enero 24, 2014

Discurso de Fidel Castro con motivo de la fusión del Instituto de Recursos Hidráulicos y Desarrollo Agropecuario del país -DAP- (1969)

DISCURSO CON MOTIVO DE LA FUSION DEL INSTITUTO DE RECURSOS HIDRAULICOS Y DESARROLLO AGROPECUARIO DEL PAIS (DAP), EN EL HOTEL HABANA LIBRE
Fidel Castro
[26 de Mayo de 1969]

― Departamento de versiones taquigráficas del Gobierno revolucionario ―

Compañeras y compañeros:
Hace aproximadamente siete años, en este mismo salón —si mal no recuerdo, creo que fue aquí;  aquí fue el primer aniversario—, en 1963, tuvimos el primer aniversario del Instituto de Recursos Hidráulicos. Año por año quedó la costumbre de celebrar un acto para hacer el recuento de su actividad.
Esta institución ha estado vinculada a lo que se dio en llamar la “voluntad hidráulica”. ¿Y por qué la voluntad hidráulica? Realmente, la conciencia hidráulica no existía en los primeros tiempos de la Revolución.
¿Quiénes nos enseñaron a tener una conciencia hidráulica? Las sequías y los ciclones; las sequías y las inundaciones.  Se presentaban de imprevisto grandes descensos en la producción de un año para otro que afectaban considerablemente la economía del país, de un país que dependía, y depende y dependerá todavía muchos años, fundamentalmente de la agricultura. 
Años de lluvias normales, años de lluvias excesivas y años de lluvias muy escasas, pero que afectaban la producción cañera, por ejemplo, en un 30% o en un 40% —las grandes sequías. 
Eso quiere decir que una zafra de 10 millones de toneladas en un año de sequía, aun teniendo la superficie para hacer una zafra de esa magnitud en condiciones normales, puede quedar reducida a 7 millones de toneladas o a seis millones y medio de toneladas.  Esto para hablar solo del renglón cañero, pero que se puede aplicar exactamente igual a la producción de leche, de carne, de pasto, de granos, en fin, de todos los cultivos agrícolas. 
Nuestro país no era un país de lluvias que pudiéramos llamar lluvias promedio escasas. Los datos señalados aquí  por el compañero Faustino, resultado de las investigaciones de estos años, reflejan un promedio de lluvia de 1 400 milímetros. Si a un europeo le hablan de 1 400 milímetros, se asombra.  Porque, efectivamente, en muchos países de Europa llueve 700, 800 milímetros. 
Pero se trata de una serie de circunstancias diferentes. 
Un problema tan esencial como la cantidad de lluvias es la distribución de la lluvia.  Y en nuestro país tenemos meses en que caen hasta 400 milímetros y regiones del país donde en ocasiones transcurren tres y cuatro meses sin caer una sola gota de agua.  En general el tipo de agricultura europea que emplea la tierra una parte del tiempo, muchas veces aprovecha la nieve que se derrite para sembrar, o se siembra antes de la nieve y, en general, suelen ser lluvias distribuidas en los períodos críticos de los cultivos, sin que esto quiera decir que aun también en esos países se dejen de presentar años mejores y años peores. 
En nuestro país, a pesar de las lluvias promedio muy elevadas, el problema principal es el de la distribución de las lluvias.  Y las consecuencias de las sequías suelen ser, en la mayor parte de nuestros cultivos, desastrosas. 
Esto aparte de que en nuestro país en la medida en que crece la extensión agrícola, y las cantidades de tierras a roturar y sembrar se elevan a decenas de miles de caballerías todos los años, sin regadío, hay que esperar a que lleguen las lluvias para sembrar.  Y muchas veces las lluvias se presentan repentinamente en todo el país y antes de la siembra llegan las malas hierbas. 
Y esto crea una infinidad de trastornos en cuanto a la distribución de la maquinaria, de la fuerza de trabajo, y sobre todo en cuanto a la aplicación de la técnica; y el aprovechamiento de los fertilizantes, de los herbicidas no se logra de una manera idónea cuando se producen o las sequías o los excesos de lluvia, que lavan en ocasiones el fertilizante, otras veces lavan los pesticidas y otras veces los herbicidas. 
De manera que para poder aplicar la técnica hasta sus últimas consecuencias es necesario tener garantizada la humedad en el momento adecuado. Y, desde luego, nos permitirá sobre todo cultivar y sembrar en los meses de seca, porque en los meses de seca se puede controlar esa humedad, se puede hacer la preparación de tierra óptima y aplicar óptimamente la técnica, como recordaba el compañero Faustino en la noche de hoy. Esos factores no se pueden controlar en los meses de grandes lluvias de primavera. 
Esto facilita enormemente el empleo y el mantenimiento y la conservación de la maquinaria. Y porque además la peor fecha para sembrar es cuando comienzan las lluvias. Casi ningún cultivo tiene su óptimo de siembra precisamente en los meses de junio y julio, sino en los meses anteriores.  Las cañas que tienen más complicaciones con las hierbas son las que se siembran en los meses de mayo, de junio o de julio; las cañas que se cultivan con mucha más facilidad son las que se siembran en noviembre, diciembre, enero, febrero, meses llamados secos. 
De manera que a nosotros los fenómenos naturales nos enseñaron y nos formaron la conciencia de la necesidad de crear una voluntad hidráulica.  Y ciertamente costó esfuerzo y costó trabajo crear esa voluntad hidráulica. 
Vino un hecho que contribuyó decisivamente a esa voluntad hidráulica.  Y fue el ciclón Flora.  El ciclón Flora es un tipo de fenómeno que, según se dice, puede ocurrir cada 500 años. Pero también puede ocurrir dos años seguidos y después en 1 000 años no volver a ocurrir. Y, ciertamente, nadie se puede sentir tranquilo con que le digan que no se va a repetir el Flora sino en un promedio de cada 500 años, porque puede en cualquier año aparecer un Flora.  A lo mejor el Flora de los 5 000 años, más grande; o a lo mejor un Florita, que siempre se presenta también y causa bastantes daños. 
Los ciclones constituyen un enemigo natural de este país, aunque el compañero Núñez Jiménez siempre recuerda que también contribuyen a llenar el manto freático y ayudan a sanear la atmósfera, de lo cual, desde luego, no dudamos. Lo mejor será que nos quedemos con la parte buena de los ciclones y evitemos las partes malas. 
El ciclón Flora nos permitió a nosotros, aunque solo fuese por breves horas, tener uno de los ríos más caudalosos del mundo, porque el río Cauto en determinados puntos alcanzó un ancho de 80 kilómetros, y 80 kilómetros no los tiene ni el Amazonas.  Y de buenas a primeras, en unas horas un río Amazonas se formó en la provincia de Oriente. 
La opinión de muchos campesinos, cuando vieron llegar la crecida repentina, creyeron que el mar del norte, es decir el mar de Gibara, había entrado en el territorio. 
El Flora además dejó un saldo dolorosísimo de vidas perdidas en esa ocasión: más de 1 000 personas. 
Entonces ya se vio la necesidad del trabajo hidráulico integral, porque aquí  la conciencia hidráulica funcionaba como un péndulo: en los años de sequía cobraba un gran nivel el problema de los regadíos; en los años de muchas lluvias cobraba nivel el problema de los drenajes.  Entonces se fue viendo que era un problema integral el que había que atender, y que había que hacer las presas no solamente para disponer de agua, sino también para controlar los ríos. 
Y en aquella ocasión se planteó que había que preparar las condiciones del país para resistir incluso un Flora.  De manera que sirviera para controlar las aguas, evitar las inundaciones, hacer todos los trabajos de drenaje pertinentes, para en los casos de grandes avenidas facilitar la evacuación de las aguas, y disponer además de agua suficiente para todas las necesidades del país. 
Esas necesidades son agrícolas, son de orden humano —es decir, las necesidades de agua de la población—, y son industriales, puesto que el desarrollo industrial también requiere cantidades considerables de agua. 
Actualmente, gracias a los estudios que se han realizado en estos años por el Instituto Hidráulico, se sabe que el potencial hidráulico de Cuba —es decir, el potencial de aguas que pueden ser aprovechadas— es de  22 000 millones de metros cúbicos, ¡veintidós mil millones!  Y posiblemente ese potencial sea un poquito mayor.  Por lo general los compañeros del instituto adoptaron el criterio de rebajar cualquier cifra y quitarle un 10% o un 20%, para siempre tener una gran seguridad en todos los cálculos que hacían.  De manera que nuestro país tiene un potencial hidráulico de unos 22 000 millones de metros cúbicos, que significan —dadas las condiciones de nuestro clima— la posibilidad de irrigar casi el ciento por ciento de la superficie, ¡casi el ciento por ciento de la superficie!  Por lo menos irrigar todos los cultivos que requieran agua.  Hay algunos cultivos que no necesitan realmente agua, o necesitan un mínimo de agua. 
Y el propósito del país es llegar al aprovechamiento total de los recursos de agua. Es decir que el trabajo hidráulico concluye aquí  cuando tengamos disponibles 22 000 millones de metros cúbicos de agua. 
Se señalaba aquí esta noche que al triunfo de la Revolución había embalses por 30 millones, para uso de la población, y que se habían hecho obras por casi 1 000 millones ya, y que se estaban haciendo este año obras también por otros 1 000 millones aproximadamente. De manera que creceremos de 1 000 en 1 000, y de 2 000 en 2 000, hasta alcanzar el total del potencial de agua del país.  Esto da una idea de la dimensión del esfuerzo a realizar. 
Nosotros no estamos de acuerdo con la afirmación del compañero Faustino de que él considera como una de las deficiencias del instituto el que no haya sido capaz de jugar un factor decisivo en el desarrollo hidráulico, porque nosotros sí creemos muy sinceramente que el instituto constituyó un factor decisivo en el desarrollo hidráulico. 
Por lo general en una revolución son incesantes las medidas a tomar y las adaptaciones a cada una de las circunstancias del proceso, y se crean organismos, se crean otros, se fusionan organismos, y muchas veces cuando eso tiene lugar eso transcurre sin ninguna ceremonia.  Sin embargo, nosotros quisimos expresamente —y le insistimos mucho al compañero Faustino— que tuviera lugar este acto, en este mismo sitio donde tuvieron lugar otros actos con relación a los trabajos hidráulicos del país, porque nosotros queríamos hacer expreso reconocimiento, ante todo el país y ante todos los compañeros, del valor y de la importancia que a nuestro juicio tiene el trabajo realizado por el instituto.  Y nosotros creemos que ese trabajo ha sido decisivo para el desarrollo hidráulico del país, ¡decisivo! 
En realidad todo el desarrollo agrícola de nuestro país ha adquirido en estos instantes una dimensión tremenda. A la vez, el país ha tenido necesidad de concentrar los recursos. Muchas veces anteriormente estaban las máquinas dispersas, en cada provincia tenían un número determinado de máquinas manejadas por las provincias, distintos tipos de construcciones se realizaban por distintos organismos, construcciones relacionadas con la agricultura. Y la necesidad de resolver las tareas que tenemos delante con los recursos limitados con que contamos, nos señaló la conveniencia de unificar recursos. 
Y así, se unificaron todos los recursos que estaban participando en el desarrollo agropecuario.  Las maquinarias pesadas, los buldóceres, eran manejados por el departamento de maquinaria del INRA.  Las construcciones de las presas se realizaban por el MICONS.  Numerosas obras a veces eran realizadas por la misma provincia o por el propio INRA. 
Decidimos ir reuniendo en una sola fuerza, ir reuniendo en una sola organización todos los medios que tenían que ver de manera decisiva con el desarrollo agropecuario del país, utilizar esas máquinas de una manera racional, de una manera óptima, transferir recursos de un frente a otro, que bien puede ser en una ocasión de buldoceo al drenaje, construcción de canales, que en un momento dado pueden ser los mismos equipos del buldoceo a construcción de embalses, o equipos de caminos, o viceversa.  Porque en muchas ocasiones, por la índole del trabajo que se realiza, hay algunos equipos que están parados y otros se encuentran en un pico de su actividad. 
Esto, aparte de la necesidad de formar operadores para todas esas máquinas, y la necesidad de estudiar y organizar el mantenimiento, el abastecimiento de piezas y el mantenimiento de todas esas máquinas, condujo a la creación de una organización que se especializara en la ejecución de todas estas obras que tenían que ver con el desarrollo agropecuario. 
Debemos decir que todavía incluso esa organización nueva no ha alcanzado, ni mucho menos, toda su eficiencia.  Esa organización nueva tiene todavía muchas deficiencias. No vamos a hacer un recuento aquí de las deficiencias, porque yo no pierdo oportunidad de decirles a los compañeros en qué puntos han fallado, en qué puntos están débiles, en qué puntos están mejor, y por lo general siempre les estoy señalando los puntos débiles y no los puntos positivos. 
A la hora de hacer el reconocido homenaje a los compañeros que trabajaron en recursos hidráulicos, hay que hacer también la merecida y justa y necesaria demanda al organismo nuevo de un esfuerzo aún más eficiente.  No ha llegado todavía la hora de los elogios para el DAP.
Sí creemos sinceramente —porque la tarea es grande, y la tarea es dura y la tarea es difícil, y el camino será largo—, creemos sinceramente que cumplirá los objetivos y llegará a alcanzar una alta eficiencia en las tareas que se le han asignado. El campo es amplio, es grande; la tarea es enorme, y de ninguna manera será una tarea fácil. 
Ahora bien, la vida nos ha ido enseñando cómo se producen estos procesos.  Y nosotros estábamos muy conscientes todavía de las limitaciones que tenía la nueva organización. 
Y en esto había dos criterios.  Yo tenía un criterio y el compañero Faustino tenía otro criterio. El compañero Faustino creía que dada la vinculación que hay entre Proyectos y Construcción, esas dos organizaciones debían estar unidas.Y realmente, aunque nosotros en principio no objetábamos la idea como cosa esencial, le expresábamos que a nuestro juicio, en el momento en que él nos planteaba eso, no debían unificarse las dos instituciones, porque nos parecía que el DAP en aquellos momentos no estaba en condiciones de asumir las responsabilidades derivadas de una tarea tan difícil y tan compleja como era la tarea de los proyectos y de mantener a tono los proyectos. 
En el transcurso de este año se logró una gran coordinación.  Y en el transcurso de este año se logró tener a disposición del organismo constructor todos los proyectos que se requirieron. 
Hay que decir que este año, en materia hidráulica, se ha dado un paso grande, es decir se ha hecho un esfuerzo grande; no se puede decir mayor que otros años, pero sí un esfuerzo que al contarse con más medios, más experiencias, más recursos en general, más priorización, alcanzó una magnitud muy grande. 
Algunos proyectos ya terminados no tenían la importancia urgente que tenían otros con relación a la zafra de los 10 millones. Y se lograron las adaptaciones, se hicieron los proyectos nuevos y se pudieron iniciar una serie de obras con el propósito de cerrarlas en esta primavera, con el propósito de que comenzaran a acumular agua en esta primavera, en un plan que se llamó de aseguramiento de la zafra de 1970, es decir previendo la posibilidad de una sequía y de las consecuencias de la sequía. 
Se hizo un plan de perforación grande y se hizo un plan de obras de embalses. Y así se iniciaron, con el propósito de cerrarlas este año, una serie de presas, entre otras la de Sabanilla, la de Nipe, Lebrige y Minerva, presas importantísimas porque irrigan áreas cañeras que son las que tienen mayores problemas en períodos de seca. 
También se trabajó en otras presas no de tanta magnitud. 
Muchas personas creyeron imposible que esas presas se pudieran cerrar este año; hubo apuestas de técnicos, incluso: algunos que decían que sí, y otros que decían que no había quien cerrara esas presas este año. 
Y hay que decir que realmente todas las presas, no solo esas cuatro, sino 15 presas, están en condiciones de cerrarse en esta primavera y de poderse utilizar si el caso lo requiere.  Digo si el caso lo requiere porque pueden venir secos los meses de julio y de agosto, o pueden venir húmedos; ojala vengan húmedos, desde luego. 
Muchas de esas presas se han adelantado considerablemente y están en condiciones de prestar un servicio de emergencia. 
De manera que se seguirá un criterio cuidadoso, se tendrá listo todo, se tomarán todas las medidas, se calcularán todos los riesgos, para que todas las presas que sea una necesidad cerrar se cierren, observando sobre la marcha, calculando. Algunas se cerrarán a fines de mayo, otras se cerrarán a mediados de junio. La cuestión es disponer de agua en julio y agosto, y también disponer de agua en los meses de noviembre, diciembre, enero, febrero y marzo.  Y algunas obras de terminación hacerlas incluso después, puede ser en marzo, puede ser en abril, una vez que hayamos garantizado agua en los meses del verano si vienen secos, y agua en la próxima seca, de manera que los objetivos para los cuales se construyeron esas presas se realicen. 
El esfuerzo ha sido grande, el éxito grande. Y, sin embargo, nosotros esperamos todavía que ese esfuerzo sea mayor y que los éxitos sean mayores. 
Ciertamente que la zafra de los 10 millones nos obligó, tanto en el terreno de la perforación, como en el terreno de las presas, como en el terreno de los drenajes, a un esfuerzo muy grande.  Estábamos obligados por 1970 y tuvimos que trabajar con esa gran presión. 
No es esa ya la situación del año 1971.  Eso no quiere decir que vamos a aflojar el esfuerzo.  Vamos a tener incluso más recursos, lo que vamos es ya a trabajar un poco menos amenazados en cada una de estas obras que como hemos estado con relación a la zafra de 1970. 
Claro que hay planes importantes.  Están, entre otros, los planes de arroz. En arroz este año el país llega a cerca de 10 000 caballerías, entre 9 000 y 10 000 caballerías, y esperamos el próximo año pasar de 15 000 caballerías, de las cuales aproximadamente un 50% tendrá doble cosecha.  De manera que para el año que viene se sembrarán, entre las que van a tener una cosecha y las de dos cosechas, más de 20 000 caballerías de arroz. 
Hay que decir también que este año la mayor parte de las siembras se están haciendo con la variedad IR-8 que tiene muy altos rendimientos. Pero hay que decir que tenemos en este momento 11 variedades todavía superiores al IR-8. Claro que estas nuevas variedades están a nivel de granos.  Hay tres de ellas, de ciclo muy corto, de las cuales teníamos 10 granos de cada una.  Se han sembrado 10 matas de cada una, y de cada una han nacido las 10 por suerte.  Así que ya recogeremos en este verano unas cuantas espigas.  Y de otras hemos tenido 450 granos, de otras siete variedades; y de una, 45 kilogramos. 
En el rendimiento tienen cualidades superiores.  De manera que en 1970 y con vistas al año 1971 adquiriremos categoría de grandes arroceros. 
Casi nadie se ha dado cuenta de que al lado del plan cañero, que ha sido grande, ha habido otro plan que ha crecido todavía mucho más que la caña, que es el de arroz.  Y los planes de arroz, el que quiera saber lo que es trabajo que se interese por un plan de arroz; porque el arroz hay que sembrarlo en lugares muy bajos, en lugares donde hay que hacer millones de metros cúbicos de drenaje, miles de obras de fábrica, como señalara Faustino —en la de El Cauto solamente 1 350 obras de fábrica—, los trabajos que hay que hacer de diques. 
Y algún día, desde luego, vamos a sembrar todo ese arroz ya con terrazas planas.  Ya hay alguna experiencia, y vamos a tener las 17 000 caballerías físicas que tendrá el país para arroz con terrazas planas. 
Ello requerirá un trabajo ulterior ya.  Ahora el trabajo no puede ser de terrazas planas, sino el trabajo tradicional de los diques, siguiendo las curvas de nivel; los sistemas de riego, los drenajes.  Pero marchamos hacia el desarrollo de arroceras de las más modernas del mundo y con productividad que sobrepasará la productividad por hombre de Estados Unidos. 
Esto lo decimos ya cuando a nuestro país empiezan a llegar los primeros de los 2 500 tractores SAMEX de doble tracción y de 90 caballos, que se adquirieron para los planes arroceros del país.  Dispondremos de   2 500 máquinas de las mejores que existen, capaces de tirar tanto de un arado de seis discos como tirar de un zanjeador, como tirar de una mototraílla para hacer terrazas planas, como tirar de los landplanes, es decir, todas las máquinas, y de meterse en el arroz y de fanguear además de las ruedas fangueadoras con rotovator especiales que tiene para fanguear, sellados abajo y con doble tracción y con 90 caballos para que no falte ningún caballo en las arroceras (RISAS Y APLAUSOS).  Y con variedades nuevas de las de más altos rendimientos, que ahí están creciendo hasta con un centinela al lado para que no se acerque ni un pájaro a comerse una de esas matas (RISAS). 
Así que de esos recursos dispondrá nuestro país en ese renglón de la agricultura. 
Parejamente ya habiéndose terminado el grueso del esfuerzo en la caña comienza el esfuerzo en el pasto, comenzando a desarrollarse dos enormes planes este año: uno en la zona de Camagüey, llamado el Rectángulo, de 10 000 caballerías de pastos para ceba; y otro en la región de Sancti Spíritus, de otras 10 000 caballerías de pastos para cría y para ceba. 
En la región de Sancti Spíritus se va a desarrollar una arrocera de 2 500 caballerías. Y esperamos tener el año que viene las 2 500 caballerías allí.  La región de Sancti Spíritus es una de las de más grande potencial de agua. El agua potencial de la región de Sancti Spíritus, con el Zaza, el Agabama y todos esos ríos, es de 3 000 millones de metros cúbicos.  Casi la séptima parte del agua del país. 
Hay que hacer grandes presas allí.  Y una de las que se va a comenzar, y con una buena voluntad de cerrarla —y cerrarla decimos el año que viene— es nada menos que una presa de 700 millones de metros cúbicos de agua.  Yo digo cerrarla el año que viene.  No me empeño en el ciento por ciento, pero estamos decididos a hacer el máximo esfuerzo por resolver el problema de esa presa para que no falte agua. 
Y como allí en Sancti Spíritus hay que hacer un trabajo muy serio, es por eso que hemos querido aprovechar la experiencia del compañero Faustino, al cual hemos hecho responsable del plan de Sancti Spíritus (APLAUSOS). 
Así que él está oyendo aquí  los compromisos.  El no se ha querido comprometer en lo de los 700 millones.  Hay que decir la verdad.  Creo que se guarda todavía la prerrogativa de hacerla pero no decirla.  Aprovechar toda su experiencia, porque creo que allí podemos desarrollar técnicas muy modernas.  Aquella región va a tener arroz, ganado, caña, tabaco; es decir, casi todos los renglones. 
Nosotros hemos pedido al compañero Faustino que lleve con él un grupo de compañeros experimentados, porque en la región de Sancti Spíritus creo que se pueden hacer grandes avances de tipo técnico, en lo que se refiere a todos los problemas de regadío. 
Pero, en fin, volviendo al tema, ya se están haciendo en cuestiones de pastos grandes planes con mucha fuerza. 
Hay que decir que en la región del Rectángulo se unen más o menos en el mes de julio unos 1 500 tractores.  ¡Mil quinientos tractores en un solo plan!, y todos los buldóceres que han estado trabajando en los planes de caña para el Rectángulo.  Y cuando empiece el mes de noviembre, la seca, desbrozando para el arroz en el sur de Camagüey.  De la misma manera casi todos los buldóceres de Las Villas están en este momento en la región de Sancti Spíritus, en las áreas altas buldoceando para pasto. Y cuando comience el período seco estarán todos buldoceando para arroz. 
Pensamos dedicar el menor número posible de buldóceres a hacer canales en las áreas arroceras porque vamos a emplear las grúas, vamos a emplear las traíllas, las que tenemos, las que llegan nuevas y algunas que los compañeros del centro de maquinarias quieren construir este año.  Quieren construir 50 traíllas. Las traíllas sirven para abrir canales.  Así que los productores de traíllas que estén alerta con esta gente del centro de maquinarias, porque copian cualquier máquina, y le hacen nada más que algunas pequeñas modificaciones. Ellos dicen que para arreglarlas, y a mí me parece que es para no copiarlas tal como son. 
Ya por lo pronto han hecho una perforadora de pozo Bucyrus, que es lo más parecido que hay a las perforadoras americanas de hacer pozos.  Cualquier parecido es mera coincidencia (RISAS).  Además, han estado fabricando ya unas bombas de pozo profundo, que también tenían un parecido terrible con algunas bombas que no voy a mencionar aquí  (RISAS), para no crearles demasiados problemas. 
Es decir que vamos a emplear las traíllas y vamos a emplear también la dinamita, si conseguimos toda la dinamita que necesitamos.  Esa es tarea de comercio exterior.  Porque este año han gastado ya 2 000 toneladas de dinamita abriendo canales, desbrozando y haciendo trabajos, y van a recibir otras 2 000, pero el año que viene necesitan mucha más dinamita.  La dinamita ayuda para abrir canales ahorrando buldóceres.  Y el año que viene tenemos un problema con relación a los buldóceres, que los 160 buldóceres D-493 que vienen se destinarán con combinadas Henderson en la provincia de Camagüey al corte de caña. 
De manera que hay que estar inventando todos los medios habidos y por haber para realizar todas estas tareas utilizando técnicas nuevas.  Y ciertamente que la apertura de canales con dinamita ha dado un gran resultado, ha sido de gran utilidad. 
De manera que los planes del año que viene serán tal vez no tan tensos como los de este año, pero serán planes mayores todavía que los planes de este año. 
También tendremos un gran número, un número muy superior de perforadoras para hacer pozos de extracción y pozos de inmersión.  Por un lado sacar la que necesitamos, y por otro lado meter en las presas subterráneas que nos ha dado la naturaleza el agua que sobra, no permitir que se vaya al mar. 
La situación también en cuanto a los demás cultivos es una situación buena.  Se están llevando a cabo los planes de cítricos, de siembra de cítricos, plantaciones de cítricos con una gran intensidad, de café, de plátano, de piña...  Todos esos cultivos se están desarrollando al máximo que permiten las posibilidades de semillas.  Y ya hay algunas plantaciones impresionantes de piña.  Se habla mucho de las plantaciones que tienen los compañeros en Ciego de Avila.  Los que pasan por allí hacen grandes elogios. 
Se acordarán ustedes que tuvimos un problemita con la situación de algunas piñas Cayena Lisa.  Pero eso no fue obstáculo, y hemos conseguido unos 10 millones de posturas de Cayena Lisa. Y no solo las hemos conseguido sino que están sembradas y están creciendo con una técnica de alta calidad. Ya todos esos cultivos van tomando una gran fuerza, y el cultivo principal ha sido el de la caña en estos últimos 15 meses, pero de la caña por lo pronto ya nos vamos librando. 
Se han sembrado en los últimos 15 meses unas 41 200 caballerías netas de caña. Netas quiere decir que la que se sembró y se perdió por algún factor de sequía o por lluvia o algún problema de esos y se volvió a sembrar, se cuenta una sola vez.  El esfuerzo fue todavía mayor, porque cada vez que se perdió una caballería hubo que sembrarla otra vez.  Y se han sembrado en los últimos 15 meses 41 200 caballerías de caña.  Esto es más de medio millón de hectáreas.  Cuando nosotros les explicamos esta cifra a algunos visitantes, se asombran. 
Ahora, con la caña sembrada en los últimos 15 meses, solo con esa, con la caña nueva, Cuba sería ya el año próximo el primer productor de caña del mundo, ¡con las cañas nuevas! 
Casi todas las provincias han cumplido ya sus metas. La provincia de Las Villas cumplió su meta y ha sobrecumplido también; igualmente la provincia de La Habana; la provincia de Pinar del Río, que es pequeña en caña. A la provincia de Matanzas le quedan 171 caballerías que terminarán de sembrarlas antes del 31.  A la provincia de Camagüey le quedaban ayer 22,8 de un programa de 12 000 caballerías de caña; las terminarán de sembrar antes del día 31.  Y solo le falta una cantidad mayor a la provincia de Oriente, que el día 31 le quedarán unas 1 000 caballerías que sembrará en el mes de junio.  Y se alcanzará una cifra superior a las 43 000 caballerías de caña.  Es una cifra respetable si se tiene en cuenta que mucha de esa caña se sembró en tierras que hubo que buldocear, recuperar, en terrenos bajos que hubo que drenar; es decir, ya no era en tierras fáciles, sino en tierras de acceso difícil. 
De manera que el país tendrá unas 117 000 caballerías de caña para la zafra de 1970, y se cortarán más de 40 000 por primera vez. 
Se han sembrado con altos niveles de fertilización, con una alta densidad de población, y en general se han hecho las siembras con preparación de tierra y cuidados de una calidad superior:  selección de la semilla, selección de las variedades —sobre todo variedades de madurez temprana—; cuando se demolía, se demolían las cañas aquellas que eran de menor valor; se ha reducido considerablemente el porcentaje de caña POJ 28-78 que había en el país, y se ha mejorado considerablemente la composición de las variedades. 
De manera que avanzamos hacia 1970 con 117 000 caballerías de caña, cifra —por lo demás— respetable. 
Sin embargo, no podemos decir que todo haya marchado bien.  Muchas personas nos preguntan a nosotros cómo marcha la zafra de este año, y la zafra de este año ha sido la agonía del país. 
Nosotros el 13 de marzo explicamos los problemas que había en relación con la zafra de 1969.  Explicamos también las causas de cómo se había relegado, subestimado la importancia de la zafra de 1969 y se había concentrado la atención sobre todo en la meta de 1970.  Hubo provincias que realmente no pensaban ni en la zafra de 1969, ni se acordaban. 
Todo ello requirió un esfuerzo grande, porque la zafra, a pesar de que se comenzó temprano, iba atrasada. 
A esto se sumaban una serie de factores —como decíamos—: una serie de centrales que habían sido ampliados y empezaban a probarse algunos tándemes, alguna maquinaria, con todas las dificultades que eso conlleva de ajustes, incluso de manipulación de esos equipos; otros centrales —algunos— estaban en plena construcción, no podían trabajar en la zafra; otros debían ser paralizados temprano en la zafra para hacer las nuevas ampliaciones. 
El equipo de transportaciones tenía muchos problemas.  Hay problemas acumulados en las vías férreas de falta de reparaciones. Había problemas acumulados también en el transporte: en las carretas, en los camiones. Incluso el país el año pasado tuvo dificultades para adquirir determinados aseguramientos, como gomas de carretas, gomas de camiones. Eso unido al enorme trajín de los equipos de transporte durante todo el período del segundo semestre del año pasado, en que no pararon: ni alzadoras, ni camiones, ni carretas, ni nadie. Algunos problemas de piezas. 
Es decir, algunos problemas de tipo objetivo, y bastantes problemas también de tipo subjetivo: de personal eficiente en algunos casos para la operación de esos mismos equipos. 
Cualquiera oye hablar de una alzadora, pero una alzadora es nada menos que una grúa hidráulica. Y todo el mundo sabe que manejar un buldócer, un camión, cualquier equipo, es mucho más fácil que manejar una grúa hidráulica; y hay muchas grúas trabajando en las obras hidráulicas, las presas.  Y uno de los problemas más serios es seleccionar y preparar el personal para manejar las grúas hidráulicas, y cada alzadora es nada más ni nada menos que una grúa hidráulica.  Y hay miles de alzadoras en el país y bastante gente no experta en esos problemas, y a veces la cantidad de piezas que gastan es mayor, la cantidad de aceite que gastan es mayor, la cantidad de roturas es mayor. 
Si a deficiencias de mantenimiento se unen falta de personal mecánico en las reparaciones, problemas de organización, es decir: a los factores objetivos se suman los factores subjetivos.  Unido al esfuerzo en todos los demás frentes, al esfuerzo en la construcción de drenajes, de obras de todo tipo, y sobre todo el esfuerzo en las plantaciones con vistas al año 1970. 
Todos esos factores incidieron en la zafra. 
Es cierto que en los meses de marzo y abril se levantó la molida, se levantó.  Sin embargo, ya en el mes de mayo los problemas que temíamos empezaron a presentarse: en las regiones de Las Villas, Camagüey y Oriente, lluvias tempranas y fuertes. Temíamos las lluvias tempranas. Es decir, si por un lado deseábamos lluvia, por otro lado habríamos deseado las lluvias normales.  En Las Villas ha llovido tremendamente, más que en los últimos años. Y en Oriente, que hubo sequía en los primeros tres meses, ya desde fines de abril y en el mes de mayo ha llovido realmente mucho. Eso explica que la presa Paso Malo está vertiendo ya, y que la presa “Carlos Manuel de Céspedes” haya alcanzado un caudal grande de agua.  Lluvias tempranas en el mes de mayo mermaron el ritmo de la zafra, y afectaron incluso los rendimientos de azúcar. 
De manera que aquí tenemos las cifras y sus problemas. 
Hasta el día de ayer se habían molido 3 428,3 millones de arrobas; esto es equivalente al 85% de las cañas. 
Ahora bien, este año tuvimos también los problemas de los rendimientos.  Los rendimientos del año pasado fueron 11,97; los rendimientos acumulados este año han sido de 10,85. 
Es decir, 1,12 de azúcar menos; es decir, algo más de un 10% menos. Este año con 3 428,3 millones de arrobas se habían producido 4 277 482 toneladas de azúcar. Con un rendimiento igual al del año pasado en azúcar, se habrían producido 458 000 toneladas más de azúcar.  Ya en el mes de mayo bajaron los rendimientos con las lluvias tempranas, más los problemas acumulados. 
Es decir que los problemas que estábamos temiendo con relación a la zafra de 1969 se han estado presentando. 
En ocasiones no se dan las cifras, en algunos años. Todo esto tiene que ver con el comercio. Y, en fin, es una facultad del país usar o no de la discreción azucarera.  Pero de todas maneras las cuentas tienen que estar muy claras con vistas a las realidades y con vistas a los esfuerzos que nosotros tenemos que hacer. Por eso consideramos conveniente que se sepa cuál es la actual producción de azúcar y la caña molida: el porcentaje de caña molida hasta este momento es el 85% de la zafra. 
De manera que nos enfrentamos en los próximos 45 días a los muy serios problemas que implica terminación de zafra, cultivo de las cañas —que adquieren una importancia tremenda—, inicio de las reparaciones en todos los centrales que vayan terminando; de manera que si el año es del esfuerzo decisivo, estos meses son del esfuerzo decisivo dentro del esfuerzo decisivo. 
No cabe duda de que todavía tenemos muchas debilidades.  Tenemos debilidades en recursos, que son objetivas, y tenemos debilidades subjetivas en organización, en control, en eficiencia, y con todo ello enfrentados a una tarea seria. Desde luego, este es un país serio y un país de vergüenza, y no habrá nada ni ninguna circunstancia que haga retroceder este país en una tarea ni en un empeño. Encontrarse algunos puntos críticos viene a ser un gaje del oficio de revolucionario. 
Desde luego que el próximo año los datos irán apareciendo desde el primer día. Queremos que todo el país sepa cómo va la zafra, pero día por día; y cómo marcha la zafra en cada provincia, y si es posible en cada región y si es posible en cada central.  De manera que haremos un uso de amplia indiscreción azucarera y publicaremos los datos diariamente en el periódico, de manera que no seamos unos pocos los que tengamos la información, que todo el mundo tenga la información y la opinión participe también con su autoridad y su sentido moral en el desarrollo de la zafra de 1970. 
Desde luego que estas cifras de azúcar producido y las que faltan por producir están por debajo de los requerimientos de nuestra economía.  Y la responsabilidad nos incumbe en una buena parte con estas 458 000 toneladas menos, por problemas de distinta índole: industriales, de cosecha, de organización: organización del transporte que lleva la caña, organización de los medios que la recogen, del mantenimiento de los equipos. Creemos que todo eso ha estado afectando en el rendimiento del azúcar. Ha habido factores objetivos, repito, pero también factores subjetivos. 
Desde luego que en esta zafra no había primaveras quedadas ni cañas de frío, sencillamente porque se utilizó como semilla más de medio millar de millón, es decir, más de 500 millones de arrobas de caña de semilla. Las cañas de semilla que se usaron en el segundo semestre eran cañas de primavera sembradas en 1967; además, en este segundo semestre se sembró principalmente con cañas de frío también de 1967.  De manera que se comenzó la zafra solo con retoños; las cañas de primavera y cañas de frío todas estaban bajo tierra.  Al mismo tiempo, las lluvias el año pasado comenzaron en mayo, y una caña tiene de edad el momento en que inicia el ciclo vegetativo; de manera que el ciclo vegetativo se inició tardíamente, la zafra comenzó con retoños que tenían siete, ocho, nueve meses. 
Y, desde luego, estas cantidades de azúcar —repito— están por debajo de los requerimientos de la economía.  Ahora bien:  no obstante el país adoptará las medidas pertinentes para disponer del azúcar necesario y disponer del azúcar que requiere nuestra economía, y de los azúcares que nosotros debemos embarcar y de los azúcares que nosotros debemos exportar este año, cumpliendo los compromisos y recibiendo las divisas pertinentes. 
Y lo que haremos será adelantar la zafra de 1970. Disponemos de sobradas cantidades de caña para el año 1970; además, desde el punto de vista climatológico se presenta bien hasta este momento la lluvia, parece que va a ser un año de lluvia, de lluvias buenas. En general se está comportando así, con algunas excepciones, algunos caprichos. En la región de La Habana, por ejemplo, mitad sur ha llovido muy bien, mitad norte no ha llovido en el mes de mayo como llovió por ejemplo en el mes de abril, pero en general ha llovido bien.  Y, desde luego, si se les brinda a las cañas toda la atención que requieren, si se combate la hierba, y hay mucha caña que limpiar porque hay muchas caballerías de caña en el país, y en estos meses la hierba crece rápido también, sobre todo en años de lluvia...  Pero el país dispone de una considerable cantidad de caña para el año 1970. 
De manera que la estrategia que seguiremos —y estrategia sin alternativa, porque el país tiene que disponer los mínimos necesarios para la economía y tiene que cumplir sus compromisos—, lo que haremos será adelantar la zafra de 1970. 
Y así hay algunos centrales, por ejemplo, que han estado reparándose, haciéndoseles importantes ampliaciones que requieren ajustes; hay otros centrales que tienen exceso de caña por encima de su capacidad.  Pues bien: esos centrales, unos cuantos centrales, comenzarán la zafra de 1970 en el mes de julio, en el mes de julio de este año. 
De manera que unos cuantos centrales empezarán la molida temprano en el mes de julio; produciremos azúcar y produciremos también miel. Las cañas tendrán un poco menos de rendimiento de azúcar, tendrán mayores rendimientos de miel; pero se dispone de caña suficiente porque para eso tenemos las enormes siembras que se han hecho, y para eso tenemos las 117 000 caballerías de que dispone el país para 1970. 
Si se comportan bien las lluvias habrá caña para más de 12 millones de toneladas, y no hay central que muela toda la caña si se presenta en esas condiciones.  De manera que la opción es comenzar temprano la zafra de 1970. 
Hay algunas provincias que tienen muy poca ampliación como es, por ejemplo, la provincia de La Habana.  La provincia de La Habana va a tener unos 800 millones de arrobas de caña el próximo año, y su capacidad es reducida, de manera que hay que hacer zafra larga. 
La industria azucarera tendrá que seguir siendo ampliada.  Pero en el futuro pensaremos más en centrales nuevos, porque un central de estos que tienen más de 30 años —en este país no se construía un central desde antes del año 1930—, de estos centrales algunos tenían posibilidades de ampliaciones y se han ido utilizando esas ampliaciones, pero con muchos dolores de cabeza.  Y ampliaremos la capacidad industrial y las ampliaciones serán fundamentalmente a base de centrales nuevos. Al lado del viejo, el nuevo. Y aquel que funcione mientras se construye el otro. Centrales de técnica más moderna, de mucho mayor productividad, con el máximo posible de automatización. Nuestra industria azucarera es operada por cerca de 100 000 trabajadores y pudiera ser operada —si existieran condiciones adecuadas en la industria, si existiera una industria moderna— por unos 30 000 obreros.  De manera que la vieja industria nos obliga a tener 70 000 trabajadores más. 
El país seguirá incrementando su producción de caña pero sin grandes incrementos de superficie.  Repetimos:  la caña pasará a zonas llanas.  La caña tendrá que ser toda mecanizada, y con una superficie de unas 130 000 caballerías llegará a producirse en 1980 el doble de caña que en 1970.  Pero no estamos pensando en mucho más azúcar, sino estamos pensando en la masa ganadera del país. 
Nuestros centrales producirán 10 u 11 o 12 millones de toneladas de azúcar, lo que se requiera y sea razonable producir para esa fecha, y el resto de la caña —una cantidad aproximadamente igual— para la producción de leche, de carne, de huevo, de pollo, de todo. Porque repetimos que la caña es la fuente no solo de los carbohidratos, sino de las proteínas. Es nuestra soya y nuestro maíz, con producciones por hectárea que superan varias veces la de cualquiera de esos cultivos. 
De la caña se producen las proteínas, es decir, de la miel, y el azúcar hace también el papel de carbohidrato en la producción de aves, en la producción de cerdos. 
De manera que con una superficie un poco mayor de la destinada hoy día, y ubicada toda en terrenos llanos y mecanizada, el país producirá 10 años después el doble de caña de lo que tendrá producido en 1970. 
Es decir, ya serán cañas no de 10 meses ni de 11 meses, serán cañas de 18 a 20 meses, con regadío. No habrá que estar limpiando todos los años 100 000 caballerías sino la mitad.  Cortaremos unas 60 000 caballerías pero con no menos de 250 000 arrobas por caballería. 
Los resultados de la aplicación de la técnica en la caña son matemáticos.  Determinada preparación de tierra, determinada variedad, determinados niveles de fertilización, determinada edad, determinados cultivos, determinada humedad, arrojan resultados matemáticos.  Y hay en el país variedades que en 18 o 20 meses producen hasta 300 000 arrobas por caballería.  Calcular la producción 10 años después en 250 000 arrobas por caballería no es, de ninguna manera, difícil. 
Con la mecanización, con una industria ampliada y más modernizada, las perspectivas de la industria cañera son realmente buenas. 
Prueba decisiva es esta próxima zafra.  Algunos piensan si los 10 millones son por 1970 nada más.  ¡No, no!  Es que estamos pensando en más después.  No es como algunos creen que si es por un año.  Después vendrán las zafras de 1971 y de 1972.  Aquí no habrá más reducciones que las que imponga la ampliación de la industria. 
Habrá que ir pasando...  Hay centrales que están en montañas aquí  en que no se pueden usar ni alzadoras.  Y esos centrales son insostenibles. La fuerza de trabajo del país se necesita para todo el desarrollo del país y esa fuerza de trabajo solo se liberará con la mecanización del corte de caña, que hoy emplea las mejores energías del país, que hoy emplea los recursos humanos fundamentales que el país necesita para todo su desarrollo pleno. El país considera la mecanización una cosa fundamental y le está prestando el máximo de atención. Y no tiene la menor duda de que resolverá y llegará a la mecanización total de las cañas. 
El proceso no es fácil. Ya tenemos las combinadas. Se están probando los prototipos con bastante eficiencia.  Pero, no obstante, se lleva con calma la cosa, porque no se puede empezar a construir en masa de esas máquinas hasta que no esté plenamente probado el prototipo, con todas las modificaciones y con todas las mejoras que se requieran.  Por el apuro que tenemos en disponer de la máquina, no podemos ponernos a construir en masa sin que todos los requerimientos mecánicos estén satisfechos. 
De manera que se está tomando con mucho cuidado el problema de la mecanización, pero con la absoluta seguridad en su solución. 
Estas son las perspectivas, les decía, y las pruebas que tenemos delante. 
Sin duda que toda una serie de experiencias de esta zafra, que serán recogidas y analizadas, tienen que ser utilizadas de inmediato en la organización y en la preparación de la próxima zafra que empieza, además, temprano: una parte en julio, una parte mayor en septiembre y el grueso de todos los centrales desde el 1ro de noviembre. 
Desde luego que los factores subjetivos están mucho mejor preparados para la zafra de 1970 que esta zafra de 1969.  Pero toda la experiencia que numerosos compañeros han recogido en cada central, en cada centro de acopio, en cada chucho, en cada corte, esas experiencias tendrán que ser bien analizadas y aprovechadas, al objeto de organizar de manera óptima —¡de manera óptima porque constituye una prueba seria para el país!— la zafra de 1970.  En todos los factores que han incidido:  bien a veces en que no llega caña temprano al central, en los transportes de ferrocarril, todos los factores que han incidido en crear determinadas dificultades en la presente zafra.
De manera que si bien es cierto que muchas cosas han marchado bien y muchas cosas han significado impresionantes avances en este año, no nos podemos enorgullecer de decir que todo ha marchado bien.  No nos podemos enorgullecer de decir que hemos adquirido la capacidad de llevar en toda la línea el trabajo que el país requiere. Y decimos el trabajo que el país requiere, porque los problemas del desarrollo son muy serios. No en balde se queda un siglo atrasada una nación. 
No es cualquier cosa la lucha de un país por alcanzar ese desarrollo en las condiciones modernas, sobre todo en las condiciones que impone la técnica, e incluso en medio de la hostilidad de poderosos enemigos; de la hostilidad económica.  Esto requiere, naturalmente, un esfuerzo de titanes, un esfuerzo como los esfuerzos que ha hecho este país en cada uno de sus momentos decisivos, como los que hicieron los que lucharon en nuestras guerras de independencia, como los que hicieron los que se propusieron un día iniciar la revolución en este país y luchar en condiciones difíciles y enfrentarse a pruebas difíciles. 
Este pueblo ha estado haciendo un gran esfuerzo. Pero no creemos ni mucho menos que el esfuerzo que estemos realizando sea un grandioso esfuerzo. No creemos que sea el pueblo que haya realizado el mayor esfuerzo en un momento dado.  Y ahí tenemos, si se quiere, un ejemplo de esfuerzo mucho mayor, el esfuerzo del pueblo de Vietnam en estos años enfrentándose a cientos de miles de soldados imperialistas (APLAUSOS). 
No creemos que estemos haciendo el mayor esfuerzo, ni de la manera más eficiente. 
Diez mil máquinas disponemos en el DAP, 10 000 máquinas de diverso potencial, de diversa fuerza; grandes buldóceres en algunas ocasiones, de camiones, de grúas.  Hablamos de miles de kilómetros de caminos, decenas de miles de caballerías, de toda la caña que hemos sembrado, de todos los canales que hemos abierto, de todas las presas que hemos construido, y decimos que si:  si se compara con lo que podíamos hacer antes es mucho mayor. 
Cuando escuchábamos la narración del compañero Faustino de lo que ha hecho el instituto hidráulico partiendo prácticamente desde el cero, no puede uno dejar de impresionarse con el recuento de los pasos que efectivamente en una serie de campos se han dado.  Si vemos las cifras solas nos parecerían razones en todos los frentes para sentirnos satisfechos. 
Pero nuestro esfuerzo hay que compararlo con el esfuerzo que en ocasiones han hecho otros pueblos. A veces hay que hacer una obra de fábrica, poner una alcantarilla, hacer un puente, levantar una pieza prefabricada que pesa dos toneladas, o cinco toneladas, o diez toneladas:  en ocasiones es una grúa como la que participa en la construcción de la fábrica de fertilizantes de Cienfuegos, capaz de levantar 120 toneladas. Disponemos de máquinas que levantan 120 toneladas y colocan allí pesadas estructuras.  Y tal vez nos pueda parecer grandioso el esfuerzo. 
Si miramos atrás, si miramos la historia de otros pueblos lo que han hecho: algunos construyeron enormes pirámides, pero otros incluso sin bueyes, sin la rueda siquiera...  En la historia de las civilizaciones precolombinas en América Latina —o en América, que no era latina sino india en aquella época— nos encontrábamos que a veces construían edificaciones para las cuales movían piezas que pesaban 30 toneladas, 50 toneladas y hasta 100 toneladas.  Y han quedado impresionantes monumentos que recuerdan el esfuerzo realizado por algunos pueblos. 
Y nosotros nos preguntamos: ¿Cómo es posible mover una piedra de 100 toneladas sin animales de tiro, sin la rueda siquiera?  Y nos preguntamos cómo el esfuerzo humano pudo alguna vez mover, a través de grandes distancias, sin rueda y sin animal de tiro, pesos que alcanzaban 100 toneladas. 
Al lado de esas realidades —que otros pueblos, a veces inspirados en un fanatismo de tipo religioso, hacían esos enormes esfuerzos—, cuando la historia del género humano y del esfuerzo de los pueblos enseña eso, y realizado a veces de una manera inconsciente, fanática, no podemos sentir especial impresión de pensar que nosotros hacemos una alcantarilla, o ayudados por potentes máquinas de cientos de caballos de fuerza hacemos un camino, o una carretera, o una presa, o buldoceamos unas cuantas decenas de miles de caballerías, sabiendo las máquinas con que contamos, los recursos con que contamos. ¡Porque son millones de caballos de fuerza empleados con mover palancas, con apretar botones! Y podemos decir que en ocasiones ni siquiera sabemos utilizar con toda la eficiencia requerida esas poderosas máquinas. 
De manera que sí, si analizamos las cifras, las cifras pueden impresionar. No lo dudo.  Si se comparan los incrementos de hectáreas de riego en Cuba con los de América Latina, da lástima.  Si se comparan los incrementos de caminos, los incrementos de tierras que se desbrozan y se ponen en producción, no hay comparación posible en algunas de las cifras.  Cuba sola supera lo que hacen juntos todos los demás países de América Latina. 
Pero, sin embargo, ¿es como para que nosotros nos vanagloriemos de eso? Nosotros a veces exponemos y exhibimos lo que la Revolución hace sencillamente como una demostración de la verdad de que a través de la revolución los pueblos pueden hacer grandes cosas, a través de la revolución pueden resolver sus problemas.  Pero al fin y al cabo no tenemos tanto de qué vanagloriarnos, al fin y al cabo hemos tenido la Revolución y nada delante de nosotros que nos impida realizar los grandes objetivos de este país, nada que nos impida trabajar para el porvenir de este país, ningún amo yanki aquí diciendo lo que hay que hacer, ninguna estructura de propiedad arcaica que nos imposibilite conseguir nuestros objetivos. Sí, el enemigo trata de entorpecernos desde allá, pero somos dueños del país, somos dueños de los recursos naturales del país, somos dueños de las máquinas, somos dueños de las fábricas. Tratan de sabotearnos a veces la economía, a veces la industria, pero es poca cosa lo que pueden hacer. Está suficientemente armado el país para defenderse de esos enemigos. 
De manera que el pueblo no tiene delante sino los obstáculos que nos puedan crear nuestras propias limitaciones subjetivas, nuestras propias incapacidades, nuestras propias ignorancias. 
De manera que si los hechos de la Revolución en cifras son grandes, no creo que haya motivos de vanagloria, no creo que haya motivos para sentirnos excesivamente orgullosos, no creo ni siquiera que haya motivos para sentirnos excesivamente revolucionarios. 
Sí, hay decenas de miles, hay cientos de miles de hombres vanguardias en este país que hacen un gran esfuerzo.  ¡Pero todos no somos vanguardias!  Hay unos que hacen mucho más esfuerzo que los demás, mayor sentido de la responsabilidad, mayor sentido de la disciplina. 
Tenemos que preguntarnos, por ejemplo, por la disciplina del trabajo: cómo anda la disciplina en el trabajo, en el central, en la fábrica, en el chucho, en el transporte, en cada máquina. 
Antes cuando éramos esclavos de los capitalistas, cuando éramos administrados por los propietarios, el hambre esperaba a la vuelta de la esquina, el desempleo, la enfermedad, la ignorancia, la ausencia del porvenir, en ocasiones la degradación para muchas personas y hasta el suicidio.  Ese no es el presente de hoy de un país que es dueño de sus actos y trabaja para su porvenir. 
¿Hasta qué punto hemos sido capaces de ser conscientes de esa realidad?  ¿Hasta qué punto hemos sido capaces de tomar conciencia de todas y cada una de nuestras obligaciones? 
Porque a veces cuando un hombre se descuida en una llave, en darle más o menos vapor a una caldera, en hacer o dejar de hacer una actividad, todo eso repercute en la economía, todo eso repercute en la producción.  ¡Y este no es un país de esclavos hoy día!  El hambre no amenaza a nadie.  No lo amenaza la enfermedad; no lo amenaza el accidente, la desvalidez; no lo amenaza la vejez; no lo amenaza ningún peligro de aquellos peligros bajo los cuales vivía el hombre en el pasado.  Ningún peligro ni riesgo amenaza a la familia de nadie.  Ningún hijo es huérfano en este país.  Ninguna familia es desvalida en este país.  La Revolución ha creado las condiciones de seguridad para que se pueda decir aquí que aquí  no hay desvalidos, que aquí no hay huérfanos. 
Pero podemos preguntarnos hasta qué punto, sin aquellas condiciones del pasado, hoy sabemos conducirnos como pueblo dueño de nuestro destino, hoy sabemos conducirnos como hombres que respondemos a nuestras conciencias; hasta qué punto somos un pueblo que podamos sentirnos orgullosos de eso.  Y en realidad no es así, no es todavía así. 
Y esto no niega el esfuerzo heroico, de vanguardia, que cientos de miles de personas realizan en este país, que se han pasado cuatro meses cortando caña; trabajadores, padres de familia, estudiantes, haciendo esfuerzos grandes; estudiantes que el país necesita preparar, porque si algo falta aquí son conocimientos. Pero hasta qué punto en cada frente hemos sido responsables, hemos sabido organizar, hemos tenido en cuenta que cualquier descuido está afectando el esfuerzo que con sacrificios hacen otros; hasta qué punto cuidamos las máquinas que nos dio el pueblo, el camión, la alzadora, la fábrica; hasta qué punto. 
Y creo que esa pregunta tenemos que hacérnosla, no vivir de las glorias, de lo que hemos hecho, que hemos hecho poco todavía, y hemos hecho menos de lo que debíamos hacer. Y el deber nuestro es hacer el máximo.
Y la razón no puede ser buscar para este país el máximo de felicidad. Si tan siquiera comprendemos que estamos llamados a ser ejemplo para todo un continente y que estamos llamados a ser faro para decenas y cientos de millones de hombres, el más elemental sentido del deber revolucionario nos obliga a tenerlo presente; no ya trabajar solo para el porvenir nuestro, trabajar por una idea, trabajar por una causa, que es la causa de la justicia, que es la causa de la verdad.  Y los revolucionarios tenemos que saber comportarnos como abanderados de esas causas. 
Hablo a los revolucionarios, no gusanos ni “gusanoides” ni semigusanos ni cosa por el estilo. A esos los tenemos descontados hace rato, a esos les hemos abierto las puertas para que se vayan allá a su paraíso yanki, esos no nos interesan. Nos interesa el pueblo verdadero, el pueblo revolucionario, y es a ese pueblo a quien nosotros le hablamos en estos términos. 
De manera que objetivamente planteamos las cosas que hemos sido capaces de hacerlas más o menos bien y también las cosas que no hemos sido capaces de hacerlas bien, y la decisión que debemos tener de saber responder a esas obligaciones. 
De manera que se ha dicho que es el Año del Esfuerzo Decisivo. Que eso no sea un lema, que eso no sea una palabra que se pinte en las paredes; que eso sea realmente un acto de conciencia en cada cosa que hagamos, tenga o no que ver con la caña, en cada cosa que de una manera o de otra pueda afectar el esfuerzo de los demás. 
De modo que hoy teníamos como cosa fundamental, al comparecer aquí el acto solemne de la unión de dos instituciones. 
Con toda franqueza hemos expuesto nuestra opinión acerca de los méritos de una de esas instituciones, del trabajo realizado por los compañeros de ese organismo, del trabajo realizado por el compañero Faustino. 
Y de veras creemos que no es que haya un nuevo aparato hidráulico. Hay el mismo aparato hidráulico, hay la misma voluntad hidráulica, los mismos trabajadores hidráulicos, solo que esa voluntad hoy puede contar con mayores recursos humanos, con mayores recursos materiales; esa voluntad forma parte de todo el esfuerzo que se realiza en el campo del desarrollo agrícola del país.  Y esa voluntad hidráulica debe crecer. 
Tal era nuestro objetivo en la noche de hoy.  Pero, a la vez, creíamos elemental deber nuestro plantear este problema de la zafra, dar las cifras —no importa lo que los enemigos puedan decir—, y plantear ante el pueblo este problema. Y no siempre, desde luego, existen las circunstancias en que las cosas que se hayan de plantear sean cosas agradables. 
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos! 
FIDEL CASTRO RUZ

Fuente: http://www.cuba.cu/gobierno/discursos

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