enero 22, 2014

Discurso de Fidel Castro en la Escuela de Filosofía y Letras de la Universidad de la Habana (1967)

DISCURSO EN LA ESCUELA DE FILOSOFIA Y LETRAS DE LA UNIVERSIDAD DE LA HABANA
Fidel Castro
[4 de Agosto de 1967]

― Departamento de versiones taquigráficas del Gobierno revolucionario ―

Queríamos ver cómo marchaba la cosa, porque a las 12:00 del día, más o menos, nos plantearon los compañeros de la universidad que ya tenían 3 500 estudiantes.
Entonces tuvimos que llamar al Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias para que nos resolvieran el problema del transporte, porque, además, es el único organismo que dispone de medios de transporte que están en la reserva con los cuales poder realizar este movimiento, y nosotros queríamos cerciorarnos de que todo estaba marchando bien; por eso pasamos por ahí.  Ustedes nos cercaron, nos trajeron para acá, y me parece que sería bueno que les diera una idea del trabajo que van a hacer y por qué, incluso, cómo surgió esta idea.
Estábamos recorriendo La Habana, haciendo un plan para toda la provincia.  Lo primero que descubrimos fue algo que no parecía probable, y es que en la provincia de La Habana hay suficiente tierra para resolver todos los problemas de abastecimiento.
Como aquí existía una contradicción entre las necesidades de agua de una ciudad grande como La Habana y las necesidades de agua para la agricultura, y siempre había inicialmente una gran preocupación por parte del instituto hidráulico de que no se usara para la agricultura el agua de La Habana, pues existía la creencia de que para abastecer La Habana iba a ser necesario traer viandas de Pinar del Río, de Matanzas, de distintos sitios.
Actualmente ya se han hecho estudios mucho más serios y se demuestra que no obstante la necesidad de agua de la ciudad, hay posibilidades de irrigar más de 5 000 caballerías de tierra sin quitarle una gota de agua a la ciudad de La Habana; son cuencas que no intervienen para nada en el abastecimiento de La Habana.
La provincia de La Habana tiene 28 000 caballerías de tierra. Ahora, ¿qué ocurría con La Habana? Es lamentable que haya que estar transportando plátano desde el Cauto hasta La Habana, y está el sempiterno problema de que si falta una vianda, falta la otra o faltan todas porque hay sequía, o porque pasó un ciclón, o porque llovió demasiado, y no es posible que nuestro país vaya a seguir dependiendo de la sequía, de los ciclones, de todo. Claro está que para los ciclones tenemos un remedio.
Cuando el año que viene pase un ciclón por La Habana, tendremos necesidad de acudir a las plantaciones que están en Matanzas, en Las Villas, en Camagüey y en Oriente para algunos tipos de cultivos, porque no todos los cultivos se pierden cuando hay un ciclón, y frente a la sequía, el problema de la irrigación.
Ahora, ¿qué ocurría con La Habana? La Habana —como ustedes saben— creo que padece de unos cuantos problemas, uno de ellos es tener una ciudad grande ubicada en la región más estrecha del país, donde se ha hecho una concentración enorme de población.  Segundo, en ella había una enorme cantidad de tierra dedicada a fincas de recreo; entonces, es absurdo que alrededor de una ciudad de 2 millones de habitantes hubiera miles de caballerías dedicadas a fincas de recreo. En tercer lugar, La Habana ha creado en su población una mentalidad cosmopolita, con una ignorancia total del resto del país; hay una increíble ignorancia acerca de todo el país, incluso acerca de la propia provincia de La Habana.
Entonces nos decidimos a convertir la provincia de La Habana en un jardín agrícola. Lo primero que observamos fue toda una gran área, la que está entre la avenida Monumental y la ciudad, porque a La Habana le falta de todo. Empezando porque en la zona de la ciudad faltan los árboles, es una ciudad desprovista de árboles; eso no solamente es feo, sino que es insalubre.
Segundo, los campesinos más atrasados de este país son los campesinos que están alrededor de La Habana, que se dedican a una agricultura de autoconsumo y de especulación.
Tercero, unas tierras que están siendo destruidas progresivamente.
Cuarto, hay un contraste tremendo cuando se atraviesa la ciudad de La Habana, se ve el edificio del Focsa, todas las construcciones, todos los edificios de apartamentos, y cuando se llega a la avenida Monumental se encuentra un bohío desvencijado y una agricultura pobrísima que es una vergüenza para este país, que no es reflejo de lo que se está haciendo en el país.
Entonces, estábamos observando el fenómeno de que la agricultura de La Habana se estaba quedando más atrasada que la del resto del país.
Otro factor es que la mayor parte de las tierras son de propiedad privada y, lógicamente, siendo una ciudad grande, donde mucha gente tiene facilidad de medios de transporte, la ciudad ha ejercido una influencia negativa sobre el campesinado de las proximidades de La Habana, porque van los privados en automóviles, carros de alquiler, y están constantemente comprando cosas allí; y al campesino no le interesa producir mucho más, si vende un saco de arroz en 200 pesos, porque aquí hay quienes ganan 5 000 y 6 000 pesos mensuales y pueden pagar 200 pesos por un saco de arroz.
Eso no solamente crea un vicio, sino que perjudica la producción. Ese campesino no tiene ningún interés en la técnica.  Otra cosa: se les entrega a los campesinos, por ejemplo, fertilizantes para la caña y el campesino se pone a sembrar arroz, maíz para sus gallinas, les echa el fertilizante de la caña, no le importa que haya un central en las proximidades, y entonces vende en bolsa negra muchas veces los pollos y todas esas cosas.
Entonces, decidimos hacer un plan integral de esta provincia. Empezamos primero por la ciudad —nos proponemos llenar de árboles todos los espacios vacíos que haya en ella, y más o menos desde la calle 100 hacia adentro— creando un área que es ornamental, es decir, para árboles ornamentales, a todo lo largo de la avenida de Rancho Boyeros, en todas las avenidas, en todos esos espacios.
Terminada el área ornamental de La Habana viene un área de frutales.  Es nuestro propósito sembrar unas 1 000 caballerías en todo el perímetro que está desde Cojímar hasta la Carretera Central por la Monumental, o Vía Blanca, o Circunvalación, tiene como tres nombres.  Entonces de ahí por Cuatro Caminos hasta Rancho Boyeros o Santiago de las Vegas; de Santiago de las Vegas se toma la carretera que va desde la avenida de Rancho Boyeros, pasa por el Wajay y todos esos lugares hasta la Central.  Después de la Central hacia Punta Brava y hacia el mar.  En esa área hay unas 1 500 caballerías de tierra.
En muchos de esos lugares había gente que había ocupado las tierras ilegalmente, o gente que fue y se metió; otras eran tierras estatales, otras las tenían distintos organismos, y otras las tenían legalmente sus dueños.  En toda esa zona había una gran pobreza.  Hay también algunas áreas de pastos en esa región, de ellas las que están bien organizadas se van a mantener, pero quedarán unas 1 000 caballerías que se van a sembrar todas de frutales.
Eso tiene por objeto crear una zona de condiciones climáticas mejores alrededor de La Habana, una zona de árboles que tienen distintas utilidades.  Primero, para mejorar toda la atmósfera de La Habana, rodearla de un área de árboles; segundo, es mucho más bonito; tercero, va a tener mucha más productividad; cuarto, va a permitir conservar el suelo mucho mejor que hasta ahora.  Hay algunos lugares que están tan pobres que no se puede sembrar ni un árbol frutal, allí habrá que sembrar madera.  Quedarán unas 1 000 caballerías de los frutales varios:  mango, guanábana, lichtí, mamey, marañón, según el tipo de tierra; es decir teniendo en cuenta el suelo e intercalando en todos esos frutales el café.
En el futuro, la provincia de La Habana se autoabastecerá de café.  Hoy día el café se trae hasta de Gran Tierra para el consumo de La Habana, porque igualmente todas las áreas frutales de La Habana, fuera de esas zonas, se van a sembrar también de café.  Los campesinos tienen, por ejemplo, la costumbre, donde hay un aguacatal, de romper la tierra todos los años para sembrar maíz, plátano, malanga, y lo que hacen es ir destruyendo las plantaciones.
Ya tenemos disponibles varios millones de matas de café, y como el café resulta un cultivo que les atrae, vamos a sembrar en todos los frutales café para preservar todas las áreas.
Entonces, inmediatamente después de esta área de frutales, donde se les construirá la vivienda a todos los campesinos que viven y a todos los obreros que trabajan en esa área, si nos encontramos un caso de un ilegal que quiere trabajar allí, le hacemos la casa entonces con tal que se vuelva obrero de aquella tierra que no le pertenece, que pertenece a las tierras nacionales, y también a todos los obreros agrícolas que están dentro de esa área.  Además, les hacemos ese trabajo absolutamente gratis, no les cobramos un centavo ni por la casa, ni por los muebles, ni por la siembra; lo único que queremos es que la atiendan.
Si nosotros logramos que esas tierras que no están produciendo nada produzcan cinco veces, diez veces más de lo que estaban produciendo, se preserve la tierra, se cree un área de salud alrededor de La Habana, los frutales no tengamos que traerlos de Camagüey, ni de Guane, ni de Isla de Pinos, los frutales de este tipo los tengamos aquí, entonces, es el gran negocio hacerles todo eso, no cobrarles nada con tal que los atiendan, y esa es la política que se está siguiendo con ellos.
Hay algunos que son recalcitrantes; los dejamos. Vamos a ver el efecto moral que hace toda esa región ya bien sembrada, bien organizada.  Hay un caso, por ejemplo, la casa donde se escondió el asesino Betancourt; ellos tienen dos caballerías allí y no quieren nada con el plan.  Nosotros hemos respetado la voluntad de todos esos señores.  Cuando se termine el plan, ya veremos, porque entonces empezaremos a discutir si alguien tiene derecho a hacer lo que le da la gana con una tierra de la cual tiene que vivir todo el país (APLAUSOS).
La inmensa mayoría de los campesinos tiene un entusiasmo extraordinario; en realidad, aquello cambia de la noche a la mañana que no hay quien lo conozca, porque los compañeros que están haciendo ese trabajo a veces hacen una casa en una semana. Por la zona de Capdevila hicieron las casas, hicieron las plantaciones, hicieron microrrepresas, lo hicieron todo en varias semanas movilizando compañeros de aquí de La Habana.
Pensamos, en el mes de septiembre del año que viene, tener absolutamente terminadas esas 1 000 caballerías con todas las casas construidas.  Pero ya no estamos trabajando solo en las zonas ornamentales y en el huerto frutero. El huerto frutero comprende 500 metros más allá de la circunvalación, después terminaremos el área de circunvalación, y en todas esas zonas fruteras estamos trabajando con Planificación Física para hacer una serie de caminos por todos esos sitios donde la población de La Habana tenga derecho a pasear, los muchachos a montar bicicletas, y crear todas las condiciones para que en esas 1 000 caballerías haya un área de expansión para la población de La Habana, con caminos y todas esas cosas bien organizadas.
Después viene un área lechera. El área que va después del círculo frutero es lechera, que empieza, por ejemplo, por el Valle de la Victoria, como le pusieron los compañeros.  Es una zona de terreno ondulado que está entre Guanabacoa y Canasí, entre las alturas que están a la orilla de la costa y las lomas que están cerca de Tapaste, donde está la Cueva del Cura, un área de más de 1 000 caballerías.  En general los campesinos se dedican a la producción de leche. Allí se les están haciendo todos los establos a las lecherías, creando condiciones higiénicas y sembrando pastos artificiales, porque prácticamente ninguno tenía pastos, casi todos eran pastos naturales.  Se están fertilizando las palmas reales, se han fertilizado unas 300 000 palmas reales en esa área que será lechera hasta llegar al valle de la zona de Jaruco y de Aguacate, un valle de tierra agrícola.
El área lechera sigue por los alrededores de La Habana en zonas que efectivamente no se pueden ligar, porque son zonas donde están los pozos que abastecen de agua a La Habana —si no tenemos agua, entonces no mejora el pasto—, además, con un porcentaje de un 15% a un 17% con regadío para buscar un equilibrio entre los períodos de seca y períodos de lluvia.
La característica de la tierra roja de La Habana es que es tierra de secano y una tierra muy buena para la agricultura, pero a la vez La Habana está situada dentro del país en una región de microclima.  Es decir que las lluvias de La Habana en esta provincia no responden al estado general del tiempo.
Por ejemplo, las provincias de Oriente, Camagüey y Las Villas responden al estado general del tiempo en la región del Caribe.  Puede ocurrir que los vientos alisios que pasan por el norte de Africa en algunos años crucen por esta región más cerca de nosotros o más lejos; cuando cruzan más cerca de nosotros son años de sequía, porque esas regiones del país dependen de las condiciones generales del tiempo, en cambio las de La Habana dependen de una región de microclima.
Al sur de La Habana, entre esta provincia e Isla de Pinos, parte de Pinar del Río y la Ciénaga de Zapata, hay 20 000 kilómetros cuadrados de plataforma con una profundidad de unos tres o cuatro metros; esa zona se calienta mucho en el verano y como consecuencia produce una evaporación muy alta.  Por eso, cuando las condiciones generales del clima son malas no llueve en La Habana hasta julio, pero ya en el verano llueve por la gran evaporación que hay al sur.
Estas tierras son óptimas; con agua se pueden obtener grandes rendimientos, y depende del cultivo que sea.  El pasto se puede mantener bien fertilizado con un 15% de regadío.  Es decir, esas tierras que están alrededor de La Habana, inmediatamente después del área frutera, en zonas de ondulaciones o zonas donde no hay agua, nosotros pensamos llegar a tener unas 6 000 caballerías de pastos.  Esas 6 000 caballerías de pastos pensamos que lleguen a albergar de 200 000 a 250 000 vacas.  Las vacas en La Habana, por la gran concentración de población que hay, serán las únicas que reciban alimento concentrado también.  De manera que se supone que en una caballería debamos sacar unos 12 000 quintales de leche, si se incluye el pasto que se produce aquí más el pienso que se le da al ganado.
Si usted tiene que trasladar 12 000 quintales de un producto es preferible que ese producto esté cerca de la ciudad; en cambio la malanga ya está un poco más lejos porque son 3 000 ó 4 000 quintales por caballería.  Es preferible tener la leche más cerca, la malanga más lejos. Y aquí coincide, primero, la proximidad, el peso total de la leche que hay que transportar, la circunstancia de que no hay agua en esa región.  Es decir que en esa región de ondulaciones y de mesetas, quedarán unas 6 000 caballerías para la leche.
Inmediatamente detrás queda un valle que tiene una cuenca hidráulica magnífica y, además, tierras muy buenas.  Al norte hay una parte de tierras de ese tipo que es la zona de Aguacate —en esa zona por ahí también hay un valle—, esa forma parte del área agrícola.  Luego están los frutales, la leche, y en las tierras de regadío, las viandas: plátano fruta y viandas de todos los tipos.  Además, la provincia tiene varios centrales azucareros... (INTERRUPCION EN LA GRABACION)
...Y cada uno por tener una cultura superior a la cultura que tiene la gente que vive allí.  Ustedes se van a percatar mucho más fácilmente de todo lo que está mal, de todo lo que no se está haciendo de una manera técnica, de todo lo que esté mal organizado, todo lo que esté descuidado, todo lo que sea irracional.  Van a descubrir algunas cosas allí, como les ocurre a los estudiantes de letras cuando van a Baracoa que descubren el subdesarrollo y se horrorizan.  Dicen: “Miren qué problemas, falta esto, falta lo otro, y los caminos están muy malos."  Alguien me dijo un día —y creo que anda por aquí cerca—: “Oigame, ¡y a pesar de eso son revolucionarios!" Digo: “¿Cómo que a pesar de eso son revolucionarios?  Son revolucionarios porque a pesar de lo horrible que está todo eso, la situación de esa gente era tan terrible que es indescriptible."
Ahora a las montañas se llevaron las escuelas, se llevaron los hospitales, se están haciendo los caminos, y luego se irán haciendo las viviendas y muchas más cosas; pero lógicamente este es un país pobre.  El vecino de La Habana cuando va al campo descubre el subdesarrollo; pero no solo el subdesarrollo económico, descubre el subdesarrollo cultural, descubre el subdesarrollo técnico, descubre el subdesarrollo administrativo, descubre el subdesarrollo político.  Todas esas cosas las van a ir descubriendo ustedes en contacto con el campo.  Y el trabajo de ustedes, mejor todavía, más útil que el trabajo físico que realicen, es la influencia que por tener ustedes una cultura muy superior a todos aquellos que viven allí y trabajan o administran aquello, puedan ejercer sobre todos ellos.
Y ustedes tienen que proponerse que todo lo que se pueda hacer relacionado con la técnica, todo lo que se pueda mejorar de organización en esos lugares, se logre. Es decir que nosotros esperamos que ustedes ejerzan una influencia no solo en la producción, sino en la calidad del trabajo, en las técnicas que se aplican, en la organización.
Eso es como si fuera una región de ustedes, les hemos asignado una región, que es la región de Ariguanabo, para que los estudiantes de las distintas facultades universitarias desenvuelvan todo su trabajo en aquella región de Ariguanabo. Y creemos, sinceramente, que ustedes se deben proponer una cosa: si La Habana va a ser un jardín agrícola, que la parte que le corresponda a la universidad sea la mejor de todas (APLAUSOS).  Se va a poner a prueba nuestra universidad, y se va a poner a prueba la capacidad creadora, organizadora, desarrolladora de la Universidad de La Habana; se va a poner a prueba, incluso, la cultura.  Veremos si la masa de miles de jóvenes, con un nivel de cultura como tienen los estudiantes universitarios, puede o no influir decisivamente, puede o no lograr que sea la mejor zona agrícola del país.
La universidad tiene ingenieros agrónomos, estudiantes de ingeniería, tiene estudiantes de economía, tiene estudiantes de sociología, tiene estudiantes de historia, tiene estudiantes de periodismo (APLAUSOS). Vamos a ver si los estudiantes de periodismo, y si los estudiantes de historia, de letras en general, son capaces de recoger con la pluma todo lo que aquí se va a hacer con los músculos y con la inteligencia.  Vamos a ver si ustedes son capaces de narrar todas sus impresiones desde que lleguen allí, desde el primer día hasta dentro de dos años, cuando prácticamente eso va a estar plenamente, porque no van solo los jóvenes, van las máquinas. Ahí están. Están incorporando máquinas en todo este trabajo.  Nosotros pensamos en el trabajo físico de ustedes, pero pensamos, sobre todo, en el trabajo de la inteligencia de ustedes, y ahí se va a poner a prueba una región.
Ese es un tipo de trabajo que antes se hacía de una manera un poco festiva, que íbamos a las 8:00 de la mañana, que levántate temprano, que el correcorre, que hoy aquí, que mañana allá, el caos aquí, el desorden allí, la falta de taller en el otro lado.  No sé si el primer día encuentren todo bien organizado, es posible que el primer día encuentren muchos desajustes entre las fuerzas de ustedes, es posible que incluso el uso que le den a su fuerza no sea el mejor; pero ya desde el primer día ustedes tienen que empezar a observar, a analizar, no deben hacer juicios ligeros.  Siempre deben preguntarse dos o tres veces cada cosa, porque a veces las apariencias engañan, a veces uno puede tener una idea errónea de algo; pero sin duda de ninguna clase, y posiblemente, se encuentren con que no les están haciendo el trabajo más racional.  Deben preguntar qué se está haciendo, por qué se está haciendo, cómo se está haciendo; si aquello está mal, por qué se hace este trabajo y no se hace aquel otro.  Entonces, desde el primer día ustedes tienen que ir anotando todo eso y anotando las impresiones.
Hemos hablado de estos temas en general de la agricultura para que tengan una idea global.  Sé que ustedes van a terminar interesándose extraordinariamente por todo ese trabajo; sé que ustedes algún día se van a parar delante de la maqueta y allí van a buscar el rinconcito donde fertilizaron el plátano, sembraron el café, y lo van a ir viendo en la medida en que se familiaricen con todo esto.
Sé que un día se van a pasear por el parquecito donde va a estar la maqueta de La Habana, y un día se van a interesar no solo por eso, se van a interesar por todo el país; se van a interesar no solo por el trabajo de ustedes, sino por el trabajo de todo el pueblo.
Realmente es muy alentador para los que tenemos fe en la Revolución, para los que creemos que la sociedad humana puede avanzar hacia etapas superiores, para los que creemos de verdad en las posibilidades del hombre de vivir comunistamente, es muy alentador ver cuál es la actitud de los estudiantes universitarios.
Este es un buen índice de lo que ya es hoy nuestra universidad, de lo que ya es hoy el estudiantado universitario, de cómo de manera unánime, con sus profesores, profesores y estudiantes, habiendo desaparecido ya los problemas de edad, de rango, de todas las cosas —porque yo estoy seguro de que los profesores están tan contentos como lo están  ustedes—, se han entusiasmado con el trabajo.
Es muy alentador, de veras, ver que la universidad responde de esta forma, y creo que si podemos hacer esto, qué es lo que no podremos hacer.  Por eso el lema de: “Siempre se puede más", siempre será una verdad, ¡siempre será una verdad!  Estos ocho años de la Revolución nos lo han enseñado. Incluso, ya hacemos cosas en que decimos: “Eramos idiotas, por qué no se nos ocurrió esto antes." Claro, hay que mirar las cosas dialécticamente; el pensamiento evoluciona.  Había cosas que no se nos podían ocurrir antes; si se nos hubieran ocurrido antes, quizás se nos hubieran ocurrido extemporáneamente, fuera de tiempo. Si hace tal vez seis años se plantea esto, dentro de los estudiantes universitarios no habría habido esta respuesta, no habría habido esta actitud.  Pero de todas maneras cada día tenemos la lección de que infinitos recursos humanos, infinitos recursos naturales, infinitos recursos de la inteligencia están a nuestra disposición para emplearse, para hacer una Revolución de verdad en toda la extensión de la palabra, para convertir de verdad a nuestro país, a nuestro pueblo en un ejemplo; y no solo tenemos ejemplos de heroísmo, no solo el valor para morir en los combates, sino el valor y la inteligencia para crear también y para transformarlo todo.
En materia de transformación de la naturaleza, no solo estamos pensando en represar las primeras bahías, sino que ya tenemos unos cuantos lugares de roca viva que los hemos convertido en lugares de magníficas tierras agrícolas.  Al sur de Pinar del Río hay 5 000 caballerías de roca, y allí ya hay una hectárea de un pueblo construido sobre las rocas, por el sencillo procedimiento de transportar turba de la ciénaga esta de aquí, destruir las rocas con explosivos, incorporarle 1 000 toneladas de materia orgánica a la hectárea, y ya en este momento la hectárea debe estar sembrada.
Hay muchas tierras en la provincia de La Habana que ustedes verán que tienen rocas, pero llegará el día en que les hayamos sacado todas esas rocas y les hayamos sacado todas esas piedras.  En muchos de esos terrenos hoy no se pueden emplear máquinas; pero hay piedras, por ejemplo, ni con buldóceres se pueden apilar, tienen que cargarse con tres cabitos y transportarlas con camiones de volteo.  Y eso ya lo estamos haciendo también.
Es decir que podemos transformar la naturaleza de este lugar, lo creo sinceramente. Y yo fui estudiante igual que ustedes, veo con tristeza que esos tiempos van quedando cada vez más atrás (RISAS); pero les digo que realmente me alegra mucho esa tristeza, pero en esa época ...  (INTERRUPCION EN LA GRABACION) ninguna de esas cosas, y de veras, porque he vivido dos épocas:  aquella y esta, aquella de estudiante y esta en otras tareas; y si a mí me preguntaran qué quisiera ser, yo diría:  "Varias cosas pudiera querer ser, entre otras cosas, ser uno de ustedes; sería una de las cosas que me gustarían si estuviera en mis manos.  A lo mejor querría estar en un círculo infantil (RISAS).
(LE PIDEN QUE HABLE SOBRE ALGO.)
Otro día, compañeros, porque he hablado hoy de cosas de agricultura y cosas de economía.  He soltado dos o tres tiñosas (RISAS).  El problema es que se discuta el colonialismo, la economía mercantil, todas esas teorías.
Nosotros podemos también, por este terreno, seguir meditando y reunirnos con ustedes en alguna otra ocasión (APLAUSOS PROLONGADOS).
Por demás, cuando era estudiante de la universidad...  Porque las ideas tienen una importancia muy grande.  No sé cuántas veces ustedes se han preguntado cómo en la práctica se puede llegar a una distribución comunista de los bienes que el hombre produce. Sobre eso hay muchas teorías, sobre eso hay muchos escritos, sobre eso hay muchos folletos y mucha bobería (RISAS).  Ahora, nosotros tenemos que escribir la nuestra. Esa teoría nuestra no la va a escribir un científico, no la va a escribir una elite intelectual. Las elites intelectuales han pasado ya.  La cultura dejará de ser cuestión de elite cuando pertenezca a todo el pueblo (APLAUSOS PROLONGADOS).
Ustedes podrán ser llamados durante un tiempo con ese calificativo de trabajadores intelectuales. Mañana, a esta hora, serán algo más que trabajadores intelectuales, algo más que trabajadores manuales. Y algún día toda la sociedad participará en el trabajo intelectual, toda la sociedad participará en el trabajo manual.
Uno se pregunta cómo puede ser que el trabajo intelectual no sea una especialidad; pero cuando se ve en la práctica que un hombre que trabaje intelectualmente puede hacer mucho, siempre hace menos que diez hombres, un técnico hace menos que diez técnicos, y diez técnicos hacen menos que 1 000 técnicos; 1 000 inteligencias desarrolladas siempre harán menos que un millón de inteligencias desarrolladas.  Eso lo vemos cuando llegamos a un lugar donde no hay técnicos. Allí hay uno.
(INTERRUPCION EN LA GRABACION)
 FIDEL CASTRO RUZ

Fuente: http://www.cuba.cu/gobierno/discursos

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