DISCURSO ANTE EL CONGRESO NACIONAL
Manuel Montt
[1° de Junio de 1860]
CONCIUDADANOS DEL SENADO Y DE LA
CÁMARA DE DIPUTADOS:
La paz interior de que
gozamos, después de la crisis violenta que agitó a la República en el año
anterior y del empeño lamentable con que por toda ella se derramaron elementos
de desorden y anarquía, es un nuevo y señalado motivo de gratitud a la providencia
bienhechora, que no cesa de dispensarnos su benévola protección.
Nada ha ocurrido que altere o
entorpezca las buenas relaciones de amistad que cultivamos con las naciones
extranjeras. Si sucesos, que todos deploran, han podido por de pronto hacer
vacilar el crédito que nuestra cordura nos había hecho adquirir en el exterior,
esa impresión desfavorable ha desaparecido, luego que el triunfo completo de
las instituciones ha dado un elocuente testimonio de cuan arraigado está el
orden constitucional en nuestro suelo.
De tiempo atrás he mirado como
de grande importancia para los Estados sudamericanos la unión de todos ellos en
favor de la causa, común de su civilización y prosperidad. Sus esfuerzos
acordes encaminados a ese fin son el medio más seguro de que adquieran la
consideración pública entre las naciones y ejerzan la influencia que les
corresponde en los destinos del continente. Si las tentativas hechas hasta aquí
para realizar este pensamiento han sido estériles, no por eso es menos cierto
que la unión satisface una necesidad efectiva de los Estados americanos. Con
esa convicción estoy dispuesto promoverla de nuevo; pero antes someteré a
vuestra consideración a las basas que a mi juicio deben servirle de punto de
partida.
Aún no se han allanado de un
modo definitivo las dificultades que, según os hice presente en el año
anterior, se habían presentado en la ejecución de los artículos del tratado con
la
Confederación Argentina , referentes al comercio por
cordillera; pero confío en que lo serán en breve.
Como sabéis, en repetidas
ocasiones, se ha tratado de resolver por el medio pacífico de las negociaciones
el desacuerdo que existe entre Chile y Bolivia, en orden a su línea de límites
por el desierto de Atacama. Los antecedentes que nos legó el régimen español y
las autoridades de geógrafos e historiadores que se han hecho valer por una y
otra parte, por más que sean de mucho peso, dejan siempre algo de
indeterminado, como que se refieren a despoblados no bien conocidos entonces y
que no ofrecían ningún interés.
Estas consideraciones han movido
al Gobierno de Chile en diferentes épocas a proponer que la línea divisoria se
determine de común acuerdo y siguiendo los principios que el derecho
internacional sanciona para casos análogos como el medio más expedito y de
resultados más inmediatos. Me parece que debo esperar con fundamento que este
arbitrio sea adoptado. El Gobierno boliviano ha acreditado recientemente un
Encargado de Negocios que, según ha expuesto, trae el encargo especial de
celebrar un tratado de límites con él se pondría término a la situación anómala
en que se encuentran los intereses chilenos y bolivianos en esa parte de
territorio y que no puede menos de dar origen a desagrados entre los gobiernos
y perjudicar a la buena armonía entre los dos países.
Siento decir que no han
producido resultado alguno los buenos oficios con que Chile y otros Estados
trataron de buscar solución pacífica a las desavenencias entre el Perú y el
Ecuador. No había omitido hacer nuevos esfuerzos, si el desgraciado
fallecimiento del Ministro de Chile en Lima, que privó a la República de un
importante funcionario, no la hubiese dejado también sin representación en los momentos
en que hubiera podido tal vez hacer oír su voz en provecho de la paz tan íntimamente
ligada con el interés de la
América toda. El curso de los sucesos y los embarazos que
desde luego se presentaron pera nombrar un nuevo Ministro en Lima frustraron
les deseos que me animaban.
El Gobierno peruano ha
acreditado recientemente un Ministro Residente, y en poco tiempo me propongo
establecer un agente diplomático cerca del Gobierno de Lima.
El interés con que miro las
relaciones que mantiene la
República con los Estados Unidos de Norteamérica y mi deseo
de conservarlas bajo la más perfecta inteligencia y de evitar todo lo que
pudiera perjudicar la buena armonía, me han decidido a acreditar últimamente un
Encargado de Negocios en Washington. De tiempo atrás han sido materia de
negociaciones entre ambos Gobiernos diversas reclamaciones de particulares.
Algunas han sido llevadas a término por las convenciones que vosotros aprobasteis
el año anterior. Otras siguen su curso y algunas nuevas han surgido de la influencia
inevitable que han debido ejercer sobre los habitantes e intereses situados en
Chile, los sucesos desgraciados del año anterior. Para varios de esos reclamos,
he creído necesaria le presencia de un Ministro chileno en Washington, porque
se tocan en ellos diversos incidentes que pudieran ser equivocadamente
apreciados, si al expresarlos no se tuvieran presentes las circunstancies
especiales del país y no hubiera quien las representase e hiciese valer en la
oportunidad conveniente con pleno conocimiento.
Se ha congelado y ratificado el
tratado de amistad, navegación y comercio celebrado entre la
República y S. M. Rey de los belgas, que aprobasteis en
vuestras pesadas sesiones, y se acreditado un Ministro
Plenipotenciario cerca del mismo soberano, que debe resolver como árbitro sobre
el reclamo del Macedonio, pendiente entre Chile y los Estados Unidos.
Una convención sobre
extradición se ha celebrado con la
Francia y pronto se someterá a vuestra consideración. Es la
primera, convención especial sobre la materia que la República celebra, y
atendidos los principios que profesamos en nuestras relaciones exteriores, he
creído conveniente que en sus estipulaciones se consignen las reglas generales a
que estamos dispuestos a sujetarnos respecto a cualquier otro Estado.
Nuestras relaciones con los
demás Estados continúan en el mismo pie de buena armonía que antes. La España , cuyo representante
se había retirado, ha acreditado de nuevo al señor don Salvador de Tavira, como
su Encargado de Negocios.
No puedo concluir lo relativo a
las relaciones exteriores, sin recomendaros muy especialmente el despacho del
proyecto de ley sobre Cónsules, que hace tiempo pende ante el Congreso. Cada
día se hace sentir más la urgencia de una regla que sirva de guía a nuestros
Cónsules en el exterior, y su falta no sólo perjudica a los intereses
mercantiles del país, muy dignos de tornarse en cuenta, sino que puede también
dar origen a dificultades de otro orden, que conviene evitar.
Cuando al hablaros hace un año
del completo restablecimiento del orden legal, os decía que era necesario
ocuparse con prudente firmeza en extinguir los gérmenes anárquicos, que con
profusión se habían derramado en el país, preveía las consecuentes fatales de
las revueltas intestinas y de la desmoralización que traen consigo, pero no
creí tener que contar ahora entre ellas el atentado, sin ejemplo en nuestra
historia, de que fue testigo Valparaíso el dieciocho de Septiembre. El día, el
lugar, las circunstancias del hecho, la víctima elegida, todo revela el más
completo olvido, no digo de sentimientos de honor y de patriotismo, sino del
más vulgar respeto a lo que todos los hombres honran y veneran. Un buen
servidor de la patria, un militar ilustre por sus hechos de armas estaba
llamado a dar el noble ejemplo de morir en su puesto, llenando su deber, para
hacer mayor el contraste sobre los sostenedores del orden Constitucional, y los
que en nombre de santos principios no sólo derramaban el luto y la desolación,
sino que cobijaban el crimen bajo su sombra. Pero ese sacrificio, como todos
los que se hacen en favor de un deber, no podía ser estéril. El excitó una
justa y general indignación e hizo comprender a todos la magnitud de los
peligros que el país había corrido.
Consecuencia de la crisis
pasada, ha sido también la inseguridad de los campos en algunas provincias.
Para corregirla, se ha mejorado la policía de seguridad de varios departamentos
por medio de asignaciones fiscales o de aumento a las que ya tenían; pero no ha
sido posible extenderlas en proporción de las necesidades. Considero indispensable
que se piense ya en una policía de seguridad destinada a los campos,
competentemente organizada. Al presente, su falta suple por medios de poca
eficacia. Es verdad que exigirá gastos de importancia y que será necesaria una
contribución especial, pero pocas serán más justificadas, puesto que va a dar
seguridad a las mismas personas y bienes de los contribuyentes.
Otro medio que conduce al
mismo fin, porque sabido es que la inseguridad de los campos sólo llega a ser
notable después de movimientos intestinos, es el proyecto de responsabilidad
civil que os propuse el año anterior. El persigue el motín y el desorden, y un
puede haber partido político que en algo se respete, que no esté convencido de
que se haga pesar sobre los culpables de tales delitos la responsabilidad que
voluntariamente han aceptado.
Pasando ahora a lo puramente
administrativo, varias medidas se han dictado para mejorar las divisiones
políticas, establecer o regularizar poblaciones y auxiliar la acción de las
Municipalidades. Ancud y Valdivia, que con pocos meses de diferencia, han sufrido
las calamidades de un incendio, han exigido especial atención del Gobierno.
El servicio de correos y telégrafos
recibe cada día nuevas mejoras. Los primeros se han multiplicado, se han creado
nuevas estafetas, conforme a la ordenanza, y el giro de la correspondencia ha
adquirido más regularidad y presteza en toda la República , Las visitas
del Director han ejercido una benéfica influencia sobre la mejora del servicio.
Últimamente se ha sujetado el sistema de contabilidad a un plan más sencillo y
claro, que corrige los defectos del que antes se seguía.
Ha continuado dispensando a los
establecimientos de beneficencia la protección de que son tan dignos. Mejoran
día a día, especialmente los que- se han colocado bajo la dirección inmediata
de las hermanas de la Caridad
y de la Providencia.
Se ha aumentado el número de las primeras, trayéndolas al
país de cuenta del Gobierno para atender mejor a los establecimientos que al
presente dirigen y encargarlas de la dirección de otros. La Casa de la Providencia recibe un
aumento en sus edificios para admitir mayor número de huérfanos. La Casa de locos se encuentra en
buen pié: últimamente se ha dictado para ella un reglamento que regulariza el
servicio en todas sus partes.
Las viruelas han aparecidos en
diversos pueblos y por la falta de locales para asistir a esta clase de
enfermos, se ha autorizado el establecimiento de lazaretos provisorios.
La reducción que se hizo en el
presupuesto a la partida de caminos sólo ha permitido atender con regularidad a
los más importantes, sin que haya sido posible llevar a efecto la apertura de
otros ya proyectados, ni emprender reparaciones costosas. En algunos de los ya
compuestos se cobra, al presente, peaje. Diversas dificultades ha presentado la
ejecución de esta medida; pero con le experiencia adquirida podrán salvarse
para lo futuro.
Terminado el ferrocarril del
sur hasta Rancagua, en una distancia de ochenta y cuatro kilómetros, la Dirección se ocupa en
conducirlo hasta San Fernando. La actividad que ha despertado este camino en el
trayecto que atraviesa y en sus inmediaciones, y las utilidades superiores a lo
que podía esperarse, que principia a producir a los accionistas, hacen creer
con fundamento que, ejecutada esta nueva sección, no se encontrará ya obstáculo
poderoso para llevarlo a su término. A fin de facilitar el pensamiento de la Dirección , he permitido a
la empresa que se aproveche del puente construido sobre el Cachapoal,
reservando una vía para el tráfico común.
El ferrocarril de Valparaíso
en su trayecto hasta Quillota ha recibido mejoras importantes en su
administración, pero se experimentan inconvenientes nacidos de la falta de
Directorio. Adquirida por el Estado la mayor parte de las acciones de
particulares, dejó de existir el Directorio que funcionaba y no ha podido
constituirse otro, en conformidad a los estatutos de la sociedad. Confío en que
desaparezca esta dificultad, adoptando un procedimiento que concilie los
intereses del Fisco y de los pocos accionistas que aún quedan.
Para la continuación de esta
obra de Quillota a Santiago, he nombrado una Dirección especial y estoy
satisfecho del celo con que procede. Bajo sus órdenes se ha contratado la
ejecución de los treinta y nueve primeros kilómetros, y estarán concluidos y
entregados al público en diez meses más.
El tránsito de Tabón ha sido
objeto de nuevos estudios. Dos líneas habían sido trazadas sobre este punto,
después de prolijas investigaciones; pero las serias dificultades que opone
esta montaña me movieron a buscar un nuevo medio de acierto, haciendo venir de
Europa otro ingeniero con el objeto principal de estudiar la localidad y
apreciar y juzgar los proyectos formados. Acaban de concluirse estos trabajos y
según sus resultados, se dará a la obra la actividad que debe tener y que deseo
imprimirle.
La comisión encargada de
levantar el plano topográfico de la República , concluidas las cartas de las
provincias de Santiago, Valparaíso, Aconcagua y Colchagua, se ocupa actualmente
en las de Atacama y Coquimbo. Para acelerar sus trabajos y los buenos efectos
que de ellos deben esperarse, la he dotado con tres ingenieros más en clase de
auxiliares.
Los acontecimientos que han
tenido lagar en la frontera del Bio-Bio han entorpecido algo la colonización que
había principiado a formarse a inmediaciones de Los Ángeles. Restituida la
seguridad a aquellos lugares, podrá en adelante desarrollarse en mayor escala y
extenderse ultra Bio-Bio.
La colonia de Melipulli, sino incrementa
tan rápidamente, se regulariza en su administración y se pone en actitud de
marchar con paso más seguro.
Necesaria es una revisión de
la ley sobre privilegios exclusivos otorgados a la industria. Pocas veces se
reclaman estos por descubrimientos, y con frecuencia se los solicita por la
introducción de métodos o procedimientos conocidos y usados en otros países. Estos
últimos, fuera de ciertas condiciones que la ley no establece, lejos de ser un
estímulo para la industria, la detienen y embarazan.
Los informes pasados
anualmente al Gobierno por los Tribunales de Justicia, manifiestan que el
Código civil no ha ofrecido hasta ahora en la práctica inconvenientes dignos de
fijar especialmente vuestra atención. Lo mismo se ha observado respecto de las
oficinas creadas para la inscripción de los títulos de propiedad y que, como
sabéis, se pusieron en ejercicio en el año anterior.
Fijar por una ley los
principios que deben servir para resolver las cuestiones que naturalmente
presenta en la vida civil el tránsito de una legislación a otra, es una
necesidad bastante urgente A pesar de la similitud que en los puntos esenciales
las nuevas leyes guardan con las antiguas, surgen conflictos cuya resolución no
puede abandonarse a las opiniones privadas de los jurisconsultos o le los
magistrados. Os recomiendo la consideración del proyecto que sobre esta materia
os tengo presentado.
No ha concluido aún la
redacción de los proyectos de Códigos Penal y de Comercio. Las partes
terminadas han sido sometidas a les observaciones de los Tribunales y Juzgados.
Una comisión especial de jurisconsultos se ocupará pronto en el último examen y
revisión del proyecto do Código de Comercio. Ambas codificaciones son
urgentemente reclamadas, y he procurado acelerarlas en cuanto ha sido
compatible con la detención que requieren obras de esta clase.
Noto con satisfacción la
disminución operada en el tiempo que duran los pleitos que se ventilan ante los
Tribunales. Esta mayor brevedad, obra en parte de las leyes que han prescrito
procedimientos más expeditos en especial para las juicios de cierta cuantía, en
parte de la creación de nuevos juzgados, que ha acercado la administración de
justicia a los que tienen necesidad de invocar su auxilio, lo es también de la
contracción y celo con que los magistrados en general se dedican al
cumplimiento de sus deberes. No puedo decir lo mismo respecto de las causas de
menor cuantía. Reunidas en empleados sin renumeración las funciones judiciales
y gubernativas, hay peligro de que alguna vez se confundan, ni siempre se
encuentran juntas las aptitudes que estos diversos procedimientos exigen.
No han sido muy extensos los
auxilios concedidos a la construcción de cárceles. Otros ramos del servicio reclamaban
de preferencia la inversión de los caudales públicos, pero no obstante se han
concedido fondos a varios pueblos para este objeto.
Le Penitenciaria General ha
llegado a ser estrecha para las necesidades de la República. Suprimidos
los presidios que existieron en algunas de nuestras islas, porque no pudieron
ser debidamente atendidos e inspeccionados, todos los reos de delitos graves
han venido a concentrarse en este último
establecimiento. En poco tiempo más será preciso construir otro de igual naturaleza.
El régimen y la disciplina de la casa se perfeccionan y mejoran, aprovechando
la experiencia adquirida en su administración. Los talleres dejan alguna
utilidad, y la mayor parte de los reos son devueltos a la sociedad con una
industria que les aleja de las vías del crimen.
Las atenciones debidas al
Culto, regulador de la moral pública, han tenido una parte principal en las
tareas de la administración. Se han creado nuevas parroquias, se han dotado
vice párrocos y se ha auxiliado la construcción de templos en cuanto lo ha
permitido el estado de las rentas públicas. El Reverendo Obispo de Ancud, a
quien el incendio de aquella ciudad privó hasta de habitación, se le han dado
fondos para la reedificación de ésta y para la del seminario.
El clero secular es
insuficiente para las necesidades de nuestra iglesia. Numerosas y extensas parroquias
están servidas por un sólo sacerdote que no alcanza a distribuir entre todos
sus habitantes ni aún loe auxilios más indispensables de la religión. Las
comunidades religiosas llenan en parte este vacío; pero la suspensión de las
profesiones que en ellas se hizo, amenazaba extinguirlas y privar al público de
su útil servicio. Salvadas ya en parte aquellas dificultades, varias de ellas han
vuelto a abrir sus casas y suministraran nuevos servidores a la moral pública.
La insurrección de algunas tribus
indígenas ha destruido parte de las misiones establecidas entre ellas; pero se
adoptan las medidas para restablecerlas y aún para fundar otras nuevas. Dos son
las comunidades regulares encargadas de este importante objeto, una a quien se
ha confiado las misiones de la frontera de Arauco, y otra que tiene a su cargo
las de la frontera de Valdivia. Combinados los esfuerzos de ambas, los resultados
serían más satisfactorios, pero esto requiere una dirección única que, sin
alterar las peculiaridades de los estatutos de cada comunidad, establezca y
mantenga entre ellas la unidad necesaria para el mejor éxito de sus tareas.
Esta necesidad y otras análogas han sido expuestas a la Santa Sede por un
comisionado especial del Gobierno.
Los progresos de la instrucción
pública no satisfacen las aspiraciones que los penetrados de su verdadera
importancia, ven en la difusión del elemento mas poderoso de la prosperidad del
Estado, pero el camino que se avanza es bien considerable, atendido no sólo el
punto desde que se partió sino los resaltados obtenidos ya. La Universidad dirige y
estimula esta marcha, y sus trabajos obtienen cada día nueva importancia. La
experiencia adquirida desde su Creación ha hecho conocer la necesidad de algunas
reformas en la ley que le dio existencia. Mejor deslindadas sus atribuciones
entre el cultivo de las ciencias y letras y la dirección superior de la enseñanza,
sus diversas facultades ofrecerán un campo más expedito para la actividad
intelectual.
El Instituto Nacional recibe
de año en año alguna mejora y algún ensanche en los ramos de enseñanza. Natural
es la afluencia de alumnos que ocurren a este establecimiento, en término que
no puede bastar a las
exigencias de la juventud, deseosa de adquirir una instrucción sólida y bien
sistemada. El internado es una condición muy favorable para lograr este objeto,
especialmente para las familias que residen fuera le Santiago, y bajo este
aspecto no puede retardarse por más tiempo la construcción de un nuevo
edificio. Cuenta el Instituto con algunos fondos que, auxiliados por la liberalidad
del Congreso, bastarán a satisfacer esta necesidad.
Los liceos provinciales se
ensanchan también, ya dotándolos de nuevos profesores, ya proveyéndolos de
laboratorios y aparatos necesarios para la enseñanza, ya, en fin, dándoles locales
adecuados. La, instrucción preparatoria que en ellos se recibe, se acerca
gradualmente a la del Instituto Nacional.
Las escuelas especiales de
Música, Pintura y Escultura favorecen también poderosamente el desarrollo de la
inteligencia de la juventud. La de Artes y Oficios ha continuado en el último año
dando a la sociedad artesanos y mecánicos inteligentes.
Los alumnos salidos a fines
del año anterior de las Escuelas Normales de preceptores han ido a aumentar el
numero de los que, premunidos de los conocimientos precisos y con la conciencia
de en noble deber, dirigen ya gran parte de les escuelas primarias de la República. Aquellos
establecimientos por medio de los maestros que forman, ejercen una influencia
bien saludable en el régimen y disciplina de las escuelas, en la mejora de los
métodos de enseñanza y hasta en la moralidad y hábitos de orden de los
educandos,
En el período de que os doy
cuenta he continuado creando nuevos establecimientos de instrucción primaria;
pero por esta vez he dado la preferencia a los de mujeres para restablecer la
proporción un poco alterada respecto de los hombres. Estas providencias y otras
muchas encaminadas al mismo fin, no imprimirán sin embargo a la instrucción
primaria la marcha segura y rápida que debe tener para colocarse al nivel de
las necesidades de la industria, de la moral, y aún de los derechos mismos del
ciudadano. Sólo una ley, dando estímulo a los maestros, imponiendo deberes a
las autoridades y creando fondos para las diversas exigencias de este ramo,
podrá acelerar el cumplimiento de los votos de todos los que se interesan en el
engrandecimiento de la patria. Os recomiendo nuevamente esta materia y el
proyecto sobre ella presentado a vuestra consideración.
Las rentas públicas en 1859
han dado un rendimiento superior al de 1858, no obstante las circunstancias
aciagas porque atravesó la República
en aquel año. Este aumento ha sido en las aduanas de trece pesos noventa
centavos por ciento, y, deducidas las disminuciones experimentadas en los ramos
que fueron objeto especial de las depredaciones de los revolucionarios,
corresponde a un mayor ingreso total de cinco pesos treinta y ocho centavos por
ciento. Este resultado manifiesta que, si la revolución fue poderosa para
detener la proporción que en los años anteriores se ha observado en los
progresos de la hacienda nacional, no bastó sin embargo a paralizarlos
completamente.
La autorización conferida al
gobierno por la ley de 13 de Agosto del año próximo pasado no pudo llevarse a
efecto en el término en ella prefijado. Sólo el depósito e internación de
artículos de guerra recibió algunas modificaciones. Preparado no obstante el
proyecto general, será sometido a vuestra consideración.
Continúan experimentándose los
inconvenientes que antes os he hecho notar en la percepción del catastro y del
impuesto territorial, y no es de esperar que desaparezcan hasta que,
uniformadas ambas contribuciones, den a los contribuyentes mayores facilidades
para su pago y ofrezcan a las oficinas fiscales menores embarazos para su recaudación.
Os recomiendo el examen del proyecto que os tengo presentado sobre esta
materia.
Los intereses y amortización
de las deudas interior y exterior han sido satisfechos puntualmente. A la Tesorería de la Casa de Moneda se ha confiado
particularmente la custodia y administración de los fondos del empréstito del
cuatro y medio por ciento últimamente contratado en Londres para que conserven
la única y exclusiva aplicación que deben tener a los ferrocarriles de
Valparaíso y del sur. De la suma de los siete millones se han invertido dos en
este último camino, una cantidad menor en el primero, y gran parte de la
restante se ha colocado, bajo seguras garantías, ínterin recibe su, inversión,
en poder de particulares al interés del nueve, ocho y siete por ciento.
El nuevo establecimiento de
Bancos hace cada día mas urgente una ley que los reglamente y precava abusos,
tanto más peligrosos, cuanto mayor es la inexperiencia del público en estas
materias. En el proyecto que os dirigí, he tratado de conciliar la libertad de
que para su desarrollo deben gozar estas instituciones, con la seguridad que
han de ofrecer a los particulares. Perfeccionadas estas ideas por vosotros, satisfarán
una, necesidad bastante sentida.
La moralidad y disciplina del
Ejército no se han desmentido en el periodo que os doy cuenta. Conservado en el
pié de fuerza en que los acontecimientos del año pasado obligaron a colocarlo,
al mismo tiempo que ha servido pare cubrir las guarniciones de diversos pueblos,
han obrado eficazmente en las fronteras del Sur contra las depredaciones de los
bárbaros. Tanto en la costa como en el interior se ha puesto a los pueblos
fronterizos al abrigo de aquellas invasiones con escarmiento de los culpables.
La seguridad no es sin embargo completa y tal cual conviene para que esa parte
de la República
recupere el desarrollo de los elementos de bienestar de que anteriormente gozaba.
Quedan aún algunas tribus que conviene reducir a sus justos límites y someter a
un régimen que haga imposible en lo sucesivo la repetición de los excesos que
han cometido y las sustraiga a la mala influencia de los partidos
desnaturalizados. Seguidas estas operaciones del establecimiento en aquellos lugares
de una población moral e industriosa, serán para la República una nueva
fuente de prosperidad y riqueza.
La ley de 19 de Octubre último
ha mejorado la condición del soldado, otorgando un premio generoso a la
constancia de los buenos servicios. El proyecto que os presenté respecto del
sueldo de los jefes y oficiales, producirá para éstos un resultado análogo sin
un pesado gravamen para el tesoro público. La justicia y la conveniencia exigen
además tomar en cuenta el estado de los que con pérdida de miembros o de otra
manera grave se inutilizan en función de guerra. El sacrificio de estos
servidores es acreedor a más amplias recompensas que el concedido a los que achaques
ordinarios y comunes reducen a inutilidad.
Los sueldos señalados por la
ley de 1° de Octubre del año próximo pasado, que se puso inmediatamente en
ejecución, han obviado las dificultades que se experimentaban para completar el
servicio de los oficiales de mar y marineros. Este resultado será mas completo,
cuando prestéis vuestra atención al proyecto que sobre enganche de marineros os
he presentado.
Los sucesos desgraciados
porque ha pasado la
República , paralizando la industria y el comercio, han pesado
también de una manera desfavorable sobre el aumento de la marina mercante. No
ha permanecido sin embarro estacionaria y mide en el día algunas toneladas más
que en el año anterior.
La condición de los marineros
chilenos que quedaban abandonados en playas extranjeras ha obligado a dictar
algunas providencias tendientes a asegurarles su repatriación, Por este medio,
los buques mercantes obtendrán con más facilidad el concurso de los marineros,
que se ven exentos de los peligros de abandono a que anteriormente estaban
expuestos.
Se coloca actualmente un nuevo
faro sobre la punta norte de la isla de la Quiriquina , y terminada
que sea esta obra, se continuarán estableciendo otros de los que se tienen
preparados en los lugares que más los necesitan en nuestras costas.
CONCIUDADANOS DEL SENADO Y DE LA
CSMARA DE DIPUTADOS:
En la reseña que acabo de haceros
de los trabajos de la
Administración , notaréis sin duda que me ha ocupado con
preferencia en restablecer la confianza pública y asegurar la tranquilidad
interior, pero que no por eso ha dejado de llevar adelante la obra de mejora y
progreso prudente que el país reclama. En esta parte he huido de las exageradas
ideas de los que se imaginan que puede con fruto impulsares el adelantamiento
de un pueblo, sin tomar en cuenta su estado y los elementos que lo constituyen,
así como de las de aquellos que, desconociendo el movimiento de progreso a que
todos los pueblos obedecen, sólo ven los peligros de las innovaciones, y sin
buscar los medios de hacerlas efectivas, dejan con indolente inercia que el
curso del tiempo obre por cambios violentos lo que debió ser resultado natural
de ese impulso de perfección dirigido con prudencia. Tengo la íntima convicción
de que esa marcha es la única que al país conviene, la que lo ha hecho alcanzar
las ventajas de su posición actual y la que puede elevarlo cada día más en
civilización, en riqueza, en orden, en libertad, sin comprometer los bienes ya
adquiridos; veo también que es la que la mayoría del país apoya y que está
llamada a ser la que prevalezca entre nosotros. Pero en interés de ese progreso
prudente conviene allanarle todo género de embarazos. Quizás hay diversos
caminos que conduzcan a este fin, y es interés común de todos los ciudadanos
que arbitren los medios de lograrlo. Se acerca una época en la cual importa que
los que miran la prosperidad nacional en la armonía de la libertad y el orden,
recuerden la influencia que en las luchas políticas tienen elementos extraños
al interés general y, desprendiéndose de afecciones y de consideraciones
personales, coloquen a mayor altura la solución de las importantes cuestiones
sociales, y encarguen de realizar este gran pensamiento a quien en el tenga fe
y que sustraído un tanto de las impresiones que ha producido la política
militante, no represente más que el triunfo de esta idea. Darían de este modo
un testimonio del patriotismo de sus actos, de la elevación y desprendimiento
con que aprecian los grandes intereses del país, y al mismo tiempo, harían un llamamiento
al patriotismo de aquellos que miran con prevención ese progreso prudente por
no reputarlo imparcial ni sincero. Si no fuesen escuchados, no por eso dejaría
el país de persuadirse de parte de quien estaba la lealtad en procurar el bien
de la República ;
y lejos de debilitarse la fuerza moral de los que presentan libertad y orden
como bandera, recibirían el apoyo de todos los hombres de ideas y sentimientos
rectos. Hago votos porque mis conciudadanos al usar de sus derechos, dando sólo
oído al interés bien entendido del país, logren armonizar y afianzar en nuestro
suelo la libertad y el orden, para que así veamos a nuestra querida patria
avanzar sin contratiempo en la carrera del progreso y ocupar un lugar
distinguido entre las naciones.
Santiago, Junio 1° de 1860.
MANUEL MONTT
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