enero 19, 2014

El Ayuntamiento de Buenos Aires al pueblo, el 10 de Diciembre de 1816

EPOCA SEGUNDA
La Anarquía
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El Ayuntamiento de Buenos Aires al pueblo, el 10 de Diciembre de 1816

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¡Ciudadanos! Nunca más que en la época presente sería reparable, retraerse de los encargos y preocupaciones que preceptúa, y confía el Supremo Jefe de la Nación, jamás tan peligroso promover la inquietud, recordando cuestiones pendientes ante el Soberano Congreso Nacional: en ninguna ocasión más temible un día, un momento de luto y amargura para la pública tranquilidad, concitando los ánimo contra las autoridades populares por un uso de la prensa extraño de la oportunidad.
Cuando todo debe sofocarse y ceder a la unidad; cuando hasta con la fama se ha jurado sostener la libertad e independencia de las Provincias Unidas de Sud América; cuando el silencio es el testimonio de fidelidad, se engaña, ú os engaña el que en la actual situación no sacrifica su amor- propio a la común defensa, a la pronta obediencia, a la unión o la concordia: se equivoca el que escriba que en meses pasados, no fue tanta la inminencia de los riegos cuanta es la que hoy se advierte. Todos sois testigos de cómo se multiplican rápidamente las atenciones del Gobierno Supremo a la par que crecen los males. Lo fuisteis igualmente de los peligros que amagaron en otro a la augusta representación de los pueblos de la unión en Congreso, y al Supremo Poder Ejecutivo que hoy rige la Nación y felizmente desaparecieron, porque el ayuntamiento tuvo la firmeza, consecuencia y religiosidad que faltó en algunos.
Sin embargo, ciudadanos, en este conflicto, en estas circunstancias, un papel público, se ha atrevido a conmover los ánimos, imputando al ayuntamiento ultrajes, violencias, atentados, y libelos injuriosos contra la autoridad suprema de la Nación, hasta provocarle a que por la imprenta puntualice las infidencias y delitos que motivaron el bando de once de Julio último: ¡qué bella ocasión para tales manifiestos! ¡Qué oportunidad inmejorable, y tan conveniente para olvidar lo más interesante y divertirse con cuestiones y competencias! ¡Qué especiosa causa para excusarse de los encargos que confía el supremo poder del Estado!
Lejos del ayuntamiento una delicadeza semejante, cuando la patria reclama con imperio el servicio de todos y cada uno de los ciudadanos, necesita la unión y ha publicado el renacimiento de la concordia. Ante el soberano Congreso Nacional se hallan elevados los documentos de aquella cuestión para su decisión, que esperan conformes los capitulares, contrayéndose mientras llega únicamente a lo que importa a la causa común.
Ciudadanos! Nunca más que ahora se convenza y acredite el poder de la unión, reduciendo a pavesas a los enemigos de la libertad; y si alguno hubiese tan frío, que no se electrice por su dignidad, que vuelva los ojos, mire las tristes escenas, miserias y ruinas de los que por desgracia, por venganza, por egoísmo, por rivalidades sufren los insultos de un vencedor al vencido, observe las amargas lágrimas que hace arrancar el desprecio de la reunión, y reflexione sobre la satisfacción que pide la -humanidad y desea el buen patriota contra la ambición de los usurpadores, cuyo idioma es el engaño, y la conveniencia su ley.
Sí, Ciudadanos: es llegado ya el tiempo de que vuestro valor, y vuestros sacrificios afiancen su independencia: admirad al mundo con vuestra asistencia a las fatigas de la disciplina militar: la continuación es indispensable, para que la destreza diga con vuestro coraje, e impongáis al enemigo ya como soldado, ya como competidor, ya como ciudadano-Tened plena confianza en el Jefe Supremo que os dirige, conservaos fieles al Congreso Nacional, corresponded constantes a vuestros juramentos, y en tanto que el estrago del cañón os llama a recibir los eternos timbres de la gloria, de la virtud y del valor, vivid cual una sola y quieta familia, aplaudid la unión con la provincia oriental de Montevideo, que tantos plácemes os ha arrancado recíprocamente afirmada de un modo eterno; y tened esta ocasión por la última en que os hablan los individuos que por el presente año, que espira, han tenido el honor distinguido de representaron en la Municipalidad, y aguardan el instante de su confusión para participar entre las filas con vosotros de las fatigas y de las glorias.
Sala Capitular de Buenos Aires, 10 de Diciembre de 1816. — FRANCISCO ANTONIO DE ESCALADA — FRANCISCO JAVIER RODRIGUEZ DE VEDIA — PEDRO ISIDRO PELLIZA — MANUEL DE LIZICA ESTEVAN ROMERO — ULPIANO BARREDA — ZENÓN VIDELA — MARIANO JOAQUÍN DE MAZA — JOSÉ GABINO ANCHORIZ — DR. FÉLIX IGNACIO FRIAS, Secretario de Cabildo.

Fuente: Neptalí Carranza, Oratoria Argentina, T° I, pág. 148 y sigtes., Sesé y Larrañaga, Editores – 1905. Ortografía modernizada

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