Contestación a una protesta
del Partido Conservador de Mendoza
Hipólito Yrigoyen
[18 de enero de 1918]
Capital
Federal, 18 de enero de 1918.
Señor Presidente del Comité Electoral del Partido Conservador,
doctor C. Galigniana Segura:
MENDOZA
Me
he encontrado verdaderamente cohibido por la enormidad de la exageración de su
telegrama, a tal punto que sólo me decide a contestarlo el deber de cortesía;
tanto más que el breve tiempo transcurrido ha bastado para evidenciar la
completa inexactitud de sus afirmaciones, desautorizadas, desde el primer
momento, por el señor Interventor y por la realidad misma, puesto que no se ha
exteriorizado ningún hecho del carácter de los que Ud. menciona.
He
consagrado mi vida en absoluta rebeldía contra todo aquello que vulnera el
honor, la dignidad, la cultura y la civilización de nuestra patria. Y no habrá
consideración alguna, como no la hubo nunca, que me haga declinar en lo más
mínimo de esa finalidad suprema de mi espíritu.
Movido
por mis sentimientos y aleccionado por la larga y dolorosa experiencia, he
tenido siempre horror a los crímenes y delitos políticos y la más acerba
condenación para ellos, así como el más profundo desprecio por todas sus
derivaciones; y es absurdo pretender que cuando ha llegado a mis manos su
fulminación, pudiera consentirlos.
Hemos
doctrinado con los principios más puros y hemos enseñado con los ejemplos más
austeros; y bien sabemos que estamos investidos de la más alta jerarquía
política para realizar una misión histórica.
Los
magnos esfuerzos realizados por la patria con el calor de sublimes heroísmos,
deben llevar siempre impresos el carácter de su elevada significación y ser
resueltos, en sus finalidades, con el respetuoso fervor de las causas que los
inspiraron.
Para
alcanzar tan grandiosos fines, el único camino es la reparación fundamental,
con la conciencia superior del deber de afrontarla y la razón del derecho
público para cumplirla, por más que los prejuicios de los intereses creados se
esmeren en desconocer el alto poder de su justicia.
Los
ciudadanos a quienes he encomendado esas funciones públicas, son la mejor
garantía del concepto de ella y del carácter de su investidura porque son todos
exponentes de la preparación concordante y de la más selecta ecuanimidad. La
integridad que los caracteriza, es notoria y sus designaciones, por sí solas,
dan la evidencia del espíritu que anima al gobierno.
Ese
espíritu forma un verdadero contraste con el que ha imperado tan
desaforadamente en los escenarios de la República ; porque se ejercita y expande no para
vulnerar libertades, ni avasallar derechos, ni derramar sangre en forma"
alguna; sino para poner la alta autoridad de la Nación al servicio de los
pueblos despojados de sus esenciales resguardos y garantías.
La
reparación pone a prueba la
Nación ante el mundo, -que la sabe comprometida en una
contienda reivindicatoria, de muy trascendentales efectos para sus destinos, y
fuera de la más feliz culminación, que todos los actores en tan alto certamen,
hicieran gala en la tarea que a cada uno corresponde, de dignidades políticas y
de altiveces patrióticas.
Con
estos anhelos saludo a Ud. con mi distinguida consideración.
YRIGOYEN
Fuente:
“Ley 12839. Documentos de Hipólito Yrigoyen. Apostolado Cívico – Obra de
Gobierno – Defensa ante la Corte ”,
Talleres Gráficos de la
Dirección General de Institutos Penales, Bs. As 1949.-
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