MENSAJE
DEL
JEFE DE GOBIERNO DE LA CIUDAD AUTONOMA DE BUENOS AIRES
Mauricio Macri
AL ABRIR LAS SESIONES EN LA LEGISLATURA
EL 1° DE MARZO DE 2008
Señora presidenta de la Legislatura, señores invitados, autoridades del Gobierno Nacional y de la Ciudad, señoras y señores legisladores: es un honor estar aquí para inaugurar el período legislativo de este año. Antes de dar mi mensaje, los invito a que compartamos un video, no muy largo.
- Se proyecta en las pantallas del recinto un video que hace referencia a deficiencias que se advierten en la Ciudad.
- Manifestaciones y aplausos en las bancas.
Sr. Jefe de Gobierno (Macri).- Creo que estas imágenes hablan por sí solas. La pregunta que todos nos deberíamos hacer es cómo llegamos a este lugar; porque bronca nos da absolutamente a todos, y por supuesto que estamos acá porque no queremos seguir así. Algunos tuvimos más responsabilidades que otros, pero creo que todos debemos aportar para revertir esta realidad.
La buena noticia es que, pese a la destrucción de la infraestructura y del espacio público, esta ciudad siguió produciendo, creando, viviendo, y eso es lo que nos da la oportunidad para revertir la historia.
Hoy, los quiero invitar a que juntos reconstruyamos Buenos Aires. Ése es nuestro desafío y responsabilidad, para que en el bicentenario podamos tener una ciudad nuevamente vivible, segura, sana e integrada. Ya estamos trabajando en esa dirección. Lo que llevó años destruir no se arregla en pocos días, pero lo importante es que estamos en la dirección correcta.
Proponemos esta reconstrucción a partir de tres grandes ejes: la reconstrucción del Estado, la reconstrucción del tejido social y la reconstrucción del espacio público.
La reconstrucción del Estado implica recuperarlo como instrumento de servicio, de transformación de la realidad y como igualador de oportunidades. Para ello, es clave que empecemos a reorganizar los recursos humanos.
Lo primero que tenemos que dejar en claro es que no da lo mismo trabajar que no trabajar. Considero que es inconcebible que no sepamos cuántos empleados tiene la ciudad; y para eso estamos empezando con el censo de empleados públicos. Así, toda la información que obtendremos la transparentaremos para que todos los vecinos sepan quiénes trabajan, qué capacitación tienen y qué función cumplen.
La intervención de la ObSBA, que esta Legislatura acompañó, va en la misma línea. Es una falta de respeto que aún hoy los empleados de la ciudad no puedan elegir libremente su obra social y acceder a una prestación médica de calidad.
Estamos trabajando en los programas de capacitación para que todo aquel que necesite nuevas competencias con las que desarrollar otras funciones pueda hacerlo. Con esa idea, estamos impulsando al Instituto de Carrera para que reciba a 15 mil personas este año.
Vamos a recuperar los concursos y la carrera pública. Sin esto, lo demás no alcanza para generar incentivos de mérito y el esfuerzo, y así jerarquizar al empleado público de la ciudad.
Además de reorganizar los recursos humanos, debemos introducir la tecnología en el gobierno. Hasta ahora la ciudad ha avanzado en el uso de tecnología de información sin una política clara y planificada. Para revertir esto, proponemos la creación de la Agencia de Sistemas de Información, “Buenos Aires Digital”, mediante un proyecto de ley que ya les enviamos. Tener éxito en esta reforma nos va a permitir tener un Estado más transparente, brindando un servicio de mayor calidad a los vecinos.
Creemos, además, que las agencias van a ser muy exitosas como herramientas para fortalecer las capacidades estatales en ciertas áreas que no deberían estar sujetas a los vaivenes políticos. Por eso, agradezco el apoyo que le han dado a las cinco agencias que impulsamos en nuestros primeros días de gestión.
Recursos humanos y tecnología son herramientas indispensables para que el Estado sirva mejor a los vecinos. Pero sirven muy poco si el Estado no logra aumentar su capacidad de invertir sus recursos en mejor infraestructura.
Este año tenemos presupuestado triplicar la inversión pública. Una vez que cumplamos con este plan de inversiones, tenemos por delante desafíos inmensos para poner a Buenos Aires entre las principales ciudades del mundo.
El bono, que hemos decidido junto con esta Legislatura, tiene como objetivo asegurarnos un respaldo financiero para generar ese necesario shock de inversión. Esto nos obliga aún más a hacer un esfuerzo para volver a cuidar el dinero público, asegurándonos de que cada peso esté bien invertido, que no haya despilfarro, corrupción ni injusticias. Para eso, promovemos una política de transparencia en las compras, las contrataciones y las concesiones de la ciudad.
Pusimos en marcha un sistema único de compras, que centraliza la contratación y adquisición de alimentos e insumos para comedores escolares y hospitales de la ciudad. Además, estamos trabajando para publicar toda la información en Internet de modo de asegurar transparencia y control ciudadano.
El caso de las concesiones es preocupante. De las 548 concesiones que tiene la ciudad, 286 están vencidas. En la mayoría, los cánones que se pagan son irrisorios. Nuestro gobierno ha comenzado a renegociar gran parte de los contratos y hemos trabajado con decisión en el cobro de cada uno de ellos. En estos pocos meses hemos aumentado varias veces la recaudación. Me gustaría saber adónde fue a parar en todos estos años ese dinero que ahora los concesionarios están dispuestos a pagar.
También arrastramos una deuda con los proveedores y contratistas. Durante años se naturalizó la idea de que es normal que el Estado pague con varios meses de retraso, generando distorsiones, poca transparencia e ineficiencia. Ya lanzamos una política para terminar de ordenar esa situación y comenzar a cumplir con pagos regulares y previsibles. Queremos que las empresas puedan tener condiciones claras para trabajar con el Estado y generar así más y mejores inversiones. Pretendemos que no haya excusas para controlarlas como corresponda, tanto en la calidad como en los plazos.
También vamos a combatir la evasión, generando cruces de información y un control más estricto y eficiente, sobre todo en los grandes y medianos contribuyentes de la Ciudad, además de lanzar programas de educación tributaria.
Todo este esfuerzo valdría de poco si no trabajamos para acercar el Estado al vecino. Pedí a todos los funcionarios que busquemos la forma de facilitar el acceso a los servicios que el Estado presta. Estamos impulsando un ambicioso proyecto de simplificación de los trámites para reducir los enormes tiempos de espera y trabajando para profundizar el proceso de descentralización para que el acercamiento del gobierno a los barrios sea real. Debemos tener mucho más respeto por los tiempos de los vecinos.
Estoy convencido de que esta transformación es posible ya que todos los días recorro dependencias públicas y siempre encuentro gente con ganas de trabajar, con ganas de volver a sentirse orgullosos de ser municipales y servir a sus vecinos.
Ese Estado lo queremos al servicio del progreso, el desarrollo y la igualación de oportunidades para integrar nuestra ciudad y hacerla más justa.
El segundo gran eje de reconstrucción tiene que ver con ese desafío: reconstruir el tejido social. Las políticas públicas en educación, salud, desarrollo social y cultura deben ser políticas de Estado y así las vemos nosotros. Continuaremos con muchas de las cosas positivas que se han venido haciendo con el esfuerzo de aquellos que aún sin tener los recursos adecuados trabajan día a día con vocación y responsabilidad. Pero debemos ser capaces de poner la infraestructura a la altura del desafío, ya que su situación es inaceptable.
A pesar de las diferencias, tenemos que trabajar juntos para arreglar las escuelas y hospitales, para fortalecer la acción social, para urbanizar y dignificar las zonas más postergadas de esta Ciudad.
Nuestra primera prioridad debe ser la educación, para que cada chico de esta ciudad pueda desarrollar un proyecto de vida que le permita protagonizar su futuro. Para eso pusimos en marcha el Plan de Infraestructura Escolar, con el cual triplicaremos la inversión en obras respecto del año pasado. Con una inversión total de 440 millones de pesos tenemos previsto realizar más de 650 obras, muchas de las cuales ya están en marcha.
Teniendo en cuenta que el 65% de las escuelas están deterioradas, hemos diseñado un plan de mantenimiento de más de 800 obras hasta el inicio de las clases, que incluye reparaciones, habilitaciones de ascensores, instalaciones eléctricas, bombas de agua, conexiones de gas y calderas.
Para que nadie pase frío este invierno, estamos implementando un plan de provisión de gas y calefacción a todos los establecimientos que no lo tienen y puesta a punto de instalaciones existentes. Nuestro objetivo es terminar todas las obras que están actualmente en ejecución e incorporar 26 nuevas escuelas al sistema educativo, para lo que destinamos un presupuesto de 187 millones de pesos.
Pero el problema de las escuelas no sólo es su infraestructura. Somos conscientes de que el rol de la escuela fue cambiando en estos últimos años. La educación no se imparte sólo mediante el sistema escolar formal. El avance de los medios de comunicación y de Internet nos otorga herramientas valiosas para la formación de nuestros chicos. Sin embargo, este gobierno quiere recuperar el lugar central que ocupa la escuela en el proceso educativo.
Para esto es fundamental devolverle valor al rol del docente, que es aquella figura que representa, ante los alumnos, la autoridad justa, legítima y confiable. El respeto hacia quienes dedican su vida a educarnos debe ser uno de los pilares en nuestras escuelas. Sólo con docentes capacitados y jerarquizados, la educación pública podrá ejercer el rol que la sociedad necesita.
Por eso, también insistimos en mejorar la calidad educativa que reconozca el esfuerzo y el saber, una gran asignatura pendiente de la Argentina. En este sentido, vamos a impulsar una nueva alianza escuela-familia, que no es otra cosa que dejar de lado los conflictos para pensar en trabajar todos juntos por los chicos. La educación debe cumplir un rol fundamental en la reconstrucción del tejido social, mucho más cuando se trata de educar a los chicos que se encuentran en situación marginal. En este marco estamos fortaleciendo programas ya existentes, que apuntan a la población más vulnerable. Por ejemplo, el programa Zona de Acción Prioritaria.
Tengo un compromiso personal con las orquestas infantiles y juveniles, programa destinado a 500 alumnos que asisten a escuelas de zonas desfavorecidas de la Ciudad. Hoy tenemos seis maravillosas orquestas musicales en los barrios de Retiro, Mataderos, Bajo Flores y Villa Lugano, y les he pedido al Ministro de Educación y a su equipo que este año abramos diez nuevas orquestas.
Como les decía, creo que tenemos que poner foco en los más chicos. Por eso, a través del Ministerio de Desarrollo Social hemos impulsado el primer censo para saber cuántos hay en situación de calle. De esta manera, vamos a poder trabajar con información precisa en el diseño y la aplicación de una política efectiva que ayude a estos chicos y los proteja de la explotación y el abuso.
Así como los hay en las escuelas, también detectamos muchos problemas en la situación edilicia de los hospitales y los centros de salud. Por eso, impulsamos un plan de infraestructura con una inversión total de 120 millones de pesos. Vamos a remodelar el Elizalde y el Durand, invirtiendo más de 41 millones de pesos. Vamos a invertir más de 5 millones de pesos en mejores quirófanos para el Gutiérrez. Vamos a arreglar las guardias del Pirovano y el Fernández. También está planificado un trabajo en el servicio de urgencias del Penna –que vimos en estas imágenes–, donde la inversión será de 7 millones de pesos.
Como reconocemos la excelencia de nuestros médicos y enfermeros, y vemos en qué condiciones están trabajando, vamos a poner el acento en regularizar sus nombramientos. La atención médica se deteriora cuando pasan años entre el concurso y el nombramiento efectivo. Casos como el del CESAC 41, en el que se demora la apertura del servicio porque no hay nombramientos, no se pueden volver a repetir. Avanzamos en el llamado a concursos de directores y subdirectores de hospitales, para que los mejores sean los que conduzcan estas instituciones.
También haremos una reforma integral del sistema, fortaleciendo la atención primaria y promoviendo la demorada regionalización sanitaria, siendo los hospitales cabeceras de esta regionalización el Argerich, el Santojanni, el Durand y el Fernández.
En salud mental vamos a proponer una fuerte reforma para tener una política más moderna, alineada con lo que indica la Ley 448 de la Ciudad, que trabaje sobre la prevención integral, la rehabilitación y la reinserción social de los pacientes.
La infraestructura del Ministerio de Desarrollo Social también tiene problemas severos. Por eso este año destinaremos un presupuesto de 71 millones de pesos, de los cuales 30 millones serán aplicados a obras nuevas para los servicios de niñez, emergencias, tercera edad y juventud, entre otras políticas sociales. Fortaleceremos los parques y las instalaciones deportivas, incluyendo los clubes de barrio y polideportivos. Para ello destinaremos 17 millones de pesos. Además, queremos ampliar el programa Ciudadanía Porteña; sin dudas, un logro de la gestión anterior.
Este programa cuenta hoy con 58.500 beneficiarios. Vamos a extenderlo a 70 mil, reemplazando otros programas alimentarios menos efectivos y transparentes. UPECAP, cueva de corrupción y ladrones…
En la misma línea empezamos con el reempadronamiento de los beneficiarios de todos los subsidios que otorgamos para transparentar la ayuda social y mejorar la prestación del servicio. Estamos haciendo un único padrón: en el primer relevamiento ya no aparecieron la mitad de los beneficiarios que emitía la ciudad, amén de haber encontrado a varios empleados de la Ciudad y de la Nación en las listas.
También tenemos un desafío inmenso en materia de vivienda social, ya que existe un déficit habitacional de, por lo menos, 300 mil personas viviendo en villas, casas tomadas o, directamente, en la calle. La situación es dramática y debemos encararla con responsabilidad y pensando en el largo plazo. Para agregar dinámica a la construcción de viviendas hemos transferido muchos programas de urbanización a la Corporación del Sur. También estamos trabajando en recuperar la capacidad del IVC para poder hacer políticas efectivas, cosa que nunca ha logrado. Desde allí desarrollaremos políticas de vivienda para la clase media.
Para aportar a este eje, la Vicejefatura de Gobierno trabaja en dos ejes centrales: la integración e igualación de oportunidades de las personas con discapacidad a través de la COPINE y el fortalecimiento de una política de derechos humanos moderna y abarcativa, jerarquizando al Instituto para la Memoria como lugar de discusión y de búsqueda de consensos, y garantizando el presupuesto necesario para las obras previstas para este año.
Por último, en tren de reconstruir y fortalecer nuestro tejido social, la cultura ocupa un lugar central. Trabajamos desde la convicción de que la cultura es un bien público dotado de enorme significación social y comunitaria, que hace a nuestra identidad y al orgullo de esta ciudad.
Al igual que en las otras áreas, vamos a implementar un plan de inversiones para el año 2008 de 136 millones de pesos. En los próximos cien días vamos a reabrir la Biblioteca Joaquín V. González, reinaugurar el Museo de Esculturas Perlotti y se avanzará en las obras de refacción de la Biblioteca Gálvez, del Museo Larreta, del Centro Cultural San Martín y de la Torre Monumental.
Como estamos convencidos de que el sur de la ciudad debe tener la inversión más importante en términos de regeneración del tejido social, vamos a fortalecer el Polo Cultural Sur. Recuperando el Museo de Arte Moderno generaremos un impacto urbanístico positivo en el Barrio de San Telmo.
También vamos a avanzar en la obra de la Usina de la Música, que será uno de los hitos culturales de la ciudad y dará vida a una zona postergada del sur. Asimismo, queremos poner en valor los dos mil sitios patrimoniales, para que todos los vecinos conozcamos esas pequeñas maravillas con las que convivimos sin saber que están.
También estamos agregando un 70 por ciento más de inversión en teatro y danza independientes, que permitirá duplicar el público en un plazo de dos años. En cuanto a museos y bibliotecas, vamos a fomentar la concurrencia, para que se llenen de vida y actividades.
Otra de las apuestas culturales exitosas es la de los festivales de la ciudad, ya patrimonio de Buenos Aires. Este año continuaremos realizando el encuentro de cine de autor más importante de América Latina, el BAFICI, y realizaremos en agosto el Festival Buenos Aires Tango y el Quinto Campeonato Mundial de Tango. También estaremos realizando en octubre el Festival Internacional de Jazz de Buenos Aires, que contará con lo mejor de la escena del jazz local y la presencia de artistas extranjeros que aún nunca tocaron en esta ciudad.
En lo que va del verano hemos realizado 160 actividades culturales que disfrutaron más de 128 mil personas en todos los barrios. En poco tiempo logramos hacer más eventos, de mejor calidad y con mucho menos dinero.
Por último, pronto les llegará el proyecto para que el Teatro Colón tenga la autarquía necesaria para trabajar por la cultura sin sufrir los vaivenes de la política.
Debemos garantizar el acceso a buena educación y salud públicas y gratuitas, a políticas sociales y culturales; pero también debemos fomentar el desarrollo económico que permita generar posibilidades de trabajo para todos.
Por eso, a diferencia de las políticas anteriores basadas en subsidios de dudosa efectividad y transparencia a empresas –costó más la gente que daba el subsidio que los subsidios que dimos en total–, nosotros estamos desarrollando una política que promueve las inversiones en sectores estratégicos y la articulación con políticas de capacitación que las transformen en oportunidades laborales concretas.
Impulsaremos principalmente cuatro sectores estratégicos: tecnologías de la comunicación y la información, industrias audiovisuales y del diseño, desarrollo inmobiliario, y turismo.
Buenos Aires cuenta con buen capital humano, buena infraestructura en telecomunicaciones, costos operativos competitivos; todas cualidades valiosas, pero insuficientes sin una política de atracción y retención de inversiones. Por eso, también vincularemos a nuestra ciudad con el mundo, y especialmente con nuestra región, para lograr generar oportunidades de desarrollo para nuestro sector productivo. En esto el turismo es clave y por eso creamos el Ente de Turismo, cuyo deber es sinergizar los esfuerzos públicos y privados, en función de mejorar la oferta hotelera, la atracción de cruceros y la realización de congresos internacionales, entre otras cosas.
En todas estas políticas debemos achicar la brecha entre el discurso y la realidad. No podemos seguir conformándonos con estar supuestamente haciendo lo posible. Debemos ser más ambiciosos, más innovadores y, sobre todo, más coherentes. Debemos ser capaces de garantizar lo básico, al mismo tiempo de estar soñando con lo mejor. Todas estas políticas de inserción social las queremos medir en función de nuestros chicos. Si ellos son capaces de animarse a ser protagonistas de sus vidas, y nosotros somos capaces de darles los medios para realizar esos proyectos entonces, habremos hecho bien nuestro trabajo.
La tercera gran reconstrucción que debemos encarar es la del espacio público. Como vimos en las imágenes, el espacio público habla por nosotros. Es en él donde vivimos, donde caminamos, donde nos divertimos, donde nos conocemos y donde sentimos miedo o vergüenza. Lamentablemente, como vivimos en el miedo, hemos ido perdiendo terreno y nos hemos ido acostumbrando al deterioro, al abandono y a la inseguridad. Es nuestra responsabilidad transformar esta realidad. Por eso, iniciamos el Programa de Regeneración Urbana, que revitalizará y readecuará el espacio público en su conjunto. Durante este año, concretaremos más de 20 intervenciones en diferentes puntos de la ciudad con una inversión de 120 millones de pesos. Ya estamos trabajando en el marco de un plan integral para recuperar las calles porteñas, bacheando los barrios que están en peores condiciones.
También vamos a implementar una nueva política de control y sanción a las empresas que rompen nuestras calles, cosa que no debe quedar impune. En este marco, para reparar los más de 15 mil baches que tiene la ciudad actualmente, pusimos en marcha un Plan Trianual de Inversiones que asciende a 490 millones de pesos. Asimismo, comenzamos con un nuevo proyecto de Alerta Temprana de Baches, que nos permita tener información bimestral de la evolución del estado de las calles, pasando del concepto de mantenimiento urgente al concepto de mantenimiento preventivo.
Otro de los problemas importantes es el de las veredas de la ciudad, para el que creamos el Plan de Rehabilitación de Veredas 2008, que cubrirá a quince barrios de la ciudad. Muchas de ellas se han vuelto inaccesibles, porque no se cumple con la normativa que indica que en cada esquina debe haber una rampa. Por eso, colocaremos más de seis mil rampas nuevas y mejoraremos las existentes. Se arreglarán las veredas de escuelas, edificios públicos, hospitales y algunos sectores del microcentro. Este año llegaremos a reparar alrededor de 1.800 cuadras completas. Esta inversión quintuplica la del año pasado.
Hoy la ciudad se ve sucia y abandonada en muchas zonas. De cada diez reclamos que recibimos de los vecinos, tres son producto de suciedad en las calles. En los últimos tres años se triplicó el presupuesto destinado a la recolección de residuos –reitero, se triplicó– sin mejoras significativas. Por eso, mejoraremos el sistema de control para que las empresas cumplan con la normativa vigente y aplicaremos fuertes multas todas las veces que sean necesarias.
Durante este año, duplicaremos la cantidad de contenedores en las calles de la ciudad, agregando 15 mil contenedores a los que existen actualmente y que han tenido muy buenos resultados. Quiero insistir mucho en este punto. Les quiero pedir a todos los vecinos que nos ayuden a lograr el objetivo de Basura Cero. Es una vergüenza que estemos en prácticamente “cero” de reciclado, cuando muchas comunidades de este país y por supuesto del mundo ya tienen altos niveles de reciclado. Si queremos una ciudad limpia y ecológica, el esfuerzo y la responsabilidad debe ser de todos. Si no tomamos conciencia de la importancia de separar los residuos en origen, por más programas que este Gobierno ejecute, no vamos a conseguir que Buenos Aires sea una ciudad sin basura.
También vamos a aumentar y embellecer los espacios verdes. La inversión en plazas, parques y paseos de la ciudad que se hizo en estos años ya se deterioró por el vandalismo, la inseguridad y la falta de mantenimiento que han hecho que muchas tengan que ser reconstruidas permanentemente.
Desarrollaremos un programa integral de mantenimiento que hará base en la provisión de bancos, sistemas de riego constante y en la creación de un Cuerpo de Intendentes de Plazas –vuelven nuestros viejos guardianes de plazas– y, además, colocaremos un guardaparque por espacio verde grande. Crearemos veinte nuevos espacios verdes y dos plazas de estimulación temprana, y revitalizaremos cien plazas existentes y cien patios de juegos. Además vamos a recuperar el Parque Sarmiento, el Parque Roca y 40 hectáreas del Parque 3 de Febrero.
La crisis que vivió nuestro país ha empujado a mucha gente a vivir en situación de marginalidad. Con el tiempo la crisis se ha superado, y muchos de ellos pudieron reinsertarse en el mercado laboral. Sin embargo, algunos todavía continúan en un esquema de recolección informal que pone en riesgo la integridad física de ellos y de sus familias. Muchas de estas personas son explotadas por unas pocas empresas que lucran con la necesidad ajena. Creemos que existen las condiciones para que los cartoneros vuelvan a integrarse al circuito formal de la producción.
Además de estas políticas que ayudan a mejorar el estado del espacio público, debemos encarar los grandes proyectos que irán transformando nuestra ciudad, y que están pendientes desde hace varios años.
No voy a describir todo el plan que hemos presentado, sino que me voy a focalizar en dos grandes prioridades: las obras de inundaciones y los subtes.
La bronca por lo que vivimos anteayer aún nos dura. Ver a nuestra ciudad inundada, impotente, luego de tantos años de promesas, es terrible. Quiero ser claro: no vamos a sumarnos a la lista de los gobiernos que incumplieron sus promesas. Las obras para terminar con las inundaciones son una prioridad.
Llevará tiempo y esfuerzo, porque al día de hoy las obras del plan hidráulico están ejecutadas en un 7,3 por ciento. Pero nosotros ya estamos avanzando para largar un 73 por ciento este año. Las obras previstas para aliviar el Arroyo Maldonado son las más importantes, pero también estamos trabajando en las diferentes cuencas de los arroyos para ampliar la red pluvial.
El subte, por otro lado, marca la vida diaria de esta ciudad, ya que es la mejor alternativa de transporte urbano que hay. Estamos poniendo en marcha el proyecto “Red Nuevas Líneas”, que significará hacer 41,5 kilómetros más de subtes en esta ciudad, creando las líneas F, G, I y E Norte, en un esfuerzo que debe ser compartido y coordinado con el gobierno Nacional, al igual que otras grandes obras, como la Autopista Ribereña. También continuamos con la construcción de la línea H y con la prolongación de las líneas B y A, lo que, en conjunto, alcanza 48 kilómetros de obras.
Estas obras significan la construcción de 10 kilómetros por año durante nuestra gestión, cuando en los últimos 10 años se ha construido apenas un kilómetro por año. Con la red actual, un 32 por ciento de la población tiene una boca de subterráneo a menos de cinco cuadras de su casa. Si tenemos éxito en este plan va a ser el 54 por ciento de los vecinos los que estén en esas condiciones.
Estas inversiones y políticas ayudarán a mejorar cómo vivimos y cuán seguros estamos, pero deben estar acompañadas por una política de seguridad propia y efectiva que hoy, luego de muchos años, podemos tener.
No nos vamos a hacer los distraídos. Seguiremos reclamando nuestro derecho al traspaso de la policía con los recursos correspondientes. Pero, si el Gobierno Nacional, insiste en incumplir lo que prometió en campaña, con su obligación y la Constitución Nacional, no nos vamos a quedar de brazos cruzados: tomaremos el difícil y largo camino de conformar nuestra propia fuerza policial. Llevará más tiempo y esfuerzo, pero de ninguna manera eludiremos la responsabilidad que los vecinos de la ciudad delegaron en nosotros.
En los próximos días, estaré presentado ante la sociedad nuestro plan de seguridad para la ciudad. Quiero antes estar seguro de agotar todas las instancias de diálogo, pero no esperaremos eternamente. (Aplausos)
Otro problema urgente que estamos atacando es la inseguridad vial, uno de los grandes problemas que tenemos. En Buenos Aires mueren alrededor de 200 personas por año en accidentes de tránsito –la mitad son peatones– y 12 mil sufren heridas graves, según cifras proporcionadas por ONGs. Por eso vamos a poner semáforos en cien nuevos cruces, dándoles prioridad a los que están más cerca de las escuelas, y vamos a fortalecer las políticas de seguridad para los peatones.
También celebramos que se sancionara la Ley del Sistema de Registros por Puntos. Con la creación del Cuerpo de Control de Tránsito buscamos que esa política se haga efectiva en la realidad y espero que pronto podamos tener la ley correspondiente.
El trabajo de reconstruir la ciudad es enorme, pero también es apasionante. Hay muchas cosas de las que no llegué a hablar en este discurso y que hacen a nuestro gobierno y a nuestra realidad. Me encantaría contarles todas las cosas que fui viendo y escuchando en las más de cien visitas que hice desde que asumí, pero no quiero aburrirlos.
Sólo quiero reforzar la idea de que estamos trabajando con mucha pasión y entusiasmo, pero solos no podemos. Por eso agradezco a todos los vecinos que me dicen que “no afloje” y que “no aflojemos”. A ellos quiero decirles que es una tarea de todos los que vivimos en esta ciudad. Necesitamos que todos los vecinos se sumen a este desafío, construyendo a la vez su parte del relato.
Queremos que el vecino se transforme en un protagonista, en un ciudadano responsable, que con sus actitudes transforme el espacio público en un lugar de respeto y que con su creatividad y esfuerzo sea el motor del desarrollo de la ciudad. Todo esto tiene sentido si tenemos claro para qué y para quiénes lo hacemos.
No nos olvidemos nunca de todos esos vecinos que nos miran y piden que trabajemos por ellos. Tengamos la inteligencia de superar las pequeñas confrontaciones y enamorémonos de un sueño común, de un proyecto que nos permita dejar algo que trascienda.
Mi sueño es que reconstruyamos esta ciudad. Los invito a que lo hagamos juntos. Estoy seguro de que, si lo logramos, habremos cumplido con nuestra obligación de dejarles un mejor futuro a todos nuestros chicos. (Aplausos)
MAURICIO MACRI
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