junio 08, 2012

Manifiesto del Comité Capital de la UCR, anunciando la vuelta a la acción electoral (1912)

REVOLUCION Y ABSTENCION
MANIFIESTO ANUNCIANDO LA VUELTA A LA ACCION ELECTORAL
Comité Capital
[30 de Agosto de 1912]

Al Pueblo de la República
«El Comité Nacional, ante la jubilosa esperanza de alcanzar por la paz, bajo los auspicios del derecho electoral, las reivindicaciones morales y políticas, ha sancionado una nueva reorganización general, con carácter de la más amplia convocatoria pública.
Dadas las perspectivas que así se diseñan y que no obstante demandarán siempre grandes esfuerzos, la Unión Cívica Radical se dirige a todos los argentinos, incitándolos a incorporarse, para robustecer la acción de sus austeros principios, en pos de los superiores objetivos que encendieran su fe en la vasta y azarosa obra.
Esos esfuerzos que supieron mantener y avivar el calor del espíritu nacional, reconcentrado bajo una enseña de noble y altiva resistencia, no decayendo jamás en la perseverante demanda, han traído como lógica resultancia derivativa, el comienzo hacia la realidad, de los grandes y justos anhelos, profanados por los gobiernos rebeldes a las consagraciones legales y a los comicios honorables y garantidos, por cuyo medio únicamente es posible el imperio de la verdad institucional y la morigeración de las prácticas subvertidas en el orden político.
Impulsada siempre por las más patrióticas sugerencias y en mérito a la causa reparadora, la Unión Cívica Radical incita a concurrir a todos los ciudadanos que animados de un espíritu de perfeccionamiento moral y político, quieran solidarizarse con la ímproba pero honrosa tarea a que desde un cuarto de siglo está consagrada.
Los hechos que ha producido, exclusivos por su alta índole cívica en los anales políticos de la nación, desde los comienzos de su vida y en su prolongada lucha, hablan con demasiada elocuencia a la compenetración de los espíritus sanos, que fijan su visión en los destinos de la república y piensan que no puede haber sendero más recto y seguro para el advenimiento de la justicia en el ejercicio de los derechos y libertades, que la unidad efectiva en el ideal del pueblo y del gobierno, plasmada en la solemne aspiración qué significa la realidad de la democracia y de la patria constituida.
Corresponde pues, a los dignos hijos de la nación, engrosar sus filas, para llevar a la cima la eminente obra definitiva de la redención nacional.
La Unión Cívica Radical plenamente vencedora en los principios que sustentara desde su constitución, y triunfante en los comicios que hasta ahora se han abierto legalmente por su impertérrita demanda y su vigoroso impulso, aspira como siempre para la soberanía argentina los beneficios que ha alcanzado en la inflexible fórmula de las condignas exigencias, blasonada por el ejercicio de la ciudadanía y la integridad con que acentuó su constancia, en igual grado que su resistencia, a los regímenes de sojuzgamiento imperantes.
En consecuencia, llama a todos los que se sientan con las energías cívicas suficientes para llevar a término la trascendental obra que fijará los caracteres legítimos de los gobiernos y los rumbos definitivos de la república.
La Unión Cívica Radical surgió al embate poderoso de la opinión para derribar el predominio que en hora fatal se apoderó de los destinos del país; avasallando sus atributos y prerrogativas más sagradas.
A su sombra se congregaron las valentías indomables que han espléndido en su historia y el pueblo argentino .concurrió en todos sus exponentes, con o. las únicas excepciones del egoísmo, la prevalencia y el negociado.
Y así como la patria naciente se homologó en el propósito de la independencia y en el ideal de la libertad, así también, cuando fue necesario alzar el lábaro de las propias reivindicaciones, a su torno se agrupó nuevamente, unificada en la Unión Cívica Radical.
Organismo del pueblo y para el pueblo, sus filas se nutrieron de sus filas, sus huestes se formaron de sus huestes y cuando su bandera se alzó en la protesta armada, o se desplegó en el atrio, a su sombra gloriosa se le vio siempre con todos los prestigios de sus heroicas tradiciones.
Movimientos de tal naturaleza se han sucedido indefectiblemente en el mundo, en análogas situaciones, recogiéndose y acallándose las tendencias y juicios singulares, para confundirse en la reacción inevitable y fecunda en que se agitan las naciones en trances anormales, cuando los gobiernos, derribando todo lo constituido, en el ansia insaciable y torpe de perpetuarse en las situaciones usurpadas, han violado los sólidos fundamentos de la moral y la justicia, posponiendo el interés propio al bien común y haciendo de los cargos públicos puestos de aprovechamiento y de lucro.
Sociedades trabajadas por tan hondas perturbaciones, han sentido reavivada la savia de su virilidad, los imperativos del deber y los mandatos del honor.
Cuando estas luchas se empeñan contra los que han olvidado las glorias y han renegado de las grandezas de la patria, el esfuerzo que se requiere para llevar a término empresa tan ardua es mucho más cruento, porque contra el enemigo extraño no caben ni disensiones ni excusas, que hay que soportar cuando se combate dentro de la propia nacionalidad.
Servirá de ejemplo luminoso el concepto en que se ha planteado y se viene resolviendo una contienda de tan magnas proporciones, sin que nada haya rozado la limpidez de sus idealidades.
El estudio psicológico que analiza las acciones humanas, discernirá el mérito que entraña consolidación tan fundamental, sin haber empleado en el fatigoso recorrido un solo recurso que no fuera el de la dignidad, un solo medio que no lo dictara el más acendrado patriotismo.
La Unión Cívica Radical ha llenado la escena de la resistencia nacional y la ha culminado, conforme .con la lógica de los sucesos y de los acontecimientos, exteriorizando a la nación en un orden tan superior, que nunca se vieron causas más austeras y denodadamente defendidas. Ha bregado instruyendo y dando ejemplos de estímulo y alientos incomparables, cumpliendo la misión grande y noble de realizar la absoluta solidaridad de la patria con el pasado y el porvenir, sin que consiguiera desviarla el aturdidor movimiento de los halagos ni la influencia fascinadora del medio ambiente.
Desde el llano resistió a todos los gobiernos marcando con caracteres fijos. y acentos irreductibles la senda que correspondía emprender para conseguir el restablecimiento moral .é institucional de la república.
Ha combatido del mismo modo que ha hablado y escrito, y ha hablado y escrito del mismo modo que ha combatido, desdeñando las ventajas y beneficios de los gobiernos y renunciando a todo bienestar, para afrontar riesgos y sufrimientos, agresiones y persecuciones implacables, como diatribas y maldades de todo género, sin que nada haya podido doblegar su inflexibilidad ni sus virtudes, tan eminentes que no han tenido nunca modelo superior.
La sublimidad del deber patrio, la ciencia política y la experimentación fundamental, son las que han inspirado una conducta tan elevada como absolutamente íntegra.
Es la expresión más relevante del espíritu humano el espectáculo moral de una fuet.za que va derecho a su fin, el más justo y el más demostrativo del progreso de las sociedades, acentuándolo y caracterizándolo en cada jalón que fija en su constante avanzar.
Los acontecimientos que reparan, transforman y orientan la marcha de la humanidad hacia su perfeccionamiento, sólo se realizan impulsados por profundas inspiraciones, por análogos medios y por iguales sentimientos, porque tanto en los objetivos, como en los móviles y manera de ejercerlos, deben estar consignadas las calidades apropiadas que los harán eficientes y perdurables.
Las acciones justas y generosas producen siempre soluciones condignas, cuando se mantienen con altura y se realizan con lealtad, y son ellas las que han levantado el templo común de la justicia universal.
Es así que la obra de la Unión Cívica Radical simboliza el genio argentino, la irradiación de su espíritu y la demostración de sus decisiones superiores.
Solemnemente convocada por la majestad de la nación para restaurarla en sus inmanentes facultades, a ello se encaminó impertérrita, y dejará cumplido el mandato y plenamente justificado su fundamentó.
Merced a sus gloriosas inmolaciones, la nación se verá libremente congregada, en aptitud de pronunciar su voluntad soberana, y entonces no serán posibles ya los atentados de los gobiernos, ni necesarias las revoluciones de los pueblos, porque se habrá inaugurado la época feliz de la legalidad común.
Son esos los verdaderos términos del programa de las redenciones, célebres en los anales del mundo porque resolvieron los problemas fundamentales de la soberanía de las naciones y abrieron amplios horizontes a la humanidad.
La Unión Cívica Radical es la única representación pública que ha batallado con ese carácter, sin modificación ni retraimiento alguno, resistiendo las influencias dominantes y ejerciendo frente a ellas una extraordinaria acción, en viva protesta contra todo cuanto se opone o perturba la marcha regular de la nación.
Ha guardado completa fidelidad a la revolución, cuyos principios fueron constantemente iluminados y acentuados por la luz de sus altas concepciones y de sus rectas actitudes, repudiando los acuerdos y connivencias, como la participación en los gobiernos y en los falsos comicios, porque todo hubiera sido igualmente indigno.
Esa es la misión de la Unión Cívica Radical, no la de aprovechar los desconciertos que soporta el país, sino librarlo de ellos y coronar la grandiosa obra de su redención.
En fin reclamaba la ofrenda de tan caudales esfuerzos y vicisitudes, desde que restaurar la autoridad moral y reconquistar las instituciones absorbidas por un absolutismo sin reatos ni escrúpulos, ha sido siempre una de las empresas más difíciles y arduas, en la vida de las naciones.
Por eso su misión será considerada la más grande y benéfica, llena de honor y de perdurables enseñanzas, que, unida a las tradiciones de la patria brillará en sus anales, salvándola en el presente y presidiendo el movimiento de transformación y de progreso que vendrá en pos de tan gloriosa revolución y de tan infinitas consagraciones.
Siendo la Unión Cívica Radical la expresión genuina de la nacionalidad en sus más sagrados anhelos y aspiraciones, deben identificarse con ella todas las actividades y reunirse siempre bajo su bandera todos los ciudadanos bien intencionados, aumentando sus filas indefinitivamente hasta vencer cuantos obstáculos se opongan a libertar la república de tantos vejámenes y opresiones.
Para alcanzar esos resultados, no habrá que desviarse por ninguna consideración, de la conciencia suprema del deber y de la razón superior del derecho, porque son las reacciones virtualmente ciertas las únicas que terminarán con un régimen de absolutismo en su aplicación y de oprobio en sus beneficios.
Cuando se llega a un período de decadencia y declinaciones tan intensas, afianzado en el usufructo de la riqueza nacional, no se sale de ese estado por los propios elementos, sino por un cambio de medios y de factores; de lo contrario, las perversiones desbordándose cada vez más ante la impunidad alejarán indefinidamente la solución.
Basta analizar la magnitud de las subversiones y de los daños originados bajo las apariencias engañosas de una vida de falso progreso, que han inferido los más profundos agravios, para comprender que los gobiernos absorbidos en las logrerías y estrechados por su propia incapacidad, no se levantarán nunca por sí mismo a las idealidades superiores, y se opondrán siempre a la reacción cierta y verdadera, que no se concibe sino bajo los auspicios de la autoridad moral y del ejercicio legal de las instituciones.
La reparación debe ser necesariamente fundamental, nacional en sus caracteres y radical en sus procedimientos. Sólo así responderá a la razón que la impone, al concepto irreductible con que ha sido planteada y a las esperanzas supremas del pueblo argentino.
De otra manera la magna Obra degeneraría con todos los derivados, rehusando a la nación el tributo y homenaje que le es debido, sombreando de nuevo sus horizontes que empezaban a esclarecer — y entonces ya no habría que esperar otra acción regeneradora que la de los designios prevalentes, en vez de llevar a la circulación de la vida nacional la savia vigorosa de la más fecunda y benéfica restauración.
Las reacciones - definitivamente saludables, son las que llevan en sí el principio vital que repara las causas, sobreponiéndose a las influencias mórbidas.
Es preciso, ante todo permanecer fieles a los atributos morales que inspiraron a los fundadores de la nacionalidad y a los constituyentes de la organización política, y es deber de razón y de conciencia resistir cuanto viole esas consagraciones.
Son las altas idealidades las que cimientan la grandeza superior de las naciones, y su vida política se ve conducida a su mejoramiento incesante si las generaciones que sucesivamente comparten la acción, le imprimen ese carácter.
Las aspiraciones que no tienen otro miraje que la ocupación de los gobiernos, son siempre facciosas y fatales para el bien público, y al fin mueren execradas, mientras que aquéllas viven en sus obras ilustres.
Todos los derechos y libertades serán ilusorios y contingentes, mientras no estén asegurados por la autoridad de la nación, por el ejercicio de las instituciones y por el legítimo funcionamiento de sus gobiernos. Su estabilidad, y mayor suma de garantías, deben ser el pensamiento constante de una nación esencial y constitutivamente democrática, en la que todos tienen derechos incontestables a la igualdad legal.
La república debe por fin; encaminar su suerte combatida en tan dilatado tiempo por el más desastroso desconcierto. Sus males tienen que desaparecer al cuidado de la más legítima representación, utilizando todas las fuerzas vivas para solucionar en paz y decorosamente el problema de su reconstitución política.
Cuando hayan desaparecido todos los gobiernos basados en las usurpaciones, y se levanten los legítimos cimentados por la opinión, se extinguirán con aquéllos las últimas sombras de las corrupciones, perversiones y desdoros y aparecerán con éstos los resplandores de una nueva época, cuyo cambio será visible desde sus comienzos mismos.
Reorganizada la república sobre la más completa representación, los gobiernos ejercerán sus funciones con- eximia autoridad y con el aplauso público, porque la veneración que profesan los pueblos a las magistraturas legítimas, influye poderosamente en el realce de su investidura y en el respeto que se les tributa.
Así quedará terminada una lucha sin igual, una obra sellada con los prestigios de su designio grandioso, en idealidades altamente generosas y emancipadoras, caracterizada por la más absoluta solidaridad nacional, en el ejercicio de sus cardinales prerrogativas.
La Unión Cívica Radical, que simboliza las grandezas de la nación, en sus obras inmortales, frente a las calamidades de los gobiernos en la más inaudita sucesión de delitos de Estado y de crímenes comunes, habrá finalizado su cometido dejando gloriosamente cumplidos los fundamentos de su convocatoria, en el monumento cívico más grandioso de que haya sido capaz el espíritu humano.
Así resuelto el problema fundamental, dejando abierto el más amplio escenario a los justos anhelos y a las aspiraciones legítimas, llegará entonces la hora de que en los certámenes públicos de todo orden, emergentes del ejercicio de la vida institucional, en diversidad de acciones y actividades, pero en unidad de miras y de sentimientos hacia el bien general, concurran con sus programas de tendencias partidarias y singulares los sistemas, principios y doctrinas, que comprenden los juicios de la razón humana.
El poder y la prosperidad de la nación, dirigida por el voto y el concurso de todos, causará el asombro y la admiración del mundo; y no sólo colmará el bienestar de los que en ella habiten, sino de cuantos quieran venir a labrar honestamente, bajo los auspicios del pueblo argentino, su patrimonio su porvenir y su felicidad.
La emigración se detendrá para dar paso a la inmigración, y las empresas los capitales é intereses extranjeros, sabrán que ya no gravita sobre ellos, ni las trabas culpables ni la coparticipación dolosa.
La república por tan largo tiempo ausente del mundo en lo que constituye y culmina su personalidad, en contradicción con las eminentes dignidades de sus luminosas tradiciones, se mostrará de nuevo por un gran acontecimiento político de las más vastas proyecciones, reasumiendo en su verdadero concepto y en la unidad vigorosa de sus acción, todos los factores y elementos de la vida argentina para elevarla al primer rango de las nacionalidades.
Así libre y poderosa, retomará la marcha hacia sus inconmensurables destinos; pero los profundos menoscabos morales y físicos que se le han inferido, no serán reparados en los siglos de los siglos!
Por eso, en otra hora solemne, la Unión Cívica Radical ha dicho: «Que ante la magnitud de esos crímenes, de esa fatalidad sin reparo, sus causantes son más que reos de lesa patria, son todo y no son nada, porque en presencia de la enormidad del agravio, sus responsabilidades son un sarcasmo, sus protestas de regeneración una blasfemia, y el progreso de que blasonan una iniquidad!
Igual condenación merecen los que al amparo del funesto acuerdo, traicionaron deberes patrióticos en cambio de posiciones oficiales, y malograron la reivindicación cuando estaba ya a punto de conseguirse. Nunca pensamiento más pernicioso penetró en causa más santa, llevando a los unos a solidarizarse en la obra oprobiosa, é imponiendo a los otros el deber de la actitud inquebrantable en que hasta el presente se mantienen defendiendo causa tan sagrada!
Ha existido un concepto tan cabal y absoluto de la obra a realizarse, de los esfuerzos- y sacrificios que ella demandara en su trayectoria gloriosa, que todas las calidades del pueblo argentino se congregaron en la altiva demanda.
Al par que los civiles, el ejército y la marina, en sus representaciones Más brillantes y heroicas, han seguido la senda que marcaba el supremo deber, exponiendo porvenir, carrera, tranquilidad y la vida misma, afrontando expatriaciones, cárceles y las más dolorosas contingencias de sus valentías y de sus abnegaciones.
Esos generosos y denodados argentinos que con la fortaleza de su carácter y de su ejemplo han levantado bien alto a la nación, que el despotismo, la turpitud y la depravación gubernamental desconceptuaron desde su seno hasta todos los centros del mundo, tan ilustres y dignos ciudadanos, vivirán en las páginas que corresponden a los más prominentes acontecimientos de la patria.
Al concluir esta exposición de juicios y de sentimientos, la Unión Cívica Radical renueva sus votos por la prosecución de la obra y se ratifica en todos sus términos».
Buenos Aires, Agosto 30 de 1912.
JOSÉ CAMILO CROTTO, Presidente
Horacio A. VARELA, Secretario

Fuente: “Ley 12839. Documentos de Hipólito Yrigoyen. Apostolado Cívico – Obra de Gobierno – Defensa ante la Corte”, Talleres Gráficos de la Dirección General de Institutos Penales, Bs. As 1949.-

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