DISCURSO EN LA CEREMONIA DE CLAUSURA
DE LA 53° CONVENCIÓN ANUAL DE LA CÁMARA ARGENTINA DE LA CONSTRUCCIÓN
Néstor Kirchner
[22 de Noviembre de
2005]
Señor presidente de la Cámara Argentina
de la Construcción ;
señor gobernador de la provincia de San Juan; señores ministros del Poder
Ejecutivo Nacional; señores miembros de la Mesa Directiva de la Cámara Argentina
de la Construcción ;
señor Secretario General de la
Unión Obrera de la Construcción de la República Argentina ;
integrantes de la
Comisión Directiva de la Confederación General
del Trabajo; autoridades nacionales; señores empresarios; señoras y señores: en
primer lugar, quiero agradecerles la invitación y felicitarlos por esta
Convención Anual desarrollada bajo el lema “Construir es crecer, construir es
desarrollo, construir es trabajo”.
El crecimiento, el desarrollo y la creación de trabajo, son temas centrales dela Argentina ; implican un ámbito primordial de la
construcción del futuro que nuestra Patria se merece.
El crecimiento, el desarrollo y la creación de trabajo, son temas centrales de
Los argentinos estamos protagonizando un
nuevo tiempo, un nuevo tiempo que se alimenta de los logros que hemos
conseguido y los sueños que podemos hacer realidad. En estos nuevos tiempos se
destaca un fuerte crecimiento económico, un marco de solidez fiscal, un
previsible desarrollo de las variables macroeconómicas y una recuperación del
papel del Estado como representante de los intereses de todos los argentinos.
Pero los argentinos no nos enamoramos de los
números ni nos quedamos con lo que las estadísticas muestran. Sabemos que en la
clave de ese cambio está la recuperación de nuestra autoestima, está la
reconstrucción de nuestro país sobre la base de entender que debemos darle a lo
nuestro su valor, entender que los intereses de la Patria deben defenderse por
encima de cualquier interés sectorial o corporativo. Sabemos que en la base de
los cambios que estamos viviendo, está la voluntad de protagonismo del pueblo
argentino, que se expresara recientemente con clara contundencia en las urnas
en las últimas elecciones.
La mayoría de los ciudadanos se siente parte
de este proyecto nacional de crecimiento sustentable, producción, trabajo e
inclusión social. Es necesario reconstruir desde sus cimientos la República Argentina ,
necesitamos de todas las fuerzas creativas de nuestro pueblo, toda la
imaginación, todo el amor por la
Patria y toda la valentía para ganar esta batalla que es la
batalla de construir el nuevo tiempo.
La oportunidad histórica no debe
desperdiciarse; el compromiso ético y solidario con los millones de
compatriotas que todavía sufren la pobreza y la indigencia, debe ser el motor
que nos impulse a continuar en el camino de producir los cambios profundos que
permitirán darle sostén sólido a nuestro crecimiento.
Un modelo argentino de desarrollo, con
consenso social e intersectorial, que se caracterice por el crecimiento con
inclusión social, la defensa de los derechos más elementales del ser humano, la
ubicación de los intereses de la
Patria por encima de cualquier interés sectorial o
corporativo, avanzando en la integración regional y en la integración al mundo.
Un modelo argentino que ponga el acento en una distribución más equitativa del
ingreso, que utilice intensivamente la inteligencia, el conocimiento, la
capacidad de trabajo de nuestra gente, agregando calidad y valor a nuestra
producción, favoreciendo la articulación y complementación entre los sectores
públicos y privados. Un modelo con nuevo paradigma donde crear trabajo y ganar
dinero en forma honesta, tenga reconocimiento social. Un modelo con empresas
que asuman su responsabilidad social, teniendo presente el interés de sus
trabajadores, de sus familias, del entorno social y ambiental de las zonas
donde se localizan y de la sociedad en general.
Es importante no perder la perspectiva,
recordar desde qué abismo venimos para valorar certeramente lo que diariamente
vamos logrando. Hemos retomado con grandes esfuerzos la senda del crecimiento
económico, a la vez que hemos logrado reducir de manera significativa los
índices de desocupación, de pobreza y de indigencia; hemos revertido la
tendencia al incremento de la desigualdad, mejorando la distribución del
ingreso, no lo que nosotros quisiéramos pero que, indudablemente, paulatinamente
aunque lentamente se va revirtiendo.
Mientras, logramos una situación
superavitaria del orden fiscal y comercial, con disminución del endeudamiento e
incremento sostenido de las reservas internacionales. Argentina creció al 8,8
en 2003; al 9 en 2004 y hasta el tercer trimestre de 2005, tiene un promedio de
crecimiento del 9 por ciento, lo que ha significado crecer casi un tercio del
Producto en 3 años.
En ese impresionante esfuerzo por
reindustrializar nuestro país, importante ha sido llevar a la práctica los
proyectos de los que hablábamos años atrás cuando en actos como el de hoy
expresábamos que los fondos destinados a obra pública e infraestructura eran
para nosotros una inversión y no un gasto.
Agradecemos profundamente al pueblo
argentino y a Dios, Nuestro Señor, darnos la posibilidad de poder implementar y
cumplir el pensamiento que tuvimos y que lo expresamos ante ustedes, señores
empresarios, cuando me tocaba gobernar la provincia de Santa Cruz.
Hemos producido suficientemente hechos como
para que nuestras palabras resulten creíbles. Desde mayo de 2003, la industria
de la construcción se recuperó e ingresó en una fase de expansión. Es hoy el
sector más dinámico de la economía con una tasa de crecimiento del 34,4 en
2003, del 29,4 en 2004 y continúa en 2005 recuperando con ese crecimiento
sostenido los máximos históricos, junto con el crecimiento de la producción de
insumos para el sector.
Desde un 3,58 por ciento al que cayó su
participación en el pico de la crisis, remontó al 5,25 actual con su
contribución al crecimiento total del PBI: fue del 17,1 durante el período
2003-2004, mientras que para el período 1996-1998, aportaba sólo un 10,8.
El impacto del mercado laboral ha sido muy
importante, registrando el sector de la construcción para septiembre de 2005
una variación positiva del 4,1 y respecto del mismo mes del año anterior, de un
35,6.
En la potencia de estas estadísticas se
prueba al acierto de volver a planificar obras públicas e infraestructura y de
recuperar el rol inversor del Estado. Hemos llevado a la práctica nuestras
ideas en cuanto al papel de la obra pública como herramienta para el desarrollo
de la producción invirtiendo en rutas, autopistas, puentes, obras hidráulicas
para el control de inundaciones, diques, mejorando la infraestructura del país
largamente postergada.
Por otro lado, hemos rescatado el valor de
la obra pública para mejorar la calidad de vida de los sectores más castigados,
multiplicando la inversión pública en viviendas, obras de provisión de agua
potable y cloacas, acentuando el papel que en el desarrollo social juegan esas
inversiones.
El presupuesto ejecutado en Vialidad
Nacional aumentó casi en un 300 por ciento y alcanzará este año los 1.850
millones de pesos. El monto de la inversión sobre la red vial se triplicó y
alcanza una cifra cercana a los 6.000 millones de pesos, incrementando la
cobertura de la red desde el 50 por ciento hasta el actual 83 por ciento.
Sólo en el Programa Federal de Construcción
de Viviendas, que prevé la construcción de 120 mil viviendas, se encuentran
trabajando 738 empresas a través de la ejecución de 1.480 proyectos abocados
cada uno a la construcción de un promedio de 133 viviendas.
La cantidad de nuevas empresas en el sector
inscriptas en el Registro, superan en un 280 por ciento a la cifra de 2002 y en
un 51 por ciento a la de 2004, que era ya el mejor año de la serie histórica,
gratificando la orientación existente para dar trabajo a las PyMES.
El papel de la construcción dentro de la
generación de inversión, es altamente significativo. Hemos trabajado bien,
recuperando niveles productivos y de empleo que debemos seguir expandiendo. La
inversión se encuentra hoy en niveles que son un récord para los últimos 15
años puesto que se ubican en el 21 por ciento del PBI, que a su vez crece
rápidamente. Sin embargo, como venimos diciendo constantemente, hacen falta 2
puntos a 2 puntos y medio más para acelerar el crecimiento y el desarrollo.
En el marco de un manejo presupuestario
responsable, incrementando la articulación de esfuerzos públicos y privados,
con herramientas como las de la iniciativa privada y la de asociación pública
privada, se puede avanzar hacia ese objetivo. En nuestra visión, la utilidad
honestamente ganada, responsablemente articulada con lo que pasa en el resto de
la sociedad, es un motor legítimo del aumento de la producción, la inversión y
el empleo y debe ser bienvenida.
Para garantizar un crecimiento sostenido a
largo plazo, es necesario aumentar el nivel de inversión pública y privada. Las
mayores tasas de inversión aumentarán la tasa de crecimiento sostenible, la
productividad, el empleo y los ingresos ciudadanos. Al ampliarse la oferta de
bienes y servicios disponibles en la economía, permitirá, además, moderar las
tensiones inflacionarias que existen en la medida que haya crecimiento
acelerado de la economía.
Para mantener la inflación bajo control
hemos tomado medidas en varias áreas de política económica. Ciertamente,
trabajamos fuertemente y estamos dispuestos a tomar todas las medidas
necesarias sin que para ello recurramos a recetas ortodoxas que tienden a
congelar el crecimiento y perjudican el desarrollo de la economía.
La combinación de mayor inversión y de mayor
productividad, es el mejor imaginado antídoto que hay contra cualquier presión
inflacionaria, de hecho es lo único compatible con la creación de empleo que
necesitamos. Para promover la inversión dispusimos además el Régimen de
Amortización Acelerada, la devolución del IVA, la exención de utilidades no
distribuidas a las PyMES, el subsidio de tasas y propiciamos el abaratamiento
del crédito.
La experiencia de la mayoría de las naciones
exitosas nos enseña que existe una relación muy fuerte en el mayor desarrollo
del sistema financiero y crecimiento económico. El crédito a largo plazo puede
ejercer su influencia sobre el crecimiento económico por dos canales: el incremento
del volumen de la inversión y el aumento de la productividad de la inversión;
el segundo canal, el de la productividad es, incluso, más importante que el del
volumen, pues el valor de una inversión es diferente según sea el grado de
productividad.
La relación porcentual entre crédito y
Producto Bruto Interno está todavía en niveles muy bajos. En los últimos tres
años la cantidad de empresas que presentaron declaraciones juradas en la AFIP se incrementaron cerca
de un 10 por ciento, pero la proporción de empresas que recibieron
financiamiento, se contrajo.
En 2005, existen 206 mil empresas que dan
empleo y éstas recibieron un crédito bancario solamente del 44 por ciento. Tal
comportamiento refleja por el lado de la oferta del crédito el lento proceso de
aprendizaje que debe recorrer el sistema financiero en materia de
financiamiento al sector productivo. Por el lado de la demanda, la baja
utilización de recursos bancarios muestra la aparición de fuentes alternativas
de financiamiento junto con el efecto residual que dejó la crisis sobre las
empresas que limita el acceso al crédito bancario.
Creo que queda claro, tenemos una recreación
de un mayor financiamiento a largo plazo bancario y no bancario, un motor de
crecimiento que tenemos que ir encendiendo gradualmente para poder aprovechar
en forma eficiente todo su gran potencial.
Sabemos que un elemento potente para
recuperar el financiamiento de largo plazo, es la solvencia estructural del
sector público. Un Estado solvente evitará el financiamiento inflacionario de
los 80 o el endeudamiento de los 90. Si el Estado deja de ser el principal
demandante de crédito, entonces los bancos deberán aprender a prestar, deberán
profundizar su capacidad para evaluar riesgos y para competir con los mejores
proyectos. Mientras que históricamente el sector público desplazó al sector
privado de la financiación, hoy la solvencia fiscal impide que ello ocurra.
La posibilidad de seguir creciendo sin
interrupciones y a muy buen ritmo está disponible. Usar bien los recursos que
tenemos, usarlos productivamente, se traducirá en bienestar para nuestra gente.
Por supuesto, quedan todavía desafíos pendientes y subsisten problemas que
deberemos enfrentar con la misma fuerza que hemos puesto para obtener los
logros que hemos ido obteniendo.
No nos asustan las presiones corporativas ni
anuncios de futuras catástrofes de los eternos diagnosticadores y sus gurúes
periodísticos. Seguiremos por el rumbo que el pueblo argentino ha ratificado
con absoluta claridad en las urnas. No nos ataremos a las recetas de la
ortodoxia que nos llevaron al desastre del que venimos e insistiremos en
devolverle al Estado el rol que no debió abandonar, porque eso desguarnecería
los intereses de la comunidad.
Seguiremos invirtiendo fuertemente en
infraestructura, pues el país la necesita como componente central para lograr
cohesión territorial, económica y social. Una buena infraestructura incrementa
la productividad, reduce los costos de producción, expande la actividad
comercial y contribuye a la generación de empleo. Una buena infraestructura
fortalece el ejercicio del poder soberano del Estado, facilita la integración
social interna y mejora sustantivamente la calidad de vida de las personas,
favorece la integración económica, política y ordena económicamente el
territorio.
Seguiremos invirtiendo fuertemente en
educación, ciencia y técnica garantizando no sólo el financiamiento de la
educación sino la mejora de los contenidos de la educación que se imparta de
modo que en ella la
Argentina tenga una ventaja competitiva. Debemos superar el
histórico divorcio entre la educación y el mundo del trabajo y la producción
revalorizando fuertemente la escuela técnica.
Hablamos de la empresa con responsabilidad
social como un nuevo paradigma de este tiempo. Aquel tipo de empresa a la que
aspiramos para implementar una política de responsabilidad social empresaria
que debiera priorizar también en la educación. Para capacitar a sus gerentes y
trabajadores, para el cuidado del ambiente, para mejorar la transparencia, para
combatir la corrupción, para la formación de ciudadanía, siempre está la
educación presente.
Los invito a que se sumen a los programas de
Vinculación Escuela-Empresa que el Ministerio de Educación, Ciencia y
Tecnología tiene en marcha para desarrollar acciones conjuntas tales como
pasantías de alumnos y profesores, proyectos didácticos productivos,
actualización de la enseñanza en materias técnicas que facilite la
empleabilidad y la inserción ocupacional.
Recuperemos un país donde se puedan tener
ideales y soñar, donde encontremos los caminos que van desde la utopía a la
realidad, donde la inclusión social y la equidad estén cada día más cerca,
donde las cosas que alguna vez fueron proyectos resulten realidades palpables.
Tenemos que tener muy en claro que en este
proceso de reconstrucción de la
Argentina , donde todavía nos encontramos en el infierno,
donde todos sabemos los niveles que tocamos en el punto máximo de la crisis,
donde todos tenemos en claro la absoluta responsabilidad colectiva que de una
manera u otra abarcó a la sociedad argentina, nosotros queremos convocar
absolutamente a tener el desafío y la posibilidad de entender los argentinos
que llegó el tiempo de la construcción colectiva.
No se construye un nuevo país recelando al
otro; no se construye un nuevo país negándole la posibilidad del éxito al otro;
no se construye un nuevo país sin entender que es fundamental darle las
posibilidades de productividad, de trabajo y de crecimiento que genere la
inclusión social, el trabajo, el empleo y la lucha contra la pobreza y la
indigencia.
Yo les puedo asegurar que los argentinos
estamos en un momento histórico, sabedores de la situación socioeconómica de
donde venimos y adonde estamos, pero no nos deben pasar dos cosas: una,
martillarnos los dedos todos los días diciendo donde estamos y las cosas que
nos pasan; es verdad, hay que asumir todavía la realidad de que hay muchísimos
hermanos con gran cantidad de problemas y eso lo tenemos en claro todos los
sectores sociales. Lo que tenemos que ver es cómo las imaginamos y damos las
respuestas para que año a año, cuando nos encontremos aquí, podamos hablar de
la evolución clara y concreta que hemos logrado para que haya muchos menos
argentinos que sufran esa situación. Pero lo importante es imaginar y dar las
respuestas y los conceptos que permitan la inclusión social correcta y el
crecimiento económico que este país se merece y que, indudablemente, lo va a
tener.
También está la solidaridad. Es muy
importante que entiendan y que lo tengamos perfectamente en claro todos los
sectores de la producción y del trabajo que acá no pasa por agudizar la puja,
sino que pasa por agudizar la creatividad para que cada día más argentinos
tengan trabajo. No nos podemos recuperar de 1 a 10 en 3 años cuando tuvimos una crisis
colectiva de décadas donde la
Argentina realmente sufrió un fuerte proceso de retroceso que
explotó en la crisis de 2001.
Si la dirigencia argentina tiene la claridad
de entender que no pasa por agudizar la contradicción, por agudizar la puja,
sino por agudizar el acuerdo de intereses naturales que se debaten en la
construcción de un proceso económico, estaremos dando un salto cualitativo que
va a permitir consolidar, indudablemente, el proceso de crecimiento que la Argentina está
construyendo paulatinamente. Esto también es central y fundamental, porque hoy,
acá, con el sector de los empresarios de la construcción presentes, les estamos
hablando a más de mil empresas de la construcción del país, muchísimas más de
cuando empezamos a gobernar, pero también les estamos hablando a más de 400 mil
trabajadores que están realmente trabajando en blanco, que son cuentapropistas
de la construcción cuando, como lo comentábamos con el señor Secretario General
de la UOCRA ,
llegó a haber 70 mil trabajadores con libreta en la construcción.
Es decir, que es un ejemplo claro para el
país que el crecimiento de las empresas, el crecimiento del empleo y el
crecimiento de la inversión del Estado en obra pública, ha generado un fenómeno
neokeynesiano que acompañó el proceso de industrialización y recuperación
productiva que este país tiene y que en esa síntesis de esos fenómenos se está
construyendo el trabajo, el empleo y el crecimiento económico.
Por eso es muy importante, primero, entender
que la obra pública es central para un país, no es gasto público improductivo,
como algunos “estadistas” suelen decir. Abona el crecimiento de un país que
tiende a construir las inversiones necesarias para el desarrollo y el
crecimiento autónomo, independiente y necesario de toda su red productiva, que
tiende a calificar y a bajar los costos de su producción y que tiende a ayudar
a la industrialización, a la producción y a la generación de empleo del país,
es decir, que pensar un país que no construya hospitales, rutas, autovías, autopistas,
escuelas es imposible que ese país se pueda realizar. Algunos creyeron que la Argentina podía ser así
y así nos fue.
Por eso, vamos a seguir persistiendo
fuertemente en la inversión pública pero siempre buscando la obra más
productiva para el crecimiento del país, siempre escuchando a los señores
gobernadores y a los sectores de la industria y del trabajo y sabiendo que el
Presupuesto nacional en su crecimiento y en su calidad superavitaria, tiene que
destinar una fuerte inversión a la obra pública como un elemento claro de la
reconversión, del crecimiento y de la inclusión económica.
También, para nosotros es central y esencial
que a las empresas les vaya bien. En esta Argentina, para la reconstrucción del
empresariado nacional, no necesitamos fomentar la cultura de las empresas
quebradas o que nos moleste a algunos argentinos que a los empresarios les vaya
bien. Con rentabilidades claras, honestas y cristalinas, yo les puedo asegurar
que desde el Gobierno –y estoy seguro que desde la mayoría de los argentinos y
fundamentalmente de todos aquellos que están encontrando las respuestas a su
trabajo y la solución a muchísimos problemas en la tareas que llevan adelante-
les deseamos que tengan muy buena rentabilidad, que les vaya muy bien, que
inviertan, que mejoren su capacidad tecnológica, que consoliden sus recursos
humanos, que aumenten su capacidad de inversión y su capacidad instalada y que
cada año, cuando se junten aquí con los distintos presidentes que tenga la Argentina , podamos
hablar, como lo hicimos hoy, de avances reales, concretos y proyectemos el año
que viene para tener más avances, tener más inversión y para que a ustedes les
vaya mejor.
Para la realización de los argentinos es
fundamental que se puedan realizar los hombres del trabajo pero que también las
empresas tengan la rentabilidad que les permitan adecuarse y proyectarse en el
tiempo y tener un claro proyecto estratégico como empresas insertas en un país
que se quiere realizar. Esto también es fundamental.
Por eso, yo les quiero agradecer a los
señores empresarios de la construcción y a los sectores que trabajan y que
tienen relación directa, el esfuerzo hecho durante todo este tiempo. Creo que
los hechos y las realidades hablan por sí solos; lo que muchos creían que era
imposible, en muy poco tiempo, entre un Estado activo, empresarios participando
decididamente y con la incorporación clara de mano de obra a la realización de
estos proyectos, hemos logrado la realización de un esquema y la conformación
de un modelo que parecía imposible.
También quiero agradecerle señor Secretario
General de la UOCRA ,
querido amigo y compañero Gerardo Martínez, la contribución de los trabajadores
a esta tarea y la clara conciencia que tienen ustedes de la capacitación del
recurso humano. Hay un 15 por ciento de argentinos que no se pueden ocupar hoy
porque los hemos dejado sin oficio. La desaparición de las escuelas técnicas en
la Argentina
fue un daño tremendo, grandísimo. Ya se sancionó la nueva Ley de Educación
Técnica y ya empezamos con una primera inversión de 260 millones de pesos para
capacitar en tecnología, aparatología y poder dar la infraestructura necesaria
para que los jóvenes argentinos puedan vuelvan a tener un oficio en la mano
para poder acceder al mercado del trabajo. Hay un 15 por ciento que no se puede
ocupar aún porque no tiene ese oficio. Estamos dando los pasos claros y
concretos en forma conjunta, porque en el medio de la recuperación de la
industria de la construcción debo hacer un reconocimiento a la Unión Obrera de la Construcción , a la Confederación General
del Trabajo y a los empresarios de la construcción en la tarea de capacitación
de recurso humano que ayudó como puente de plata a superar la falta de esa mano
de obra que fue tremendamente importante.
Asumimos el 2006 con muchísima fuerza, con
muchísimas ganas, creemos en un país integrado, pero en un país que
fundamentalmente se pueda desarrollar plenamente en lo interno, en lo
industrial, en lo productivo y fuertemente en la inversión en la obra pública
con una clara visión neokeynesiana, un país que no tenga miedo de discutir sus
intereses. Algunos me dicen “este Presidente tiene que pelearse menos” y yo,
con todo respecto a los que me dicen o escriben sobre este tema, les digo que
hay muchas formas de pelearse menos, algunas los argentinos ya las conocemos,
podemos actual casi como súbditos y ya vimos como nos fue. No se dan cuenta que
cuando uno se sienta a una mesa a discutir los intereses del país, tiene que
ponerse firme y pelear por los intereses de los argentinos con todas sus
fuerzas, allí no ha clemencias. Un descuido, un acto de distracción o una
concesión indebida son o pueden ser perjudiciales para la Argentina. A mí los
argentinos no me han votado para gobernar la Argentina y que para
evitar las peleas haga concesiones a espaldas del pueblo argentino en toda la
estructura social que la compone.
Por el contrario, me han votado como
Presidente para defender los intereses de todos los argentinos y tengamos valor
y fuerzas en nuestras propias ideas y convicciones. Nos queremos integrar al
mundo con justicia, con equidad, y con igualdad de posibilidades, pero no
queremos una integración que signifique la destrucción de lo que tanto nos está
constando reconstruir. Ya pasamos por eso, no queremos volver a repetir la
experiencia.
Por eso, algunos nos hablan de los temores.
No tengamos miedo, un país no se construye con miedo y menos en su dirigencia.
Deseo y estoy viendo la aparición de un gran
empresariado nacional, ni hablar del aporte de los trabajadores y de muchísimos
sectores de la vida argentina. Queremos y entendemos el mundo que viene,
creemos firmemente en el MERCOSUR y creemos en la integración con otros
sectores y grupos económicos, políticos e institucionales, ya sea Comunidad
Económica Europea, Estados Unidos o distintos lugares del mundo, creemos en la
lucha y en la discusión por la integración, pero evidentemente nos queremos
integrar, como les dije, para realizarnos, sino, debemos discutir todo lo que
sea necesario para que cuando demos los pasos y los saltos integrativos, para
los pueblos sea una fiesta y no un nuevo marco de tristeza donde resignamos las
posibilidades de desarrollo, de crecimiento, de empleo y de un futuro distinto.
Señores: muchas gracias por haberme vuelto a
invitar, me tocó participar como gobernador, me tocó trabajar junto a ustedes
en el inicio de ver cómo poníamos en marcha nuevamente los engranajes para que
volviese a funcionar la inversión pública, la construcción y las empresas en la Argentina y puedo decir
con absoluta responsabilidad que nos hemos encontrado con un empresariado y
trabajadores absolutamente conscientes y responsables. No hubiéramos alcanzado
los éxitos que hemos logrado en este sector sin la participación activa de
ustedes y sin la experiencia de ustedes que también fue vital para tratar de
cometer la menor cantidad de errores.
Seguiremos absolutamente abiertos a escuchar
para mejorar todo los que sea necesario, pero yo quiero que cuando ustedes
vuelvan a sus empresas tengan en claro que hay un Gobierno que se siente
emparentado y absolutamente convencido de que ustedes forman parte de la
columna vertebral de la reconstrucción de este país y que son una herramienta
central y fundamental en la
Nación que todos los argentinos queremos construir.
Por eso y para terminar, permítanme
agradecerles profundamente lo que han hecho, instarlos a seguir trabajando con
mucha fuerza y a seguir mostrando este esfuerzo porque lo que estamos haciendo
era posible y quiero decirles a todos los argentinos con absoluta claridad que
cada obra que inauguramos se sintetiza la inversión y el trabajo, pero que
también se demuestra que los argentinos podemos y somos capaces de hacer las
cosas que tenemos que hacer.
Últimamente en algunos países que me han
tocado visitar, he sentido orgullo de ver cómo se recurre al empresario
argentino e inclusive a nivel de empresas de construcción y de inversión de
obras muy importantes como las que hemos firmado en las últimas horas, y cómo
las empresas argentinas, por su recurso humano, por su capacidad de inversión y
por su calidad, tienden a ser requeridas no sólo desde el interior de la Patria. Es un avance
realmente importante porque exportamos conocimiento, trabajo argentino, recurso
humano argentino y capacidad argentina.
Señores: muchísimas gracias por compartir
este momento, muchas gracias por su invitación, adelante, fuerza porque la Argentina que todos
soñamos es posible, no de un día para otro, es posible construyéndola día tras
día, como lo estamos haciendo hoy.
Gracias.
NESTOR KIRCHNER
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