ALOCUCIÓN
INTRODUCTORIA EN LA MESA DE
TRABAJO MATINAL DE LA IV
CUMBRE UNIÓN EUROPEA-AMÉRICA LATINA Y CARIBE
Néstor Kirchner
[12 de Mayo de
2006]
Señoras, señores:
Si bien el formato de esta reunión impone
una forzosa brevedad, no puedo comenzar sin agradecer al señor Jefe de Gobierno
de la Republica
de Austria, Canciller Federal Dr. Wolfgang Schussel, por la invitación, la
cálida bienvenida y el excelente trato que, con mi delegación, estamos
recibiendo.
Hecho tal agradecimiento, quiero expresar mi
acuerdo con el lema de esta Cumbre. Nos parece de suma importancia adoptar como
objetivo y trabajar para obtener el “Fortalecimiento de la asociación
estratégica bi-regional”.
Creo que debemos darle otros contenidos a esta relación para que pase, de una relación táctica de corto plazo, a una sincera cooperación bi-regional no discursiva, de hechos y resultados que apunten a la solución de problemas con visión estratégica, de largo plazo.
Creo que debemos darle otros contenidos a esta relación para que pase, de una relación táctica de corto plazo, a una sincera cooperación bi-regional no discursiva, de hechos y resultados que apunten a la solución de problemas con visión estratégica, de largo plazo.
El verdadero problema, entonces, es el de
discutir, fuera de protocolos, sin hipocresía, el carácter mismo que esta
asociación debe tener para contribuir a favorecer a todas las partes y ayudar a
solucionar los problemas de los pueblos que representamos.
Creo que los puntos que integran el temario,
pueden resultar una buena base para aunar criterios sobre como contribuir a esa
alianza estratégica.
Adelanto mi opinión en el sentido de que
debemos priorizar de todos los puntos, en el referido al frontal combate contra
la pobreza, la defensa irrestricta de la democracia y de los derechos humanos,
junto con la preservación del medio ambiente.
Como ámbitos concretos de cooperación, son
temas que deben abarcar esta y cualquier asociación estratégica.
América Latina y Europa comparten los
ideales básicos que fundamentan la democracia y el respeto a los derechos
humanos.
Nuestras historias políticas, cada una con
sus claros y con sus oscuros, se empeñan en demostrar la importancia del
respeto a los derechos humanos más esenciales, en un marco que permita el
respeto a los derechos políticos que la democracia consagra.
En el caso de la República Argentina ,
estamos orgullosos de habernos puestos de pie para consolidar la democracia y
ejercer la justicia que no consiente impunidad para los crímenes de lesa
humanidad.
América Latina, con su profunda desigualdad,
pone en evidencia que la democracia tiene todavía que andar un largo camino de
crecimiento económico sustentable con empleo e inclusión social para poder
asegurar en plenitud los derechos humanos, sobre todo en lo que a su capítulo
de derechos económicos respecta.
Es mucho lo que las democracias europeas
pueden aportar concretamente para acortar y aliviar ese camino, en la medida
que instalen en su agencia de cooperación su apoyo y asociación a una nueva
estrategia de desarrollo sustentable con inclusión social.
Esa nueva estrategia de desarrollo tiene que
apuntar a obtener fuentes de recursos genuinos para nuestros ciudadanos que se
deriven de su esfuerzo de su esfuerzo y trabajo diario.
Necesitamos crear, producir, aprovechar y
exportar productos nacionales, bienes o servicios, innovaciones científico
técnicas o desarrollos culturales.
Se trata de desarrollar proyectos conjuntos
que apunten a la formación de asociación de empresas, promoción de cadenas de
valor, sistemas de padrinazgo de pequeñas y medianas empresas, mecanismos de
trabajo común, proyectos de inversiones productivas que incorporen tecnología a
nuestra producción de bienes y servicios.
A partir de allí se podrá forjar una fuerte
agenda política de férreo respeto a los principales de la democracia y la
defensa irrestricta de los derechos humanos, para actuar en defensa de la paz y
la seguridad en el mundo desde el multilateralismo al que adherimos.
Los nuevos fenómenos que confrontan la vida
contemporánea en sociedad no se resolverán con el uso ilimitado de la fuerza y
de manera unilateral. Requieren soluciones solidarias, ingeniosas, arregladas
al Derecho Internacional y, por su propia naturaleza cada vez más planetaria,
adoptadas con consenso y respaldo multilateral.
La consolidación de la paz y la lucha contra
el terrorismo, las drogas y el crimen organizado tienen que encararse con la
fuerza moral que sólo dará el someterse a la legalidad internacional, pues los
delitos de carácter global no pueden servir de pretexto para violaciones
globales de los derechos humanos.
En cuanto a la protección del medio
ambiente, la solución global se impone, pues el mundo es uno solo y lo que se
hace en una región se le hace al mundo todo y al hombre y la mujer concretos
que componen la humanidad.
No vale aquí doble estándar alguno. Se debe
cuidar el medio ambiente en los países desarrollados y en los países que
todavía no han logrado su desarrollo, en los países ricos y en los países
pobres, en los países del Norte y en los del Sur, en los países centrales y en
los periféricos.
Al desarrollar sus industrias los países más
industrializados han usufructuado un verdadero subsidio ambiental del resto de
países, que conforman hoy con su atraso relativo una verdadera reserva
ecológica mundial.
Es absolutamente claro que los habitantes de
América Latina resultamos acreedores ambientales del mundo industrializado.
Es necesario reparar y para ello debemos
mundializar un criterio que está en la base de los programas ambientales de la Unión Europea , donde
el que contamina debe pagar.
Este pago puede significar las inversiones
necesarias para cumplir normas más rigurosas mitigar el daño o devolver,
reciclar o eliminar los productos contaminantes después de su uso.
Debe aplicarse mundialmente el principio de
cautela que ustedes aplican y que implica que cuando las amenazas son más
potenciales que probadas, deben proponerse medidas protectoras si el riesgo
parece real, aún a falta de una certeza científica absoluta.
Lo que de ninguna manera podemos admitir es
que países que han logrado mayor desarrollo, que muchas veces lo han hecho a
costa de la degradación del medio ambiente y produciendo una fuerte afectación
mundial evidenciada en el cambio climático, quieran trasladarnos la parte más
contaminante de sus procesos industriales.
Sabemos que instituciones internacionales y
fundamentalmente, algunos de esos mismos países, desde hace años postulan
alentar a las industrias contaminantes para que se muden a los países pobres
del planeta, en razón de los menores costos.
La degradación del inmenso capital ambiental
que nos ha dejado nuestro atraso relativo, no puede ser el precio que paguemos
por la inversión para la creación de los puestos de trabajo que nuestras
sociedades necesitan.
El mundo es uno sólo, de modo que no resulta
razonable transferir empresas contaminantes al mundo en desarrollo, menos
cuando son de un tamaño tal que no encontrarán en nuestros ambientes menos
contaminados los sumideros adecuados para neutralizar los efectos degradantes
de nuestros recursos hídricos, nuestros suelos y nuestra atmósfera.
Así como los países de la Unión Europea han
elaborado sus códigos para reducir la emisión de gases contaminantes,
especialmente los que provocan la lluvia ácida, para proteger la calidad de sus
aguas, para prevenir el impacto ambiental transfronterizo, para consultar la
opinión pública de las comunidades que podrán ser afectadas, tenemos en América
Latina derecho a que esas normas se respeten.
NESTOR KIRCHNER
No hay comentarios:
Publicar un comentario