enero 18, 2014

Los Jefes de la Comisión Militar al pueblo de Buenos Aires el 25 de Setiembre de 1811

EPOCA PRIMERA
La Revolución de Mayo y la Independencia
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Los Jefes de la Comisión Militar al pueblo de Buenos Aires el 25 de Setiembre de 1811

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Gloriosos compatriotas: en el aire nuevo de vuestros semblantes conocemos a los héroes del 12 de Agosto, y 5 de Julio. Conocemos aquellos guerreros que dieron a la patria tan memorables días. Vuestra unida intrepidez arrancó entonces de los labios mismos del general enemigo, que cada uno de vosotros era un soldado, que cada soldado era un general, y cada general un héroe. Si el peso de la esclavitud, aliviado un poco en aquel año, ensanchó tanto la esfera de vuestras virtudes, ¿qué no liareis en el día, que veis alistada vuestra patria en el catálogo de las naciones? ¿A qué sacrificios os negareis, cuando se trata de cortar la mano sacrílega que intenta borrar su nombre, escrito allí con la sangre de tantos hermanos?
¡Compatriotas! Para conocer la grandeza de vuestro destino, y la necesidad de alientos grandes, echad la vista a vuestra posteridad. Si despedazáis con firmeza el yugo antisocial del egoísmo; si dejáis de ser hombres para ser ciudadanos, vosotros sois los destinados por el Omnipotente para labrar la suerte, y dignidad de vuestros dulces nietos. Pero si abandonáis la senda de la virtud y del valor, ellos, llorando en el seno del deshonor, y de una esclavitud más pesada, irán a vuestras tumbas, y llenarán de execración vuestras cenizas, porque les dejasteis en herencia males peores que cuantos habíais sufrido vosotros mismos.
Esta sola perspectiva basta para arrebatar al heroísmo, los espíritus más apáticos. ¿Qué será cuando tenemos la satisfacción de hablar a los habitantes de Buenos Aires? ¡Pueblo grande! Todos vosotros sois militares; todos lo habéis sido en las épocas que han dado ascendiente a vuestro nombre.
Estáis todos bien convencidos, que en los países libres el militar no es más que un ciudadano armado; y que, si ahora, dejando en uno parte interesante de vuestros hermanos la fatiga de la guarnición, y los ataques de afuera, os consagráis para la subsistencia de todos al comercio, a los talleres, y a la labranza., cuando la patria os lo pida, seréis también ciudadanos armados, y os veréis todos juntos en el campo de batalla. Ved, pues, en esta verdad el origen de los triunfos que adquiristeis. Que no se borre de vuestras almas, y desafiaremos a cuantos tiranos tengan atrevimiento para atacarnos.
Además, nosotros, que estamos prontos a exhalar entre vuestras filas los últimos suspiros, sabemos muy bien que la fuerza se aumenta con la ciencia de las combinaciones; y siendo cierto que todo no puede estar a nuestros alcances, invitamos a los sabios, a que nos comuniquen sus luces en materia tan importante. Las puertas de nuestras casas están abiertas a los patriotas virtuosos; y toda idea en que veamos impreso el precioso sello del espíritu público, será recibido con placer, y puesto en ejecución. ¡Generosos compañeros de armas!
Esta inmensa población tiene intacta la mayor parte de sus recursos. En el momento que se desplieguen, hará temblar a nuestros contrarios la masa unida de tantos talentos, tanta virtud y tanta fuerza. — DOMINGO MATHEU. — FRANCISCO ANTONIO ORTIZ DE OCAMPO. — TOMÁS DE ROCAMORA.

Fuente: Neptalí Carranza, Oratoria Argentina, T° I, pág. 74 y sgte., Sesé y Larrañaga, Editores – 1905. Ortografía modernizada.

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