UNION DEL ATLANTICO CON EL PACIFICO
[Línea férrea de
Huaytiquina]
Hipólito Yrigoyen
[25 de Octubre de 1919]
Buenos
Aires, marzo 3 de 1920.
Al Honorable Congreso de la Nación :
Ha
sido desde sus comienzos motivo de constante preocupación del Poder Ejecutivo,
la situación de desventaja en que para su expansión y su tráfico comercial se
encuentran en nuestras provincias del norte y centro.
Entre los hondos males causados ala
Nación por el predominio que acaba de terminar, figuran los
inferidos a las provincias y territorios nacionales que, sin duda alguna,
habrán malogrado para siempre en mucha parte el natural y expansivo
desenvolvimiento de la nacionalidad en las proporciones verdaderas de su
poderosa naturaleza y de la justa amplitud de su espíritu.
Entre los hondos males causados a
Desde
gran parte de sus tierras, las más feraces y de sus riquezas las más
productivas, hasta las instituciones y libertades indispensables a la
normalidad de la vida, sufrieron y soportaron todas las devastaciones posibles
y todas las perturbaciones imaginables.
Las
provincias referidas, son las que más sintieron los agravios de esa larga
prepotencia, por encontrarse más distantes del intercambio con las corrientes
civilizadoras y con los medios de comunicación.
En
el estancamiento y a un retroceso comprobado, en que hoy se encuentran, está
evidentemente demostrado, como una triste reminiscencia de la psicología del régimen en su propensión esquilmadora y
en la turpidad de su incapacidad, causando el más flagrante contraste con el
glorioso pasado histórico de ellas.
En
general, no han recibido en sentido alguno los beneficios de las riquezas
propias ni de las rentas nacionales, tan vorazmente defraudadas por el régimen,
y viven en la inacción y en el enervamiento, con sus poblaciones casi en
completo abandono. Así soportaron las más angustiosas y desesperantes
vejaciones y servidumbres, como la falta de estabilidad y seguridad en todo,
porque el régimen tuvo absolutamente subvertido el orden público, haciendo que
los pueblos fueran para los gobiernos y no los gobiernos para los pueblos.
No
vieron en ellos sino entidades automáticas que explotar en todo sentido y forma,
llegando hasta empañarlas en los centros comerciales del mundo, sin atender
jamás los compromisos contraídos y obligando a la Nación en definitiva a
hacerse cargo de ellos en resguardo de su honor y su crédito.
Esas
provincias que sufrieron todos los agravios de la larga prepotencia mantenida
al amparo del poder oficial de la
Nación y que bosquejan el cuadro más sombrío de las
arraigadas perversiones públicas, deben recibir de inmediato los beneficios del
apostolado a que dieron culminación con toda la suma de sacrificios y
abnegaciones que demandara.
Así,
desde el momento en que ha comenzado el imperio de sus instituciones y el
ejercicio de su soberanía por la representación de sus gobiernos legítimos, los
impulsos de la civilización múltiple deben desparramarse a raudales por todos
los ámbitos sin temor ya de que proscripción alguna salga al paso a contenerlos
o a detentar sus derechos políticos o sus poderosos patrimonios.
Resta
ahora que sus bases fundamentales se consoliden en absoluta armonía con sus
fines, y que el grandioso movimiento histórico realizado lleve toda la plenitud
de espíritu y de su savia regeneradora a los organismos provinciales,
comunicándoles desde su elevada región la vida del ejemplo y del estímulo
crecientes, cumpliendo los mandatos de la Divina Providencia ,
que nos iluminará en la vasta trayectoria nacional.
Convocados
por la potestad superior de la
Nación , hemos laborado con toda perseverancia y el decisivo
empeño necesario, desde los más modestos hasta los más ilustrados ciudadanos,
en la conjunción de las idealidades patrióticas que hemos llegado a consagrar.
Hemos
elevado la representación pública al más alto magisterio político, señalando
las funciones que correspondía desenvolver, conforme con los fundamentos del
decoro y de la soberanía de la
Nación , y así hemos constituido la más alta jerarquía pública
en la indivisible solidaridad de los pueblos.
Por
consiguiente, debemos asumir una intensa labor de renovaciones y
transformaciones generales en la mayor unidad. Así es como completaremos la
misión que nos ha correspondido, haciendo que sus beneficios se exterioricen en
todo el país. Debemos afrontar todas las actividades propulsoras del progreso y
de la civilización humana, por eficiencias fecundas de bienes comunes y
perdurables.
Esos
son los magnos conceptos que en su aplicación verdadera esclarecerán y
perfeccionarán la vida argentina en todas sus irradiaciones. Nada más
justamente señalado entonces, que el ejercicio de las facultades de la Nación para el cumplimiento
de un mismo destino en las entidades de los estados.
Cuando
contemplamos las austeras virtudes y los generosos sacrificios de que han sido
actores esos pueblos, con la clara visión hacia las supremas regiones del
derecho público, sin declinaciones algunas, condenando todas las transgresiones
que invadieron a la
República , nos parece tanto más justo o imperiosa señalarles
por fin los senderos de sus orientaciones definitivas.
Así
como fue eminente su figuración al fundamentar la Nación por uniformes
heroísmos, así deben identificarse en el perfeccionamiento armónico que debemos
realizar.
La
justicia libertadora y progresista debe extender sus amplios beneficios sobre
todos los pueblos y sobre todos los argentinos, y unidos en el supremo fin
común, trabajar incesante y poderosamente con los medios y los recursos de
todos por el consecutivo engrandecimiento de la Patria.
Al
conjurar tan hondo mal y producir tan anhelados bienes, tiende el proyecto
fundado sobre el claro principio de igualdad de las provincias hermanas,
laborando en común la constante prosperidad nacional.
Las
provincias del norte y centro, han carecido de una amplia puerta de salida, con
un ferrocarril de capacidad y suficiencia económica hacia los inmediatos
puertos del Pacífico: rumbo determinado por la naturaleza misma, ruta
preestablecida por el tráfico histórico para el intercambio de nuestras
regiones del Norte, que el más rudimentario conocimiento de la geografía de
esta parte de América imponía al sentido común.
Han
sido pues, aquéllas y no otras las causas verdaderas del porqué nuestro extenso
país en progresiva transformación interior ha conservado hasta nuestros días,
en su estructura interna, la forma primitiva del solar colonial ; un frente, el
del Atlántico y una sola gran puerta exterior: Buenos Aires, con un larguísimo
fondo que llega hasta las proximidades del mar Pacífico y del Amazonas, sin
salida alguna hacia ellos —en cuanto a tráfico comercial se refiere—, y desde
cuya vecindad, las provincias de Salta y Jujuy, situadas a setecientos
kilómetros del Pacífico, se ven obligadas para exportar sus frutos, a hacerlos
recorrer 1.600
kilómetros de ferrocarril a través de zonas de producción
similar, con fletes casi prohibitivos, en demanda de los mismos mercados de
venta de los productos del litoral, acreciendo así en perjuicio de la
producción nacional, el exceso de ofertas de los mismos productos sobre los
mismo mercados.
Pero
si estos graves errores que han mantenido durante tantos años en el
confinamiento y en la improducción el extremo Norte de la República —la porción de
nuestro fertilísimo país, más pródigamente dotada por la naturaleza—, pudieran
encontrar una leve atenuante fundada en la limitada capacidad de los mercados
del Pacífico, hoy, después del trascendental significado para el futuro
político y comercial de esta parte del continente, tiene la apertura del canal
de Panamá, la obra material y científica más vasta acometida por la humanidad,
y que el esfuerzo enérgico de la gran Nación del norte ha realizado con éxito,
no debe demorarse por más tiempo la construcción de un ferrocarril que
ascendiendo, sin cremalleras ni grandes dificultades económicas, las mesetas
andinas del norte hasta la frontera de Chile, aproxime nuestras provincias, por
Huaytiquina, al puerto de Antofagasta en el Pacífico.
Nuestras
cordiales relaciones con aquella República, vecina y hermana, harían, tal vez
posible, mediante una gestión a base de franca reciprocidad de conveniencias,
un acuerdo entre ambos gobiernos para la construcción y prolongación del
ferrocarril proyectado de Huaytiquina a Antofagasta. Conseguido este objetivo
primordial y construido el ferrocarril, la producción y el intercambio del
norte argentino encontrarían fácil salida y expansión mundial por aquel puerto.
La
apertura de esta nueva y amplia ruta brindará a las provincias del norte, para
su importación y exportación la elección de los más vastos y variados mercados
del mundo; todos los del Pacífico hasta el extremo Oriente y por vía Canal de
Panamá, los del este de los Estados Unidos o los del continente europeo.
Es
decir, que nuestras desamparadas provincias del norte, mediante esta corta y
directa salida al Pacífico y con la construcción del ferrocarril de Orán a
Yacuiba, que ligándolas con las rutas del oriente de Bolivia, llevarían por
aquel rumbo su intercambio hasta las márgenes del Amazonas, se encontrarían de
improviso con idénticas y aun tal vez con mejores posibilidades que el litoral
argentino.
Ha
podido, pues, decirse con verdad, que la construcción de aquellas líneas
férreas y la apertura de estas grandes rutas, tendrán para la cultura y el
desarrollo económico de las provincias del Norte, la misma importancia decisiva
que tuvo en su época, para la civilización de las provincias del sur, la
conquista del desierto.
Pero
el ferrocarril de Rosario de Lerma, o del punto que los estudios definitivos o
las convenientes económicas indiquen, hasta Huaytiquina con el objetivo de
Antofagasta, hoy de posible financiación, no sólo beneficiaría de inmediato a
las provincias del norte y del centro, sino que sirviendo a la vez de entronque
directo a los ferrocarriles del Chaco y Formosa —por las líneas en construcción
de Formosa a Embarcación y Barranqueras a Metán—, pondrían en producción y
valor a aquellos tan extensos como inexplotados territorios nacionales,
desbordantes de riqueza natural.
Estas
líneas ligarían directamente los ríos Paraguay, Alto Paraná y sus afluentes del
Pacífico, llenando así, con la de Embarcación a Yacuiba, la privilegiada
función de ferrocarril intercontinental, que no otra cosa significaría unir el
Atlántico al Pacífico por uno de sus mayores diámetros transversales.
Con
estas obras daríamos cumplimiento efectivo a nuestra adhesión al vasto proyecto
de acercamiento que entraña la construcción del ferrocarril intercontinental
Panamericano.
Las
demás líneas férreas proyectadas, como también los ramales de las provincias
del oeste, con entronque o empalme en el Central Norte, son el complemento
necesario e indispensable para llenar los fines de mejoras y fomento de
aquellas zonas de la
República.
A
fin de convertir en realizaciones inmediatas los conceptos que quedan
expresados, y reconociendo la oportunidad y la urgencia de llevar a efecto las
obras proyectadas, las que a su juicio deberán llenar las necesidades vitales
de esa parte de la República ,
el Poder Ejecutivo ha resuelto incluir en las actuales sesiones extraordinarias
la consideración del proyecto que sobre mejoras y fomento de las provincias del
norte y del centro, complementario de la aprobación del censo nacional obtuvo
ya sanción del Honorable Senado y se encuentra actualmente a consideración de la Honorable Cámara
de Diputados.
H.
YRIGOYEN
_______
Decreto disponiendo la
ejecución del ferrocarril a Huaytiquina
Buenos
Aires, marzo 12 de 1921.
Exp. 4968-F-921.
CONSIDERANDO:
Que
el Poder Ejecutivo en el mensaje dirigido al Honorable Congreso con fecha 3 de
marzo del año próximo pasado, fijó el concepto de gobierno que debe presidir la
ejecución de las grandes obras ferroviarias, que han de afirmar el
desenvolvimiento del país por tantos años contenido y desviado.
Que
esos conceptos fueron refirmados en el nuevo mensaje vetando la ley N° 11.106
que enajenaba los ferrocarriles nacionales, entregando al interés privado con
perjuicios de todo orden para el Estado, una propiedad cuyo dominio es esencial
al interés público, alejando así la posibilidad de realizar esta obra.
Que
tan altos y benéficos propósitos no pueden quedar sin ejecución, porque se
malograría el desarrollo de esas importantes zonas de la República substraídas al
adelanto por el estancamiento a que las condenaron aquellos perniciosos
sistemas.
Que
la construcción de ese ferrocarril, es hoy la más trascendente de esas obras,
ya que ella señala en su término definitivo el comienzo de una nueva era de
engrandecimiento para el Norte y Centro de la República ;
Que
la reconstrucción del histórico camino desde antiguo indicado por la naturaleza
y cuyo moderno habilitamiento con la línea férrea proyectada, al franquear esta
nueva puerta de expansión a la riqueza de la mitad territorial del país, traerá
como consecuencia lógica la fecunda comunidad de intercambio de todos los
centros de la República ;
Que
la iniciación de esta obra, de tan positivo valor para el progreso nacional, no
debe ser postergada por ninguna causa, máxime si se tiene en cuenta que la
primera sección de esta línea concuerda en un todo con el trazado del ramal
cuya ejecución requieren con urgencia los ferrocarriles del Estado para su
mayor rendimiento económico;
Que
habiéndose iniciado ya la estación propicia para esa clase de trabajos en
aquellas altitudes, la que sólo comprende contados meses del año, se hace tanto
más imperiosa la necesidad de proceder de inmediato a su ejecución cuanto que
el menor aplazamiento traería aparejada la pérdida de un año más, con los
perjuicios consiguientes a los primordiales intereses que los reclaman.
Que
concurren también a dar carácter de urgentes a estos trabajos las
circunstancias de que han sido ya concluidos ad referéndum, los convenios para la adopción de los estudios y
plano; de la línea total y para la provisión de materiales, cuyos plazos de
aceptación están próximos a vencer.
Que
la ejecución de las obras por Administración, justificada suficientemente por
las razones de urgencia premencionadas, lo está también por la estimación de su
Costo, en lo que a este ramal se refiere, presupuestado por las reparticiones
técnicas en la suma de cinco millones de pesos moneda nacional de curso legal,
($ 5.000.000 m/n), y que el Poder Ejecutivo considera admisible en razón de su
importancia.
Por
esto, y en uso de la facultad que de acuerdan los artículos 3° y 6° de la Ley N.° 5757,
El
Poder Ejecutivo de la Nación ,
en Acuerdo de Ministros
DECRETA:
Artículo 1° — Autorízase
a la Administración
de los Ferrocarriles del Estado, para iniciar la construcción del ramal de la
línea de Rosario de Lerma a Huaytiquina, comprendido entre la estación Rosario
de Lerma y Gólgota, en una extensión de 43 kilómetros 520 metros de acuerdo
con los planos respectivos que corren a fs. 52/57, visados por la Dirección General
de Ferrocarriles;
Artículo 2° — La Tesorería General
entregará a la
Administración de los Ferrocarriles del Estado, en las
oportunidades y cuotas que ésta lo requiera la suma total de cinco millones de
pesos moneda nacional de curso legal ($ 5.000.000 m/n), con destino al pago de
las obras, cuya ejecución se autoriza, de conformidad con los respectivos
presupuestos y con imputación al presente Acuerdo.
Artículo 3° — Dése
cuenta en oportunidad al Honorable Congreso, comuníquese y pase a la Contaduría General
de la Nación a
los efectos de la intervención correspondiente.
YRIGOYEN. - P. Torello. — R.
Gómez. — Pueyrredón. — J. S. Salinas.
— A. Demarchi. — T. Zurueta.
_______
El Ferrocarril a Huaytiquina
Buenos
Aires, junio 14 de 1921.
Exp.
4968-F-021.
Vista
la observación que formula la Contaduría General de la Nación al decreto expedido
en Acuerdo de Ministros con fecha 12 de marzo próximo pasado, autorizando a la Administración de
los Ferrocarriles del Estado, para iniciar la construcción del ramal de la
línea de Rosario de Lerma a Huaytiquina, comprendido entre la Estación Rosario
de Lerma y Gólgota y teniendo en cuenta las razones que fundamenta el referido
decreto,
El
Poder Ejecutivo de la Nación
en Acuerdo de Ministros,
DECRETA:
Artículo 1° —
Insístese en todas sus partes, en lo dispuesto por el referido decreto.
Artículo 2° — Comuníquese,
publíquese y pase al Ministerio de Hacienda a sus efectos.
YRIGOYEN. - P. Torello. — J. S.
Salinas. — Julio Moreno. Tomás Zurueta. — Alfredo Demarchi.
_______
Extracto del capítulo «Ferrocarriles del Estado», en
el mensaje de apertura; anual al Congreso, correspondiente al año 1922
«Durante
cincuenta años se ha concentrado el movimiento económico del país en su
litoral, haciendo de él el mercado exclusivo de consumo, y de sus puertos la
única vía de entrada y salida para el comercio internacional.
Sin
embargo, la observación más ligera acredita que hay zonas especialmente dotadas
por la naturaleza para las cuales esa situación de hecho significa una,
negación de la lógica y del sentido común, porque más de quinientos kilómetros
de ferrocarril constituyen una barrera económica infranqueable contra la que
deben estrellarse todas sus energías y todas sus aptitudes. En cuanto su
producción se hace similar a la de las provincias litorales, ella queda excluida
de la competencia por recargo de los fletes, que son al mismo tiempo, un obstáculo
insalvable para su exportación en condiciones de precio normal.
Y
es así como esas razones han permanecido en una situación de raquitismo
injustificado, porque éste no proviene ni de la falta de condiciones, ni de la
falta de riqueza, sino que tiene su origen exclusivo en falsos conceptos y en
la negligencia de los gobiernos que, al prescindir de la consideración y del
estudio de sus necesidades substanciales, han violentado las leyes de su
economía, creándoles una situación de dependencia que hace su vida imposible,
cuando lo único que exigían era la apertura franca de las vías naturales
señaladas por su situación geográfica.
Hemos
cumplido con el alto y noble deber de reparar esa injusticia, de romper esa
cadena de errores y prejuicios, inspirándonos en un amplio concepto
nacionalista y conscientes de que no habría obra más grande y más digna del
esfuerzo común que la de franquear las puertas de su liberación económica al
Norte Argentino.
No
bastaba llevar el riel a las regiones productoras, a las cuales no había
llegado aun la acción privada. No bastaba completar la red ferroviaria interna
del Estado. Era preciso trazar los grandes caminos que pusieran directa y
prácticamente en comunicación con el Mundo, las zonas del país cuya ubicación
excluye la idea de una vida económica intensa, a través de una dependencia
absoluta del litoral.
Esa
era la razón de ser, "en primer término, del Ferrocarril Trasandino del
Norte; de Salta a Antofagasta.
Se
trata de la ruta histórica que abrirá el camino del mar Pacífico a las
Provincias y Territorios del Norte, para la importación y exportación directa
de los productos, acortándolo en más de la mitad de su recorrido actual. En
efecto ese trasandino acercará aquella zona del país a los Estados Unidos y a
Europa por vía Panamá, creando nuevos centros de comercio, de industria y de
acción económica y señalando el principio de una era nueva de prosperidad y de
progreso para esas regiones que aparecen hoy como una antinomia inexplicable,
entre la capacidad latente de sus ingentes riquezas y su actual situación
precaria.
Esa
obra, fuera del alcance del esfuerzo privado, ha debido afrontarla hace muchos
años el Estado Argentino. Nos satisface grandemente haberla emprendido, porque
responde a conceptos y propósitos nobilísimos que se reflejarán en el porvenir
en resultados que escapan a toda previsión y a todo cálculo.
Hemos
contado para ello con la cooperación decidida del pueblo chileno, noblemente
interpretada por su esclarecido Presidente Señor Arturo Alessandri, quien en
sir reciente mensaje al Congreso de Chile sintetiza en altos conceptos de
confraternidad americana y de buena economía internacional las recíprocas
ventajas que se obtendrán con la construcción del Trasandino del Norte.
La
importancia trascendental de esa obra tendrá su complemento correlativo en
otras líneas indispensables para su desarrollo.
H.
YRIGOYEN
_______
Un pasaje de su auto-defensa a la Suprema Corte ,
relacionándola con el ferrocarril a Huaytiquina
«El
ferrocarril a Huaytiquina parece que también se hubiera querido tomar como
medio de culpabilidad y aunque no he podido saberlo bien, dada la
incomunicación en que se me tiene en el supuesto caso que así fuera, deseo
hacerme cargo de ello, para decir que en esa obra pensé siempre en el sentido
del retraso en que se hacía vivir a todo el Norte de la República manteniéndolo
inactivo e improductivo, deteniéndolo en gran parte en su natural expansión y
desenvolvimiento progresivo con los perjuicios generales consiguientes a la Nación , por lo que al ir al
gobierno fue una de mis preocupaciones la de llevarla a. cabo, siendo ella
emprendida con tal perfección científica, no obstante las inmensas dificultades
que se han debido vencer sobre el terreno, con una regularidad de
procedimientos admirables y sin recursos extraordinarios algunos sino los
normales. Única obra de esa trascendencia hecha sin empréstitos y sin necesidad
de traer técnicos extranjeros, despertando de tal manera la atención por tan
poderoso impulso, que de todas partes llegaron turistas regresando admirados de
tan prodigiosa obra efectuada por ingenieros, obreros y trabajadores nacionales
en toda su extensión con la más irreprochable técnica que demuestra la
capacidad y la potencialidad del país para realizarse en actitudes y amplitudes
infinitamente superiores al pasado, de todo lo que estuve siempre convencido.
Reabriendo
por fin la comunidad natural con el Pacífico y todos los pueblos que convergen
sobre esta vasta zona, comunicación que como narra la historia existía desde
tiempos inmemorables desde el Perú, por la cual caravanas incásicas venían al
Río de La Plata ».
H.
YRIGOYEN
Fuente:
“Ley 12839. Documentos de Hipólito Yrigoyen. Apostolado Cívico – Obra de
Gobierno – Defensa ante la Corte ”,
Talleres Gráficos de la
Dirección General de Institutos Penales, Bs. As 1949.-
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