DISCURSO DEL PRESIDENTE DE EGIPTO, POR CADENA NACIONAL DE TELEVISION ANTE LA MANIFESTACION DEL MILLON EN LA PLAZA TAHRIR
“Será la historia quien me juzgue”
Hosni Murabak
[1 de Febrero de 2011]
Me dirijo a todos Uds durante estos momentos críticos que están poniendo a prueba a Egipto y a su pueblo, y podrían arrastrarlo a lo desconocido. El país atraviesa épocas difíciles y las manifestaciones que inicialmente han constituido actos pacíficos de nobles jóvenes y ciudadanos que ejercen sus derechos y protestan, expresando sus intereses y aspiraciones, han sido explotados por quienes quieren el caos, la violencia y el conflicto, y acabar con la legitimidad constitucional.
Estas protestas, de un fenómeno noble y civilizado en la práctica de la libertad de expresión, se han transformado en enfrentamientos lamentables, promovidos y controlados por fuerzas políticas que quieren agravar y empeorar la situación. Ellos apuntan a la seguridad nacional y la estabilidad, a través de actos de provocación, robo, saqueos, incendios, bloqueos de carreteras y ataques de instalaciones vitales y propiedades públicas y privadas, así como contra misiones diplomáticas en Egipto.
Estamos pasando días muy difíciles y lo mas doloroso es el temor que se ha apoderado de la mayoría de los egipcios y la preocupación y angustia que han causado todos estos eventos de los últimos días con respecto a lo que el futuro pueda depararles a ellos, sus familias y su país, lo que imponen sobre todos nosotros, como pueblo y como gobernantes, escoger entre el caos y la estabilidad.
Eso pone enfrente de nosotros nuevas circunstancias y una realidad egipcia diferente que nuestro pueblo y nuestro ejército deberán enfrentar de la manera más prudente, a fin de proteger los intereses de Egipto y a sus hijos.
Hermanos, hermanas, ciudadanos.
He respondido de inmediato a las peticiones del pueblo con la formación de un nuevo gobierno, con nuevas prioridades e iniciativas que respondieran a las demanda de nuestros jóvenes. He instruido al vicepresidente en la tarea de mantener el diálogo con todas las fuerzas políticas y sectores sobre todos los temas planteados, relacionados con las reformas democráticas y políticas y cambios constitucionales y legislativos necesarios para hacer realidad esas demandas legítimas y restablecer la ley y el orden. Sin embargo, ciertas fuerzas políticas han ignorado estos intentos de establecer un diálogo. Y en este momento decisivo, ellos han rechazado nuestra oferta, aferrándose a sus agendas privadas, sin tener en cuenta la situación de Egipto.
En vista de este rechazo al diálogo -y que todavía esta en pie-, dirijo hoy mis palabras al pueblo de Egipto, musulmanes y cristianos, sus campesinos, trabajadores, gente joven, gente mayor, a todos los hombres y mujeres egipcios, tanto en el campo como en las ciudades del país, y en todo el país.
Nunca he buscado el poder, y la gente conoce las circunstancias difíciles en las cuales yo asumí la responsabilidad y lo que yo le ha dado a este país durante tiempos de guerra como de paz.
Soy un hombre del ejército, y no está en mi naturaleza traicionar la confianza o renunciar a mis responsabilidades y deberes.
En este momento mi primera responsabilidad es restaurar la seguridad y la estabilidad de nuestra tierra, para asegurar una transferencia pacífica del poder en condiciones que protejan a Egipto y a los egipcios, y que permitan la entrega de la responsabilidad a quien el pueblo elija en las próximas elecciones presidenciales.
Puedo decir con toda honestidad y con independencia de la situación actual, que yo no tenía la intención de volver postularme para un nuevo mandato presidencial. He pasado bastantes años de mi vida al servicio de Egipto y de su pueblo. Y ahora estoy absolutamente decidido a terminar mi trabajo para la nación de una manera que garantice la entrega del poder al siguiente gobierno, preservando la legitimidad y el respeto de la Constitución.
Voy a trabajar en los meses que quedan de mi mandato para tomar las medidas que aseguren la transferencia pacífica del poder a la persona que sea legítimamente elegida por el pueblo.
De acuerdo con mis facultades constitucionales, hago un llamamiento al Parlamento, para que debata las modificaciones a los artículos 76 y 77 de la Constitución, relativa a las condiciones para ser candidato a la presidencia de la república y la duración del mandato presidencial. Y para que el parlamento actual, en ambas Cámaras, pueda discutir estas enmiendas constitucionales y las modificaciones legislativas relacionadas con ellas, con las leyes complementarias que permitan la participación de todas las fuerzas políticas en estas discusiones, pido al Parlamento que se adhiera a los dictámenes y veredictos de los jueces sobre los casos mas recientes que han sido objeto de demandas legales.
Confío en que el nuevo gobierno actúe de manera que satisfaga las demandas del pueblo, así como sus esperanzas de un progreso político-social y económico, con un esfuerzo para crear mayores oportunidades de empleo, combatir la pobreza y lograr la justicia social
Dentro de este contexto quiero pedirle a la policía que cumpla con su deber de servir al pueblo, proteger a los ciudadanos con honor e integridad, y con pleno respeto de sus derechos, su libertad y dignidad.
También demando a las autoridades judiciales y de control para que adopten inmediatamente las medidas necesarias para perseguir e investigar a los que han actuado fuera de la ley y aquellos que han sido responsables de lo que ha sucedido, de los actos de robo, saqueos e incendios que han aterrorizado a los ciudadanos.
Este es mi compromiso con el pueblo para mis últimos meses de mandato.
Pido a Dios que me ayude a cumplir esta promesa para culminar mi dedicación a Egipto, y a su pueblo, de una manera que sea satisfactoria tanto a Dios, como a la nación y su pueblo.
Queridos ciudadanos, Egipto saldrá de estas circunstancias difíciles más fuerte de lo que era, con mayor confianza, unidad y estabilidad. Y nuestro pueblo emergerá más consciente de cómo lograr la reconciliación y con más empeño en no poner en peligro su futuro y nuestro destino.
Quien hoy les habla, Hosni Mubarak, está orgulloso de todos estos largos años que ha dedicado al servicio de Egipto y de su pueblo.
Este es mi patria, y la patria de todos los egipcios. Este es el país que siempre he defendido, el país por el que he luchado y cuya tierra, soberanía e intereses he defendido. Y moriré en esta tierra. Será la historia quien me juzgue; así como a otros.
La nación permanece. Los visitantes pasan, pero el Egipto antiguo es eterno, y su bandera y su custodia pasan de una generación a otra. Nos toca a nosotros garantizarlo con orgullo y dignidad.
Que Dios proteja a esta tierra y a su pueblo. Que la paz este con ustedes, así como las bendiciones de Dios.
HOSNI MURABAK
Estas protestas, de un fenómeno noble y civilizado en la práctica de la libertad de expresión, se han transformado en enfrentamientos lamentables, promovidos y controlados por fuerzas políticas que quieren agravar y empeorar la situación. Ellos apuntan a la seguridad nacional y la estabilidad, a través de actos de provocación, robo, saqueos, incendios, bloqueos de carreteras y ataques de instalaciones vitales y propiedades públicas y privadas, así como contra misiones diplomáticas en Egipto.
Estamos pasando días muy difíciles y lo mas doloroso es el temor que se ha apoderado de la mayoría de los egipcios y la preocupación y angustia que han causado todos estos eventos de los últimos días con respecto a lo que el futuro pueda depararles a ellos, sus familias y su país, lo que imponen sobre todos nosotros, como pueblo y como gobernantes, escoger entre el caos y la estabilidad.
Eso pone enfrente de nosotros nuevas circunstancias y una realidad egipcia diferente que nuestro pueblo y nuestro ejército deberán enfrentar de la manera más prudente, a fin de proteger los intereses de Egipto y a sus hijos.
Hermanos, hermanas, ciudadanos.
He respondido de inmediato a las peticiones del pueblo con la formación de un nuevo gobierno, con nuevas prioridades e iniciativas que respondieran a las demanda de nuestros jóvenes. He instruido al vicepresidente en la tarea de mantener el diálogo con todas las fuerzas políticas y sectores sobre todos los temas planteados, relacionados con las reformas democráticas y políticas y cambios constitucionales y legislativos necesarios para hacer realidad esas demandas legítimas y restablecer la ley y el orden. Sin embargo, ciertas fuerzas políticas han ignorado estos intentos de establecer un diálogo. Y en este momento decisivo, ellos han rechazado nuestra oferta, aferrándose a sus agendas privadas, sin tener en cuenta la situación de Egipto.
En vista de este rechazo al diálogo -y que todavía esta en pie-, dirijo hoy mis palabras al pueblo de Egipto, musulmanes y cristianos, sus campesinos, trabajadores, gente joven, gente mayor, a todos los hombres y mujeres egipcios, tanto en el campo como en las ciudades del país, y en todo el país.
Nunca he buscado el poder, y la gente conoce las circunstancias difíciles en las cuales yo asumí la responsabilidad y lo que yo le ha dado a este país durante tiempos de guerra como de paz.
Soy un hombre del ejército, y no está en mi naturaleza traicionar la confianza o renunciar a mis responsabilidades y deberes.
En este momento mi primera responsabilidad es restaurar la seguridad y la estabilidad de nuestra tierra, para asegurar una transferencia pacífica del poder en condiciones que protejan a Egipto y a los egipcios, y que permitan la entrega de la responsabilidad a quien el pueblo elija en las próximas elecciones presidenciales.
Puedo decir con toda honestidad y con independencia de la situación actual, que yo no tenía la intención de volver postularme para un nuevo mandato presidencial. He pasado bastantes años de mi vida al servicio de Egipto y de su pueblo. Y ahora estoy absolutamente decidido a terminar mi trabajo para la nación de una manera que garantice la entrega del poder al siguiente gobierno, preservando la legitimidad y el respeto de la Constitución.
Voy a trabajar en los meses que quedan de mi mandato para tomar las medidas que aseguren la transferencia pacífica del poder a la persona que sea legítimamente elegida por el pueblo.
De acuerdo con mis facultades constitucionales, hago un llamamiento al Parlamento, para que debata las modificaciones a los artículos 76 y 77 de la Constitución, relativa a las condiciones para ser candidato a la presidencia de la república y la duración del mandato presidencial. Y para que el parlamento actual, en ambas Cámaras, pueda discutir estas enmiendas constitucionales y las modificaciones legislativas relacionadas con ellas, con las leyes complementarias que permitan la participación de todas las fuerzas políticas en estas discusiones, pido al Parlamento que se adhiera a los dictámenes y veredictos de los jueces sobre los casos mas recientes que han sido objeto de demandas legales.
Confío en que el nuevo gobierno actúe de manera que satisfaga las demandas del pueblo, así como sus esperanzas de un progreso político-social y económico, con un esfuerzo para crear mayores oportunidades de empleo, combatir la pobreza y lograr la justicia social
Dentro de este contexto quiero pedirle a la policía que cumpla con su deber de servir al pueblo, proteger a los ciudadanos con honor e integridad, y con pleno respeto de sus derechos, su libertad y dignidad.
También demando a las autoridades judiciales y de control para que adopten inmediatamente las medidas necesarias para perseguir e investigar a los que han actuado fuera de la ley y aquellos que han sido responsables de lo que ha sucedido, de los actos de robo, saqueos e incendios que han aterrorizado a los ciudadanos.
Este es mi compromiso con el pueblo para mis últimos meses de mandato.
Pido a Dios que me ayude a cumplir esta promesa para culminar mi dedicación a Egipto, y a su pueblo, de una manera que sea satisfactoria tanto a Dios, como a la nación y su pueblo.
Queridos ciudadanos, Egipto saldrá de estas circunstancias difíciles más fuerte de lo que era, con mayor confianza, unidad y estabilidad. Y nuestro pueblo emergerá más consciente de cómo lograr la reconciliación y con más empeño en no poner en peligro su futuro y nuestro destino.
Quien hoy les habla, Hosni Mubarak, está orgulloso de todos estos largos años que ha dedicado al servicio de Egipto y de su pueblo.
Este es mi patria, y la patria de todos los egipcios. Este es el país que siempre he defendido, el país por el que he luchado y cuya tierra, soberanía e intereses he defendido. Y moriré en esta tierra. Será la historia quien me juzgue; así como a otros.
La nación permanece. Los visitantes pasan, pero el Egipto antiguo es eterno, y su bandera y su custodia pasan de una generación a otra. Nos toca a nosotros garantizarlo con orgullo y dignidad.
Que Dios proteja a esta tierra y a su pueblo. Que la paz este con ustedes, así como las bendiciones de Dios.
HOSNI MURABAK
Traducción libre: © www.constitucionweb.com
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