DISCURSO EN EL ACTO
DE FIRMA DE CONVENIOS DE OBRAS DE INFRAESTRUCTURA PARA EL MUNICIPIO DE
ITUZAINGÓ
Néstor Kirchner
[19 de Junio de
2007]
Señor Vicepresidente de la Nación ; señores ministros
del Poder Ejecutivo Nacional; señor Intendente Municipal, don Alberto Descalzo;
autoridades nacionales, provinciales y municipales; señores legisladores;
señores intendentes; organizaciones libres del pueblo: en primer lugar,
muchísimas gracias por estar compartiendo estos anuncios junto a nosotros aquí,
en el Salón Sur de la Casa
de Gobierno, que es vuestra casa, les puedo asegurar que los recibimos con la
mayor de las alegrías y la mayor de las emociones.
Compartir sueños es una de las tareas lindas que tenemos los seres humanos. A aquellos que no tienen ilusiones, que no son capaces de soñar, se les hace muy difícil la posibilidad de ir construyendo o ir aportando para ir mejorando día a día y en forma cotidiana.
Compartir sueños es una de las tareas lindas que tenemos los seres humanos. A aquellos que no tienen ilusiones, que no son capaces de soñar, se les hace muy difícil la posibilidad de ir construyendo o ir aportando para ir mejorando día a día y en forma cotidiana.
Cuando me tocó ir a Ituzaingó en un acto de
campaña y nos juntamos con las fuerzas vivas, con dirigentes, cámaras de
Comercio, distintas organizaciones, era muy difícil soñar y tener ilusiones por
lo que nos estaba pasando a todos los argentinos.
Entonces, uno mismo, que trataba de
transmitir la idea de la
Argentina que soñaba y pensaba, decía “les estoy hablando a
hermanas y hermanos argentinos a los que les cuesta mucho creer” y les puedo
asegurar que tenía que sacar una motivación y una fuerza muy grandes para
tratar de transmitir que era posible hacer muchas de las cosas que estábamos
diciendo –que no eran tantas, hemos hecho gracias a Dios muchísimas más-, pero
era el momento donde nos habían golpeado la autoestima y donde nos habían
golpeado en la posibilidad de soñar y de tener ilusiones.
Hoy, ¿cuál es nuestra situación? Estamos
tratando de salir del infierno y Dios quiera que el 10 de diciembre de 2007 lo podamos
hacer; estamos tratando de volver a tener ilusiones colectivas e individuales:
las ilusiones colectivas, de ir construyendo un país mejor entre todos, en
forma plural, con consenso, una Argentina que se cualifique, una Argentina que
también se cualifique dirigencialmente, una Argentina que siga mejorando en su
calidad institucional, una Argentina que paulatinamente siga reconstruyéndose a
sí misma que es la tarea que se tiene que llevar adelante.
En cuanto a las ilusiones individuales está
el sueño de mejorar la vida familiar, soñar, en el caso de matrimonios que
tengan sus hijos en edad escolar y demás, que puedan estudiar, que se puedan
recibir, que puedan tener futuro en esta Argentina, que exista la tranquilidad
del padre y de la madre de que trabajan pensado que sus hijos se van a realizar
porque la Argentina
les permite realizarse y no, como pasó hace algunos años atrás, cuando veíamos
las largas colas que hacían en la embajada de España de donde hoy, gracias a
Dios, muchos están regresando porque la Argentina les vuelve a abrir las puertas.
También está la ilusión de tener una casa
mejor o la ilusión de tener la casa propia por no tenerla, la ilusión de
conseguir un trabajo o la ilusión de un hogar que se abraza y se consolida del
amor fraterno porque sueñan juntos con que los esfuerzos valen en una Argentina
donde se habían bajado los brazos porque los esfuerzos tampoco valían.
En cuanto a los sueños colectivos –ahí
estamos todos juntos- está el de una Argentina que siga creciendo, una Argentina
donde se mire primero, fundamentalmente, con mucha fuerza hacia dentro, una
Argentina en donde tengamos orgullo de ser argentinos, una Argentina donde los
argentinos defendamos los intereses de los argentinos sin vergüenza, porque
pareciera ser que cada vez que tenemos que defender los intereses de los
argentinos a veces sentimos vergüenza, como si algunos que esquilmaron el país
hubieran tenido razón y nosotros no, una Argentina que nunca más vuelva a tomar
créditos del Fondo Monetario Internacional, que nunca más lo haga, es decir,
que sepa administrarse, que sepa manejar su superávit primario, que sepa tener
su superávit comercial, que siga bajando la desocupación, que sigan bajando la
pobreza y la indigencia, que sigamos mejorando en la educación.
Estos son, en fin, los sueños y la lucha que
una dirigencia tiene que llevar adelante y, lógicamente, a cada rato van
apareciendo nuevos desafíos. Cuando se van solucionando unos problemas,
aparecen otros, es lo que yo denomino “la tensión del crecimiento”.
Siempre les digo a muchos funcionarios y a
algunos dirigentes del país, fácil sería si hubiera que rendir siempre los
mismos exámenes; cuando uno está en primer año y pasa a segundo, tiene otras
materias, tiene otras cuestiones que resolver y tiene que estudiar, prepararse
y tener la capacidad de resolverlas.
Nosotros sabemos que cuando uno tiene
responsabilidad de gobierno, siempre tiene nuevas materias que resolver, nunca
hay que bajar los brazos y siempre hay que orientar a superarse.
Después, cuando llega el momento de elegir,
la gente sabe lo que tiene que hacer, porque la gente es absolutamente sabia en
ese aspecto, y la buena memoria, el recuerdo y la voluntad de construir la Argentina que deseamos,
no tengo ninguna duda, querido Alberto y queridos amigos, el 28 de octubre se
va a ver expresada porque el esfuerzo que hemos hecho es muy grande.
Evidentemente, estamos en la construcción de
la ilusión, la construcción del amor, la construcción para que esta Argentina
siga creciendo.
Hoy recibimos el índice industrial, por
ejemplo, y creció un 6,4 acumulado año a año y a pesar de algunos
inconvenientes que hubo, creció muy bien, creció el 0,4 desestacinalizado y el
1,5 estacionalizado, es decir, que ha sido un muy buen crecimiento que marca
que la Argentina
sigue creciendo muy bien. A nosotros, esto nos entusiasma y nos hace redoblar
nuestros esfuerzos.
Hoy, estamos anunciando obras para nuestro
querido Ituzaingó, 33 millones más que se van a invertir allí, como lo hacemos
en todos los municipios de la provincia de Buenos Aires y del país. Tratamos de
que estas obras, como le dije al Intendente, representen las necesidades de la
comunidad, que no son obras que se le ocurren a algún iluminado del Gobierno
nacional, sino que, por el contrario, les decimos a los intendentes que en sus
comunicaciones con distintas entidades nos hagan llegar cuáles son las
necesidades que consideran más inmediatas para poder cumplimentarlas. Así, qué
es lo que necesita el pueblo de Ituzaingó, qué es lo que hay que hacer, que esto
también es muy importante.
A esta altura, con más de cuatro años de
gobierno, siento la alegría que tuve aquel día en el club de Ituzaingó porque
no les mentí a los hermanos y hermanas de Ituzaingó. Al contrario, dijimos
muchísimo menos de lo que estamos haciendo, pero nunca me voy a olvidar del
afecto, el respeto, el cariño con el que me trataron. Yo venía de un lugar
lejano, muchos de ustedes ni siquiera me conocían y les puedo asegurar que ese
día salí con una fuerza espiritual muy grande.
Hoy, volverme a juntar -después de haberlo
hecho mucha veces antes- con ustedes, me da la misma fuerza, como el hecho de
que nos podamos mirar a los ojos, que nos hayamos hablado siempre de frente,
que hayamos construido con mucha fuerza y que todos sepamos que lo importante
es hacer las cosas, que lo importante es transformar la realidad, que lo
importante es construir una nueva realidad, que lo importante es alimentar las
ilusiones para convertirlas en realidades, que lo importante es consolidar los
sueños porque por eso es por lo que uno lucha constantemente en la vida.
Así que, muchísimas gracias por estar acá,
mucha fuerza, mucho amor, muchas ganas de seguir haciendo las cosas y los
argentinos todos los días tenemos que estar un poquito mejor, nada cambia de un
día para otro, todos los días un poquito mejor cosa de que cuando pasen varios
meses y miremos para atrás, podamos decir ¡cómo fuimos avanzando!
Los que creyeron que podían cambiar las
cosas en 24 horas, la pueden cambiar en un discurso, pero en la acción cotidiana
es todos los días un poquito mejor, todos los días corrigiendo lo que salga
mal, todos los días trabajando y aprendiendo para darle un mejor gobierno a la Argentina.
Así que, muchísimas gracias y a vuestras
órdenes.
NESTOR KIRCHNER
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