PROCLAMA A LOS SOLDADOS AL DESEMBARCAR EN GIBRALTAR [1]
“El aliento de perfumes”
Táriq ibn Ziyad
[30 de Abril de 711]
¿Oh mis guerreros, a donde pueden escapar? Detrás está el mar, y el enemigo al frente. Solo les queda la esperanza del coraje y la constancia.
Recuerden que en este país son más desafortunados que el huérfano sentado en la tabla del amo avaro.
Su enemigo está previamente protegido por un ejército innumerable, tiene hombres en abundancia, pero para responderle, ustedes tienen como su única ayuda a su propia espada, y, como su única oportunidad para vivir, el azar que pueden arrebatarlo de las manos de su enemigo.
Si la imperiosa necesidad a la que se obligan, se prolonga cada vez un poco o si se demoran en aprovechar el éxito inmediato, su buena fortuna se desvanecerá, y sus enemigos, a quienes han llenado de miedo con su presencia, tomarán valor.
Coloquen lejos a la desgracia, de la cual escapan en sueños, y ataquen a este monarca que ha dejado fuertemente fortificada su ciudad para encontrárselo. He aquí una magnífica oportunidad para derrotarlo, si aceptan exponerse a la muerte. No crean que deseo incitarlos a que se enfrenten a peligros a los que me niego a compartir con ustedes. En el ataque yo estaré al frente, donde la posibilidad de vida es siempre menor.
Recuerden que si sufren unos momentos de impaciencia, mas tarde disfrutarán un supremo placer. No imaginen que su destino esta separado del mío, y estén seguros que si caen, pereceré con ustedes, o los vengare. Ya han oído que en este país hay un gran número de doncellas griegas de belleza deslumbrante, con sus formas llenas de gracia que son cubiertas con vestidos drapeados, en las que brillan perlas, coral, y oro del más puro, y viven en los palacios de reyes reales.
El Comandante de Verdaderos Creyentes, Alwalid, hijo de Abdalmelik, lo has elegido para este ataque entre todos sus guerreros árabes; y él promete que se convertirán en sus compañeros y sostendrán la línea de reyes en este país. Tal es la confianza en su intrepidez. El fruto que él desea obtener de su valentía es que la palabra de Dios será exaltada en este país, y que la verdadera religión sea aquí establecida. El botín pertenecerá a ustedes mismos.
Recuerden que me pongo al frente de esta gloriosa carga que les impulso a hacer. En el momento en que los dos ejércitos se encuentren mano a mano, me verán –no lo duden-, buscando a este Rodrigo, tirano de su pueblo, desafiándolo a combatir; si Dios lo quiere. Si muero después de esto, habré tenido al menos la satisfacción de mi entrega, y encontrarán fácilmente entre ustedes un héroe con experiencia, a quien con confianza podrán darle la tarea de dirigirlos. Pero si me caigo antes de llegar a Rodrigo, redoblen su fervor, fuercen el ataque y logren la conquista de este país, privándolo de la vida. Con él muerto, sus soldados, ya no los desafiarán.
TÁRIQ IBN ZIYAD
Traducción libre: © www.constitucionweb.com
[1] Fuente: es.wikipedia. El 30 de abril de 711 las fuerzas de Táriq desembarcaron en Gibraltar (el nombre Gibraltar se deriva de Árabe nombre Jabal Táriq o Yabal Táriq, que significa montaña de Táriq, o el más obvio Gibr Táriq, significando roca de Táriq) que a partir de entonces lleva su nombre). Tras desembarcar, ordenó quemar las naves y realizó esta proclama a sus soldados.
Táriq ibn Ziyad, Ṭāriq ibn Ziyād al-Layti (en árabe, طارق بن زياد, Tarik en la transcripción tradicional española) (muerto en 720) fue un general bereber que lideró la invasión musulmana de la Península Ibérica en el siglo VIII, conquistando la Hispania visigoda, según la historiografía tradicionalmente admitida, basada en crónicas árabes de los siglos X y XI. Fue con su famosa victoria (711) en la Batalla de Guadalete, cerca de Medina Sidonia, que inició la conquista del reino hasta que unos pocos años después, en el 716, los musulmanes conquistan la Narbonense, última provincia visigoda, poniendo de este modo fin al Reino Visigodo e inaugurando el período islámico en la historia de España.
Rodrigo o Roderico en español y portugués, Roderic, Roderick, Roderik en idiomas germánicos, Rurik en eslavo, fue rey visigodo de Hispania entre el 1 de marzo del 710 y el mes de julio del 711, fecha en la que fue vencido por los musulmanes en la batalla de Guadalete y desapareció, presumiblemente muerto. Una gran parte de la historiografía considera que, con su derrota, el reino visigodo de Toledo llegó a su fin.
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