parlamentarias de los Estados
unitarios, federales, federados y asociados; los Parlamentos regionales y las
organizaciones interparlamentarias de las Américas.
COPA nació en 1994 a
instancias de la primera Cumbre de las Américas, que se realizó en Miami, con
la participación de treinta y cuatro jefes de Estado de los treinta y cinco
países del continente. La primera Asamblea General de COPA se efectuó en
septiembre de 1997 en la ciudad de Quebec, Canadá.
COPA tiene por objeto promover acciones con el fin de asegurar que
nuestro continente se mantenga como zona de paz, donde imperen los principios
de la democracia representativa y participativa, con justicia social; la
protección de los derechos humanos; la equidad entre los géneros; y las formas
de integración o complementación económica que más convengan a nuestros
respectivos países o grupos de países.
Durante la
XXIV Conferencia del Comité Ejecutivo de COPA que se realizó
en Costa Rica, los parlamentarios argentinos hemos participado de esa asamblea,
proponiendo que se incorpore en el Orden del Día la adhesión de COPA a la
posición argentina sobre las Malvinas. Nos basamos en la declaración
consensuada hace poco por parlamentarios en Ushuaia.
La delegación argentina que participó en la Asamblea estuvo integrada
por senadores y diputados de este Congreso. Estuvo presente la senadora
Bidegain y quien les habla. Asimismo participaron legisladores de nuestras
provincias: Tucumán, Salta, Santa Fe, etcétera. Entre todos hemos consensuado
el texto basado en la
Declaración de Ushuaia. Fue incorporado en el orden del día
para ser considerado por la
Asamblea , siendo debatido ampliamente.
Quiero destacar que esa Asamblea fue presidida por el señor Jacques
Chagnon, representante de Canadá.
Gracias a la intervención de parlamentarios de países como México,
Paraguay, Uruguay y Brasil nuestra propuesta fue aprobada y suscripta por todos
los presentes.
Con el permiso de la
Honorable Cámara me permito leer esta adhesión para que sepan
cómo quedó finalmente redactada y la adhesión de COPA a la posición argentina
sobre Malvinas.
Dice así: “Nosotros, los parlamentarios de América reunidos en San José
de Costa Rica, del 6 al 8 de marzo de 2012, en el marco de la XXIV Reunión del
Comité Ejecutivo de la COPA
y del Comité Ejecutivo de la Red
de Mujeres Parlamentarias:
“1. Manifestamos nuestra solidaridad y nuestro más firme respaldo a los
legítimos derechos de la
República Argentina en la disputa de soberanía sobre las
Islas Malvinas, Georgias del Sur, Sandwich del Sur y los espacios marítimos
circundantes.
“2. Nos hacemos eco de los pronunciamientos emitidos en los últimos días
por diversos foros regionales y birregionales como las Cumbres Iberoamericanas,
el Grupo de los 77 y China, el Consejo de Jefes y Jefas de Estado y de Gobierno
de la UNASUR ,
los Presidentes de Estados Partes del Mercosur y sus Estados asociados, la Comunidad de Estados
Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), que han expresado un contundente respaldo
a la posición argentina.
“3. Reiteramos el permanente
interés de los países de la región en que los Gobiernos de la República Argentina
y el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte reanuden las negociaciones
a fin de encontrar una solución pacífica y definitiva a dicha disputa, en el
lapso más breve posible.
“4. Destacamos la importancia de observar lo dispuesto por la Asamblea General
de las Naciones Unidas mediante Resoluciones 2065, 3160, 31/49, 37/9, 38/12,
39/6, 40/21, 41/40, 42/19 y 43/25, que instan a las dos partes a proseguir las
negociaciones, en el marco de la
Carta de las Naciones Unidas y del Derecho Internacional,
conforme a las recomendaciones del Comité de Descolonización de las Naciones
Unidas, y a que se abstengan de adoptar decisiones que entrañen la introducción
de modificaciones unilaterales en la situación mientras las Islas estén
atravesando por el proceso recomendado por la Asamblea General.
“5. Manifestamos nuestra preocupación por la violación de la Zona de Paz (…) por parte del
Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, mediante presencia militar
extra regional y de armas nucleares en el Atlántico Sur.
“6. Celebramos que el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte
haya manifestado su voluntad de recurrir a la Unión Europea para
informar sobre los recientes acontecimientos en la controversia entre ambos
países. Apoyamos la propuesta argentina de que la Unión Europea junto
con la UNASUR
analicen la ‘Cuestión Malvinas’.”
Por consiguiente, deseo destacar que esta declaración de los
representantes de los pueblos de todos los países del continente americano
viene a sumarse a las tantas otras predecesoras, gracias al sentimiento de
unidad que desde este gobierno se viene generando en toda Latinoamérica. (Aplausos.)
Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).-
Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.
Sr. Harispe.- Señor presidente: todos
coincidimos en que el proyecto en consideración honra al Congreso. La voluntad
de unidad y de opinión común sobre un tema tan importante y tan caro al
corazón, el pensamiento, los sentimientos nacionales, no representa un esfuerzo
sino una oportunidad. Entendemos que el concepto de soberanía alude no sólo al
territorio, a la bandera, sino que además conlleva la idea de lo nacional y
popular.
En todo este tiempo, desde hace ocho años, el gobierno viene llevando
adelante políticas públicas en beneficio de amplios sectores de la sociedad, y
el esfuerzo de integración social se halla en relación con el de integración
territorial, de unidad geográfica. Éste es el gran esfuerzo que venimos
haciendo todos los argentinos.
Hay cuarenta millones de compatriotas unidos por la causa de Malvinas,
en torno de orientaciones y políticas públicas que buscan la regulación, por
parte del Estado, de la producción y distribución de bienes y servicios.
Todos estamos de acuerdo en que los argentinos nos hallamos en camino y
en proceso de regular el transporte, el comercio exterior, el mercado
financiero –a esto último hemos apuntado con el proyecto sancionado en la
sesión anterior-, mediante el desarrollo de políticas públicas que doten al
país de una economía competitiva y sustentable para el bienestar y la felicidad
de nuestro pueblo.
Existe una Latinoamérica unida, un pueblo unido, y además, nuestro
gobierno ha sido solidario con los procesos democráticos y populares del
continente. Varios señores diputados han mencionado el esfuerzo de Néstor
Kirchner en la Unasur
en la tarea de frenar intentonas golpistas oligárquicas en países de América
Latina. Por lo tanto, perseguimos la unidad territorial argentina y
latinoamericana, y allí están las Malvinas, ese lugar que algunos
denominan “Amazonia azul”, es decir que
se trata no de un territorio vacío, desértico o gélido sino de un reservorio de
riquezas en hidrocarburos y biodiversidad.
En tal sentido, un señor diputado hizo un racconto del ciclo del calamar
illex, aunque éste es uno de los tantos aspectos de esa Amazonia azul, esa
diversidad biológica y riqueza energética, que representa un futuro para el
desarrollo y la inclusión social de esa región, entendida como América Latina.
Por otro lado, la presente sesión nos da la posibilidad de ratificar,
como todos venimos haciéndolo, la existencia no sólo de colonialismo sino
también del concepto de imperialismo: un gobierno que busca militarizar un
conflicto con una nación soberana, digna y en desarrollo, en proceso de
recuperar la soberanía nacional y popular en términos totales. Se trata de un
gobierno de corporaciones, en un país donde un grupo de intelectuales y
artistas sostienen que las Malvinas deben ser argentinas.
Sin embargo, mientras eso ocurre, en la Argentina hay diecisiete
intelectuales con pensamiento pro británico, que deberían ser repudiados por el
Congreso ya que sostienen una ideología que lesiona la voluntad de integridad
social y territorial de nuestro pueblo. Por ello, reitero, merecen el repudio
del Parlamento.
No tengo dudas del fracaso del colonialismo históricamente, porque
aunque tiene cientos de años, en la Argentina como en todo el mundo va a fracasar
como viene fracasando desde hace décadas porque hay pueblos que han ganado y
conquistado sus posiciones de soberanía y autodeterminación.
Nuestro pueblo viene recuperando cuotas altísimas de soberanía y
autodeterminación. Por eso, como los 2 de abril vienen siempre después de los
24 de marzo, me atrevo a invitar al Congreso a movilizarse este 24 de marzo a
las 18 horas, porque los héroes de Malvinas van a estar con los héroes y
mártires de nuestro pueblo para recordar esa fecha.
Por eso, señora presidenta, decimos siempre que la patria existe y la
liberación es posible. (Aplausos.)
Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).-
Tiene la palabra la señora diputada por Misiones.
Sra. Perié.- Señora presidenta: la verdad es
que personalmente siempre pensé que la causa de las Malvinas y la pelea por la
soberanía, que tan internalizada tenemos, era solamente un tema de los
argentinos. Sin embargo, como ya han
dicho otros diputados preopinantes, es un tema latinoamericano.
Quiero compartir con ustedes lo que me sucedió en 1982, cuando estaba
exiliada en la República
de Panamá. Ustedes saben que los
peronistas en el exilio –varios de los aquí presentes han pasado por esa situación‑
teníamos relaciones políticas con los gobiernos que eran afines y que nos daban
el asilo, y compartíamos la política e incluso algunos han compartido hasta los
gobiernos.
Es así que cuando en 1982 sucede lo que sucedió y que ya se mencionó
aquí, el gobierno de Panamá pertenecía en ese momento al Partido Revolucionario
Democrático, cuyo líder había sido Omar Torrijos, ya muerto en ese momento pero
quedaba su herencia como partido gobernante.
Ese gobierno nos convoca a los peronistas y nos dice que va a fletar un
chárter a Buenos Aires, que si pudiera llegar a las Malvinas sería muy bueno, y
me piden que yo acompañe ese chárter.
Reunimos 80 dirigentes jóvenes de todos los partidos políticos de
México, Panamá, Cuba, Venezuela, República Dominicana, Costa Rica, Brasil,
Paraguay, Uruguay, Perú y Chile. Por eso digo que ésta es una causa
latinoamericana.
Llegamos a Buenos Aires no sin inconvenientes, porque nos tuvieron
cuatro horas parados en Ezeiza para ver quiénes éramos, qué hacíamos y qué
veníamos a hacer. Recuerden que todavía
estaba la dictadura. En Ezeiza nos recibió quien es hoy embajadora argentina en
la República
de México, la compañera Patricia Vaca Narvaja, y quien es hoy ministra de
Seguridad de todos los argentinos, la doctora Nilda Garré.
Tuvimos dos días de intensa actividad, entre ellas una cena a la que
concurrió Vicente Leónidas Saadi, quien después fue uno de los fundadores de la
línea interna del peronismo llamada Intransigencia y Movilización Peronista, y
también había muchos radicales, como Laferriere y el Coti Nosiglia, que
compartieron aquella actividad.
Al otro día fuimos a una cancha de fútbol porque todos los jóvenes
habían traído banderas de sus países.
Aquí sucedió otra cosa que quiero compartir. Después de que fuimos a esa
cancha aparecieron las fotografías en la revista Siete Días. Yo tenía a mis
tres hermanos presos y ellos me contaron después que se enteraron de esta
historia por medio de esa revista. Incluso me lo comentó el diputado “Lobi”
Antonucci, de la provincia de Buenos Aires, que también había sido partícipe de
esta conversación.
Esto no termina acá. Mi compañera de bancada me dijo “trajiste un
papiro, Julia”. Esto que traje es la
lista de los casi 80 compañeros que vinieron conmigo en esa delegación y que yo
conservé por treinta años. Con algunos me he comunicado a través de Internet.
Quiero terminar este discurso leyendo dos mails que me han mandado para
este día, que para mí es histórico, porque esta política que lleva adelante
nuestra presidenta también es histórica; no es ni para el discurso ni para
quedar bien con algunos. Es histórica porque nosotros estamos convencidos de lo
que estamos haciendo cuando salimos a todos los foros internacionales a decir
que las Malvinas son nuestras.
Como dije, voy a compartir con todos ustedes los dos mails que recibí.
Uno de ellos viene de Panamá y dice así: “Desde Panamá podemos dimensionar la
lucha del pueblo argentino por el reintegro de las Malvinas ya que vivimos
tutelados y con presencia del coloso imperialista. Es por ello que decimos,
desde Panamá, “basta ya de resabios colonialistas” y a unirse en un coro “las
Malvinas para Argentina y un solo territorio, una sola bandera”. Andrés Muñoz,
militante nacionalista y hermano de lucha del pueblo argentino.”
El otro mail dice lo siguiente: “Querida compañera diputada Julia Perié:
En abril de 1982, en mi condición de diputado por el MDB paulista, tuve la
honra de viajar a Buenos Aires, por delegación del cardenal‑arzobispo
de Sao Paulo, don Paulo Evaristo Arns, al frente de un pequeño grupo de
brasileños. Estaban conmigo la doctora Margarida Genevois, presidenta de la Comisión de Justicia y Paz, el diputado Sergio
Santos y el dramaturgo Idibal Piveta, con la misión de llevar la solidaridad
brasileña al soberano derecho de posesión de la Argentina sobre las
islas Malvinas. Pasados treinta años, nuestro sentimiento no cambió. Seguros de
reflejar la opinión de la mayoría de los brasileros, pedimos que la diputada
reitere al Congreso Nacional nuestra disposición de continuar luchando por un
derecho inalienable: la soberanía de Argentina sobre las Malvinas. Tres décadas
después, continuamos proclamando: “¡las Malvinas son Argentinas!”. Reciba un
abrazo de amigo, Fernando Morais, periodista y escritor.”
Estos son los mails que quería compartir con todos ustedes. (Aplausos.)
Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).-
Tiene la palabra el señor diputado por Tierra del Fuego.
Sr. Catalán Magni.- Señora presidenta: he
pedido la palabra para acompañar esta iniciativa que han tenido este Congreso y
nuestro gobierno. Para mí como fueguino es un tremendo halago que mi primer
discurso en este recinto sea para hablar de soberanía, de las Malvinas y de mi
provincia.
Creo que este gobierno ha dejado
fuera de discusión el reclamo permanente sobre nuestra soberanía desde una vía
pacífica. Varios compañeros de nuestro bloque y algunos de los partidos
opositores ‑los referentes más importantes‑
nos han acompañado en nuestra provincia en un acto simbólico. Para nosotros fue
tremendamente valorable que la Comisión Bicameral haya ido a sesionar a nuestra
casa.
Este gobierno ha planteado un marco de diálogo y de construcción, desde
la vía de defender acérrimamente nuestros derechos sobre nuestra provincia, y
obviamente sobre nuestras islas, pero desde un lugar estrictamente pacífico.
Cada uno ha planteado su posición y ha dado su opinión, y gracias a Dios lo han
hecho en una misma línea: dejando fuera de discusión que esto es una política
de Estado, que debemos ser responsables de la defensa de nuestra soberanía y
que debemos trabajar fuertemente y no bajar los brazos para, desde la vía del
diálogo, llegar a buen puerto en este tema y poder tener no sólo la soberanía territorial
sino también los recursos marítimos que circunden el lugar.
También quiero agradecer fuertemente a cada uno de los que han
acompañado esta iniciativa, tanto a los miembros de este cuerpo como a los
referentes sindicales y de cada una de las instituciones que se han acoplado a
esta iniciativa. Los fueguinos nos sentimos muy contenidos y acompañados por
este reclamo que se ha conseguido de todo el pueblo argentino.
En 1982 se vivió una época lamentable y dura para la historia argentina
cuando un gobierno no elegido por el pueblo tomó una decisión muy fuerte que
lastimó mucho al pueblo argentino. El actual gobierno está muy distante de
aquella situación pues es democrático, y todo un continente está acompañándonos
y ayudándonos en la defensa de nuestra soberanía.
A ello hay que sumar que varios países del mundo que han sufrido la
invasión de Gran Bretaña han tomado como emblema nuestra forma de defender los
derechos sobre nuestras Malvinas.
Cabe destacar lo que ha logrado este gobierno cuando solo unos días
atrás en la Casa Rosada
reunió a todos los referentes políticos, sindicales, de las fuerzas armadas y a
los ex combatientes, todos los cuales acompañaron y estuvieron de acuerdo con
la decisión del gobierno. Como miembro del Frente para la Victoria y fueguino
considero que ese fue un tremendo gesto de unión en la defensa de nuestra
soberanía.
Por otra parte, cuando fuimos a mi provincia, la capital de las islas,
sentí nuevamente el acompañamiento de mis pares, de todo el pueblo fueguino y
de todos aquellos que dejamos fuera de discusión que esta es una política a
llevar adelante entre todos por la vía del diálogo y el trabajo mancomunado.
Como fueguino nativo e integrante de este cuerpo colegiado me siento
tremendamente agradecido y gratificado por todo lo que ha hecho cada uno, y
expreso mi agradecimiento y el homenaje eterno para aquellos que dejaron su
vida defendiendo nuestra bandera, nuestra soberanía y nuestras islas.
(Aplausos.)
Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).-
Tiene la palabra el señor diputado por la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires.
Sr. Cortina.- Señora presidenta: suscribo
todo lo que han planteado otros diputados integrantes del interbloque del FAP,
pero quiero hacer un abordaje distinto.
En julio de 1816 había muchos caminos posibles para el futuro de la Nación Argentina :
algunos priorizaban las luchas intestinas; otros rápidamente querían quedar
bien con la monarquía y la santa alianza que duraría mucho tiempo en Europa, y
otros soñaban con constituciones y repúblicas. Sin embargo, quienes en julio de
1816 fueron a Tucumán jerarquizaron una sola cosa: ser independientes. Eso fue
lo que los hizo coincidir en Tucumán en 1816.
Luego hubo cincuenta años de guerras civiles hasta que se fue
conformando la Nación
Argentina , por supuesto que con el sesgo de los sectores
dominantes.
Estoy seguro de que Malvinas es una de las causas más sentidas por el
pueblo argentino, no la compararía con el 9 de julio de 1816 ni auguro las
vicisitudes que tuvimos los argentinos en la segunda mitad del siglo XIX. Sin
embargo, podemos aprovechar Malvinas para reflexionar sobre algo muy
importante: el concepto de Nación.
¿Qué es Nación para nosotros en pleno siglo XXI? ¿Qué es esto de ser
independientes de toda otra dominación extranjera, como se dijo en Tucumán en
julio de 1816?
Deseo reflexionar sobre la unidad latinoamericana, que es el principal
capital político que tiene en este momento la Argentina para abordar
este tema. También debemos recapacitar sobre la necesidad de tener la madurez
para convertir el tema de Malvinas en una política de Estado, diferenciar la
política doméstica que muchas veces es incruenta en nuestro país inútilmente y
mostrarnos unidos a fin de que el Congreso, a través de ambas cámaras, emita la
señal que debe transmitir al mundo.
Es necesario abordar este tema con generosidad e inteligencia, tanto el
oficialismo como la oposición. Sinceramente no me molesta ir a la Casa Rosada si me
invitan en forma oficial porque se hará un anuncio sobre Malvinas. Podré estar
de acuerdo o no, pero se trata de las islas Malvinas.
El oficialismo debe hacer una convocatoria generosa y amplia para que
sea escuchada incluso por el propio oficialismo; solo pensando juntos podremos
elaborar una política de Estado que estará en el corazón de todos los
argentinos.
Es valioso, porque estamos en democracia obviamente, que distintos
grupos de intelectuales, periodistas y ciudadanos opinen sobre el asunto, ello
hace a la esencia de la democracia; pero no puedo dejar de señalar que es un
grave error compatibilizar el reclamo de la soberanía con el deseo de los
isleños. Esa es la principal pantalla argumentativa de la experimentada
diplomacia británica, y esto es histórico. Es un error que el Congreso no puede
convalidar; sí puede respetar esa
posición, pero no convalidarla. Ante todo, debemos defender la
soberanía.
En el mundo global en el que estamos insertos, pensar –como he escuchado
decir a algunos señores diputados‑ que debemos dar un
tratamiento no emocional a empresas que tengan intereses en el Atlántico Sur o boicotear en bloque a
dichas empresas, es una ingenuidad como lo es que fortaleciendo nuestra
industria naviera –que es algo que debemos hacer‑ vamos a
disuadir a uno de los dueños de los mares desde la época de Trafalgar.
El camino es otro; es el del respaldo de los países de Latinoamérica; el
respaldo global; la paz, la democracia y el diálogo.
Por todo lo dicho, el bloque del Partido Socialista suscribe esta
resolución. (Aplausos.)
Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).-
Deseo informar a los señores diputados que en este momento se encuentran
presentes en las galerías ex combatientes de Malvinas. (Aplausos y
manifestaciones en las bancas y en las galerías.)
Sres. Diputados y público asistente.- ¡Viva
la patria!
Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Las
personas que nos están acompañando son ex combatientes de Malvinas que
pertenecen a la provincia de Santiago del Estero, con quienes he compartido
siete años de intendencia. También se encuentran presentes ex combatientes de
las provincias de Salta, Jujuy y Tucumán, que salieron desde la ciudad de La Quiaca y se dirigen a
Ushuaia para compartir el acto oficial que se llevará a cabo el 2 de abril con
la presencia de la señora presidenta de la Nación , doctora Cristina Fernández de Kirchner.
Tiene la palabra el señor diputado por Santiago del Estero.
Sr. Oliva.- Señora presidenta: aunque en
esta Cámara hemos abordado en los últimos tiempos temas muy relevantes y
trascendentes para el interés de nuestro país, no tengo dudas de que la
cuestión Malvinas es central para la Argentina y reviste más importancia que muchos de
los temas que hemos considerado en este recinto.
Por esa razón celebramos el hecho de que en esta sesión estemos
abordando el tema Malvinas mediante el tratamiento de este proyecto de
declaración que hemos suscripto los integrantes de la Comisión de Relaciones
Exteriores de esta Honorable Cámara, sin olvidar que lo propio hicieron los
miembros de la Comisión
de Relaciones Exteriores del Honorable Senado cuando tratamos el proyecto en la
ciudad de Ushuaia.
En ese sentido, quiero remarcar el esfuerzo realizado por todos los
bloques que componen esta Honorable Cámara para consensuar la redacción del
proyecto.
También deseo expresar mi satisfacción por haber estado presente en la
ciudad de Ushuaia, donde pude compartir con los fueguinos esta experiencia que
ojalá se vuelva a repetir. Por eso, vaya mi agradecimiento a la señora
gobernadora de Tierra del Fuego y a los legisladores fueguinos por su
hospitalidad, así como a todos los que de una u otra forma han trabajado para
que esto pueda concretarse en realidad. Por supuesto que también debo felicitar
al presidente de nuestra comisión, el señor diputado Guillermo Carmona, y a los
miembros de la comisión del Honorable Senado, ya que han hecho un gran esfuerzo
para que esto pueda plasmarse con éxito.
Este proyecto de declaración aborda a lo largo de los diez puntos que lo
componen temas medulares, a los que me quisiera referir.
En primer término, debo destacar la participación de los países de
América del Sur ‑particularmente Chile, Brasil y Uruguay‑
en torno a la cuestión Malvinas. Justamente por eso en el proyecto se hace
referencia a este
tema en forma expresa, explicitando el profundo agradecimiento de nuestro país.
Entendemos que el acompañamiento y apoyo que viene recibiendo la Argentina del Mercosur,
de la Unión de
Estados Americanos y de la
UNASUR , entre otros, no constituyen meras expresiones de
solidaridad, sino que encuentran fundamento en la convicción de esos
organismos, en base a los antecedentes históricos y la legislación
internacional, acerca de la legitimidad y coherencia del reclamo de soberanía
de nuestro país sobre las islas Malvinas.
Esta situación también se justifica en el hecho de que la causa Malvinas
ha dejado de ser nacional para constituirse en una causa de los pueblos de
América del Sur.
La declaración es contundente al condenar la actitud colonialista y
militarista de Gran Bretaña, como también la introducción de armas nucleares.
Cabe señalar que todos los países del cono sur tienen derecho a aspirar
a una América libre de colonialismo y de militarización, porque esta situación
se convierte en una latente amenaza para la seguridad de cada uno de sus
pueblos.
Por otro lado, el proyecto expresa una clara condena al colonialismo que
se ejerce sobre nuestras islas Malvinas. El colonialismo, como apropiación de
porciones de suelo obtenido al amparo del uso de la fuerza o de la superioridad
bélica, constituye una de las conductas más reprochables, insostenibles e
irritantes de este siglo. Así lo establecen con absoluta claridad todas las
normas dictadas por los organismos internacionales. Ya no hay cabida para que
en este siglo se mantenga este tipo de situaciones de hecho, que resultan más graves
cuando vienen acompañadas de acciones de militarización, como la denunciada por
nuestro país en el caso de las islas Malvinas.
Paradójicamente, es Gran Bretaña uno de los países que promueve el
cumplimiento por parte de algunas naciones de las normas internacionales
relativas al desarme, mientras que en las islas Malvinas lleva adelante
acciones que violan en forma flagrante las mismas normas cuyo cumplimiento
exigen a otros países.
Me gustaría reafirmar la voluntad de la Argentina de continuar
los reclamos con firmeza, en el marco de la diplomacia y de la paz, que es el
ámbito donde con seguridad se irá fortaleciendo la posición argentina en todos
los estamentos. Ese es el ámbito que más incomoda a Gran Bretaña, sin duda,
porque faltan razones, porque escasean los fundamentos para mantener en pleno
siglo XXI un Estado colonial. De ahí su permanente reticencia a cumplir con la
declaración 2065 del año 1965 de las Naciones Unidas.
Por esas mismas razones se intenta alejar el conflicto del ámbito del
diálogo, como lo exhorta las Naciones Unidas, incluso concretando acciones
claras de provocación como las que venimos refiriendo. Queda claro que desde el
Estado argentino, a mayores provocaciones debemos responder con mayor diplomacia.
La diplomacia argentina de los sucesivos gobiernos democráticos aspiró
siempre a recuperar nuestro territorio malvinense por medios pacíficos. Jamás
se consideró otra posibilidad. Por eso resulta oportuna la expresión del
miembro informante en aclarar esta cuestión, tomando la sugerencia de la
diputada Margarita Stolbizer del día de ayer, en la reunión de comisión,
respecto a lo que significaron las acciones llevadas adelante por el gobierno
del proceso militar en el año 1982.
Tenemos plena confianza de que con la tarea diplomática que lleve
adelante el Estado argentino en forma sostenida, como una política de Estado
que asegure la continuidad y la misma dirección independientemente del gobierno
que lo represente, se irán consiguiendo avances relevantes. Y no porque
pensemos en forma ingenua que nuestros argumentos puedan conmover al Reino
Unido. Todo lo contrario, basta con dimensionar la vocación colonialista de
Gran Bretaña, citando -como se dijo- que de las 16 situaciones de colonialismo
existentes en la actualidad, 10 son de Inglaterra.
Debemos apostar a continuar generando en forma creciente el
acompañamiento de los países de otros continentes.
Para la Argentina ,
las Malvinas y los mares circundantes son parte no escindible de nuestro
territorio, son parte de nuestra historia. Para Gran Bretaña, como toda
colonia, sus aspiraciones se reducen a una porción de suelo y de mares que
representan fuentes de ingresos económicos, a través de la pesca y de la
explotación de recursos hidrocarburíferos y minerales.
Quiero sumarme también al homenaje y al agradecimiento a todos los
héroes y soldados de Malvinas que hoy nos están acompañando, y en particular a
un comprovinciano, el Pipi Pacheco, a quien saludamos, como a todos los
presentes. (Aplausos.)
Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).-
Tiene la palabra el señor diputado por Tierra del Fuego.
Sr. Sciutto.- Señora presidenta: en
principio, quiero sumarme al saludo a estos héroes que hoy nos acompañan, que con
tanto esfuerzo han comenzado su viaje allá en La Quiaca , pasando pueblo por
pueblo para llegar a nuestra querida provincia de Tierra del Fuego, la
provincia que alberga a las islas Malvinas. Seguramente van a ser recibidos con
todo el afecto y con todos los honores que se merecen y podrán juntarse con
nuestros ex combatientes, los de Tierra del Fuego, –aquí veo a uno, no sabía
que estaba aquí- que estuvieron acompañándonos el día que en Ushuaia pudimos
dar a conocer a todo el mundo esta declaración que marca la posición
inclaudicable del pueblo argentino, representado en este momento por todo el
espectro político.
Muchas veces, como fueguinos, pensamos con un buen egoísmo que las
Malvinas eran un poco más nuestras porque pertenecen a nuestra provincia. Pero
después de escuchar a diputados de distintas provincias y de diferentes
regiones, me doy cuenta de que estaba equivocado, porque las Malvinas son de
cada uno de los argentinos, y gracias a Dios el sentimiento se replica en cada
pueblo, en cada lugar, en cada escuela de nuestra Argentina.
Yo tuve la suerte de cruzarme muchas veces en mi vida con la cuestión
Malvinas. En principio, el 2 de abril de 1982, cuando ingresé al servicio
militar y me llevaron desde La
Plata a Puerto Belgrano, y ahí me enteré de que habíamos
tomado nuestras islas Malvinas.
A los seis años de haberme recibido me fui a vivir a Tierra del Fuego, a
la ciudad de Río Grande, donde pude sentir el verdadero sentimiento de un
pueblo por las Malvinas. Es algo indescriptible, y seguramente cada uno de
ustedes tendrá la oportunidad con el tiempo de ir, por ejemplo, a la vigilia en
Tierra del Fuego, a la vigilia de Río Grande, ciudad que, gracias a Dios, vamos
a poder declarar capital nacional de la vigilia en poco tiempo más, y este
Congreso así lo va a acompañar.
Sentir lo que se vive en Malvinas, el frío, muchas veces la lluvia,
muchas veces el viento en la cara, y ver cómo nuestros veteranos conmemoran a
los héroes y los caídos en Malvinas, realmente es a mi entender el acto más
emotivo que hay en la
Argentina. Por lo menos así uno lo siente cuando tiembla de
frío, pero el calor humano que acompaña a toda una ciudad hace que se pueda
soportar de la mejor manera.
Este acto empezó en el 84, cuando todavía oficialmente no se conmemoraba
en otros lados y, sin embargo, en Río Grande sí lo hacían nuestros ex
combatientes. También se hace en Ushuaia y ahora también se va haciendo en
distintos lugares del país.
Indudablemente, como fueguinos tenemos un corazón distinto, o así lo
creemos. Hoy escuchaba al señor diputado Garramuño hablar en esta misma
sintonía, como también a otros diputados de Tierra del Fuego. Sentimos, porque
lo vivimos diariamente, esta malvinización que se va llevando adelante a lo
largo y ancho del país.
Quiero reivindicar muy fuertemente la política que está llevando
adelante nuestra presidenta en los fueros diplomáticos, la firmeza que está
teniendo la Argentina. Y
no puedo dejar de recordar la noche de la vigilia del 2004, cuando Néstor
Kirchner visitó Río Grande y realmente ahí, después de la vigilia, pudimos
hablar y entender lo que él pensaba de la unión de los pueblos latinoamericanos
con respecto a Malvinas y al acompañamiento que íbamos a tener y que hoy se da.
Ayer tuve la oportunidad de agradecer a un diputado peruano, y le dije
que nunca había tenido dudas de que el pueblo y el gobierno peruanos iban a
actuar de esta manera, porque la historia habla de que en América los peruanos
siempre estuvieron con nosotros.
Quiero agradecer a toda América y a todos los países del mundo que nos
están acompañando y están haciendo entender a Gran Bretaña que, después de
treinta años, tiene que sentarse a negociar con la Argentina , que
definitivamente tiene que entender que no puede ser que en estos años todavía
el colonialismo siga ejerciéndose de la manera en que lo están haciendo.
Creo que los kelpers lo están entendiendo. Yo creo que aquellos kelpers
que hoy nacen en las Malvinas son argentinos, y las futuras generaciones de las
islas lo van a ir sintiendo cada vez más.
Por lo expuesto, agradezco muchísimo a cada uno de los diputados, y los
esperamos a quienes puedan en Tierra del Fuego el 2 de abril, este o algún
otro, porque sinceramente van a sentir que ahí están más cerca las islas
Malvinas y nuestros provincianos los van a recibir de la mejor manera.
(Aplausos.)
Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).-
Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.
Sr. Atanasof.- Señora presidenta: participé
de la reunión de Ushuaia a título personal, y en esa misma condición voy a
plantear algunas inquietudes en este recinto.
Lo hice porque entendía que se trataba de una obligación política y
moral. Estaré en todo lugar y evento en el que se debata la cuestión Malvinas,
en consenso o en disenso, pero voy a estar.
En cuanto a la
Declaración de Ushuaia, debo decir que fue el resultado del
acuerdo, del consenso y del debate de todas las fuerzas políticas. Además, me parece
que expresa el sentimiento de todos los que estamos en este recinto.
Quiero aprovechar este momento para ver si de alguna forma podemos dar
respuesta a una pregunta que habitualmente surge. Muchas veces se ha planteado
por qué la Argentina
no reconoce el principio de autodeterminación de los pobladores de Malvinas.
Sobre todo hablo de los peronistas, que somos mayoría en este recinto, teniendo
en cuenta que ese principio de autodeterminación fue para nuestro conductor, de
alguna manera, la base del principio de la soberanía política.
Quizás debamos ir un poco más atrás de la resolución 2065, para decir
que el punto de partida de este debate en el marco de los organismos
internacionales se produjo el 14 de diciembre de 1960, con la resolución 1514.
Ahí es donde se proclama por primera vez que se ponga fin al colonialismo en
todas sus formas y manifestaciones. Específicamente, en el punto VI de esa
resolución se decía: “Todo intento encaminado a quebrantar, total o
parcialmente, la unidad nacional y la integridad territorial de un país es
incompatible con los propósitos y los principios de la Carta Orgánica de
las Naciones Unidas”.
Así empezamos el debate en el marco de los organismos internacionales.
Posteriormente, y como resultado de los trabajos que se llevaron a cabo en el
marco de la primera Conferencia Interamericana en Washington a fines de 1964,
surgió otra resolución que fue después incorporada en la Carta Orgánica de la Organización de
Estados Americanos como artículo 8°. Dicho artículo se convirtió, claramente,
en un desconocimiento del intento inglés en cuanto a que Malvinas fuera
considerada una colonia. Lo que se buscaba era que se la considerara colonia
para que se les diera a sus habitantes el derecho a la autodeterminación.
Por otra parte, también se estableció un fuerte reconocimiento en la
comunidad americana de la justicia del reclamo argentino.
Sin duda que esos instrumentos de política internacional marcaron un
límite y un ámbito de las acciones encaminadas a resolver este diferendo
suscitado entre la Argentina
y el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte.
Este camino que marcan estos instrumentos internacionales no es otro que
el de la diplomacia. Después sí, llegamos a aquel 16 de diciembre de 1965,
cuando la Asamblea
General de las Naciones Unidas aprobó la Resolución 2065. Ese
fue el momento en que, definitivamente,
la comunidad internacional reconoció que el conflicto por la soberanía
de las islas era una cuestión de colonialismo e instó a los gobiernos a
encontrar una solución pacífica, teniendo como punto de partida los principios
de la Carta de
las Naciones Unidas y los intereses de los pobladores de las islas.
Desde entonces, la
Argentina recibió numerosos apoyos, ya sea en el marco del
Comité de Descolonización como en el de la Asamblea General.
La lógica de la relación con respecto a los habitantes del archipiélago fue
claramente de amistad y cooperación. Los sucesos de 1982 quebraron esa manera
de aproximación y, más allá del heroísmo que demostraron quienes hoy nos
acompañan y otros tantos, es cierto que el tema Malvinas y su contexto se
modificó bruscamente a partir de ese episodio.
Once años después del restablecimiento de la democracia, los
constituyentes de 1994 –representando la voluntad del pueblo argentino-
reafirmaron la soberanía de las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwinch
del Sur y los espacios marítimos circundantes mediante la Disposición Transitoria
Primera de la que tanto se habló aquí. Por otra parte, el hecho de que todos
los actores políticos de la
Argentina le dieran rango constitucional a la soberanía de
las islas, constituye sin duda una
política de Estado. Entonces, a partir de allí se empezó a trabajar con
el objetivo de consolidarla y fortalecerla.
Ahora bien, a mi juicio la política de Estado allí establecida requiere
no tan solo del renunciamiento a la recuperación de las islas por la vía
armada, o de la sistemática presentación del tema en cuanto foro internacional
podamos asistir. Creo que hay muchas otras cosas que es necesario hacer.
Es bien conocido el apoyo que ha recibido la Argentina a través del
Mercosur, de la OEA ,
de la UNASUR ,
de la Comunidad
de Estados Latinoamericanos y del ALBA. Muchos diputados ya han hecho
referencia al apoyo que la
Argentina ha recibido en los últimos tiempos en lo que
respecta a la causa Malvinas.
Entiendo que la política de Estado en relación con el conflicto por las
islas Malvinas debería estar constituida mediante sólidos consensos en cuanto a
las acciones a encarar y a los espacios donde desarrollarlas.
Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).-
Señor diputado: hace dos minutos que concluyó su tiempo, así que le pido que
redondee.
Sr. Atanasof.- Ya termino, señora
presidenta.
Teniendo en cuenta que la diplomacia es un amplio sendero de negociación
colectiva y permanente, quisiera decir que hay algunos aspectos que no pueden
obviarse…
Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Por
favor, sea breve, señor diputado.
Sr. Atanasof.- ¡Señora presidenta, estamos
hablando de una cuestión muy importante!
Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Ya
sé que es importante, pero todos los señores diputados han respetado su tiempo.
Sr. Atanasof.- Lo estoy tratando de
respetar. Permítame un minuto más, aunque sea. Se lo pido por favor.
Creo que la significación del tema Malvinas y sus múltiples y complejas
cuestiones acerca de una política de Estado debe tener la suficiente amplitud.
Y del mismo modo, los dirigentes debemos tener el suficiente criterio para
comprender que cuando hablamos de Malvinas no nos estamos refiriendo
simplemente al tema relacionado con las islas y sus habitantes. Las Malvinas
están en el Atlántico Sur, entonces estamos hablando de sus recursos y,
fundamentalmente, de su proyección sobre la Antártida.
A fin de que la señora presidenta no siga preocupándose por el tiempo,
voy a obviar referirme a un aspecto que creo hubiera sido un aporte interesante
a este debate.
Voy a terminar diciendo que entiendo que hoy el Reino Unido se encuentra
en una posición tal vez similar, desde el punto de vista internacional, a la
que nuestro país tuvo en 1982, en el marco de un creciente aislamiento mundial.
Creo que la persistencia en esta dirección seguramente nos va a permitir en un
futuro no muy lejano…
Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Por
favor, señor diputado, no me obligue a tener que cortarle el micrófono. No
tengo esa intención. Hoy hubo una reunión de la Comisión de Labor
Parlamentaria en la que se arribó a un acuerdo sobre el tiempo del que podían
disponer cada bloque y cada diputado, y lo debemos respetar.
Sr. Atanasof.- Déjeme terminar, señora
presidenta.
Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Pero
por favor sea breve.
Sr. Atanasof.- Si usted ya terminó, entonces
déjeme finalizar a mí.
Creo que la persistencia de la política que estamos desarrollando de
alguna manera nos permitirá, en algún momento, lograr el objetivo que todos nos
proponemos: la recuperación de las islas.
Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).-
Tiene la palabra el señor diputado por Formosa.
Sr. Donkin.- Señora presidente: al igual que
muchos otros señores diputados, estoy convencido de que la palabra es la política,
pues desde ésta vamos a poder cambiar las cosas. Desde la política, y no desde
las acciones desesperadas, modificaremos la realidad que hoy nos agobia.
Fue muy clara la señora presidenta de la Nación cuando, no hace
mucho tiempo, dijo que iba a publicar el informe Rattenbach, que es clave y
fundamental a efectos de que, desde el Estado, conozcamos las atrocidades
cometidas en esa guerra; una guerra absolutamente ilegal a la que mandaron a
nuestros jóvenes a morir; una guerra declarada por un gobierno que nadie había
elegido, que carga sobre sus espaldas la responsabilidad de rendir cuentas
sobre treinta mil desaparecidos, a quienes debemos agregar seiscientos
cincuenta muertos en las Malvinas. Por eso, la guerra también debe ser
considerada como un crimen de lesa humanidad.
Hoy nos acompañan personas que estuvieron en las islas y pertenecieron a
regimientos de provincias en las que el calor reina todo el día. La guerra se
llevó a jóvenes de Santiago del Estero, del Litoral, de Monte Caseros,
localidad de Corrientes cuya juventud ‑prácticamente en su
totalidad‑
quedó en los campos
de batalla.
Nuestra presidenta fue muy clara cuando renegó de todo intento bélico
sobre las islas, denunciando a la vez la militarización y la “nuclearización”
del Atlántico Sur. Ése es el encuadre que nos da el perfecto marco para el
apoyo que hoy tenemos de parte de toda Latinoamérica; esta América morena donde
tanto nos cuesta conseguir consensos. Pareciera que no hemos aprendido de la
historia que escribieron San Martín y Bolívar en cuanto a que debemos concretar
la idea de una patria grande.
Estamos hablando de un territorio que pertenece no sólo a la República Argentina
sino también a la América
morena, del que los ingleses están llevándose nuestros recursos, nuestro
petróleo. Reitero: esas tierras son no sólo de la Argentina sino de toda
América Latina.
Esta causa nacional que ha embarcado a los cuarenta millones de
argentinos siempre ha tenido detractores. Así, han aparecido diecisiete
iluminados que hoy vienen a decirnos cómo debemos manejar la política exterior.
Varios de ellos cuestionan las medidas adoptadas, señalando que se parecen
mucho a la trágica aventura militar del 82; pareciera que quisiesen volver a
las fronteras que el país tenía hace doscientos, cuando ni siquiera teníamos la
posesión absoluta de la
Patagonia.
Esto ocurre en un año en que se cumplirán tres décadas de la guerra, y
dieciocho, de la ocupación en 1833. Ese mundo ya no existe; ha sido reemplazado
por potencias y países emergentes que han pintado una realidad distinta.
Hoy tenemos a la
Argentina absolutamente consustanciada en el Mercosur, la UNASUR y la CELAC , y países emergentes
han cambiado esta economía mundial. Nuestro país ha crecido y se lo considera
uno de los países integrantes del G‑20. Argentina, Brasil y México ocupan el cuarto, quinto y
noveno lugar, respectivamente, en la tabla de solidez y recuperación -en
cambio, Gran Bretaña está en el penúltimo escalón después de España e Italia-,
y en eso tuvo mucho que ver el compañero Néstor.
La militarización es algo que nos preocupa, porque se están llevando
nuestros recursos. Solamente en 2011 la Argentina exportó pescados y mariscos por 1.365
millones de dólares, más que lo que obtuvo por carne vacuna. La balanza de
comercio energético arrojó un saldo negativo de 4.500 millones de dólares, lo
que explica el conflicto que tenemos con
Repsol‑YPF.
Entonces, nos tendríamos que preguntar la lógica que tiene controlar la
remisión de utilidades al exterior por parte de las petroleras en el país,
mientras Gran Bretaña se lleva los recursos de América del Sur.
De los habitantes de las islas Malvinas –que tanto hablan de la
autodeterminación- solamente el 44 por ciento ha nacido dentro de esas islas;
un tercio de los tres mil habitantes desciende de los ocupantes originarios, y
ningún argentino puede radicarse allí, aunque lo desee. Esto echa por tierra el
bendito tema de la autodeterminación.
Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Su
tiempo ha concluido, señor diputado.
Sr. Donkin.- Yo pregunto por qué Gran
Bretaña no hizo lo mismo con Hong Kong, que pedía seguir perteneciendo a la Corona. Claro , estaba discutiendo
con China.
Por eso decimos que respetamos los intereses y siempre vamos a respetar
la manera de vivir de la gente de las islas Malvinas, pero no estamos de
acuerdo en respetar lo que piden para seguir sosteniendo una colonia británica
dentro del territorio argentino.
Por eso cuando nos sorprendemos decimos “¡Qué lo parió!”, sin embargo,
algunos parece que piensan decir “Oh, my God!”.
(Aplausos.)
Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- La Presidencia pide
colaboración a los señores diputados porque aún restan muchos legisladores
anotados para hablar y se ha consensuado un determinado tiempo, si no se
respeta esto, la sesión será muy extensa ya que hay otros temas que tratar.
Tiene la palabra el señor diputado por Salta.
Sr. Wayar.- Señora presidenta, señores
diputados: quiero afirmar y afianzar mi acompañamiento a las declaraciones de
diputados y senadores nacionales en la ciudad de Ushuaia, provincia de Tierra
del Fuego, plasmadas en el documento sobre nuestra soberanía en Malvinas.
También quiero dejar firme mi reivindicación y apoyo a la política
llevada adelante por el Poder Ejecutivo nacional en este tema tan sentido para
los argentinos. Malvinas Argentinas:
nuestra soberanía, nuestra dignidad.
Estos son los dos temas que componen a mi exposición: reivindicar y
apoyar fuertemente la política del gobierno nacional y acompañar la declaración
de Ushuaia.
No quiero ni debo dejar pasar dos expresiones. Una es la del primer ministro británico, que
dijo que la Argentina es un país
colonialista, porque no es un dicho más sino que va en contra de nuestras
propias raíces e identidad de patria.
En este universo no hay ningún pedazo de tierra respecto del cual la
historia pueda decir que ha sido una colonia argentina. Es al revés: en muchas
oportunidades nuestro pueblo y nuestra patria han cedido terrenos para la gran
patria sudamericana.
Si los líderes de los países del mundo le preguntaran a ese gran líder
que fue Nelson Mandela –a quien admiro y valoro por su condición humana y de
dirigente‑
si cree que Argentina es un país colonialista, estoy seguro de que su respuesta sería “no”;
en cambio, si le preguntaran si cree que Inglaterra es un país colonialista, no
tengo dudas de que su respuesta sería “sí”, porque ha sufrido en carne propia y
en la de su pueblo la pelea contra ese imperio.
Quiero reafirmar que nuestro país, desde que empezó a tomar identidad de
pueblo para luego constituirse en patria y república, a fines del 1700 y
comienzos del 1800 hasta llegar a nuestra declaración de independencia y a la
constitución de Patria, ha luchado con bravura y con justicia por su verdadera
independencia; ha repelido invasiones inglesas y ha derramado sangre para tener
su bandera y su soberanía. En definitiva, para ser un pueblo digno.
Por eso no puedo dejar pasar las declaraciones de intelectuales,
pensadores o personas de renombre de nuestro país, dado que nuestro pueblo
valora mucho a nuestros poetas, a nuestros artistas y a nuestros ídolos
deportivos. No puedo permitir que quede como un simple hecho más que se plantee
que un conjunto de ciudadanos de otra parte de este continente determine cuál
debe ser la soberanía, por la cual dejaron la vida muchísimos argentinos.
¡Cómo le vamos a dar un mayor valor a lo que piensan ciudadanos
extranjeros y no le vamos a dar real dimensión o real valor a lo que piensan
hombres argentinos que fueron capaces de derramar su sangre y de luchar por la
soberanía y la dignidad de los argentinos, aunque haya sido por la decisión
política errónea de un gobierno dictatorial y totalitario!
¡No fueron los gobernantes de ese momento los que fueron a dar batalla!
Fueron soldados argentinos, conscriptos argentinos, y hay sangre argentina
derramada que no podemos dejar que la mancillen así nomás estos seudo
pensadores intelectuales.
Esto no lo podemos dejar pasar, porque en nuestra historia hay próceres
como el general San Martín, que no sólo batalló para una patria independiente
en nuestra República Argentina sino para la gran patria independiente de toda
América latina.
Porque es nuestra bandera, porque debe ser nuestro espejo y porque
reivindica la dignidad de un pueblo, San Martín debe ser esa bandera de lucha
que no debemos dejar de tener. (Aplausos.)
Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).-
Tiene la palabra la señora diputada por Misiones.
Sra. Leverberg.- Señora presidenta: las
expresiones vertidas por todos los legisladores muestran el profundo
sentimiento de patriotismo que sigue llevando en alto la bandera de la
soberanía nacional. A esto le sumamos hoy la presencia de estos excombatientes,
como fueron presentados. Pero si bien fueron presentados como tales, para mí no
son excombatientes. Para mí son combatientes todavía porque sigue la lucha por
la soberanía y la recuperación de este deber inclaudicable de seguir
defendiendo ese pedacito de territorio nuestro que son las islas Malvinas.
Señora presidenta: solicito autorización para insertar el resto de mi
discurso en el Diario de Sesiones. Simplemente quería no dejar pasar este
momento para saludar a los compañeros que han sabido llevar el pensamiento
nacional desde la lucha y ofreciendo sus propias vidas para seguir defendiendo
nuestra patria. (Aplausos.)
Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Se
tendrá en cuenta la solicitud de la señora diputada.
Tiene la palabra el señor diputado por Neuquén.
Sr. Brillo.- Señora presidenta: como a
muchos me interesa dejar un pequeño mensaje en esta reunión histórica del
cuerpo. Estoy convencido de que por medio del diálogo, la conciliación y la
negociación resolveremos los conflictos y avanzaremos en la cuestión Malvinas.
Argentina y Gran Bretaña mantuvieron un ida y vuelta pendular en el
diálogo y las negociaciones, que fueron transitando desde posiciones
fundamentalistas hasta posibilidades de soluciones negociadas. Me referiré a
estas últimas, a los momentos de mayor cooperación y predisposición al diálogo.
Quiero destacar lo que sucedió en 1971 con la declaración conjunta del
1º de julio, por la que se creó una comisión consultiva especial para
establecer y promover las comunicaciones entre la Argentina y las islas;
las autoridades argentinas otorgaban un documento de viaje para los residentes
en las islas, sin indicación de nacionalidad, para que pudieran viajar a
nuestro país y circular libremente; ambos países efectuaban el pago de tasas e
impuestos y de cualquier otro tributo a los habitantes de las islas por
cualquier actividad desarrollada en las mismas; las autoridades británicas
establecían un servicio marítimo regular de pasajeros, cargas y
correspondencias, y la
Argentina se comprometía a disponer un servicio aéreo regular
de frecuencia semanal de pasajeros, carga y correspondencia.
Esta declaración se completó con dos acuerdos suscritos. Por el primero
las autoridades argentinas se comprometían a construir un aeródromo en las
islas, y por el segundo se decidió la apertura de una agencia de Líneas Aéreas
del Estado en Puerto Argentino.
Esta política representó un hito extraordinario que apuntaba al
establecimiento de un clima de confianza entre la Argentina y Gran
Bretaña.
El otro precedente que quiero citar es de 1974, cuando Harold Wilson
inició conversaciones diplomáticas introduciendo la posibilidad de un
condominio. Tal condominio apuntaba a cuestiones básicas, como por ejemplo que
ambas banderas flamearan juntas, que se adoptaran los idiomas español e inglés
como oficiales, que se aceptara la doble nacionalidad para los isleños, y que
el gobernador fuese designado alternativamente por la reina y el presidente de
nuestro país.
Las conversaciones sobre esto se desarrollaron en forma muy confidencial.
Sin embargo, tal como lo señaló el miembro informante, diputado Carmona, esta
maniobra diplomática no pudo concretarse por la muerte del presidente Juan
Domingo Perón.
Entre 1989 y 1990 las relaciones diplomáticas entre la Argentina y el Reino
Unido se reanudaron debido a la adopción de una fórmula de salvaguardia de
soberanía y jurisdicción sobre las islas Malvinas. Ambos gobiernos acordaron
reiniciar las relaciones diplomáticas estableciendo algunos acuerdos
provisionales, como la adopción de medidas de confianza para evitar incidentes;
conservación de recursos pesqueros, exploración y explotación de hidrocarburos;
comunicaciones áreas y marítimas entre el territorio continental argentino y
las islas; realización de un estudio de factibilidad sobre desminado en las
Malvinas, y un análisis de su toponimia.
Creo que este es el camino, al margen de estar de acuerdo o no con el
condominio o el establecimiento de dos banderas como una solución transitoria.
Para lograr resultados positivos es fundamental acercar a las partes sin
resignar posiciones, pero sin fundamentalismos. Está demostrado que con los
fundamentalismos de ambas partes no llegamos a nada, retrocedemos, y si no
veamos lo que sucedió en las décadas del sesenta y el setenta o más aún en la
del ochenta, por lo cual creo que hoy estamos peor.
La mejor figura del fundamentalismo es la militarización de las
Malvinas, el arribo a las islas del príncipe vestido con uniforme militar y la
presencia en aguas argentinas de uno o más destructores. Quiero contraponer a
esta imagen la de su madre, la princesa Diana, visitando hace quince años los
pueblos galeses de la provincia de Chubut. Tengo a mis padres en Rawson y los
visito periódicamente. También concurro a las casas de té de Gaiman y a otros
eventos turísticos; siempre aprecié el cariño que le tienen a Lady Di por haber
visitado ese lugar y los recuerdos que dejó. ¡Qué contraste! El príncipe
vestido de militar y quince años antes su madre recordada con cariño por el
pueblo chubutense por lo que dejó en esas tierras.
El principal trabajo que debemos hacer es cambiar de actitud. Además de
saludar a los ex combatientes de Malvinas de Santiago del Estero también
expreso mi agradecimiento a los ex combatientes de todo el país y en particular
a los de la provincia de Neuquén, que deben estar siguiendo con atención esta
sesión. (Aplausos.)
Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).-
Tiene la palabra la señora diputada por Córdoba.
Sra. Bedano.- Señora presidenta: voy a
solicitar la inserción en el Diario de Sesiones de la totalidad del discurso
que pensaba pronunciar.
Simplemente deseo agradecer la presencia de los ex combatientes de
Malvinas de todo el país y especialmente saludar desde aquí a los de la provincia
de Córdoba, y fundamentalmente a los de Villa María, mi ciudad, con los que me
cruzo diariamente por sus calles.
En los pueblos o ciudades que no son demasiado grandes nos conocemos
todos y nos cruzamos a diario. Por ellos, por los que están, por los que
caminan, por haber mantenido la memoria permanente de los que no pudieron
volver, por los que volvieron pero hoy ya no están, vaya desde esta memorable
sesión mi especial agradecimiento por haber construido tanta Argentina, tanto
sentimiento nacional. También deseo expresar mi agradecimiento a la señora
presidenta de la Nación
por haber logrado involucrar con la fuerza de las palabras a todo el pueblo y a
la UNASUR
detrás de esta causa. (Aplausos.)
Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).-
Tiene la palabra el señor diputado por Mendoza.
Sr. De Marchi.- Señora presidenta:
brevemente quiero plantear dos cuestiones, la primera de fondo e importante, y
la segunda, si se quiere anecdótica.
En primer término, deseo reiterar algo que ya se ha dicho, pero que no
por ello deja de ser realmente importante. Me refiero a la adhesión, el
compromiso y la convicción que han demostrado los países de la región
solidarizándose con la
Argentina. Estas actitudes en otros momentos no han sido tan
explícitas como las que estamos notando en estos días, y en este sentido cabe
destacar la postura de Perú. Este es un
dato nuevo e importante en el contexto regional, porque siempre ha habido
adhesiones genéricas a los discursos, pero en esta oportunidad el compromiso de
los países de la región ha quedado manifiestamente expuesto, y esto
evidentemente fortalece la posición argentina. También debo reconocer las
gestiones del gobierno nacional para involucrar en este compromiso soberano de la Argentina a los países
de la región.
En segundo lugar, quiero destacar algo que si bien en condiciones
normales podría ser una anécdota, en las condiciones en las cuales se da se
transforma en un hecho triste que genera bronca e impotencia. En un vuelo de
nuestra línea de bandera, Aerolíneas Argentinas, en un Airbus grande –debe
haber sido un 340‑, que cubre la ruta Ushuaia-Buenos Aires,
se va indicando en un mapa a través de una pantalla el recorrido que va
haciendo el avión. Aquí tengo las fotos
que se tomaron de esa pantalla
en tres momentos distintos. Estamos hablando de un vuelo de aproximadamente
tres o cuatro horas. En ese mapa se pueden leer las diferentes localidades por
las que va atravesando el avión. Así,
aparece Ushuaia, que es el aeropuerto de partida, el Calafate, y a medida que
se va ampliando la imagen aparece Comodoro Rivadavia, Bahía Blanca, Neuquén y
Mar del Plata. Pero sobre nuestras islas
Malvinas hay una denominación ‑para quienes hoy hablaban
de “my God”‑, que dice: “Stanley”.
O sea que Aerolíneas Argentinas, nuestra línea de bandera, señala a la
capital de nuestras islas Malvinas como “Stanley”, en lugar de “Puerto
Argentino”. Esto causa sorpresa; no es un dato menor, toda vez que hablamos de
una compañía que nos cuesta a los argentinos entre 2.400 y 2.500 millones de
pesos por año.
Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- El
señor diputado Recalde le solicita una interrupción. ¿La concede?
Sr.
De Marchi.- Señora presidenta: la concedo en tanto y en cuanto no se
descuente del tiempo que me resta para finalizar mi exposición.
Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Así se hará, señor diputado.
Para una interrupción tiene la palabra el señor diputado por Buenos
Aires.
Sr. Recalde.- Señora presidenta: cuando esos
aviones llegaron al país los mapas que
se ven en las pantallas tenían esa denominación. En defensa de la soberanía
nacional eso fue modificado por la empresa Aerolíneas Argentinas, ya que se
corrigió por el nombre que corresponde, que es “Malvinas Argentinas”.
Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Continúa en el uso de la palabra el señor
diputado por Mendoza.
Sr. De Marchi.- Señora presidenta: aclaro
que estas fotos fueron sacadas en febrero de este año.
Sinceramente me sorprende tamaño olvido, sobre todo teniendo en cuenta
que la conducción de la compañía se ocupa mucho de los detalles. Así, por
ejemplo, las pantallas de los Embraer se han transformado en elementos que
difunden la propaganda del gobierno, y las revistas de vuelo se han convertido
prácticamente en panfletos de la actual administración.
- Varios señores diputados hablan a la vez.
Sr. De Marchi.- Señora presidenta: a modo de
colaboración con la patria sugiero que si alguno de los presentes en el recinto
conoce a quienes conducen la compañía…
- Varios señores diputados hablan a la vez.
Sr. Kunkel.-
¡Cipayo!
Sr. de Marchi.- Señora presidenta: le concedo una
interrupción al señor diputado Kunkel para que pueda hablar haciendo uso del
micrófono.
- Varios señores diputados hablan a la vez.
Sr. de Marchi.- Señora presidenta: creo que
la caridad bien entendida empieza por casa.
Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos
Aires.
Sr. Rivara.- Señora presidenta: adhiero a
los conceptos vertidos por los señores diputados preopinantes en torno a la
cuestión Malvinas.
Aclaro que solicité el uso de la palabra al percibir la presencia de los
héroes de Malvinas, y quería señalar eso para que esta Cámara les brindara un
homenaje.
La oportuna intervención de la señora presidenta, hace innecesario este
homenaje, porque a través de la institucionalidad –reitero- se hacen
innecesarias mis palabras.
Estuve a punto de pedir la suspensión en
el uso de la palabra pero caí en la cuenta de que por una simple economía de
tiempo no podíamos obviar la posibilidad de brindar nuevamente un homenaje a
nuestros héroes de Malvinas que hoy nos acompañan con sus medallas ganadas en
combate.
Nunca va a ser suficiente, nunca va a ser reiterativo todo homenaje que
podamos hacer a nuestros héroes de Malvinas.
¡Gloria y honor soldados de Malvinas! (Aplausos.)
Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).-
Tiene la palabra la señora diputada por La Rioja.
Sra. Herrera.- Señora presidenta: realmente
ha sido lamentable la actuación del señor diputado De Marchi, en función de una
situación tan cara a los sentimientos del pueblo argentino. (Aplausos.)
Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).-
Tiene la palabra la señora diputada por Tierra del Fuego.
Sra. Bertone.- Señora presidenta: como
integrante de este cuerpo es para mí una enorme responsabilidad ser parte de
esta sesión donde reafirmamos la soberanía sobre Malvinas, Georgias y el resto
de las islas e islotes del Atlántico Sur.
La cuestión Malvinas como pocas adquiere el rango de política de Estado
y la presencia de las comisiones de Relaciones Exteriores y Culto de ambas
cámaras en la provincia de Tierra del Fuego que comprende a nuestras islas del
Atlántico Sur así lo certifica. La ley 26.552 sancionada en el mes de diciembre
de 2009 fijó los límites de nuestra provincia y vino a legalizar lo que estaba
pendiente desde la provincialización en el año 1990.
Legalizó lo que estaba presente en el corazón de todos los fueguinos que
es la pertenencia a nuestro territorio de las islas y de su mar circundante.
Este es un sentimiento que tienen todos los argentinos, día a día lo
demuestran. Recordemos que uno de los momentos más emotivos de los festejos del
Bicentenario fue el desfile de los combatientes de Malvinas.
El gobierno nacional viene sosteniendo una firme política de
reivindicación de nuestra soberanía. Lo ha hecho ante las Naciones Unidas y en
todos los foros internacionales donde hemos tenido la posibilidad de reunirnos.
No está sola Argentina ante este reclamo. Desde hace algunos años los
países de Latinoamérica y del Caribe acompañan firmemente nuestros reclamos. Ya
no se trata de un apoyo retórico sino de una activa posición de firmeza. La
misma quedó expuesta en una sesión en que, junto a todos los diputados de
nuestra provincia, me tocó acompañar a la señora presidenta a Cancún, donde
países hermanos como Brasil, Uruguay y Chile negaron sus puertos para que se
aprovisionaran buques con banderas de las Islas Malvinas que pretendían de ese
modo dar un paso en su idea de autodeterminación.
Esta política que pretende dejar en manos de los isleños su futuro
destino es la respuesta que desde la década de 1960 viene dando Gran Bretaña
ante las distintas resoluciones de Naciones Unidas para que se resuelva la
situación de Malvinas y Gibraltar entre otras colonias británicas.
Esto está en manos del Comité de Descolonización de las Naciones Unidas.
Y si hay un Comité para la
Descolonización , perogrullada mediante, es que previamente
hubo, sin la creación de ningún comité, un proceso de colonización, y hubo
colonizadores y colonizados.
Para colonizar, como expresé anteriormente, no se creaban comités sino
ejércitos imponentes o compañías comerciales, generalmente ambos
simultáneamente. Y no creo hacer ningún gran descubrimiento al remarcar que
este proceso colonizador nació y creció en la disputa de las naciones europeas
por obtener un predominio mundial.
Por lo cual resulta que el mundo comenzó a globalizarse hace ya bastante
tiempo. Sin retrotraernos ante el imperio romano, tenía razón quien fuera tres
veces presidente de la
Argentina , Juan Perón, al decir que la historia de la
humanidad es la lucha de los pueblos contra los imperios.
Se puede también afirmar que la sumatoria de razones antes dadas para la
expansión colonial que abarcó América, Asia, el África y Oceanía se hallaba
justificada ideológicamente por la superioridad racial, moral o aun religiosa
que el hombre blanco europeo creía tener sobre el resto de la humanidad.
En este marco conseguían convencer a algunas elites locales que esta
superioridad realmente existía. Estas elites comenzaron a beneficiarse con los
favores conseguidos de los colonizadores, siempre a costa del sufrimiento y la
opresión de los pueblos colonizados.
“Cipayos” era el nombre de los soldados indios que servían bajo el mando
de los oficiales británicos, y este calificativo se usó por estas tierras para
designar a quienes seguían las políticas de los colonizadores. La colonización
se sofisticó y se acuñó así el término de “neocolonia” para designar aquellas
relaciones donde la dominación era más económica que militar.
Pero no estoy aquí para hacer la crónica de la colonización en el mundo
sino para hacer algunas consideraciones sobre el caso particular de nuestras
islas del Atlántico Sur.
Fueron tomadas militarmente en 1833 y su población desplazada y
reemplazada por británicos, siendo el objetivo inmediato controlar el paso
interoceánico Atlántico-Pacífico. Desde ese momento hasta la actualidad Gran
Bretaña nunca aceptó negociar seriamente su devolución al Estado argentino,
legítimo propietario de estas tierras.
Acabada la
Segunda Guerra Mundial, con la creación de las Naciones
Unidas y su Comité de Descolonización, fueron innumerables las resoluciones
dictadas en aras de resolver el conflicto, pero todas fueron desconocidas por
Gran Bretaña y su poder de veto en el Consejo de Seguridad. Muchas son las
naciones que plantean un cambio en éste como en otros organismos
internacionales.
Hoy todas las fuerzas políticas nacionales repudian los dos hechos que
marcan cómo para Gran Bretaña el colonialismo sigue siendo una realidad
presente. Por un lado, la exploración petrolera en las adyacencias de las
Malvinas. Tengamos presente que el petróleo del Mar del Norte se está agotando.
Y por otro lado, las maniobras militares, también denunciadas por la presidenta
Cristina Fernández de Kirchner.
Pareciera que ya avanzado el siglo XXI, la política británica se guía
por paradigmas del siglo XIX. Sus intereses económicos y quizás militares no reconocen
ni recomendaciones de las Naciones Unidas ni mucho menos hechos como el
producido en Cancún, donde todos los presidentes americanos allí reunidos
ratificaron su apoyo a nuestro país en su reivindicación de soberanía sobre las
islas.
A pesar de esta posición de Gran Bretaña, la Argentina seguirá
insistiendo en la vía diplomática, pues tarde o temprano nuestros derechos
serán reconocidos. En este sentido, la pluralidad aquí presente habla de la
conciencia de los representantes del pueblo argentino, más allá de las
diferencias políticas. Muchas gracias. (Aplausos.)
Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).-
Tiene la palabra el señor diputado por Mendoza, miembro informante de la
comisión, para hacer una aclaración.
Sr. Carmona.- Señora presidenta: antes de
que finalice el debate y sabiendo que todavía quedan algunos diputados para
hacer uso de la palabra, quiero hacer concretamente dos referencias. La
necesidad está basada en inquietudes que hemos recibido de distintos señores
diputados.
Nos propusieron hacer un agregado
respecto del agradecimiento a Perú por su actitud recientemente adoptada en la
cuestión Malvinas. Hemos sugerido no modificar la declaración en función de que
es la misma que ha emitido el Senado y va a ser girada a distintos Parlamentos,
por lo que queremos que exista unidad. De todos modos, anticipo que ya hemos
elaborado un proyecto de declaración respecto de este tema y pensamos que puede
ser tratado en la próxima sesión, en caso de que consigamos dictamen y el cuerpo
lo autorice.
Por otro lado, se ha hecho referencia al carácter testimonial de esta
declaración. Considero que es todo un reconocimiento decir que es una
declaración testimonial porque en relaciones exteriores los testimonios son
importantes. Pero quiero aprovechar esta ocasión para decir que desde la Comisión de Relaciones
Exteriores y Culto vamos a aprovechar esta Declaración de Ushuaia –espero que
los demás diputados adhieran- para ser presentada en todos los foros
internacionales vinculados con los países latinoamericanos.
Sinceramente, creemos que esa declaración servirá para reforzar de
alguna forma la posición argentina. Es un instrumento que puede ser generador
de nuevas actitudes y contextos a favor de nuestro objetivo: la recuperación
del ejercicio de la soberanía sobre las islas. Con ese espíritu vamos a
utilizarlo.
Por eso anticipo una serie de acciones que vamos a llevar a cabo para
difundir esta Declaración de Ushuaia. Desde la comisión llevaremos adelante una
especie de militancia.
La semana próxima habrá diputados que participarán de la Asamblea de la Unión Interparlamentaria
Mundial, a celebrarse en Uganda. Llevarán la Declaración intentando
que este ámbito importantísimo redacte una declaración a favor de la posición
argentina.
También vamos a participar de la vigilia que se hará en Río Grande,
acompañando a los fueguinos que nos han invitado a este importante encuentro.
Como anticipamos, vamos a remitir la Declaración de Ushuaia
a los distintos Parlamentos. También participaremos en diferentes seminarios,
conferencias y encuentros a los que nos están convocando desde todas las
provincias argentinas.
Vamos a promover el acompañamiento de los diputados y diputadas de la comisión
a la presidenta de la Nación
en su presentación ante el Comité de Descolonización de Naciones Unidas.
También propiciaremos en el Parlamento del Mercosur una declaración en
el mismo sentido que la que hemos efectuado en Ushuaia.
Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).-
Tiene la palabra el señor diputado por San Luis.
Sr. Pansa.- Señora presidenta: en primer
lugar, deseo expresar mi apoyo a la solicitud de soberanía que la Argentina está
efectuando ante el mundo en relación con las islas Malvinas.
También adhiero a la
Declaración de Ushuaia en todos sus puntos y contenidos. Creo
que el gobierno nacional está haciendo las cosas en forma correcta en cuanto a
este tema, debiendo incluir a toda la oposición en estas tareas que está efectuando.
Las islas Malvinas representan un sentimiento muy profundo para todos
los argentinos. Sin duda alguna creo que en forma diplomática y pacífica vamos
a tener éxito, sin necesidad de denostar a nadie.
En cuanto a lo que han dicho algunos diputados, considero que ha
existido un error estratégico, capaz uno de los más importantes en la historia
argentina: la Guerra
de Malvinas de 1982. En este sentido, quiero separar lo que fue esa situación
con respecto a lo que hizo la sociedad civil argentina. Con un fervor
patriótico y un ideal nacional, la gente estuvo a la altura de las
circunstancias, expresando lo que realmente sentía el pueblo argentino.
Por ser de mi patria chica de Villa Mercedes, provincia de San Luis,
conviví durante muchos años con la
V Brigada de la Fuerza Aérea. En aquel momento vivimos de manera
muy intensa la situación acontecida en Malvinas.
A esa Brigada de San Luis la llamamos “Brigada Heroica”, porque
combatieron con elementos obsoletos, que realmente no estaban a la altura de
las circunstancias. Pero su coraje y su valor fue lo que llevó a que los
argentinos nos sintiéramos orgullosos de estos hombres y les pusiéramos el
nombre de “Brigada Heroica”.
En homenaje a todos estos combatientes, también quiero nombrar a estos
aviadores, estos pilotos que fallecieron, ya que de 34 integrantes de la V Brigada que fueron a
combatir a nuestras islas Malvinas volvieron 25; murieron 9 aviadores. Ellos
son el capitán Fausto Gabazzi, Danilo Rubén Bolzán, Luciano Guadanini, Manuel
Oscar Bustos, Jorge Alfredo Vásquez, Hugo Ángel del Valle Palader, Jorge Rubén
Ibarlucea, Juan José Arraraz y Víctor Nivoli.
Ellos son los aviadores de la “Brigada Heroica”, la V Brigada , y con ello
dejo también rendido mi homenaje a todos los combatientes. (Aplausos.)
Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Esta
Presidencia reitera a los señores diputados el pedido de que sean lo más breve
posible porque todavía hay muchos oradores anotados.
Tiene la palabra el señor diputado por Entre Ríos.
Sr. Solanas (J.R.).- Señora presidenta:
trataré de ser breve.
En principio, deseo hacer un reconocimiento del mensaje de este Congreso
hacia el pueblo argentino en esta expresión de unidad patriótica nacional.
Por otra parte, varios señores diputados preopinantes se refirieron a la
relación de la Argentina
con el exterior en cuanto al apoyo recibido de los países latinoamericanos en
todo este tiempo. Eso no es casualidad. Tanto en el gobierno del ex presidente
Kirchner como en el de la actual presidenta Cristina Fernández de Kirchner hubo
una política absolutamente clara en cuanto a la relación con los países de
Latinoamérica que empezó con Lula, allá por mayo de 2003, cuando recién había
asumido Néstor Kirchner.
Quiero reivindicar que esto no es una casualidad, sino un acierto enorme
de nuestro gobierno –tanto el de Néstor como el de Cristina- en lo que respecta
a la relación con los países de Latinoamérica.
También quiero dejar claramente expresado que tenemos enfrente a un país
absolutamente colonialista e imperialista desde su historia, desde su génesis.
De manera que tenemos que ser bien firmes, no solamente teniendo en claro este
proyecto de declaración sino que vienen por los intereses económicos que
representa nuestro sur. Me refiero a los recursos naturales. El pueblo
argentino y este Congreso deben tener esto muy claro.
Para homenajear a los veteranos de Malvinas voy a nombrar a 34
entrerrianos que cayeron en las islas: Miguel Pascual y Carlos Villa, de La Paz ; Raúl Dimotta, Sergio
Iselli y Carlos Mosto, de Gualeguaychú; Adolfo Cabrera, Jorge Sendros, Antonio
Lima, Antonio González, Alejandro Dachari y Julio Sánchez, de Concordia; Sergio
García y Elbio Araujo, de Colón; Oscar Labalta, de Concepción del Uruguay;
Julio Benítez y Héctor Caballero, de Basavilbaso; Guido Marizza, de San Benito;
Juan José Falconier y Danilo Bolzán, de Crespo; Juan Bernhardt, de Rosario del
Tala; Carlos Pereyra, de Maciá; Delis Brounchoud, de San José; César Zapata, de
Federal; Humberto Giorgi, de Ibicuy; Juan Turano, de Victoria; Luis Gianotti,
de Oro Verde; Héctor Correa, de Gualeguay; Julio Monzón, de Nogoyá, y Gerardo
Pereyra, Sergio Zárate, Jorge Baiud y Miguel Giménez, de Paraná.
También Carlos Figueroa y Francisco Luna, que si bien no nacieron en
Entre Ríos, vivieron gran parte de su vida en la provincia.
En ellos, vaya el reconocimiento a los mártires y héroes de Malvinas.
Quiero terminar mi exposición con unos versos escritos por el padre del
teniente Miguel Ángel Giménez, muerto en Malvinas, al caer su Pucará en el
Cerro Azul, isla Soledad.
Isaías Giménez, escribió: “No permitas ¡oh, Dios! yo te lo pido/ que el
gesto de valor de los Halcones/ quede trunco y hundido en el olvido,/ ¡haz
eterno el rugir de sus aviones!/ Ellos fueron palomas, en paz, con sus
acciones/ y surcaron el cielo desde uno a otro lado./ Al clamor de la patria
fueron de nuevo Halcones/ y ofrendaron, sin tregua, de sí, lo más preciado./ No
dejes que a su gesta se la olvide./ ¡Por la gloria, Señor, de los halcones!/ Es
el pueblo argentino quien te pide que sea eterno el rugir de sus aviones.”
“Negro” Giménez: ¡patria, sí; colonia, no! (Aplausos.)
Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).-
Tiene la palabra la señora diputada por la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires.
Sra. Alonso (L.).- Señora presidenta: a esta
altura del debate ya se han dicho muchas cosas. El señor diputado Pinedo me
precedió en el uso de la palabra que corresponde a nuestro bloque; ambos
participamos activamente en la redacción de la Declaración de
Ushuaia, ocasión en que acompañamos la delegación que viajó a esa ciudad. Por
lo tanto, es más que obvio el apoyo del bloque del PRO a dicha declaración.
Quiero centrar mi exposición en dos cuestiones. Por un lado, deseo
expresar tres reconocimientos. En primer lugar, a quienes fueron a la guerra y
dejaron su vida, sus ilusiones, sus sueños; a aquellos que hicieron patria por
quienes nos quedamos en el continente; a aquellos que fueron a la guerra porque
a unos locos dictadores se les ocurrió que el país debía invadir las islas
porque allí había una colonia. Esos locos dictadores mandaron al ejército y a
los pibes a morir en la guerra. Esto pasó en una dictadura.
En segundo lugar, quiero reconocer al doctor Raúl Ricardo Alfonsín
porque fue el único que tuvo lo que hay que tener para decir “no” a la guerra,
para enfrentarse a la dictadura y a los dictadores y decir que no se tomaba el
avión, que la Argentina
no iba a la guerra. (Aplausos.)
Asimismo, expreso mi reconocimiento al doctor Illia, pues bajo su
presidencia se consiguió la famosa resolución 2.065 de las Naciones Unidas, que
pavimentó el camino de la diplomacia. Sin embargo, tanto logro y avance
obtenido por la Argentina
se estropearon por la decisión de una junta militar de dictadores que decidió
mandarnos a la guerra.
Como tercer reconocimiento, debemos decir, decirnos a nosotros mismos, y
también, al mundo que, como sociedad, cometimos un grave error histórico de la
mano de esos dictadores al ir a esa guerra y mandando a nuestros pibes y
militares a morir en ella. Reitero que fue un error histórico la guerra, ya que
significó que retrocediéramos todo lo que habíamos avanzado en cuarenta años de
trabajo diplomático de la
Cancillería argentina. Hasta el propio general Perón, en su
tercera presidencia, logró avances notables respecto de la recuperación de la
soberanía de las islas, pero los militares nos arruinaron cuarenta años de
historia y de trabajo diplomático.
Nosotros también aplaudimos en la plaza y fuimos cómplices. Yo tenía
nueve años, señora presidenta; estaba en cuarto grado y escribía a los soldados
cartas que poníamos dentro de chocolates y paquetes de cigarrillos. Viví la
guerra desde mi mirada, por lo que nunca más quiero vivir una situación de
enfrentamiento, ni bélico ni verbal. Lo que quiero es encuentro y
reconciliación.
Mi segundo pedido es que nos llamamos todos a la razonabilidad en este
tema. Tenemos que ser razonables porque la razonabilidad es un atributo
fundamental para aquellos que operamos en el mundo de las relaciones
internacionales. La razonabilidad hace a nuestra reputación, y ésta es
fundamental a la hora de solicitar que la otra parte se siente a una mesa de
negociaciones. La Argentina
tiene ventajas comparativas importantísimas respecto de otros países para
lograrlo.
Pero también tenemos sombras. No podemos dejar de reconocer y respetar
el pluralismo de ideas y opiniones. Para
mí, ni Vicente Palermo ni Daniel Sabsay ni Roberto Gargarella ni Beatriz Sarlo
ni Jorge Lanata son cipayos sino que son ciudadanos argentinos que dicen sus
opiniones y deben decirlas libremente, aunque las compartamos o no. No hay cipayos; hay ciudadanos que tienen el
derecho a expresarse libremente. Por eso no podemos repudiar las opiniones distintas,
tenemos que reconocerlas y respetarlas, aunque no las compartamos.
Ese es el eje de un patriotismo republicano, que creo que muchos, que no
vivimos ninguno de los extremos, queremos en la Argentina traer a la
discusión el tema de los matices, porque si no matizamos y dialogamos entre
nosotros, no podemos pedirles a los demás que se sienten a una mesa a negociar
nada.
Eso requiere también de un gran acuerdo político institucional y
multipartidario, y convocar a todos los actores políticos relevantes para
enfrentar esta discusión ante el mundo y lograr que nuestra reputación sea
seria y que nuestros oponentes, nuestros adversarios en esa mesa, los
británicos, quieran sentarse a discutir.
Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Su
tiempo se ha acabado, señora diputada.
Sra. Alonso (L.).- Pido permiso para
insertar el resto de mi discurso en el Diario de Sesiones. Como todos los diputados se han pasado de su
tiempo, me tomaré dos minutos para leer un poema de Jorge Luis Borges, que se
llama Juan López y John Ward, que dice: “Les tocó en suerte una época extraña.
“El planeta había sido parcelado en distintos países, cada uno provisto
de lealtades, de queridas memorias, de un pasado sin duda heroico, de derechos,
de agravios, de una mitología peculiar, de próceres de bronce, de aniversarios,
de demagogos y de símbolos. Esa división, cara a los cartógrafos, auspiciaba
las guerras.
“López había nacido en la ciudad junto al río inmóvil; Ward, en las
afueras de la ciudad por la que caminó Father Brown. Había estudiado castellano
para leer el Quijote.
“El otro profesaba el amor de Conrad, que le había sido revelado en una
aula de la calle Viamonte.
“Hubieran sido amigos, López y Ward, pero se vieron una sola vez cara a
cara, en unas islas demasiado famosas, y cada uno de los dos fue Caín, y cada
uno, Abel.
“Los enterraron juntos. La nieve y la corrupción los conocen.
“El hecho que refiero pasó en un tiempo que no podemos entender.”
Empecemos a entender la historia. (Aplausos.)
Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).-
Tiene la palabra el señor diputado por Entre Ríos.
Sr. Rogel.- Señora presidenta, señores
diputados: estuve a punto de ahorrarles 5 minutos en honor a que los diputados
de mi bloque que han hablado han sido lo locuaces y precisos que merece la
circunstancia. Pero habiendo escuchado varias exposiciones de algunos
legisladores, debo hacer dos comentarios, aunque les voy a ahorrar algún
minuto.
Como dijo mi querido amigo ex presidente de la Comisión de Nuevos
Derechos de la reforma de la
Constitución de la provincia de Entre Ríos, a la que
pertenezco, y con quien compartí esa tarea, nadie hablaba de las Malvinas en
estos términos que estamos hablando. En dicha Constitución se redactó ese
artículo 34 al cual mi amigo Raúl Barrandeguy ha hecho mención. Allí se decía
que la recuperación de las islas Malvinas y demás espacios insulares y
marítimos es una causa nacional y legítima permanente e irrenunciable a la que
la provincia honra y adhiere.
¿Por qué traigo a colación el artículo 34 de la Constitución de mi
provincia? Porque creo que rescata el espíritu al cual nosotros tenemos que
dirigir nuestras acciones. No quiero hablar de nadie en particular ni hacer
mención a ningún discurso de los que he escuchado esta tarde. Simplemente, les
digo –sobre todo en presencia de quienes mientras nosotros comíamos, dormíamos,
besábamos a nuestros hijos y hacíamos casi una vida normal, ellos estaban
tratando de custodiar aquello que se llamaba soberanía y dignidad nacional‑
lo siguiente: si quieren encolumnarse en la defensa del interés de Malvinas
sobre la actitud asumida por Perón, háganlo; si los socialistas se quieren
inspirar en la actitud asumida por Alfredo Palacios, háganlo. Nosotros vamos a seguir
encolumnados en la resolución 2065 de Naciones Unidas, de la época de Arturo
Illia, y en aquella idea de Hipólito Yrigoyen de que los hombres son sagrados
para los hombres y los pueblos son sagrados para los hombres.
No importa que nos convoquen, pero les pido encarecidamente que esta
decisión de habernos reunido para aprobar este proyecto de resolución la
transcribamos todos los días de nuestra existencia en cada uno de los proyectos
y en las acciones de gobierno que realicemos. El sentido de patria, de Nación y
de todo lo que haga al interés nacional tiene que ver no sólo con honrar a los
muertos y a los que siguen viviendo; ese sentimiento que algunos lo transforman
en chauvinismo barato de nacionalismo criollo.
El interés nacional se define con cada una de nuestras acciones. Por los
excombatientes que están presentes y por los que ya no están, defendamos esta
causa nacional, comportémonos con la humildad y el respeto que pedía el señor
diputado Aguad y con la seriedad que merece la circunstancia.
Así como en la Constitución de la
provincia de Entre Ríos pudimos incorporar un modesto artículo cuando no se
discutía el tema Malvinas, el sentimiento nacional de la recuperación de dichas
islas siempre se mantuvo intacto. (Aplausos.)
Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).-
Tiene la palabra el señor diputado por Formosa.
Sr. Díaz Roig.- Señora presidenta: realmente
para mí es grato ratificar la firma de la declaración de Ushuaia, porque en
1990‑1991
con un grupo de excombatientes de la provincia de Formosa introdujimos en la Constitución de
nuestra provincia esta cláusula, que posteriormente repica en la Constitución de
Chubut y de allí va a la Constitución Nacional. La inclusión de la cláusula Malvinas es el primer
antecedente constitucional de la causa Malvinas.
Pero yo estoy un poco preocupado ‑acá se mencionó este sector
de intelectuales, realmente extranjerizantes‑ porque
antes de ayer escuchaba lo que le respondía al periodista esta escritora que pareciera ser que
es la que los representa a todos. Ellos son los que desarrollaron la teoría de
que la soberanía de Malvinas depende de lo que piensen los kelpers. Lo grave es
que el periodista le preguntó tres veces qué pensaba ella, a lo que la
escritora le contestó: “No importa lo que yo piense.” Sí, no importa lo que
piense, porque realmente no está haciendo otra cosa que leer el manual del
enemigo o del opositor. Esta es la verdad.
Comparto la idea de la nación latinoamericana, por lo cual es importante
lo que ya se dijo en este debate de que hay que definir qué es nación. Varias
veces expresé en este recinto que la nación es algo que tiene tres elementos:
dos materiales y uno espiritual. Los materiales son el territorio y el pueblo,
y el espiritual lo que se ha dado en llamar patriotismo, que es el sentido
íntimo de pertenencia y la firme decisión de los hombres y las mujeres de atar
el carro de su vida al destino de sus pueblos.
Este componente espiritual hace tiempo que está siendo atacado por un
virus producto del colonialismo cultural: el del antipatriotismo. Este virus es
fácil de detectar, pues basta escuchar a alguien que cada vez que es
entrevistado no se cansa de decir: “este país”, “¿qué quiere usted?, somos
argentinos”, y “los países en serio”. Después uno viaja a los países en serio y
ve que no son tan en serio.
Para finalizar y ceder tiempo a otros expositores, destaco que esta
política conducida por Néstor y Cristina Kirchner hoy es acompañada ‑salvo
esa pequeña minoría ideológicamente extranjerizante‑
por la gran mayoría de los actores sociales, los partidos políticos y demás.
Este es el camino hacia la democracia y la paz, que no cree que el problema sea
de decisión de los kelpers sino
que se vincula con los antecedentes históricos, geográficos, diplomáticos, y el
apoyo de toda América latina y la gran mayoría de los países del mundo, que en
definitiva será el triunfo de la paz y la democracia. Así recuperaremos
Malvinas; recién entonces nuestros chicos descansarán tranquilos porque dejaron
su vida por la tierra irredenta. (Aplausos.)
Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).-
Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.
Sr. Domínguez.- Gracias, señora presidenta,
y señor presidente de mi bloque por permitirme hacer uso de la palabra. No lo
hago habitualmente, pero soy clase 1963, y en 1982 fui movilizado al teatro de
operaciones del Atlántico Sur. Junto con diez grupos de artilleros nos mandaron
a Malvinas. Yo pertenecía al grupo 10, pero cuando fue el grupo 9 se cortó la
comunicación y no pudimos viajar.
Con algunos ex combatientes que trabajan en el Congreso recordábamos –es
inevitable hacerlo‑ lo que sentíamos por esos días. Teníamos
dieciocho años y nunca habíamos disparado un solo tiro, pero la verdad es que sentíamos que
valía la pena ir a pelear a Malvinas, que la vida tenía un sentido trascendente
porque nos convocaba una causa social que nos superaba.
El fuego que sentíamos en nuestro interior era una mezcla de miedo y de
lo que sentíamos por la distancia respecto de nuestros padres dado que era la
primera vez que nos separábamos de ellos. No sé si era el cansancio, el miedo o
la angustia, pero había una causa convocante que latía en nuestros corazones, y
no fue un sentimiento individual sino algo que compartimos con todos los
compañeros de mi generación.
Yo perdí amigos de mi infancia, de toda la vida, en el hundimiento del
crucero General Belgrano. Compañeros míos que estaban haciendo el servicio
militar fueron a las islas y volvieron con muchísimas alteraciones. Fuimos a
Malvinas como héroes y volvimos como traidores, muchos de nosotros enfermos de
hepatitis y distintos virus ‑yo estuve seis meses en
cama al volver‑, y después al salir a la calle lo sentimos con mucha
vergüenza.
La verdad es que si entonces nos hubieran dicho que la dirigencia
política argentina en algún momento de la historia de nuestro país iba a poder
unificar una posición común en la defensa de una causa nacional, nos habría
parecido una utopía. Hoy, tras casi treinta años de democracia, este Congreso
antepone la patria, la causa de Malvinas, por sobre cualquier interés.
Muchos de nosotros y los excombatientes de Malvinas aquí presentes deben
sentir que aquel sentimiento que nos movilizó ‑de
angustia, de impotencia y de recuperar lo que es nuestro‑
valió la pena. Por eso quería hacer uso de la palabra, para decir que la
política argentina está interpretando el sentimiento mayoritario de nuestro
pueblo. Es cierto
que la política exterior constituye un testimonio. Si creemos en la nueva
cultura y la civilización, que es el diálogo, la negociación, el entendimiento,
como única forma de resolver los conflictos de la sociedad, no tenemos otro
camino que el de dar testimonio.
Podríamos haber sido mezquinos e incluido en este debate razones
particulares; sin embargo, en todos nosotros estuvo presente la idea de patria.
Hoy es un día en el que le respondemos al pueblo argentino con la expresión
máxima de la política: somos intérpretes de la voluntad mayoritaria del pueblo.
¿Saben el dolor que sentíamos cuando veíamos a los países hermanos que
ayudaban a los ingleses? Esto no pasa en la Argentina después de
treinta años de democracia. Los países del Cono Sur, del Mercosur, de América
Latina, de la CELAC
y de otras latitudes rechazan el colonialismo del gobierno inglés.
Evidentemente, este es un avance de la democracia.
Muchas veces cargamos en nuestro haber dolores, angustias, críticas y
nos auto-flagelamos; pero también debemos decir las cosas por su nombre. El
Congreso está hoy a la altura de las circunstancias de lo que demanda el pueblo
argentino. Por eso la lucha, los momentos duros, la angustia, las tristezas
valieron la pena. Digo esto como parte de una generación, la generación de
Malvinas y la de la democracia. En el año 1983 votamos por primera vez, y hoy
siento que los argentinos recuperamos lo que nunca debimos haber perdido:
sentirnos parte de un destino común. La causa de Malvinas valió y sigue
valiendo la pena.
Honestamente nunca imaginé en mi vida de militante que iba a presidir
este cuerpo. Agradezco al peronismo, a la democracia, a la señora presidenta
por la confianza delegada, y a cada uno de ustedes.
Propongo que en una resolución conjunta resolvamos colocar alguna placa
que diga que las Malvinas son argentinas ‑previa consideración por
parte de las autoridades de los museos nacionales y evaluación de la arquitectura‑
para demostrar al mundo que la comunidad política argentina defiende lo que le
es propio y nunca estará dispuesta a
ceder: la soberanía de las islas Malvinas. (Aplausos.)
Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Se
va a votar el dictamen de la
Comisión de Relaciones Exteriores y Culto recaído en el
proyecto de declaración por el que se aprueba la declaración de Ushuaia
reivindicando los derechos soberanos de la República Argentina
sobre las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur. (Orden del Día
N° 188.)
- Resulta afirmativa.
Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).-
Queda sancionado por unanimidad el proyecto de declaración.
Se harán las comunicaciones pertinentes. (Aplausos y manifestaciones en
las bancas y en las galerías.)
- Puestos de pie, los señores diputados y el
público asistente, proclaman: ¡Viva la Patria !
Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por
Mendoza.
Sr. Carmona.- Señora presidenta: entiendo
que el proyecto de declaración se aprobó por unanimidad. Por lo tanto, si no
hay objeciones solicito que se deje constancia de que la declaración de Ushuaia
ha sido sancionada por unanimidad de la Honorable Cámara.
(Aplausos.)
Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Se
deja constancia de que el proyecto de declaración fue sancionado por
unanimidad.
Se va a votar si se autorizan las inserciones solicitadas por los
señores diputados.
- Resulta afirmativa.
Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Se harán las inserciones solicitadas.
[continua el tratamiento de los restantes
puntos del orden del día…]
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