DISCURSO EN LA PRESENTACIÓN , EN CASA
DE GOBIERNO, DEL SEGUNDO CONGRESO INTERNACIONAL EXTRAORDINARIO DE FILOSOFÍA, A
CELEBRARSE EN LA
PROVINCIA DE SAN JUAN
Néstor Kirchner
[20 de Junio de
2007]
Señor Presidente de la Honorable Cámara de
Diputados de la Nación ;
señor Gobernador de San Juan; señores ministros del Poder Ejecutivo Nacional;
autoridades nacionales, provinciales; representantes del cuerpo diplomático;
legisladores; señores Intendentes; profesores; filósofos; señoras y señores: en
primer lugar, ustedes saben - y esto también es parte de la filosofía - que
cuando a muchos de nosotros la historia nos da la posibilidad de tener la
iniciativa política en la conducción de la nación, nos sentimos
administradores, estadistas, filósofos, somos todos. Conmigo quédense
tranquilos que yo no voy a inventar ninguna frase de Sócrates, como hizo algún
expresidente.
Creo que si queremos hablar de filosofía y de este Segundo Congreso sobre Filosofía; en 1949 el General Perón fue quien lo convocó; en 1987, en Córdoba, el Dr. Alfonsìn y ahora tenemos este Tercer Congreso, que se hace en nuestra querida provincia de San Juan, donde la provincia de San Juan tiene un rol relevante.
Creo que si queremos hablar de filosofía y de este Segundo Congreso sobre Filosofía; en 1949 el General Perón fue quien lo convocó; en 1987, en Córdoba, el Dr. Alfonsìn y ahora tenemos este Tercer Congreso, que se hace en nuestra querida provincia de San Juan, donde la provincia de San Juan tiene un rol relevante.
Yo creo que son épocas muy diferentes, son
Estados y tiempos diferentes; es muy difícil poder enlazar y es muy difícil
encontrar y combinar las respuestas que se daban en el 49’ , con las del 87’ , con las del 2007 y por
supuesto las propuestas de la construcción del mundo que está por venir. Porque
Argentina forma parte de un mundo, de un mundo que tiene basada su esencia hoy
en el fundamentalismo, de muchos vértices y que evidentemente si tomamos y
miramos décadas hacia atrás, nos vamos a encontrar que quienes hoy formamos
parte y podemos ser activos en la convocatoria de este Congreso, que es muy
interesante e importante para discutir y profundizar el concepto filosófico de
qué es lo que somos, hacia dónde vamos y qué debemos construir, nosotros, la
mayoría de nosotros pertenecemos a generaciones que cargan una honda frustración
sobre sus espaldas.
Porque muchos de los valores que nosotros
defendimos con mucha convicción y lo seguimos haciendo han sido puesto en
crisis, a veces por nosotros mismos y a veces por las circunstancias, los
hechos y a veces por los errores propios cometidos como generación, porque es
muy difícil discutir y debatir la realidad de este mundo y de la Argentina sin que se
coloquen aditamentos cada vez que se intenta pensar, cada vez que se intenta
elaborar una idea, cada vez que se intenta elaborar un pensamiento.
En la Argentina , y pasa en la mayoría de los lugares
del mundo, pero hablando de la
Argentina cada vez que alguien se anima a pensar, que se
anima a elaborar ideas nuevas, distintas o que generan tensiones o que agudizan
y muestran la crisis o lo que nos muestran lo qué somos en nuestra identidad,
en nuestra calidad cultural o cuando nos sacamos el ropaje, la discusión y la
elaboración de la propia idea nos demuestra qué es lo que somos y que nuestras
crisis no fueron casualidades, sino son fundamentos propios de lo que nosotros
somos, generalmente se colocan aditamentos y etiquetas. Es decir, acá se habla
mucho del pensamiento, de la libertad de pensamiento, de la necesidad de la
pluralidad, de la necesidad de los consensos, pero cada vez que alguien va a
ejercer – con acierto y con errores – la voluntad de pensar, de elaborar, de
discutir la identidad, la calidad humana, de valores que están en juego,
enseguida surgen etiquetas y aditamentos, a veces, groseros y absolutamente
injuriantes y agraviantes en muchos temas difíciles, que tiene la Argentina por delante
para resolver. Veo como la sociedad española lo está discutiendo con mucho
valor, con mucho fundamento en nuevas pautas culturales, de convivencia y demás
y rápidamente se le colocan aditamentos y etiquetas y se dice que se ataca tal
o cual valor que es histórico para la formación, es decir surge un pensamiento
supuestamente tradicionalista que no es tal, sino que esconde el derecho a no
pensar.
Por eso yo creo que lo más importante que tiene
que tener este Congreso de Filosofía es no temer miedo, hay que atreverse, hay
que pensar, hay que discutir todos los temas.
Seguramente, se tendrán posiciones
absolutamente diferentes, pero si no resolvemos qué es lo que somos, hacia
dónde vamos o en qué fracasamos o por qué pasamos de esa autoestima, de eso de
creernos que somos los mejores del mundo cuando las cosas más o menos nos van
bien a cuando las cosas no nos salen tan bien y nos creemos los peores, tenemos
una absoluta baja estima. No nos lo podemos explicar con la calidad de
pensamiento, de recurso humano, con la calidad de los intelectuales argentinos,
con la calidad de los intelectuales latinoamericanos o con la calidad de los
intelectuales que hay en el mundo. Esto yo lo decíamos en una Cumbre
Iberoamericana con nuestro amigo el Presidente de España, el doctor Zapatero,
con quien hablábamos sobre que la marcha del nuevo marco de las civilizaciones
era muy importante.
Yo creo que hay que atreverse, no hay que
tener miedo, a este Congreso no vayamos con las ideas supuestas o con
discusiones antagónicas, porque en el espacio de pensamiento al que yo
pertenezco también tenemos muchas responsabilidades y si tenemos la verdad, que
no sea la verdad absoluta y los que no piensan como nosotros es gente que no
entiende lo que hay que hacer o por qué etapa estamos pasando. Esto,
evidentemente, nos puede llevar a una nueva frustración.
Entonces, tiene que ser un Congreso bien
abierto, donde se discuta fuertemente, que la sociedad tenga la oportunidad de
estar informada porque necesariamente nos vamos a encontrar con muchos que
dirán por qué se tienen que poner a discutir de filosofía, por qué se ponen a
discutir el destino con todos los problemas y cosas que tenemos. Nos quieren
llevar a un pragmatismo vacío porque esto es lo fundamental, para que no se
formen intelectuales que puedan pensar, que puedan determinar y que puedan
ayudar al avance tecnológico, al avance científico que le puedan dar un
contenido, un sentido y un rumbo para construir la sociedad que nosotros
merecemos.
Porque sino, tiene razón Gobernador, podemos
lograr grandes éxitos económicos y hasta podemos avanzar mucho en el campo de
la investigación y de la tecnología, pero si no sabemos para qué, por qué y
hacia dónde vamos, evidentemente, corremos el riesgo de nuevas frustraciones.
También hace a la identidad del propio ser
humano, hace ver que parecían indestructibles, es decir, hay sectores de la
sociedad que si uno quiere discutir ciertos temas o debatir ciertos temas que
hacen a la propia vida de la gente y a la propia construcción de la vida que
rápidamente se generan los peores de los epítetos para tratar de descalificar
al que puede pensar así.
Uno puede pensar así o no puede pensar así,
pero es necesario debatir. El mundo de hoy nos lleva a debatir todos los temas
en forma muy profunda, muy abierta y éste es el pensamiento que nosotros
tenemos.
Llamamos a quienes nos visitan, a todos
nuestros intelectuales, a todos nuestros pensadores, a todos los argentinos, es
decir, este tipo es el peor de los temores que se pueden tener, porque el
nacimiento del sectarismo, del fundamentalismo en el mundo precisamente se debe
a que se ha coartado la libertad de pensar. No se puede pensar y esto lo hacen
quienes más poder ostentan en el mundo y nosotros, necesariamente, tenemos que
tener un concepto diferente y una construcción diferente, por lo menos de las
convicciones que uno tiene. De lo contrario, la verdad es que vamos a construir
nuevas frustraciones y nosotros, que venimos de una generación con muchos
aciertos, con muchos desaciertos pero, fundamentalmente, de una generación
golpeada, dolorida, donde en determinado momento creíamos que teníamos valores
absolutos, estos son los valores, nos llevaba un determinismo que estos son los
valores y para allí tenemos que ir y tengamos cuidado con aquél que discute ese
determinismo y ese camino porque ese está equivocado o el que no piensa como yo
es un traidor, todas esas frases tan grandilocuentes que en la Argentina se saturó.
Por eso, creo que ustedes pueden dar un paso
fundamental, puede ser un punto de inflexión de una sociedad que quiere crecer,
tiene que entrar a valorar a los pensadores, a los intelectuales, a los
constructores de cultura, a los constructores de identidad, a los constructores
del tiempo que la Argentina
necesita.
Yo creo que es un gran desafío, que estamos
en condiciones de hacerlo y hagámoslo con la mayor de las libertades.
Ya sabemos las sociedades del pensamiento
único y uniforme donde terminan, yo prefiero las sociedades tensionadas, a
veces en crisis, porque de las crisis del pensamiento, naturalmente, salen
nuevas verdades contenedoras que nos permiten construir nuevos caminos, y,
evidentemente, una sociedad que no tiene referentes intelectuales y que no
tiene referentes y pensadores que la ayuden a orientarse hacia dónde vamos, es
muy difícil que tenga y se pueda orientar en el futuro que la Argentina necesita.
Así que, bien entroncados en el mundo,
entendiendo la globalización que no existe solamente en la economía, hay una
globalización del pensamiento nos guste o no. A veces, algunos grandes
pensadores amigos se enojan cuando yo digo esto, pero yo creo que nos han
globalizado en muchos casos también el pensamiento, nos han generado miedos de
definir ciertos temas, nos han generado etiquetas cuando nos definimos, creo
que ustedes pueden generar ese punto de inflexión para cualificar y lograr esa
síntesis superadora que el mundo, América y la Argentina están
necesitando.
Así que, para mí, Gobernador, queridos amigos,
visitantes, gente de la
Argentina , es un tremendo honor poder hacer esta presentación
y espero que sea un debate duro, difícil, tensionante; no importa, discutan,
debatan, generen nuevas síntesis, ayúdennos a pensar y todo lo que está en
crisis hay que discutirlo y sabemos que tenemos muchísimas cosas en crisis
porque no hubiéramos tenido las crisis que terminaron derivando siendo
económicas si hubiéramos avanzado de acuerdo con las necesidades globales que
tenía el mundo y la
Argentina y no hubiéramos dejado de discutir y debatir como
pasó en la Argentina
en algún momento y como muchas veces nos generan el temor, “no, mejor no, vamos
a lo concreto”. Y ustedes se dan cuenta, nosotros, los propios dirigentes a
veces decimos “vayamos a lo concreto, no discutamos ciertos temas”, como si
discutir ciertos temas fuera perder el tiempo.
Perdamos el tiempo si queremos construir una
Argentina como corresponde.
Muchísimas gracias.
NESTOR KIRCHNER
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