PALABRAS DURANTE EL
ENCUENTRO ANUAL DE LA CÁMARA ARGENTINA DE LA CONSTRUCCIÓN
Néstor Kirchner
[22 de Noviembre de
2006]
En primer lugar quiero agradecerles la
invitación y felicitarlos por esta convención anual desarrollada bajo el lema
“de la reactivación al crecimiento sostenido”.
Me interesa marcar la diferencia que existe
entre dedicarnos a este tema, el de cómo dar sustentabilidad a nuestro
crecimiento, con los esfuerzos que años atrás debíamos realizar para convencer
al mayor número posible de argentinos de que la obra pública, el dinero
dedicado a crear trabajo y mejorar las oportunidades, no era un gasto sino una
inversión.
Aún hoy se sigue pensando en muchos análisis que hacen algunos economistas, que la inversión en obra pública es un gasto y lo analizan como gasto y no como inversión. Creo que definitivamente la evolución del proceso argentino merece un proceso de reanálisis de quienes analizan así, para darse cuenta de que la obra pública, la inversión en infraestructura enla Argentina , no sólo fue
una gran generadora de mano de obra, de inclusión social, sino que ha generado
nuevamente una inversión en infraestructura que nos que nos está posibilitando
reconstruir n país que estaba absolutamente destruido. Por eso reafirmo el
concepto y la filosofía, que creo es ya para todos los argentinos, porque basta
recorrer la Argentina
para ver que gracias a Dios se ha comprendido con claridad, y es hora de que
esto sea entendido globalmente, de que la obra pública, la inversión pública,
es fundamentalmente un elemento de reconversión, de crecimiento económico y de
calidad de país, y no un gasto público improductivo, como durante mucho tiempo
algunos pensadores quisieron instalar.
Aún hoy se sigue pensando en muchos análisis que hacen algunos economistas, que la inversión en obra pública es un gasto y lo analizan como gasto y no como inversión. Creo que definitivamente la evolución del proceso argentino merece un proceso de reanálisis de quienes analizan así, para darse cuenta de que la obra pública, la inversión en infraestructura en
Esta diferencia que podemos llamar semántica
expresa en su propia dimensión cuánto hemos mejorado en este tiempo. Me tocó
completar el mandato del ex Presidente doctor De la Rua y avanzamos en el
ejercicio del que constitucionalmente nos compete, hasta finalizar el 10 de
diciembre de 2007.
Decía nuestro amigo presidente de la Cámara algo muy certero,
algo que dijo con mucha claridad y simpleza y que yo siempre digo, pero no es
meramente enunciativo; yo digo que el 10 de diciembre de 2007 espero, esperamos
poder anunciarle al pueblo argentino que hemos salido del infierno y entramos
en el purgatorio. Y allí viene la profundización del gran debate nacional que
nos va a determinar concretar políticas de Estado, políticas de inversión. Para
eso vamos a trabajar fuertemente y hemos generado un espacio muy fuerte a la
agenda de inversión y hemos puesto allí a la prestigiosa economista Beatriz
Nofal para preparar cómo afrontamos con políticas estratégicas decididamente la
salida del infierno, porque si no nos vamos a quedar en políticas coyunturales
y ustedes saben que a la puerta de un infierno está el otro infierno, entonces
tenemos que resolver con absoluta corrección la construcción hacia políticas de
Estado desde este paso hacia el purgatorio que vamos a dar.
Todos nosotros sabemos que hemos perdido la
autoestima durante mucho tiempo los argentinos, no solamente en el área que hoy
tenemos la posibilidad de estar nuevamente juntos hoy aquí, siempre los
argentinos somos sinónimo de que no podemos hacer las cosas, de que nos salen
mal porque somos argentinos. Yo he visto una paulatina recuperación de la autoestima,
he visto con la calidad que trabajan las empresas constructoras argentinas,
cómo trabaja el obrero de la construcción argentino, la calidad que tiene, la
aparición de más de 10.000 empresas en todo el país. Y el aferrarnos a
convicciones para hacer un país, no vale ganar de cualquier manera, vale y en
muy importante concretar las convicciones, la visión, la intuición de país que
nosotros queremos. Por eso consideramos fundamental consolidar la recuperación
de la autoestima, que los argentinos nos empecemos a autovalorar como
corresponde, no a sobrevalorar cuando nos agarra el exitismo y ya nos creemos
los mejores del mundo, pero sí entender que tenemos una calidad humana, un
elemento humano en la
Argentina de alta calidad que es respetado por todo el mundo
y que es muy importante cuando se miden las inversiones y cuando se miden las
posibilidades de Argentina en el concierto internacional. El recurso humano es
fundamental, por eso la recuperación de la autoestima en ese aspecto es
fundamental.
Hemos tenido siempre muy claro que los
fuegos de protesta de fines de 2001 expresaban un reclamo ciudadano que
interpelaba a la democracia para la construcción de un proyecto de país que nos
contenga a todos y no a unos pocos con poder concentrado. Sabemos que se
reclamó por un modelo político y económico que regenere la calidad
institucional, que ponga fin al abuso, a la corrupción y a la concentración
excesiva de la riqueza.
Tuvimos presente que para reconciliar al
Estado con esa sociedad cada vez más exigente debíamos dejar atrás la
exclusión, derrotar la pobreza, poner en marcha un país productivo y recuperar
el trabajo como única forma de desarrollo digno en el mundo actual y futuro.
Con los oídos atentos a las demandas del pueblo, con una capacidad de autocrítica
permanente, entender que somos falibles y somos seres humanos, que nos
equivocamos y que nadie puede acertar en todo. Como incluso aquellos que
analizan la realidad, obviamente tampoco aciertan en todo. Creo que es muy
importante para consolidar el punto de inflexión de la nueva Argentina que
todos nos demos cuenta que somos falibles. Por supuesto el primero que tiene
que dar ese ejemplo es quien han honrado los argentinos para conducir la Nación y debe tener siempre
los pies sobre la tierra, moverse con la humildad que los argentinos requieren
y tener cierta capacidad de autocrítica.
Pero después todos los sectores de la
sociedad, empresarios, periodistas, sindicalistas, es muy difícil acertar en
todo, y es muy difícil a veces escaparse de las pasiones cotidianas, pero creo
que la maduración de la dirigencia argentina paulatinamente se está viendo, y
estoy seguro de que en los próximos años los debates que va a tener la
sociedad, que va a poder presenciar el conjunto de los argentinos, van a ser por
propuestas, ideas, se va a salir de ese chabacanismo corto que tanto daño y a
veces tanto desaliento le trae a ciertos sectores de la sociedad.
Tuvimos presente que para reconciliar al
Estado con esa sociedad cada vez más exigente debíamos dejar atrás la exclusión,
derrotar la pobreza y poner en marcha ese modelo productivo que es esencial y
central.
El camino de aquella Argentina postrada a
esta lucha por crecer y sostener su crecimiento no está exento de peligros y
acechanzas. Los que se favorecían con el antiguo estado de las cosas están
allí, esperando que esta nueva esperanza se frustre.
Sólo venceremos la resistencia de esos
nostálgicos del viejo orden aportando a construir la Argentina del desarrollo
con consenso social e intersectorial; la Argentina del crecimiento con inclusión social y
con pleno respeto a la justicia y a los derechos humanos. Esa Argentina se
logrará poniéndose por encima de cualquier interés sectorial o corporativo,
avanzando hacia la integración regional y hacia una inteligente inserción en el
mundo actual. Tenemos que avanzar en un modelo argentino que ponga el acento en
una distribución más equitativa del ingreso, que utilice intensivamente la
inteligencia, el conocimiento, la capacidad de trabajo de nuestra gente,
agregando calidad y valor a nuestra producción, favoreciendo la articulación y
complementación de los sectores públicos y privados. En ese modelo, crear
trabajo y ganar dinero en forma honesta debe lograr reconocimiento social. Ese
modelo de empresario, de emprendedor argentino, que debe actuar con absoluta
responsabilidad.
Desde esa perspectiva, que no niega que
falta todavía andar mucho, que subsisten problemas, que es necesario también
mejorar mucho, pulir errores y no caer en el error de la soberbia, en el
pensamiento único o en el triunfalismo, y en función de los logros ya obtenido,
la cosa puede analizarse en su correcta dimensión.
Como analizábamos con nuestra ministra de
Economía y nuestro jefe de Gabinete, nuestro país está transitando el quinto
año consecutivo de crecimiento a tasas cercanas al 9 por ciento. Todos sabemos
que si logramos instalar definitivamente el crecimiento en la Argentina a tasas de 3 o
4 por ciento, si esta Argentina crece durante 15 ó 20 años consecutivos,
independientemente de quien tenga la iniciativa temporal en la conducción del
Estado, estaremos ante la
Argentina que nos merecemos.
El producto per cápita supera ya un 5 por
ciento del piso más alto de la convertibilidad, marcando una mejoría en el
nivel de vida de los argentinos. Se movilizó la enorme masa de recursos
productivos ociosos y se produjo una fuerte recuperación de la tasa de
inversión, dando lugar a una ampliación de la dotación de capitales. 25,9
creció la inversión bruta fija de octubre a octubre, según el último dato que
tenemos.
Nuestra economía transita hacia un
equilibrio de largo plazo, consistente con la restauración de los equilibrios
macroeconómicos en los planos fiscal y externo, en la notable recuperación de
la actividad y el retorno de la confianza de los agentes económicos.
Hay un hecho que es fundamental, el
superávit fiscal primario, el superávit comercial, son elementos centrales que
los argentinos deberemos mantener definitivamente, porque los argentinos
venimos tratando de cuidarnos de una adicción, y como adictos siempre estamos a
las puertas de recuperar esa adicción. Ya sabemos adonde nos llevó la teoría
del déficit fiscal permanente. En este mes de octubre tuvimos un superávit
fiscal de 2.142 millones, superando ya en el 8,84 aproximadamente el superávit
fiscal previsto para todo el año. Es un 3,2 del producto más las provincias un
3,60.
Cuando discutíamos con el Fondo, discusiones
que parecen lejanas, en el año 2003 decíamos que el 3 por ciento del producto
de aquel momento, ha crecido más del 40 por ciento, y seguimos con un superávit
fiscal que está rondando el 3,6.
Esto es muy importante, igual que el
superávit comercial. Han crecido el 25 por ciento las exportaciones, el 30 por
ciento las importaciones, tenemos un 15 por ciento de superávit comercial, unos
10.200 millones de dólares, que también son tremendamente importantes para
consolidar el perfil de una Argentina autónoma en la globalización.
Les decía a ustedes que para que tomen
dimensión de cómo cuidamos el superávit fiscal primario lo comparen con el de
octubre. Si hacemos un ejercicio de memoria, en octubre del año pasado tuvimos
1.000 millones menos que ahora, es decir que de año a año creció el 87,4 el
superávit fiscal primario obtenido. Eso significa que se puede hacer inversión
pública, se puede hacer obra pública, se pueden mejorar los salarios, la salud,
se puede distribuir mejor la riqueza, se puede achicar las brechas, se puede
disminuir la pobreza, la desocupación y se puede mantener el superávit fiscal
primario. Creo que esto los números lo demuestran con absoluta claridad.
Acumulado el superávit primario ascendió a
21.238 millones de pesos, superando, al mismo período enero a octubre, en 3.209
millones.
Las erogaciones privadas denotan una mayor
incidencia en los gastos de capital, particularmente en obra pública, en
detrimento de los gastos corrientes. Esto es muy sano, aumentó la inversión y
bajaron los gastos corrientes. Es decir que poquito a poquito vamos
administrando paulatinamente mejor.
En materia de reservas superamos los niveles
previos al pago de la deuda con el Fondo Monetario Internacional. Cuando nos
tocó asumir el gobierno teníamos aproximadamente entre 7.000 y 8.000 millones
de dólares de reservas, veníamos de una situación muy difícil. A mi siempre me
gustó tener solidez, cuando me tocó administrar mi provincia así lo hice y debo
haber sido el único gobernador que recibió los fondos de regalías mal
liquidadas, los guardó, los administró, los tiene el actual gobierno, están a
disposición de todos y me criticaron por guardarlos, ahorrarlos y
administrarlos, otros no se sabe en qué los gastaron y siguen hablando.
Esta es la realidad. Por otros rubros
también se recibió dinero, pero si vamos a las provincias que recibimos fondos
por regalías mal liquidadas sería muy importante, así como nosotros tuvimos que
rendir en el caso de Santa Cruz cuando me tocó ser gobernador y lo hicieron los
posteriores gobernadores hasta el último centavo de la administración, sería
muy importante que todos, porque hace a la salud de la República , lo hagan.
Tanto que les interesa a algunos sectores de la información investigar en todos
estos temas, gustaría ver algún periodista que investigue cómo se gastaron
todos estos fondos en las otras provincias, se llevarían una ingrata sorpresa
de cómo prácticamente se dilapidaron y en algunos casos se malversaron. No
pudieron ahorrar nada, se endeudaron mucho más, y nadie fue a ver por qué se
endeudaron mucho más o por qué los fondos no están. En mi provincia ahí están,
por eso puedo hablar con toda la autoridad moral que corresponde.
Siempre me gustó ahorrar, cuidar, dar
solidez, porque creo que no hay mayor progresismo que generar confianza en una
Argentina como la nuestra. Muchos me preguntaban “¿por qué discute con los
empresarios cuando va afuera?” Señores, yo salí a dos meses de haber asumido el
Gobierno, habíamos roto todos los contratos, habíamos perdido previsibilidad,
nadie creía en nada a los argentinos, y bueno, yo de alguna forma tenía que
terminar, salir de las reuniones, buscar la forma, ¿qué les iba a decir con dos
meses de Gobierno? Era muy difícil, porque ustedes saben, es una experiencia
que yo tuve, que cuando uno asume el gobierno al otro día le caen todas las
piedras sobre la espalda y a caminar, y hay que caminar.
Sobre mis espaldas cayó la devaluación
asimétrica profunda e indiscutible que se llevó adelante, que más allá de las
modificaciones naturales había que hacer, cayó el fracaso del modelo de la
convertibilidad, cayó el fracaso de los gobiernos que nos antecedieron, y
nosotros tuvimos que salir a hacer frente con un gabinete que tuvimos que armar
en una semana, ponernos al frente del país y salir a discutir con el mundo,
prácticamente indefensos, y lo hicimos, lo hicimos con absoluta convicción.
Yo les puedo asegurar que cuando en
diciembre del año pasado cancelamos la deuda del Fondo Monetario y terminamos
con esta historia, con las famosas visitas, que viene el Fondo, que hay que
hacer lo que dice el Fondo, esas cosas que nos pasan a los argentinos a veces,
que pareciera ser que nunca tenemos el coraje o la decisión, o que siempre no
tenemos razón. Aplicamos durante años las políticas del Fondo, miren cómo nos
fue a los argentinos, o no se levantan más tranquilos ustedes sabiendo que ya
no va a caer ninguna comisión de iluminados a decirnos qué es lo que tenemos
que hacer en la Argentina ,
y lo que hacemos en la Argentina
es responsabilidad de los argentinos porque hemos recuperado nuestra capacidad
de decisión. Esto fue muy importante, le
pagamos al Fondo y decían “la
Argentina se va a quedar sin reservas, queda al borde de
situaciones…”. Argentinos, entre todos, porque es la realidad, ayer teníamos
30.010 millones, hoy tenemos 30.070 millones de dólares de reservas que
logramos todos los argentinos, lo cual nos permite paulatinamente ir pensando y
consolidando un proyecto estratégico, esto es muy importante.
Hay que seguir consolidándolo, no como meta
única, pero sí definitivamente como una solvencia. ¿Se imaginan ustedes?
Superávit fiscal primario, superávit comercial, reservas por más de 30 mil
millones de dólares en este momento, reconversión de toda la deuda privada.
También decían que estábamos absolutamente locos, me trataban a mí como el más
intransigente, había algunos funcionarios del equipo, amigos que me decían
“vayamos y negociemos por el 40 o 50 de la deuda” “este muchacho está loco”;
nos pusimos firmes y por primera vez logramos una quita de 70 mil millones de
dólares que nos permitió reconvertir la deuda privada y hacer viable la Argentina. Reconversión
de la deuda privada, pago al Fondo también son dos elementos fundamentales que
se agregan al superávit fiscal primario, al superávit comercial y, por
supuesto, a las reservas que tenemos.
Es evidente que este nivel de reservas nos
preservó de las turbulencias financieras. Se terminó el efecto México, el
efecto asiático, ¿se acuerdan? “Se nos iban las reservas por esto, por aquello,
por el sentido de dependencia que teníamos. Ese modelo de país de servicio, sin
industria, sin obra pública que se había llevado adelante, un modelo
absolutamente dependiente y excluyente.
Esta política ha disminuido el riesgo del
país, disminuye el costo del financiamiento para empresas y familias, como para
el Gobierno garantiza la estabilidad macroeconómica y preserva la independencia
financiera. El mundo ha tomado nota de los riesgos de la globalización, de la
falta de un pensamiento internacional con fines contracíclicos y asume la
necesidad de acumulación de reservas. Así las reservas internacionales de los
bancos centrales crecieron más del 200 por ciento en el último decenio,
mientras que en la Argentina ,
pagando a todos los que les pagamos, hemos logrado triplicar el volumen de
reservas apenas en los últimos cuatro años. Adicionalmente, ese incremento no
es la contracara de ningún endeudamiento, como en el pasado, sino el saldo de
un gigantesco proceso de desendeudamiento que tiene la Argentina.
Nosotros estamos absolutamente convencidos,
yo les iba anunciado a ustedes cómo fuimos logrando las distintas metas. Hace
pocas horas se anunció que la desocupación llegó al 10.2, con un mayor
crecimiento de la tasa de empleo, es decir que si tuviéramos la tasa de empleo
de cuando empezamos a gobernar, la desocupación estaría en el 8.4 o en el 8.7.
Ha disminuido fuertemente la demanda de
planes sociales y salen 1.500 personas por día de la pobreza en la Argentina. Cuando
nos tocó empezar a gobernar la
Argentina teníamos el 57 por ciento de pobreza, hoy tenemos,
en el último dato y sabemos que ha bajado, el 31.8, hemos bajado 26 puntos.
Teníamos el 27 por ciento de indigencia, tenemos el 11.2, 11.4. Teníamos el 27
por ciento de desocupación, en la primera medición el 20.3, y ahora
prácticamente la mitad, el 10.2.
Este es un esfuerzo que hicimos entre todos
los argentinos, pero entonces desocupación, indigencia, pobreza, superávit
fiscal primario, superávit comercial, reservas, desendeudamiento, reconversión
de la deuda privada, pago al Fondo, son elementos centrales que vertebran la
estructuración de políticas que trascienden lo coyuntural y se convierten
fuertemente en un modelo estratégico. Esto lo hemos ido logrando y avanzando
entre todos los argentinos.
Merece ser destacado que de cada diez
asalariados nuevos, nueve son registrados, dando la pauta de que en la Argentina crece el
empleo decente, el empleo digno. El salario mínimo, otra conquista
importantísima, es ya de 800 pesos. El poder adquisitivo de los salarios
registró un crecimiento del 55.2, en la conjugación de estos dos factores
bajamos la pobreza, como ya lo expliqué, a los niveles que recién enuncié.
A lo largo de los últimos 25 años nuestro
país sufrió un proceso de profunda concentración del ingreso, con su
consecuente inequidad y su resultado de exclusión. Podemos decir hoy que tres
décadas atrás el 20 por ciento más pobre recibía el 7.7 por ciento del ingreso
nacional, esa es la cifra actual para Canadá; en octubre del 2001 se recibía
sólo el 2.8 por ciento. Hemos iniciado una recuperación, ya los indicadores de
ingreso per cápita familiar evidencian mejorías como las que marcábamos al
comienzo, sobre la base de la expansión del nivel de actividad, una variación
interanual del 9.2, aumento en los niveles de empleo y reducción del número de
desocupados. Se cae rápido y profundo, y ustedes saben que se sube lento y
trabajosamente, y cualquier error que se vuelve a cometer se cae mucho más
fácil.
El sector de la construcción, como bien se
ha recibido en la jornada de hoy, tiene el doble de empresas, duplicó su
participación en el PBI, triplicó el consumo de cemento y cuadriplicó la
cantidad de trabajadores formales, creo que están llegando a 400 mil libretas
y, si hacemos un buen control de trabajo informal, no tengo ninguna duda que va
a bajar la desocupación y esas 400 mil libretas van a ser superadas
rápidamente.
Hasta fines del 2005, de los 40.2 puntos que
creció el PBI, más del 15 por ciento fue aportado por este sector, el de la
construcción; que lo tengan en cuenta todos los argentinos, para aquellos que
dicen que es un gasto improductivo, del 40.2 del crecimiento el 15 por ciento
lo aportó el sector de la construcción, esto debe ser escuchado por todos los argentinos.
Durante este año, casi un sexto del crecimiento se explica por esta actividad.
Dentro de la industria de la construcción más del 40 por ciento fue
consecuencia de la llamada construcción reproductiva, que es la que genera
mayor capacidad de producción futura. Juntos, el Ministerio de Trabajo, Empleo
y Seguridad Social, esta Cámara Argentina de la Construcción y la UOCRA , capacitaron a más de
40.000 personas desde el año 2004, con una inversión superior a los 15 millones
de pesos, dando respuesta a la necesidad de mano de obra y de mayor
calificación.
Estos indicadores demuestran la
consolidación del sector de la construcción como un motor de crecimiento, no
son el producto de la casualidad y de las fuerzas del mercado, por el
contrario, son el fruto del esfuerzo conjunto de las empresas, del Gobierno y
de la sociedad, y representan un ejemplo de la exitosa articulación entre el
Estado y el mercado. El Estado cumpliendo su rol promotor y regulando como
corresponde, con reglas claras y transparentes; el sector privado apostando por
el país, realizando inversiones, obteniendo rentabilidad y generando trabajo de
calidad.
Aspiramos a que los empresarios argentinos
se consoliden, tenemos que terminar con la mezquina idea, con esa envidia que
nos carcomió durante tanto tiempo, que cuando alguien nos ponemos algunos mal.
Es fundamental que definitivamente los empresarios argentinos tengan
rentabilidad y se consoliden como verdaderos dueños y administradores del
capital nacional privado, como una forma de la consolidación de la nueva
estructura que la sociedad argentina necesita.
Para apuntalar el crecimiento de la economía
el Estado se ha involucrado y ha invertido crecientemente en generar la
infraestructura que por años se fue deteriorando. No voy a decir lo que deben
haber dicho ya el señor ministro de Planificación, el señor secretario de Obras
Públicas y la Ministra
respecto al número de obras construidas, viviendas, establecimientos escolares,
obras hídricas, rutas, hospitales, a un país cuando se llega para invertir se
mira todo esto, si hay rutas, si hay aeropuerto, si hay hospital, qué
infraestructura tiene, cuando se va a un lugar turístico se mira lo mismo.
Es decir que nosotros estábamos en una
situación prácticamente lamentable. Hoy, no digo que estamos bien, pero estamos
empezando a salir de una situación muy difícil, de poder darle a este país la
infraestructura que necesita. Pero cuánto falta, a cada lugar que voy, cuánto
falta, porque inclusive de la propia ciudadanía, cuando ve que las cosas se
empiezan a hacer, surge la demanda para que se hagan con mayor rapidez. Estamos
actuando con los recursos que tenemos y a la mayor rapidez que podemos, pero es
evidente que hay un montón de asignaturas pendientes para tener la Argentina que nos
merecemos y queremos brindar a los argentinos y al mundo.
Si ustedes me permiten les quiero hacer un
profundo agradecimiento. Me tocó hablar en esta Cámara como gobernador, en
momentos muy difíciles, y coincidimos en muchísimas cosas. Quiero agradecerles
que en ese momento hayan tenido la deferencia de invitar a un gobernador de una
provincia tan lejana.
Me tocó venir paulatinamente como Presidente
en distintas oportunidades, y esta vez quería volver a estar presente, porque
quiero reconocer a los trabajadores del sector y a los empresarios del sector
el tremendo esfuerzo y la credibilidad que han tenido hacia las políticas
implementadas. No hay duda que ustedes son la síntesis de la dinámica global de
un país que cambia y se transforma paulatinamente.
Bien dijo el presidente de la Cámara de la Construcción , nuestro
amigo Wagner, que es evidente que tenemos que dar certeza, que tenemos que dar
previsibilidad, tenemos que avanzar en forma paulatina, tenemos que consolidar
la credibilidad de una Argentina seria. La pérdida de certeza, de
previsibilidad y de credibilidad que hemos tenido, interna y externamente, no
se recupera en un minuto por una actitud voluntarista, nos va a llevar tiempo
construirla, y para eso vamos a necesitar una dirigencia política, una dirigencia
gremial y empresarial, moderna, que actúe más allá de cualquier cuestión
circunstancial o demagógica; terminar con una clase de dirigentes políticos, de
la cual yo vengo y formo parte también, que están más preocupados en ver cuál
es la frase más inteligente que pueden decir; o de qué manera pueden decir algo
que los diferencia, pero de última no dicen nada; o de qué manera están para el
spot publicitario; o de qué manera demuestran sus distintas banalidades; o de
qué manera hace leyes que son incumplibles, pero para tratar de quedar bien las
tratan de llevar adelante o que duerman mil años en los archivos, lo importante
es decir yo fui el autor de tal proyecto.
Es decir, salir de la construcción y del
pensamiento individual, para pasar a la construcción colectiva, que es lo que
necesita la
Argentina. Todos , me incluyo yo también, necesitamos dar esos
pasos de madurez y de responsabilidad. Dios quiera que los argentinos lo
estemos comprendiendo, porque allí ya va a dejar de ser un problema quién
gobierna o quién no gobierna este país, se irán dando, de acuerdo a la voluntad
popular, distintas administraciones, pero el mundo sabrá que definitivamente
los argentinos entramos en la senda de la madurez, de la responsabilidad, de
entender que nadie es imprescindible, más allá de la actitud y la voluntad de
que todos somos necesarios.
Lo digo con absoluta claridad, había tiempos
en que en la Argentina
estaban todos angustiados si cambiaban el ministro de Economía, ¿se acuerdan
ustedes?, se votaron leyes hasta los días domingo, leyes impresentables para la
historia, no las quiero
enumerar, una de ellas es la de Subversión
Económica, pero de tantas otras podemos hablar, para tratar de superar
supuestamente ciertas coyunturas o para tratar de mantener ciertas políticas, o
si se va tal ministro o tal cosa el país se cae. Se terminó la época del
fundamentalismo y de la imprevisibilidad, la construcción colectiva es
fundamental.
Todos debemos saber que somos pasantes de la
historia, nos toca vivir un tiempo, tratemos de honrar ese tiempo con la mayor
eficacia, la mayor puesta de todos nuestros conocimientos y la mayor humildad,
entender que a cada uno le toca cumplir esa etapa histórica, lo importante es
que después por lo menos, cuando llega la hora de que venga el otro, uno pueda
dormir con la tranquilidad de que hizo todo lo que podía hacer para que nuestra
amada Argentina esté un poquito mejor, paulatinamente mejor y mejor, creciendo
día a día y en forma cotidiana. No hay mejoramientos milagrosos, ya lo sabemos.
Lo importante es que hagamos una Argentina
para todos los argentinos, una Argentina que sea respetada, una Argentina que
todo el mundo sepa que cuando, interna o externamente, dice vamos a llevar
adelante este tema tiene la voluntad de cumplir con lo que dice y lo cumple,
porque eso nos va a llevar a resolver muchísimas de las asignaturas pendientes
que tenemos.
Muchísimas gracias, muchas gracias por la
paciencia y por haber compartido este momento, a vuestras órdenes.
NESTOR KIRCHNER
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