INTERVENCIÓN EN EL SENADO FUNDADO SU “VOTO NO POSITIVO” CONTRA LA RESOLUCIÓN 125.
Julio César Cleto Cobos
[17 de Julio de 2008]
Miren: sé que el país nos está mirando. Son las 4 de la madrugada y hay gente en las calles y en las plazas, esperando del Congreso una respuesta; una respuesta que no tiene por qué traducirse en una derrota o en una victoria, sino que dé solución a este conflicto, para que se preserve la institucionalidad y la paz social y se busque el consenso.
Obviamente que el consenso no está presente: acá está el país partido. Esta es la verdad.
Están todos: incluso, nuestros hijos. Todos están preocupados. A mí me han tocado momentos difíciles en la vida. Cuando tenía 23 años y no transitaban los gobiernos democráticos, se le ocurrió a dos presidentes de facto llevar al país casi a la guerra por el conflicto del Beagle. Yo estaba casi terminando la universidad, me quedaban tres materias y, de repente, me vi envuelto en ese conflicto, que podía haber sido catastrófico para la Argentina y para Chile. Era inentendible cómo dos países hermanos, con tanta historia y con tanta tradición, podían enfrentarse. Estuve en la frontera y, realmente, no podía entender por qué estaba ahí. Después, sucedieron muchas cosas en mi vida, y vino el tema de Malvinas y lo percibí como todos los argentinos: otro problema.
La historia me hizo gobernar una provincia importante, Mendoza; una provincia que hace alardes de su institucionalidad, porque normalmente las fuerzas están repartidas. Todo, antes de ser remitido a la Legislatura, tiene que ser consensuado; es una provincia donde no hay reelección y donde, como en mi caso, hijo de padres con escuela primaria, sin apellidos, sin historia, sin cuna, pude llegar a gobernarla. Realmente, como todo hombre con vocación de servicio, fue un honor representar a mi provincia.
Creo que hoy debe ser el día más difícil de mi vida, junto con aquellos momentos que viví en la juventud. No sé por qué el destino, la historia, me pone en esta situación.
Obviamente, para un hombre hecho de carne y hueso, con sentimientos y con emociones —como todos ustedes—, esto hace que se generen contradicciones. Esto es así.
Recuerdo que en 2001 vivíamos épocas muy difíciles. Yo estaba dirigiendo una facultad, y veía cómo el país se deshilvanaba y deshilachaba, y la gente nos pedía a todos los políticos que nos pusiéramos de acuerdo; ese era el mensaje. Las circunstancias actuales son totalmente distintas de las de 2001, en las que la gente pedía que el gobierno se fuera porque, a lo mejor, no había cumplido con las expectativas que se tenían.
Por eso, cuando asumió el presidente de ese entonces —después de una transición traumática—, todos empezamos a recuperar las esperanzas y apostamos a consolidar el crecimiento, el esfuerzo y el sacrificio que habían realizado muchas familias, algunos perdiendo sus ahorros, otros sus trabajos, y otros, pasando a la pobreza o a la indigencia.
Así, poco a poco, comenzamos a recuperar un gran país: el que tenemos, el que progresó con el fruto del trabajo de muchos inmigrantes. Como lo fueron mis abuelos: unos se radicaron en Chacabuco; mi abuelo cosechaba; salía y, por ahí, tardada aproximadamente veinte días para volver, porque trabajaba en el campo; otros trabajaron en el ferrocarril, pero todos supieron construir metas colectivas.
Las diversas razas y religiones son las ventajas que tiene la Argentina y que no posee ningún otro país, además de nuestros recursos naturales. Hemos tenido la posibilidad de que no hubiera diferencias raciales ni religiosas. Pero parece que nos cuesta ponernos de acuerdo; es algo que tal vez sea difícil de entender.
Por eso, cuando vimos que este país crecía y que, a la vez, se alejaba de los riesgos que vivimos en 2001, un grupo de hombres y mujeres de distintos partidos creímos en eso que llamamos la Concertación. A algunos —como en mi caso— les costó la expulsión del partido en el que militaron. Pero lo hicimos convencidos de que teníamos que aportar entre todos, para sortear las diferencias. Había crisis en los partidos políticos, ya que habían perdido esa representatividad o ese rol de intermediarios entre el gobierno y la gente.
Hoy hemos llegado a una situación en la cual imagino que la sociedad se preguntará por qué tenemos que estar distanciados de esta manera. Hay hombres y mujeres del oficialismo que están pensando distinto, y hombres y mujeres de otros partidos que piensan distinto también.
Yo estoy seguro de que lo que está esperando la ciudadanía, el campo, el gobierno, la gente, nuestros hijos, es que de aquí salga una solución consensuada. Esta excepcionalidad que la Constitución da al vicepresidente de la Nación a efectos de definir el resultado de la votación seguramente no traerá la solución que todos están esperando: esto es lo que yo siento en estos momentos.
Créanme que está en mí el mejor de los anhelos para que nuestro gobierno, encabezado por la presidenta de los argentinos, sea el mejor de todos. Pero ella delegó en el Congreso de la Nación la solución de este conflicto. Se avanzó bastante en la Cámara de Diputados y se llega hoy aquí para que, de alguna manera, hayan realizado su aporte y definan quienes representan a las provincias argentinas.
En estas circunstancias, en estos días que hemos vivido, yo puse como ejemplo algunas cosas que se lograron con el consenso y los acuerdos. Por eso, fue mi idea convocar a los gobernadores: he sido gobernador de una provincia y así avanzamos en leyes importantes que permitieron agilizar y facilitar la labor legislativa. Puse de ejemplo la ley de hidrocarburos, que gracias a la reforma constitucional de 1994 se reconoce el dominio originario del subsuelo. Así trabajamos en la OFEPHI y salió la ley. Vinimos acá, hablamos con el presidente de la comisión ese entonces, el ex senador Gioja, quien nos recibió.
También estaban el señor senador Sanz y los demás miembros de la comisión. Después fuimos a la Cámara de Diputados y, finalmente, logramos destrabar una ley cuyo trámite llevaba catorce años e impedía que las provincias licitaran sus propios recursos: en este caso los hidrocarburíferos.
Otro tema en el que se trabajó mucho fue el plan estratégico vitivinícola. A mí no me tocó; no quiero formar parte de ese mérito, pero sé que lo trabajaron porque cuando asumí como gobernador ya estaba prácticamente resuelto. Se trata de un plan a veinte años donde el sector privado y el estatal trabajan en conjunto, siendo parte de los problemas y de las soluciones. Así hemos logrado, inclusive convenciendo al ex presidente de la Nación, sustituir impuestos a cambio de inversiones: ese fue el caso de los vinos espumantes.
También lo logramos gracias al pedido de los gobernadores y a la presidenta de los argentinos.
Sé que formo parte de este gobierno y que vengo de otro sector, de otro espacio político. Por ahí esto me permite disentir o diferir de algunas cosas. Esto es la pluralidad. Esto es actuar de acuerdo con las convicciones que uno tiene. Por eso he hecho todo lo posible, a veces anticipadamente y con críticas, que entiendo. Lo cierto es que sabía o intuía que este tema tenía que llegar lo más consensuado posible aquí, al Senado, donde están las provincias.
Obviamente, no llegó así: muestra de ello es este resultado.
La ciudadanía no está esperando que desempate el presidente del Senado: lo que está esperando, a mi humilde entender, es que de acá salga algo consensuado, y yo sé que está en el ánimo de todos ustedes aportar a este consenso.
Ha habido varios proyectos, y ninguno termina de convencer. Muestra de ello es que no se han podido unificar en las comisiones, a pesar de haber recibido a distintos actores: intendentes, gobernadores, economistas, especialistas, etcétera.
Sé que uno tiene una responsabilidad en estos momentos. Sé que con mi palabra, o tal vez con la decisión de ustedes, tengo que aportar para fortalecer un gobierno, para encontrar una solución y dar tranquilidad a todos los argentinos que quieren vivir en paz, que quieren vivir tranquilos. Porque sabemos que las cosas están bien y que este tema ha llegado a generar esta división que para mí resulta inexplicable, inentendible, como para muchos argentinos.
Pareciera que se adoptan posturas extremas que de alguna manera no ayudan ni facilitan al tema. Entonces, yo quiero hacer un pedido. Sé que esto se ha hablado y que hubo intentos del senador Verani. Lo hemos hablado con algunos amigos de distintos partidos.
Aunque sé que a lo mejor no está en el ánimo del cuerpo se los quiero pedir: ustedes decidirán. De lo contrario, después yo tendré que tomar una decisión.
Yo les quiero pedir que evalúen la posibilidad de pasar a un cuarto intermedio para encontrar una solución, que es la que está esperando la ciudadanía, sin mezquindades de cada uno de los sectores porque el país está mirándonos.
En el sector del oficialismo ha habido mucha gente que ha pensado distinto, pero ello no tiene que ser un impedimento para que comprendamos el mensaje de que el Senado está dividido, al igual que los representantes de las provincias. Yo le pido al bloque del oficialismo que evalúe esta posibilidad, y a los sectores de la oposición la responsabilidad que hoy nos demanda la historia.
Las circunstancias y el país están pidiendo que nos pongamos de acuerdo. Quizá necesitamos un tiempo más para arribar a una solución más consensuada, que brinde la respuesta que el pueblo argentino está esperando. Se los pido en nombre de muchos argentinos que creo que están esperando el mayor acuerdo posible para terminar este conflicto y mirar hacia adelante.
Nada más.
- Tiene la palabra el señor senador Pichetto.
Sr. Pichetto. — Señor presidente: Jesús dijo a los discípulos "lo que haya que hacer, hagámoslo rápido."
Tengo instrucciones. Nosotros hemos reafirmado una posición.
No quisiera estar en su lugar. Es una responsabilidad inmensa la que usted tiene.
Seguramente, también la historia va a hacer una evaluación del rol que usted defina y decida esta noche.
Nosotros le pedimos que usted haga uso de la facultad que le otorga el Reglamento.
Este debate está agotado. El Congreso ha hecho un esfuerzo extraordinario para buscar lo que usted planteaba —un fin loable—, pero aquí estamos, en un debate muy fuerte. Es un debate de intereses, de posiciones políticas, de discusión de autoridad, de perfil del nuevo país: del país que queremos construir. Y nuestra posición es la que hemos expresado.
Hay una frase de un líder radical que quiero decir: “Que se rompa, pero que no se doble”.
Nosotros esperamos su voto, señor presidente.
Sr. Presidente. — Tiene la palabra el senador Sanz.
Sr. Sanz.— Solamente quiero adherir a lo dicho y, además, incluir, dentro de los argumentos para que esto se termine esta noche, que sea por la tranquilidad y la seguridad personal de todos los señores senadores.
Sr. Presidente. — Tiene la palabra la senadora Estenssoro.
Sra. Estenssoro. — Señor presidente: antes de que pasemos a votar quiero decir lo que me pareció su propuesta. No sé si es reglamentaria, pero sentí que usted habló con el corazón y personalmente me hubiera gustado acompañarla.
Sr. Presidente. — Tiene la palabra el senador Rossi.
Sr. Rossi. — Señor presidente: lo he escuchado atentamente y sé que usted me escuchó atentamente cuando hice uso de la palabra y propuse algo en el debate. Lo hice también en el trabajo de comisión. Testigos presenciales han sido los presidentes de las comisiones.
Propuse que tratáramos de buscar una ley para todos. Obviamente, no se consiguió. Y cuando digo “para todos” hablo de consenso y del mayor esfuerzo.
También comparto la preocupación de todos sobre este día histórico que estamos viviendo, donde la unidad pareciera que es el camino que hemos perdido.
Que se haga lo que resuelva la mayoría; pero particularmente, si pudiera hacerse un esfuerzo para poder conseguir una ley que nos contenga a todos, no tendría ningún problema en ponerme a trabajar para buscar ese consenso. Obviamente, si así no fuere, voy a sostener mi voto negativo al proyecto en tratamiento.
Sr. Presidente. — Si ningún otro señor senador hace uso de la palabra, se va a proceder a practicar la votación por segunda vez.
— Se practica la votación por medios electrónicos.
Sr. Secretario (Estrada). — Se registran 36 votos afirmativos y 36 negativos. Empate.
— El resultado de la votación surge del Acta Nº 23
Sr. Presidente. — Sé que me cabe una responsabilidad histórica en esto.
Hay quienes desde lo político dicen que tengo que acompañar por la institucionalidad, por el riesgo que esto implica. Mi corazón dice otra cosa y no creo que esto sea el motivo para poner en riesgo el país, la gobernabilidad, la paz social.
Quiero seguir siendo el vicepresidente de todos los argentinos, el compañero de fórmula hasta 2011 con la actual presidenta de los argentinos.
Vuelvo a decir que es uno de los momentos más difíciles de mi vida. No persigo ningún interés. Estoy expresando o tratando de expresar lo que mi convicción y sentimientos empujan a la decisión, muy difícil seguramente.
Yo creo que la presidenta de los argentinos lo va a entender, me va a entender, porque no que sirva una ley que no es la solución a este conflicto. La historia me juzgará, no sé cómo, pero espero que esto se entienda.
Soy un hombre de familia como todos ustedes, con una responsabilidad en este caso.
No puedo acompañar y esto no significa que estoy traicionando a nadie. Estoy actuando conforme a mis convicciones. Así que yo le pido a la presidenta de los argentinos que tiene la oportunidad de enviar un nuevo proyecto que contemple todo lo que se ha dicho; todos los aportes que se han brindado, de gente de afuera y de aquí mismo.
¡Que la historia me juzgue! Pido perdón si me equivoco.
Voto… Mi voto no es positivo. Mi voto es en contra.
JULIO CESAR CLETO COBOS
Fuente: Versión Taquigráfica (Provisional) Cámara de Senadores de la Nación, 11° Reunión - 9° Sesión ordinaria - 16 y 17 de julio de 2008, págs. 193 y ss.
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