DISCURSO EN LA XVI CUMBRE
IBEROAMERICANA REALIZADA EN LA REPÚBLICA ORIENTAL DEL URUGUAY
Néstor Kirchner
[4 de Noviembre de
2006]
Señor Presidente de la República Oriental
del Uruguay, querido amigo Tabaré Vázquez; Su Majestad, querido amigo; señores
presidentes y jefes de Gobierno de los países de Iberoamérica aquí presentes y
sus representantes; señor Secretario General de la Cumbre Iberoamericana
y de la región, un placer volver a compartir con usted una nueva reunión: desde
la primera reunión que hemos realizado en 1991, las Cumbres Iberoamericanas de
jefes de Estado y de Gobierno se han consolidado como un espacio de
concertación política y de cooperación, acumulando resultados significativos.
Estos encuentros son oportunidades que tenemos que aprovechar para fortalecer una visión de conjunto propia y distintiva, para optimizar y ampliar los mecanismos de cooperación y para promover la presencia internacional dela Cumbre Iberoamericana.
Estos encuentros son oportunidades que tenemos que aprovechar para fortalecer una visión de conjunto propia y distintiva, para optimizar y ampliar los mecanismos de cooperación y para promover la presencia internacional de
El prisma de la globalización nos lleva a
revalorizar un sentido de comunidad que demanda una voluntad distinta, más
universal, una síntesis que preserve y que a la vez integre nuestras
particularidades.
En el actual contexto internacional en el
que surgen fracturas de alto voltaje conflictivo, Iberoamérica es una comunidad
que, con los roces que a veces pueden provocar distintos puntos de vista o
intereses contrapuestos, convive en paz.
La fortaleza de nuestros lazos culturales
debe permitir amortiguar algunos de los efectos negativos de la globalización.
En esta etapa histórica que nos toca transitar, observamos un viejo fenómeno
humano que adquiere una nueva visibilidad en la agenda internacional, se trata
de las migraciones, ahora descriptas en términos de flujos que circulan según
los vientos globales. Muchas veces se habla en esos términos sin recordar que
estamos hablando de personas y no de bienes o capitales.
Las grandes migraciones entre Europa y
América latina, empiezan a mediados del siglo XIX y continúan hasta la
actualidad. En los últimos tiempos, la corriente se había revertido y fuimos
los latinoamericanos perseguidos o buscando un mejor pasar quienes dejamos
nuestras tierras para ir o para volver a esa Europa, flujo que parece estar
hoy, por lo menos respecto de mi país, gracias a Dios, revirtiéndose.
En su Capítulo 1º dispone que el Gobierno
fomentará la inmigración y no restringirá ni limitará el ingreso de aquellos
extranjeros que vengan a trabajar o a enseñar a nuestro territorio.
Por cierto que nuestro país, luego de un
penoso lapso a principios de esta década, mantuvo su perfil de país receptor,
ya no para europeos, sino para hermanos sudamericanos provenientes
especialmente de países limítrofes.
En reconocimiento de esa situación, nuestro
Gobierno ha tomado la iniciativa de avanzar unilateralmente con un Programa de
Normalización Documentaria Migratoria que se encuentra en vías de negociación
en el MERCOSUR.
Dicho Programa, denominado “Patria Grande”,
consiste en que la Argentina
promueve la regularización de la situación migratoria de los extranjeros
nativos de los Estados partes del MERCOSUR y de sus Estados asociados, en busca
de facilitar la tramitación para acceder a una residencia legal en el país.
Con tal fin, se dispone un nuevo criterio de
radicación basado en la acreditación de la nacionalidad de uno de los países de
la región y adoptando la buena fe como principio rector del Programa. Esto ha
permitido documentar más de doscientos mil inmigrantes en los primeros cuatro
meses del programa, disminuyendo la marginalidad y el anonimato que condena al
inmigrante no regularizado a la indefensión frente a los empleadores
inescrupulosos y a los delincuentes del tráfico y trato de personas.
Es de destacar que la regularización del
inmigrante conlleva en mi país la posibilidad real de ejercer sus derechos de
acceso gratuito a la educación, la salud y la justicia. Así, la Argentina conjuga su
acerbo constitucional con su convicción democrática, fortaleciendo dos de sus
objetivos más preciados: respeto por los derechos humanos y fortalecimiento de
la integración regional.
De este modo, la Argentina promueve hacia
la comunidad internacional un discurso migratorio que ha refrendado por la ley
y los hechos en su territorio. La problemática migratoria no debe permanecer
estanca respecto de otros temas multilaterales, como el del comercio
internacional y las barreras y subsidios de los países más desarrollados que
generan daño en la producción y el empleo de los países menos desarrollados.
La capacidad de desarrollo es clave para
nuestros países y es sabido que el comercio es uno de sus pilares. Así como
Europa apoya nuestros esfuerzos para fortalecer nuestras democracias y sostener
la vigencia de los derechos humanos, es importante que refuerce su colaboración
con nuestra lucha contra la pobreza, no sólo con herramientas asistenciales,
sino facilitando los cambios estructurales que América latina se propone.
Por eso, la idea del presidente Zapatero, de
proponer la constitución de un fondo iberoamericano, nosotros la abrazamos
fuertemente porque puede ser una herramienta de reconversión muy interesante de
esta situación. Creo que es un paso muy importante y tenemos que dinamizarlo y
consolidarlo y creo que es una herramienta y una alternativa que va a llevar a
lograr la solución y respuesta a muchísimas situaciones que pueden,
evidentemente, ser resueltas de otra forma.
Si bien el combate contra los flagelos
vinculados con la profundización de la pobreza y el desempleo y la desigualdad
social es primordialmente responsabilidad de cada gobierno, el éxito de las
políticas de desarrollo depende también de que podamos contar con un sistema
económico y financiero internacional más justo, más solidario y más equitativo.
Debemos trabajar juntos para disminuir las
causas que obligan, empujan y fuerzan a las personas a buscar en otras tierras
la seguridad, el empleo y la noción de futuro que no encuentran en los propios
países. Mientras tanto, nuestros Estados deben reafirmar su compromiso con el cumplimiento
de los instrumentos internacionales de derechos humanos y garantizar los de los
trabajadores migrantes y de su familia, de conformidad con el ordenamiento
jurídico interno de cada país.
Para nosotros, los latinoamericanos,
Iberoamérica representa un foro de vinculación privilegiada con la Unión Europea ,
mientras que para la península Ibérica es la posibilidad de acompañar un
proceso de inserción en el mundo a partir de la protección del legado histórico
y cultural. Identidad y desarrollo económico con equidad social, son
interdependientes y se refuerzan mutuamente. Por eso, es preciso incluir a
todos los sectores en el beneficio que pueda resultar de un mejor
aprovechamiento de las potencialidades iberoamericanas.
La exclusión, impide la formación de una
comunidad. Los excluidos producen como reacción un tipo de identidad
resistente, anclada en el pasado y en uniformidad. Para superar esta visión,
debemos aspirar a construir una identidad que, profundizando los vínculos
históricos y culturales que nos unen, admitiendo al mismo tiempo los rasgos
propios que cada una de nuestras múltiples identidades nos permitan, tanto
dentro de Iberoamérica como en relación con otros espacios y grupos de países,
reconozcamos como una unidad en la diversidad.
El ámbito de la cooperación es el que más
posibilita la participación de la sociedad civil, esencial para el
fortalecimiento de la identidad iberoamericana. Por ello, es importante que los
proyectos de cooperación sean vistos como de interés tanto por las opiniones
públicas de la vertiente latinoamericana como de la europea y que tengan un
fuerte impacto en las sociedades civiles.
Subrayamos que la cultura es un enorme
capital de conexión de los veintidós países iberoamericanos y nos hemos
propuesto darle una importancia singular. En este sentido, las industrias
culturales y creativas son instrumentos fundamentales de expresión y la
afirmación de las identidades así como de la generación de riqueza y
crecimiento. Por eso, debemos apoyar y fomentar la producción de contenidos
culturales y las estructuras de distribución de actividades, bienes y servicios
culturales del espacio cultual iberoamericano y en el exterior, con especial
atención en el sector cinematográfico y audiovisual, en la música y el libro,
tal como está recogido en la
Carta Cultural Iberoamericana que vamos a adoptar mañana.
Iberoamérica representa el reencuentro con
una identidad, una identidad basada en un legado histórico que podrá seguir
convocándonos en la medida que se traduzca en un proyecto en un futuro que nos
incluya a todos.
Yo creo que tenemos que ir enamorándonos de
la construcción del espacio iberoamericano porque certeramente, con las
expresiones que escuché anteriormente y, fundamentalmente, las expresiones del
presidente de España, yo coincido con absoluta claridad en lo que él ha
expresado. Estamos ante un desafío muy grande. Si nosotros, a las cumbres
iberoamericanas las transformamos en un instrumento de transformación y
logramos que nuestros pueblos canalicen sus problemas y tengan las respuestas a
sus realidades, y consolidamos nuestra identidad, yo no tengo ninguna duda que
vamos a influir decididamente en la solución de nuestros problemas pero también
es muy importante que aparezca la voz iberoamericana en la consolidación del
multilateralismo tan jaqueado en estos momentos por las distintas
circunstancias que nos tocan vivir.
Por eso, nosotros, desde la Argentina –lo hemos
conversado también en el MERCOSUR- apostamos decididamente a que este espacio
se consolide y a que tenga respuestas reales y concretas.
Estamos muy agradecidos por la recepción,
por la atención recibida aquí, en la República Oriental
del Uruguay por su Presidente y su pueblo, y también, agradecemos profundamente
la decisión que vemos por parte de los distintos mandatarios de poder decirle a
nuestros pueblos que esta Cumbre Iberoamericana de Montevideo, más que una
Cumbre más, es el punto de inflexión, como bien marcaba el señor Secretario
General, para construir lo que nuestros pueblos necesitan y lo que creo que
puede llegar a generar un equilibrio distinto en las relaciones de la
construcción del multilateralismo.
Así que, muchísimas gracias y, realmente,
muchas gracias por todas las atenciones.
NESTOR KIRCHNER
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