junio 08, 2012

Contestación de H. Yrigoyen a una protesta del Partido Conservador de Mendoza (1918)

Contestación a una protesta del Partido Conservador de Mendoza
Hipólito Yrigoyen
[18 de enero de 1918]
Capital Federal, 18 de enero de 1918.
Señor Presidente del Comité Electoral del Partido Conservador, doctor C. Galigniana Segura:
MENDOZA
Me he encontrado verdaderamente cohibido por la enormidad de la exageración de su telegrama, a tal punto que sólo me decide a contestarlo el deber de cortesía; tanto más que el breve tiempo transcurrido ha bastado para evidenciar la completa inexactitud de sus afirmaciones, desautorizadas, desde el primer momento, por el señor Interventor y por la realidad misma, puesto que no se ha exteriorizado ningún hecho del carácter de los que Ud. menciona.

No podía ser de otra manera.
He consagrado mi vida en absoluta rebeldía contra todo aquello que vulnera el honor, la dignidad, la cultura y la civilización de nuestra patria. Y no habrá consideración alguna, como no la hubo nunca, que me haga declinar en lo más mínimo de esa finalidad suprema de mi espíritu.
Movido por mis sentimientos y aleccionado por la larga y dolorosa experiencia, he tenido siempre horror a los crímenes y delitos políticos y la más acerba condenación para ellos, así como el más profundo desprecio por todas sus derivaciones; y es absurdo pretender que cuando ha llegado a mis manos su fulminación, pudiera consentirlos.
Hemos doctrinado con los principios más puros y hemos enseñado con los ejemplos más austeros; y bien sabemos que estamos investidos de la más alta jerarquía política para realizar una misión histórica.
Los magnos esfuerzos realizados por la patria con el calor de sublimes heroísmos, deben llevar siempre impresos el carácter de su elevada significación y ser resueltos, en sus finalidades, con el respetuoso fervor de las causas que los inspiraron.
Para alcanzar tan grandiosos fines, el único camino es la reparación fundamental, con la conciencia superior del deber de afrontarla y la razón del derecho público para cumplirla, por más que los prejuicios de los intereses creados se esmeren en desconocer el alto poder de su justicia.
Los ciudadanos a quienes he encomendado esas funciones públicas, son la mejor garantía del concepto de ella y del carácter de su investidura porque son todos exponentes de la preparación concordante y de la más selecta ecuanimidad. La integridad que los caracteriza, es notoria y sus designaciones, por sí solas, dan la evidencia del espíritu que anima al gobierno.
Ese espíritu forma un verdadero contraste con el que ha imperado tan desaforadamente en los escenarios de la República; porque se ejercita y expande no para vulnerar libertades, ni avasallar derechos, ni derramar sangre en forma" alguna; sino para poner la alta autoridad de la Nación al servicio de los pueblos despojados de sus esenciales resguardos y garantías.
La reparación pone a prueba la Nación ante el mundo, -que la sabe comprometida en una contienda reivindicatoria, de muy trascendentales efectos para sus destinos, y fuera de la más feliz culminación, que todos los actores en tan alto certamen, hicieran gala en la tarea que a cada uno corresponde, de dignidades políticas y de altiveces patrióticas.
Con estos anhelos saludo a Ud. con mi distinguida consideración.
YRIGOYEN

Fuente: “Ley 12839. Documentos de Hipólito Yrigoyen. Apostolado Cívico – Obra de Gobierno – Defensa ante la Corte”, Talleres Gráficos de la Dirección General de Institutos Penales, Bs. As 1949.-

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