MENSAJE
DEL
PRESIDENTE DE LA REPUBLICA
DE CHILE
Augusto J. R. Pinochet Ugarte
AL CONSTITUIRSE LA JUNTA
DE GOBIERNO
EL 11 DE SEPTIEMBRE DE 1973 *
Conciudadanos, autoridades militares,
religiosas y civiles, amigos de países extranjeros; señoras y señores:
Al cumplirse un mes del pronunciamiento de
las Fuerzas Armadas y de Carabineros hemos querido llegar a esta tribuna a
presentar al pueblo de Chile la situación en que hemos encontrado a la nación y
las repercusiones que en todo orden significan para su desenvolvimiento como
país libre y soberano.
Hemos asumido este deber con absoluta
responsabilidad y con la certeza de estar cumpliendo cabalmente con la misión
que el Estado nos asigna, como fuerzas vigilantes de su seguridad interna y
custodia de los más altos valores morales, intelectuales, sociales, políticos y
económicos.
Los últimos años del Gobierno de la nación
han arrastrado al país a variados trastornos destinados a producir entre los
chilenos la miseria, el odio y la violencia. Por ello, como paliativo a tan
nefastos sucesos, las Fuerzas Armadas y Carabineros asumieron el Gobierno
inspirados en la noble misión que, como hombres de armas, les dispone la ley,
la que no sólo es preservar fundamentalmente la soberanía de la nación cuando
ésta se ve amenazada interna o externamente, sino en velar por mantener el
orden interno y la seguridad física y moral de todos los conciudadanos.
Restablecer el
Estado de Derecho
Cuando el Estado de Derecho es vulnerado sin
que se dé la ocasión a ningún pronunciamiento ni positivo ni negativo de las
Fuerzas Armadas y de Orden y los acontecimientos se desarrollan bajo un aspecto
físicamente pacífico, sin que se advierta la profunda descomposición moral y
económica porque se atraviesa, es porque se ha llegado a un caos interno que
coloca al Estado, en el más grave peligro para su normal desenvolvimiento.
En tal caso será obligación de las Fuerzas
Armadas y Carabineros restablecer la vida normal del país, sin que aquello
signifique quebrantar los sanos principios del respeto a la ley y a las normas
que el Derecho establece. Si existiera alguna culpa será para aquellos que, con
sus actitudes contrarias a la
Constitución y a las leyes, prescindan de sus deberes como
mandatarios, traten de producir el caos interno y no valoren que, por sobre sus
ideas políticas, está la patria, y lleguen a poner en grave peligro su
soberanía y su seguridad.
Más condenable aún será para aquellos a
quienes por todos sus medios la ciudadanía les reprobó los actos ilegítimos que
en el mandato de Gobierno asumían y mantenían. Actitud más que rígida era
suicida.
Reclamo democrático
no fue escuchado
El Parlamento, la Corte Suprema de
Justicia, la
Contraloría General de la República , los gremios,
las mujeres, la juventud así lo expresaron reiteradamente, y su preocupación
por los desbordes totalitarios del régimen marxista de un Gobierno ególatra
sólo encontraron la fría respuesta de un mutismo insensible y sectario; pero
ese reclamo multitudinario jamás fue escuchado por quienes tenían el deber de
preservar los principios fundamentales que alientan nuestra institucionalidad.
No se acató a la Cámara de Diputados, que
mostraba el grave quebrantamiento de la Constitución por el régimen marxista, señalaba el
propósito inmoral de instaurar un sistema totalitario, con el desconocimiento y
el atropello sistemático de los demás Poderes del Estado, ya que se privaba a
los ciudadanos de sus garantías individuales, permitiendo la creación de
poderes paralelos ilegítimos que ponían en grave peligro a la Nación.
Se burló del reclamo de la Corte Suprema de
Justicia por la acción ilegítima de la autoridad administrativa, y de igual
forma se rechazó los órganos legales de la Contraloría General
de la República.
Al clamor de los gremios, de las mujeres y
de la juventud, que veían con pavor la destrucción de la Nación , al negárseles el
futuro de libertad y progreso del pueblo, no quedó otro camino a las Fuerzas
Armadas y Carabineros, sino el poner término a ese estado de desquiciamiento de
todo orden, y ofrecer una esperanza de paz y recuperación al pueblo chileno,
hasta ese momento tan miserablemente traicionado.
Desastre
incalculable
No estamos aún en condiciones de medir en
toda su magnitud el mal que se ha causado a nuestra patria, pero ya los
chilenos hemos escuchado el balance del estado financiero de la Nación que ha hecho el
Contralor General de la
República , y las medidas de orden económico que se deben
adoptar para enfrentar la grave crisis que se avecina, como lo indicara el
señor Ministro de Hacienda en la presente semana. Cada una de las oficinas
públicas, cada empresa estatizada o intervenida, cada Banco, cada Organismo del
Estado, es una verdadera caja de sorpresas, que muestran parte de un proceso de
corrupción moral y administrativa increíbles.
No sólo se dilapidaron los recursos
materiales de la Nación ,
sino que se derrochó toda una energía creadora de un pueblo con mejores
destinos, y por la corrupción moral de los funcionarios que alentaron la
desidia y el ocio malsano, no se trepidó en dilapidar los recursos del pueblo
de Chile en su propio beneficio, usufructuando de placeres y de una vida
licenciosa, digna de un país en decadencia y corrompido.
Los responsables
pagarán
Por ello, ningún funcionario político dejará
de pagar su responsabilidad y nadie quedará impune por estos delitos que van
contra la contextura misma de la
Patria.
Pero también señalamos que no aceptaremos la
injusticia para aquellos hombres que, de buena fe, creyeron en las falsas
promesas sociales de estos nuevos mesías que difundían el odio y el rencor
entre los chilenos.
Por ambiciones políticas, desde hace muchas
generaciones se ha fomentado en Chile, consciente o inconscientemente, la
división del pueblo: Se ha hecho lo posible por ahondar la brecha entre los
pobres y los que no lo son; entre los que no han tenido acceso a la educación y
los que la han recibido. Se ha tratado de ahondar diferencias entre campesinos
y poblaciones urbanas; entre trabajadores del sector público y del sector
privado; entre civiles y uniformados; entre los que profesan tal o cual
ideología: En definitiva, se ha impulsado la tendencia para estimular los
factores que nos dividen, olvidando a aquellos que nos unen como chilenos,
hijos de una tierra, hermanos de una tradición y forjadores de una Patria con
mejores destinos.
Hoy al construir la nueva sociedad, lo
hacemos tomando como base a estos factores.
Contra la dictadura
marxista
La gesta del 11 de septiembre incorporó a
Chile en la heroica lucha contra la dictadura marxista de los pueblos amantes
de su libertad.
En ese mismo ánimo libertario, que movió a
checoslovacos y húngaros, para luchar su enemigo poderoso e inclemente, es que
se ha impregnado el espíritu de los chilenos, para derrotar al marxismo
internacional.
Por ello, inicialmente en todo el mundo se
ha hecho presente la campaña en contra de Chile desatada por los países
socialistas; la calumnia y el engaño han entrado en juego permanente para
distorsionar en el exterior la imagen real de Chile, pero ya los países se han
dado cuenta de esta acción encubridora del comunismo internacional y la verdad
volverá a triunfar sobre el embuste.
Los siniestros planea para realizar una
masacre en masa de un pueblo que no aceptaba sus ideas, se habían preparado en
forma subterránea. Países extranjeros enviaron armas y mercenario del odio para
combatirnos; sin embargo, la mano de Dios se hizo presente para salvarnos, a
pocos días, antes de consumarse tan horrendo crimen. Hoy sabemos qué habría
ocurrido, ya que los documentos encontrados así lo indican: el marxismo
internacional hubiera desatado la guerra civil, en cumplimiento de sus
siniestros planes, y la vida de más de un millón de chilenos, se habría segado
a sangre y fuego.
Subsiste estado de
guerra
La situación se controla, pero persiste la
amenaza externa e interna de chilenos que se sienten rabiosamente defraudados
en sus propósitos totalitarios y, desde otros países, incitan a extranjeros a
luchar contra sus propios hermanos.
Por ello, subsisten el estado de guerra
interno y el estado de sitio, del cual la ciudadanía tiene que tomar cabal
conciencia, porque de su espíritu de responsabilidad, depende el éxito de
nuestras gestiones de paz y concordia, en que estamos empeñados para el bien de
Chile y de sus hijos.
Para esto, es preciso que cada ciudadano
comprenda la difícil tarea que desempeñan las Fuerzas Armadas y Carabineros, ya
que para preservar la paz y la seguridad, arriesgan permanentemente su vida.
El fracaso será el
fin
Conciudadanos, no es tarea grata y fácil la
que estamos desarrollando; es labor difícil y sacrificada, que requiere el
aporte solidario y colectivo de todos nosotros. El fracaso de nuestra misión
será el fin de Chile y de sus hijos.
Por ello, nuestra actuación es sólo el
resultado de una tragedia nacional, en la medida que hicieron o dejaron hacer
el mal.
Por lo tanto, quienes ya comienzan a juzgar
precipitadamente nuestras actuaciones, quienes creen que esto es un producto
que puede ser repartido egoístamente, para satisfacer comodidades o ambiciones
de grupos o personas, quienes de algún modo exigen pronta solución a sus
problemas, están equivocados, y siguen haciendo el mal a la Patria. Han olvidado
que nuestros soldados siguen aún combatiendo contra grupos de extremistas
armados, que en la oscuridad hieren o matan en forma artera.
Esta lucha heroica, no es una lucha
fratricida; por el contrario, es la batalla constante para extirpar de raíz el
mal de Chile, y que sólo habremos obtenido la victoria definitiva cuando impere
la justicia y la paz social que todo pueblo anhela y merece. Así, quienes
precipitadamente exigen o emiten juicios aventurados sobre la actuación de las
Fuerzas Armadas y Carabineros, no nos ayudan, y olvidan que es misión
fundamental hacer de un país en ruinas una nación próspera; lo cual no es tarea
para demagogos ni se resuelve en horas.
Sacrificio compartido
Desde el primer instante el gobierno ha
señalado que en ningún momento se ha pensado en retroceder en las conquistas
alcanzadas por los trabajadores; pero el país debe enfrentar en todas
direcciones la más seria y honda de las crisis que en el curso de su vida
independiente haya soportado. La cruda realidad no ha terminado, y de ello
debemos tener plena conciencia –está en sus inicios-, por ello no prometemos ni
ofrecemos otra cosa que nuestro sacrificio y esfuerzo personal; pero al mismo
tiempo pedimos y exigimos el esfuerzo y sacrificio de todos los chilenos para
consolidar la paz y la justicia social en nuestro pueblo.
Es imposible señalar, en un solo conjunto,
las medidas que en forma inmediata o mediata y a largo plazo, se deberán aplicar,
pero es necesaria la comprensión de cada uno, ya que si bien es cierto, tenemos
metas comunes, se requiere que por un período más o menos largo, el país sea
sometido al esfuerzo ordenado y a un sacrificio compartido, para erradicar de
Chile el hambre y la miseria, elevar el nivel de vida de sus habitantes, y
alcanzar una lugar de privilegio entre los pueblos del mundo civilizado.
No es tarea fácil; la destrucción ocasionada
a la economía de Chile y la descomposición del espíritu laboral alcanzó límites
incalculables. La indisciplina produjo tal desconcierto en todos los
trabajadores, al extremo que en la semana un obrero tenía un rendimiento de 1,2
días de trabajo, es decir, 10 horas sobre las 40 que corresponde; el resto eran
desfiles, reuniones, manifestaciones, etc.; ello nos da una pauta, para que se
comprenda a los extremos que se alcanzó. Lo anterior, nos impone el aunar el
espíritu de todos los chilenos tras un destino de progreso y de metas comunes,
para llegar donde nos proponemos alcanzar para recuperar el país.
Unidad de destinos
Hemos declarado que para este Gobierno no
hay vencedores ni vencidos, porque entendemos a Chile como una Unidad de
destino. La auténtica noción de Patria obliga a cada generación a ser fiel con
los valores históricos que han heredado de sus antepasados y han dado forma a
la nacionalidad. Ello obliga a sentirnos entre todos los compatriotas como
hermanos, comprometidos en un mismo destino, a navegar en un mismo barco, cuyo
arribo a puerto o cuyo naufragio depende de todos, y alcanzará finalmente a
todos. Por tanto, proclamamos la unidad nacional como la aspiración más
preciada y sólida para la recuperación de Chile.
Rechazo a
concepción marxista
Por la misma razón, rechazamos
categóricamente la concepción marxista del hombre y de la sociedad, porque ella
niega los valores más entrañables del alma nacional y pretende dividir a los
chilenos en una lucha deliberada entre clases aparentemente antagónicas, para
terminar implantando un sistema totalitario y opresor, donde se niegue los más
caros atributos del hombre como ser racional y libre.
No pretendemos perseguir a nadie por sus
ideas ni por su simple adhesión al régimen depuesto. Nuestra determinación es
ser inflexibles para sancionar a quienes pretendan o hayan pretendido usar la
violencia, como asimismo, a quienes hayan delinquido o abusado ilícitamente en
el ejercicio de sus cargos. Pero es también nuestro anhelo que aquellos que
equivocadamente adhirieron a quienes traicionaron al pueblo de Chile se
incorporen ahora en plenitud a la reconstrucción nacional. Aspiramos a derrotar
al marxismo en la conciencia de los chilenos, que podrán comparar y juzgar a
cada cual por sus resultados.
Desarrollo
económico y justicia social
Junto a la misión de reconstruir la unidad
nacional perdida, proclamamos como nuestro objetivo próximo más inmediato
alcanzar el desarrollo económico y la justicia social, que tanto anhela nuestro
pueblo. Para ello hemos solicitado el concurso de los técnicos más capaces e
idóneos en cada materia, con absoluta prescindencia de su filiación política o
partidaria, y sin otro requisito que el estar dispuesto a cooperar en la tarea
patriótica que nos hemos propuesto.
No se puede permitir que, por ideologismos
excesivos o mezquinos sectarismos, se pierdan o posterguen las mejores
capacidades de la nación.
La administración de empresas y servicios
públicos y privados no pueden considerarse como parcelas para el cuoteo o
repartijas políticas, sino como una misión de servicio público que requiere la
formación de una escuela de eficiencia, honradez y continuidad.
Política pragmática
Para lograr el desarrollo económico
realizaremos una política pragmática y realista, evitando todo dogma, prejuicio
o copia foránea. Fomentaremos la inversión pública y privada, nacional y
extranjera, como único vehículo de aumento estable de la producción; todo ello,
claramente señalado en una razonada planificación económica.
El verdadero nacionalismo no consiste en
rechazar las inversiones extranjeras sino en sujetarlas a normas que aseguren
como condición prioritaria el beneficio de Chile. Para promover las
inversiones, la capitalización y el ahorro, ofreceremos la confianza que nace
de la seriedad, del respeto a creer en las reglas del juego y de la
valorización del trabajo esforzado de cada cual. El talento creador de nuevas
fuentes de riqueza y ocupación para los chilenos recibirá el más amplio apoyo
de un régimen que pretende armonizar equilibradamente la iniciativa privada con
la necesaria intervención estatal en la marcha de una economía moderna: El rol
del Estado moderno s, fundamentalmente, servir de árbitro entre productores y
consumidores y a ello tenderá nuestro esfuerzo.
Equidad en
beneficios
El Estado velará por la consecución efectiva
de la justicia social, teniendo presente que el desarrollo económico sólo se
justifica en plenitud, cuando sus frutos aprovechan equitativamente a todos los
habitantes de la República ,
sin otras diferencias que las que pueden emanar de la mayor capacidad o
espíritu de trabajo de cada cual. Seremos inflexibles para evitar todo
privilegio contrario a este principio y seremos sumamente celosos para impedir
que personas o grupos de cualquier género obtengan prebendas que atenten en
contra del interés general. En forma simultánea se resguardarán y desarrollarán
las legítimas conquistas sociales de los trabajadores y se buscará siempre
conciliación. En efecto, el desarrollo económico y el progreso social son
términos indisolubles. Cuando se sacrifica demagógicamente el primero, los
beneficios sociales que se conceden, terminan siendo una simple ilusión, porque
sólo se reparte pobreza. Cuando, en cambio, se posterga indebidamente el
progreso social, el desarrollo económico no se traduce en justicia,
fomentándose sólo tensiones inconvenientes.
Consideramos que el permanente equilibrio
entre ambos aspectos es misión clave de todo gobernante.
Pueblo organizado
Es conveniente la participación consciente y
responsable de la ciudadanía, como clave de la democracia viva y depurada, que
deberá abrirse paso hacia el futuro; para ello daremos nuestra prioridad a los
Colegios, al profesional, a los gremios y a los trabajadores, para que en
estrecho contacto con ellos, reflejen el auténtico pensamiento del pueblo
organizado, en torno a sus actividades de trabajo o estudio. A través de ellos,
se podrá recoger una voz técnica frente a los problemas, ilustrando de este
modo las decisiones de Gobierno, condición indispensable para que esta relación
se configure en forma fructífera. La despolitización de las organizaciones de
estudio y de trabajo en general, no serán instrumentos de partidos o grupo
alguno, sino expresión del verdadero sentir de quienes constituyan el grupo
desde los más bajos niveles. Hoy la inmensa mayoría del país ha empezado a
construir.
Juventud y mujer
En la tarea de reconstruir al país tiene
particular relevancia la participación organizada de la juventud y de la mujer,
que tanto idealismo y decisión han mostrado en estos años.
En ellos está la savia del futuro y la base
de la familia, pilares ambos de una Patria en marcha. Daremos horizontes a la
juventud de hoy, de mañana y la seguridad para la mujer. Estos incentivos en el
nuevo régimen permitirán a estos sectores tan vitales la más activa y eficiente
participación.
Rindo homenaje a las madres chilenas,
mujeres inspiradas con esa claridad divina que Dios les alberga en su corazón;
ellas lucharon por el futuro de sus hijos, y por ello la historia les
reconocerá en el tiempo, cuando se estudien las páginas tristes de este pasado.
Realismo y no
teorización
En cuanto a los trabajadores, buscaremos una
mayor participación plasmada en realismo y sin teorizaciones abstractas. Las
fórmulas admitirán toda la variedad que exige la distinta naturaleza de las
miles de empresas industriales, agrícolas y mineras del país, pero ellas
deberán asegurar el respeto a las jerarquías técnicas y la disciplina laboral,
sin lo cual se termina por destruir la unidad productiva como tal. Lo
importante es mirar a la empresa, como una comunidad de seres humanos, donde
todos son y deben ser considerados como sujetos, y no objetos, de su propio
destino.
Educación y cultura
La educación es un derecho fundamental de
todo niño o joven de la patria. No sólo se trata de dar alimentación, vivienda
y vestuario dignos a todos los chilenos. Es necesario, además, entregarles el
acceso a la cultura, en tal forma que los coloque en igualdad de oportunidades
sociales frente a la vida. La educación debe formar en el joven los grandes
valores de la nacionalidad, sin buscar ninguna forma de adoctrinamiento o
concientización política, ya que con ello se vulnera el sagrado respeto por la
libertad interior de cada ser humano. Una verdadera educación que alcance a
todos los chilenos, es, además, en este nuevo Estado, el camino indispensable
para que Chile progrese en la ruta de la tecnología que caracteriza al mundo
contemporáneo.
Moralidad y
disciplina
Para lograr los objetivos señalados es
indispensable para el nuevo Gobierno dotar a sus actos de la más estricta
moralidad pública, para iniciar con su ejemplo un cambio profundo en la
mentalidad del país. El respeto al honor y dignidad de las personas, el
sentimiento de fraternidad entre los chilenos, el sentido del deber y una
mística en torno al trabajo de cada cual deben convertirse en normas esenciales
de la reconstrucción espiritual del país. El orden, la limpieza material de
nuestras ciudades y la disciplina en nuestros actos serán el reflejo de la
depuración moral de la patria.
El Gobierno complementará y asegurará lo
anterior a través del restablecimiento integral del principio de autoridad, que
se ejercerá son contemplaciones contra todos aquellos grupos minoritarios y
extremistas que intenten perturbar la convivencia pacífica entre los chilenos,
como, igualmente, contra toda forma de delincuencia. Nunca más un pequeño grupo
de audaces contará con la tolerancia oficial para crear y practicar una
filosofía de violencia, que pretenda separa la unidad de los nacidos en este
suelo, que tienen una enseña común y un ancestro cultural e histórico, que
forman el block monolítico de la chilenidad.
Nueva Constitución
Afianzadas las metas anteriores, las Fuerzas
Armadas y de Orden darán paso al restablecimiento de nuestra democracia, la que
deberá renacer purificada de los vicios y malos hábitos que terminaron por
destruir nuestras instituciones. Una nueva Constitución Política de la República debe permitir
la evolución dinámica que el mundo actual reclama, y aleje para siempre la
politiquería, el sectarismo y la demagogia de la vida nacional; que ella sea la
expresión suprema de la nueva institucionalidad y bajo estos moldes se
proyecten los destinos de Chile. En ella, conforme a nuestras mejores
tradiciones históricas, el pueblo deberá ser el verdadero origen y destinatario
del ejercicio del Poder.
Con el progreso
finalizará la misión
Reconstruir siempre es más lento y más arduo
que destruir. Por ello sabemos que nuestra misión no tendrá la transitoriedad
que desearíamos, y es así como no damos plazos ni fijamos fechas.
Sólo cuando el país haya alcanzado la paz
social necesaria para el verdadero progreso y desarrollo económico a que se
tiene derecho y Chile no muestre caras con reflejos de odio, será cuando
nuestra misión habrá terminado. Para acelerar estas metas, pedimos a Dios su
ayuda, y a nuestro pueblo su abnegación y patriotismo y a quienes tienen la
responsabilidad del Gobierno, su propia entrega, sin limitaciones, en beneficio
de la causa que han abrazado.
Espíritu portaliano
Todo ello requiere esfuerzos y sacrificios
que estamos dispuestos a asumir, confiando en el éxito final de la misión que
nos hemos propuesto, inspirados en el espíritu portaliano que alumbra hoy esta
sala, en la cual el pueblo todo se ha fundido, en anhelos de paz y progreso.
Al terminar esta breve exposición, pido al
Altísimo que nos ilumine y nos dé fuerzas para afrontar las difíciles tareas de
Gobierno, y a mis compatriotas, la fe y el sacrificio para salvar a la Patria , dolida y enferma,
de la dura prueba a que el destino la sometió, quizás si para señalarle con
este golpe, cual será su verdadera misión.
No quiero dejar esta tribuna, sin antes
rendir un homenaje a las esposas de nuestros soldados, hoy angustiadas y
temerosas, pero jamás abatidas en su corazón espartano; a ellas nuestros
agradecimientos y nuestra comprensión.
Conciudadanos, Juro ante la bandera de los
Padres de la Patria ,
que a los que hoy la responsabilidad del Gobierno no nos lleva otro norte sino
el servir a Chile, con toda fe y patriotismo y si es necesario dar nuestra
vida, gustosos la daremos, ya que como hombres de armas juramos entregarla en
bien de Chile y su destino y que hoy lo sellamos ante el país entero con un
Viva Chile nacido de lo más profundo del corazón.
AUGUSTO JOSE RAMON
PINOCHET UGARTE
* Durante el Régimen
Militar, la cuenta anual se presentó en el Edificio Diego Portales, sede de la Junta de Gobierno, los días
11 de septiembre.
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