DISCURSO EN EL ACTO
DE AMPLIACIÓN DEL PROGRAMA “PLAN NACER” A TODO EL TERRITORIO NACIONAL
Néstor Kirchner
[6 de Diciembre de
2006]
Señores gobernadores y jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires; señores ministros de los Poderes Ejecutivos Nacional y
Provincial; autoridades nacionales, provinciales y municipales; señoras y
señores representantes de la salud; familia Carrillo, un honor estar nuevamente
junto a ustedes; señoras y señores: en primer lugar, quiero agradecer profundamente
a todos los gobernadores de las provincias argentinas que han puesto tanto
énfasis en temas que, en otros tiempos y por distintas circunstancias, quedaban
en una escala secundaria.
En algún momento reunido con ellos, hablamos sobre que los temas fundamentales dela Argentina eran el combate a la pobreza, la
indigencia, la desocupación, la inversión, la posibilidad de acceder a tener
una vivienda, la posibilidad de reindustrializar la Argentina , la
posibilidad de recuperar este país que estuvo más allá del infierno y que aún
hoy se encuentra ahí. Y uno de los temas que nos avergonzaba profundamente a
todos los argentinos era el de la mortalidad infantil, que para algunos es un
dato, pero sé que para todos ustedes, para los señores gobernadores, para la
gente, para los argentinos, no lo es.
En algún momento reunido con ellos, hablamos sobre que los temas fundamentales de
Cada vez que teníamos que ver los índices de
mortalidad infantil –cuando a mí me tocó ser gobernador, como a muchos de los
que están hoy aquí-, sentíamos una verdadera vergüenza, porque eso demostraba
qué era lo que nos estaba pasando a los argentinos que el grado de
desprotección ya había llegado a niveles que ni siquiera le garantizaba la vida
a aquél que nacía, aquél que traía toda la fuerza para desarrollarse en una
sociedad que los contuviera, dentro de la familia, de la sociedad, con
posibilidades, con la alegría del nacimiento, con el inicio de una vida nueva y
la verdad era que los índices que se tenían, eran realmente vergonzantes.
Siguen siendo. Con todo respecto al señor
Ministro, la verdad es que si nos quedáramos conformes hoy con la proyección
del 12,6, no estaríamos entendiendo cuál es el rol que como pasantes de la
historia nos toca vivir en este tiempo y les va a tocar a quienes sean futuros
gobernantes.
Creo que de este Salón Sur tiene que salir
una consigna muy fuerte; en 2010 llegaremos al Bicentenario y creo que
gobernadores, científicos, investigadores, la gente, auxiliares sociales,
auxiliares de la salud, tenemos que ver si para esa fecha el índice de
mortalidad infantil estará por debajo del dígito. Tendría que ser una consigna
y una política de Estado que supere a todas las fuerzas políticas y a todos los
sectores y poder decir “los argentinos en 2010, como política estratégica, nos
ponemos la meta que la mortalidad infantil va a romper la barrera de los dos
dígitos y vamos a tener un dígito”.
Habremos triunfado si logramos ese objetivo
y creo que nada mejor que la fecha del Bicentenario para tratar de lograrlo.
Creo que lo tenemos que hacer y poner todos nuestros esfuerzos.
Se está haciendo mucha inversión en
infraestructura hospitalaria; hay que profundizar la inversión en la
recuperación de la política de salud pública. Sé que la política de salud
pública, tal cual como uno la concibe, ha quedado absolutamente fuera del marco
que quisiéramos que tenga, pero esto no se soluciona solamente con una actitud
contestataria; sé que muchos de los que tenemos responsabilidad de Gobierno –a
mí me tocó cuando fui gobernador-, hemos hecho hospitales, tecnología,
aparatología de punta, capacitación y demás, pero, evidentemente, no se había
logrado orquestar en la política nacional que lo que teníamos que hacer
nosotros definitivamente era complementar la salud pública con la privada.
Puede que sean incompatibles, pero cualquier Estado o nación que se precie de
tal, tiene que fortalecer paulatinamente la salud pública. No es una tarea que
se logra de un día para otro, durante años nos dijeron que la inversión en
salud pública era gasto improductivo y lo tachaban del Presupuesto, eso lo
sabemos todos.
Considero que tenemos que tener muy buena
memoria y ver por qué se nos derrumbó la salud pública. Para nosotros, la salud
pública y la inversión pública deben ser metas prioritarias del Estado
nacional, deben ser políticas de Estado, como puede suceder con otras políticas
estratégicas con las que nadie puede estar en desacuerdo. A este tema no se lo
puede utilizar como un botín electoral, sino que hay que usar todas las
neuronas y todo el esfuerzo económico para que realmente la salud pública se
fortalezca. Esto es central y fundamental para todos.
Sé que lo podemos hacer, como también
tenemos que seguir profundizando algo que ya hemos empezado, porque no puede
haber salud pública sin capacitación, sin jerarquización de la investigación,
sin jerarquización de nuestros investigadores, tenemos que bajar la edad de
nuestros investigadores, porque hay institutos en los que el promedio de edad
es de entre 50 y 52 años, es decir, habíamos permitido que nuestros jóvenes se
alejaran y se fueran o directamente se desalentaba la idea real y concreta de
que el Estado tiene que capacitar y, fundamentalmente, invertir en ese tema.
Por eso, creo que estos son los temas que
nos deben interesar a todos los argentinos, que los debemos profundizar,
debemos tomar todas las ideas relativas que lleguen para cualificarlo y quiero
felicitar a quienes participaron activamente en este “Plan Nacer”, a todos los
profesionales, a toda la gente anónima que trabajó, me gusta percibir la
satisfacción de quienes gobiernan sus provincias que ven que el tema va
mejorando paulatinamente, aunque debemos hacerlo entre todos.
Hoy nos toca decirlo a nosotros, pero estoy
seguro que lo van a ir tomando gobierno tras gobierno porque esto se va
cualificando definitivamente en la
Argentina y en 2010, entre tantas cosas que pasarán cuando
estemos recordando nuestro Bicentenario, los argentinos vamos a poder decirle
al mundo que la mortalidad infantil definitivamente está por debajo de los dos
dígitos.
Muchísimas gracias.
NESTOR KIRCHNER
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